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Hacia la Declaración Universal

de los Derechos de la Naturaleza


Reflexiones para la acción

Alberto Acosta*

“La Naturaleza tiene mucho que decir, y ya


va siendo hora de que nosotros, sus hijos, no siga-
mos haciéndonos los sordos. Y quizás hasta Dios
escuche la llamada que suena desde este país andi-
no –Ecuador-, y agregue el undécimo mandamien-
to que se le había olvidado en las instrucciones que
nos dio desde el monte Sinaí: Amarás a la Natura-
leza, de la que formas parte””.
Eduardo Galeano
(18 de abril del 2008)

La acumulación material -me- mano se realiza en comunidad, con


canicista e interminable de bienes-, y en función de otros seres humanos,
asumida como progreso, no tiene como parte integrante de la Natura-
futuro. Los límites de los estilos de leza, sin pretender dominarla.
vida sustentados en la visión ideo- Esto nos conduce a aceptar que
lógica del progreso antropocéntrico la Naturaleza, en tanto construcción
son cada vez más notables y preocu- social, es decir en tanto término con-
pantes. Si queremos que la capaci- ceptualizado por los seres humanos,
dad de absorción y resilencia de la debe ser reinterpretada y revisada ín-
tierra no colapse, debemos dejar de tegramente si no queremos poner en
ver a los recursos naturales como riesgo la vida del ser humano en el
una condición para el crecimiento planeta. Para empezar cualquier re-
económico o como simple objeto flexión aceptemos que la humanidad
de las políticas de desarrollo. Y por no está fuera de la Naturaleza y que
cierto debemos aceptar que lo hu- ésta tiene límites.
* Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Ministro de Energía y Minas, enero-junio 2007. Presi-
dente de la Asamblea Constituyente y asambleísta octubre 2007-julio 2008. El autor agradece a José María Tortosa por sus
valiosos aportes para elaboración de este texto.

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Alberto Acosta

Sin negar los valiosos aportes de Aprovechar de las potencialida-


la ciencia, debemos reconocer que la des que ofrece la Naturaleza, como
voracidad por acumular el capital lo han hecho los humanos desde un
-el sistema capitalista- forzó a las inicio, es inevitable.2 La tarea es in-
sociedades humanas a subordinar a vestigar y dialogar con la Naturale-
la Naturaleza; aunque no se pueden za, entendiendo siempre que estamos
ocultar varios casos pre-capitalistas inmersos en ella. Entonces, lo que
de colapsos de sociedades enteras se requiere es consolidar una nueva
por haber descuidado el respeto a la forma de interrelación de los seres
Naturaleza (Diamond 2006). Lo que humanos con la Naturaleza, como
cuenta es que, de una manera cada parte integral de la misma. Eso im-
vez más global en el capitalismo, con plica una comprensión científica de
diversas ideologías, ciencias y técni- la Naturaleza y al mismo tiempo que
cas se intentó separar brutalmente una admiración, una reverencia, una
al ser humano de la Naturaleza. Fue identidad con la Naturaleza, muy
una suerte de tajo al nudo gordiano lejos de sentimientos de posesión y
de la vida. El capitalismo, en tan- dominación, muy cerca de la curiosi-
to “economía-mundo” (Inmanuel dad y del amor.
Wallerstein)1, transformó a la Natu-
raleza en una fuente de recursos apa- América Latina, exportadora de Na-
rentemente inagotable… turaleza
En este contexto, cuando se
plantean los Derechos de la Natu- Nuestra Abya Yala, como lo
raleza, no se trata de renunciar a fue Africa y Asia, fue integrada en
la necesidad imperiosa de mejorar el mercado mundial como suminis-
las condiciones de vida de los seres tradora de recursos primarios desde
humanos, sobre todo de aquellos hace más de 500 años. De esta re-
grupos marginados y explotados. gión salió el oro, la plata y las pie-
Tampoco se plantea cerrar la puerta dras preciosas que financiarían la
al amplio y rico legado científico ni expansión del imperio español, pero,
mucho menos renunciar a la razón sobre todo, el surgimiento del capi-
para refugiarnos, en nuestra angus- talismo en la Europa central. Esta ri-
tia o perplejidad por la marcha del queza hizo bascular el centro del sis-
mundo, en misticismos antiguos o tema mundial de Asia (que tenía su
de nuevo cuño, o en irracionalismos propia crisis interna, en particular la
políticos. China) a Europa. Y desde entonces
1 El “socialismo realmente existente”, en realidad, formaba parte de dicha economía-mundo. Nunca logró eri-
girse como una opción alternativa en términos civilizatorios. Probablemente, las raíces del desprecio a la Naturaleza en el
Este y el Occidente sean las raíces comunes judeocristianas.
2 El problema asoma cuando no se reconocen los límites biofísicos y no se los respeta confiando, quizás, en
que los avances tecnológicos permitirán encontrar respuestas para resolver los problemas que este accionar provoca,
inclusive para superar esos límites.

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estas tierras americanas, sobre todo “Principios de Economía Política y


