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ure Tepresentacion, como el mas redimentaro de los generos de fecion al que Perr eet ene en agency Tas pomeranian a Pare er erent ee ene tet eee ee Sareea ea ane Cr iret’ Peiepennyee tin rie rece eine tater tees Eoiemen ete eesinn tinea eee tenet as pease rier ny ent eet ee nr roe re re pte eet a ee en Paneer eth eerie Pe niet eter tte Ran Pee pt ea eae Perron rs i ee eran! fe cer een ce ra ora eee tren enor een tenner ai) pee arn tet ere ee POET ran gto ted pacer ecenea rere ac aorta) Peceen nr epee yin coene ye iii aoa a Sd Tred ore are rere te ae ey eee ere Tn eee trioa y pubic, a a que siguleron Ano focad musica de bailey V ore eass rnc. rn a ere aay esr mer yey oe ieee ee Peni err tc ene ‘iawer Montes Macig, 1976) es escrtor,traducor y crtco de pemmnen any mene rane rete rte Priel tty remnant Tae enn ene ea tea Historia del Arte en el Colegio Esparol de Malabo (Guinea € Bree ete eee eet oa peer mere ee tnt) [oma y Montes Poor) Andrés Barba Javier Montes La ceremonia CB ORL eee ee Urn ec) PWC) EUAN Corry La ceremonia del porno fa . (3 LSsusgess Bar Andrés Barba y Javier Montes © aa La ceremonia del porno EDITORIAL ANAGRAMA NOTA: PORQUE ESTE iBRO Es un} BU00,NADE TENE DERECHO {asuormmoomumano. | Di dee lacie: Jali Vines, Haman: pod de evn Bay Sp, 1970, Erdos Unidos © An Bab y ave Monts, 2007 (© EDITORIAL ANAGRAMA, S.A, 2007 Ped els re, 58 (08034 Barlons san; 978 86-339-6250-1 ‘Dept ep B. 9741-2007 Prine in Spin Rentook pets Mica 36 (0830 Stor Bot de ober El dia 28 de marzo de 2007, e jurado compuesto por Sel vador Clotas, Romén Gubern, Xavier Rubert de Vent6s, Fet- nando Savater, Vicente Verdi y el editor Jorge Herralde, con- cedié, por mayoria, ol XXXV Premio Anagrama de Ensayo ‘La ceremonia del porno, de Andeés Barba y Javier Montes. Results finalsta Poética del Cafe, de Antoni Marti Mon- verde, Gutrdese del pathos de lo exdtico. ‘Todo pathos tiende a prometer mistrios ya cumplir sus promesas con wna meci- Hemnann Broce, Pasenow 0 el romanticiomo INTRODUCCION: LOS OMBLIGOS DEL PORNO Hablar de pornografla sigue siendo dificil. Aunque va- rias razones de esa dificultad se han evaporado en los iti- mos veinte afos, otras nuevas las van televando; y algunas viejas conocidas del género parecen dispuestas a seguir acompafiando a quien se pone a hacerlo, Quizd encontrar el tono no sea la menor de codas. Hasta los afios noventa tratar sobre el porno implicaba, so- bre todo, una toma de postura a favor 0 en conont. ¥ muy menudo el a favor ha sido, mds bien, un no-en-conint mu- cho mis sinuoso. Es ficil detecar en quienes han adopta- do esa postura ambigua una cautela lindante con cl con- torsionismo intelectual y un abuso de la mas terrible lacra del género: la jovialidad (que también hace estragos en la propia pornografia, aunque ésa sea otra cuestién). A veces resulta tan irritante que uno prefiere la franqueza de pos- turas abiertamente hostiles. En ese bando, el rechazo a la pornografia ha unido a extrafios compaficros de vi Iiticos conservadores,intelectuales humantitas,fundamen- talista religiosos ~del islam al catolicismo— y feministasra- dicales. Desde el nacimicnto del fenémeno a finales del siglo xvit se han embarcado de la mano en amplias cam- u pafias antipornografla que siguen organizindose hoy de forma periddica y sistematica -y no es probable, dada la propia naturaleza de lo pornogrdfico, que dejen de poner- se en pie en el futuro: lo prueban los cédigos penales vi- sgentes en muchos pafses musulmanes o I enésima ofensiva Tegal contra la produecién y difusién de matetial obs- ceno llevada a cabo por la Administracién Bush en Estados Unidos. Sin embargo, aunque ttl y hasta necesaria para posi- bilicar experiencias pornogrificas -como se ird viendo-, desde los afios ochenta la censura ha perdido el sentido del ‘que creen docarla sus instigadores La insalacién del porno fen nuevos medios como el video, Internet o el teléfono mévil ha cambiado Ia naturaleza del fenémeno y ha vuel- to irrelevante la cucsti6n del grado de censura deseable tes- pecto a lo pornogrifico. La nueva posibilidad de acceso ‘universal al porno ha resuelto la cuestién por la via de los hrechos: basta con hacer clic. Por otra parte, resulta revelador que justo en esa época la profesora estadounidense Linda Williams publicase un libro fundamental: Hard Core: Power, Pleasure, and she «Frenay ofthe Visible. Hard Core» (1989) signifi la supe- racién del acereamiento polémico ~profeontra— al fe- inémeno pornogrifco. Incluso hoy es imprescindible a la hhora de estudiar el cambio en el tono con que la porno- graflaestratada en Occidente (al menos en los medios aca- démicos, con lo que éstos puedan tener de campo de pruc- bas avanzadas respecto al conjunto de una sociedad). Williams pretendié acercarse ala pornografia de forma ncutrals, en cuanto producto cultural importantisimo de las sociedades occidentale, y se empefié particularmente en evitar juicios morales explicitos © implictos. Estaba convenicida de que estudiando a fondo las formas y discur- 2 s0s de la pornografia contemporinea podria saberse més acerca de quienes la producen y consumen: de una socie- dad, en ltimo término, que de un modo 1 otro se va vol- viendo una pornégrafi consumada. En mayo de 2001 Frank Rich publicaba en el New York Times un articulo «Naked Capitalists leno de datos sobre la implantacién ‘comercial del porno: frente a las cuatrocientas peliculas manufacturadas anualmente por los grandes estudios de Hollywood, la industria del cine porno (llamémoslo ecine> aungue su distribucién y su técnica hayan dejado atris lo tradicionalmente cinematogrifico hace mucho) pone en ulacién de dica mil a once mil rtulos nuevos. Setecien- tos millones de videos o deuvedés porno se alquilan anual- mente en Estados Unidos. Los ingresos de la industria en su conjunto ~incluyendo revista, paginas web, canales por cable y peliculas para cireuitos privados como hoteles y sex- shops~ ascendian a carorce mil millones de délares anuales: tuna cifra que superaba en Estados Unidos, desde luego, los ingresos de la industria cinematogeéfica tradicional, pero también los del negocio del deporte profesional: béisbol, fithol americano y baloncesto juntos. Cifras as{obligaban a un cambio en los puntos de vis- ta tradicionales sobre el porno. La propuesta de Williams cera novedosa y estimulante y ya ha dado lugar a toda una nueva disciplina universicaria y ala creacién de muevos de- artamentos: los Porn Studies. Sin embargo, por Wcida y gurosa que sea su aproximacién a lo porno, por higiénica que resulte desde un punto de vista intelectual frente a las antiguas contraposiciones pornéfilas/pornéfobas, no acaba de resultar saisfactoria, Es muy probable que ninguna aproximaci6n hicida,ri- gurosa e intelectual a lo pornogrifico acabe de resulta sa- Tisfictoria. Es verdad que las posturas polémicas