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1. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA: ARCHILA Mauricio. Aquí Nadie es forastero.

Testimonios
sobre la formación de una cultura radical: Barrancabermeja 1920-1950. En: Controversia
No.133-134, Bogotá: Ediciones CINEP, 1986, 199 pág.
2. BIOGRAFIA DEL AUTOR:
Mauricio Archila Neira es licenciado en historia y magister en economía de la Pontificia
Universidad Javeriana, y doctor en historia de la Universidad del Estado de Nueva York
(SUNY). Ha trabajado como profesor titular en el departamento de historia de la
Universidad Nacional de Colombia y como investigador del Centro de Investigación y
Educación Popular (CINEP). La línea central de sus investigaciones abarca la historia de los
movimientos de acción social colectiva en Colombia durante el siglo XX.
Dentro de sus trabajos mas importantes se destaca la obra “Idas y venidas, vueltas y
revueltas. Protestas sociales en Colombia, 1958-1990”, con la cual obtuvo el premio
nacional en Ciencias Sociales y Humanas de la Fundación Alejandro Ángel Escobar. Otros de
sus trabajos son: "Bananeras huelga y masacre, 80 años", "Hasta cuando soñemos:
extractivismo e interculturalidad en el sur de la guajira", en coautoría: "Cuando la copa se
rebosa. Luchas sociales en Colombia, 1975-2015", "Violencia contra el sindicalismo, 1984-
2010", "Una historia inconclusa: izquierdas políticas y sociales en Colombia", entre otras.

3. CONTEXTO EN QUE SE ENMARCA LA OBRA:


Este texto, publicado en 1986 en la revista Controversia, es el resultado de una investigación
financiada por el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) y desarrollada en la
ciudad de Barrancabermeja. En primer lugar, se debe mencionar que la importancia de
situar el trabajo en este espacio se centró, siguiendo al autor, en las dinámicas derivadas de
la consolidación de la industria del petróleo y la forma como estas han marcado los procesos
de configuración y desarrollo de la ciudad.
Dentro de las características específicas que definen la ciudad y que determinaron su
selección como el espacio de investigación se encuentran: un proceso temprano de
formación de la clase obrera, la cultura combativa desarrollada por los trabajadores del
petróleo, la conformación de una economía de enclave, la mezcla cultura producto de las
migraciones y el aislamiento de la región1.
En segundo lugar, la temporalidad estudiada (1920- 1950) corresponde con la conformación
de una cultura especifica que el autor ha denominado “cultura radical”, la cual se derivó de
las dinámicas y conflictos generados en torno a la clase obrera. Teniendo presente que para
este marco de tiempo en la ciudad se presentaba una preponderancia de la clase obrera en
términos cuantitativos en relación con el resto de los grupos poblacionales.

