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UNA VISITA AL SANTUARIO

DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES


DE NATAGA, HUILA

Po< MllINA MUÑOZ V.


E n la margen izquierda del rio Magdalena se asienta gra-'
ciosamente sobre una colina el poblado de Nátaga. Hasta el mo-
mento, es Corregimiento del Municipio de Tesalia. Está ubicado
a 1.500 métros sobre el nivel del mar y con una temperatura me-
dia de 18 a 20° C. De la carretera que de Neiva conduce a La Plata,
en el sitio denominado "San Nolasco", se desprende un' ramal que
serpentea en forma ascendente, hasta llegar a una escarpada cima,
donde el panorama que ofrecen sus alrededores, recrea al visi-
tante que llega a este precioso lugar.

Fundación.

En cuanto a la fundación de Nátaga, no hay datos precisos.


Sabemos por la "Reseña Histórico-Geográfica" de Gilberto Var-
gas Motta, Neiva 1957, página 102, lo siguiente: "La fundación
de Nátaga se pierde en la noche de los tiempos. Como encomienda
que fue es de suponer que se pobló muy lentamente, a medida que
fueron reducidos los indígenas de los alrededores que no fueron
modelo de docilidad y pacifismo". En 1697 figura como un pe-
queño poblado, y en 1851 ya fue Municipio; pero tres años más
tarde dejó de serlo, pasando a ser Corregimiento de Carnicerías
(hoy Tesalia).
Nátaga es un pueblo de origen Páez. El Reverendo Padre J e·
naro Díaz Jordán, ilustre prelado e historiador huilense, en su
importante obra intitulada "Proceso histórico de pueblos y parro-
quias", Neiva, 1959, página 48, nos dice: "Por el testimonio de
Flórez de Ocáriz, consta que lo formó don Diego de Ospina Mal-
donado (1650-1664) 'quien pobló dos caciques en la región de Páez,
dándoles tierras propias en el sitio de Nátaga':'

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Antigüedad de la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes.

En un documento histórico que reposa en el libro 1 parroquial


de Nátaga (1834-1883), el Cura Párroco de ese entonces, don
Camilo Rincón, ya hace alusión a la imagen de Nuestra Señora de
las Mercedes, en los siguientes términos: ..... y tal vez porque
teniendo allí la Santísima Virgen de las Mercedes, disfrutarían
del beneficio del cumplimiento de las continuas promesas que ha-
cen sus devotos, se hacían en fin, a las renias parroquiales de
Nátaga". Esto refiriéndose a los motivos por los cuales el pueblo
de Carnicerías (hoy Tesalia), intentó desde esa época, la a/rre-
gación de la parroqjlia de Nátaga. De manera que desde aquellos
tiempos, (1834), ,ya se veneraba en Nátaga la imagen de Nuestra
Señora de las Mercedes.

Tradición. .

La mayoría de los habitantes de Nátaga coinciden en 10 si-


guiente: En la confluencia del río Magdalena con el Páez, hubo
un caserío denominado San Miguel del Paso, y también, Paso de
Domingo Arias, porque este señor era dueño de una barca en ,la
cual pasaban los indios el río. Unos mercaderes de Quito llevaban
la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes a 'Bogotá, pero el
cansancio de la jornada los obligó a pernoctar en el caserío de
San Miguel del Paso. A la mañana siguiente pretendieron prose-
guir su camino, pero el peso de la imagen fue tal que les fallaron
las fuerzas. En vista de la imposibilidad de cargar' la imagen,
resolvieron quitarle el Niño, pero, i oh, nuevo prodigio!, el Niño les
dejó y apareció nuevamente en brazos de su Madre. Desde en-
tonces, en una: humilde ermita de San Miguel del Paso, comenzó
a honrarse a Nuestra Señora de las Mercedes. -
La devoción a esta prodigiosa imagen se extendió" entre todos
los indios de la región, los cuales se congregaban todos los años
para' celebrarle la fiesta el 24 de septiembre. COmo' siempre, la
costumbre de los nativos -Páez ha sido el viCio- inveterado de la
chicha, no podía faltar ésta en los preparativos de la fiesta. -y
era tal su consumo que, embriagados por este nefasto licor, pro-
rrumpían en bailes profanos y juegos en las escarpadas orillas del
río y morían ahogados. En el último año antes de ser trasladada

