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John R. McNeill
NATURALEZA Y CULTURA DE LA HISTORIA AMBIENTAL
Nómadas (Col), núm. 22, abril, 2005, pp. 12-25,
Universidad Central
Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116726002

Nómadas (Col),
ISSN (Versión impresa): 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
MEDIO AMBIENTE.
Historia y Política

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 11


NATURALEZA Y CULTURA
DE LA HISTORIA
AMBIENTAL* PÁGS.: 12-22

John R. McNeill**
Traducción del inglés: Ana Rita Romero V.***

Este artículo considera el vigoroso campo de la historia ambiental como un todo, como se ha desarrollado durante los
pasados 25 años. Necesariamente adopta un enfoque selectivo, pero presenta más amplitud que profundidad. Conside-
ra el surgimiento de la historia ambiental desde la década de 1970, sus condiciones en varios escenarios e historiografías.
Concluye que, aunque hay todavía mucho trabajo por hacer, la historia ambiental se ha establecido exitosamente como
un campo legítimo dentro de la profesión de la historia, con un futuro brillante, si bien tal vez por razones desalentado-
ras.
Palabras clave: historia ambiental, naturaleza, ambientalismo, transformaciones ecológicas, historia global.

Este artigo considera o vigoroso campo da história ambiental como um todo, como se desenvolveu durante os
últimos 25 anos. Necessariamente adota um enfoque seletivo, mas apresenta mais amplitude do que profundidade.
Considera o seu surgimento desde a década de 1970, as suas condições em vários cenários e historiografias. Conclui
que ainda que tenha muito trabalho por fazer, a história ambiental se estabeleceu com sucesso como um campo legítimo
dentro da profissão da história, com um futuro brilhante, mesmo que talvez tenha sido por razões desalentadoras.
Palavras-chave: história ambiental, natureza, ambientalismo, transformações ecológicas, história global.

This article aims to consider the robust field of environmental history as a whole, as it has developed over the past
twenty-five years. It necessarily adopts a selective approach but still offers more breadth than depth. It considers the
emergence of environment history since the 1970s, its condition in several settings and historiographies. It concludes that
while there remains plenty of work yet to do,environmental history has successfully established itself as a legitimate field
within the historical profession,and has a bright future, if perhaps for discouraging reasons.
Key words: environmental history, nature, environmentalism, ecological changes, global history.

ORIGINAL RECIBIDO: 13-IX-2004 – ACEPTADO: 24-I-2005

* Versión sintetizada y traducida del original en inglés “Observations on the Nature and
Culture of Environmental History”, en: History and Theory, Theme Issue 42, December
2003, pp. 5-43. Republicado con permiso de Wesleyan University (Copyright 2003) y
con autorización del autor.
* * Ph. D., Duke University 1981. Director Estudios de Posgrados, School of Foreing
Service and History Departament, George town University. Desde 2003 ocupa la Cinco
Hermanos Chair of Environment and International Affaire en la School of Foreign
Service de la misma Universidad. E-mail: mcneillj@georgetown.edu
* * * Licenciada en idiomas de la Universidad Nacional de Colombia.

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C uando Richard White es- La historia ambiental signifi- siglos ha evolucionado junto con
cribió su estudio sobre el nuevo ca muchas cosas para muchas per- la humanidad 1 .
campo de la historia ambiental, en sonas. Mi definición preferida es:
1985, le tomó todo un verano leer la historia de las relaciones mu-
la literatura al respecto (según re- tuas entre el género humano y el 1. Tipos de historia
veló hace poco) (White, 2001: 103; resto de la naturaleza. El género ambiental
White, 1985). Prudentemente se humano ha sido durante mucho
limitó a la historia ambiental nor- tiempo parte de la naturaleza, pero Bajo esa enorme carpa 2 se
teamericana. Aquí, en cambio, exa- una parte diferente, especialmente aglutinan amigablemente varias cla-
minaré globalmente el ses de historia ambien-
campo. Esto represen- tal, compitiendo por la
ta, creo, cien veces el atención del público,
trabajo que representa- como los actos en un
ba en 1985, lo que sig- circo de tres pistas. Ha-
nifica que he tenido blando ampliamente,
que escoger entre: a) hay tres variedades
gastar cien veranos le- principales: una de en-
yendo atentamente la foque material, otra de
literatura (asumiendo enfoque cultural-inte-
generosamente que mi lectual y otra política.
eficiencia es similar a la La historia ambiental
de White) o b) escribir material tiene que ver
tomando como base con los cambios en los
una muestra pequeña ambientes físicos y bio-
de la literatura. Seguí lógicos y la forma como
este último camino. esos cambios afectan las
White confiesa no ha- sociedades humanas,
ber hecho caso al tra- acentuando los aspectos
bajo de Joel Tarr para económicos y tecnoló-
su ensayo. Confieso gicos de sus actividades.
que he debido exami- En contraste, el enfo-
nar por fuerza el traba- que cultural-intelectual
jo de la mayoría de los hace énfasis sobre las
historiadores ambienta- representaciones e imá-
les, pero no el de Tarr. La Laguna Verde del Volcán Azufral, Nariño. Colombia secreta, genes de la naturaleza
Este ensayo es más una Villegas Editores. Foto: Andrés Hurtado en las artes y las letras,
serie de sondeos de va- cómo han evoluciona-
riada profundidad que un estudio en los últimos milenios cuando ad- do y lo que revelan acerca de la
propiamente dicho. Muestra una quirió el poder y el número suficien- gente y de las sociedades que las
visión del todo, siendo en conse- te para convertirse en un género de han producido. La historia am-
cuencia idiosincrático; sin duda mamífero vagabundo que ejerce biental política considera la forma
les parecerá a algunos lectores de- una influencia cada vez mayor so- como la ley y las políticas de esta-
finitivamente caprichoso, puesto bre los ecosistemas de la Tierra. do se relacionan con el mundo
que, hasta donde sé, no se ha in- La historia humana se ha desarro- natural. Los historiadores ambien-
tentado hasta ahora nada por el llado, y se desarrollará, dentro de tales tienden a encontrarse más a
estilo, espero que sirva como guía un contexto biológico y físico gusto en una u otra de estas pistas,
para los transeúntes y para los re- cada vez más grande, y ese con- aunque algunos querrían y podrían
cién llegados al campo de la his- texto evoluciona por derecho pro- saltar entre ellas, incluso al inte-
toria ambiental. pio. Especialmente en los últimos rior de un mismo libro3.