previas B aburren; hace tiempo que son previsibles los argumentos que pueda llegar a esgrimir uno u otro bando, aunque ‘ambien con el paso del tiempo y aunque un mismo argu- ‘mento ~la libertad de expresin o la defensa de minorias ‘oprimidas, por cjemplo-acabe siendo reciclado por el con- trario, Pero, como se iré viendo, las pretensiones de neu- tralidad de esa tercera vfa que proponen los Porn Studies co- ren el riesgo de situar al que escibe sobre el asunto en unta posicién falsa. Bataille ya avisaba que el simple investiga- dor nunca esté ala altura del erotismo. Resulta muy refrescante la voluntad de acerearse al pomo sin tomar partido en la batalla que cuestiona su mis- ‘mo derecho ala existencia, la intencidn de hablar del porno con franqueza, sin sentir embarazo y sin ponerse a la de- fensiva, La sensacién de frescor se atemtia cuando uno per- cibe algo forzado en esa franqueza, un cierto grado de fin- gimiento (y es dificil ver de qué forma podria evitarse) Habria que desconfiar de quien habla con llaneza sobre pornografia porque cree no sentirseafectado por ela, por- ‘que esti seguro de contemplarla con ecuanimidad y dis- tancia, Merece desconfianza, en fin, la suposicién de que sea posible hablar llanamente de pornografia. Es imposible no sentrse prefundamente perturbado, «en lo mis hondo de uno mismo, al ver porno. No es cier- to, claro, que todo el porno resulte para todos igualmente turbador y misterioso; pero s{ que para todo el mundo hay al menos cierto porno profundamence conmovedor. Puede abustimnos soberanamente el porno hetero o las gang bangs hhomosexuales, puede dejarnos fio el aparataje leather, cl porno amateur, los trios o el fist fucking, la coprofagia o la zoofilia, los disfraces de personajes Disney o los uniformes de colegialas. Pero seria esnipido -e involuntariamente re- velador~ apresurarse a concluir que de la indiferencia per- 4 sonal ante una -o varias, 0 todas menos una~ modalidad del porno se deduce la indiferencia ante el conjunto. y que 1 porno nos es indiferente. Més ain, que nos aburre (la fta- se de buen tono por excelencia, la que mejor pone a salvo: hasta no hace mucho particularmente extendida en tertu- lias de sobremesa progres, aunque parece que ya va costan- cdo més dejarla cacr sin que chierle demasiado). El porno el porno adecuado a cada uno nunca es aburrido: como mucho puede admitise que su grado méximo de interés se atenda en cl momento inmediatamente posterior a la cexcitacién y el orgasmo que por todos los medios intenta provocar. En ese sentido, Susan Sontag veia un producto ‘eminentemente camp ~es decit, antipomnografico- en +las peliculas porno vistas sin lujuriay. Quiad tuviese algo de ra- 26n: para ser comprendido en toda su intensidad el porno exige -, servical, se encarga de proporcionar— un com- promiso (en el que entra la excitacién) por parte del espec- tador. Se hablari més adelance de los rasgos complejos que definen ese compromiso, pero por ahora la cuestin es que para todo el mundo existe una pornografia que no puede verse sin lujuria esto es, sin una profundisima implicacién cemocional y fisica, sin la acepracién de un compromiso ue permit experiencia pornos ye cd acer ‘No escribiré nada sustancioso sobre el pomo quien se apresure ~un poco demasiado apresuradamente—a explicar su indiferencia frente a lo pornogréfico ~y trate de probar su perfecta comodidad ante el tema mediante unos cusn- tos chistes nerviosos. Ni siquiera quien prescinda de los chistes y afirme su ecuanimidad ante el fendmeno con se- renidad y convencimiento, mirando a los ojos y poniendo sobre la mesa una bregada amplicud de miras, con todas las rmuesteas de la madurez y el perfecto equilibrio mental. 15 Justo antes del final de una entrevista recogida en la serie de documentales Pornography. the Secret History of Civil- zation, la misma Linda Williams que habia desmenuzado on ecuanimidad profesoral algunos de los rasgos formales del cine porno reconocta ~a vuelapluma, y casi involunta- riamente- sa preferencia personal por el porno masculino ‘gay en Ia intimidad. ¥ en las tomas falsss recogidas al final del capieulo -en un lugar marginal respecto la narracién seria que es muy parecido al que ocupa el porno respecto al resto de representaciones y géneros narrativos- podta verse cémo, con risa nerviosa, decia que squizd no fuese necesaio incluir esa frase». Quist, por el contrato, fuese csa frase la. mas importante de todas: la que revelaba que también para ella habla un tipo de porno que le afectaba cde manera (ntima y percurbador. ‘La madutrez, el equilibrio mental y la ecuanimidad son rasgos de caricter muy encomiables. Pero quiz4 no sean la piedra de roque que resulte mds dil acerear al porno para comprobar sus cualidades y tratar de sacar algunas ideas en claro sobre su naturaleza. El porno actia en realidad como dlisolvente de todos ess rasgos. © los incomoda, al menos. En un sentido profundo ~més all de convenciones socia- Jes mds o menos restrictivas y sucesivamente obsoletas— el porno sigue siendo incémodo, como poco. A veces terri ble, alo mejor incluso trégico. En todo caso, muy intere- sane: supone la posiblidad de una experiencia que deja desnudo de toda pretensién de indiferencia, conmovido por la imagen porno hasta la tlkima fibra de su ser Es diffe, claro, hablar de porno 0 de lo que sea~ cuando uno esti conmovido hasta la iltimafibra de su ser. Y no se pretender aqui que se habla en ese estado. La ex- periencia pornogréfica es irregular, discontinua y variable. No todo el porno conmueve siempre a todos. Pero quid 16 no pueda hablarse seriamente de pornografia sin una con- ciencia muy viva de la posibilidad de ese conmoverse y un recuerdo muy presente de la propia conmocién. ‘No'hace falta decir que en esa conmocién entra la ex- citacién sexual; tampoco que no se reduce, ni muchisimo menos, a ella. Es sélo el primero de toda una serie de com- promisos que permiren al que contempla porno pasticipar en la ceremonia de su contemplacién. Qué puede suponer nacién, sin incuietud o sin miedo. Es decie, una pornogra- fiaa la que yo no puedo ser indiferente, que me revuelve 0 ime excita, pero que sobre todo me interpela y me offece a 1m{ mismo como ser a quien descubrir. sa inquietud producida en mi es tan incomunicable ‘como mi propia manera de sentir mi intimidad. Yo no co- ‘unico mi intimidad, comunicarla es perderla, dafiara, para ello tendria que hacerla comprensible y hacerla com prensible es desarticular esa estructura preverbal que la ‘gompone, conseguir que deje de ser elistica y sinuosa y f- jarla ante otro, otorgarle una configuracién légiea que la ddestruitia inmediatamente. Incluso la manera en que me ‘omunico mi propia incimidad es engafosa. Yo siento mi intimidad, la siento. como una gigantesca categorla vacia nla que me escondo, en la que soy un misterio para mf, 39 ‘un misterio que tiene la