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4 . A u n q u e y a d e s d e h a c e m u c h o t i e m p o a c o n t e c e
q u e personas adultas consumen plantas psicótropas, esta acti tud nunca ha
constituido, por lo general, un fenómeno de masas. Tampoco sería correcto afirmar que «no
existe una sociedad sin droga», a no ser que se quiera condenar a toda sociedad a la fatalidad
de la toxicomanía o resignarse ala impotencia, organizando simplemente un sistema
en el que se acepte un consumo mínimo. El uso de drogas hoy no se limita a unos cuantos
adultos y a algunos estetas; el aspecto nuevo del fenómeno radica, sobre todo, en el hecho de
que desde hace cerca de cuarenta años se ha generalizado en todo el mundo,
especialmente entre los adoles centes. Por tanto, una sociedad que se preocupe del
bienestar de sus hijos y de la paz entre las generaciones no puede aceptar la invitación que se
le dirige a creer que la sociedad necesita aprender a vivir con los estupefacientes, dado que
éstos son fuente de ruina y de muerte, y no de vida. 5 . Y a c o n o c e m o s l a m a y o r í a
d e l a s c o n s e c u e n c i a s n e f a s t a s que la droga provoca sobre el equilibrio psíquico,
sobre la vida familiar y sobre la vida personal y social de los jóvenes y de los adultos que la utilizan. Crea
múltiples discapacidades en la existencia de numerosas personas que esperan encontrar «un suplemento
de vida» gracias a psicoestimulantes. En realidad, lleva a un resultado opuesto al que se esperaba,
puesto que el consumo de productos desarrolla una serie de actitudes negativas, que limitan las
relaciones y reducen en gran medida la libertad interior de la persona, a veces hasta anularla completamente.
También engendra una ceguera en los que no logran sustraerse a su consumo cuando exigen a los médicos que
les receten una droga capaz de aliviar las dificultades de su existencia y atenuar su
sufrimiento, por no hablar de su malestar interior para llegar a una solución. La ceguera es aún mayor cuando se
quiere reivindicar la liberalización de las drogas en una perspectiva política. Sin embargo, los
toxicómanos más lúcidos no dudan en lanzar un llamamiento desde el fondo mismo de su dependencia:
«Decid sobre todo a los jóvenes que no usen nunca estos productos, que tengan el valor de rechazarlos,
que encuentren jóvenes y adultos que les ayuden a vivir y a resolver sus problemas, en vez de recurrir a
la droga».
2 9 . A l u d i e n d o a l o s g r u p o s v i n c u l a d o s a l a
d r o g a , e l Papa añade: «Profunda amargura y viva reprobación susci-tan también
en nuestro espíritu (…) los crímenes que la prepotencia de personas y de grupos
amenaza aún realizarcon la finalidad de conservar ilegítimas fuentes de ganan-cias con el
comercio de la droga».
4
Por tanto, para el Papa,la droga es un fenómeno vinculado íntimamente a la cultu-ra de la
muerte.3 0 . « N o se puede menos de constatar con
t r i s t e z a q u e l a cultura de la muerte amenaza con superar el amor a la vida(…), la
muerte provocada por la violencia y con la droga».
5
Por otra parte, «hay que deplorar los estragos que violen-cias de toda clase y el tráfico de
drogas ocasionan en deter-minadas sociedades, hasta el punto de hacer estremecer
suspropios cimientos. Me refiero en especial a los asesinatos, al o s
s e c u e s t r o s o a l a s d e s a p a r i c i o n e s d e
p e r s o n a s inocentes».
6
« D e s g r a c i a d a m e n t e , d e b e m o s c o n s t a t a r q u e este fenómeno afecta hoy a todos
los ambientes y a todaslas regiones del mundo».
7
3 1 . L a a m p l i t u d d e l f e n ó m e n o
p r e o c u p a a l P a p a . «Nos enfrentamos ya a un
f e n ó m e n o d e d i m e n s i o n e s aterradoras, no sólo por el elevadísimo
número de vidastruncadas, sino también por la preocupante difusión delcontagio
moral que, desde hace tiempo, está alcanzando i n c l u s o a l o s
m á s j ó v e n e s , c o m o e n e l c a s o –
n o infrecuente, por desgracia – de niños obligados a hacerse vendedores y, con
sus compañeros, también consumido- r e s » .