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La historia ambiental material 1967; Worster, [1977] 1985; Pepper, poder para dirigir el trabajo de otros
(con la que me siento más a gusto) 1996 y Coates, 1998). El debate a y de sus animales, que de su propia
tiene sus propias grietas. Probable- mayor escala dentro de esta ala de cultura. Más aún, la inestabilidad y
mente la más sobresaliente está en- la historia ambiental ha tenido que elasticidad de sus ecosistemas ha
tre los temas urbano y rural. Los ver con el relativo impacto ambien- tenido que ver más con el impacto
temas rurales incluyen los ecosis- tal y quizá por eso con la relativa y la duración que han tenido sus
temas agrícolas, la ecología de las maldad de las diferentes tradicio- acciones. Esta posición, me apresu-
praderas y los rebaños, las selvas y nes religioso-culturales. El punto de ro a admitirlo, no es compartida
el peculiar énfasis de los norte- partida es la pretensión de que el por muchos historiadores ambien-
americanos sobre las “reservas na- Occidente judeocristiano desarro- tales, quienes prefieren una posición
turales”. La historia del ambiente lló una cultura ambientalmente más hegeliana: el comportamiento
urbano se enfocó originalmente en ávida que contrasta pobremente es condicionado fundamentalmen-
la polución y el saneamiento, pero con otras. Es por lo general com- te por las ideas y la cultura7.
se diversificó hasta llegar a com- parada individualmente con las
prender en forma general el desa- tradiciones del oriente de Asia, for- Considero que donde la histo-
rrollo de los sistemas técnicos, el madas por el budismo y el taoísmo, ria ambiental intelectual-cultural
aprovisionamiento y el metabolis- pero también con la cultura de los hace su más fuerte contribución es
mo de las ciudades (Tarr y Dupuy, pueblos indígenas en América, en las generalizaciones de nivel
1988; Bernhart, 2000; Massard- Oceanía y Africa. El argumento se medio que conciernen al impacto
Guilbaud y Bernhart, 2002). Es basa normalmente en anotaciones de una idea específica o un conjun-
posible, algunos dirán que necesario, provenientes del texto ur, general- to de ideas. Por ejemplo, el evan-
considerar juntos los ambientes ru- mente bíblico, más que en una com- gelio de la conservación del suelo
ral y urbano, pero los historiadores paración cuidadosa del registro de desarrollado en los Estados Unidos
han tenido el hábito contrario4. Una la ruina ambiental alrededor del en la década de 1930 fue exporta-
de las formas más interesantes de mundo. Una variante norteameri- do fervientemente a África, China,
saltar la brecha rural-urbana es cana de este tema sostiene que la y por doquier 8. ¿Cómo se ajustan
usando el concepto de metabolis- “cultura capitalista norteamerica- estas ideas a los nuevos contextos,
mo urbano, en el cual la ciudad se na”6 es particularmente funesta. social, económica y políticamente?
asimila a un organismo y se consi- ¿Cómo las ideas holandesas sobre
dera en términos de sus entradas y En mi concepto ninguna de es- el manejo del agua, formadas en un
sus salidas. Un estudio reciente he- tas afirmaciones es totalmente con- ambiente muy característico, se tra-
cho en Manchester, Inglaterra, la vincente puesto que el cambio y la dujeron al archipiélago indonesio?
“ciudad de choque” de la revolu- ruina ambiental es y ha sido, por
ción industrial, emplea este concep- largo tiempo, ampliamente disemi- La historia ambiental política es
to para causar buena impresión nada alrededor del mundo. Los casi toda la historia moderna. El
(Douglas, Hodgson y Lawson, budistas, los comunistas chinos, los Egipto de los faraones o la China
2002). norteamericanos, los polinesios, Song tuvieron innegablemente po-
todos con ideas contrastantes en sus líticas hacia el mundo natural y dis-
La variedad cultural-intelectual cabezas, respondieron flexiblemen- cusiones sobre el uso de los recursos.
de la historia ambiental tiene un te a los riesgos y oportunidades Pero el estudio sistemático de
largo pedigrí y ha atraído a algunos usando la naturaleza a medida que cómo los estados se han aproxima-
historiadores distinguidos, como Sir lo permitían las circunstancias, do a la naturaleza, cómo los grupos
Keith Thomas y Simon Schama para lograr tanto confort y seguri- de interés luchan por ella y cómo
(Thomas, [1983] 1996; Schama, dad como podían y justificaron fá- las organizaciones explícitamente
1995)5. Para la tradición intelectual cilmente sus acciones en términos ambientalistas se unieron a la lu-
occidental, hasta el siglo XVIII, el de sus creencias y preceptos. Qué cha, se confinaron esencialmente a
texto más claro y perspicaz sigue tan destructivo haya sido su com- la época posterior a 1880. Entre los
siendo Traces on the Rhodian Shore portamiento ha dependido más de pioneros estadounidenses en este
de Clarence Glacken (Glacken, sus tecnologías, su número o su campo estaba Samuel Hays, quien