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la imagen al lugar que hoy ocupa, se ahogaron siete indios, que
en montón cayeron a las tenebrosas aguas del río.
Aterrado de tanta desgracia el Cura del Paso, Ignacio Polanía,
propuso a los vecinos el traslado de la Virgen más al interior.
Algunos opusieron resistencia y los partidarios del traslado, con
sus familias, animales y enseres, comenzaron la peregrinación lle-
vando hasta las alturas de Santiago de Nátaga la milagrosa ima-
gen. Desde entonces, en tradicional hostilidad han vivido las dos
comunidades, Nátaga y Carnicerías (hoy Tesalia). Los habitantes
de Tesalia siempre han querido trasladar la imagen pero, cuando
han intentado llevarla, en determinado sitio, es tal el· peso que
no pueden moverla. En diversas ocasiones (cuentan los natague-
ños), le han quitado el Niño, pero al día siguiente retorna a los
brazos maternos. Entonces, el vestido y el manto aparecen salpi-
cados de abrojos, cadillo y "amor seco", plantas que crecen en
la región.
Aún hoy en día es tal la confianza que les infunde la Virgen
a los natagueños, que se sienten protegidos de los peligros ma-
teriales. Así, por ejemplo, afirman que los "bandoleros", a pesar
de estar a .pocos kilómetros del poblado, no han podido entrar, por-
que cuando emprenden el camino, de pronto encuentran inmensas
montañas, ríos profundos y enmarañadas e impenetrables selvas
que les impiden el paso.

Preparativos para la fiesta.

Con mucha anticipación, Nátaga se apresta a celebrar esta


famosa fiesta. Entre los preparativos se cuenta la limpieza del
pueblo, pintura y blanqueamiento de las paredes, aseo de las calles
y plaza, incluyendo el arreglo de la cripta que sirve de base a la
majestuosa catedral que se está levantando con las limosnas de
los promeseros y que sin lugar a dudas será una de las más bellas
de América.
Este arreglo corre por cuenta de las Reverendas Hermanas
Vicentinas, que desde hace más de 60 años están desarrollando una
magnífica labor en beneficio de las gentes necesitadas, de la edu-
cación de la niñez y del progreso espiritual y material del pueblo.

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Romería.

Desde los primeros días de la novena empiezan a llegar los


promeseros de los diferentes pueblos del Huila, Tolima, Nariño y
Caquetá, y a medida que se aproxima la fiesta, es más copiosa la
afluencia de los peregrinos. Algunos hacen el viaje a pie y de
limosna, cumpliendo así la promesa hecha a la Virgen en recono-
cimiento de los beneficios recibidos ya en sus personas, ya en sus
bienes. Con 2 o 3 meses de anticipación arriendan la pieza que
les sirve de posada durante su permanencia. Otras personas via-
jan con el fin de expender sus mercancías, aprovechando la con-
currencia. A todo lo largo de las calles, extienden las blancas
toldas en los "puestos" señalados por las autoridades civiles y alli
exponen los diferentes artículos: telas, "cacharros", reliquias, co-
mestibles, etc., y en bullicioso mercado anuncian la excelente cali-
dad de sus mercancías. A éstos, se suman los Sibundoyes, que en
una forma especial, brindan ungüentos, pomadas y específicos; el
famoso "quereme" y Hodiame", y jarabes anticonceptivos.
Algo que llama la atención del visitante, son los carteles co-
locados a la entrada del pueblo, en las esquinas y en las puertas
de las tíendas y que dicen: "Ojo al ratero". Esta es una medida de
prevención, porque en esta fiesta se dan. cita los maleantes que
aprovechan la ingenuidad del campesino y de las gentes honradas
para robarles.
El número de promeseros puede calcularse en 20.000 (hombres,
mujeres y niños). Es verdaderamente sorprendente .el espíritu de
fervor y devoción que los anima. Una sólida piedad es la nota ca-
racterística de la fiesta. Tan pronto llegan los peregrinos, acuden
a confesarse. Alrededor de 30 sacerdotes atienden las confesiones.
Ordenadamente los fieles van cumpliendo esta devoción y el día
de la fiesta, desde las 4 de la mañana, empiezan las misas y co-
muniones. En la última fiesta se consumieron cerca de 15.000
hostias.
Las dos noches anteriores se celebran las vísperas, después de
la solemne novena y rosario. Cinco castillos, elab.orados con verda-
dera maestría, pasman al espectador. Vaca-loca, cohetes, volcanes
y toda clase de juegos pirotécnicos constituyen la diversión de los
asistentes.

