Está en la página 1de 12

1.1.

1 Concepto de emprendedor
El emprendedor es aquella persona que ve, promueve y aprovecha las nuevas
oportunidades en los negocios, arriesgando para poner en práctica sus sueños,
planes e ideas.
Es común pensar que el emprendedor está vinculado solo a la creación de
nuevos negocios, pero no es así.
Profesionales que se destacan en su trabajo por estar siempre en busca de las
mejores y más innovadoras soluciones también pueden ser considerados
emprendedores, incluso en empresas ya consolidadas.
El número de emprendedores en Latinoamérica está creciendo cada vez más.
Esto puede ser notado a partir de las ideas estratégicas, creativas y que buscan
entregar cada vez más valor al cliente que están en alza en el mercado.

1.1.2 Espíritu emprendedor.


El espíritu emprendedor es la motivación y la capacidad que tiene una persona,
ya sea de forma independiente o dentro de una empresa u organización, de
identificar una oportunidad y luchar por ella, de llevar a cabo cambios, de
reaccionar con intuición, flexibilidad y apertura.
Abarca por la tanto un conjunto de cualidades y habilidades imprescindibles en
cualquier ámbito de la vida, tanto laboral como social, tales como la iniciativa, la
responsabilidad, el trabajo en equipo, la perseverancia, la creatividad, el
dinamismo, el sentido crítico, la asunción de riesgos, el espíritu de superación,
la confianza en sí mismo, la capacidad de decisión y otros muchos factores que
hacen a las personas activas y resolutivas ante las circunstancias que las
rodean.
Se trata, por tanto, de una serie de aspectos que son educables y que
caracterizarán, en cada persona, la forma de desenvolverse, de actuar y de
participar en una organización ya existente, en una empresa nueva, en un
proyecto de formación o incluso en situaciones de la vida cotidiana.

1.1.3 Características de un emprendedor


1. Estudiar siempre
Ser un emprendedor requiere una constante actualización con el fin de obtener
nuevas ideas y perfeccionar cada vez más las actividades, servicios y productos
de tu negocio.
Siendo así, el profesional debe ser curioso y tener ganas de aprender siempre,
pues es fundamental estudiar mucho para comprender el mercado, conocer los
dolores y necesidades del público y ofrecer la mejor solución a estos problemas.
Principalmente hoy, cuando todo cambia y evoluciona con mucha rapidez, es
esencial estar preparado para adaptarse e incorporar nuevas maneras de
encarar la realidad dentro de los negocios.
2. No dejarse vencer por el primer error
Es raro encontrar profesionales que nunca cometieron un error en el trabajo. Si
no puedes pensar en alguien, seguro que o no te enteraste del error o esa
persona solo está repitiendo lo que ya existe por ahí.
Recuerda que estamos hablando de un profesional que defiende y estimula la
innovación, la creatividad y el perfeccionamiento constante en el trabajo, lo que
es casi imposible de que ocurra sin fallas.
El emprendedor debe estar preparado para afrontar los errores y aprender de
ellos, para lograr mejoras en los próximos intentos.
A menudo, para realmente aprender lo que es ser un emprendedor es necesario
intentarlo muchas veces antes de acertar, sobre todo cuando estás invirtiendo
en algo nuevo, que no ha sido probado antes o aún no está suficientemente
sólido en alguna área de actuación.
3. Dale mucha atención a las oportunidades a tu alrededor
Muchas personas dejan pasar oportunidades increíbles por no tener la
capacidad de verlas.
En el entorno laboral, ya sea en la empresa en que trabajas o en tu propio
negocio, es fácil sujetarse a las reglas y actividades cotidianas y terminar
perdiendo la oportunidad de introducir nuevas maneras de pensar y actuar.
La mayoría de las personas, incluso, no sabe bien lo que es ser un emprendedor
y, por eso, no identifica en sí las características que pueden ser usadas para
perfeccionar su trabajo y mejorar los resultados.
Un emprendedor de éxito es aquel que logra ir más allá de lo esperado, darse
cuenta de las oportunidades y usarlas a su favor.
Incluso en las adversidades, puede sobresalir a causa de su mente
emprendedora, su pensamiento creativo y resiliente y por su capacidad de
transformar las posibilidades que aparecen en algo real.
4. Saber liderar
No sirve de nada trazar todo el camino para hacer realidad un sueño si no sabes
transmitir lo que piensas a otras personas que trabajan contigo.
Es imprescindible saber liderar un equipo y guiar un proyecto para ser un
emprendedor.
Si has abierto tu propio negocio, necesitarás transmitir los valores, misión y
pasión por lo que haces para que los demás empleados puedan tener el
rendimiento esperado.
Si trabajas para otras personas, al llevar una idea emprendedora dentro de la
empresa, también tendrás que saber liderar.
Debes tener las habilidades adecuadas para mostrar el potencial de lo que estás
proponiendo y ayudar en la implantación de los cambios necesarios.
Es difícil hacer que las otras personas compren tu idea y vean las ventajas que
puede traer para el negocio si no tienes esa capacidad de liderazgo.
5. Comprometerse con su negocio
Esta característica debe estar presente en todos los profesionales que desean
el éxito, pero en los emprendedores es aún más importante.