doble virtad de ser obvio ¢ inco- rmunicable Ese centro oscuro 0 etructra migiea fica que escapa al pronunciamiento'y en la que sin embar- go me encierro, cla que posta que me convirta en tina criatura sensible a Ia estimulacién pornogrifica, ‘La pregunta inoSmoda es si efectivamence tiene algin sentido (aun suponiendo que fuera communicable) especificar lante los otros las caracterfstcas de eve estado inquietud-ex- iracién-miedo en el que me encuentro al contemplar por- nografla ¥ slo tendeé se tanto qs supe ls tspecifcidades de mi pornografia,exsta un vinculo comin serie age pape deuna ingle gens, deur ths alld de la excitacién, de la inquietud y del miedo. Des- deel momento en que acepto la premisa de que para todo Gl mundo existe al menos una imagen pornogrifica que slo puede ser mirada con lujuria inquietad, estoy aceprando Jue cualquiera puede pensar la pernograia genércamente ddesde su experiencia intima y pronunciar verdades. ‘Bien podria preguncarme entonces quién soy yo cuan- alo veo pormografia, en qué consiso, qué se articula en my por qué me inguieto, qué me intrpela Say un ono gado? {Un oro traladado? Un ot Hberado? Qué es fxactamente lo que cede y qué lo que se activa rea sobre fini Jose Las Pardo a yura que hay un momento que puede denominarse +mo- errr dea aleeridads y que se cere al hecho de cada une ts orroen y para s{ mismo, 0 diche de otro modo, que la f- ra de [a intimidad que correspende al momento de la al- feridad es la de la muliplicacin. Existen en esa intimidad inaprensible momentos en los que yo me revelo a mi mis- smo, momentos significaivos, c incluso inquietantes, en los {gue yo soy otro para mi, Ese o1ro-que-yo en todo seme- jante a m{ menos en el chispazo que me inquieta es como 40 la grabacidn de mi propia vor, cuyo timbre soy incapas de reconocer pero cuyas palabras admito como mias. Pensar la pomografia debe ser necesariamente pensar en nosotros ‘viendo pornografia, reconocer como nuestra esa vor gat- sgosa 0 nasal que no aceptamos, pero que no tenemos més remedio que adoptat. En la revelacién de mi ser-otro debo ‘aptar esa esencia de mi, perteneciente al incomunicable de mi intimidad. Efectivamente, se es siempre wotro en y para uno mis- ‘mor. Y tanto més cuando lo que nos interpela es amenaza- dor o revelador. La pornografia, en ese sentido, ¢s amena- zadora y reveladora, y no, como cs habitual escuchar, «aburrida y trivial. Como anoraba Murray S. Davis en su ensayo Smut: Erotic Realiy/Obscene Ideology: «La porno- srafia es el vinico fendmeno social que ha sido acusado de ser simulténeamente peligroso, repugnante y aburido. {Como puede ser algo peligroso, repugnante y aburrido a la ver?» Y sin embargo ese malentendido que confunde lo aburrido con lo amenazador resulta enormemente signifi- cativo. gNo seré que nos enfientamos a ese obvi incomue nicable squid vactor llega a afiadir Pardo) de muestra inti- midad? El obvio incomunicable de la intimidad sélo se pone ‘en Funcionamiento y se colmars o no de informacién en tanto que el estimulo le interpee o le imponga una lecru- ra de sus reacciones, Si la pornografia nos oftece informa- cién sobre nuestra intimidad serfa necesario preguntarnos de qué calidad es la informacion que se nos oftece,y si se ‘tata 0 no de una informacién engafiosa, de una falia ver dad, o incluso (como afirman muchos de los detractores de 1a pornografia) de una no séo falsa sino también peligrosa y-dafiina apariencia de verdad. En su introduccién a la antologia de ensayos recogidos bajo el titulo Porn Studies Linda Williams, al comenta las a reacciones de sus estudiantes en clase al contemplar mate- Fial porogrifico,sefiala tun caso tan significativo como in~ va dc un chico que con adearmant honestdads seguré que se sentia incSmodo y temeroso ante ls imc genes homosexuales que se estaban exponiendo porque te- fia miedo de que le gustaran, «Si me gustaba», aseguraba chico, «eso significaria que era gay» Aunque la propia Linda Williams lo interpreta (con r2z6n, por otra pate) desde el punto de vista social, es decir, desde el de una cul- tura que interpreta el lesbianismo como juego ex6ticoy la homosexualidad como tabii, y que en el fondo sigue sien~ do pattiarcal y homéfoba, hay en la acttud del chico una onciencia muy interesante, prjudicativa podemos decis, el acontecimiento mismos la conviecién de que ciertas si- tuaciones estin capacitadas para favorecer un estado de la ‘evelaciin, No era el material mismo lo que atemorizaba al Feradiante de la sefiora Wiliams, sin la posbilidad de que ft revelacién se produjera y las consceuencias cociales, personales y morales de esa revelaci6n. ssa concincia prejudicava del aconecimiento por rifico la que nos interesa ahora. Admitamos que, efec- tGramente ni pornografla es una revelcién. Mi pornogra- fia, exa que no puedo ver sin Iujuria, sin inquietud, sin miedo, Si estoy predispuesto a la revelacion es porque he investido a la pornografia de lz autoridad de ororgirmela y porque yo mismo me he predispuesto a recibitla, es decit, tne he convencido de que me encuentro en una situacién tn La que esa posibilidad puede materializarse. La porno- trafla desta eacciones que mee ayudan a pensar sobre mh Sobre un yo intimo, velado en cierta medida hasta para mi mrismo, Sin embargo, me encuentro cn una situacién eam- bign irrtante: zdebo o no debo tomar en serio esas revela- iones? ;Son verdaderamente signficativas esas revelacior a2 nes? Lo son en tanto que me inguietan, me estimulan producen efectos que puedo medi (mi exctacon real mi invocacién furura de esa escena en situaciones reales que se asemejen), pero el hecho es que desconozco cual ser mi reaccién ante esa estimulacién puesta delante de mi de ma- ters palpable en ie panna cero de lo que anta Teresa y Truman Capote llamaban «la plegaria aten- idan, No sé efectvament, si deseo que es plearia 5a atendida, que se efecnie lo que de momento sdlo sucede ance mien imégenes. Reromemos ahora nuestra tess inicil: la de qu la de que para todos existe una pornografia que no puede mirarse sin in- aie, sn fcnai, sn ext, sn mito, De a rmisma manera que advertiamos antes que un espectador de pornografia admite de manera prejudicativa la seguri- dad de que se halla en un estado de la revelacién (como el cestudiante de la sefiora Williams que tena miedo de des- cubrirse homosexual), existe rambién wna conciencia pre- juicativa de la excitacidn, es decir, una disposicién a scr ‘excitado. Se establece, de antemano, un compromiso con la cexcitacién. En la vinculacién que se establece entre una pelicula pornogrificay yo hay una tensién inincerrumpida que sur- fe precisamente de mi compromiso y que muere con la re- selucién de aquello alo que, como observador, me habla comprometido. Establerco asi una especie de doble rela- ein eel concencia de mi que cone lo excianey laconciencia que lo encuentra y que se excita de manera ain " “ Sexcapades (Henty Pachard, 1983) comienza con una geen nl queue prj se desnuda ycomiena aaa siarse ante la mirada de un tercero, La escena (después ‘comprendemos que el tercero es un productor de cine 8 porno que busca acrores) carece de interés pornogréfico para el productot hasta que la pareja hace algo que le exc- ta realmente (en este caso una felacién). Se rata aqut de duns representacién navraiva de lo que sucede en la con, Gencia del observador. No se produce una percepcién del Seontecimiento como pornogrifico hasta que st dala esti- tnulacién del consumidor. En este caso resulta especial- mente evidente porque los mismos actores (que desean el trabajo y por eso tratan por todes los medios de resulear es- timalantes) van modificando sus propias posturas hasta lo- rar que ese compromiso (el suyo como actores de excita y el del observador de exitars) se satsfaga, es deci, para Togear que el acontecimiento pornogréfico se produrca. La questign no es si disfrutan o dejan de hacerlo (cosa que en l fondo esté fuera de lugar en ese momento), sino si se produce o no un acontecimienco pomogrifico. En tanto que mi exctacién ante el acontecimiento pornogrifico no se produzca, ex acontecimiento no ¢ pot hogrifico, sino cémico, ridiculo, inmoral, desagradable, 0 inocuo. Es muy habieual escuchar que la pornografla re- sulta eaburridas, aridicular o sinverostmils. La respuesta mds apropiada seria hacer comprender a quienes tal afir- man que, sencillamente, lo que ha sucedido es que no han visto pornografia en absoluro, por mucho que creyeran verla, ¥ no la han visto, entre otras razones, porque como ‘bservadores han negado dos principios basicos para que el Scontecimiento pornogrific se produzca: la conciencia preiudicativa dele revelacén por un lado, y el compromise cela exctaciin por otro, Orro tanto se podela deci, por éjemplo, del pornéfobo consumidor habitual de pornogrs- fla. La conciencia prejudicativa del acontecimiento porno- grifico se produce en este cao de wna manera geminada Fay tal seguridad de la maldad (moral, sexual, religioss, 44 exc,) del acontecimiento que el espectador se ve obligado a divide en dos: se prejucado que et convencide del bajeza de su accién, y ser delectante que se excita de forma cfectiva. Mientras el primero jurga, el segundo se rinde. El primero enuncia una realidad que no queda abolida por cl hecho de que estéefectivamente excitindose, ya que ese que s aia en el fondo unatnqueyo, um sx die tinto, Asiste y no asiste al acontecimiento. Lo vive por pro- turati, poto no de los actres, sino de sf mismo, de ‘otro-yo que escapa al prejucio de la maldad de lo que con- ‘empl y se instala en una pura fantasfa, en un imagen fale sa de sf mismo. «En cualquier caso», piensa el pornéfobo que se excita contemplando pornografia, «no debo preocu- pparme porque mi excitacién no es relevante, no es signifi cativa. Yo soy otto que yo, y por tanco no debo tomar en serio las revelaciones que se produzcan en el marco de ese sct-otro el yo-real es el que niega la valider de este aconte- vine para na experienc cl abizac ico . por ahor. Taye a x abitacdn propia quel poro busca sn vFacens. El video ce ls sls X einic6 la implamtacién Sl porn en un lugar mucho ms convenient: en Ia pat- weppett presie nuestros cunts de estar y nuestros dor ioe lism al princi dear en un ral parecer, de nuevo en a pa egundo momento, y ahora, moc pn ae de tlevisiba digital conecada siempre alter Sins en la miniscaa paca del wefono mas avs Skt qu ye puede accede aidgene eualmen expe ogre poe inl a pleas expect flmadas par ce mati. Yen 1991, Bera Acad crabs Ie Pee Se una expeeulacién queer cas una profecia del ad- 78 venimiento de Internet como habiticulo idéneo para el porno: «Los reos futuros dela ponografa se decidir se- sin su capacidad para encontrar el lugar apropiado a sus Y el porno, una vez més, demostré una capacidad no- table en ese sentido, Del mismo modo que en los ochenta las productoras se adaptaron al nuevo medio, la imagen pornogréfica se ha adaptado a Internet a toda velocidad. Los limites entre el porno stradicionalydistribuido en vi- deo o deuvedé y el porno en la red se vuelven mas per- zmeables de afo en aio y casi de mes en mes. A medida que se extiende el acceso a Internet de banda ancha, los consu- iidores estin en condiciones de ver imagenes porno en ‘movimiento sin las pausas iritantes y a lentitud de acceso que dificultaron su consumo en un principio. Y las pro- ductoras se apresuran a trasladar su contenido a la red para satisficer una demanda ereciente. Las péginas web porno de pago creadas a tl fin suelen incluir «galeris» de actores yy actrices con perfiles y clips de videos, avisos de nuevas producciones, noticias y foros para fans. También, desde luego, es posible comprar videos, deuvedés y demis pro- ductos del estudio. La tendencia, sin embargo, es la de sal tarse el recurso al deuved€ y proporcionar porno listo para el consumo directamente desde la red, descargable previo ago. Algunas productoras han decidido colgar en la red buena parte de sus catélogos. A veces las peliculas se mues- tran en paginas que requieren el pago de una cuota perié- dca; pero mas a menudo se venden directamente al consu- midor tras el abono de una tarifa puntual: el Pay-per-view © Video on demand, que viene a sustituir a los videoelubs tradicionales y a las cabinas de las sex-shops. En realidad, ‘muchas paginas web funcionan a modo de videoclubs vie- tuales independientes de los estudios. Y desde luego pue- 7 len encontrasefilmaciones pornogrficas en péginas gr tus como YouTube (quo sa por eae cont les de dad y por Bory ces ens ex) ese enpertos dela industcia medidica calculan que on 306 de los Video on demand ene comenios pornoge: Ficos, una proporcién que se espera que llegue tase asta 50 % anes del ial de eta dada y aus vornografia online genera el doble de ingresos que las des- Papp de misica. Dane Productions oun ejemplo ens tiles, Hace diez afios lanzaba su primera pelicula online, hoy sus ingresos son reveladoramenteastronémicos. Como toda empresa viral también el pomo se vee puesto ales avasallamientos propios desu entorno, donde Tapiratria x el pan cotidiano, Oxo tanto pass con es nde lo interndutico en la que sends a comerine sone mt geen Ea cnr de 2005 cle Se es a recs gu eunis en Maa rvesones Avice de telefon con dstrbuidores de mateiales para adulos Baap, en este cso, 3 eva a palma cs aga donde produce 75% de lr Yeas mules de conten Ios para el mévil(cuyos ingress ascienden ala nac aetna de 400 millones de eres anal) Se alas ue en 2007 las ciffas se eevarin en términos planetatios 2 oe an Tos 2.100 millones, segin la coasultora Juniper Research tanto que lugar del porno, Internet se corresponde oe oe Bia coh un inn saad po U- dda Williams en el epilogo afadido en 1998 a Hard Core 80 (1989). Williams introducia en él un neologismo feliz que incorporando