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Tratamientos Termicos
Tratamientos Termicos
MECÁNICA Y ELÉCTRICA
UNIDAD CULHUACÁN
INGENIERÍA MECÁNICA
Trabajo de Investigación
GRUPO: 4MV1
FECHA: 26/11/2019
Características y tratamientos al acero.
Tratamientos térmicos del acero.
Los tratamientos térmicos son procesos donde se varia la temperatura para modificar la microestructura y
constitución de los metales y aleaciones.
El objetivo de estos tratamientos es mejorar las propiedades mecánicas, de forma que a veces interesa
mejorar la dureza y resistencia, y otras la ductilidad o plasticidad para facilitar su conformación.
Templado del acero.
El temple es un tratamiento térmico
al que se somete al acero,
concretamente a piezas o masas
metálicas ya conformadas en el
mecanizado, para aumentar su
dureza y resistencia (aumenta
fragilidad y disminuye tenacidad).
Se usa para la obtención de aceros
martensíticos. La martensita es, tras
la cementita, el constituyente más
duro de los aceros.
El proceso se lleva a cabo
calentando el acero a una
temperatura aproximada de 915°C
(entre 725 ºC y 1000 ºC), en el cual
la ferrita se convierte en austenita,
después la masa metálica es enfriada rápidamente, sumergiéndola o rociándola en agua, en aceite o en otros
fluidos o sales.
Agua: es un medio rápido de enfriamiento. Se consiguen temples muy fuertes y se utiliza para templar aceros
al C. Puede producir deformaciones y grietas
Aceite: enfriamiento más lento. Se consiguen temples más suaves. Se utiliza para aceros aleados.
Aire: es el enfriamiento más lento. Provoca casi aceros perlíticos.
Hay dos tipos de temples, uno de ellos es el que se templa la totalidad de la pieza, incluyendo su núcleo.
Y otro es el Temple superficial que solo templa su superficie externa, dejando blando el núcleo para que sea
más flexible y tenaz, frente a la superficie que se transforma en dura y resistente al rozamiento. A las piezas
templadas hay que darles un tratamiento posterior llamado revenido para eliminar las tensiones internas.
Las tensiones internas son producidas por las variaciones exageradas que se le hace sufrir al acero, primero
elevándola a una temperatura muy alta y luego enfriándola. Si el temple es muy enérgico las piezas se pueden
agrietar
Recocido del acero
El recocido es el tratamiento térmico que, en general, tiene como finalidad principal el ablandar el acero,
aumentar la plasticidad, ductilidad y tenacidad. Suele emplearse para eliminar les tensiones del temple o
eliminar las tensiones internas que siguen a un trabajo en frío.
Consiste en calentar un material por encima de las temperaturas de transformación a la fase austenítica,
mantenerlo durante un tiempo previsto y luego enfriar lentamente.
Normalizado del acero
Se realiza calentando el acero a
una temperatura unos 50ºC – 80ºC
por encima de la temperatura de
austenización y una vez
austenizado (la ferrita se convierte
en austerita) se deja enfriar al aire.
La velocidad de enfriamiento es
más lenta que en el temple y más
rápida que en recocido.
Con este tratamiento se consigue
afinar y homogeneizar la
estructura. Se obtienen estructuras
más resistentes y duras que con el
recocido. Este tratamiento es típico
de los aceros al carbono de
construcción de 0.15% a 0.60% de
carbono.
Revenido del acero
Es un tratamiento que sigue al temple para evitar las tensiones ocasionales y la fragilidad. Consiste en calentar
por debajo de 723ªC (sin llegar a austerita) para
que la martensita se transforme en una
estructura más estable.
Se hace luego un enfriamiento al aire
(relativamente rápido).
El carácter de la transformación del acero
depende de la velocidad de enfriamiento.
Durante un enfriamiento lento en el horno se
verifica el recocido; si el enfriamiento se realiza
al aire libre, tal recocido se denomina
normalización.
El temple se hace utilizando un enfriamiento
rápido en agua o en aceite (o al aire) Después
del temple, obligatoriamente, se ejecuta el
revenido, cuyo objetivo es disminuir en algo la
uniformidad de la estructura y, de tal modo,
quitar las tensiones internas de la pieza.
El revenido siempre se realiza a una
temperatura menor a la de la transformación
del material.
Tratamientos termoquímicos del acero
Los tratamientos termoquímicos son procesos donde además de variar la temperatura, se modifica la
composición química de una capa superficial de la pieza, adicionando otros elementos con el fin de mejorar
determinadas propiedades en la superficie, principalmente dureza o resistencia al desgaste y resistencia a la
corrosión.
Cementación del acero
Consiste en aumentar la cantidad de carbono de la capa superficial de los aceros. Se emplea en piezas que
deben ser resistentes al desgaste y a los golpes.