El emprendedor es su propio jefe. Esto significa, la mayoría de las veces, que


debe hacer su propio horario, organizar las actividades y gestionar a todos los
empleados, principalmente al principio, cuando el equipo suele ser más
pequeño.
En pocas palabras: si no se compromete de verdad con su negocio, no va a
funcionar.
Ten en cuenta que una de las características que define lo que es ser un
emprendedor es la capacidad de vivir ese propósito prácticamente 24 horas al
día y todos los días.
Por supuesto que nadie es de hierro. Por eso, es fundamental separar un tiempo
para otras actividades. Pero recuerda que el emprendedor necesita estar
preparado para dedicarse al máximo a su negocio si desea alcanzar sus
objetivos.
6. Trabajar con eficiencia y calidad
Aquí también estamos hablando de algo que no debe ser prioridad solo de quien
emprende.
Sin embargo, si estás apostando todas tus fichas en tener un negocio propio,
tendrás que trabajar de la mejor manera posible para obtener el resultado
esperado.
Es importante recordar que serás el responsable de guiar a todas las demás
personas involucradas en tu empresa para que tu idea funcione. ¡Entonces
necesitas dar el ejemplo de eficiencia y calidad en el trabajo!
El emprendedor debe desempeñar sus funciones con excelencia y estar siempre
en busca de perfeccionamiento, tanto personal como profesional. Solo así
garantiza el éxito del negocio y transmite una imagen profesional a los demás.
7. Cultivar una buena comunicación
Quien se decide a emprender necesita saber expresarse muy bien. Tanto un
negocio tradicional como digital exigen el uso adecuado de la lengua, claridad,
empatía y paciencia.
La buena comunicación es importante para conversar con los trabajadores y
lograr informar las reglas, dar orientaciones, inspirar y transmitir los valores que
tu negocio prioriza.
Además, el emprendedor necesita atraer socios, hacer networking y divulgar su
negocio, lo que no se puede hacer sin buenas habilidades de comunicación, ya
sea oral o escrita.
Solo con la conversación con otras personas es que el profesional puede explicar
los objetivos de su negocio y convencerlos del potencial que presenta.
8. No tener miedo de correr riesgos
Al hablar de emprendimiento, nos estamos refiriendo a un proceso que implica
innovación y cambio, lo que exige mucho coraje y disposición para enfrentar
nuevos desafíos.
El buen emprendedor es aquel que está listo para correr riesgos. Pero, por
supuesto, esto no puede suceder de manera irresponsable y no planificada.
Necesitas tener la capacidad de calcular bien los riesgos que tu negocio puede
enfrentar, de ese modo podrás decidir cuáles son los que pueden traer las
mejores ganancias.
Así, al arriesgarte, sabrás exactamente lo que puede suceder si tu idea no
funciona y estarás listo para corregir las fallas.
Además, una persona que se dispone a enfrentar riesgos en el ambiente de
negocios tiene más probabilidades de probar algo nuevo y alcanzar un mercado
poco explorado, aumentando la clientela y destacándose como autoridad en su
área.
9. Saber establecer metas
Vamos a pensar en el siguiente ejemplo:
Has abierto una tienda de ropa hace 1 año y, al cierre del último mes, has
decidido verificar si el negocio está siendo rentable y lo que puedes esperar para
el año siguiente.
Si no has estipulado ninguna meta anteriormente, será difícil comprender en qué
punto lograste superarte, donde puedes haber fallado y lo que necesita ser hecho
para que tu negocio continúe creciendo o, por lo menos, se mantenga estable en
el futuro.
Tus metas no necesitan ser rígidas e inmutables, principalmente al principio,
cuando aún se tiene poco conocimiento del mercado. Sin embargo, es
fundamental trabajar con ellas para saber a dónde quieres llegar y lograr trazar
caminos más asertivos.
10. Trabajar con independencia
El emprendedor necesita confiar en sí mismo para lograr hacer un buen trabajo
y encarar todos los desafíos de lo que significa qué es ser un emprendedor con
todas las letras.
Cuando el profesional trabaja en una empresa grande, con varios compañeros,
equipos y jefatura, es más fácil tener noción de cuáles son sus tareas,
obligaciones y límites.
Además, el reconocimiento del buen trabajo es más visible, así como los
feedbacks negativos.
Al abrir un negocio propio, quien emprende necesita tener una postura más
independiente y proactiva, pues será la persona responsable de tomar las
decisiones y lograr que todo fluya.
Por eso es tan importante creer en lo que haces, ya que transmites seguridad a
los demás involucrados y te aseguras de que está haciendo su mejor.
11. Separar la vida personal de la profesional
Hablamos anteriormente que una de las características que define lo que es ser
un emprendedor es la capacidad de dedicarse al máximo a su negocio.
Sin embargo, para que la vida profesional sea realmente productiva y positiva,
es esencial que pueda separarla de su vida personal.
Esto no siempre es fácil, ya que la mayoría de los emprendedores acaba de
trabajar los fines de semana y de noche. Pero asegúrate de organizarte lo mejor
posible para poder asumir todo, sin perjudicar tu calidad de vida.
Una sugerencia es invertir en planificadores, agendas o aplicaciones,
herramientas que te ayudarán a controlar el tiempo y reservar espacio para
todas las actividades del día.
Hacer actividades de ocio, encontrar familiares y amigos y dejar los negocios de
lado para vivir otras experiencias son formas de descansar y renovar las
energías para volver al trabajo.
Otra manera de evitar confusiones es separando también las finanzas. Mantener