8
3 2 . « T r á g i c o s e p i s o d i o s i n d i c a n q u e l a a s o l a d o r a e p i d e - mia
conoce las ramificaciones más amplias, alimentada porun nefasto mercado que sobrepasa
confines de naciones ycontinentes. (…) Y sus conexiones con la delincuencia y lamala vida son
tales y tantas, que constituyen uno de los fac-tores principales de la decadencia
general».
9
33.«El fenómeno de la droga es un mal
p a r t i c u l a r m e n t e grave. Numerosos jóvenes y adultos han muerto o
v a n a morir por causa de ella, mientras que otros se hallan dismi-nuidos en su ser íntimo y
en sus capacidades».
10
3 4 . E n s u d i s c u r s o d e a p e r t u r a d e l C o n g r e s o i n t e r n a c i o - nal sobre la
toxicomanía, al que nos hemos referido en laIntroducción, el Cardenal Secretario de Estado habló de
losefectos devastadores que la droga produce hoy, no sólo so-bre la salud, sino también sobre la conciencia y la
mentali-dad colectiva. La droga es fruto y, a la vez, causa de unagran decadencia ética y de una
creciente degradación de lavida social, que corroen el tejido mismo de la moralidad, del a s r e l a c i o n e s
i n t e r p e r s o n a l e s y d e l a c o n v i v e n c i a c i v i l . Asimismo, añade que la droga
suele acompañar o producirenfermedades como la hepatitis y el SIDA. Es superfluo –prosigue – recordar el
contexto de violencia, explotación se-xual, comercio de armas y terrorismo en que este fenómenoprospera; y
¿quién no sabe cómo destruye las relaciones fa-miliares? Un peso particular recae sobre la mujer, a menudo
obligada a la prostitución para ayudar al marido que se dro-ga. Para lograr reducir sustancialmente los beneficios
de lostraficantes sería preciso interrumpir al menos el 75% del tráfico internacional de la
droga. Basta pensar que el tráficode cocaína y heroína es controlado en gran parte por organi-z a c i o n e s
g e s t i o n a d a s p o r g r u p o s c r i m i n a l e s f u e r t e m e n t e centralizados, que cuentan
con una vasta gama de personalespecializado: químicos, expertos en comunicaciones y enreciclaje
del dinero, abogados, agentes de seguridad.
3 5 . E l P a p a a f i r m a : « D i c e n l o s p s i c ó l o g o s y s o c i ó l o g o s que
la primera causa que empuja a los jóvenes y adultos a lap e r n i c i o s a e x p e r i e n c i a d e l a
d r o g a e s l a f a l t a d e c l a r a s y convincentes motivaciones de vida. En efecto, la
falta depuntos de referencia, el vacío de los valores, la convicciónde que nada tiene sentido y
que, por tanto, no vale la penavivir, el sentimiento trágico y desolador de ser
viandantesdesconocidos en un universo absurdo, puede empujar a al-gunos a la búsqueda de
huidas exasperadas y desesperadas.Según los expertos en psicosociología, otra causa del
fenó-meno de la droga es también la sensación de soledad e in-comunicabilidad que
desgraciadamente pesa sobre la socie-dad moderna, ruidosa y alienada, e incluso sobre la
familia.De hecho, es un dato dolorosamente verdadero, que, juntocon la falta de intimidad con
Dios, hace comprender aun-que no ciertamente justificar, la huida hacia la droga paraolvidar,
para aturdirse, para evadirse de situaciones que hanllegado a ser insoportables y oprimentes, e
incluso para ini-ciar voluntariamente un viaje sin retorno. Hay un segundomotivo, siempre
según los expertos, que empuja a la bús-q u e d a d e “ p a r a í s o s a r t i f i c i a l e s ” e n l o s
d i v e r s o s t i p o s d e droga y es la estructura social deficiente e insatisfactoria».