las del sur, asumieron una posición Tributación” (1817). Este célebre
sumisa en el contexto internacional economista inglés recomendaba que
al especializarse en extraer recursos un país debía especializarse en la
naturales para el mercado mundial. producción de aquellos bienes con
El connotado naturalista y geó- ventajas comparativas o relativas, y
grafo alemán, Alejandro von Hum- adquirir de otro aquellos bienes en
boldt (1769-1859), apelando a la los que tuviese una desventaja com-
ciencia, ratificó nuestra misión ex- parativa. Según él, Inglaterra, en su
portadora de Naturaleza en lo que ejemplo, debía especializarse en la
sería el mundo post-colonial. Duran- producción de telas y Portugal en
te su visita a esta parte de América vino… Sobre esta base se construyó
nos vio como territorios conmina- el fundamento de la teoría del co-
dos por el ejercicio de la razón ex- mercio exterior. 3
plotadora de la época, a aprovechar Desde entonces, imbricada pro-
cada vez más los recursos naturales fundamente con el modelo de acu-
existentes. Cuentan que Humbol- mulación primario-exportador, se
dt -maravillado por la geografía, la consolidó una visión pasiva y sumi-
flora y la fauna de la región- veía a sa de aceptación de este posiciona-
sus habitantes como si fueran men- miento en la división internacional
digos sentados sobre un saco de oro, del trabajo en muchos de nuestros
refiriéndose a sus inconmensurables países, ricos en recursos naturales.4
riquezas naturales no aprovechadas. Dicha aceptación se ha mantenido
Conseguida la Independencia de profundamente enraizada en am-
España los países de América Latina plios segmentos de estas sociedades,
siguieron exportando recursos natu- como que se tratara de un ADN
rales, es decir Naturaleza, tal como insuperable. Para muchos gober-
lo había hecho en la colonia. nantes, incluso de aquellos conside-
El mensaje de Humboldt encon- rados como progresistas, les es casi
tró una interpretación teórica en el imposible imaginarse una senda de
renombrado libro de David Ricardo liberación de esta “maldición de la
3 Esta tesis, tan mencionada y reconocida por los economistas, no aceptaba o no conocía que se trataba sim-
plemente de la lectura de una imposición imperial. La división del trabajo propuesta por Ricardo se plasmó en el acuerdo
de Methuen firmado en Lisboa el 27 de diciembre de 1703 entre Portugal e Inglaterra. En dicho acuerdo, de apenas tres
artículos, seguramente el más corto de la historia diplomática europea, se establecía que los portugueses comprarían paños
y productos textiles a Inglaterra y, como contrapartida, los británicos concederían trato favorable a los vinos procedentes de
Portugal. Esta relación provocaría lo que luego se llamaría “intercambio desigual”. A la larga, exportar materias primas no
tiene los efectos multiplicadores que tiene la exportación de manufacturas.
4 Conviene recordar que este posicionamiento no sólo se explica por la disponibilidad de recursos naturales,
sino por la imposición de las potencias imperiales. Gran Bretaña, para recordar a la primera nación capitalista industrializada
con vocación global, no practicó la libertad comercial que tanto defendía. Es más, con su flota impuso en varios rincones del
planeta sus intereses: introdujo a cañonazos el opio a los chinos, a cuenta de la presunta libertad de comercio o bloqueó
los mercados de sus extensas colonias para protegerlos con el fin de mantener el monopolio para colocar sus textiles.
Históricamente el punto de partida de las economías exitosas se basó en esquemas proteccionistas, muchos de los cuales
siguen vigentes de diversas formas hasta ahora. (Ha-Joon Chang 2002).
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abundancia” de los recursos natura- La Naturaleza, en suma, sigue


les. (Ver Schuldt 1995; Acosta 2009) siendo asumida como un elemento
El deseo de dominar la Natura- a ser domado, explotado y por cier-
leza, para transformarla en produc- to mercantilizado. La Naturaleza,
tos exportables, ha estado presente concretamente los recursos natura-
permanentemente en la región. En les, son vistos como los pilares para
los albores de la Independencia, construir el desarrollo.
frente al terremoto en Caracas, que
ocurrió en 1812, Simón Bolívar pro- Los amenazados límites de la Natu-
nunció una célebre frase, que marcó raleza
la época: “Si la Naturaleza se opone
lucharemos contra ella y haremos Frente a esta añeja visión de do-
que nos obedezca”. Más allá de las minación y explotación, sostenida
lecturas patrióticas que ven en ese en el divorcio profundo de la eco-
pronunciamiento la decisión del nomía y la Naturaleza, causante de
líder para enfrentar las adversidades, crecientes problemas globales, han
lo que debe quedar claro es que surgido varias voces de alerta.
Bolívar actuaba de acuerdo con las Hace ya casi 40 años el mundo
demandas de la época. Convencido enfrentó un mensaje de advertencia.
estaba él, en consonancia con el La Naturaleza tiene límites. En 1972,
pensamiento imperante en ese en el Informe del Club de Roma,
entonces, de que se podía dominar a conocido como “los límites del cre-
la Naturaleza. cimiento” o el Informe Meadows,
Lo curioso es que ese espíritu de el mundo fue confrontado con esa
dominación no ha sido superado a realidad indiscutible. Una realidad
pesar de que ya desde hace muchos escamoteada por la voracidad de las
años atrás sabemos que es imposible demandas de acumulación del capital,
continuar por la actual senda que se sostienen en la firme y dogmá-
depredadora de la Naturaleza.5 Y tica creencia en el poder todo podero-
por igual la ilusión del extractivismo so de la ciencia. El punto es claro, la
todopoderoso, plasmado hace Naturaleza no es infinita, tiene límites
más de dos siglos en el mensaje de y estos límites están a punto de ser su-
Humboldt, sigue vigente. 6 perados. Este informe, que desató di-

5 El presidente Rafael Correa, ante los racionamientos de energía eléctrica provocados por un prolongado
estiaje, considerándolos como el producto de una adversidad ambiental, declaró públicamente en una de sus alocuciones
sabatinas, que “si la Naturaleza con esta sequía se opone a la revolución ciudadana, lucharemos y juntos la venceremos,
tengan la seguridad” (7 de noviembre 2009).
6 El mismo presidente ecuatoriano, en su informe a la nación, el 15 de enero del año 2009, para defender la
Ley de Minería recurrió a la misma metáfora que Humboldt cuando dijo que “no daremos marcha atrás en la Ley de Minería,
porque el desarrollo responsable de la minería es fundamental para el progreso del país. No podemos sentarnos como men-
digos en el saco de oro”. En similares términos, ajustados a sus realidades nacionales y a las coyunturas correspondientes,
se han expresado otros gobernantes de la región: Alan García o Evo Morales, gobernantes e diversas orientación ideológica
por cierto.

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versas lecturas y suposiciones, aunque vistas como una asignatura universal.