1
ARCHILA Mauricio. Aquí Nadie es forastero. Testimonios sobre la formación de una cultura radical:
Barrancabermeja 1920-1950. En: Controversia No.133-134, Bogotá: Ediciones CINEP, 1986, pág. 32.
4. ESTRUCTURA DE LA OBRA (RESUMEN):
La obra está compuesta por cinco capítulos: en el primer capítulo se realiza una
retrospectiva histórica de la consolidación de la industrial del petróleo y la configuración
del municipio que se da de forma paralela, en el segundo y tercer capítulo respectivamente
se presenta la vida cotidiana de la ciudad y el proceso de “gestación de la cultural radical
barranqueña”. Seguidamente, se aborda la coyuntura del 9 de abril de 1949 y la forma como
se vivió en la ciudad con la denominada “comuna de barranca” y finalmente, se muestra
cual fue el impacto y las transformaciones que produjo esta coyuntura sobre la ciudad
dentro del marco de la Violencia.
En el primer capítulo denominado “La Tropical Oil Co. llega a Barranca” el autor expone las
transformaciones que se produjeron sobre la esfera económica, social y cultural de la
ciudad tras el establecimiento de la empresa extranjera. En primer lugar, define el espacio
y sus dinámicas antes del auge petrolero mencionando que para la segunda mitad del siglo
XIX era tan solo un pequeño caserío que cobro relevancia tras los intentos de abrir una vía
de comunicación entre el rio y las ciudades santandereanas, así como por la explotación de
recursos como la tagua y el caucho.
Posteriormente, con el traspaso de la Concesión de Mares a la Tropical Oil Co. (1919) y el
inicio de la actividad de explotación y refinación (1922) el espacio sufrió fuertes
transformaciones como consecuencia de las dinámicas que se derivaron de su nuevo
carácter de campamento industrial. En este sentido, se pueden resaltar cuatro aspectos
centrales mencionados por el autor: en primer lugar, el flujo migratorio impulsado por la
nueva oferta laboral de pobladores de regiones como Antioquia y la Costa, los cuales en su
mayoría provenían de las zonas rurales.
En segundo lugar, la implementación de esquemas laborales y sociales por parte de la
empresa norteamericana que impactaron el desarrollo de la vida social y cultural de la
población. La Tropical Oil Co. no solo determino el desarrollo espacial de la ciudad al
establecer campamentos obreros sino también su desarrollo social al marcar una división
entre los espacios de los nacionales y los foráneos que se reflejó en la diferenciación de las
condiciones de vida de cada grupo.
Por otro lado, las dinámicas laborales de la industria del petróleo transformaron la
cotidianidad de la población: el establecimiento de horarios, el sistema salarial, la vigilancia,
el sistema de alimentación, las condiciones de vida dentro de los campamentos, etc.
hicieron parte de un modelo distinto al modelo de vida rural que predominaba en el país.
En tercer lugar, la generación de conflictos relacionados con las condiciones de vida de los
trabajadores que conllevaron a los primeros procesos de organización y las huelgas de 1924,
1927, 1935 y 1938, así como a la legalización en 1934 de la Unión Sindical Obrera. En
relación con esto, se resaltan problemáticas como el hacinamiento, la deficiencia de los
servicios básicos, la insalubridad, los bajos salarios, la vigilancia de la empresa en todos los
aspectos de la vida del obrero, etc.
Finalmente, el proceso de “resistencia a la proletarización” que Archila vincula con el fuerte
componente rural de la población y la contraposición de una mentalidad proveniente del
mundo rural con las dinámicas de la industria petrolera. Un ejemplo de este proceso es la
negativa de algunos obreros a dejar la actividad agrícola, lo que se veía reflejado en la
necesidad de conseguir lotes para el cultivo ya fuese con la intención de vender las mejoras
o de obtener el titulo de propiedad.
En el segundo capítulo “La vida cotidiana en un gran campamento minero” el autor
profundiza en aspectos como la familia, la religión, la juventud, la mujer, el tiempo libre y
la discriminación racial. En relación con la familia y la religión menciona de qué forma al
inicio del periodo estudiado no fueron dos instituciones que tuvieran una fuerza
significativa en cuanto la confluencia de trabajadores estaba compuesta casi en su totalidad
por hombres solteros que no tenían planes de asentarse definitivamente en la ciudad, por
lo que no se generó un contexto propicio para su implementación.
En este sentido el núcleo familiar era débil y de acuerdo con Archila solo se fortalecería tras
el nacimiento de una elite barranqueña que de la mano de la iglesia impulso la consolidación
de la institución familiar (factor que fue paralelo a la transformación del espacio de
campamento a ciudad).
La cotidianidad de los niños y adolescentes estuvo ligada a los espacios brindados por la
empresa norteamericana como lo fue el Centro Juvenil. Este espacio estaba limitado a los
familiares de los trabajadores de la Tropical y allí se realizaban actividades de tipo cultural
y deportivo.
En cuanto a la mujer, resalta su poco peso demográfico en el periodo estudiado teniendo
en cuenta que casi la totalidad de los trabajadores eran hombres y que la empresa empleo
trabajadoras muy tardíamente. De esta forma, su papel central estuvo ligado al hogar, a
labores económica vinculadas a servicios presados a los obreros como el de la alimentación
o el lavado y a la prostitución.
Con respecto al tiempo libre cobraron importancia las tabernas y los bares como espacios
de encuentro de los trabajadores, así mismo se produjo un estigma sobre la ciudad
relacionado con la prostitución y las actividades consideradas como inmorales que genero
una “una mala imagen” de la población en otras regiones.
En el tercer capítulo “La gestación de una cultura popular radical” Archila plantea que como
consecuencia de las dinámicas particulares derivadas de la industria del petróleo y su
impacto en la ciudad se consolidaron un conjunto de expresiones (valores, tradiciones y
practicas) dirigidas a cuestionar los elementos centrales del sistema de dominación
imperante en este periodo, y que conceptualiza como “cultura popular radical”.
De acuerdo con el autor, los elementos que representan y definen este sistema de
dominación son: “la explotación imperialista reflejada en la economía de enclave
implantada por la Tropical Oil Co., la explotación de la plusvalía a través de un esquema de
bajos salarios y jornadas extenuantes, el excesivo centralismo estatal que se expresaba en
el descuido de regiones como el Magdalena Medio que aportaban importante recursos, la
desintegración nacional y el exagerado centralismo y fanatismo político ligado a los partidos
tradicionales”2.
En este sentido esa “cultura popular radical” se configuro en oposición a dichos elementos
y fue producto de las circunstancias especificas que se desarrollaron en la ciudad, por lo que
dentro de sus características principales se encuentra un sentimiento nacionalista que
cobro fuerza como consecuencia de las divisiones impuestas por la empresa
norteamericana entre la población local y la foránea, así como el ideal de lograr la reversión
de la Concesión de Mares al considerar el petrolero como un recurso de la nación.
De igual forma, un sentimiento anti- centralista atenuado por el aislamiento regional y la
poca inversión institucional en una de las zonas que mayores ingresos generaba al país.
Finalmente, el autor menciona la consolidación de una visión cosmopolita producto de la
mezcla cultural que se genero por el flujo migratorio de personas provenientes de
diferentes regiones quienes al no poseer un arraigo con el espacio construyeron una
solidaridad basada tanto en la identidad y unidad obrera como en la relación con el resto
de la población. Esta diversidad que configuro la vida de la ciudad derivo además en un tipo
de tolerancia política que se reflejó, por ejemplo, en la composición de la Unión Sindical
Obrera en donde se encontraban trabajadores de diferentes filiaciones políticas.
Por otro lado, esta cultura radical no abarcaba lo exclusivamente obrero, si bien el
componente obrero era mayoritario durante este periodo, por lo que el autor habla de un
direccionamiento por parte de los obreros de la cultura barranqueña. Además, menciona
un proceso de circularidad cultural dentro de un contexto en donde no se había consolidado
aun una elite en la ciudad, lo que permitió que se forjara una relación entre los intelectuales
y la clase obrera.
En el cuarto y quinto capítulo denominados “La comuna en Barrancabermeja” y “Post-
Criptum (Barrancabermeja en los años cincuenta)” respectivamente, Archila aborda el
proceso que se dio tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán y las repercusiones que este
trajo sobre las dinámicas de la ciudad. En primer lugar, resalta la importancia del gaitanismo
en la ciudad, especialmente en los grupos obreros, tras la “decepción” que produjo la
Revolución en Marcha y el lopismo.
A continuación, el autor presenta (a través de los testimonios) los sucesos ocurridos en la
ciudad dentro de los cuales se destaca la organización de una junta revolucionaria y la
designación de Rafael Rangel como alcalde popular (dentro de lo que se ha conocido como
los 15 días de poder popular). Estos hechos fueron la máxima expresión de esa “cultura
popular radical”, en palabras de Archila:
“Barrancabermeja era un pueblo cuya cultura radical había permitido la aceptación del
mensaje gaitanisa. Los obreros y demás sectores sociales habían llevado las ideas de Gaitán
a su expresión más radical, al menos en el contexto colombiano: la insurrección”3.

