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Salí a la terreza y cuando mire al cielo, pude notar como el sol en modo despedida doraba los

techos con sus ultimos rayos de luz, la catedral era el complemento perfecto para el
crepúsculo que estaba apunto de formarse. Lo observe durante horas y era increíble. El cielo
se vestia con tal majestuacidad que era casi imposible dejarlo de admirar. Tome una foto sin
ninguna intención y simplemente quise saciar mi gusto por fotografiar el cielo. No se
concerteza que pudo haber ocacionado tal conmoción, solo se que desde ese momento no
deje de fotografiar y observar el atardacer. Habia notado que cada vez que lo hacia el tiempo
más pasaba lento. Fue asi como construi un espacio en el que me alejaba de la rutina y de los
malos días -¡Un día vi ponerse el sol 18 veces! oí decir de alguien , me atreví a preguntarle y
me respondió lo siguiente - Dicen que cuando uno se encuentra muy triste te enamoras aún
más de las puestas de sol. Pero ¿ triste? , ¡Como puede ser esto posible! . Con los días supe
que cuando este sujeto hablada de tristeza no era "literal", más bien hacía referencia a que,
los atardeceres tienen el poder de cambiar nuestros estados de ánimo, de hacernos de
reflexionar y pensar en todo lo que hemos durante el día, de enamorarnos, de hacernos ver
el lado hermoso de la vida. Por eso llegue a la conclusión de que el atardecer no es fácil de
entender. Tiene su tiempo, su medida y su color. Como un atardecer, no hay ni uno solo que
sea idéntico al otro pero a pesar de ser de la misma materia, siempre habrá uno que guarde
mas recuerdos que el otro.

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