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El día 24 de septiembre.

El día de la fiesta los peregrinos se concentran en la plaza


principal. El espectáculo que ofrece la abigarrada multitud es
de una masa humana compacta. Millares de rostros impasibles,
ansiosos unos, sonrientes, melancólicos, fervorosos, angustiados
otros, fijan sus ojos en el altar improvisado, pero lleno de esplen-
dor y belleza.
Desde las primeras horas del día los repiques de las campa-
nas y la alegre alborada despiertan el vecindario. Todo en este
día se viste de fiesta, hasta la naturaleza, para ofrecer a la Madre
de Dios sus más hermosas galas. Es majestuoso el paisaje que
ofrecen las azuladas montañas de Tierradentro y las extensas lla-
nuras de La Plata, coronadas al fondo por el Puracé y Coconucos,
cuyos elevados picachos parece que derramaran sus nieves plati-
nadas a los fulgores del sol resplandeciente.
A las nueve de la mañana, conducida en andas, hace su entra-
da triunfal Nuestra Señora de las Mercedes de Nátaga, a la plaza
del pueblo, que sirve de escenario para las ceremonias religiosas.
Llega airosa y elegante, en medio de cirios y flores, y en la parte
de atrás de las andas, un ángel semiarrodillado lleva la cola del
manto.
Se empieza la misa pontifical con la llegada de la Santísima
Virgen a la plaza, donde la multitud emocionada la saluda con
pañuelos blancos.. Se escuchan cantos y plegarias en su honor.
Ofician la misa los más esclarecidos prelados y el coro del Semi-
nario Mayor de Garzón, es el encargado de cantarla. Todo trans-
curre dentro de un completo orden. Los peregrinos, bajo un sol
quemante, escuchan atentos al orador sagrado, quien exalta las
glorias de nuestra Señora, la Virgen María, con lírico entusiasmo
y devoción. Después de la misa, sigue la bendición general. Los
asistentes levantan en sus manos medallas, escapularios, cuadros,
reliquias, novenas, rosarios, como implorando misericordia y
perdón.
Una nota espectacular y de colorido maravilloso, la dan los
indios de Silvia (Cauca), quienes en número no menor de un cen-
tenar, asisten ataviados con sus trajes típicos. Blusa blanca, falda
negra; los más aculturados llevan sombrero de fieltro y botas ten-
nis; pero la mayoría usan ·el cuari (sombrero de paja gruesa de
forma plana), y van descalzos. Se cubren con una especie de manta

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tejida de color morado, y como adorno llevan collares de diferen-
tes colores. Es difícil distinguir el sexo porque todos visten en igual
forma. Huidizos y desconfiados, permanecen siempre juntos.

Descripción de la imagen.
La imagen, venerada desde hace más de 200 años, es de ta-
maño natural y tallada en madera. Su rostro es de inconfundible
belleza. Sus ojos miran dulcemente dondequiera que uno se en-
cuentre. En su mano izquierda sostiene el Niño y en la derecha
empuña el cetro. Para la fiesta, está ricamente vestida. De sus
orejas penden un par de aretes largos, de oro, con piedras precío-
sas. El vestido es de fino raso color marfil, lo mismo que el manto,
que tiene 3 metros de largo, y están bordados a mano con orquí-
deas moradas y amarillas. En la parte delantera lleva el escapu-
lario, también bordado, y del cuello cuelga una gruesa cadena de
oro que sostiene un corazón del mismo metal. El Niño va vestido
en igual forma y tanto su corona como la de su Madre, son de sin-
gular belleza.
El corazón de oro, de tamaño natural, que lleva la Santísima
Virgen sobre el pecho, es una especie de cofre. Así, las per-
sonas que más cerca estén en el momento de vestir la imagen y
de abrir dicho cofre, se dan cuenta de que el señor Cura Párroco,
con todo respeto, saca de él boletas diminutas y las quema; luégo
coloca otras y cierra el cofre-corazón. Estas boletitas son las car-
tas que los devotos depositan en el corazón de Nuestra. Señora de
las Mercedes y que quedan allí hasta la próxima fiesta, es decir,
por espacio de un año.
Es tal la devoción que les inspira la Santísima Virgen a los
natagueños, que durante su novena y su fiesta no mezclan lo reli-
gioso con lo profano. Porque cuando por alguna circunstancia se
expenden licores dando margen a las borracherCUl, que generalmente
ocurren en los pueblos, entonces, dicen, la Santísima Virgen se
enoja y no permite que el Niño vaya en sus brazos, o no se deja
colocar la corona.
De manera que los licores son sustituídos por gaseosas, hela-
dos, etc. También instalan a la entrada del pueblo y en diferentes
sitios los famosos "trapiches" de madera y de motor, con el fin
de moler caña, proporcionando el "guarapo" dulce o con limón a la
concurrencia, que ansiosa acude a calmar la sed.