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escribió acerca de las políticas de ses de cosas, como la química at- involucradas en ella. La historia
conservación en Estados Unidos ya mosférica o la dinámica de la po- ambiental, creo, ha encontrado una
en la década de 1950 (Hays, 1959, blación de los peces. A este respecto amplia y fácil aceptación. Pero para
1987, 2000). En Europa los parti- se parece a la historia econo- continuar en esa buena fortuna los
dos verdes y la política han atraido métrica, que también obligó a los historiadores ambientales deben es-
a los historiadores y a los científicos historiadores a desarrollar nuevas y cribir libros que sean atrayentes a
políticos interesados en los movi- raras habilidades. La historia econo- los lectores y puedan entenderse fá-
mientos sociales. Las cilmente. Esto signifi-
historias ambientales ca no sólo desarrollar
políticas o las historias la habilidad de hacer
de los movimientos comprensibles e in-
ambientales existen en teresantes los asuntos
al menos una docena técnicos, sino cons-
de países9. truir verdaderos puen-
tes intelectuales hacia
Las historias am- los territorios de otros
bientales políticas son especialistas.
las únicas que encajan
claramente con la pre-
ferencia de vieja data 2. El
que se da entre los his- surgimiento
toriadores de usar el de la historia
Estado-nación como su ambiental a
unidad de análisis. partir de 1970
Ellos colocan las lu-
chas políticas en el Aunque las in-
centro de sus historias. fluencias intelectuales
A este respecto son, de Turner y Febvre so-
entre las diferentes va- bre Malin y Le Roy
riantes de la historia Ladurie inspiraron y
ambiental, las más fá- contribuyeron a dar
cilmente integradas a forma a la historia am-
las corrientes de la his- biental, su estímulo
toria y las que menos más fuerte vino del
riñen con las tradicio- exterior de la acade-
nes de la profesión. La mia. El movimiento
historia ambiental ecológico popular de
cultural-intelectual finales de las décadas
puede integrarse có- Sierra Nevada del Cocuy. Colombia secreta, Villegas Editores. de 1960 y 1970 fue
modamente con las Foto: Andrés Hurtado
decisivo en la apari-
tradiciones de los his- ción de la historia
toriadores. Sus fuentes, métodos y métrica tuvo su apogeo en la déca- ambiental como un campo auto-
temas son todos familiares a la his- da de 1970 y mucho después siguió consciente en Europa y Nortea-
toria intelectual. La historia am- siendo terreno de especialistas cu- mérica, y las luchas ambientales en
biental material se ajusta más yas contribuciones aún son desco- India, China y Latinoamérica con-
difícilmente. Ofrece el inamistoso nocidas para la mayor parte de la dujeron a algunos académicos de
mensaje de que los historiadores comunidad de historiadores, poco esos países y de otras partes a in-
necesitan poner atención no sólo a dispuestos o incapaces de aprender cluir las perspectivas ambientales
más cosas sino a muy diferentes cla- el vocabulario y las matemáticas en su trabajo. Junto con casi todos,

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los historiadores llegaron a ver una
nueva serie de problemas. Muchos
sintieron deseos de ayudar a buscar
soluciones y vieron una oportuni-
dad para el compromiso moral, una
oportunidad de servir a la huma-
nidad suministrando un pasado
aprovechable 10. Los historiadores
podrían ayudar descubriendo los
orígenes de un problema determi-
nado, por ejemplo, o podrían se-
ñalar el camino hacia un mejor
futuro revelando la existencia de
sociedades que en el pasado hayan
manejado sus relaciones con el
medio ambiente más exitosa-
mente, incluso de una forma más
sostenible 11.

La última búsqueda normalmen-


te condujo a los historiadores hacia
los pueblos indígenas, como por
ejemplo los nativos norteamericanos,
o hacia pasados distantes no pertur-
bados por el patriarcado, o al menos
hacia sociedades no afectadas por la
rapacidad del capitalismo. Mientras
animaban, quizá, a quienes en el
movimiento ambientalista estaban
impacientes por presentar alternati-
vas a la sociedad tal como la cono-
cían, los estudios iniciales en este
filón no resultaron tan bien, vistos
bajo un análisis severo. Con el tiem-
po, los resultados de la investigación
en historia ambiental mostraron que
las sociedades preindustriales tu- Cascada de Las Nereidas, Parque Nacional de los Nevados.
vieron a menudo amplias conse-
cuencias ambientales. Los nativos
norteamericanos, a pesar de la limi- listas, al menos las comunistas, pue- América Latina
tación de sus tecnologías y de su den aventajar a las capitalistas en lo
número, se comprometieron en una que se refiere a daño ambiental12. Los La historia ambiental en Amé-
manipulación ambiental en gran es- ángeles ecologistas, el equivalente rica Latina está menos desarrolla-
cala, principalmente mediante el ambiental del Buen Salvaje, se esfor- da (que en otras latitudes, N. d. E.)
fuego. También lo hicieron los abo- zaron por averiguar si es atractivo pero parece preparada para despe-
rígenes australianos. Los polinesios imaginar. Fueron resultados descora- gar. Las tradiciones académicas son,
condujeron casi a la extinción a los zonadores para los intentos de encon- con frecuencia allí, por lo menos
animales de las islas donde se esta- trar en el pasado el antídoto para el tan intelectualmente conservadoras
blecieron. Las sociedades no capita- presente. como en cualquier otro lugar y

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ron y degradaron los paisajes? La in-
vestigación en esta área, que es
principalmente arqueológica, admi-
te una amplia variedad de interpre-
taciones13. La dirección general, sin
embargo, va hacia la conclusión de
que en muchas regiones de Améri-
ca Latina, especialmente Mesoamé-
rica, las sociedades precolombinas
alteraron radicalmente su medio
ambiente. Algunos estudiosos con-
cluyen que, en lo que toca por lo
menos a la erosión del suelo, las
sociedades precolombinas excedie-
ron a sus sucesores (Endfield,
O’Hara y Metclafe, 2000; Endfield
y O’Hara, 1999). Los pueblos
amazónicos, aparentemente, con
sumo cuidado crearon sus propios
retazos de suelo fértil, las llamadas
“tierras oscuras” que componen por
lo menos el diez por ciento de la
región de bosque húmedo14.