algunas variantes en cuanto a su signifies. do y su campo de aplicacién~ puede ser util a la hora de hablar del nuevo habitat del porno y de referirse a su pe- caliar posicién respecto alas cuatro coordenadas de local- zacién: la esfera pablicay la privada, de un lado; el campo del eabiy de la transgresiOn regulada del tabi, de otro. Williams habla de una situacién de eoniscenity» con- ‘rapuesta a la consideracién tradicional del porno como sobscenor (del griego obr-scaena:literalmente, fuera de es cena: lejos de las miradas). Segin ella: «Onlcenity es el ‘© mediante el que una culeuraatrae hacia la escena pil <2 los é1ganos, los actos, los cuerpos y los placeres que hhasta ese momento han sido considerados obscenos, esto «, forzosamente vedados a la vsién (..). Fl téemino alude al mismo tiempo a la controversa y al escindalo de la re- presentacién sexual y cambién al hecho de que sus detalles hhan ganado tuna accesibilidad sin precedente frente al gran piblico. Onkcenity es el punto de fuga donde colisionan las convenciones en torno a lo pablico y lo privado, lo las- civo y lo ordinarios donde se produce el debate piiblico y la antigua obscenidad ~del tipo que realmente se mantenia escondida y bajo lave en los museos seectos~ deja de ser posible.» El eérmino es una buena herramienta para referirse al «spacio propio en que se produce la experiencia pornogré- fica. Linda Williams, sin embargo, lo asa en un sentido limvitado: para referitse ala peculiar tolerancia de doble ra- sero con que la sociedad contempla el género y sus mar festaciones (ya se ha dicho que en espafiol hay una expre- sién que se ajusta bien a esa doble condicién: el seereto a soces. El porno cultiva y necesita la naturaleza y el espacio ‘excados por el secteto a voces). Vuelve sobre él en el prélo- 81 extos sobse el asunto, Porm Studies cidn se eseucha el eco de Bax ‘como lo recogi6 taille y su discurso de la transgresin, al is Judith Bulre Onley seria al misno sent se esm que inevtablemente expres: lo que no qusirs vf ‘oposicién a esa regulacion que sin er Prd oer dec Willams da al sine acepcign relacionada con la nocién de proceso socal Co a So ma aon abence que intensifica la conciencia de todos aquellos rena is faeon oben qe aor asa jy nos miran emboscados dewrs de cada arbust», "Ambos textos han sido exis gan momento 72 seamente avanzado de la implantacin de Internet como lacvament associa oxides yd a 1 Plantacién deidida del porno en ese nuevo meta. Ernbargo, Willams ao se detenfa en cl epflogo de He Cre aesudirlasimplcacones que pair tener 26> iowalizacién del porno. En su lugas, avencuraba un aos de estudio de ciertos videojuegos y CD-Roms inte: sergos de contenido sexual. Eran, ee ego, us sae para el despliegue de algunos de los poncifi de Is CE a canglnjona sl mods os cuerPo* sRendidosy, las sidentidades virus», la wintesfax erod sae xe Sin embargo las coss van tipido en este ur dlo,y en los nueve aos pasados desde entonces 5 “observar que no es precisameate en el camp dls rps donde puede localizase la gran fevlucién porn’ ace ar Tas nuevas tecnologia. Ese tipo de productos Somo el propio formato CD-Rom, si vamos al eas" 10 orn cad de angedota y nota al pie sespecto a la verda~ eas racign en materia de pornograiaasociad a uc ‘as tecnologfas: el porno en la red. ologia de go a su antologi (2004). En esa segunda defini 82 Se puede llevar més leos el eérmino: onlicene es vilido como definicidn de Internet como vehiculo del porno, Es ficil hacer el experimento, retroceder hasta las frases cta- das y sustituir uno por otto: la descripcin se ajusta como al dedo a la red de redes: , ttl porno en lard Hl dscurso en cuanto al easided dde pomo en Internet se ha ido desplazando hacia I cuss Ge de su aeceriblidad por parte de aquellos a quienes por ‘Gea dafar su contemplacién: los menores. El asunto, cae for esaba ya. presente de fora implicta en la foro de porta de Time. Y yolvia con fuerza en wn arco clave pars el arangue de los debates en Europa, publicado pot Pemanatio Francés Le Nouvel Obseruaieur en julio de S002 con wn eeulo muy expresivo: Mam, no te hee perados (cl amailismo de core anglosajn da mucho je igo» y €s contagioso)- ‘e cuestidn dela proteccién, como se ha visto en l car pitulo anterior, ec verdadero caballo de batalla de as po- Fiieas legals censoras desde la invencién misma del mu: seo secrero, La presencia del porno en la red puede set sSmnbatida de modo aceptable para las sociedades occi- fa libertad de expresion dlentales que recogen el derecho a Solo mediante la invocacién alla proteccién de los despro- tegidos. El argumento provien de corte anglosajén basad: Ciado por John Seuare Mill en el siglo Xvi la nica rane pt justia Ia intervencion censora es la prevencin de) rigor terceros, proritaria frence al bien individual y los thanidld de los personajes. Aceptado el sistema, el lector © Tespectador elbors inconscintemente algo pareido ¢ sin leeado de verdades 0 afirmaciones que se distribuyen cn idad. Ash, el lector considerard (si se categorias de credibil Sane por ejemplo de una novela realist) werdades de pr are eecegotia,incuestionables, aquellasenunciadas por lk vy parradota y omnisciente, mientras que pode asignar Mina segunda categoria (una verdad sospechoss) a Tas qe) Jos personajes formmulan sobre si mismos. ‘Pero ain mds. No ¢s que el lector «salte» por encima dela inconveniencia formal del sistema narrativo, sino que In exige al no buscar una vsiénstelistar de lo que con temple, sino una visi esuprteal. Es dein ol espocadoy xerrfecror busca saber mucho més alls de lo que en ningiin argo pra sabers asisiese de forma efetva lo que se sae pertando, ;No es esto estipido? Ciertamente, lo «. Pano no desde el momento en que ha aceptado ef dogma nel que el propio sistema le ha imegrado como espe Faso tomo lector. {No es aaso esquemético que no st Te 96 cin fie am eco lin eel dogma eam pero no si consideramos el vértigo que proc hkdel vend cds qe sabe isp ci Sind Se poss dec = toes Cee sip enc Ya las mismasrazones por ls que an por foo devas com epi, squandered cu. uier pelicula pornogrifica, es dect, aplicando unas leyes due no se conresponen con ls del sistema que eric, “pt utero dec? Senclamente qu decom motes mor sini cat Is ines mayors de gene qu ele pi ame la poop en gran mea, pore pare Im mari gs i bo elas de ema ain Su incapacity nf see ge ee Pas cnaerce dea nari Saige Bs inp pr pci I eran pais ot mika on del tactacen fice shen te ns piel cntciien pong Bjeccooe tomo Tos pipes bon de nana adil (ed ion chr y eremos por an do io prorat con naracin sds eer 2.9 cmo ea su propio sites de aposiin asco primer lg Soy incap d ce n un aac gu ho prods ch mia enscin de gu vee Yas roma hom 5s proponia rasan nal i inmors, no puedo atender auna na ein gue pnd apevechame: Sic enscn no ee ” ane, pero en el caso de crea por encima smi atencién muere irremediableme! {qucexista se