no trascendió mayormente en la prác- Por un lado, los países empobrecidos
tica, dejó plantado en el mundo por y estructuralmente excluidos deberán
un lado una señal de alerta, por otro buscar opciones de vida digna y sus-
una demanda: no podemos seguir por tentable, que no representen la reedi-
la misma senda, al tiempo que reque- ción caricaturizada del estilo de vida
rimos análisis y respuestas globales. occidental. Mientras que, por otro
Son ya muchos los economistas lado, los países “desarrollados” ten-
de prestigio como Nicholas Geor- drán que resolver los crecientes pro-
gescu-Roegen, Kenneth Boulding, blemas de inequidad internacional
Herman Daly, Roefie Hueting o Joan que ellos han provocado y, en espe-
Martínez Alier que han demostrado cial, tendrán que incorporar criterios
las limitaciones del crecimiento eco- de suficiencia en sus sociedades antes
nómico. Incluso Amartya Sen, Pre- que intentar sostener, a costa del resto
mio Nobel de Economía, economista de la humanidad, la lógica de la efi-
que no cuestiona el mercado ni el ciencia entendida como la acumula-
capitalismo, rompió lanzas en con- ción material permanente. Los países
tra del crecimiento económico visto ricos, en definitiva, deben cambiar
como sinónimo de desarrollo.7 En la su estilo de vida que pone en ries-
actualidad se multiplican los recla- go el equilibrio ecológico mundial,
mos, sobre todo en los países indus- pues desde esta perspectiva también
trializados, por una economía que son de alguna manera también sub-
propicie no sólo el crecimiento esta- desarrollados o “maldesarrollados”
cionario, sino el “decrecimiento”.8 (Tortosa). A la par deben asumir su
Ahora, cuando los límites de sus- corresponsabilidad para dar paso a
tentabilidad del mundo están siendo una restauración global de los daños
literalmente superados, es indispen- provocados, en otras palabras deben
sable buscar soluciones ambientales pagar su deuda ecológica.9
7 El afirmó que “las limitaciones reales de la economía tradicional del desarrollo no provinieron de los medios
escogidos para alcanzar el crecimiento económico, sino de un reconocimiento insuficiente de que ese proceso no es más
que un medio para lograr otros fines. (…) No sólo ocurre que el crecimiento económico es más un medio que un fin; también
sucede que para ciertos fines importantes no es un medio muy eficiente”. (1985)
8 Aquí podríamos citar los trabajos de Enrique Leff o Serge Latouche, seguidores tardíos de John Stuart Mill, econo-
mista inglés, que en 1848 anticipó algunas reflexiones fundacionales de lo que hoy se conoce como una economía estacionaria.
9 No se trata sólo de una deuda climática. Esta deuda, que se originó con la expoliación colonial -la extracción de
recursos minerales o la tala masiva de los bosques naturales, por ejemplo-, se proyecta tanto en el “intercambio ecológicamen-
te desigual”, como en la “ocupación gratuita del espacio ambiental” de los países empobrecidos por efecto del estilo de vida
depredador de los países industrializados. Aquí cabe incorporar las presiones provocadas sobre el medio ambiente a través
de las exportaciones de recursos naturales -normalmente mal pagadas y que tampoco asumen la pérdida de nutrientes y de la
biodiversidad, para mencionar otro ejemplo- provenientes de los países subdesarrollados, exacerbadas por los crecientes re-
querimientos que se derivan del servicio de la deuda externa y de la propuesta aperturista a ultranza. La deuda ecológica crece,
también, desde otra vertiente interrelacionada con la anterior, en la medida que los países más ricos han superado largamente
sus equilibrios ambientales nacionales, al transferir directa o indirectamente “polución” (residuos o emisiones) a otras regiones
sin asumir pago alguno. A todo lo anterior habría que añadir la biopiratería, impulsada por varias corporaciones transnacionales
que patentan en sus países de origen una serie de plantas y conocimientos indígenas. Por eso bien podríamos afirmar que
no solo hay un intercambio comercial y financieramente desigual, sino que también se registra un intercambio ecológicamente
desequilibrado y desequilibrador.
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La crisis provocada por la supe- salida. Los límites de la Naturaleza,


ración de los límites de la Naturaleza aceleradamente desbordados por
conlleva necesariamente a cuestio- los estilos de vida antropocéntricos,
nar la institucionalidad y la orga- particularmente exacerbados por
nización sociopolítica. Tengamos las demandas de acumulación del
presente que, “en la crisis ecológica capital, son cada vez más notables e
no solo se sobrecargan, distorsio- insostenibles.
nan, agotan los recursos del ecosis- La tarea parece simple, pero
tema, sino también los ‘sistemas de es en extremo compleja. En lugar
funcionamiento social’, o, dicho de de mantener el divorcio entre la
otra manera: se exige demasiado de Naturaleza y el ser humano, hay que
las formas institucionalizadas de re- propiciar su reencuentro, algo así
gulación social; la sociedad se con- como intentar atar el nudo gordiano
vierte en un riesgo ecológico” (Egon roto por la fuerza de una concepción
Becker 2001). Riesgo que amplifica de vida depredadora y por cierto
las tendencias excluyentes y autori- intolerable.10 Para lograr esta
tarias, así como las desigualdades e transformación civilizatoria, una
inequidades tan propias del sistema de las tareas iniciales radica en la
capitalista: “un sistema de valores, desmercantilización de la Naturaleza.
un modelo de existencia, una civili- Los objetivos económicos deben
zación: la civilización de la desigual- estar subordinados a las leyes de
dad”, tal como lo entendía el econo- funcionamiento de los sistemas
mista austríaco Joseph Schumpeter. naturales, sin perder de vista el
Ante estos retos, aflora con fuer- respeto a la dignidad humana
za la necesidad de repensar la susten- procurando asegurar calidad en la
tabilidad en función de la capacidad vida de las personas.
de carga y resilencia de la Naturale- En concreto la economía debe
za. En otras palabras, la tarea radica echar abajo todo el andamiaje teó-
en el conocimiento de las verdaderas rico que vació “de materialidad la
dimensiones de la sustentabilidad, noción de producción y (separó) ya
que no pueden subordinarse a de- por completo el razonamiento eco-
mandas antropocéntricas. Esta tarea nómico del mundo físico, comple-
demanda una nueva ética para orga- tando así la ruptura epistemológica
nizar la vida misma. Se precisa reco- que supuso desplazar la idea de sis-
nocer que el desarrollo convencio- tema económico, con su carrusel de
nal nos conduce por un camino sin producción y crecimiento, al mero

10 Bruno Latour dice que “se trata de volver a atar el nudo gordiano atravesando, tantas veces como haga falta,
el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder, digamos la Naturaleza y la cultura”. El aporte de
Latour plantea profundos debates en la antropología sobre la división entre Naturaleza en singular y las culturas en plural.
Empalmando las dos, la política cobra una renovada actualidad.