El impacto ambiental de la con-


quista de América y los siguientes
siglos de gobierno colonial compro-
baron que son un tema fértil. Alfred
Crosby presentó una de las primeras
evaluaciones en The Columbian
Exchange, en 1972, uno de los más
importantes trabajos en historia am-
biental. En él se hace un mapa de los
intercambios biológicos de plantas,
animales y enfermedades entre Amé-
rica y el resto del mundo, principal-
Colombia secreta, Villegas Editores. Foto: Andrés Hurtado (detalle) mente Europa, y atrajo gran cantidad
de lectores (Crosby, [1972] 2003).
Elinor Melville continuó parte del tra-
desmotivan la evolución de nuevos En la historia precolombina el bajo de Crosby, estudiando en deta-
campos. Como resultado, los ex- problema fundamental –familiar en lle el impacto ambiental de las ovejas
tranjeros, especialmente norteame- muchos otros contextos– ha sido la en un valle mexicano, y concluyó
ricanos, han jugado un papel magnitud del cambio ambiental que la ganadería euroasiática fue en
evidente en el desarrollo de la lite- producido por los Amerindios. ¿Vi- verdad una adición altamente des-
ratura. Pero, a pesar de los obstácu- vieron ellos armoniosamente sobre tructiva en los ecosistemas latinoa-
los institucionales, los historiadores la tierra, posiblemente como mo- mericanos (Melville, 1994).
latinoamericanos están incorporan- delos de sostenibilidad? O a pesar
do cada vez más perspectivas ecoló- de no ser capitalistas, sin sofistica- Los latinoamericanos comen-
gicas en sus trabajos. ción tecnológica o similar, ¿altera- zaron sus correría en historia am-

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biental trabajando dentro de las tra- de la política del ambientalismo milares de Lisboa son mucho más
diciones izquierdistas de la crítica moderno 18 . débiles (para el Brasil). Los regis-
social, y adoptaron normalmente el tros holandeses, que arrojan luz so-
marco general de la raubwirtschaft15, Relacionado con las ideas de bre la historia ambiental de Surinam
en el que, en este contexto, el co- explotación colonial y raubwirt- y las Antillas holandesas, también
lonialismo y el capitalismo habían schaft capitalista, se encuentra la prometen (Boomgaard, 1992). La
organizado (o de hecho se requería noción de “ecología de la pobreza”, escala y el drama del cambio am-
para su supervivencia) el pillaje de promovida por el investigador ca- biental y su importancia en la lu-
América Latina. En las décadas de talán Joan Martínez-Alier. Basado cha social sugiere un futuro fuerte
1970 y 1980 esta interpretación en una investigación, centrada para los historiadores ambientales
engranaba bien con el análisis de particularmente en Perú, afirma que en América Latina.
“dependencia” que se había origi- los campesinos empobrecidos, por
nado en Argentina y Chile y que necesidad más que por compromi-
después fue exportado16. Luis Vita- so ideológico, llevan formas de vida 3. Temas en historia
le publicó el primer estudio gene- ecológicamente prudentes. Su ambiental
ral en 1983, escaso en investigación trabajo armoniza con estudios si-
pero amplio en alegatos y acusacio- multáneos de India que llegaron Como con algunos otros géne-
nes (Vitale, 1983). Un trabajo más prácticamente a la misma conclu- ros históricos, la historia ambiental
detallado y enfocado emergió len- sión. Esta imagen de agricultura derivó mucho de su primer ímpetu
tamente, primero en México y Brasil campesina de bajo impacto am- de las orientaciones y compromisos
y también en Argentina. El trabajo biental contrasta fuertemente con políticos. Muchos historiadores que-
mexicano, en particular, con fre- la visión generalizada de destruc- rían un tipo de compromiso moral,
cuencia tomó los problemas del uso ción ambiental que se practica en la impresión de que estaban contri-
del agua y el riego (Musset, 1991; las fronteras agrícolas del mundo, buyendo al mejoramiento de la so-
Lipsett-Rivera, 1999; Endfield y sea en América Latina, América del ciedad. Gran parte del trabajo
O’Hara, 1997; Ortiz Monasterio y Norte o Australia. Esto también temprano buscó enfatizar el hecho
Fernández Tijero, 1987; Tortolero hace parte de una crítica política de que el mundo que tenemos no es
Villaseñor, 1996), mientras que en de la práctica capitalista, aunque el único que deberíamos tener, que
Argentina, como en las grandes pla- menos romántica que algunas ba- deberían tomarse otros rumbos y
nicies de América del Norte, atra- sadas en la interpretación ecológica obviamente deberían haberse toma-
jeron especial atención los aspectos angelical de los pueblos indígenas19. do ya. En el pasado, algunas veces
que rodean a la colonización caprichosamente, se han establecido
agrícola de las pampas (Zarrilli, En todo caso, la existencia de diversas sociedades ecológicamente
2001)17. En Brasil probablemente muchas y amplias lagunas en la his- más benignas que la nuestra. Este
los bosques son los que han levan- toria ambiental de Latinoamérica compromiso político parece haber
tado mayor atención y sirven de sigue invitando a los investigado- declinado severamente en Estados
centro al trabajo de Warren Dean. res a enfrentarlas con las habilida- Unidos y Europa, mientras que so-
Latinoamericanista pero no latino- des y la fuerza necesarias. Las brevive en India y América Latina.
americano, Dean fue seguramente dimensiones ecológicas de la eco- No estoy seguro de la razón. Quizás,
el historiador ambiental más com- nomía de minería, por ejemplo, o en parte, tiene que ver con el surgi-
pleto de la región. Su obra magna de las plantaciones de azúcar, ta- miento de una generación más jo-
cae justamente dentro de la tradi- baco y café, han atraído hasta aho- ven en Estados Unidos y Europa,
ción raubwirtschaft (Dean, 1995; ra solamente a algunos pioneros menos animada por el entusiasmo
Dean, 1987; Miller, 2000). Los his- (Folchi Donoso, 2001; Dore, inicial de los movimientos ambien-
toriadores ambientales de Améri- 2000)20. La información básica re- talistas de las décadas de 1960 y
ca Latina también produjeron un unida por el imperio colonial espa- 1970, o posiblemente porque, al
puñado de trabajos desde el sector ñol ofrece una buena materia prima madurar una mayor sofisticación
cultural-intelectual, que incluyen para la historia ambiental de los si- científica, la historia ambiental ha
algunos mezclados con los estudios glos XVI a XVIII. Los registros si- adquirido un tono más neutral. Po-

