A inicios del siglo XVII, basado en principios de derecho romano, Hugo Grocio
postuló la «doctrina del mar libre» en su obra Mare liberum (Mar libre), según la
cual los mares no podían ser sujetos de apropiación, porque no eran susceptibles
de ocupación, como las tierras, y por ello debían ser libres para todos («libertad
de los mares»).
Sin embargo, en el siglo XVIII Cornelius van Bynkershoek logró sentar el principio
según el cual el mar adyacente a las costas de un país quedaba bajo su
soberanía. La extensión de esta franja marina cercana al borde costero quedó
entregada, en general, a la capacidad de control que el Estado podía ejercer
sobre ella. Por ello, el criterio utilizado para fijar su anchura fue la posibilidad de
control desde la costa, que permitió el surgimiento de la norma de las tres millas
marinas, basada en la tesis «del alcance de la bala de cañón» (de Ferdinando
Galiani).
En este contexto, las nuevas áreas de misión de las Armadas, en base a diversos
escenarios político-estratégicos, consideran la vigilancia de las aguas
jurisdiccionales ante amenazas reales y potenciales de flotas o embarcaciones
que operen en éstas sin el debido consentimiento del país ribereño; las
actividades de investigación científica marina sin el conocimiento del Estado
afectado; la captura indiscriminada de las flotas pesqueras de aguas distantes
en la Alta Mar adyacente al Dominio Marítimo (Zona Económica Exclusiva ZEE
en la CONVEMAR) y el incremento progresivo de la contaminación de los mares;
lo anterior, sin ninguna duda produce efectos negativos al concepto del
desarrollo sustentable que otorga el ecosistema marino y sus vitales recursos al
Estado Peruano.
En este escenario futuro, se estima necesario analizar el hecho que las futuras
crisis que pueden derivar en conflictos navales, serán causadas principalmente
por la interpretación del Derecho Internacional Marítimo en aspectos tales como
la delimitación de los espacios marítimos, la libertad de navegación, la pesca y
la explotación de los suelos y subsuelos marinos; aspectos todos considerados
en la CONVEMAR, instrumento internacional del Derecho que protege nuestros
intereses nacionales.
POLÍTICAS NACIONALES
Sin embargo, junto con los nuevos beneficios de orden político y económico que
el nuevo régimen para los océanos otorga a los países, aparecen también
nuevas tareas, requerimientos y responsabilidades de todo orden,
condicionantes que no pueden ser cumplidos o satisfechos mediante un simple
cambio de prioridad o énfasis, sino que implican que muchos Estados deban
efectuar un cambio mayor de su visión y su actitud hacia sus Armadas, que llevan
a estas a su vez, a revisar de modo acabado sus planificaciones estratégicas y
operativas.
El mar territorial en primer lugar, y luego su Zona Económica Exclusiva
constituyen el objeto de atención preferente de las Fuerzas Navales,
especialmente las de aquellos Estados que no adquieren aún la capacidad de
investigar o de utilizar los recursos que se encuentran más allá de sus límites
jurisdiccionales. Es al amparo de las jurisdicciones nacionales que los países
desarrollan sus intereses marítimos, flotas mercantes, pesquerías,
infraestructuras portuarias, industrias de acuicultura y marinas, entre otros, a
cuya protección se abocan, de preferencia, las fuerzas navales.
Los océanos, al igual que la tierra, están en peligro de ser sobre explotados y
contaminados si no se adopta una administración adecuada para sus usos. A
esto se agrega el hecho que los océanos van cada vez tomando mayor
importancia en lo que se refiere a la calidad de vida del hombre, por lo que es
necesario aumentar los esfuerzos de modo que la explotación y preservación
sean más eficientes y sustentables.
A diferencia de lo que ocurría hace cien años, el siglo XXI se iniciará bajo las
normas establecidas en la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar y otros acuerdos de carácter complementario, los que tratan de conciliar los
intereses de los diversos Estados, permitiendo un uso más racional del mar y
sus recursos. En relación a esto, las Armadas cumplen una labor ordenadora y
de respaldo insustituible en la aplicación de los instrumentos jurídicos
internacionales, ya que, sin el concurso de la fuerza naval como extensión
soberana de los estados, sus disposiciones no serían operables.
LAS 200 MILLAS
Un conjunto de circunstancias naturales favorables ha hecho del mar adyacente
a las costas del Perú de una longitud de cerca de mil millas; uno de los más ricos
en recursos biológicos. Entre esta circunstancia debe mencionarse las
características geológicas y morfológicas de nuestra costa, la corriente fría que
corre a su largo proveniente del Antártico, y las substancias minerales y
orgánicas que descargan en el mar los ríos que descienden de los Andes o que
son traídas por los vientos, desde las montañas.
El Mar Peruano o Mar de Grau es un sector del Océano Pacífico que baña
nuestras costas hasta una distancia de 200 millas hacia el Oeste. Fue fijado por
decreto N° 781 del 01 de agosto de 1947 por el entonces presidente José L.
Bustamante y Rivero. Esta faja de las 200 millas se localiza paralela a nuestro
litoral desde la Boca de Capones (Tumbes) en el Norte, hasta la Línea de la
Concordia (Tacna) en el Sur. Su área es de 626 540 km2 y, hasta allí, ejercemos
nuestra soberanía por cuanto constituye el Cuarto Medio Geográfico del Perú.
Por estos motivos, en la demanda que Perú interpuso a Chile ante la Corte
Internacional de Justicia de La Haya para solicitar que se tracen los límites
marítimos entre ambas naciones, están en juego los derechos de soberanía
sobre el mar que proclamó Bustamante y Rivero en 1947.
Por la sentencia se decidió que el punto de inicio del límite marítimo entre el Perú
y Chile es la intersección del paralelo geográfico que cruza el «Hito n.º 1» con la
línea de bajamar, y que la frontera marítima sigue el paralelo que pasa sobre el
Hito n.º 1 hasta un punto situado 80 millas marinas de distancia, a criterio de la
corte dicha decisión se encuentra sustentada en los acuerdos jurídicamente
vinculantes y la práctica bilateral entre ambos países que prueban la existencia
de una delimitación marítima efectuada por las partes.
- La Convención del Mar reconoce a todo Estado ribereño, una zona económica
exclusiva de hasta 200 millas, con derechos soberanos para la exploración,
explotación, conservación, administración y otras actividades económicas en
relación con los recursos naturales, investigación científica, protección y
preservación del medio marino.
La gran prerrogativa es si el Perú así como los 168 países del mundo, debería
adherirse a la CONVEMAR, en que beneficiaria o cual seria el holocausto para
la actividad pesquera a nivel nacional, es mas que un tema de interpretación
dejado al criterio de nuestros gobernantes.
La similitud radica en que todos son decisiones tomadas por las partes como
manifestación de la convergencia de voluntades con el fin de producir efectos
jurídicos. Estos acuerdos pueden ser Verbales o Escritos, siempre que el
consentimiento de los otorgantes sea válido, su objeto cierto y determinado, no
esté fuera de comercio y no sea imposible.
También se puede decir que son los acuerdos alcanzados entre gobiernos u
organizaciones multilaterales para establecer las condiciones de los vínculos
entre los países.
En la historia de nuestro Perú junto con otros seis países más, hemos
firmado el Pacto de Leticia. Colombia y Perú tomaron la iniciativa. Los
presidentes Iván Duque y Martín Vizcarra propusieron, después de un
encuentro binacional en la ciudad peruana de Pucallpa, una cumbre de
presidentes por la Amazonía, luego de que durante varias semanas los
incendios forestales, principalmente en Brasil y Bolivia, se dispararan sin
control.