36.En otro lugar el Papa añade: «La ambición de
d i n e - ro se enseñorea del corazón de muchas personas y las con-vierte, mediante el
comercio de la droga, en traficantes dela libertad de sus hermanos, a quienes esclavizan con
unaesclavitud más temible a veces que la de los esclavos ne- gros. Los tratantes de
esclavos impedían a sus víctimas elejercicio de la libertad. Los narcotraficantes conducen a
lassuyas a la destrucción misma de la personalidad».
13
37.Por lo que atañe al comercio de la droga, «su
d i f u - sión es índice de una grave disfunción del sistema social, que supone una
visión materialista y, en cierto sentido, des-tructiva de las necesidades humanas. De este modo
la capa-cidad innovadora de la economía libre termina por realizar-se de manera unilateral e
inadecuada. La droga (…), al ex-plotar la fragilidad de los débiles, pretende llenar el
vacíoespiritual que se ha venido a crear».
14
38.«En sus orígenes – subraya el Papa – hay a
m e n u d o un clima de escepticismo humano y religioso, y de hedonis-mo, que al fin lleva a la
frustración, al vacío existencial, a laconvicción de que la vida no tiene sentido, y a la degrada-
ción en la violencia».
15
«En la base del abuso de la droga(…) suele haber un vacío existencial debido a la
ausenciade valores y a una falta de confianza en uno mismo, en losdemás y en la vida en
general. La plaga de la droga, favore-cida por fuertes intereses económicos y a veces también
po-líticos, se ha difundido por el mundo entero».
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39.«La toxicomanía tiene que considerarse como el sín-
toma de un malestar existencial, de una dificultad para encontrar su lugar en la sociedad, de un
miedo al futuro y deuna fuga hacia una vida ilusoria y ficticia. (…) El incremen-to del mercado y
del consumo de drogas demuestra que vi-vimos en un mundo sin esperanza, carente de
propuestashumanas y espirituales vigorosas. Como consecuencia deello,
numerosos jóvenes piensan que todos los comporta- m i e n t o s son
e q u i v a l e n t e s , p u e s n o l l e g a n a d i s t i n g u i r e l bien del mal y no
tienen el sentido de los límites mora- l e s » .
riesgo de hacerse cada vez más despersonalizada, y por tan-to deshumanizada, y frente a
los resultados negativos de muchas formas de fuga, entre las que ocupan un lugar prin-
cipal los abusos asociados con las drogas, la familia poseeenergías formidables, capaces de
sacar al hombre del ano-n i m a t o » .
35
En el discurso, ya citado, al Pontificio Consejopara la Pastoral de la Salud, el Papa invita a los
esposos amantener relaciones conyugales y familiares estables, basa-das en el amor único,
con vistas a la lucha contra la toxico-manía: «Así, crearán las mejores condiciones para una
vidaserena en su hogar, ofreciendo a sus hijos la seguridad afec-tiva y la confianza en ellos que
necesitan para su crecimien-to espiritual y psicológico. (…) Por tanto, invito a todos losque
desempeñan una función educativa a intensificar susesfuerzos entre los jóvenes,
que necesitan formar su con- ciencia, desarrollar su vida interior y entablar con sus her-
manos relaciones positivas y un diálogo constructivo; así lesayudarán a convertirse en
protagonistas libres y responsa-b l e s d e s u v i d a » .
36
57.Por lo que concierne a la información necesaria,
e l Papa recuerda el deber de «proporcionar una informaciónmédica acertada y precisa
particularmente a los jóvenes, se-ñalando los efectos perniciosos de la droga en los
aspectossomático, intelectual, psicológico, social y moral».
37
La pre-vención exige «el concurso (…) de to da la sociedad: pa-dres, escuela,
ambiente social, instrumentos de comunica-ción, organismos nacionales e internacionales. Hay
que es-forzarse por formar una sociedad nueva, a medida del hom-bre; la educación para
ser hombres».
38
30
35
Juan Pablo II,
Al Comité de investigación sobre el abuso y control denarcóticos del Parlamento federal de
Estados Unidos,
19 de enero de1984, en
L’Osservatore Romano,
edición en lengua española, 19 de fe-brero de 1984, p. 22.