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siblemente algo de esto, por lo me- dores de archivos, pero para muchos ecológicas con el mundo más am-
nos en Estados Unidos, tiene que ver tipos de historia, incluyendo la ma- plio es menos prominente, especial-
con la tormenta que siguió cuando yoría de la historia ambiental, el con- mente si la uniformidad ecológica
en 1995 William Cronon explicó cepto Estado-nación es una escala del territorio nacional es alta. Una
que en verdad no había vida salvaje de operación equivocada. Los pro- historia ambiental de Islandia y Nue-
en Estados Unidos, que todos los cesos ecológicos desplegan sin tener va Zelanda22 sería mucho más lógi-
ecosistemas revelaban signos de en cuenta las fronteras, y las tenden- ca que una de Alemania o Bolivia.
mayor o menor impacto humano, cias culturales e intelectuales lo ha- Pero aun Islandia y Nueva Zelanda
que el culto de los estadounidenses cen casi con el mismo descuido. La tuvieron y han tenido sus vínculos
por lo salvaje se basa ambientales (y so-
en una equivocación ciales, económicos y
(Cronon, 1995). Esto políticos) con otros te-
tuvo el impacto de rritorios. La elección de
una traición a la causa una escala apropiada al
ambiental, porque tema requiere siempre
podría ser fácilmente consideraciones cuida-
utilizado por quienes dosas. Los historiadores
apoyan la tala, la mine- ambientales, en virtud
ría, el crecimiento ur- de sus roces ocasiona-
bano, y por lo tanto, les con los geógrafos,
como legitimación de quienes son muy cons-
posteriores modifica- cientes de los proble-
ciones humanas del mas de escala, están
medio ambiente21. Pe- entre los mejor pre-
ro mi impresión es que parados para quitar a
la historia laboral, so- la profesión de historia-
cial y la historia en ge- dores su confianza en el
neral en los Estados formato Estado-na-
Unidos y Europa hoy ción. La historia puede
están menos animadas escribirse a cualquier
por el compromiso escala, desde la más
político que hace 25 pequeña hasta la global
años. Si esto es verdad, (e incluso más allá!)
la historia ambiental (Christian, 2004 y
puede ser simplemen- Spier, 1996). Una crí-
te arrastrada por la tica que algunas veces
corriente. se hace a la historia
ambiental es que sus
Un tema que los narrativas son, inexo-
historiadores ambien- rablemente, cuentas
tales no han confron- Laguna Verde Encantada, Parque Nacional Natural de los Nevados. depresivas sobre la des-
Colombia secreta, Villegas Editores. Foto: Andrés Hurtado
tado sistemáticamente trucción ecológica, una
es el de la escala. Los catástrofe tras otra.
historiadores han tenido durante única variedad de historia ambien- Dentro de la comunidad de la his-
más de cien años una fuerte tenden- tal para la que tiene sentido el for- toria ambiental esto algunas veces
cia a usar el concepto Estado-nación mato Estado-nación es la historia se conoce como la tendencia “deca-
como su unidad de análisis preferi- política y de costumbres. Puede ha- dencista” y ocasionalmente es tema
da. Los estados burocráticos fueron cerse una excepción para los países de autoacusaciones. Considero
buenos almacenadores y conserva- insulares, donde las conexiones equivocadas esas críticas. De un

