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Dossier.

Los trabajadores
durante los años del primer
gobierno peronista. Nuevas
miradas sobre sus
organizaciones, sus prácticas
y sus ideas (1946 – 1955)

Los trabajadores durante los años


del primer gobierno peronista.
Nuevas miradas sobre sus
organizaciones, sus prácticas y sus
ideas (1946 – 1955)

Gustavo Nicolás Contreras (UNMdP- CONICET) y José Marcilese


(UNS – CONICET)

Durante la última década se ha producido un notable incremento


en las indagaciones académicas interesadas en analizar la
dinámica de las organizaciones obreras durante el primer
peronismo (1943 – 1955). Los nuevos aportes, a diferencia de
las investigaciones iniciales sobre el tema, han manifestado
su interés por conocer la participación y el rol de los
trabajadores a lo largo de todo el período mencionado y no ya
sólo por la instancia gestacional del peronismo, momento que
concentró las preocupaciones de los estudios clásicos sobre la
materia. Esta primera diferenciación se corresponde, a su vez,
con cambios de enfoques y escalas de observación.
Las intervenciones primigenias, pese a sus notables
contrastes, compartían una mirada común a partir de mediados
de 1946 y principios de 1947. Tanto los textos que rescataron
el carácter rupturista del peronismo en las prácticas y
orientaciones de los sindicatos desde una visión pesimista
respecto a sus consecuencias para la política argentina y el
movimiento obrero – autores con enfoques tan diversos como
José Luis Romero, Gino Germani y Milcíades Peña, entre otros-
como aquellos que señalaron el carácter continuista de dicho
vínculo -Juan Carlos Torre, Hugo Del Campo, Miguel Murmis y
Juan Carlos Portantiero, entre los más relevantes-, acuerdan
sobre la notoria subordinación de los sindicatos respecto al
liderazgo del Perón; subordinación de signo homogéneo,
desprovista de contradicciones y sin conflictos importantes.
Este acatamiento relativamente pasivo del gremialismo a Perón
se habría instaurado desde el comienzo mismo de la relación,
según los autores que sostienen la hipótesis rupturista, o
desde el bienio 1946-1947 con la disolución del primer Partido
Laborista y el desplazamiento de Luis Gay de la CGT, según los
autores vinculados con la hipótesis continuista, y se habría
extendido hacia todo el resto del período, es decir, hasta
1955.
Frente a esta imagen dominante, los recientes estudios, sin
necesariamente discutir las conclusiones obtenidas por sus
predecesores sobre los orígenes del peronismo, en primer lugar
comenzaron a cubrir un significativo vacio empírico sobre el
que se construyeron originariamente las conclusiones sobre el
accionar obrero en el período 1947/1955. En este sentido, debe
destacarse que en la última década proliferaron las
monografías ampliamente documentadas sobre sectores laborales
de distintas ramas de actividad económica. Tras este esfuerzo
pudimos conocer muchos aspectos del devenir de obreros y
obreras de diversos gremios: gráficos, azucareros,
ferroviarios, metalúrgicos, textiles, bancarios, marítimos,
estatales, municipales, de comercio, frigoríficos,
tabacaleros, de empleadas domésticas, principalmente. Los
textos reunidos en el presente dossier son muestra cabal de
esta proyección, donde se destaca tanto la reseña de
recorridos de sindicatos hasta el momento no atendidos por las
investigaciones iniciales como la reconsideración, a partir de
enfoques renovados y nuevas fuentes información, de sectores
centrales del movimiento obrero que ya habían sido analizados.
Un rasgo a considerar es que el movimiento obrero adquiere
protagonismo en los recientes estudios. Tendencialmente,
podríamos afirmar que si las primeras miradas mostraban una
preocupación central por el peronismo y la regimentación
institucional y política plasmada durante su década de
gobierno (1946 – 1955), las últimas pesquisas parten de la
observación del movimiento obrero y de los momentos
conflictivos en los que se desenvolvió. Así, la dinámica, la
forma y los contenidos de los conflictos en los que
participaron los trabajadores ocupan un lugar destacado en las
nuevas indagaciones sobre el tema. Se trata del estudio del
mismo proceso, pero al alterar el punto de partida y trocar
los enfoques se fueron generando nuevos resultados que, por
supuesto, afirman, complementan y/o discuten los conocimientos
que teníamos sobre la materia. Por este sendero, a diferencia
de las visiones iniciales que representaron a la mayoría de
los trabajadores y a las organizaciones sindicales como
agentes heterónomos durante las dos primeras presidencias
peronistas, los nuevos estudios dan cuenta de la actividad de
