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El gen egoísta

Los seres vivos, humanos, animales, plantas, bacterias y virus, somos máquinas de

supervivencia construidas por nuestros genes. Estos genes han sido capaces de vivir por

millones de años, mientras todo a su alrededor se iba creando y desarrollando. Estaban en

un mundo que era altamente competitivo pero contenían características que les convirtieron

en genes “prósperos”, una de las princípiales fue el egoísmo despiadado. “Los genes se

comportan realmente como si tuvieran objetivos egoístas, no de una forma consciente, sino

retrospectivamente: los genes que se comportan de esta manera prosperan y los genes que

no, no” (Riddley, 2000). A pesar que nuestros genes son aquellos que nos incitan a ser

egoísta, esta en nuestra decisión comportarnos así o no durante el resto de nuestras vidas.

Lo cierto es que, no existe nada que sea fijo dentro del comportamiento humano, nosotros

somos solo el transporte de los genes y son los genes quienes importan de nosotros y no del

otro lado.

Aunque se puede llegar a afirmar que nuestros genes ejercen gran influencia sobre

nosotros, es importante decir que, somos los únicos dominados por diferentes factores, uno

de estos es el factor cultural. Conforme una persona va creciendo, va adquiriendo una serie

de valores, junto con percepciones, preferencias y comportamiento de su entorno. La

cultura llega a ser una especie de tejido social, que junto con sus tradiciones, prácticas,

vestimentas, creencias llega moldear a los individuos. Muchos individuos llegan a

comportarse de acuerdo con el sistema de significados compartidos por los miembros de la

misma cultura.
De igual forma, los factores sociales llegan a tener cierta influencia sobre nosotros, los

seres humanos nos orientamos hacia los demás seres humanos dentro de un mismo medio.

Esta influencia social se manifiesta cuando un individuo responde a la presencia tanto real o

implícita de otros. Dentro de los factores sociales, entran los grupos de referencia; nuestros

amigos, familiares, compañeros de trabajo o personajes que tomemos como ejemplo a

seguir, queramos o no, siempre estamos a la búsqueda de pertenecer a algún lugar o a

grupo, en ocasiones nuestra forma de ser o nuestro comportamiento no va del todo acuerdo

a ese grupo de individuos por lo elegimos por realizar ciertas modificaciones para así poder

encargar perfectamente.

En este factor también entra la influencia que ejerce la familia, muchos de los

comportamientos, especialmente de los niños fueron heredados de sus padres. Aprender es

algo que hacemos desde que nacemos. “Los primeros años de vida son esenciales en la

formación de conductas nuevas, y la primera técnica para aprender es simplemente

observar.” ( 2017). Debido a que, cuando somos niños aun no tenemos la capacidad de

discernir correctamente que es bueno y que es malo optamos por copiar y repetir lo que

vemos que hacen y como actúan las personas que nos rodean y con las que más convivimos.

Por lo que, muchos niños que tiene un mal comportamiento, en realidad, solo están siendo

un espejo de lo que ven en su casa.

Habiendo dicho todo esto, podemos concluir que los seres humanos, a pesar de que en

nuestro DNA poseemos el gen egoísta, somos capaces de hacerlo frente e incluso llevarles

la contraria, ya que ejerce influencia en notros factores tanto externos como internos que de

cierto modo nos harán cambiar nuestro comportamiento y no necesariamente dejarán que el

gen egoísta sea quien nos domine como sucede con varios animales en el reino animal.

Como lo menciona Dawkins, por mucho que deseemos creer de otra manera, el amor

universal y el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que,


simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución (1976). De igual forma, gracias a

que a diferencia de los demás animales que en su mayoría actúan conforme a su naturaleza

y se dejan llevar por instinto, en ocasiones prefiriendo su supervivencia y su bienestar,

nosotros poseemos conciencia.

Referencia:

M. R. (n.d.). Genoma. Retrieved May 12, 2018, from

http://elcajondewatson.blogspot.com/2008/05/ridley-genoma.html.

Dawkins, R., Suarez, J. R., & Alonso, J. T. (2011). El gen egoista: Las bases biológicas

de nuestra conducta. Barcelona: Salvat.

P. (2017). Los niños aprenden lo que ven en sus padres. Retrieved from

http://www.elportaldelhombre.com/con-hijos/item/627-ninos-aprenden-del-ejemplo-padres

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