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lado, la historia militar, que incluye es cierto para una parte de la histo- toria ambiental a gran escala tien-
enumeración amplia de bombardeos ria ambiental, incluyendo la mía, de inevitablemente a enfatizar los
y masacres, a menudo se hace inte- aunque muchos otros historiadores procesos y las fuerzas, culturales o
resante y motivante. Incluso las his- ambientales escriben con indivi- naturales, más que las acciones y los
torias de matanzas y genocidios duos de carne y hueso que domi- destinos de los individuos. En cual-
atraen montones de lectores. Aún nan el escenario25. Desde luego, no quier caso, la historia ambiental
un tema tan deprimente puede ser solamente la historia ambiental se debería darnos una dosis de humil-
presentado como una historia atrac- puede escribir así. Cualquier cosa dad: deberíamos aceptar que somos
tiva. De otro lado, la historia am- concebida en la vena de las “fuer- solo una especie entre muchas y
biental, especialmente del mundo zas sociales anónimas” tiene el compartir graciosamente el lugar en
industrial, contiene algunos desarro- mismo sabor. Algunos de los histo- la cima junto con los bisontes, las
llos muy divertidos. La provisión de riadores de Annaliste lo considera- moscas tse-tsé y El Niño.
agua potable y saneamiento para ron una virtud y aspiraban a escribir
millones de personas desde 1880 es historie sans noms. Este aspecto está
una historia de éxito ambiental que conectado al de la escala. La histo- 4. Caminos no (muy)
revolucionó la condición humana, ria ambiental a pequeña escala, frecuentados
especialmente la vida en las ciuda- como la historia social, se puede
des. La calidad del aire urbano (en escribir desde abajo, con personas Podría ser, como he manifes-
el mundo industrial) se mejoró tam- reales en primer plano. Pero la his- tado, que la historia ambiental ha
bién notablemente en las seis déca-
das posteriores a 194023. Puede ser
que la historia ambiental urbana,
con el tiempo, pierda esta tenden-
cia decadente. La historia ambien-
tal más animada, de la que tengo
noticia, es: The Greening of Georgia,
por R. Harold Brown, que descansa
sólo parcialmente en las tendencias
urbanas (Brown, 2002) 24 . Brown
encuentra mucho de que estar agra-
decido en la historia reciente de los
suelos y la vida salvaje de Georgia
(no puedo decir si esta en lo correc-
to). También, como se anotó antes,
los historiadores han ofrecido últi-
mamente una interpretación de los
paisajes africanos que enfatiza el éxi-
to del manejo humano y propone
un reto a las anteriores visiones de
decadencia.

La historia ambiental frecuen- El río Ratoncito


temente provoca la indignación de “recoge las aguas del
los lectores, quienes piensan que valle de Los Cojines y
se precipita por una
excluye a la gente o la reduce a cascada de 200
abstracciones. La actuación huma- metros rumbo al
na desaparece en las sombras, en lejano Orinoco”.
tanto que el clima, los virus o la
tecnología atraen la atención. Esto

20 NÓMADAS MCNEILL, J. R.: NATURALEZA Y CULTURA DE LA HISTORIA AMBIENTAL


comenzado a rendir algunos de los la minería también parece haber con el suelo y su historia, pues
beneficios de la madurez, pero aún tenido menos atención de la de- este ha sido el sustrato real de los
tiene un número de fronteras bida; su importancia ecológica asuntos humanos durante unos
inexploradas, islas oscuras, si no para México, los Andes, Europa cuantos miles de años.
continentes oscuros. Una es la his- Central o Suráfrica, donde las
toria de los suelos. Parece curio- minas de oro alcanzan ocho kiló- Los efectos ambientales de las
so que la tierra misma no tenga metros de profundidad, parecen migraciones humanas merecen
mucha atención de los historiado- garantizar el tipo de atención también más análisis. Me parece
res ambientales, quienes se han prodigada a la historia laboral en que uno de los aspectos de las ideas
enfocado algunas veces en la ero- este campo 27 . Los historiadores y la cultura que más importa está
sión, pero la historia de los suelos sociales, durante una generación, en moldear el comportamiento de
requiere mucho más que eso. La han requerido y suministrado lo los migrantes que viajan de un eco-
química y biología de la fertilidad que ellos llaman “Historia de aba- sistema a otro llevando en sus ca-
del suelo están cambiando perma- jo hacia arriba”, o sea comenzan- bezas creencias y conocimiento,
nentemente, en parte debido a la do con la experiencia de la gente por ejemplo, sobre la agricultura,
actividad del hombre, y esto siem- corriente en la base de la pirámi- que se formaron en un contexto
pre afecta sus proyectos, donde de social. Para los historiadores pero luego se trasplantaron a otro.
quiera que se dedique a la agri- ambientales, la historia desde aba- Crosby, a pesar de la atención que
cultura 26. La historia ambiental de jo hacia arriba podría comenzar presta a la migración interconti-
nental, no tiene mucho que decir
sobre el trasplante de prácticas
agrícolas. ¿Cuáles fueron los efec-
tos de las prácticas agrícolas chi-
nas que fueron llevadas por los
migrantes a la estepa mongolesa,
o por los esclavos angoleses al Bra-
sil, o por los campesinos japone-
ses a California?

Finalmente, el campo de la his-


toria ambiental mantiene un sesgo
terrenal. Los ecosistemas acuáticos
han recibido muy poca atención. Se
entiende que con frecuencia es más
difícil recolectar información histó-
rica sobre los peces o los arrecifes
de coral que sobre los árboles y los
pastos. Y los pensadores y escrito-
res ambientales, para no mencionar
la ley y la política, siempre han te-
nido más que decir sobre la tierra
que sobre el mar. Pero es posible,
especialmente para el último siglo,
armar un cuadro de biosistemas
acuáticos y los regímenes de conta-
minación en algunos cuerpos de
agua. Hasta ahora los historiadores
Colombia secreta,
Villegas Editores. han dado mayor atención a los ríos
Foto: Andrés Hurtado que a los lagos y océanos (Cioc,