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campo del valor” (José Manuel Na- nía alimentaria, la biodiversidad, la


redo 2009).11 soberanía energética).
Escribir ese cambio histórico es En la Constitución ecuatoriana
el mayor reto de la humanidad si es del año 2008, al reconocer los De-
que no se quiere poner en riesgo la rechos de la Naturaleza, es decir en-
existencia misma del ser humano so- tender a la Naturaleza como sujeto
bre la tierra. de derechos, y sumarle el derecho a
ser restaurada cuando ha sido des-
Los Derechos de la Naturaleza o el truida, se estableció un hito en la hu-
derecho a la existencia manidad. Por igual trascendente fue
la incorporación del término Pacha
Las reflexiones anteriores en- Mama, como sinónimo de Naturale-
marcan en la historia los pasos van- za, en tanto reconocimiento de pluri-
guardistas dados en la Asamblea nacionalidad e interculturalidad.
Constituyente de Montecristi. Ubi- La discusión en el seno de la
can con claridad por dónde debería Asamblea Constituyente en Monte-
marchar la construcción de una nue- cristi fue compleja. Varios asambleís-
va forma de organización de la so- tas, inclusive del bloque oficialista,
ciedad, si realmente ésta pretende ser el mayoritario, así como miembros
una opción de vida, en tanto respeta de alto nivel del propio gobierno se
y convive dentro de la Naturaleza. opusieron a aceptar los Derechos de
En este empeño, luego de co- la Naturaleza y la tildaron incluso
nocer lo que realmente significan como de una “estupidez”.12 Fuera
y presentan los Derechos de la Na- de la Asamblea, los Derechos de la
turaleza, hay que configurar una Naturaleza fueron vistos como un
estrategia de acción que empiece “galimatías conceptual” por los con-
por identificar primero los mega- servadores del derecho, en esencia
derechos (Derechos Humanos, De- incapaces de entender los cambios
rechos de la Naturaleza y del Buen en marcha. A ellos les resulta difícil
Vivir, especialmente) y luego los comprender que el mundo está en
meta-derechos (el agua, la sobera- movimiento permanente.

11 No nos olvidemos que “las así llamadas leyes económicas no son leyes eternas de la Naturaleza, sino leyes
históricas que aparecen y desaparecen” (Friedrich Engels en carta a Albert Lange, 29 de marzo de 1865).
12 Alexis Mera, secretario jurídico de la Presidencia, en comunicación electrónica enviada al autor de estas
líneas, el 10 de julio del 2008, en pleno debate constituyente, decía que “Esto no es un problema ideológico, sino técnico.
Estoy de acuerdo con todas las protecciones a la naturaleza posible. Inclusive, he llegado a la  conclusión personal que no
se debe explotar el ITT. El régimen de sujetos del derecho existe en el planeta desde hace 2.500 años, aproximadamen-
te. (…) La diferencia consiste en que el Derecho se dirige a regular las relaciones humanas, como centro del desarrollo
social que debe darse, a no dudarlo, en armonía con la  naturaleza. Por eso, sólo las personas pueden adquirir derechos
y contraer obligaciones. Si la naturaleza es sujeto de derecho,  significa que debe ser representada por alguien, lo cual es
estúpido  y, además, ese alguien podría oponerse a la acción del hombre. Esto no sólo se aplica a la biodiversidad, sino in-
clusive a las moscas y cucarachas, que deberán ser representadas. ¿Por quien? I las bacterias, los virus? Correspondería
que demandemos a la OMS por erradicar la viruela, ya que el virus es parte de la naturaleza también y hemos extinguido
esa “valiosa” especie.”
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A lo largo de la historia legal, humanos. Este es un punto medular


cada ampliación de los derechos fue de los Derechos de la Naturaleza.
anteriormente impensable. La eman- Insistamos hasta el cansancio que el
cipación de los esclavos o la exten- ser humano no puede vivir al mar-
sión de los derechos a los afroame- gen de la Naturaleza. Por lo tanto,
ricanos, a las mujeres y a los niños y garantizar la sustentabilidad es in-
niñas fueron una vez rechazadas por dispensable para asegurar la vida
ser consideradas como un absurdo. del ser humano en el planeta. Esta
Se ha requerido que a lo largo de la lucha de liberación, en tanto esfuer-
historia se reconozca “el derecho de zo político, empieza por reconocer
tener derechos” y esto se ha conse- que el sistema capitalista destruye
guido siempre con un esfuerzo polí- sus propias condiciones biofísicas de
tico para cambiar aquellas leyes que existencia.
negaban esos derechos.  La coyuntura política del mo-
La liberación de la Naturaleza mento constituyente, la intensidad
de esta condición de sujeto sin de- del debate y el compromiso de un
rechos o de simple objeto de pro- grupo de asambleístas, así como
piedad, exigió y exige, entonces, un también aportes de varios espe-
esfuerzo político que le reconozca cialistas en la materia, inclusive el
como sujeto de derechos. Este aspec- oportuno texto escrito por Eduar-
to es fundamental si aceptamos que do Galeano, en donde destacaba la
todos los seres vivos tiene el mismo importancia de la discusión que se
valor ontológico, lo que no implica llevaba adelante en Montecristi13,
que todos sean idénticos. permitieron que finalmente se acep-
Dotarle de Derechos a la Na- te esta iniciativa luego de un arduo
turaleza significa, entonces, alentar trabajo. Por cierto que en este punto
políticamente su paso de objeto a habría que relievar todos los aportes
sujeto, como parte de un proceso y las luchas desde el mundo indíge-
centenario de ampliación de los su- na, en donde la Pacha Mama es par-
jetos del derecho, como recordaba te consustancial de sus vidas.14
ya en 1988 Jörg Leimbacher, jurista Más allá de que la Naturaleza
suizo. Lo central de los Derechos de forma parte activa de la cosmovisión
la Naturaleza, de acuerdo al mismo indígena, en la que los seres humanos
Leimbacher, es rescatar el “derecho están inmersos en la Naturaleza, la
a la existencia” de los propios seres idea de dotarle de derechos a la Na-

13 La lectura del texto de Galeano en el pleno de la Asamblea logró consolidar una posición que no parecía
prometedora al inicio del proceso constituyente.
14 A más de tradición transcultural que considera a la tierra como la Madre, es decir como la Pacha Mama, hay
otras razones científicas que consideran a la tierra como un superorganismo vivo (Gaia), extremadamente complejo, que
requiere de cuidados y debe ser fortalecido. Incluso hay razones cosmológicas que asumen a la tierra y a la vida como mo-
mentos del vasto proceso de evolución del universo. Igualmente se resalta el carácter de inter-retro-conexiones transversal
entre todos los seres: todo tiene que ver con todo, en todos los puntos y en todas las circunstancias. (Boff 2010)