estos en tanto sujetos sociales y políticos provistos de
perspectivas propias. Las huelgas, los paros, las protestas,
las movilizaciones, las resistencias obreras en las fábricas,
el trabajo a desgano, el trabajo a reglamento y los ámbitos de
negociaciones colectivas de trabajo se erigieron en este
sentido como espacios de observación privilegiados.
Precisamente, los textos compilados reflejan una activación
obrera extendida a toda la década, que en muchos casos se
expresó a través de intensas huelgas. En nuestra selección
contamos con análisis de las huelgas metalúrgica de 1947,
azucareras desde 1946 a 1949, marítima, ferroviaria y del
pescado en 1950 – 1951 así como de las huelgas y conflictos en
el gremio del tabaco y en otras ramas de actividad ocurridas
en 1954. Los resultados obtenidos por esta vía han
posibilitado una revisión de la caracterización del accionar
obrero, poniendo de relieve las contradicciones, tensiones y
disputas producidas durante el período en cuestión (1946
-1955), como así también el papel activo de los trabajadores y
organizaciones sindicales en la defensa de sus intereses y
demandas, las que en muchas ocasiones resultaban contrapuestas
a las intenciones patronales y gubernamentales. De esta
manera, se profundiza una línea de trabajo abierta por Louise
Doyon, Walter Little y Scott Mainwaring a fines de los años
´70.
No puede pasarse por alto que algunos textos que integran el
dossier recurren exitosamente a una visión del proceso desde
otra escala de observación. Ya no es la mirada inicial que
construida sobre la realidad capitalina hizo extensiva sus
conclusiones al resto del territorio nacional sino que es el
análisis enmarcado dentro de la historia local o regional el
que aporta nuevos elementos para conocer experiencias
geográficamente situadas hasta el momento desconocidas y al
mismo tiempo el que habilita a repensar el proceso general
desde otros ángulos. Los estudios de historia local ofrecen
así la posibilidad de escapar a una visión simplificadora que
tiende a extender los resultados de análisis de ciertas
realidades particulares hacia todo el país. Cabe aclarar que
si se considera la pertinencia de las investigaciones
históricas de acuerdo a la repercusión colectiva de los hechos
y procesos, según su notoriedad y durabilidad, está claro que
la microhistoria y la historia social local quedarían
relegadas ante los grandes relatos. Sin embargo, si tenemos
presente que el discurso histórico es una narración que
representa una realidad de la que sólo quedan vestigios y que
la elección de la escala constituye una selección de
determinada cantidad y tipo de información pertinente a la
totalidad que pretendemos estudiar, allí encontramos el valor
cognoscitivo de los procesos observables en escala micro. En
este último sentido son ilustrativos los textos compilados de
Rodríguez, Nieto, Marcilese y Badaloni referidos a los
azucareros de Tucumán, las/os obreras/os del pescado de Mar
del Plata, los metalúrgicos de Bahía Blanca y los ferroviarios
de Pérez y Rosario. De igual modo, quienes analizan el tema
desde Buenos Aires se cuidan de no hacer extensivas sus
conclusiones a todo el país.
Los cambios en la escala de observación fueron beneficiosos
también en otros aspectos, y más aún cuando fueron asociados a
enfoques renovados. De este modo, los recientes estudios de
caso propiciaron análisis más detallados, moleculares, que
permitieron reconocer situaciones antes descuidadas o sólo
mencionadas sucintamente. En este recorrido, por ejemplo, fue
analizada con cierta profundidad parte de la dinámica
institucional propia del movimiento obrero en los años del
gobierno peronista (1946 – 1955). Tensionando la imagen de
regimentación y pasividad, emergieron características tan
particulares como concretas de la activación organizacional de
los obreros expresada en el desarrollo de numerosas asambleas
y congresos, cuerpos de delegados, comisiones internas de
fábrica, modelos sindicales (centralistas, federales o en
situación intermedia), intervenciones y rechazos a las mismas,
una dialéctica entre direcciones nacionales y seccionales (o
entre sindicatos por rama y sindicatos de fábrica en la misma
actividad), cavilaciones frente a la asociación conjunta o no
de obreros y empleados, luchas internas entre corrientes
político-sindicales, (opositores frente a peronistas y estos
últimos entre sí)… Es decir, el movimiento obrero durante los
años peronistas tuvo una intensa actividad en el plano de su
propia institucionalidad y organización, aunque todavía es
necesario seguir especificando ciertos procedimientos y
mecanismos.