36
Juan Pablo II,
A los participantes en el Congreso internacional sobre latoxicomanía
, 11 de octubre de 1997, n. 5, en
L’Osservatore Romano
,edición en lengua española, 24 de octubre de 1997, p. 11.
37
Juan Pablo II,
ibid.
, n. 6.
38
Juan Pablo II,
A los jóvenes de la comunidad terapéutica para toxicóma-nos
, 27 de mayo de 1984, n. 5, en
L’Osservatore Romano
, edición enlengua española, 10 de junio de 1984, p. 18.
4.2.Represión
5 8 . E l P a p a r e c o n o c e q u e l a r e p r e s i ó n p o r s í
s o l a n o basta para frenar el fenómeno de la droga, pero que
e s p r e c i s o c o m b a t i r l a . « H a y q u e r e c o n o c e r q u e l a r e p r e s i ó n contra quienes
recurren a productos ilícitos no basta parafrenar esta plaga; en efecto, una
delincuencia comercial yf i n a n c i e r a s e h a o r g a n i z a d o a
n i v e l i n t e r n a c i o n a l » .
39
«Hace falta combatir estas organizaciones de droga, hace f a l t a c r e a r
legislaciones que intenten trazar programascompletos con
el fin de impedir el tráfico de narcóti-c o s » .
40
E l P a p a p i d e q u e « s e f o r m e u n f r e n t e s ó l i d o q u e se dedique de manera
creciente no sólo a la prevención ya la rehabilitación de los drogadictos, sino
también a de-nunciar y perseguir legalmente a los traficantes de muerte y
d e r r i b a r l o s m u r o s d e l a d i s g r e g a c i ó n m o r a l y s o c i a l . (…) Renuevo,
por tanto – añade el Papa –, la apremiante l l a m a d a q u e y a d i r i g í h a c e a l g u n o s
a ñ o s a l a s i n s t a n c i a s públicas, tanto nacionales como internacionales, a fin
deque pongan freno a la difusión del mercado de las sustan-cias estupefacientes.
Para esto hace falta que se pongan demanifiesto, en primer lugar, los intereses
de quienes espe-culan en este mercado, que después se detecten los instru-
mentos y los mecanismos de los que se sirven, y se proce- d a , p o r ú l t i m o , a s u
eficaz destrucción».
41
59.«Para hacer frente a este problema tan grave, es pre-
ciso dar mayor vigor y eficacia al principio de la unidad eintegración latinoamericana. (…) En
este campo se imponela necesidad de acudir a un plan de leal cooperación regio-nal y
continental para que las medidas que se tomen para31
39
Juan Pablo II,
A los participantes en el Congreso internacional sobre latoxicomanía
, 11 de octubre de 1997, n. 2, en
L’Osservatore Romano
,edición en lengua española, 24 de octubre de 1997, p. 11.
40
Juan Pablo II,
Al Comité de investigación sobre el abuso y control denarcóticos del Parlamento federal de
Estados Unidos,
19 de enero de1984, en
L’Osservatore Romano,
edición en lengua española, 19 de fe-brero de 1984, p. 22.
41
Juan Pablo II,
A los participantes en la VI Conferencia internacional del Pontificio Consejo para la Pastoral de
la Salud,
23 de noviembre de1 9 9 1 n . 3 , e n
L’ O s s e r v a t o r e R o m a n o ,
e d i c i ó n e n l e n g u a e s p a ñ o l a , 29de noviembre de 1991, p. 10.
combatir el narcotráfico tengan la debida eficacia».
42
«Esindispensable que se combata directamente y, al final, se elimine la actividad
criminal de la producción y el tráficode droga. A este respecto, mi estímulo y mi admiración
sed i r i g e n a t o d o s e s o s p a í s e s e n l o s q u e l o s
l í d e r e s d e l Gobierno y los ciudadanos están verdaderamente compro-metidos en
combatir la producción, la venta y el mal uso delas drogas, pagando algunas veces un precio
muy alto, y sa-crificando incluso su propia integridad física».
