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Concepto de ciudad
1) La ciudad es un medio creado por la especie humana (especie dominante) y adaptado a sus
necesidades específicas (aquí radica la idea de ‘alma’ frente a ‘lo exterior’, salvaje, instintivo;
ciudad y naturaleza como conceptos opuestos);
Las ciudades (al menos las antiguas) no pueden existir sin tener una fuente externa de suministro
de alimentos en una región circundante agrícola lo bastante productiva para disponer de un
excedente de víveres más allá de los requerimientos de su población rural productora. Ninguna
ciudad puede ser económicamente autosuficiente. Todas tienen que estar vinculadas, por medios
efectivos de transporte, con el área agrícola productora de alimentos. Por este motivo,
necesariamente las ciudades tienen que ofertar productos manufacturados o servicios
(comerciales, legales, religiosos, médicos o administrativos), pues de otro modo, no podría
producirse el intercambio con los productores rurales.
a) Los primeros asentamientos urbanos están marcados por la conversión de la especie humana
en sedentaria y la puesta en marcha de las primeras formas de agricultura hace unos 12000 años.
En esta primera etapa se modifica el suelo adaptándolo al uso agrícola y ganadero.
La ciudad (para el humano, pero también para las restantes comunidades de organismos)
es un sistema desequilibrado, que requiere la continua importación de recursos (alimentos y
energía). No existe autorregulación porque se trata de un ecosistema consagrado al consumo y,
en términos ecológicos, escasamente productivo. Este carácter incorpora nuevos elementos de
inestabilidad bien conocidos en forma de flujo de desechos o residuos que no pueden ser
reciclados o reabsorbidos por el propio sistema generando un nuevo factor abiótico exclusivo de
la ciudad moderna: el alto nivel de contaminación ambiental. Pero la dependencia del exterior no
invalida la categoría de ecosistema. Ninguno de los naturales lo es; todos dependen al menos del
sol y/o del resto de la Biosfera en mayor o menor medida. La inviabilidad del ecosistema urbano
es una consecuencia de su desequilibrio y falta de autogobierno. Las especies oportunistas o
pioneras (r-estrategas) encuentran las mismas (sino mayores) posibilidades que en otros
ecosistemas muy perturbados en los que a consecuencia de fenómenos abióticos (un incendio,
charcas temporales, etc.) se producen vacíos competitivos que no pueden llenar, al menos en sus
fases iniciales, las especies k-estrategas, por ser especies muy ‘integradas’ en su ecosistema,
característica que falta entre los componentes de la urbe.
La característica ecológica más evidente de las ciudades es que ofrecen a sus habitantes
humanos un ambiente completamente nuevo y enteramente diferente a cualquier otro de los que
se encuentran en la Tierra. Constituyen un ecosistema tan distinto como un bioma totalmente
nuevo. Por tal razón han producido un tipo nuevo y especial de adaptación cultural humana,
incluyendo una nueva tecnología. La novedad sobresaliente es la organización social altamente
desarrollada, tan característica de los grandes grupos sociales muy organizados; la innovación
tecnológica sobresaliente se sitúa, quizás, en el campo del transporte y se centra en la invención
de la rueda. Hasta la aparición de las ciudades el transporte de bienes (o de personas) no tenía
casi importancia para las poblaciones humanas.
La relación que existe entre el hombre y su entorno es muy compleja. Cada una de las
partes de una urbe influye sobre el resto de manera que existe una interrelación continua en la
dinámica del sistema urbano. Cualquier cambio en uno de los elementos que constituyen ese
entramado puede generar alteraciones en otros.
De todos modos, hay ciertas características que, tomadas en conjunto, confieren unicidad
al ecosistema urbano, que se pueden resumir como sigue:
Queda un argumento más en favor del estudio del ecosistema urbano: su inevitabilidad.
En efecto, cualquiera que sean los criterios estéticos de la especie humana -tan sujetos a la moda,
tan volubles-, la ciudad es un hecho que, nos guste o no, está ahí y salvo extinción catastrófica
que borre al menos a la mayor parte de la población mundial, estará ahí durante mucho tiempo.
Desde el punto de vista científico, la ecología urbana tiene tantas posibilidades y retos como
cualquier otra disciplina biológica.