Nitruración del acero
Se aporta nitrógeno a la superficie de la pieza, para conseguir endurecimiento superficial. Se consiguen aceros
y fundiciones superficialmente muy duros y resistentes a la corrosión.
Cuando se trabaja con un material, es deseable que sea muy tenaz para aguantar impactos, pero que su
superficie sea muy dura para evitar el desgaste. Esto se consigue obteniendo las propiedades deseadas para
toda la pieza mediante tratamientos térmicos adecuados y después variar las propiedades de la superficie
sometiéndola a otro tratamiento diferente, que puede ser térmico, termoquímico o mecánico.
Vinculados con el embellecimiento del acero resultante o con la protección de sus capas externas. Suele
implicar la añadidura de capas externas de otros metales, de la siguiente manera:
Cincado .
Cromado.
Galvanizado.
Se le da a la chapa de acero mediante procesos electroquímicos que derriten un metal recubriendo a otro.
Niquelado.
Pavonado.
Son una herramienta que nos permite estudiar los tratamientos térmicos como el temple. Para obtener el
diagrama TTT tomamos varias probetas iguales y las levamos a temperaturas de austenización. Austenizamos
completamente y luego introducimos las probetas en distintos baños a distintas temperaturas. Se mide los
tiempos en función de la microestructura transformada y se observa las estructuras a medida que transcurre el
tiempo.
La Ductibilidad se mide por el porcentaje de alargamiento que sufre el material antes de romperse. La línea
divisora normal entre ductibilidad y fragilidad es el alargamiento, si un material tiene menos del 5% de
alargamiento es frágil, mientras que otro que tenga más es dúctil. Si un material es dúctil tiene la capacidad de
poderse trabajar en frío (operaciones tales como: plegado, estirado, embutido, rebordeado).
Resiliencia: Capacidad para absorber energía en la zona elástica se mide por el módulo de resiliencia que es la
energía de deformación que puede absorber por unidad de volumen el material).
Tenacidad: Capacidad para absorber energía en la zona plástica. El módulo de tenacidad se obtiene integrando
el diagrama tensión deformación hasta la fractura. Un método relativamente sencillo de valorar la tenacidad
consiste en calcular el número índice de tenacidad, que se obtiene multiplicando el límite de rotura por la
deformación en la rotura. Otro método consiste en multiplicar la deformación en la rotura por la media del
límite de rotura y del límite de fluencia.
Dureza: La dureza es importante cuando se proyecta una pieza que deba resistir el desgaste, la erosión o la
deformación plástica. Los sistemas de medida de mayor uso son: Brinell, Rockwell, Vickers y la Shore
Aceros Aleados
Cromo: Formación de carburos de cromo que son duros, afina también el tamaño del grano aumentando la
tenacidad y dureza.
Níquel: El níquel al igual que el Cr origina que se desplace el punto eutectoide hacia la izquierda y aumenta la
zona crítica de temperatura. El níquel Ni es soluble en la ferrita y no forma carburos ni óxidos, esto incrementa
la resistencia sin disminuir la ductilidad. Los aceros al Ni cementados tienen un núcleo más resistente que la de
un acero al carbono ordinario.
Manganeso: Se halla en todos los aceros como agente desoxidante y desulfurante, pero si es superior al 1% se
clasifica como una aleación de manganeso. Forma carburos y aumenta el tiempo necesario de la transformación
haciendo posible el temple en aceite.
Silicio: Se añade como agente desoxidante. Cuando se añade en aceros de bajo porcentaje de carbono, produce
un material frágil, con alta permeabilidad magnética y baja pérdida por histéresis. Se emplea con otros
elementos como el Mn, Cr y V, para estabilizar sus carburos.
Molibdeno: Forma carburos y se disuelve en la ferrita dando al acero propiedades de dureza y tenacidad. Es el
material más efectivo para hacer temples al aire y en aceite. Contribuye a afinar el grano.
Vanadio: Tiene tendencia muy fuerte a formar carburos, agente fuertemente desoxidante y afina el grano. Es
muy difícil ablandar los aceros al vanadio por revenido, por ello se emplea en aceros para herramientas.
Tungsteno: El tungsteno produce una estructura fina y densa, dando tenacidad y dureza. Su efecto es similar al
del Molibdeno.
Bibliografía:
Apraiz Barreiro, J. (1949a). Tratamientos térmicos de los aceros. Madrid, España: Nuevas Graficas.
Avner, S. H. (1988). Introducción a la metalurgia física (2ª ed.). Ciudad de México, México: Mc Graw Hill.
Mangonon, P. A. T. L. (2001). Ciencia de los materiales: Selección y diseño. México, México: Pearson
Educación.