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Como toda teoría que se propone, es importante que hagamos uso de nuestro pensamiento
crítico, esto quiere decir cuestionarnos desde diferentes perspectivas lo que nos proponen
como, por ejemplo, preguntándonos de dónde viene la teoría psicosexual, quién la
fundamentó, por qué lo hizo y en qué momento la desarrollo.
En sus inicios Freud realiza una tesis sobre la sexualidad infantil, tema muy controvertido en
el ámbito social en el que se encontraba, incluso hoy en día es una temática difícil de leer al
respecto, puesto que la sexualidad sigue siendo en parte un tema tabú y más si entramos
en el terreno de la sexualidad infantil, refiriéndonos al desarrollo de esta desde la infancia.
Freud era muy consciente que la controversia era una gran herramienta para darse a
conocer y la explotó al máximo para labrarse un puesto de reconocimiento en su época.
Aunque sí es cierto que a día de hoy es de los nombres más conocidos de la psicología,
Freud no estuvo tan bien visto por la sociedad burguesa a la que pertenecía, en realidad el
reconocimiento social le llegó poco antes de morir y fue gracias a su sobrino Edward
Bernays.
Bernays era residente en Estados Unidos, fue el precursor de las Relaciones Públicas y un
gran publicista. Para fundamentar sus teorías sobre la publicidad y la manipulación de
masas utilizó las teorías psicoanalíticas de Freud sobre el inconsciente y los impulsos
primarios. Gracias a la difusión de esta teoría para sustentar sus teorías publicitarias, Freud
alcanzó el renombre que siempre había deseado convirtiéndose así en el “padre del
psicoanálisis”.
Por otro lado, es interesante comprender la visión que tenía Freud sobre la infancia,
consideraba que el niño tenía la consciencia de perversión, es decir, cualquier acto
realizado por el niño era de forma consciente y con intención de conseguir algo. Esto se ve
reflejado en un fragmento de su obra Tres ensayos sobre teoría sexual:
Es instructivo que bajo la influencia de la seducción el niño pueda convertirse en un
perverso polimorfo, siendo descaminado a practicar todas las transgresiones posibles. Esto
demuestra que en su disposición trae consigo la aptitud para ello; tales transgresiones
tropiezan con escasas resistencias porque, según sea la edad del niño, no se han erigido
todavía o están en formación los diques anímicos contra los excesos sexuales: la
vergüenza, el asco y la moral. (...) es imposible no reconocer algo común a todos los seres
humanos, algo que tiene sus orígenes en la uniforme disposición a todas las perversiones.
La idea del niño como perverso muestra una rigidez de pensamiento que ha hecho mucho
daño a la psicología, creando culpabilidades y roles confusos tanto en los niños como en los
adultos. Si de una forma inconsciente se cree que el niño “busca” una sexualidad como la
entendemos en la edad adulta, automáticamente el adulto culpabiliza al menor de actitudes
sexuales “inapropiadas” o incluso en posibles casos de abuso, puesto que se apoyan en la
creencia de la intencionalidad del menor. Y justamente este es el pensamiento que el
psicoanálisis ha trasmitido sobre la sexualidad.
A continuación dejaré una breve explicación de cada una de las etapas del desarrollo
psicosexual sobre la teoría de Freud.
Uno de los momentos clave en esta etapa que podía provocar un trastorno al llegar a la
edad adulta, era el momento que se destetaba al lactante, provocando la sensación de
pérdida y abandono, si esta transición se llevaba a cabo de una forma brusca podía afectar
a la construcción de la personalidad. Del mismo modo el impedimento de la exploración a
través de la boca del bebé, podía provocar que al llegar a la edad adulta se desarrollase un
trastorno relacionado con la dependencia pasiva o problemas de envidia y personalidades
manipulativas.
En este aprendizaje se veían don fuerzas comprometidas, por un lado la satisfacción del
impulso primario de defecar (relacionado con el Ello), en contra de las exigencias de los
adultos que impedían que este acto ocurriera de forma natural. Si el aprendizaje que hacía
de una forma gradual y comprensiva, según esta teoría no tenía que haber ningún problema
en el desarrollo del Yo, pero si por el contrario la educación era demasiado exigente o
permisiva podía derivar en una personalidad muy disciplinaria y rígida o por el contrario muy
desorganizado y pasivo.
3.Etapa fálica (3 - 6)
La tercera etapa de Freud está comprendida entre los 3 y 6 años de edad. En este periodo
el infante comienza el descubrimiento de su propio cuerpo y con ello de sus genitales
correspondientes. Esta curiosidad individual se ve entrelazada con la curiosidad en los otros
cuerpos, como el de la madre o el padre, en las diferencias y las similitudes.
En el caso del niño, la actitud psicológica era poseer a la madre, por lo que el padre se
convertía en un rival.
Mientras que en el caso de las niñas el deseo de posesión era el padre, convirtiendo a la
madre en la enemiga.
Este deseo de posesión de la madre y rivalidad con el padre (aunque Freud hiciera
referencia a las niñas puntualmente y la posibilidad de experimentar este complejo, no
consideraba la sexualidad femenina como tal, por lo tanto, no creía que fuese necesario
hablar de ella, de ahí que sus teorías estén enfocadas en los hombres) hacía que si la
separatividad que sentía con la madre fuese muy fuerte, la personalidad se construiría
sobre un bloqueo emocional, volviendo al adulto introvertido, retraído, tímido o como Freud
calificaba con complejo de castración. Por otro lado, si el niño intentaba superar la rivalidad
paterna y adquiría rasgos de personalidad del padre, podía superar este complejo de
castración y aproximarse a la aprobación paternal.