43
« I n v i t o a las autoridades civiles, a los responsables de la economía ya todos los que tienen
una responsabilidad social, a prose-guir e intensificar sus esfuerzos para perfeccionar en
todoslos niveles
las legislaciones de lucha contra la toxicomanía
, ya oponerse a todas las formas de cultivo y de tráfico de dro-g a s » .
44
4.3.La rehabilitación
60.El Papa nos invita a abordar este problema:
« P a r a afrontar la droga no sirve ni el estéril alarmismo ni el apre-surado simplismo. En
cambio, vale el esfuerzo de conoceral individuo y comprender su mundo interior;
llevarlo aldescubrimiento, o al redescubrimiento, de su propia digni-dad de hombre; ayudarle
a que haga resucitar y crecer, co-mo sujeto activo, los recursos personales que la droga
habíasepultado, mediante una confiada reactivación de los meca-nismos de la voluntad,
orientada hacia ideales seguros y no-b l e s » .
45
La política tiene el deber de luchar contra la cultura de la droga El sentido de la dignidad
humana, fundamento de la rehabilitación
61.El Papa anima «a los padres que tengan un hijo
t o - xicómano a no desalentarse jamás, a mantener el diálogo con él, a prodigarle
su afecto y a favorecer sus contactos c o n o r g a n i s m o s c a p a c e s d e
o c u p a r s e d e é l . L a a t e n c i ó n afectuosa de una familia es un gran apoyo para la
lucha interior y los progresos de una terapia de desintoxicación».
46
«Las crisis humanas y sociales más difíciles pueden superarse a la luz del Evangelio. (…) Por
lo mismo, se puede salir también del drama de la droga para volver a encontrar el camino de
la confianza en la vida».
47
«El miedo al futuro y al compromiso en la vida adulta que se observa entre los jó-venes los
hace particularmente frágiles. A menudo no se losalienta a luchar por una vida recta y hermosa;
tienden a en-cerrarse en sí mismos. (…) Ciertas fuerzas de muerte los impulsan
entonces a entregarse a la droga, a la violencia y allegar a veces hasta el suicidio. Detrás de lo
que puede apa-recer como la fascinación por una especie de autodestruc-ción, tenemos que
percibir en estos jóvenes una petición deayuda y una profunda sed de vida, que conviene tener
encuenta, para que el mundo sepa modificar radicalmente susp r o p u e s t a s y s u s e s t i l o s
de vida».
48
« E l d o n d e u n a v i d a digna hace referencia a la sobriedad, a la castidad, a la opo-sición
a una creciente pornografía, a la sensibilización sobrela amenaza de la droga».
49
62.Y – prosigue el Papa – «si nosotros debemos
a f r o n - tar ese gran peligro de la droga, peligro para la persona hu-mana, para cualquier
hombre y sobre todo para el joven, debemos tener las pruebas de la posibilidad de vencer.
(…)Vosotros, jóvenes que habéis vencido, resultáis para los de-33
49
Juan Pablo II,
A los obispos polacos reunidos en Jasna Góra,
19 de ju-nio de 1983, n. 5, en
L’Osservatore Romano,
edición en lengua espa-ñola, 3 de julio de 1983, p. 6.
más un testimonio de esperanza, un testimonio de que lav i c t o r i a e s p o s i b l e ; y
s u p o n é i s t a m b i é n , p a r a l a s o c i e d a d preocupada por el fenómeno de la droga, un
nuevo impul-so para luchar, para empeñar todas las fuerzas, toda la bue-na voluntad. Vale la
pena, porque la victoria es posible».
50
63.En el discurso ya citado, el cardenal Secretario
d e Estado subraya que sólo el compromiso personal de la per-sona, su voluntad de renacer y
su capacidad de recupera-ción pueden garantizarle la vuelta a la normalidad despuésde haber
pasado por el mundo alucinante de los narcóticos;para ello son indispensables las ayudas
sociales a la familiay a las comunidades terapéuticas.
