Está en la página 1de 4

Tribunal: Trib. Sup. Just. Córdoba, sala Lab.

Fecha: 11/08/2005
Partes: Re, Miguel A. v. Tagle M. -h.- y otro

CONTRATO DE TRABAJO - Extinción - Justa causa - Pérdida de confianza - Manejo


de fondos - Valoración de la conducta asumida en el hecho invocado como "justa causa"
- Efectos

Nro. Sentencia: 45/2005

ONLFULONLLAB

Córdoba, agosto 11 de 2005.

1ª.- ¿Es procedente el recurso de la demandada?

2ª.- ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

1ª cuestión.- El Dr. Rubio dijo:

1. El presentante estima vulneradas las reglas de la sana crítica racional en la valoración


del testimonio del Sr. Acha, cuyos dichos -entiende- aportaron elementos suficientes
para avalar la legitimidad del despido. Señala que el actor reconoció los extremos
invocados al momento de extinguir la relación laboral. Que dicha conducta nunca pudo
haber sido permitida o tolerada por la empresa, como erróneamente señaló el tribunal.
Por el contrario, afirma que eso fue lo que generó la pérdida de confianza esgrimida, la
cual se configura por la actuación del trabajador sin relación con el monto del daño
material.

2. El a quo analizó el hecho que se imputó al actor para disponer su despido, destacando
que no existía controversia en que éste fue motivado por haber rendido al cajero de la
empresa una suma inferior a la que entregó una clienta en concepto de seña por la
compra de un vehículo. Al respecto, consideró que la actitud del Sr. Re -aunque no pudo
justificarla- fue tan prístina y clara, pues no ocultó dolosamente el faltante de $ 10, que
importaba una costumbre o gesto de confianza entre empleado y patrón. Por otra parte,
consideró que la medida adoptada resultó exageradamente desproporcionada frente a la
inocente falta reconocida por el trabajador. Finalmente, calificó la decisión patronal de
despedir invocando la figura de la pérdida de confianza como una política empresaria de
persuasión hacia el resto del personal, lo que a su entender justifica las indemnizaciones
que ordenó abonar.

3. La crítica de la demandada es certera. Si bien, por regla, la valoración de la entidad


de la injuria es de resorte exclusivo de los Tribunales de Mérito, la ley impone ciertas
pautas a las cuales deben atenerse, siguiendo el criterio de la prudencia y en función del
carácter de las relaciones que resultan del contrato de trabajo y las circunstancias de
cada caso (arg. art. 242 Ver Texto LCT.). En el sub lite, se advierte que el juzgador
efectuó un análisis que luce abstraído de las obligaciones que el vínculo laboral genera
para las partes. Las consideraciones vertidas en el pronunciamiento en orden a la
naturalidad con la que se desenvolvió el actor -al no pretender ocultar su falta- no
constituyen fundamento válido a fin de mitigar el incumplimiento a sus deberes.
Tampoco es acertada la justificación esgrimida en abono de la procedencia de la
indemnización por despido, en el sentido de considerar a la causal invocada como una
medida ejemplificadora para el resto de los empleados. Es que de esa manera el a quo
prescindió de indagar el real significado de la pérdida de confianza que produjo en el
ánimo del empleador la actuación del actor, indicativa al menos de una desaprensión en
cuanto al comportamiento que debía seguir en el desempeño de su tarea. Sobre el
particular, cabe señalar que cuando la labor asignada importa el manejo de dinero
perteneciente al empleador, conlleva el deber por parte del trabajador de acentuar al
máximo su diligencia y honestidad. Más aún, si se encuentra en juego la imagen y el
prestigio adquirido por la empresa frente a potenciales clientes.

La pérdida de confianza es una figura bajo la cual subyace un estado subjetivo del
patrón y que por ello precisa de un elemento objetivo indicador de un apartamiento de
los compromisos laborales. No es imprescindible una conducta dolosa si en el contexto
que se produce, genera dudas razonables acerca de la buena o mala fe del dependiente.
Tampoco es un requisito ineludible que su proceder ocasione un daño de magnitud a los
intereses del empleador. Basta la configuración del factum atribuido y el sometimiento
del aspecto subjetivo a la valoración prudencial de los jueces, en el marco de las
obligaciones que prescribe el Régimen General del Contrato de Trabajo Ver Texto .

Ahora bien, no existiendo en autos controversia acerca de la intervención del actor en el


hecho que se le endilgó, correspondía juzgar si esa actuación fue compatible con los
deberes de colaboración, solidaridad, fidelidad y lealtad. Aunque se admita la
posibilidad de graduación de la sanción disciplinaria, que puede ir desde un simple
llamado de atención hasta el despido, en el sub examine, no hay margen de duda
respecto a que la acción del empleado implicó, lisa y llanamente, una violación a la
buena fe que debe primar en una relación de índole laboral, en la que las partes tienen
que actuar como un "buen empleador y un buen trabajador". Por ende, no cabe sino
concluir que la falta atribuida configura la pérdida de confianza que no consintió la
prosecución del vínculo, en virtud del incumplimiento a las obligaciones que surgen de
los arts. 62 Ver Texto , 63 Ver Texto , 84 Ver Texto , 85 Ver Texto y 86 Ver Texto LCT.