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turaleza tiene antecedentes incluso en sible para tratar de detener este pro-
el mundo occidental. Esta tesis ya fue ceso de liberación. Es más, desde la
recogida por Italo Calvino en el siglo vigencia de los Derechos de la Natu-
XIX, cuando recordaba que el barón raleza es indispensable avizorar una
Cosimo Piovasco de Rondò, conoci- civilización postcapitalista.
do como “el barón de los árboles”, Teniendo un marco referencial
durante la Revolución Francesa pro- constitucional transformador como
puso un “proyecto de Constitución el de Montecristi la tarea radica en
para un ente estatal republicano con enfrentar democráticamente la lu-
la Declaración de los Derechos Hu- cha por la vida, que es lo que está
manos, de los derechos de las muje- realmente en juego. Y por cierto será
res, de los niños, de los animales do- necesario desplegar una estrategia
mésticos y de los animales salvajes, internacional para poder potenciar
incluyendo pájaros, peces e insectos, tantos principios de vanguardia que
así como plantas, sean éstas árboles tiene la Constitución ecuatoriana,
o legumbres y yerbas”. 15 como podría ser impulsar la Decla-
A pesar de los avances constitu- ración Universal de los Derechos de
cionales anotados, desde la entrada la Naturaleza.
en vigencia de la nueva Constitución Antes de plantear algunas re-
ecuatoriana, en octubre del 2008, se flexiones de cómo los Derechos de
ha transitado por un sendero com- la Naturaleza podrían incorporarse
plicado en lo que a la aplicación en la política internacional del Ecua-
de sus normas se refiere. Hay va- dor, reconociendo de antemano la
rias leyes, patrocinadas por el eje- importancia de una gestión diplo-
cutivo, que contradicen principios mática profundamente renovada y
constitucionales en el campo de los renovadora, dediquemos unas líneas
derechos ambientales y los de la Na- a discutir sobre la relación y las di-
turaleza especialmente. Por lo tan- ferencias entre Derechos Humanos y
to, conscientes de que no será fácil Derechos de la Naturaleza.
cristalizar estas transformaciones en
el Ecuador, sabemos que su aproba- Los Derechos Humanos y los Dere-
ción será aún mucho más compleja a chos de la Naturaleza
nivel mundial. Sobre todo en la me-
dida que éstas afectan los privilegios La vigencia de los Derechos
de los círculos de poder nacionales y de la Naturaleza plantea cambios
transnacionales, que harán lo impo- profundos. Gudynas es claro al res-
15 Ver el libro de Jörg Leimbacher; Die Rechte del Natur (Los Derechos de la Naturaleza), Basilea y Frankfurt
am Main, 1988. Traducción del alemán realizada por el autor de este artículo. Hay que anotar que éste y otros textos
sobre esta materia llegaron a manos del autor de estas líneas como consecuencia de la expedición de la Constitución de
Montecristi. Es más, con varios especialistas en temas constitucionales, con capacidad para abrir la mente y entender la
trascendencia de estas propuestas, se está trabajando en lo que, en un futuro no muy lejano, podría ser la Declaración
Universal de los Derechos de la Naturaleza.
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pecto, hay que transitar del actual entre la Naturaleza y las necesidades
antropocentrismo al biocentrismo. de los seres humanos, se supera la
Tránsito que exige un proceso de versión constitucional tradicional
transición sostenido y plural.16 La ta- de los derechos a un ambiente sano,
rea, al decir de Roberto Guimaraes, presentes desde hace tiempo atrás en
es organizar la sociedad y la econo- el constitucionalismo latinoameri-
mía asegurando la integridad de los cano. En sentido estricto, tal como
procesos naturales, garantizando los propone Eduardo Gudynas (2009)
flujos de energía y de materiales en urge distinguir que los derechos a
la biosfera, sin dejar de preservar la un ambiente sano son parte de los
biodiversidad del planeta. Derechos Humanos, y que no ne-
Por lo tanto, esta definición pio- cesariamente implican Derechos de
nera a nivel mundial, de que la Na- la Naturaleza. La finalidad de esta
turaleza es sujeto de derechos, es una distinción es indicar que las formu-
respuesta de vanguardia frente a la laciones clásicas de los Derechos
actual crisis civilizatoria. Y como tal Humanos de tercera generación, es
ha asido asumida en amplios segmen- decir de los derechos a un ambien-
tos de la comunidad internacional, te sano o calidad de vida, en esencia
conscientes de que es imposible con- son antropocéntricas, y que deben
tinuar con un modelo de sociedad de- entenderse separadamente de los De-
predadora, basado en la lucha de los rechos de la Naturaleza.
humanos contra la Naturaleza. No va En los Derechos Humanos el
más la identificación del bienestar y la centro está puesto en la persona. Se
riqueza como acumulación de bienes trata de una visión antropocéntrica.
materiales, con las consecuentes ex- En los derechos políticos y socia-
pectativas de crecimiento económico les, es decir de primera y segunda
y consumo ilimitados. En este sentido generación, el Estado le reconoce a
es necesario reconocer que los instru- la ciudadanía esos derechos, como
mentos disponibles para analizar es- parte de una visión individualista e
tos asuntos ya no sirven. Son instru- individualizadora de la ciudadanía.
mentos que naturalizan y convierten En los derechos económicos, cultu-
en inevitable este patrón civilizatorio. rales y ambientales, conocidos como
Son conocimientos de matriz colonial derechos de tercera generación, se
y eurocéntrica, como acertadamente incluye el derecho a que los seres hu-
señala el venezolano Edgardo Lander. manos gocen de condiciones sociales
Al reconocer a la Naturaleza equitativas y de un medioambiente
como sujeto de derechos, en la bús- sano y no contaminado. Se procura
queda de ese indispensable equilibrio evitar la pobreza y el deterioro am-

16 Este será un proceso de transición, político en esencia, que nos conmina a incorporar permanentemente la
cuestión del poder.