51
64.El Pontificio Consejo para la Familia, por su
p a r t e , destaca la necesidad de que los toxicómanos conozcan y ex-perimenten el amor de Jesucristo, que
se abran y renazcan aun ideal auténtico de vida, que por la fe se adhieran plena ysinceramente a Cristo y a su
Evangelio, y acepten su sobera-nía hasta convertirse en discípulos suyos. Con particular in-t e r é s e l
d r o g a d o p o d r á e s c u c h a r l a s p a l a b r a s d e J e s ú s : «Venid a mí
todos los que estáis fatigados y cargados, queyo os aliviaré» (
Mt
11, 28). La Iglesia propone, pero no im-pone; lleva al hombre a descubrir su dignidad como sujetoactivo, y le
enseña el porqué de su existencia terrena.
6 5 . L a t a r e a d e e v a n g e l i z a r e l m u n d o d e l a d r o g a r e q u i e r e tres pasos
fundamentales: anunciar el amor paterno de Dios,denunciar los males que implica la droga y asegurar la asisten-cia a los
toxicómanos. El modelo cristiano de familia siguesiendo el punto de referencia prioritario para la
prevención, larehabilitación y la inserción de las personas en la sociedad.
52
Importanciade experimentar el amor de Cristo Asegurar siemprela asistenciaa los toxicómanos
34
50
Juan Pablo II,
Homilía durante la misa para el comité italiano de soli-d a r i d a d c o n l o s
j ó v e n e s t o x i c ó m a n o s ,
9 d e a g o s t o d e 1 9 8 0 , e n
L’Osservatore Romano,
21 de septiembre de 1980, p. 6.
51
5.La Iglesia frente a la toxicomanía
6 6 . « L a d r o g a n o e s e l p r o b l e m a p r i n c i p a l d e l t o x i c ó m a n o . El
consumo de la droga es sólo una respuesta falaz a la falta de sentido positivo de la vida. En el centro de la toxico
dependencia se encuentra el hombre, sujeto único e irrepetible, con su interioridad y personalidad específica,
objeto del amor del Padre, queensuPlan salvíficollamaacadaunoalasublime vocación de hijo en el Hijo. Sin embargo, la
realización de esa vocación queda gravemente comprometida por conductas que, como el
uso de la droga, influyen de modo del etéreo en la persona humana, en su sensibilidad, y en el recto ejercicio de
su inteligencia, de su libertad y de la voluntad».
53
6 7 . L a I g l e s i a a n u n c i a q u e D i o s s a l v a
a l h o m b r e e n Cristo, revelándole su vocación y el amor con que es ama-
do.
54
A la luz de esta verdad, todos los hombres tienen derecho a saber que vivir significa decir sí a
Dios y caminar por la senda de la santidad. El amor misericordioso de Dios se dirige de modo
muy particular a los que tienen más necesidad de su acción compasiva y liberadora. Cristo nos
dice que son los enfermos los que tienen necesidad de médico (cf. Mt 9, 12; Mc 2, 17; Lc 5,
31).6 8 . E s p r e c i s o a l e g r a r s e d e l a s o l i c i t u d y l a s a c t i v i d a d e s de
numerosas personas e instituciones que trabajan cada día con paciencia para ayudar a las personas afectadas
por la toxicomanía. La Iglesia se pone al servicio de los que se encuentran bajo el yugo de esta nueva forma de
esclavitud. Lo que propone la Iglesia es el proyecto evangélico sobre el hombre. A los que
viven el drama de la toxicomanía, a los que sufren porque llevan una existencia miserable, les anuncia el amor de
Dios, que no quiere la muerte, sino la conversión y la vida (cf. Ez 18, 23). Se trata aquí de la vida integral, de la
vida eterna, proclamada también para los que se encuentran en situaciones de peligro o amenaza. A todos los
hombres la Iglesia quiere devolverles la esperanza.35
53
5.La Iglesia frente a la toxicomanía
6 6 . « L a d r o g a n o e s e l p r o b l e m a p r i n c i p a l d e l t o x i c ó m a n o . El
consumo de la droga es sólo una respuesta falaz a la falta de sentido positivo de la vida. En el centro de la toxico
dependencia se encuentra el hombre, sujeto único e irrepetible, con su interioridad y personalidad específica,
objeto del amor del Padre,queensuPlansalvíficolamaacadaunoalasublime vocación de hijo en el Hijo. Sin embargo, la
realización de esavocación queda gravemente comprometida por conductas que, como el
uso de la droga, influyen de modo deletéreo enla persona humana, en su sensibilidad, y en el recto ejerciciode su
inteligencia, de su libertad y de la voluntad».