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 21


2002; Luckin, 1986; Fradkin, 1996; ha tenido en la mayoría de las oca- Apéndice
White, 1996; Steinberg, 1991; siones una recepción benigna y ha
Afinson, 2003; Evenden, 2004), pero comenzado a influir sobre la disci- La literatura en la historia am-
esto puede cambiar. Un proyecto de plina más amplia. Esto es eviden- biental puede ser abordada más
investigación a gran escala, anclado te, entre otros lugares, en los textos convenientemente a través de una
en Dinamarca, está tratando de re- universitarios preparados para los pequeña cantidad de sitios web que
construir la historia de la población Estados Unidos, que incluyen cada consiste principalmente en biblio-
de diferentes especies marinas, traba- vez más retazos de historia ambien- grafías, algunas de las cuales se
jando desde los registros de pesca, los tal. El futuro de la historia ambien- pueden encontrar fácilmente. Re-
vestigios arqueológicos y cualquier tal parece sólido, a juzgar por la comiendo los siguientes:
cosa que pueda ser útil28. edad de los participantes en las
conferencias29. Todo esto es causa http://www.esenvironmental
No hay duda que hay otros de celebración, porque es en ge- history.org/bibliography.html
cientos o miles de temas en busca neral un indicativo de la vitalidad http://www.lib.duke.edu/forest/
de autor en la historia ambiental. continua de la historia profesional biblio.html
La anterior no es más que una lista y, específicamente, porque los his- http://www.stanford.edu/group/
de los libros que me gustaría que toriadores ambientales, en razón laenvironmentalhistory/
alguien escribiera. de su trabajo, han logrado algún http://www.h-net.org/~environ/
reconocimiento dentro de su pro- historiography/ausbib.htm
fesión (y también del público más (registrados todos en septiem-
5. Conclusión amplio). La historia ambiental está bre 16 de 2003)
aquí para quedarse.
La secta herética de los econo-
mistas que trabajan en economía Sin embargo, la razón funda-
ecológica solicitan algunas veces mental de que esto sea así no es Citas
una economía “como si la natura- motivo de celebración. El inte-
leza existiera”. La historia ambien- rés en la historia ambiental de- 1 Ecológicamente hablando, desde luego,
tal ruega porque se reconozca que pende en gran medida de la es arrogante pensar en el realismo
biofísico como el contexto de los asun-
la naturaleza no solo existe sino preocupación sobre los proble- tos humanos. Pero para los historiado-
que cambia. Más aún, cambia por mas sociales contemporáneos. De res, cuyo tema principal, aunque no ex-
sí misma y por las acciones huma- la misma manera que la historia clusivo, es la carrera humana, resulta apro-
piado verlo así.
nas, y haciéndolo provoca cam- laboral y de la mujer adquirieron
bios en el contexto en que se un nuevo impulso cuando los le- 2 La carpa es mayor que lo que sugiere la
descripción. Para muchos científicos
despliega la historia humana. La vantamientos sociales de la ge- paleontólogos, la “historia ambiental” se
historiografía de la historia am- neración anterior enfatizaron los refiere a la evolución de los ecosistemas y
biental, aunque desde luego des- temas de clase y género, la histo- no requiere que existan en ellos seres
ria ambiental adquirió su impul- humanos.
igual en el mundo y con respecto
a diferentes temas, ha crecido so inicial de las preocupaciones 3 Para dar un ejemplo, Worster (1978) trata
ecológicas difundidas en la socie- con los suelos de las praderas, el clima y
como la maleza en los últimos 25 los ecosistemas agrícolas, así como con
años, hasta el punto de que ningu- dad. Ahora es menos política y las ideas prevalentes sobre la tierra y el
na persona puede seguirle el paso. partidista, en todo aspecto, de lo clima y con la política norteamericana
Se puede afirmar con justicia que que fue en su infancia. Pero su de recursos.
se ha convertido en uno de lo más habilidad para continuar atrayen- 4 Entre los trabajos que llenan esta brecha
vitales subcampos dentro de la dis- do a los jóvenes historiadores y están los de Cronon (1992) y Brosnan
(2002).
ciplina histórica, por lo menos en para dirigir la atención de los his-
toriadores en general, descansa- 5 Thomas y Schama son pasajeros en la
un puñado de países. A pesar de
historia ambiental; el grueso de su traba-
los retos que propone para la co- rá siempre en la importancia que jo reside en otros campos.
rriente dominante de la historia tienen los temas ambientales para
6 Esta frase y concepto son usados repeti-
(hasta donde sea posible tal cosa), toda la sociedad. damente en varios de los libros de Worster,

