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LA OPORTUNIDAD DE ZAQUEO

Texto bíblico: Lucas 19:1-10

v.1 “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la


ciudad.

Zaqueo es otro proscrito como Bartimeo. El uno pobre, el otro rico; el


uno con ceguera física, el otro con más ceguera espiritual, pero
igualmente los dos ciegos. Pero los dos querían “ver” a Jesús (comp.
18:41 con 19:4). Maravillosamente los dos terminan viendo la
salvación de Dios (comp. 18:42 con 19:9).

v.2-3 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los
publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía
a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.

Su nombre significa “puro”. Pero dentro de Él no había nada de puro.


Era judío pero traidor. Era Jefe de los publicanos en Jericó, un hombre
inmensamente rico y poderoso, pero también inmensamente
despreciable y despreciado.

Zaqueo quería saber quién era Jesús. ¿Quién es Jesús para ti?
Cristianismo es una relación de amor con Jesús, y Zaqueo sabía lo
que quería. Sabía que buscar a Jesús era suplir sus necesidades.

Pero tenía un problema: no podía a causa de la multitud. ¿Cuál es la


“multitud” que no te permite ver a Jesús?

Cuando creas que no hay salida para tus problemas, cuando creas
que tu vida no tendrá sentido. Cuando sientas que los traumas en tu
vida han sido más fuertes que tú, cuando crees que los vicios, los
malos hábitos que tienes no pueden ser cambiados, es tiempo de venir
a los pies de Cristo.

v.4-5 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle;


porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar,
mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa,
desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

Este procedimiento no era del todo correcto para un caballero bien


vestido como Zaqueo. Zaqueo estaba dispuesto a hacer todo para ver
a Jesús. Aun cuando su reputación esté en juego. Pero no era
suficiente.

Zaqueo posiblemente se contentaría con ver a Jesús de lejos. Pero tú


no puedes vivir “viendo de lejos a Jesús”. Tú necesitas vivir a lado de
Jesús, tú necesitas entregarte a Jesús. Y tal vez tú digas: “¡Pero es
muy difícil! Las multitudes no me permiten”
Haz como la mujer con hemorragia, toca el vestido de Jesús.
Grita como el ciego de Jericó, haz un hueco en el techo como el
paralítico, grita el nombre de Dios como el endemoniado, pero no te
quedes de lejos de Jesús.
No te quedes en tu árbol de los problemas, en tu árbol de dudas, en
tu árbol de incertidumbres, baja de ese árbol y ven a los pies de Cristo.

Jesús toma la iniciativa. Es Él quien te busca, es Él quien te llama, es


Él quien te espera. ¿Quién le dijo que su nombre era Zaqueo? ¿Quién
le dijo que necesitaba ayuda? Dios oye los gritos que los labios no
pronuncian.
Jesús sabe tu nombre, Él te conoce, él conoce lo que hay dentro de tu
corazón, el escucha los gritos de tu corazón. Él sabe que hay un
sentimiento de ansiedad, de preocupación, de dudas, de miedos, de
temores, de incertidumbres. Sabe las ganas que tienes de llorar, la
preocupación por la salud de alguien a quien amas.

v.6-8 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver


esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con
un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al
Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y
si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

La mayor necesidad que la gente tiene es conocer a Jesús. Sin


embargo, el día que decidas buscar a Jesús, la gente siempre
murmurará.
¿Qué ladrón reparte dinero? Zaqueó vivió la experiencia de dejar
entrar a Jesús en su casa, en su vida, en su corazón. Cuando te
encuentras con Jesús aborreces pecado. Cuando te encuentras con
Jesús, es ahora él quien vive en ti. “Como dijo Pablo: ahora estoy con
Cristo juntamente crucificado, mas ya no vivo yo, sino Cristo vive en
mí.” Cuando te encuentras con Jesús tu vida ya no es la misma, ahora
tiene sentido, ahora estás vivo, ahora estás en el camino correcto,
ahora estás en la verdad porque Jesús es el “Camino, la Verdad y la
Vida.”

v.9-10 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por


cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre
vino a buscar y a salvar lo que se había perdido
No es el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien busca al
hombre para proponerle un encuentro de paz. Es Dios quien se
desvive por llamar la atención de cada ser humano, para tocarlo con
su gracia. Es Dios quien toca la puerta del corazón del hombre y se
invita a entrar a tu corazón
Y cuando Jesús entra, no entra una persona, entra un Ser que se llama
Salvación. Entra Jesús, entra la Salvación a tu vida.
Llamado:
Es posible que te identifiques con alguna parte de la vida de Zaqueo.
Si es así, el camino a seguir para ti, es el mimo que tomó Zaqueo:
dejar que Cristo entre en tu corazón y ahora sea Él quien viva en ti.

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