En nada modifica la conclusión que antecede, la manifestación del a quo referida a la


desproporción de la medida dispuesta. Es que el argumento de la preconstitución de
prueba (fs. 74) aparece aislado en el razonamiento del Juzgador y sin respaldo en las
constancias de la causa. Tampoco empece a la decisión que se adopta, la consideración
de los antecedentes laborales pues, en definitiva, no resulta propicia la existencia de dos
sanciones disciplinarias, aún cuando no tengan relación con el acontecimiento que
originó el distracto.

Especial atención merece la postura asumida por el accionante en el proceso. En el


escrito inicial manifestó que la demandada lo despidió por causas falsas e
improcedentes, aunque seguidamente parece admitir que existieron, sólo que -a su
entender- no guardan relación con la sanción aplicada. En la etapa probatoria (audiencia
de fs. 26 vta./27), previo reconocer la documentación que lo implicaba en el hecho que
se le atribuyó, formuló observaciones acerca de cómo se produjo el faltante de dinero
intentando justificar su actuación en la circunstancia de haber sido autorizado por el
gerente de ventas (Sr. Acha), cuyas declaraciones en la audiencia de vista de causa no
fueron respaldatorias de su relato.

4. Por lo expuesto corresponde anular el pronunciamiento (art. 105 Ver Texto CPT.
Córdoba) y entrando al fondo del asunto, de conformidad con las razones dadas, se
entiende que la injuria invocada por la empleadora tiene entidad para considerar
ajustado a derecho el despido. En consecuencia, se deberá rechazar la demanda que
pretendía indemnización por antigüedad, omisión de preaviso e integración del mes de
despido. Las costas del pleito serán impuestas por su orden en virtud de la naturaleza del
vicio que se verifica.

Voto, pues, por la afirmativa.

La Dra Blanc G. de Arabel dijo:

Considero que el vocal preopinante, da la solución correcta a la cuestión planteada. Por


tanto, haciendo míos los fundamentos emitidos, me expido en la misma forma.

El Dr. Sesín, emitió oportunamente su voto en el sentido que compartía lo expresado


por el Dr. Rubio y se pronunciaba en igual modo.

2ª cuestión.- El Dr. Rubio dijo:

A mérito de la votación que antecede corresponde admitir el recurso de casación


interpuesto por la parte demandada. En consecuencia, rechazar la demanda que
pretendía las indemnizaciones derivadas del distracto. Costas por su orden atento la
intervención excepcional de esta sala en la materia de que se trata, como asimismo, la
naturaleza del vicio verificado. Los honorarios del Dr. Gustavo D. Laucirica serán
regulados por la sala a quo en un 32 %, de la suma que resulte de aplicar la escala media
del art. 34 Ver Texto , ley 8226 sobre lo que constituyó materia de discusión (arts. 37
Ver Texto ; 38 Ver Texto y 104 Ver Texto ib.), debiendo considerarse el art. 25 bis Ver
Texto de la cit. ley.

La Dra. Blanc G. de Arabel dijo:

Considero correcta la opinión del vocal preopinante. Por tanto, me expido en la misma
forma

El Dr. Sesín, emitió oportunamente su voto en el sentido que compartía lo expresado


por el Dr. Rubio y se pronunciaba de igual modo.

Por el resultado de la votación que antecede, previo acuerdo, el Trib. Sup. Just.
Córdoba, sala Lab., resuelve:

1. Admitir el recurso de casación interpuesto por la parte demandada.

2. Rechazar la demanda que pretendía las indemnizaciones derivadas del distracto.

3. Costas por su orden.


4. Disponer que los honorarios del Dr. Gustavo D. Laucirica sean regulados por la sala a
quo en un 32 %, de la suma que resulte de aplicar la escala media del art. 34 Ver Texto ,
ley 8226 sobre lo que constituyó materia de discusión. Deberá considerarse el art. 25 bis
Ver Texto de la citada ley.

5. Protocolícese y bajen.

Se deja constancia que el Dr. Sesín ha participado de la deliberación correspondiente a


estos autos y emitido su opinión en sentido coincidente con el de los Dres. Luis E.
Rubio y M. de las Mercedes Blanc G. de Arabel, pero no suscribe el presente en razón
de hallarse ausente (acta 419, serie "A" de fecha 27/7/2005) siendo de aplicación el art.
120 Ver Texto , párr. 2 CPCC. Córdoba, ley 8465, por remisión del art. 114 Ver Texto
CPT. Córdoba. Con lo que terminó el acto que previa lectura y ratificación de su
contenido, firman la Presidente y el vocal, todo por ante mí, de lo que doy fe.- Luis E.
Rubio.- María de las Mercedes Blanc de Arabel.- Domingo J. Sesín.

También podría gustarte