2
Ibid., pág. 110- 111.
3
Ibid., pág. 182.
Finalmente expone las transformaciones producidas durante la década de los cincuenta
cuando Barrancabermeja se constituyó como ciudad industrial y esa cultura radical liderada
por los grupos obreros, si bien no desaparece, deja de tener la fuerza de los años anteriores.
Como lo explica el autor uno de los factores que determinaron estas transformaciones fue
la consolidación de una elite a mediados de la década de los cuarenta que deseaba
posicionarse como la directora del progreso de la ciudad. En este sentido, impulso el
fortalecimiento de instituciones como la familia y la Iglesia, así mismo, inicio un proceso de
diferenciación de clases expresado en la creación de espacios exclusivos como el Club
Rotatorio, el Club Cardales, el Club de Caza y Pesca y la consolidación de asociaciones
gremiales como las Cámaras de Comercio.
Como consecuencia, el elemento obrero comienzo a ser visto desde otra perspectiva y se
rompió con la circularidad cultural que fue reemplazada por una marcada diferenciación de
clase.
Sumado a esto tras los sucesos posteriores al 9 de abril se dio un proceso de
“conservatización” y de violencia política que se vio favorecido por la coyuntura de la
reversión de la concesión de Mares. Con la nacionalización del petrolero se consolido un
tipo de burocracia criolla que sirvió de espacio para la “violencia económica” contra obreros
“comunistas” y “liberales”. Por otro lado, la Unión Sindical Obrera desaparece en 1951 y el
sindicalismo es monopolizado por la Unión de Trabajadores de Colombia ligada a la Acción
Católica.
Esto conllevo a que esa visión de tolerancia política desapareciera mientras el crecimiento
de la ciudad y la migración a consecuencia de esta violencia transformaron los componentes
poblacionales de forma que en este nuevo contexto los grupos obreros dejaron de ser la
clase mayoritaria.