53
6 7 . L a I g l e s i a a n u n c i a q u e D i o s s a l v a
a l h o m b r e e n Cristo, revelándole su vocación y el amor con que es ama-do.
54
A la luz de esta verdad, todos los hombres tienen de-recho a saber que vivir significa decir sí a
Dios y caminarpor la senda de la santidad. El amor misericordioso de Dios se dirige de modo
muy particular a los que tienen más ne-cesidad de su acción compasiva y liberadora. Cristo nos
di-ce que son los enfermos los que tienen necesidad de médico.6 8 . E s p r e c i s o
a l e g r a r s e d e l a s o l i c i t u d y l a s a c t i v i d a d e s de numerosas personas e instituciones
que trabajan cada día con paciencia para ayudar a las personas afectadas por la toxicomanía. La Iglesia se pone
al servicio de los que se encuentran bajo el yugo de esta nueva forma de esclavitud. Lo que propone la
Iglesia es el proyecto evangélico sobre el hombre. A los que viven el drama de la toxicomanía, a
los que sufren porque llevan una existencia miserable, les anuncia el amor de Dios, que no quiere la muerte, sino
la conversión y la vida . Se trata aquí de la vida integral, de la vida eterna, proclamada también para los que se en-
cuentran en situaciones de peligro o amenaza. A todos los hombres la Iglesia quiere devolverles la esperanza.
6 9 . A l t o x i c ó m a n o , q u e f u n d a m e n t a l m e n t e
s u f r e d e «falta de amor», la Iglesia quiere ayudarle a descubrir el amor de
Jesucristo. En una situación de gran malestar, en elvacío profundo de la existencia, el camino hacia la luz
pasapor el renacimiento de un ideal auténtico de vida, que seencuentra plenamente manifestado en el
misterio de la re-velación de nuestro Señor Jesucristo. Con su contribuciónespecífica, la Iglesia interviene
en el problema de la toxico-manía tanto para prevenir el mal y ayudar a los toxicóma-nos a librarse de la
droga y a reinsertarse socialmente, co-mo para asistir a sus familias.7 0 . A l f e n ó m e n o d e
l a t o x i c o m a n í a l a I g l e s i a r e s p o n d e con un mensaje de esperanza y un servicio que,
más allá delos síntomas y de la conducta de las personas, se dirige alcorazón mismo del hombre; no se limita a
eliminar el males-tar, sino que propone itinerarios de vida. Se sitúa en un ni-vel que toma en cuenta la visión precisa que tiene del
hom-bre, lo cual la lleva a indicar los valores de la vida. Su misiónes evangélica: anunciar la buena nueva. No asume ningún ti-po
de suplencia con respecto a otras instituciones o instan-cias humanas. Al contrario, desea sostener a todas las perso-nas que se
dedican a los toxicómanos y desempeñar el papelque le corresponde en el mundo. En efecto, su servicio es-pecífico consiste
en proponer «la escuela evangélica» comoforma de vida fundada en la relación con Cristo, el únicoq u e
p u e d e s a t i s f a c e r t o d o s l o s d e s e o s d e l h o m b r e , p u e s nuestra alma tiene sed del Dios vivo (cf.
Sal
62).7 1 . P r e c i s a m e n t e e n e l c e n t r o d e l a a c t i v i d a d e v a n g e l i z a - dora
de la Iglesia se sitúa su intervención en el campo de latoxicomanía. En esta actividad la Iglesia «tiene
como únicofin servir al hombre, revelándole el amor de Dios que se hamanifestado en Jesucristo».