produce tn movimiento que ces Ps rato distin. Bn la nareacin porno- lo en tanto que la excita ep ae produce, yabarea slo basta que es exciacion $€ egrifica la veracidad se sostione sion seen el momento en que fo hace la veracidad se “Teplomay el interés (pormogréico) muere; No existe ns- Giercapar de contemplar con atencin una pelicla porns” pics hasta el ina desputs de haber masturbado sie compromise de la exiacin: antropolios, sociales fil sooner eusesquiera otros. En cualquier caso ya.no estate Maendo a un acontecimiento pornogrdfico), Eso que en sero lugar hemos llamado la mapia de la cereronia porno: tga ago Tamamos vracidad Sostenia sf PO" eernpromiso de a cxctacion le escena pormogtlicaaPare= seer ni como eminentemente verdadera, debido en Pr- seer lugar a uno de los piles de la posmografia: fo een Ie de que la penetracién, fa feacion, el cunning, do de bec. Bl ator ola actriz pode Fingit més 9 sepos, pode tener 0 no durante el acto una acitud mds scronos vetosiil de acuerdo con mi expectativa mi PFO” pin experiencia de la semuidad, podré movers 0 oP Povturas mds o menos acrobat, pero en ningln 0 Modo dudar de que fo que sucede et fectivarnents Putfendo, No hay dobler ni engafio aqu Esta os ¥ 6 aoe Favor nosotros, sn aparienca (sélo sin apariencia) de in- rervencidn. Tin la ceremonia pornogrifica cl espectador necesito ar thofueamente convencido de [a veracidad fica de [a war jgm, De ahi la mania obsesiva de la pornografia en so ei oat shot (primerisimo plano de la accién genital que no es otra cosa que la eonstatacin dela ppenetracin) 98 tatacién del placer). C ‘on respecto a lo verdadero el primer ‘movimiento natural ex el de la crroboracién y ‘ieens, io. Lo verdadero es inmévil y esté abiero, ala espera de suandlss, La pornografia com ot 30 repreentacién -piens el porn foo aque as una cad irae que desl tree sentido y el sinsentdo narraivo, que es ambive. lente (e produce de hecho y a la ver no se * aie con verdad), que, como tl, no consteuye una verdaders na ta. sn ebay pos os ae enn que sean nerve tn mild como un dos ental cuyaintencién es lade mostrarse implacablement verdad, Since elas acura qu cana cebié Jaa y mani pot la epee co a i- ‘ma fidelidad I conversacin dstendida de varios perso sale go de da eccrine. relied vais gaan magnetics Je grpon ees A trance bi as bain, compro que muy js de aquellas conversiiones eran inverenmiles como sucedido efectivamente, pero parecan todo imposibles, ireales. Pata conseguir un texto conapaienia rel el atorse va obliga sme ‘Algo similar le sucedié a la porno obliga sepa nasa gente ea spc dn cameos nis: Los oss debian er epee tos on un eso dimen Tonos al uno los apecros defntivos de la narativa porno, y qui. 2, podriamos deci nico que no ha vaiado un pice proyeccién publica a principios de los as serena, La ac. cién genital narrada de esta forma, ya ea un actor dist 99 rado de simio quien la cjecute o una actriz disfazada de “ate (Gomo on cl caso de Cif Hlth, 1982), resulta profun- aaa ope wenaz Y he ahi la verdad de la que me apropios la fi adguiere fnmeditamenc wn seni ceremonies teased quan aco deta Noa eons 2 at pece a aos geste yee mimeo fia de poss SSE ican, Sean pra imiacin sin fees nvetiran como par cl peensfobo la pornograa) ee {in eaicalsnseneid, No hay mas que ves, po empl e rowtg de un tristajaponéscoatemplando una corrda de tor Donde prs aiionae a auromagula 060 on todas sigificacid cemonial en Ia que cad uns &e ue, en la que todo es significa Se las suertes tiene so porguss odo sei wa enn eemesy sin a clectva fens aa ere pot ot, La o- Pa ene como erent par ia jponds, ea in embargo, al rifica no escapa, 5 La narrativa pomogr nba co ae aio wets quces ceremonial rei 08 ermtcs poco resefiables. Tes, sin embargo, son Jos mo~ ee eae snes deseo Sl ‘Tomy lc peneeraciOn vienen a configuar el mido de la es on enaacon es el dence, De ee los guide Se esta y massac saa li, cla fox talidd dea lain, expica Guler, eri de oma ris raramente observidas.(.) La separcion fides ones bor canes de ines blige a posciones fo 104 para exhibirlos con plena nitidez y de esa diffcultad deriva, precisamente, el habitual empleo de dos cémaras en los ro. dajes para esas escenas.(..) Desde el punto de vista icono- grifico, nos hallamos ante la férmula ieénica més rentable ‘en términos de economia erética.» Hlay que considerar la escena, en cierta medida, como un despliegue de dialécica negativa, es decir, no por lo que en ella xe muestra sino por lo que de ella se sustrae, porque es precisamente lo que en ella desaparece lo que configura el enigma, Decfamos que la representacign de la felacion en tuna pelicula pornogrifica es siempre abstracta, porque se hhan eliminado en ella los rasgos particulares de los actores; cl sentido narrativo de la felacién culmina en la extincién del ser que la ejecuta y del que la recibe. El orden causal ue habfa regido narrativamente la escena hasta ese punto cae de alguna manera wen pedazose gracias a la abstraccién, ue des-realiza alos sees que la ejecutan, Existe una espe- cie de sestatismo» inevitable en el que hasta parece haber quedado abolida la misma estructura del deseo que la ha- bia empujado hasta ali, Y de una manera todo parece con- fluir rostro desustantivado (deformado por el ejrcicio de Ja felacién) y miembro desustantivado, desvinculado del cuerpo que lo contiene,icénico. Qué es lo que queda negado en la exposicién porno- sgrifica de una felacién? ;Con vistas a qué fines? Mediance 1h cransformacidn de los actores en estados, ya nada puede advenitles desde el interior, s6lo pueden set modificados desde fuera: es decit, desde el punto de vista de la mirada objetivadora del espectador que establece la cetemonia. No hay cetemonia sin abstracciSn pero quien sostiene la cere- ‘monia es el tercero que Ia percibe como tal, no la abstrac- cién misma. Por dectlo de otro modo: el espectador exige {que se reconozca su propia existencia para que la abstrac- 105 cid se sostenga ys haga ceremonia, La pornogaa ex to slo porque yo exist, sino porgue yo R= compte: veeno a que exist, porque mi airada la sstine, I ps te yla configura ot 9 Fi desenface al que end coda nasracion pornopificn es: qu dda cbe, la eyaculacin misma, Agu se pone de swollen el abismo que separa una naracién eadicion) eran tema representaivo como el porno, A nadie se Te occa desautoriar na sca osha oe I previ Sad de un inal en el que wel chic sempre se corer de eucficans. Se aise ala eyaculacibn, pore a Fin caro que como un se I a tracer en exces que sa el C80 eee aan rycn tradicional). «Que el chico al final se corre» dear un evidencia que no degrada [avalide de la Seer sm tak 9 una cnvton que It susent He vers aquell que se sabe que aa ve pees pa la esrutura dela pelicula pommogréfica ta cn wmno a esa toma cumbre. El plano del semen mar Sando que, muy elocuentemente se la en el mundillo {Thm el plano pore gue cobran Ls actors