La ponderación de esta perspectiva posibilitó entender la
relación con el estado y con las patronales no sólo desde la
subordinación y la pasividad sino también desde la negociación
y la lucha, donde cobra valor explicativo una contingencia
contenciosa entre el movimiento obrero, las patronales y el
estado en las reuniones paritarias o tripartitas, las disputas
por la redacción de las clausulas de los convenios colectivos
de trabajo y su aplicación, las implicancias prácticas de la
legislación de estatutos y escalafones, las refriegas en el
terreno de la justicia laboral… En estas instancias
recurrentemente se trataban temas referidos a los salarios, la
institucionalidad de las relaciones laborales y de las
organizaciones obreras, la productividad del trabajo, el poder
obrero, patronal y estatal en el lugar de trabajo…; temáticas
sustanciales fuertemente conflictivas que no encontraron una
solución que conformase a todos los sectores implicados a lo
largo de toda la década de gobierno y que por lo tanto
cultivaron una confrontación constante que se expresó en
distintos planos y de diferentes formas, como muestran varias
de las investigaciones del dossier.
La visualización de este proceso ha permitido también
profundizar, a veces sobre otros ejes, el debate clásico en
torno a la disyunción heteronomía-autonomía de las entidades
gremiales, considerando a tal fin tensiones y conflictos que
cuestionan tanto la idea de la inacción gremial como su
movilización totalmente orquestada desde arriba durante los
años del primer peronismo, y advierten sobre la existencia de
claros rasgos de independencia en el asociacionismo obrero
respecto de la injerencia estatal, sin negar con esta
precisión sus fluidas mutuas relaciones y determinaciones. Tal
vez la dificultad más importante para este reconocimiento
radique en que las “formas plebeyas” que tomó la participación
obrera no se avinieron del todo ni a los formalismos de una
autonomía político-sindical demandada desde los sectores
políticos e intelectuales antiperonistas, ni a una pretensión
totalizante del ejecutivo nacional que hallaba en cada planteo
independiente del movimiento obrero la injerencia oscura y
conspirativa de militancias comunistas, opositoras y
antipatrióticas. Más allá de los comportamientos esperados por
distintos sectores, el movimiento obrero construyó de algún
modo su camino particular, recorrido que sin dudas es
necesario seguir escrutando, convirtiéndose en terreno fértil
para los historiadores.
Algunos avances en esta indagación han señalado la pertinencia
de distinguir cierta heterogeneidad al interior del movimiento
obrero para apreciar el devenir de los trabajadores en los
años peronistas con mayor complejidad. Ya no se trata de la
distinción o no de comportamientos entre nuevos y viejos
obreros, ni de la insuficiente diferenciación entre una gran
mayoría de trabajadores peronizados que respondían conjunta y
orgánicamente a las órdenes de Perón y una minoría opositora
enfrentada al estado y a unos obreros peronistas que
caracterizaban como fascistas; no, son otros tantos los
clivajes explorados. Se ha hecho hincapié, por ejemplo, en la
constante conflictividad al interior del sindicalismo
peronista y, a su vez, de los gremialistas con otros sectores
políticos y sociales del peronismo. El análisis de la dinámica
de las estructuras institucionales del gobierno justicialista,
el reconocimiento de distintas instancias organizacionales del
movimiento obrero como la distinción de diversos planteos
político-sindicales dentro del peronismo habilitaron nuevas
precisiones en los recientes estudios.
La problemática está siendo planteada sobre una trama de
relaciones que al distinguir al menos instancias nacionales y
locales de representación, cuadros dirigentes de primer orden,
cuadros intermedios, militantes de base y bases obreras,
registra diversas injerencias, responsabilidades y vínculos.
La dinámica cupular no se corresponde con la de comisiones
internas y cuerpos de delegados, como claramente lo indican
los artículos de Fernández, Izquierdo y Schiavi. Allá las
intrigas palaciegas y la urgencia por coordinar
centralizadamente un movimiento sindical que gozó en pocos
años de un crecimiento tan abrupto como desordenado; acá las
preocupaciones inmediatas por el salario, el escalafón y la
implementación de las políticas productivistas patronales,
problemáticas apremiantes que son permeables a las iniciativas
de comunistas, anarquistas, socialistas y sindicalistas
revolucionarios que, como lo señalan los textos compilados,
mantuvieron su impronta en los espacios de militancia de bases