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Sólo en él cada hombre pue-de encontrar el tesoro auténtico, la verdadera razón de todasu existencia. Las
palabras de Cristo: «Venid a mí todos losque estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré» (
Mt
11,28) cobran un sentido maravilloso cuando se dirigen a lostoxicómanos.
Eliminar la distanciaentre instituciones y toxicómanos
7 2 . E l E v a n g e l i o u n e l a p r o c l a m a c i ó n d e l a b u e n a n u e v a a las
buenas obras, como, por ejemplo, la curación de «to-da enferm edad y toda dolencia» (
Mt
4, 23). La Iglesia es«una fuerza dinámica» y «signo y a la vez promotora de los valores
evangélicos entre los hombres».
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Precisamentepor esto, la Iglesia, «salvaguardando siempre la prioridadde las realidades trascendentes y
espirituales, que son pre-misas de la salvación escatológica»,
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siempre ha dado sutestimonio evangélico uniéndolo al desempeño de sus acti-vidades: diálogo,
promoción humana, compromiso por la justicia y la paz, educación y cuidado de los enfermos,
asis-tencia a los pobres y a los pequeños. Debe quedar claro, deuna vez por todas, que en la proclamación
de la buena nue-va del amor de Dios, la Iglesia no ejerce ninguna constric-ción sobre la libertad de los
hombres: se detiene ante el sa-grario de la conciencia; propone, no impone nada.
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7 3 . E l S a n t o P a d r e r e c u e r d a q u e e l t e s t i m o n i o e v a n g e l i - zador de
la Iglesia consiste en la proclamación de la buenanueva para reconocer que Jesucristo es el fin de la
persona,d e s u d e s t i n o , y l a r a z ó n d e t o d a s s u s
e s p e r a n z a s .
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Refiriéndose al toxicómano, el Sumo Pontífice afirma quees necesario «llevarlo al
descubrimiento, o al redescubri- miento de su propia dignidad de hombre; (…) ayudarle aque haga
resucitar y crecer, como sujeto activo, los recursosp e r s o n a l e s q u e l a d r o g a h a b í a
s e p u l t a d o , m e d i a n t e u n a confiada reactivación de los mecanismos de la
v o l u n t a d , orientada hacia ideales seguros y nobles».
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74.Hoy, con la amplia difusión de la droga, la Iglesia
s e encuentra ante un nuevo desafío: debe evangelizar a perso nas que viven esta situación particular y a
las que contribu-yen a la difusión de productos tóxicos. Por eso, se planteacomo objetivo:7 5 . 1 . E l
a n u n c i o d e l a m o r p a t e r n o d e D i o s p a r a s a l v a r a todo hombre.7 6 . 2 .
L a d e n u n c i a d e l o s m a l e s p e r s o n a l e s y d e l o s m a - les sociales que
causan y favorecen el fenómeno de la dro-ga.7 7 . 3 . E l t e s t i m o n i o d e l o s
c r e y e n t e s q u e s e d e d i c a n a l a curación de los drogados a ejemplo de Jesucristo, que
novino a ser servido sino a servir y dar su vida (cf.
Mt
20, 28;
Flp
2, 7).7 8 . E s t a t r i p l e a c t i v i d a d c o n l l e v a : 7 9 . u n d e b e r d e
a n u n c i o p r o f é t i c o q u e p r e s e n t e l a v i s i ó n evangélica original del
hombre;8 0 . u n d e b e r d e s e r v i c i o h u m i l d e , a i m a g e n d e l
B u e n Pastor que da su vida por los demás;8 1 . u n d e b e r d e f o r m a c i ó n p a s t o r a l
y m o r a l d e l a s p e r s o - nas, de las familias y de las comunidades humanas, forma-ción que
se ha de impartir según los principios naturales ysobrenaturales, para dar una visión integral del
hombre.8 2 . L a I g l e s i a q u i e r e t r a b a j a r c o n l o s t o x i c ó m a n o s e n r a -
zón de su misión evangélica, con el fin de hacer que escu-chen la palabra de amor de Dios,
proporcionando los me-dios para llegar espiritualmente a todos los afectados por ladroga.
Anuncio profético Servicio humilde Formación moral
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