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biental que impacta negativamente El agua fue declarada en la


en la vida de las personas. Asamblea Constituyente de Mon-
Los derechos de primera gene- tecristi como un derecho humano
ración se enmarcan en la visión clá- fundamental. El agua, entonces, no
sica de la justicia: imparcialidad ante puede ser vista como un negocio.
la ley, garantías ciudadanas, etc. Por eso, al inicio del texto consti-
Para cristalizar los derechos econó- tucional se estableció, en el artículo
micos y sociales se da paso a la jus- 12, que “el derecho humano al agua
ticia re-distributiva o justicia social, es fundamental e irrenunciable. El
orientada a resolver la pobreza. Los agua constituye patrimonio nacional
derechos de tercera generación con- estratégico de uso público, inaliena-
figuran, además, la justicia ambien- ble, imprescriptible, inembargable y
tal, que atiende sobre todo deman- esencial para la vida.”
das de grupos pobres y marginados La trascendencia de estas dispo-
en defensa de la calidad de sus con- siciones constitucionales es múltiple.
diciones de vida afectada por des-
trozos ambientales. En estos casos, - En tanto derecho humano se
cuando hay daños ambientales, los superó la visión mercantil del
seres humanos pueden ser indemni- agua y se recuperó la del “usua-
zados, reparados y/o compensados. rio”, es decir la del ciudadano
(Berienstein 2010) y de la ciudadana, en lugar del
En la Constitución de Monte- “cliente”, que se refiere solo a
cristi, de los derechos referidos al quien puede pagar.
ambiente, es decir de los Derechos - En tanto bien nacional estra-
Humanos de tercera generación, se tégico, se rescató el papel del
derivan mandatos constitucionales Estado en el otorgamiento de
fundamentales. Uno clave tiene que los servicios de agua; papel en
ver con procesos de desmercantili- el que el Estado puede ser muy
zación de la Naturaleza, como han eficiente, tal como se ha demos-
sido la privatización del agua o la trado en la práctica.
introducción de criterios mercanti- - En tanto patrimonio se pensó
les para comercializar los servicios en el largo plazo, es decir en las
ambientales.17 En concreto, “los ser- futuras generaciones, liberando
vicios ambientales no serán suscepti- al agua de las presiones corto-
bles de apropiación; su producción, placistas del mercado y la espe-
prestación, uso y aprovechamiento culación.
serán regulados por el Estado”, reza - Y en tanto componente de la
el artículo 74 de la Constitución. Naturaleza, se reconoció en la

17 Este será un proceso de transición, político en esencia, que nos conmina a incorporar permanentemente la
cuestión del poder.
AFESE 54 21
Alberto Acosta

Constitución de Montecristi to en la Naturaleza, que incluye por


la importancia de agua como cierto al ser humano. La Naturale-
esencial para la vida de todas las za vale por sí misma, independien-
especies, que hacia allá apuntan temente de la utilidad o de los usos
los Derechos de la Naturaleza. que le dé el ser humano. Esto es lo
que representa una visión biocéntri-
Esta constituyó una posición ca. Estos derechos no defienden una
de avanzada a nivel mundial. Dos Naturaleza intocada, que nos lleve,
años después de la incorporación de por ejemplo a dejar de tener culti-
este mandato constituyente referido vos, pesca o ganadería. Estos dere-
al agua, el 28 de julio del 2010, la chos defienden el mantenimiento de
Asamblea General de Naciones Uni- los sistemas de vida, los conjuntos de
das aprobó la propuesta del gobierno vida. Su atención se fija en los eco-
del Estado Plurinacional de Bolivia sistemas, en las colectividades, no en
declarando “el derecho al agua segu- los individuos. Se puede comer car-
ra y al saneamiento como un derecho ne, pescado y granos, por ejemplo,
humano”. Este es un derecho “esen- mientras me asegure que quedan
cial para el goce pleno de la vida y ecosistemas funcionando con sus es-
de todos los derechos humanos”, de pecies nativas.
conformidad con dicha declaración. La representación de estos dere-
La soberanía alimentaria, que chos corresponde a las personas, co-
incorpora la protección del suelo y munidades, pueblos o nacionalida-
el uso adecuado del agua, que repre- des. A despecho de los contradictores
senta un ejercicio de protección a los de esta propuesta vanguardista, la
millares de campesinos que viven de Constitución es categórica al respec-
su trabajo y por cierto la existencia to en su artículo 71: “La Naturaleza
digna de toda la población, se trans- o Pacha Mama, donde se reproduce
formó en otro eje conductor de las y realiza la vida tiene derecho a que
normativas constitucionales. Este se respete integralmente su existen-
debería ser el punto de partida de cia y el mantenimiento y regenera-
las políticas agrarias e incluso de la ción de sus ciclos vitales, estructu-
recuperación del verdadero patrimo- ra, funciones y procesos evolutivos.
nio nacional: su biodiversidad. En Toda persona, comunidad, pueblo,
la Constitución se plasma incluso la o nacionalidad podrá exigir a la au-
necesidad de conseguir la soberanía toridad pública el cumplimiento de
energética, sin poner en riesgo la so- los derechos de la Naturaleza. Para
beranía alimentaria o el equilibrio aplicar e interpretar estos derechos
ecológico. se observarán los principios estable-
Por otro lado, en los Derechos cidos en la Constitución, en lo que
de la Naturaleza el centro está pues- proceda”.
22
Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

A los Derechos de la Natura- tipo de ciudadanías son plurales, ya


leza, en este caso otorgados por el que dependen de las historias y de
pueblo ecuatoriano que es el que en los ambientes, acogen criterios de
definitiva redactó la Constitución a justicia ecológica que superan la vi-
través de sus asambleístas y que la sión tradicional de justicia. Gudynas
aprobó con una amplísima mayoría denomina a estas ciudadanías como
en el referéndum del 28 de septiem- “meta-ciudadanias ecológicas”.
bre del 2008, se los considera como
derechos ecológicos para diferen- Hacia la Declaración Universal de
ciarlos de los derechos ambientales los Derechos de la Naturaleza
de la opción anterior. En la Consti-
tución ecuatoriana -no así en la bo- Retomando todo lo analizado
liviana- estos derechos aparecen en anteriormente, reconociendo la ne-
forma explícita como Derechos de cesidad de hacer propuestas innova-
la Naturaleza. Son derechos orien- doras, como lo ha hecho el gobierno
tados a proteger ciclos vitales y los ecuatoriano con la Iniciativa Yasuní-
diversos procesos evolutivos, no sólo ITT para dejar el crudo en subsuelo18
las especies amenazadas y las áreas o con el impuesto Daly-Correa a ser
naturales. cobrado por cada barril de petróleo
En este campo, la justicia ecoló- que sea explotado a nivel internacio-
gica pretende asegurar la persisten- nal, destacando el logro del gobierno
cia y sobrevivencia de las especies boliviano para que se declare al agua
y sus ecosistemas, como conjuntos, como un derecho humano fundamen-
como redes de vida. Esta justicia es tal, Ecuador, su gobierno, debe plan-
independiente de la justicia ambien- tearse una estrategia coherente que le
tal. No es de su incumbencia la in- permita asumir posiciones de lideraz-
demnización a los humanos por el go en la construcción de una sociedad
daño ambiental. Se expresa en la humana equitativa y sustentable.
restauración de los ecosistemas afec- Esta tarea eminentemente po-
tados. En realidad se deben aplicar lítica, que debe insertarse en el ma-
simultáneamente las dos justicias: nejo de las relaciones internaciona-
la ambiental para las personas, y la les, exige, en primer lugar, conocer
ecológica para la Naturaleza. qué es lo que se ha hecho ya en este
Siguiendo con las reflexiones campo. En particular cuáles son los
de Gudynas, los Derechos de la Na- pasos dados para propiciar una De-
turaleza necesitan y la vez originan claración Universal de los Derechos
otro tipo de definición de ciudada- de la Naturaleza.
nía, que se construye en lo social Estos temas han sido discuti-
pero también en lo ambiental. Ese dos en diversos espacios aún antes
18 Sobre este tema se puede consultor el amplio aporte de Martínez y Acosta (2010).
AFESE 54 23
Alberto Acosta

de la aprobación de la Constitución tos problemas ambientales globales


de Montecristi. Sin embargo, esta han modificado la forma en que se
Constitución, con su declaración aborda este reto y la visión que tie-
que asume a la Naturaleza como nen los seres humanos sobre la Na-
sujeto de derechos y abre la puerta turaleza.
para la restauración integral de la Un reclamo formal por acciones
Naturaleza afectada por la acción globales concertadas fue formulado
de los seres humanos, impactó po- en 1980. En el “Informe Norte-Sur:
sitivamente en amplios segmentos Un programa de sobrevivencia”,
de la opinión pública internacional elaborado por una comisión presi-
y se convirtió inmediatamente en un dida por ex-canciller alemán Willy
hito. Este es definitivamente el paso Brandt, se estableció que “estamos
de mayor trascendencia hasta ahora. cada vez más, nos guste o no, fren-
Es una propuesta de vanguardia in- te a problemas que afectan a la hu-
discutible. manidad en su conjunto, por lo que
La toma de conciencia a nivel las soluciones a estos problemas son
mundial sobre los problemas am- inevitablemente internacionales. La
bientales globales tiene historia. Des- globalización de los peligros y los
de la mitad del siglo XX empezaron retos demanda políticas internacio-
a parecer varias instancias preocupa- nales que van más allá de los temas
das por la tierra: la Unión Mundial parroquiales o, incluso, nacionales.”
para la Conservación de la Naturale- El derecho, las instituciones
za (UICN), en 1948; la Conferencia y las políticas han evolucionado.
para la Conservación y Utilización Desde aquellas ahora lejanas decla-
de los Recursos, en 1949; el Conve- raciones a la fecha son muchos los
nio de Ginebra sobre el Derecho del cambios introducidos. También la
Mar, en 1958; o, el Tratado Antárti- sociedad civil, con creciente cons-
co en 1959, para citar algunas de las ciencia global, comienza también a
organizaciones más destacadas. desplegar una serie de acciones e ini-
Desde de la conferencia de Es- ciativas. Es cada vez más evidente la
tocolmo en 1972 los problemas am- necesidad de cooperar para proteger
bientales son definidos como temas la vida del ser humano y la del pla-
que superan las fronteras de los Es- neta mismo.
tados nacionales. Son ya varias las Como recuerda Jörg Leimba-
conferencias mundiales dedicadas al cher (2008), en 1989, en Seúl, Co-
ambiente, como la de Rio de Janeiro rea del Sur, las iglesias evangélicas,
en 1992 y la de Johannesburgo en pensando en una ampliación de la
2001, con indudable influencia en Declaración Universal de los Dere-
los países y en las mismas relaciones chos Humanos, trabajaron en una
internacionales. Paulatinamente es- propuesta de “Derechos para las
24
Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

futuras generaciones - Derechos de búsqueda de un reencuentro del ser


la Naturaleza”. En esa ocasión se humano con la Naturaleza, que es
propuso un borrador de declara- de lo que en definitiva se trata. En-
ción. Las discusiones continuaron en tonces, si se propone como opción a
sucesivos encuentros en Ginebra, en desplegar la Declaración Universal
1990, en Sao Paulo, en 1991, hasta de los Derechos de la Naturaleza,
que en Wellington, en 1992, no fue habría que analizar cuáles serían los
discutido el tema. Sería en el año medios y los caminos a emplear.
1997, en Debrecen, cuando se vol- Bolivia, en cuya Constitución no
vió a plantear la discusión del tema constan los Derechos de la Naturale-
desde la perspectiva de los Derechos za, como dejamos constancia ante-
de la Naturaleza en el marco de la riormente, ha asumido un importan-
visión bíblica de la creación. te liderazgo. A raíz del fracaso de la
En la línea de estas discusio- Cumbre de Copenhague en diciem-
nes, llevadas a cabo en la sociedad bre del 2009, Evo Morales convocó
civil, se debe también señalar que a la Conferencia Mundial de los Pue-
ya hay propuestas de declaración de blos sobre el Cambio Climático y los
los Derechos de la Naturaleza. Por Derechos de la Madre Tierra, que se
ejemplo, están la Declaración Uni- realizó en Cochabamba, en abril del
versal de los Derechos de la Tierra, 2010. Allí, a más de promocionar el
impulsada por EnAct International; tema de los Derechos de la Natura-
una organización impulsada por Co- leza, se planteó la creación de un tri-
mac Cullinam, jurista sudafricano, bunal internacional para sancionar
que ha trabajado sobre esta materia los delitos ambientales.
y tiene varios estudios al respecto. Más adelante, en julio del mis-
También hay la propuesta de George mo año, Bolivia consiguió otro lo-
Winter, de la Casa del Futuro (Haus gro sustantivo con la declaración
der Zukunft) en Alemania. del agua como un derecho humano
Retrocediendo un poco en el fundamental en el seno de Naciones
tiempo, puesto que se está puntua- Unidas. Esta experiencia puede ser-
lizando algunos esfuerzos desde la vir como otro punto de referencia.
sociedad civil, asoma como opor- De conformidad con los resulta-
tuno reconocer el valioso aporte de dos de esta acción diplomática boli-
Christopher Stone, considerado por viana, para impulsar la Declaración
Leimbacher como el “padre de los de los Derechos de la Naturaleza se
Derechos de la Naturaleza”, o de debería dar lugar a la conformación
Albert Schweizer, por ejemplo. de un bloque de países comprometi-
Todos estos esfuerzos mencio- dos con el tema, que planteen estas
nados y muchos otros más han pre- luchas en un marco de colaboración
parado el terreno para caminar en la y complementación internacional,
AFESE 54 25
Alberto Acosta