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En el altar de Nuestra Señora de- las Mercedes colocan los
peregrinos infinidad de exvotos (figurillas hechas en cera, repre-
sentando piernas, brazos, manos, pies), como ofrenda hecha en
recu"erdo de los" beneficios recibidos y como testimonio fiel de los
múltiples milagros que se le atribuyen, tales como la curación de
personas que han sido desahuciadas por los médicos, paralíticas,
sordas;- las que han sufrido accidentes que las hán dejado lesio-
nadas, etc., etc.

Economía.

Nátaga es un pequeño poblado" que no tiene "industria" alguna


especial; la única fuente de ingresos es el café, de muy buena
calidad, yuca y plátano.

Habitantes.

Cuenta con W1 número aproximado de 4.000 habitantes; de


manera que, el reducido núcleo de población por una parte y la
escasez de viviendas por otra, constituyen un serio problema para
dar alojamiento adecuado a las gentes que llegan deseosas de asis-
tir a estas festividades.
Por io tanto, la mayor parte de los asistentes duermen en los
carros que les han servido de transporte, en los andenes y en los
corredores de las casas, en completa promiscuidad; llevan "fiam-
bres" (dicho fiambre consiste en envolver en una hoja de pláta-
no 'suasada', es decir, pasada por el calor, para suavizarla y fa-
cilitar su manejo, diferentes alimentos debidamente sazonados:
gallina, carne de cerdo o de res, papas cocidas, arroz seco, huevos
bien cocidos, yuca guisada con color. Este, se extrae del azafrán,
planta de raíz tuberosa que para ser utilizada se seca al fuego
o al sol, luégo se pulveriza y ese polvo mezclado con manteca, sal
y cebolla picada, sirve como salsa para la buena presentación, y
dar mejor sabor a los manjares). El "ají" sirve de complemento
y lo preparan en la siguiente forma: se toman los ajíes, se abren
para sacarles la semilla, se muelen, se les pone bastante sal y jugo
de limón, cebolla finamente picada, huevo cocido, picado también,
y cilantro. El ají, además de producir escozor en la boca, abre

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el apetito, sirve como condimento y da buen gusto a las comidas.
Con otras provisiones como pan y dulce, solucionan en parte el
problema de la alimentación.
. El día de la fiesta entran más de 300 carros y hay necesidad
de pedir a Neiva Policía Vial para evitar accidentes y para ordenar
el tráfico. Como medida de prevención, cerca de 50 carabineros
patrllllal) las calles, vigilan los retenes, requisan los pasajeros, etc.
Además, cada ciudadano se constituye en guardia cívica, con el
fin de evitar cualquier detalle que pueda perturbar la tranquili-
dad social.
Todas las personas que visitan el Santuario de Nuestra Se-
ñora de las Mercedes de Nátaga, el cual puede compararse con los
dos santuarios que enorgullecen al pueblo creyente colombiano, (el
de Las Lajas y el de Nuestra Señora de Chiquinquirá, Reina de
Colombia), regresan satisfechos de haber tenido la oportunidad de
contemplar la espontánea romería que ferviente y devota llega
con fe y confianza a postrarse a los pies de la Santísima Virgen
para implorar el remedio de sus necesidades.

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