donde no resultaba extraña su actuación conjunta con sus
compañeros de trabajo peronistas, quienes no tenían empacho en
elegirlos como delegados en reconocimiento de sus capacidades
para la defensa de los intereses inmediatos de los
trabajadores.
Entre ambos espacios, los cuadros intermedios tenían la
difícil tarea de suturar dos mundos donde las posibles
correspondencias en el plano económico y organizacional que
las dirigencias de algún modo buscaban representar se
tensionaban terriblemente en el ámbito de la política y la
ideología, presencia que era casi imposible de disociar en el
proceso de construcción de las demandas basales y su
proyección más generalizada. Las huelgas analizadas y,
particularmente, los estudios de Badaloni y Contreras sobre la
“Marcha de la Paz” y el boicot internacional a la flota
mercante argentina muestran este complejo entramado. En este
sentido, no es ocioso seguir el rastro de protestas obreras
que se enfrentaron con el gobierno pero que no necesariamente
fueron concebidas inicialmente como opositoras, aunque
evidentemente participaron opositores. Se insinúan, entonces,
avances explicativos sobre la participación de las mayorías
peronistas en estos movimientos. Aunque, si inicialmente solo
se vieron diferencias en el plano económico, las nuevas
intervenciones insinúan su posible desarrollo también en la
arena política.
Son otros los intersticios los que a su vez convocan a la
reflexión. La deuda de visualizar la presencia de las mujeres
en la dinámica conflictual del mundo del trabajo durante los
años peronistas comienza a ser saldada, como claramente lo
hacen los textos compilados sobre las obreras del pescado y
las empleadas domésticas, sectores donde su presencia es
mayoritaria. En el último caso se avanza además hacia una
complejización de las relaciones latentes entre etnia, género
y clase, donde se propone a las “sirvientas” como las figuras
femeninas de los “cabecitas negras”. Esta faceta “cultual” de
la dinámica del movimiento obrero, que comenzó a ser
transitada por las investigaciones de Mirta Lobato y Daniel
James sobre las proletarias de los frigoríficos, adquiere una
expresión particular en el ámbito de las empleadas domésticas,
ya que las características del trabajo les dificultaba la
canalización de sus demandas de clase por medio de
organizaciones sindicales y movimientos colectivos y, más aún,
la confluencia con sus tradiciones asociadas. Pero esta
ausencia de ninguna manera habría obturado la lucha de clases.
En este sentido, para Acha, los episodios de robo, estudiados
a través del archivo del Servicio Penitenciario, estarían
indicando la presencia beligerante de rencores, envidias,
resentimientos y odios propios de la asimetría de clases entre
patronas y sirvientas, aunque inscriptos en una lógica de
lucha de clases que ocurría cuando todavía este sector obrero
no se había constituido como clase. La conclusión trasciende
de algún modo la parcialidad analizada y pone en evidencia la
necesidad de analizar también la historia de aquellos
trabajadores que no pudieron expresar sus demandas por medio
de la estructura institucional creada por los sindicatos y el
gobierno para canalizar las exigencias y los deseos de los
obreros y las obreras.
Seguramente puedan puntualizarse otros aspectos que están
siendo abordados por las investigaciones en cuestión, pero
seguir avanzando sobre ese terreno excedería los objetivos que
nos propusimos al armar la introducción de este dossier
referido a “Los trabajadores durante los años del primer
gobierno peronista. Nuevas miradas sobre sus organizaciones,
sus prácticas y sus ideas”. Nuestro interés se centró en poner
a consideración de colegas y lectores algunos textos que
expresan, en gran medida, el estado actual de un campo de
estudios que, desde la última década, se encuentra en proceso
de renovación, marcando en esta presentación sólo sus
lineamientos principales. El balance sin dudas debe
continuarse y deberá actualizarse con los sucesivos resultados
de las investigaciones en curso. Finalmente, quisiéramos
señalar que así como las indagaciones de la última década
supieron poner en cuestionamiento varios aspectos de las
intervenciones iniciales a través de análisis casi de corte
monográfico que llenaron ciertos vacios empíricos, queda por
verse si a través de esta acumulación de conocimientos es
factible la reescritura general de aquel capítulo histórico
referido a la participación de los trabajadores en las dos
primeras presidencias peronistas. Sólo en esta última acción,
la renovación del campo mostrara su vitalidad. Mientras tanto
seguimos con atención sus pulsaciones.

