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REPORTAJE / INNOVACIÓN / 1 DE DICIEMBRE, 2016


PREFABRICACIÓN EN BASE A MADERA: UNA ALTERNATIVA QUE TOMA FUERZA EN
LA CONSTRUCCIÓN

Si bien su desarrollo es más bien incipiente, los expertos advierten


que una vez incursionado en este ámbito, es difícil que las empresas
quieran volver a los sistemas antiguos de montaje en terreno.

En Chile no existen edificios de vivienda social en altura con


estructuras de madera. Esto, al menos era cierto hasta hace unos
meses, pues ya está en marcha la construcción del primer edificio en
madera del país.

El proyecto “Oasis de Chañaral” contempla la construcción de 260


viviendas sociales de entre dos y tres pisos, teniendo a la madera
como material principal. Y pese a que los planos de diseño
originales estaban aprobados para la edificación en terreno, debido
a las características del lugar se optó por transformar dichos
planos en un sistema de panelización, factible de prefabricar.

Tecno Truss, una de las empresas responsables de este proceso ─a


cargo de más del 70% del total de las viviendas─ recibió el desafío
de prefabricar para una zona sumamente agresiva con la madera.
“Chañaral es una zona costera, en donde el sol y la humedad general
son factores muy difíciles de controlar. Y los paneles prefabricados
vienen de un ambiente más estable, con una situación climática mucho
más favorable. Ello hace necesario un especial cuidado en la
coordinación con la obra y con los sistemas y tiempos de acopio en
terreno”, explica Camilo Sánchez, gerente de ingeniería de dicha
empresa.

Como esta, hay varias otras que operan en Chile en el ámbito de la


prefabricación y una de las características que comparten es que no
realizan faenas de obra, sino que reciben los planos de estructuras
para realizar los módulos de panelización en una planta y luego los
envían listos para el montaje.

En el caso del proyecto de Chañaral, las vigas completas, los pisos,


los muros, todo estaba pensado para ser armados en el sitio, uno a
uno. El desafío, por tanto, fue transformar toda esa ingeniería en
un plano de montaje de piezas y partes.

Una de las ventajas que tiene este sistema es que el material que
llega a la obra no lo hace suelto ni genera escombros. Se ahorra en
mano de obra y en los traslados internos. Además está la rapidez:
“Se levanta la obra gruesa en un tiempo significativamente menor al
de cualquier otra alternativa”, asegura Nicolás Pérez, gerente
general de la empresa Compatible, responsable de la prefabricación
de 72 viviendas en edificios de tres pisos del proyecto de Chañaral.

Sánchez complementa: “Si una obra normal dura ocho meses, un sistema
de prefabricación podría tardar entre cuatro y cinco, lo que se
traduce en mayor rentabilidad por los ahorros en gastos generales y
costos financieros en las etapas de mayor inversión”.

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Brechas y desafíos

La industria de la prefabricación en Chile ─sobre todo en madera─es


incipiente, aseguran los expertos, pese a que lleva al menos dos
décadas en nuestro país. ¿La razón? “Es un tema de base”, asegura
Sánchez. “De partida no hay ingeniería estructural como en otros
países. De hecho, son contados con los dedos de las manos los
ingenieros que tienen real capacidad para hacer diseños de
prefabricado. Hay ingeniería en madera, pero no en el ámbito de los
prefabricados”, agrega.

Nicolás Pérez, en tanto, precisa que no se trata de una industria


incipiente sino más bien pequeña, con un alto potencial de
crecimiento. Y un aspecto clave para impulsar su desarrollo, agrega,
tendría que ver con los canales de venta y distribución: “El tema es
cómo los constructores y prefabricadores acceden a una madera de
calidad que esté por sobre la que es entregada en el retail o en las
barracas”.

Es necesario también que el recurso sea precalificado por los


proveedores, ya sea de forma visual o mecánica, “de manera de poder
usarlo directamente sin tener que reclasificarlo”, apunta Sánchez.
Esto, partiendo de la base de que Chile tiene una capacidad forestal
instalada que puede hacerse cargo de un aumento en el consumo
interno por madera.

Por otro lado, es necesario que exista una “cultura de la madera”


que le abra camino a los prefabricados y a la innovación en las
obras de construcción. Chañaral representa un punto de inflexión en
ese sentido. Para Pérez, implica trabajar con maderas de mejor
calidad “y eso genera un plus inmediato para la industria”, afirma,
sobre todo considerando que en Chañaral estaban acostumbrados a usar
bloques de cemento u hormigón.

Apostar por la madera en esa zona, entonces, implicó “romper varias


barreras ideológicas locales y demostrar que es un muy buen
producto, pues estamos hablando de viviendas sociales de alto
estándar en términos estructurales”, complementa Sánchez. Y agrega:
“No me cabe la menor duda de que, una vez montado el sistema en
Chañaral, va a generar un confort interno para las familias
inmejorable, insuperable para cualquier vivienda que hoy existe en
la zona. Va a ser un golpe importante en términos de cambiar la
visión del uso de la madera en Chile”.

Y en la medida en que las empresas constructoras y los desarrollos


inmobiliarios incorporen en sus esquemas las ventajas que supone la
construcción con prefabricados de madera, aseguran los expertos,
esta alternativa tendría que ir creciendo. Más aún: “Una vez que
prueban estos sistemas en sus distintos niveles de industrialización
y etapas del proceso constructivo, ya no vuelven a atrás. El que
colocó estructuras de cubierta prefabricadas, ya no vuelve a hacer
cerchas en terreno” explica Sánchez.

Más allá de eso, junto con realizar las adecuaciones necesarias a la


norma, no debieran haber brechas u obstrucciones que salvar para
disponer de viviendas de calidad con prefabricación en base a
madera.

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