el dinero personal junto con los ingresos de los negocios dificulta el control de lo
que entra y sale, lo que puede llevar a dificultades o dolores de cabeza más
tarde.
12. Tomar iniciativas
Ser un emprendedor es saber que los resultados positivos no caen del cielo.
La persona que decide aventurarse en el emprendimiento necesita saber tomar
iniciativas para transformar sus ideas en algo concreto y rentable.
Al final, el mercado ha dado cada vez más preferencia a las marcas que se
arriesgan, traen novedades y presentan soluciones audaces y modernas.
Para dar cuenta de todo esto, necesitas tener proactividad y asertividad en tus
decisiones.
Vale la pena recordarlo: tan solo una gran idea no es suficiente como clave para
el éxito de un negocio. Es necesario luchar para alcanzar los objetivos y
aprovechar cuando surgen las oportunidades.
13. Buscar siempre resultados
Muchas personas tienen miedo de trabajar prestándole atención a los números,
pero para emprender es imprescindible tener los ojos puestos en los resultados.
Saber leer e interpretar las métricas de tu negocio es la manera más confiable
de analizar cuáles son las acciones que están funcionando y lo que necesita más
inversión o cambios.
Vamos a suponer que trabajas con clases online y necesitas saber qué formato
de contenido prefiere tu público: videos o podcasts.
Puedes hacer una prueba, lanzando dos clases gratuitas en Internet, para ver lo
que generará más engagement.
Después de hacer esto, tendrás que comprobar y comparar los resultados para
saber lo que ha tenido mayor adhesión, qué tipo de público cada formato ha
atraído y otras informaciones relevantes.
Sin una mirada crítica hacia los resultados, es difícil tener una visión detallada y
real de tu negocio y de cómo es su aceptación en el mercado.
1.1.4 HABILIDADES DE UN EMPRENDEDOR CON
ÉXITO.
1. TENER CONOCIMENTOS SOBRE GESTIÓN DE NEGOCIOS
Sin importar en qué rubro pretendas incursionar, debes contar con
conocimientos básicos sobre cómo se maneja el mundo de los negocios.
2. TENER GANAS DE LOGRAR GRANDES COSAS
Para forjarte un espíritu emprendedor debes tener la determinación de querer
llegar lo más lejos posible.
3. TENER CORAJE
Para que la gente que te rodea crea en ti y en tus proyectos debes demostrar
ser una persona valiente.
4. SER COMPETENTE
Los profesionales que están a la cabeza de las empresas nunca dejan de
formarse en pos de convertirse en cada vez más competentes para desempeñar
su rol.
5. SABER RELATIVIZAR Y NEGOCIAR
En el mundo real, las cosas no son blancas o negras por lo que hay que saber
relativizar los problemas y negociar para encontrar posibles soluciones.
6. MOTIVAR A LOS QUE TE RODEAN
Algunas personas tienen la especial habilidad de contagiar su entusiasmo y
ganas de progresar a todo el equipo que tienen a su cargo.
7. SABER TOMAR DECISIONES
Aunque muchas veces las decisiones deben ser tomadas de forma rápida,
también debes pensar muy bien lo que haces antes de ejecutarlas.
8. TENER CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN
El mundo de los negocios se mueve de forma cada vez más rápida, por lo que
es imprescindible poder adaptarse a estos cambios.
9. TENER INICIATIVA
Si quieres ser un emprendedor exitoso, no puedes dejar que los demás tomen el
mando y dirijan el rumbo de tus proyectos.
10. SER HUMILDE
Los jefes arrogantes y amenazadores ya pasaron de moda. Motiva a quienes te
rodean a ser cada día mejores y verás cómo tu emprendimiento crece a pasos
agigantados.
TIPOS DE PROYECTOS:
Los proyectos pueden clasificarse de acuerdo a su ámbito de acción, de la
siguiente manera:
Proyectos productivos o privados:
Aquellos que tienen como fin ulterior la rentabilidad, es decir, la obtención de
lucro. Suelen ser presentados en el ámbito empresarial, del emprendimiento o
industrial.
Proyectos públicos o sociales:
Aquellos que no poseen fines de lucro, sino alcanzar un impacto importante en
la sociedad o la población a distinta escala: local, regional, incluso mundial. Por
lo general cuentan como promotor con las instituciones del Estado, las ONG, o
las políticas de responsabilidad empresarial de las grandes empresas
trasnacionales.
Proyectos comunitarios:
Aquellos comprometidos con el mejoramiento en aspectos puntuales de una
comunidad determinada, por lo general pequeña, tanto urbana como rural, a
través de la satisfacción de sus necesidades.
Proyectos de vida:
Aquellos que se centran en los deseos de vida de un individuo y sus
probabilidades reales de conseguir la autorrealización.
Proyectos de investigación:
Aquellos cuyo objetivo es la documentación o adquisición de fuentes y materiales
en torno a una tema elegido, tal y como sucede en las Ad.
FASES DE UN PROYECTO
Fase 1: Iniciación o análisis de viabilidad
Esta primera fase tiene como objetivo decidir si es conveniente llevar a cabo el
nuevo proyecto; dicho de otra forma: si la nueva propuesta a va a aportar más
beneficios que esfuerzos y si el resultado final merecerá la pena. En este punto
será necesario analizar el alcance del nuevo proyecto y los riesgos que lleva
aparejado, así como definir su coste económico y los plazos que requerirá.
Fase 2: Planificación o programación
Una vez decidido que el nuevo proyecto es viable, comienza esta labor que
procurará detallar al máximo las tareas y recursos que necesitará. Se trata de un
momento clave, puesto que una planificación errónea puede resultar muy
dañina. Plazos que no se pueden cumplir, costes económicos por encima de lo
calculado, el requerimiento de más personal… son algunos ejemplos de errores
aparejados a una mala planificación.

Fase 3. Ejecución
Es en esta fase donde los equipos involucrados se pondrán a trabajar en las
tareas que se les han encomendado. Si todo va bien, se cumplirán los procesos
y plazos fijados en la fase anterior.
Fase 4. Seguimiento y control
Aunque cronológicamente no es posterior a la ejecución, sino que se desarrolla
a su vez, esta fase tiene entidad propia y merece la pena asignarle un apartado
específico. La fase de seguimiento y control es una de las más importantes, ya
que permitirá identificar y corregir acciones innecesarias o dañinas.
Precisamente, es en esta fase en la que se obtiene la información relativa a cómo
está evolucionando el proyecto en función de lo propuesto en la planificación
inicial. Contempla tareas como la comprobación del cumplimiento de los hitos
marcados o la gestión de incidencias.
De esta forma, permitirá realizar las correcciones oportunas para que, en el caso
de que no se cumpla lo calculado en un primer momento, se tomen las medidas
necesarias para que el trabajo se ajuste a estas directrices.
Fase 5. Evaluación y cierre del proyecto
La fase final de un proyecto tendrá por objetivo constatar que el trabajo realizado
se ha ajustado a lo que se planificó. La reflexión que exige el cierre también
servirá para sacar conclusiones aprender, de tal forma que permitirá sacar a la
luz aciertos y errores. Este conocimiento resultará muy importante para
proyectos futuros.
ETAPAS DE LA FORMULACION DE PROYECTOS
ETAPA 1 Nacimiento de la idea del proyecto
El "cliente o promotor" expone sus necesidades y el deseo de resolver el
problema por medios informáticos. Se crea un primer documento breve que
recoge el anteproyecto y es aprobado por la dirección o el comité
correspondiente.
ETAPA 2 Estudio de oportunidad
El estudio de oportunidad concreta los objetivos y resultado a aportar por el
proyecto, los plazos y costos previstos y los medios a emplear.
ETAPA 3 Estudio detallado
El jefe de proyecto define, ya en detalle, con el apoyo de los técnicos de su
equipo, el contenido del proyecto, su análisis funcional,, las cargas de trabajo
previstas y la metodología a desarrollar.
ETAPA 4 Cuaderno de cargas para informática
A partir del análisis funcional se determinan en forma definitiva los volúmenes,
cargas de trabajo, calendario y medios a utilizar, dando lugar al contrato formal
entre cliente, usuarios e informáticos, frecuentemente conocido con el nombre
de cuaderno de cargas o, más concretamente, "pliego de especificaciones".
ETAPA 5 Análisis orgánico
Los técnicos realizan el análisis orgánico y las especificaciones para
programación.
ETAPA 6 Programación y pruebas
Se realiza la programación de la aplicación y las pruebas para programación.
ETAPA 7 Recepción provisional
Al resultar satisfactorias las pruebas se realiza la recepción provisional, dando
lugar a los manuales de usuario y de explotación.
ETAPA 8 Puesta en marcha
La puesta en marcha de la aplicación es una fase delicada que requiere una
estricta vigilancia hasta comprobar su correcto funcionamiento. A continuación
se realiza un balance de los resultados del proyecto.
ETAPA 9 Balance de funcionamiento
Después de varios meses de funcionamiento de la aplicación se debe realizar
un balance que permita apreciar los beneficios que realmente ha producido a la
empresa.
ETAPA 10 Auditoría
Transcurridos uno o dos años, debe efectuarse una auditoría de la aplicación
que permita comprobar si sigue siendo adecuada o si es necesario introducir
modificaciones.
ESTRUCTURA DE UN PROYECTO

1. Nombre del proyecto. Debe acompañarse de una descripción breve del


contexto.
2. Antecedentes del proyecto. Se reflexiona acerca de las circunstancias
que motivan el inicio del proyecto, explicando y justificando su
necesidad.
3. Objetivos del proyecto. Es preciso mencionar y explicar claramente el
objetivo principal y los objetivos secundarios del proyecto
4. Destinatarios del proyecto. Al plantear la estructura de un proyecto
hace falta tener claro para quién se hace el proyecto y qué se
quiere lograr.
5. Implementación y calendario del proyecto. Desde un punto de vista
práctica, conviene definir los procedimientos que se utilizarán para
alcanzar las metas planteadas, la forma en que se planea implementar
el proyecto, los desafíos y riesgos a os que habrá que enfrentarse y los
plazos en que se tiene previsto completar cada uno de los entregables
del proyecto.
6. Recursos del proyecto. Además de hablar del financiamiento, hay que
mencionar a las personas y la gestión del tiempo.
7. Resultados esperados del proyecto. Se habla de las metas que la
iniciativa persigue y la medida en que cada fase se considerará
completada.
8. Seguimiento y evaluación del proyecto. Se explica la forma en que se
tiene previsto monitorizar y evaluar el trabajo.
9. Informe de resultados. Es preciso también indicar las condiciones y
términos en relación con el reporting.

También podría gustarte