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Ayer, el flamante ministro de Salud, Ginés González García r epuso ese protocolo
que había derogado Macri y lo presentó como un instrumento sanitario"más flexible"
que el que había presentado Rubinstein, ministro de Salud del gobierno de Macri.
¿Cuáles son las diferencias con el que había presentado la anterior gestión? La guía
respeta la objeción de conciencia de los médicos, pero con ciertos límites. Dice que los
médicos pueden hacer uso de esta objeción pero que no por eso deben entorpecer la
Interrupción legal del embarazo (ILE) y que en un plazo de 10 días debe hacerse la
práctica.
Por otro lado, igual que el protocolo de Rubinstein, hace mención a que las menores
entre 13 y 15 años pueden decidir siempre y cuando constituya un riesgo para la salud
integral, es decir física, emocional, social y psicológico.
"El nuevo texto redacta mejor los derechos de la mujer que interrumpe el embarazo, los
amplía con más evidencia o respaldo por parte de las leyes. Expresa con más ahínco la
causal salud. Que no es que la mujer se está muriendo, sino que afecta al bien salud que
es un bien biopsicosocial. Es muy importante. Cuanto más se escriba sobre estos puntos,
más acceso van a tener las mujeres que interrumpen el embarazo", afirmaba sobre el
nuevo protocolo el doctor Mario Sebastiani, miembro del comité de bioética del
Hospital Italiano y autor del libro Aborto legal.
Números
Según los números que aportaba el documento, en la Argentina se realizan entre
370.000 y 522.000 interrupciones de embarazos por año. "Estas cifras son estimativas
ya que, por tratarse de una práctica mayormente clandestina, no se dispone de datos
precisos. La única información oficial disponible al respecto de los abortos que se
realizan en la Argentina es el número de hospitalizaciones producidas en los
establecimientos públicos por complicaciones relacionadas con abortos", decía.
Según datos disponibles, en 2015 se registraron 45.968 egresos hospitalarios por aborto.
De ellos, 7694 (16,7%) fueron egresos de adolescentes de 19 años y menos. En 2017
murieron en nuestro país 30 mujeres a causa de embarazos terminados en aborto. Dos
de ellas eran adolescentes de 15 a 19 años, ocho eran jóvenes de entre 20 y 24 años y
ocho, de entre 25 y 29 años. En 2017, el 60% de las muertes por embarazo terminado en
aborto correspondió a mujeres de 15 a 29 años.
Rubinstein explicó que el protocolo hablaba de aborto hasta la semana 24. "Después de
esa semana ya no se considera aborto", dijo.
Niñas
"En las situaciones de embarazo en menores de 15 años debe considerarse siempre la
posibilidad de acceso a ILE por riesgo para la salud o la vida", se leía en el protocolo.
Más adelante, el protocolo señalaba: "El peligro para la salud debe ser entendido como
la posibilidad de afectación de la salud. No requiere la constatación de una enfermedad
y, en este sentido, no debe exigirse tampoco que el peligro sea de una intensidad
determinada. Bastará con la potencialidad de afectación de la salud para determinar el
encuadre como causal de no punibilidad para el aborto. El concepto de peligro no exige
la configuración de un daño, sino su posible ocurrencia".
El protocolo también avanzaba sobre un tema que era un gris en el texto anterior: la
responsabilidad de los médicos. Establecía que no pueden demorar más de 10 días en
realizar la ILE. Además, les recordaba su responsabilidad civil y penal si se negaban o
si trataban de redireccionar la decisión de la paciente. "No brindar información
completa, dar información inadecuada y obstaculizar la práctica constituyen actos de
discriminación y violación al derecho a la igualdad ante la ley, consagrado no sólo en la
Constitución Nacional sino también en los Tratados Internacionales de derechos
humanos. Y, en caso de tratarse de personal del subsistema público de salud, estas
acciones pueden configurarse también en el delito de incumplimiento de los deberes de
funcionario público".
¿A qué edad?
"Las personas adolescentes de entre 13 y 16 años pueden consentir en forma autónoma
[la realización de la ILE], a menos que deba utilizarse para la práctica un procedimiento
que implique un riesgo grave para la salud o la vida de la adolescente", se leía en el
texto. Significaba que si el embarazo era de menos de 12 semanas y el tratamiento era
ambulatorio, se podía hacer sin el consentimiento de los padres.
En los casos de menores de 13 años, el embarazo se consideraba producto de una
violación.