Y 2° juries el dineso pogo por el consider. -Repesns> signex en realidad un trina inapropiado: no sembo- figa ni se reproduce, se realize ance la cdmara. El té smanty tascam so no dade teer justia posses y Frcs dinero y el semen son cosas absoluras: ose nen tino se ene, ocala 09 cela ose gatanone | fara cumplir con su abso el ator porno no Puc pip de onaumo, alge de rein, ENO ot Sopossto, no quire desi qu porno no hays deal as pata el fingimiento de es orgs jo erucosy esratagemas P oo deca Seed hay tomas enlatadas de primeros ple 106 nos de eyaculaciones y penetraciones que, mediante un ‘montaje més 0 menos hébil ~y a veces son clamorosamen- te inhabiles, hasta la desfachater—, aparentan producirse dentro del coito concreto. Hay gel de bafio y clara de hue- vo -y hasta pifa colada, segtin cuenta Martin Amis en un spre pars The Guana que pun er connie temente salpicados sobre el rostro, el abdomen o las i del partenaire de turno. Es infrecuente ~a decit ‘eilatc ‘asi un tabi particular del porno la eyaculacién invisible, cen Ia vagina o la boca o el recto del compatieto: no mos- trar el derramamiento del semen seria, en més de un senti- do, tirar el dinero. Esa compulsion del porno por mostrar el semen acto- ral obedece, claro, a la demanda de los consumidores. Exis- ten videos comercializados en sex shops con antologias de ‘money shots mostrados uno tras otro y extraidos de pelicu- las diversas. «En este caso», comenta Gubern, vel proceso de descontextualizacién del género llega a su grado paro- x/stico, Su equivalente en el cine policiaco seria un video antolégico que mostrase un asesinato tras otro, sin enlaces ni justificacién de cada erimen.» El semen -y la ereccidn previa, desde luego es la ga- rantia de la verdad: s6lo si flaye se puede tener la cerceza absoluta de que se ha producido el placer. Yel consumidor de porno, que en otros géneros esti dispuesto a aceptar el fingimiemto, desea al acercarse al porno todo lo contrat: la verdad absoluta de lo que se ha producido. A partir de tun momento determinado en el porno importa poco el sexo: es més bien la certeza absoluta de que algo se ha pro- ducido el atractivo mas poderoso. Y mis universal: inde- ppendientemente de las cambiantes cualidades formales de ‘se algo que se produce, nadie queda indiferente ante la certeza misma de su realizacién, 107 Hlorgasmo visible eindiscusible del actor porno propor” cna une de eas esas ocsions 8 qué © franquean fs fenreras entre la propia concienciay I dl otro: en el preciso varenco dl mone sho, elespecador sabe con absolut o> Tea fo que sucede en la concienca del otro El porno ¢s wep sexo una de las pogubimas vas por ls que Fear cia se le abren las puerta de su laberino y satisfies foun insante~nunca es por ms de un insanss ror gen cual sala via de aproximacin-y su necesiad m= rae ae consatar que verdaderamente hay algo ab fuera Tr grgasmo masculino visto en el porno sirve de 6 antl doble y wiearia: garantiza, en primer lugas el placer “Tl exoe que score ante la clara (y és sfes el gan pleo™ sesso del porno porque tal ve, desde este punto de vis tare porno no sea sino una inmens auologiy & MYCE sor pleonsmos: el orgasme garantza el orgasmo Ys Son Set mismo y -consoladoramente, en un saundo se gouadora encadenacion de sigificados y smbolos- ‘nada més que a si mismo) Theo a verdad del semen derramado del actor dure sélo, ya sca dicho, un intanse, Un instante mis tarde or soto aero la infiita cadena de sigificaciones: el or gpsmo dl actor sve entoncesinmodiatamente de 51 erat algo rouchisimo mis peliagudo: el ongasmo de ce a fiel convencersea uno mismo de lo que etd de= eto eect (y pocas cosas desea Ia concienci con mis fiatea que la de tracender su propios limites): de modo que no resulta tan impracticable como en principle debie- al por medio del cual el consumidor de + iernvence de que ct orgasmo del actor garandza Is Poa del placer de la actriz, que es el objeto irepresense: be por excelencia aunque #0 sea sno por zones fisiolé- sgicas~ de toda pelicula pornogréica, 108 Desde el punto de vista narratvo la eyaculaci6n cierra os eget cul gus etd, compone lo qu on vencionalmente consideramos una pelicula porno. Des prestigio del semen, dice Umbra en Fébula de fil, c0- rmienza, precisamente alli donde se prscinde de su capa- Cidad pats engendrar anda n cone en tanto que no pro. crea. El alo isnico, del que slo se expera place, juego ‘ensdad amiable de un macho, ee ilo Sacral de nus tro tiempo.» En el porno cl semen debe gastase, dera- inane O adjcanent ones en amen, sa ingestién (siquiera parcial) del semen», contina Gubern, slags alan porque supne su epi ner ia ein, po por encins de ol nage des i gestin es la encarnacién misma dl acabamiento y de la reinclusén de lo porno en lo porno, del semen desustanti- vado ingerdo por el rosto desustanivado. La natratividad pornogréfica es un sistema coherente Porque su nico movimiento se produce en torno al enun- sis “e tuna ceremonia abstracta que fuerza alos actores los que se sirve a encarnar un exrade, Es0 no significa que la pornografla, también narrativamente, sea ee atentar contra s{ misma. La ceremoni eremonia requiere de la abs- ‘raccién para producirse pero esa abstraccién puede rom- perse con rerceros en discordia como el humor o as inte ciones artsticas. “ No es extrafa la recurrencia del humor en la por arafia, Lo primero en el mbito de la seriedad, es neces riamente también lo primero en el del humor, y lo es pre~ cisamente porque un mundo tomado permanentemente en serio no serfa sostenible. Necesitamos el bilsamo de la 109 levedad del humor, y cuanto més seriamente trata un asun~ to el entorno en el que nos movemos tanto mis crece en nosotros la necesidad de liberarla de gravedad, de reirnos ide dl para no morir aplastados bajo su peso. Resulta sintomatico, si uno analiza someramence la historia de la pornografia, que es Epocas en las que la na rrativa pornogrdfica se ha deslizado con més recurrencia por la superficie jabonosa del humor fueron ls épocas en fas que el sexo estaba mas sacraizado, 0 en Tas que habia sas hosilidad ambiental con respecto @la pornograla. La jnclusién del humor, por ora pare, tenia un sentido utii- tario obvio: el de faclitar la visin colectiva El humor de- Serticula el lenguaje de la intimidad y To transfere al de la tolecividad. Uno se corre en privado (aunque lo haga so- tre un escenario) porque cl movimiento que le lleva a co- reise ¢ produce en el seno de la intimidad, pero se rfe en Diblico (con el pblico) aunque lo haga en la soledad de Py habitacién porque los mecanismos que le levan a hax Serio yon los de la comunidad. Desde las stag movies de princpios del siglo Xx que se recogen en Hiory ofthe Ble vouie (Bill Osco y Alex de Renzy), pasando por los cortos de los afos veinte incluidos en la antologia francesa Poli sons ee galipertes (destinados al entretenimiento de los clien- tes