ACHA, Omar: “Trabajo y delito en las empleadas


domésticas durante el primer peronismo: repensar las
nociones de lucha y conciencia de clase”.
BADALONI, Laura: “Control, memoria y olvido. “Marcha de
la Paz” y huelga ferroviaria durante el primer gobierno
peronista” versión corregida del presentado en las II°
Jornadas Inter-institutos de formación docente en
Historia I.E.S. “Olga Cossettini”, Rosario, agosto de
2003.
CONTRERAS, Gustavo Nicolás: “Desarrollo de la marina
mercante nacional e internacionalismo obrero, ¿frentes
gremiales compatibles? Dilemas y convicciones del
sindicalismo marítimo durante el primer gobierno
peronista (1946 – 1951)” Publicado en Revista de
Estudios Marítimos y Sociales N° 5, Mar del Plata,
GESMar, 2012.
FERNÁNDEZ, Fabián: “El movimiento huelguístico de 1954
en la Argentina” presentado en las XI° Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia, Tucumán, 19-22
de setiembre de 2007.
GUTIERREZ, Florencia: “La dirigencia de FOTIA y los
sindicatos de base: tensiones y conflictos en el proceso
de sindicalización azucarera. Tucumán, 1944-1955”
publicado en Florencia Gutiérrez y Gustavo Rubinstein
(comps.), El primer peronismo en Tucumán. Avances y
nuevas perspectivas, Tucumán, EdUNT, 2012.
IZQUIERDO, Roberto: “La clase obrera y el primer
peronismo. Las huelgas de 1954: el caso de los obreros
del tabaco” versión corregida de la ponencia presentada
en el Segundo Congreso de Estudios sobre el peronismo
(1943-1976), Caseros, Buenos Aires, 4, 5 y 6 de
noviembre de 2010.
MARCILESE, José: “La “patria metalúrgica” en los años
del primer peronismo. Una mirada desde la seccional
Bahía Blanca de la UOM” ve versión del trabajo publicado
en Cernedas, Mabel y Marcilese, José (comp.), Mundo del
Trabajo, organizaciones sindicales y conflictividad,
Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur, 2012.
NIETO, Agustín: “Sindicalismo peronista y conflictividad
obrera en la industria del pescado, 1950-1955” versión
resumida y revisada del capítulo III de la tesis
doctoral del autor, Entre anarquistas y peronistas.
Los/as obreros/as del pescado en Mar del Plata,
1942-1966, UNMdP, tesis de doctorado inédita, abril de
2012.
SCHIAVI, Marcos: “Aproximaciones a la huelga metalúrgica
de 1947” publicado originalmente en Victoria Basualdo
(coord.), La clase trabajadora en la Argentina del siglo
XX: experiencias de lucha y organización, Buenos Aires,
Cara o ceca, 2011.

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