CUENTO: CAPERUCITA ROJA

EN UN BOSQUE MUY LEJOS DE AQUÍ, VIVÍA UNA ALEGRE Y BONITA A LA QUE TODOS LLAMABAN
“CAPERUCITA ROJA”.

UN DÍA SU MAMÁ LE DIJO:

-CAPERUCITA, MAÑANA QUIERO QUE VAYAS A VISITAR A LA ABUELA PORQUE ESTÁ ENFERMA. LE
LLEVARÁS ESTA CESTA CON FRUTAS Y PASTELES.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, CAPERUCITA SE LEVANTÓ MUY TEMPRANO Y SE DESPIDIÓ DE SU

MAMÁ, Y ÉSTA LE DIJO:

-HIJA, TEN MUCHO CUIDADO. NO CRUCES EL BOSQUE NI HABLES CON EXTRAÑOS.

PERO CAPERUCITA NO HIZO CASO A SU MAMÁ. Y COMO CREÍA QUE NO HABÍA PELIGROS, DECIDIÓ
CRUZAR EL BOSQUE PARA LLEGAR MÁS RÁPIDO. IBA MUY FELIZ CANTANDO Y SALUDANDO A
TODOS LOS ANIMALITOS QUE ENCONTRABA EN SU CAMINO. PERO ELLA NO SABÍA QUE
ESCONDIDO DETRÁS DE LOS ÁRBOLES, SE ENCONTRABA UN LOBO QUE LA SEGUÍA
SILENCIOSAMENTE.

DE REPENTE EL LOBO LA ALCANZÓ Y LE DIJO:

-¡HOLA CAPERUCITA!

-¡HOLA SEÑOR LOBO! –CONTESTÓ LA NIÑA.

-¿A DÓNDE VAS TAN APURADA?

VOY A VISITAR A MI ABUELITA, QUE ESTÁ ENFERMA, Y LE LLEVO ESTA CANASTITA CON FRUTAS Y
PASTELES.

-¿Y DÓNDE VIVE TU ABUELITA?

-VIVE DEL OTRO LADO DEL BOSQUE; Y AHORA TENGO QUE IRME…ADIÓS SEÑOR LOBO.

EL LOBO SALIÓ DISPARANDO. CORRIÓ TODO LO QUE PUDO HASTA LLEGAR A LA CASA DE LA
ABUELITA Y TOCÓ LA PUERTA.

-¿QUIÉN ES? PREGUNTÓ LA ANCIANA.

Y EL LOBO IMITANDO A LA NIÑA DIJO:

-SOY YO, CAPERUCITA.

Y LA ABUELA ABRIÓ LA PUERTA Y SIN PODER REACCIONAR QUEDÓ ATRAPADA DENTRO DE UNA
GRAN BOLSA, QUE TENÍA EN SUS MANOS EL TEMIBLE LOBO.
LUEGO EL ANIMAL FEROZ, SE PUSO EL GORRITO DE DORMIR LA ABUELA Y SE METIÓ EN LA CAMA
PARA ESPERAR A CAPERUCITA.

FINALMENTE LA NIÑA LLEGÓ Y TOCÓ LA PUERTA, Y UNA VOZ LE DIJO QUE ENTRARA.

-ABUELITA, ABUELITA… ¡QUÉ OREJAS MÁS GRANDES TIENES!

Y EL LOBO, IMITANDO LA VOZ DE LA ABUELA, CONTESTÓ:

-SON PARA VERTE MEJOR.

-ABUELITA, ¡QUÉ OREJAS MÁS GRANDES TIENES!

-¡SON PARA OÍRTE MEJOR!

-Y… ¡QUÉ DIENTES TAN GRANDES TIENES!

- ¡SON PARA COMERTE MEJOR!

Y EL LOBO SE AVALANZÓ HACIA CAPERUCITA Y EN ESE MOMENTO, UN LEÑADOR QUE ESTABA

CERCA ESCUCHÓ LOS GRITOS Y ENTRÓ EN LA CASA, MATANDO AL LOBO DE UN SOLO HACHAZO.

LA NIÑA AGRADECIÓ AL LEÑADOR Y JUNTOS LIBERARON A LA ABUELITA.

LUEGO TODOS TOMARÓN EL TÉ Y COMIERON LOS PASTELES QUE HABIA LLEVADO EN SU

CANASTITA CAPERUCITA.

Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE.