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MEMORIA Y CRITICA DELA EDUCACION . Coleen diaper Agta Elo Beto SE CLASICOS ELA EDUCACION (Cons sszon Sema ati One Sater UNED) mini Baro Rodi (Unive de Satgo de Compost) Terbe Barolo Marne (Unveaad Comptes de Mas) Fede Gime Roig: de Cato (UNED) Josep Goneles Apne Universita de Buln) _Acuado Mayndone Peer sired de Valen) “AnooioVita Pago (Used de Mc) Mara ser Age Loa (UNAM, Meso) Js Alberto Bere (Unive de Ans, Medel, Clomis) ‘Anton Nevo (Unvented) ‘Grego Weiner Boece Ae) Enid colaborador: Socedal Eola de Historia de Eden (SEDI) Lorenzo Lizuriaga LA ESCUELA UNICA Edicién y estudio introductorio, de Herminio Bareiro Rodriguez BIBLIOTECA NUEVA. aa ad 16 Hierunwo Banveano Rooniovrz las ‘Publicaciones de la Revista de Pedagogia» y dentro de luna colecciGn que se titula «La Pedagogia social y poitcas (en ella habia aparecido vinicamente la obra de E. Spranger, Prndamentos cientficos de la potica escolar, et segundo vol. sen seria justamente La escuela inca, de L. L b Pero si tenemos que remontarnos a 1914 para contextual zar el proceso de renovaién pedaadcica que eclosiona en 1931 y dura hasta 1930 —en que sera violentamente interrumpi- do por la sublevacién fascista del 18 de julio—, otro tanto tendremos que hacer para analizar la gestacin de este con: cepto pedagégico fundamental que es la escuela tnica, en la obra de Lorenzo Luzuriage. En realidad, ademés de la con textualizacén hstérica general, hay que remitir ese concep to bésico —escuelatnica— a la obra de muestro antor en su Conjunto. ¥ el origen de sus preocupaciones y la raiz misma ‘del concepto, a os alrededores de 1914 La complejidad de la obra de Lorenzo Luzuriaga no es luna consecuencia de su hermetismo teérico —que no exis. te, ni de sus andlsis profundos del fenéimeno educative que tampoco prodiga-—. Se trata, mas bien, de una com Plejdad derivada de su accién miltiple y prolfica, por un lado, y por otro, de nuestro singular y camibiante proceso his térico objetivo, en'el que estd inmerso ya cuyo desarrollo. Contribuye. A ello se sumaria el papel de enlace que desem. Peflaia Luzuriaga entre la herencia dela Insttacién Libre de Enseitaiza y las tareas concretas de la Segunda Repii- biica, Lat obra del pedagogo manchego viene a ser, pues, fel xe flejo en el orden préctico, de los problemas que estan a de- bate en el mundo de la edcacién durante el primer terco del siglo x Y fel rele, asimismo, de la situacién econémica, politica, social; cultural y educativa con que se enfrenta en tonces Espaiia Recordemos, ima vez ms, la deuda de Lo renzo 74 con los hombres de la Institucién Libre de. rrnopucea| wv Ensefianza—fue disefpuo de Ginery Cosso,yalumno y pro {esor a'un tiempo en las anlas de la ILE— y con los princi- ios étios y pedagégicos que eso conllevaba. Fue también ‘hombre del Partido Socialista Obrero Espatiol (PSOE), desde los tiempos de agitacén intelectual en la segunda dé. ‘ada del siglo (seria redactor de buen nimero de documentos de politica educativa para los Congresos del Partido y tam- bign colaborador de B/ Socialist, asi como autor comprome- ‘ido con la literatura pedagdgica més progresista en el sema- nario Esbaia —1915— y en el diasio BY Sal —1917-1921-—}. ¥, por iltimo, fue discipulo de Ortega y Gasset, a quien pro fesaria siempre una gran admiracin, Insttucionismo, socia- 1ismo y orteguismo son, como ya hemos dicho en otras oca- siones, los tres pares ideol6gicos, politicos y éticos de Lu aviaga, Con esos ejemplos, nuestro autor tratarfa en todo mo- ‘mento de shacerprecisi» en el terreno de la Pedagogia, tl Y como sugeria Ortega y recuerta Juan Marichal en més de tuna ocasion (por ejemplo, en Le vocactén de Manuel Azafa!, tun libro magistral, que marcaria una época y revolucionaria Ja metodologia de los estutios sobre la Segunda Republica) YY Lamuriaga no Jo hace propiamente como feérico —que, et gor, nolo es— sino como prdctict. Es deci, informa, expo- ne los problemas, orienta metodolégicamente. Su critica no es esencialmente pedagégica, profunda —atinque tampoco Aeje de ser tal sino socioligico educativae histérico-edu- cativa ‘Ala hora de organizar teméticamente su vasta obra, ten dviamos que partir de un concepto global: la Educacién Ne va, La Educacion Nueva es el nomibre que recibe el movimien: {0 de renovacion pedagéeica que‘se extiende por Europa y "Marchal. (1982), Za wococtn de Manu! Asa, Madd, Aan, an B emaawio Baxnno Rowtous2 América en el primer tecio de siglo y que cuenta entre sus figuras principales a J. Dewey, M. Montessori, 0. Decroly, J Kerschensteiner, A. Ferré... Tanto organizacionalmente, ‘como dese el punto de vista publicistco y préctco, Lizuria: aa forma parte de ese movimiento y es su representante en ‘Espa eon Spranger, Cousinety otros, con los que estaba unido por lazos no s6loprofesionales sino también de amis tad— Su hijo Jorge Luzuriaga, recientemente fallecido en ‘Bnesis Aires, nos lo recordaba en una carta larga y entraa- ble, en la que nos contaba distintos aspectos fitimos de la vida de su padre. Poco después de recibir esa carta —a fina Jes de los 70— tuve la oportunidad de conocer a Isabel Lu- ~utiaga, la menor y ‘nica nia de los hijos de don Lorenzo, ‘icoanalista en Madrid, en cuya casa pude consultar la co. rrespondencia de su pare con todos los grandes protagonis- ‘as de la Pedagogia del siglo xx, asf como también con bue- na parte de lo més flordo de la intelectualidad espafiola de entonces, en el exlio exterior o interior (el propio Ortega, Amético Castro, Mario Montessori, Maria Rosa Lids, Ber nardo y Gloria Giner de los Rios, ete). a Revista de Pedagogia (1922-1936), obra comin y man- comunada de Lorenzo Luzuriaga y su esposa, Maria Luisa Navarro, seria postavor del moviziento renovador de la Bs- cvela Nueva y, desde luego, érgano disor importantisimo de ts cultura pedaosica, poltica y ciantiica espatiola del mo ‘mento. Comparable, por ejemplo, en lo que respecta a su es piritu renovador, a su cardcter vanguardista o a su muy ata calidad, a otras publicaciones d la época, como la propia Re vista de Occidente, detalle que evidencia las coincidencias ‘deoligicas y las excelentesrelaciones entre Ortega y Luzu- raga. Ortega seria més de una vez colaboraor destacado y noticia frecuente en las pagina’ de la Revista de Pedagoga. Yo se puaden olvidar de ninguna manera las relaciones de amistad de la familia Ortega y la familia Luzuriaga, que se Trrnonecca 19 rolouganian aios después entre sus jos respective, en la Guerra Civil (como nos recordaba hace poco José Ortega ‘Spottorno) ya una y tra orilla del Atléntico Ni tampoco las Preocupaciones pedagégicas de don José Ortega y Gasset —Misin de a Universidad, Pedagogiay anacronsmo, La peda sogia del paisae—, que serian estutiadas desde distntas peropectivas y también, aos después, desde el émbito mas especiicamentehistérico educatvo, por el profesor Agustin Bscolano, en los Texts pedagdgioshispanoamericanas, edit os en os itis als 60" Pero la Edveaetén Nueva no es sdlo un movimiento reno- ‘vador ino también un contenido, ma flosofiaeducativa Por so podriamos,formular.teGricamente Ja educadion nueva ‘como escuela tnica, pero también como escuela actina —con 1a organizaién escolar incorporada,uilizada como alter nativaiistitucional— y como escuela publica y lia ‘La escela tinea es el més importante intent de renova ci del sistema educativo durante toda la primera mitad de siglo, podrfamos decir, Fs una alternativapottno-edcativa en su sentido més ampli. Bs una stenovacién extern, como dice Luzuiaga en este libro, Se trata —aadimos nos, oivos—- de una renovacin ven extensims, de una retovacin aifabclizadora, de un empedo de geteralizacin de la educa- ciGa, tal y como queria Coss trices de a politics educa waiaga, en esa. mis na linea —ao olvidemos su colaboracén con Cassio en el ‘Museo Podagégico Nacional y en la obra a enseansa prima riaen Bspaia', ademés dela devocién que senta por él como ‘maestro—, quire arrigar en el pueblo espafl yen sus d- 2 Escolano Bento, A. José Orgs y Gasset, en Glin, A (968), ‘Testes PadapSpcs Mipancamerconas, Made, Rare, ps, {398-1372 *Cosso, M. B. (1013), La ensonanprimaria ev pa, Mad, 2 Rojas, 2*ed. eaovada por Lorem Lung (1 ein, 1897). a Ne et —s par 2» ism Barnsnno Roowlousz rigentes politicos la conciencia de que la educacién ya noes ‘un prvilegio, como en el antiguo régimen; ni sguiera un ser ‘vicio, como parecia ser en ciertos casos; es —y asi debe ser entendido sin vacilaciones de ningtin tipo— un derecho. ‘La escuela tinica seré una alternativa renovadora —e in- cluso revolucionaria— en un momento de confianza plena en Ja capacidad transformadora de la educaci6n. Serd un motor para el cambio. Serd un intento, cargado de utopismo, dis ‘puesto a unificar lo que la sociedad divide, Pero siempre sera considerada como una alternativa de orden externo. Y junto aclla, en el orden interno, la escuela activa. Al lado de una re- novacién de las estructuras educativas surgia una renova- cin de los métodos pedag6gicos y de las técnicas didacticas. ‘bn una palabra, ua renovacidn ven extensiéne requetia pa ralelamente una renovacién ven profundidads, Por eso al ha lar de sla idea de la escuela tinicar, en el primer capitulo de ‘su libro, dice don Lorenzo: «Los dos conceptos basicos de la educacién de nuestro tiempo, son los que pueden expresarse ‘con las palabras “escuela activa’ y “escuela tinica”. Aquélla se refiere al contenido, a la vida interna'de las instituciones educativas; la iiltima afecta mas bien a la forma, a la organi- zacibn exterior de éstas.» ‘Laescuela actina se constitnird en vm complemento de la es ‘cuela tinica, que iba a permitir una'primera configuracién a ‘ese amplio proceso llamado Educacién Nueva o Escuela Nueva, Si la escuela tinica es una alternativa politico-educativa, la es- Pe ea tsi eine “én intemacional. Sus efectos se dejardn sentir de in- Teltoy enced en mics csr cots treverbls ste 1 el hecho educativo. Incidirén en la educacién como proceso y || como prictica socal y, de una manera directa, sobre los edi spcadoresyaue son los trécticosyls guide ese prooeso. | Gua ejemplifica a lah x la © caci6n por la accion.) frente alas ideas del xn que se pretende | "bermopvecion a arambar (a veducacin por a instruc). La eel at 2, por tanto, un movinieatorenovadorde creer esti tamente pedaggic, ténico, dict, interno y profindo, Supetado ser preteidermaxinalzaros métodosy os inst rmentos, creer que la pedagogia acta iba no sélo a transformat| In escuela, sino tambin la sociedad dese a estula. Lae) Se er eee el dagégica, ‘Una educacidn nueva basada en la escuela tnica y en la es- cuela activa exigia también una nueva organizacién. Los ele- rmentos que apunta Lazuriaga en sus textos de organizacién, escolar y que explica en sus clases de la Universidad de Ma- did, aparecen minuciosamente expuestos en sus estucios de onganizacin escolar comparada a nivel macroorganizativo y nicroorganizativo (organizaciOn del sistema y organizacién de la esctela,respectivamente). ‘Los elementos novedosos contenios en ensefianzay, «programas e instrucciones di que aparecen con esos mismos titulo en sus obras de diva. gaci6n, integran, de por sf, una renovaciéa institucional de ‘muestra educacin de entonces. Renovacién que se inspira ‘en los sistemas educativos més avanzados y que permit a Lunitiaga constr la infraestructua imprescindible para el cambio, ‘Ademés, su rigor y capacidad de trabajo le levaban siem- pre a simar cada uno'de estos grandes apartados, (escuela nica, escuela activa, reorganizacién escola) en sit context. '¥ los enmarcaba en andlisis histéricos propios. Andisis, por jt cierto, que serian posteriormente desarrollados en Argenti- na, en el exili, tanto en la docencia (Universidad de Tuct- ‘én, Universidad de Buenos Aires), como en forma de publi caciones (recordemos su brillantisima etapa al frente del ser- cio de publicaciones pedagégicas de l editorial Losada, en Ja que se reeditarén, durante los afios 40, 50y 60, buena par 2 “Hemsano Banana Rooatou2 te de los fondos de las antiguas «Publicaciones de la Revista de Pedagogia’). ‘Ast pues, la escuela tnion sera uno de los temas-estrella cen la produccién de Lorenzo Luzuriaga, a lo largo de toda su vida, ¥ que aparece no sélo en este libro que hoy se reedita sino también en otras muchos, como La escuela unificada (1921), o en aquellos ttulos tan deiberadamente cuasicoin- cidentes, La nueva escuela piblicay La escuela nueva publica. celprimero de 1931 (en el que la ovedads es Ia »escuela pit blica)y el segundo, de 1948 (en el que lo «piblico: es la ws: cuela neva). A pesar de la ruptura del exiio, en 1936, hay ‘una cierta continuidad en la actividad publicitica, docente y ‘profesional, en general, de Lorenzo Luzuriaga. Claudio Loza- zo, profesor en la Universidad Central de Barcelona, que ba cshdiado la correspondencia mantenida durante varios aiios ‘entre Lorenzo Luzuriaga y Gonzalo Losada, sostene la tesis, de que Luzuriaga coatinia con el mismo ritmo de trabajo y ‘oat idéntico entusiasmo en Buenos Aires que en su etapa madiileda. La indudable amargura del exilio no merma su capacidad de estudio. se proceso que se abre en 1914 y llega, en un primer momento, a 1931, se acelera¢ intensilica durante el periodo ‘epublicano entre 1931 y 1936 (wun sentimiento, una meme: . Le parecia la mejor traducion del término aleman Einheitsschule. Poco antes habia esbozado ya ‘sa idea on una recensin dela revista Die Deutsche Schule, que habia publicado en el Boletn de fn Insttucn Libre de En- sefanza, el famoso BILE, de 28 de febrero de 1913. Ba esa nota ablaba de la sescuela unifaria nacional» y se referfa al centenario de 1813 y alos problemas de la unidad alemana (ce detectaban certs sintomas de que estabames en vispe- ras de la Primera Guevra Mundial. Luzuriaga aprovechaba entonces su primera estancia en Alemania, disfrutando de ‘ua beca de la Junta para Ampliacién de Estudios). Ta cescucla en unidads —expresion que prfie a la de escuela unitria national, que se presta a confusiones en vostro pafs— es un tipo de escuela ade extensién suficente para acoger en s todos os organismos docentes actuales, des de la escuela de pérvuls hasta la Universidad» —dice en La Inspecctin—. En su opin, ésta era la inica medida razona- ble para combatir la heterogeneidad educativa reinante. Se trataba —seguimos a Luzuriaga— de la graduacién y el en samblado institucional, de la necesidad de crear

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