22 NÓMADAS MCNEILL, J. R.: NATURALEZA Y CULTURA DE LA HISTORIA AMBIENTAL


especialmente en Dust Bowl (1978) y 15 En términos gruesos, economía de pilla- de la American Society for Environ-
Rivers of Empire (1985). je, un término y concepto desarrollado mental History (ASEH) o la European
en la geografía académica de Alemania y Society for Environmental History
7 Las declaraciones más directas en esta
Francia hacia 1870-1920. (ESEH).
discusión son las de: White (1967), a mi
juicio refutadas por Yi-fu Tuan (1968). 16 Trabajos de gran influencia como el de
Otras variantes sostienen que la cultura Galeano (1972).
occidental desde la revolución científica 17 El trabajo de mayor influencia sobre Ar-
europea mostró una actitud instru-
gentina, producido por un biólogo y una
mentalista hacia la naturaleza, en la cual
los hombres vieron la naturaleza como
economista, es el de Brailovsky y Bibliografía
Foguelman (1991).
femenina y la explotaron consecuente-
mente. (Véase Merchant, 1983). Creo 18 Por ejemplo Pádua (2002) y Simonian AFINSON, John, The River We Have
que mi posición es débil con respecto a (1995). Wrought: A History of the Upper
los bosques sagrados. Véase por ejemplo 19 Véase Martínez-Alier (2002) para una Mississippi, Minneapolis, University of
Byers, Cunliffe y Hudak (2001). colección de ensayos sobresalientes. Minnesota Press, 2003.
8 Showers (1989) ha comenzado a explo- 20 Dean y otros han estudiado el impacto ALAIN, Musset, De l ’eau vive à l ’eau morte:
rar este tema para Lesotho. ecológico del azúcar en Brasil. En el Ca- 1492-1992: enjeux techniques et culturels
9 Una muestra: Delwit y De Waele (1999), ribe está casi intacto, pero recomiendo dans la vallée de Mexico (XVIe-XIXe
Bess (2003), Burchell (2002), Prem-Er ver a Funes Monzote (2001). siècles), París, Editions recherche sur les
Lam (1999) y Cinman Simsek, (1993). civilisations, 1991.
21 Véanse las críticas en Environmental
10 Roderick Nash, quien dictó en 1970 uno History, No. 1, 1996, pp. 29-47. Un cor- ANDERSEN, Tom, This Fine Piece of Water:
de los primeros cursos de historia am- ta revisión del aspecto aparece en Miller An Environmental History of Long Island
biental, escribió: “Estaba respondiendo (2001). Sound, New Haven, Yale University Press,
a las voces que pedían responsabilidad 2002.
22 Existe una colección útil para Nueva
con el medio ambiente y que alcanzaron Zelanda: Pawson y Brooking (2002). BERNHARDT, Cristoph (ed.), Environ-
un crescendo en los primeros meses [de mental Problems of European Cities of the
1970]” (Nash, 1974). 23 De la historia del saneamiento urbano y 19th and 20th Centuries, Münster,
la calidad del aire en el mundo indus- Waxman, 2000.
11 Encontramos una interrogación explíci- trial, pueden hallarse ejemplos en:
ta de la historia en busca de ejemplos de Bernhardt (2000), Hamlin (1998), BESS, Michael, The Light-Green Society:
sostenibilidad en van Zon (2002). Luckin (1986), Melosi (1980), Melosi Ecology and Technological Modernity in
12 Véase por ejemplo: Shapiro (2001), Díaz- (2000), Porter (1998), von Simson France, 1960-2000, Chicago, University
Briquets y Pérez-López (2000), que no (1983), Tarr (1996), Stradling (1999), of Chicago Press, 2003.
son trabajos de historiadores, pero consi- Mosely (2001) y Brimblecombe (1987). BOOMGAARD, Peter, “Explotation and
deran las dimensiones históricas de algu- 24 Los libros que usan la información histó- Management of the Surinam Forests,
nos temas. Por lo que sé, no hay un traba- rica para discutir sobre el mejoramiento 1600-1975”, en: Harold K. Steen y
jo general comparable sobre la Unión ambiental general en las últimas décadas, Richard P. Tucker (eds.), Changing Tro-
Soviética o alguno de sus satélites. El de por lo menos en el mundo industrial, in- pical Forests, Durham, N.C., Forest
Feshbach y Friendly (1992) está limitado cluyen el de Easterbrook (1995), Lomborg History Society, 1992, pp. 252-264.
principalmente a la situación que se vivía (2001) y Hollander (2003). Ninguno de BRAILOVSKY, Elio y Foguelman, Dina, Me-
hacia la década de 1980. Cuadros parcia- estos tres es una historia satisfactoria del moria verde: Historia ecológica de la Ar-
les muy útiles de la historia ambiental so- mejoramiento ambiental, y el libro de gentina, Buenos Aires, Editorial Sudame-
viética se encuentran en Weiner (1988), Lomborg ha atraído críticas agudas y, a mi ricana, 1991.
Weiner (1999), Josephson (2002), juicio, justificadas.
Stevens (1998) y Turnock (2001). BRIMBLECOMBE, Peter, The Big Smoke: A
25 Un ejemplo es el Dust Bowl de Worster. History of Air Pollution in London since
13 Un ejemplo de esta literatura es el de 26 En los Estados Unidos está Stoll (2003), Medieval Times, London, Methuen,
Grualich (1983) y Annals of the American que es una revisión basada en unos po- 1987.
Association of Geographer, 82, No. 3, cos casos locales. Un trabajo general que
1992. Un breve resumen es el de Dore BROSNAN, Kathleen, Uniting Mountain and
todavía vale la pena consultar, es el de Plain: Cities, Law and Environmental
(1997). Obviamente este debate riñe con Hyams (1975). Hyams fue un erudito que
los indígenas contemporáneos en la Change along the Front Range, Albu-
escribió acerca del terrorismo, Proudhon, querque, University of New Mexico
Amazonia y otros lugares, a quienes al- los Incas y otros temas diversos.
gunas veces se les muestra como ejem- Press, 2002.
plos de rectitud ecológica. 27 Véase sin embargo a Smith (1987). BROWN R., Harold, The Greening of Georgia:
14 Woods y McCann (1999). Los antiguos 28 Véanse Holm, Smith y Starkey (2001) y The Improvement of the Environment in
habitantes de la Amazonia deben haber Andersen (2002). the Twentieth Century, Macon, Mercer
transportado las tierras negras bioló- University Press, 2002.
29 Confieso que la evidencia para esta afir-
gicamente ricas a nuevos lugares y per- mación es completamente anecdótica. BURCHELL, Jon, The Evolution of Green
mitido que los microorganismos hicieran En las reuniones de la American History Politics: Development and Change within
su trabajo por meses o años, creando nue- Association la proporción de cabezas gri- European Green Parties, Londres,
vamente espacios cultivables. ses parece cinco veces mayor que en las Earthscan, 2002.

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