de los burdeles de lujo parisinos, y que copian en mu- thos casos los esquemas del vodevil con su consabida serie dde gags de encuentro, desencuentros, ocultaciones¥ tsi tas) hasta Garganta profunda de Gerard Damiano (1972), {gue es, en eserca, una pelicula cémica, el humor desplara remediablemente la abstraccién, y por tanto aniquila la ‘eremonia, Fl compromiso de la excitacién requiere una gravedad que no puede cohabitar con la rss, cuyo carder eeeve. La levedad de la rsa anula la seriedad de lo abs- acto. 10 El caso Damiano con su Gi ; su Gargentaprofinda, que fue prepa poe pear Blas yn cer mati Ie eon de go ian sn ste progres eas oa se convirtiera en un debate internacional, 5s ment signif. Aer fandamentalmente una oe comic incnaba de imei entero ambiv- ented lo colectvo; por un lado pareia una amenaza, por 1 grisly ned oe ninguna de dco as, spe ames qu coil oro, rf trada a través dl humor, se desvaneca en un estado en el gue a ining ot aceon poroga se haca imposible. Lo amenzador se vencia ante el hecho palpable de que lo representa era sencillamente cd Hasta qué punto fue una geialiad de Damian (o que parece poco probable hasta qué punto fe sencilla fe.umacierto imprevisto importa poco si consideramos que Gargenta pofinda se sca en el nic terttrio posbe Sino epecificamente Gergana profes al menos peel de carci ‘i elo bucks rents del porno como género se eablece en su manta de Iu emus coo No ct ep ferenentoncs las revisionescémicas dels cisco: desde eis bio como eld Sa Dalila ‘wat in malts, pasando por Indiana Jones, Robin Hood o Su- perman y series televisvas de éxito como Miami Vice, dos denen su versién porno. i von aren én nenbargy ge Higa IO SRetiad come pare del seid yan cobage nace del coain miomo deo gue emu Sem cones cién efeciva. Es una emanacin, destinada a mantener el Mm ta. Y eal 1 y la invisbilidad de la cosa que fepress Or pa eo mas xc: matin pro EL for muete ante fo porno porgue su func es descr shade ms inceesada que la propia pornogra Fado i Salone een dl seed sa fe Sieon wn Ja sigue mezckindose humor y pot i con eana frecuencia sigue mezcl - we pase sccilamente como ection pends d okies. Pedra llamarse a ext rlacin entre humor y oroygla el siome de pail par a Toda fe Tere psa pra aos est tasda cn un principio si plsimo: ex imposible oer mien 5 aga Sitengo on oc un objeto que me hac salivary agar eonstantemet peer eo despa djaré de tose, Trade Sep 8 Sea extaion no pole uno es eactad no. aaa canes lume tne sentido tn slo porque Haase sSotneno en el que se pensé que el porno cambidn podia ser un aconcecimiento colectivo. a LA VIDA DE LAS MARIONETAS «Esti fingiendow: nada peor puede decirse de un actor porno. La evidencia de fingimiento en el placer -su simple sospecha- es uno de los peores enemigos de la experiencia pornogréfica, El que mas tememos, desde luego, el que es- piamos ansiosos ~y deseamos al tiempo y con la misma an- siedad no descubrir— en cualquier indicio: en el pene féc- ido del actor que esté siendo penetrado, en los gritos demasiado exagerados de la actriz, en el gemido mecinico © el amago de bostezo. En este contexto, demasiado exagerado no es un pleo- nasmo: se pide al actor porno un grado dificil de calibrar de exageracién calculada y verosimil, si puede decitse:equi- dliscante del hieratismo insipido y del histeionismo disua- sorio (aunque hieratismo c histrionismo puedan ser, a ve- ces, en algunos actores y bajo determinadascircunstancias, ‘extemadamente verdaderos). Pasa con el placer del actor porno como con el porno entero para el juez Stewart: no sabriamos definira ciencia cierta en qué consiste su mani- festacién cretble, pero slo reconocemos cuando lo vemos» (eso creemos, que viene a ser lo mismo). Que al ver porno se reproche a un actor que finja dala 113 medida de las diferencias que lo separan de los géneros de tepresentacin tradicionales. No molestaniofende que los fetores de Hollywood por ejemplo~ finan y el trabsjo ddl inésprete se aprecia tanto mis cuanto mayor su fing stints i distana que debe svar coe su realidad y fa realidad de su personaje. En este sentido el actor porno tra- tj cn conditions singulares ce cara as publica: nose Tepide que represente, sino que zncae de a forma mas i teal posible. De la tnica forma posible, en realidad: no hay grados de lteralidad en el orgasmo, porque cl orgasmo cx pt teradad os ene o oe tene: Yenc = verbo particularmente apropiado: es la came del actor ppomo ba que inert: 54 “inca lento l solo recurs del Que dee evi. AI ator poo = le pide que sao que Semapre aparenta ser, al margen de caracteizaciones y a¢- aes hombre la jer en tance de expeimentar acer sexual. eee Cada actor pomo encara la promesa de la certeza de sa placer. Dos experiencis opuestas se dan la mano en la experiencia pornogrifica~y explican en pate la incansable Suraceién que experimentamos hacia el porno: la certeza y ia duda en toro a ese placer. Sein Valéry,sdos cosas ame- ravan al mundo: el orden y €! desorden». Se puede para- sear en rclacién con el porno, porque son esas dos cosas Jas que To amenazan =y entre ls cuales se hace el porno st tnueco vital-y esl tensi6n enire esos dos polos la que esté en a base de meso interés ncansabe por only fa seguridad que proporciona la certeza absoluta y el rare ingen ela cars sempre insaifecha 1 actor porno esti en equilirio inestable entre ambas -0 es dl mismo el equilibrio inestble entre ambas. ‘Se ha hablado antes del teatro Né y del auto sacra: imental como de formas de representacién mas cercanas al 4 porno que otras formas de ficcién tradicionales en Occ dence, Los acres dl N@ estan bere a eecnead de fing en ilkimo término, de la exigencia de veosimi= licad- mediante un sistema férteamente codificado de sim bolos y signifcados asociados a cada gesto, cada entona. cién y cada movimiento, El actor porno, por la va inversa mediante el desembarazo de todo signo, de todo simbolo solutamente sea reconocida ast. No finge, 0 deseamos que no fina nos ndiferente que lo hago no en lo asx sorio, porque sabemos de antemano que en lo que nos in- tereos no hay fingimiento posible, En ello reside la alqu- iia del porno: en su capacidad para transmutar al hombre 6 la mujer comunes, ue piensan en la fist de a compra 0 €l alquiler atrasado’ mientras penettan 0 son penetrados Sue la cdmara, en el tere o a bestia el dios en estado de gracia. nna-, transformado al fin en lo que representa: es el placer que dice sentir: es el placer que dice ser. " El actor porno es, desde Iuego, la encarnacién de esa sesuetura corpora humana» de aque hala Kleist, Por que el actor porno es su cuerpo de un modo inimaginable parse actor traicional. Su cuerpo inc, elo, sex0: su sexo sobte todo- es su talento (y ningtin oto ex lento resulta relevante en su trabajo). Cabs rostros yylos cuerpos ~que duran en el mercado muy poco tiem- us 9

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