5. FUENTES:
La fuente principal utilizada por el autor es la fuente oral, de forma que realizo 21
entrevistas a personas de diferentes grupos sociales: 3 mujeres, 9 antiguos trabajadores
petroleros, 2 emboladores, 1 bracero, 3 comerciantes, 1 maestro y 2 profesionales.
De igual forma, utilizo otras fuentes como las escritas por Gonzalo Buenahora, dentro de
las que se encuentra el folleto “Huelga en Barranca” (1939), y los libros “La Comuna en
Barranca” (1972) y “Sangre y petrolero” (1970), así mismo el libro “Memorias de
Barrancabermeja” (1947) de Martiniano Valbuena.
6. METODOLOGIA:
Este trabajo se enmarca en los lineamientos de la Historia desde abajo y el objetivo del
autor es rescatar la memoria de “las clases subordinadas” definiéndolas desde su papel
activo frente a las formas impuestas por los grupos hegemónicos.
La aplicación de este objetivo en el contexto estudiado lo lleva a plantear el concepto de
“cultura popular”, haciendo referencia a aquellas formas de resistencia4 y oposición, así
como a la constante lucha por la hegemonía de aquellos grupos sociales mayoritarios (el
conjunto de la clase subordinada). De esta forma, no se habla de una “cultura obrera” pero
si de un direccionamiento de la cultura por parte de la clase obrera, teniendo en cuenta el
peso de este grupo dentro de la población de Barrancabermeja para la época estudiada.
Si bien, se trata de un escenario donde la oposición y la lucha están presentes no se debe
definir como un todo homogéneo ni hablar de espacios claramente delimitados entre los
ordenes de sentidos de los diferentes grupos sociales, por el contrario, el autor agrega la
noción de “circularidad cultural” la cual permite entender una dinámica de intercambio
entre formas culturales que no son del todo homogéneas y están en constante cambio.
En correspondencia con lo anterior, la metodología utilizada en la investigación parte de la
historia oral y se dirige a la recuperación de la memoria colectiva5 como un aporte a la
historia desde la perspectiva de otros grupos sociales y otras dinámicas alternas a las
dominantes. En este sentido, el autor se enfoca en el “transcurrir cotidiano” como
expresión de esos ordenes de sentido que configuran las acciones de los grupos, para el
caso estudiado es en lo cotidiano donde descubre los elementos que conforman una cultura
específica: en las condiciones de vida, en los espacios de encuentro, en la diversidad de
costumbres, en la imposición de esquemas que rigen la vida diaria, etc.

4
El autor define este concepto como “todas aquellas expresiones de oposición conscientes o inconscientes
de las clases subordinadas a las distintas formas de dominación”, pág. 9.
5
A lo largo del texto el autor nos presenta los testimonios como el eje central del trabajo, dejando que sean
estas narrativas las que den cuenta de los sucesos estudiados.

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