Sumidero
En el caso de las ciudades, la energía que llega puede hacerlo de forma espontánea, como
la radiación solar y el viento, o traída por el ser humano, como el petróleo, gas natural,
electricidad, carbón, leña, etc. Los materiales son múltiples, desde el agua de lluvia o canalizada
y los gases atmosféricos transportados por el viento, los alimentos, materiales de construcción,
metales, productos manufacturados, etc. Entre las salidas tenemos la energía emitida en forma de
calor u otras formas de energía exportadas de la ciudad, gases contaminantes emitidos como
resultado de la actividad urbana, residuos líquidos y sólidos, domésticos o industriales, productos
manufacturados, etc.
Para cada caso, el estudio de estos procesos a menudo lo hacen servicios especializados
(compañías de aguas, eléctricas, mercados, etc) o servicios municipales y empresas que se
dedican a la eliminación de los residuos. También se pueden encontrar datos relativos a compra
y venta de mercancías en cámaras de comercio y otras instituciones. Sin embargo solo ecólogos
y economistas ecológicos han intentado dar una visión integrada al metabolismo urbano. Es
importante no solo considerar situaciones estáticas, sino incorporar de qué manera los cambios
en la estructura y las poblaciones, y los condicionantes físicos y sociales alteran este
metabolismo.
Pero en una ciudad se utiliza mucha más energía que la que contienen los alimentos o la
solar que fijan las plantas: la que mueve los motores, la que se consume en calefacción o en
refrigeración, etc. Y muchos materiales no sirven para comer, sino para construir casas y hacer
periódicos o elaborar toda clase de artefactos. Todo esto constituye el metabolismo extra o
exosomático.
Funcionamiento
Desde un punto de vista termodinámico, los ecosistemas, como los organismos, son sistemas
alejados del equilibrio que se autoorganizan a costa de provocar incrementos en los niveles de
desorden o entropía en el medio que los rodea. Es decir, bombean continuamente energía de este
medio y la disipan en formas no aprovechables (calor, gases, etc). Sin esta entrada continua de
energía, no podrían aumentar su orden interno. Por eso se consideran estructuras disipativas.
Aunque funcionamiento o funciones son términos muy poco específicos, que se pueden emplear
para referirse a otros aspectos de los sistemas urbanos, nos referimos aquí al funcionamiento
ecológico, es decir, esencialmente al metabolismo del ecosistema urbano, caracterizado por:
Ser incapaz de producir todo el alimento que consumen sus habitantes, y que, por tanto,
se alimenta de productos importados de otros territorios, lo que no quiere decir que la agricultura
en algunas zonas urbanas sea menospreciable, pero ninguna llega a la autosuficiencia, siendo así
que tiene que importar alimentos, pero también agua, materias primas, energía y muchos
productos manufacturados.
En la producción de todo lo que la ciudad debe importar tienen lugar algunos procesos
que pueden provocar impactos sobre el entorno en el lugar de producción (construcción de
embalses, por ejemplo). En el transporte desde los lugares de producción también tienen lugar
impactos ambientales (autopistas, ferrocarriles, que fragmentan el territorio y provocan
contaminación ambiental).
La ciudad produce residuos sólidos, líquidos y gaseosos y productos manufacturados, que
se depositan, se vierten o eliminan fuera de la ciudad, provocando nuevos impactos en el
entorno. El conjunto de entradas materiales y energéticas, procesos internos de transformación
de estos materiales y energía, y salidas de los mismos constituye, por tanto el metabolismo
material y energético de la ciudad.
Algunos autores sugieren que la dicotomía campo ciudad, las ciudades ya no tienen límites
definidos, de manera que la percepción de la ciudad real, de sus límites, por parte de sus
habitantes depende de las actividades y de los desplazamientos del núcleo familiar. La
percepción de los estudiosos, como pasa en ecología, depende del problema que se estudie y los
límites del ecosistema urbano se deciden en cada caso convencionalmente en función del
objetivo de estudio. Por eso es defendible que en el estudio científico del fenómeno urbano, se
hable no de ciudades sino de sistemas o de ecosistemas urbanos.
Consejos de acción
http://www.ecourban.org/manual/capitulos/ecosistemaciudad/index.html