considerando que este tipo de accio- trabaje sistemáticamente para cons-


nes tomarán tiempo en cristalizarse. truir un frente común para copatro-
Y que, por lo tanto, estas acciones cinar el tema de los Derechos de la
deben contar con una estrategia de Naturaleza en el seno de Naciones
largo aliento, que permita ir suman- Unidas.19Igualmente esta unidad
do adeptos para la causa. deberá coordinar todas las acciones
Una acción de esta naturaleza que realiza el Estado ecuatoriano en
exige un esfuerzo sostenido de co- el exterior en temas ambientales. No
ordinación y respaldo por parte de es posible que se sigan manteniendo
la sociedad civil de cada uno de los posiciones diversas e incluso contra-
países involucrados en este empeño, dictorias como las propiciadas por el
así como también de otros actores Ministerio del Ambiente.
de la sociedad civil mundial. No se Sin embargo, debe quedar claro
trata de una acción de los gobiernos que hay que estudiar todas las opcio-
simplemente. Por lo tanto, este es- nes a seguir en el ámbito internacio-
fuerzo a nivel diplomático tiene que nal, conscientes de que no es posible
complementarse con actividades y esperar que una Declaración como
campañas propuestas e incluso di- la que aquí se propone de resultados
rigidas desde la sociedad civil. Esta inmediatos.
conclusión es fundamental conside- Hay que recordar que los Dere-
rando que en no pocas ocasiones los chos Humanos no surgieron como
cambios gobierno pueden hacer per- conceptos totalmente desarrollados.
der el rumbo trazado inicialmente o Desde la Revolución Francesa hasta
inclusive los gobiernos proponentes su Declaración Universal en diciem-
pueden también perder el interés en bre del 1948 fueron muchas las lu-
los proyectos iniciados. chas acumuladas. Su diseño y apli-
Si el gobierno boliviano con- cación han implicado e implican un
siguió un logro importante con la esfuerzo sostenido. Y desde entonces
declaración del agua como derecho cada nuevo derecho implica un sos-
humano fundamental, el Ecuador tenido esfuerzo político, en el marco
con mayor razón y sobrados argu- de redoblados esfuerzos diplomá-
mentos podría sumarse a liderar este ticos. Así, el Derecho Humano a la
tipo de iniciativas. Esto implica la educación y al trabajo, incorporado
organización de una unidad espe- en la Declaración Universal de los
cializada en el Ministerio de Rela- Derechos Humanos, exigió un pro-
ciones Exteriores del Ecuador que longado proceso de debate y cons-
19 La iniciativa boliviana se viabilizó a la conformación de un importante grupo de Estados copatrocinadores:
Angola, Antigua y Barbuda, Arabia Saudita, Azerbaijan, Bahrein, Bangladesh, Benin, Eritrea, el Estado Plurinational de Bolivia,
Burundi, Congo, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Fiji, Georgia, Guinea, Haití, Islas Salomón, Madagascar, Maldivas,
Mauricio, Nicaragua, Nigeria, Paraguay, República Centroafricana, República Dominicana, Samoa, San Vicente y las Granadi-
nas, Santa Lucía, Serbia, Seychelles, Sri Lanka, Tuvalu, Uruguay, Vanuatu, la República Bolivariana de Venezuela, y Yemen.

26
Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

trucción. Algo similar aconteció con mismo UNEP. Por cierto la Asam-
el Pacto Internacional sobre Dere- blea General de Naciones Unidas
chos Económicos, Sociales y Cultu- debe estar en la mira de esta inicia-
rales o con la Declaración sobre los tiva diplomática; aquí existen varias
Derechos de los Pueblos Indígenas. comisiones que podrían ser espacios
Téngase presente también lo di- para plantear esta propuesta.
fícil que es la aceptación en la prácti- Otro punto a dilucidar es la con-
ca de los Derechos Humanos, asumi- veniencia o no de una declaración de
dos formalmente como un mandato los Derechos de la Naturaleza en un
universal ya en el año 1948. Esto, texto independiente de los Derechos
sin embargo, no debe conducir al Humanos. Hay especialistas que re-
desaliento. Al contrario es indispen- comiendan que los Derechos de la
sable pensar en dicha estrategia y en Naturaleza deberían formar parte de
el camino diplomático a seguir. los Derechos Humanos. Estas no son
Son muchos las puertas de en- cuestiones baladíes. Se requiere una
trada si se quiere abordar este tema profunda investigación y consultas
en Naciones Unidas. En donde, a mi en diversos ámbitos.
juicio, es el campo donde se debe des- En síntesis, la tarea pendiente es
plegar la mayoría de estos esfuerzos sumamente compleja. Hay que ven-
políticos. Esto no obvia, por cierto, cer resistencias conservadoras y posi-
apoyar la adopción de los Derechos ciones prepotentes que esconden una
de la Naturaleza en otros ámbitos o serie de privilegios, al tiempo que se
en otros países a través de cambios construyen propuestas estratégicas
constitucionales, por ejemplo. de acción dentro y fuera del país.
Sin pretender agotar el tema, La estricta vigencia de los Derechos
solo como punto de referencia se po- de la Naturaleza exige la existencia
dría pensar en actuar en el Consejo de marcos jurídicos internacionales
de Derechos Humanos de Naciones adecuados, teniendo en considera-
Unidas; allí se podría engarzar el res- ción que los problemas ambientales
peto de los Derechos Humanos con son cada vez más temas que atañen a
la necesidad de garantizar un manejo la humanidad en su conjunto.
ecológico equilibrado para poder ga- En última instancia
rantizarlos efectivamente. También reconozcamos que en el Ecuador
se podrían considerar otras puertas está en juego el Buen Vivir o
de entrada en los programas de Na- sumak kawsay, base del Estado
ciones Unidas que abordan temas plurinacional e intercultural,
ambientales como el United Nations relacionado estrechamente con
Enviromment Programme (UNEP) o los Derechos de la Naturaleza. Y
la Division of Envirommental Law que estos derechos, imbricados
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AFESE 54 27
Alberto Acosta

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30
Chuquiragua

La flora y la fauna de los páramos es muy especial y está adaptada a las


extremas condiciones climaticas y ecológicas de las alturas andinas. La
chuquiragua es un ejemplo bien conocido de los arbustos típicos de los
páramos, y es considerada la flor del andinista.

© 2010 Patricio Mena Vásconez


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