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introducion:

Los pueblos americanos constituyen una comunidad bastante homogénea, por


el carácter de sus Instituciones jurídico políticas y si bien es cierto forman parte
integrante de la sociedad universal, tienen necesidad de una solidaridad más
íntima, desde el punto de vista moral, jurídico y económico, es decir necesitan
de un regionalismo.
El regionalismo se entenderá entonces como la acción internacional homóloga
de un grupo de Estados con vecindad geográfica, que poseen un interés
internacional común y que además tienen determinadas características de
afinidad.
Este sistema de carácter regional está destinado a que toda América pueda
solidariamente participar en la Comunidad Internacional, y a la vez, resolver
dentro del mismo todos sus problemas peculiares.
Este sistema tiene su razón de ser en las propias condiciones económicas,
políticas y sociales de las naciones americanas que han sido la base de su
solidaridad y de la formación de una conciencia jurídica particular, que además
ha generado normas especiales para regular las relaciones interamericanas.
Actualmente ya no puede negarse que las comunidades regionales producen un
Derecho internacional de características típicas que le son propias.
En América la existencia de este derecho proviene de las condiciones
geográficas, económicas y políticas del continente americano, de la manera
como estos Estados se incorporaron a la Comunidad Jurídica Internacional y
sobre todo a la solidaridad existente entre ellos.

Desarrollo

El padre victoria y el genesis del derecho internacional americano

Francisco de Vitoria no sólo pasó a la historia por ser el fundador de la Escuela


de Salamanca en el siglo XVI, escuela que inició los primeros estudios sobre
ciencia económica moderna. Su aportación al derecho público fue reunida en su
obra De potestate civili, que establecía las bases teóricas del Derecho
Internacional de Gentes, por lo que es considerado el fundador junto con Hugo
Grocio.

Fue uno de los primeros pensadores en proponer una comunidad de todos los
pueblos fundada en el derecho natural del hombre, por lo que es reconocido
como el precursor de la idea de la Organización de las Naciones Unidas.

Sus tesis sobre la defensa de los Derechos Humanos de los indígenas durante
la conquista del Nuevo Mundo sentaron las bases de las Leyes de Indias.
Francisco de Vitoria fue un fraile dominico, catedrático de teología y de filosofía
moral en la Universidad de Salamanca y un humanista con gran relevancia
internacional. Aunque nacido en Vitoria, en 1483, creció en Burgos y recibió
desde niño una buena formación humanística.

En 1504, ingresó en la Orden de los dominicos, que ejerció gran influencia en su


época y en años posteriores. Estudió en el convento de San Pablo de Burgos,
que había sido elevado en el siglo XV a la categoría de Estudio General,
completando sus estudios clásicos.

Desde 1508 a 1523, estudió y enseñó artes y teología en París, donde los
dominicos poseían el Colegio de Saint Jacques, adscrito a la Universidad de la
Sorbona, siendo discípulo de Pedro Crockaert y Juan Freyner. Durante su
estancia en la capital francesa recibió la influencia de corrientes de pensamiento
como el Nominalismo, el Tomismo y, gracias a que entabló amistad con Luis
Vives, el Humanismo erasmista. Opinaba que la teología era una ciencia
prácticamente omnicomprensiva, pues a su luz podía estudiarse todo.

Regresó a España en 1523 como profesor de teología en el Colegio de San


Gregorio de Valladolid, donde comenzaron sus inquietudes americanistas, hasta
que en 1526 obtuvo la cátedra de teología de Salamanca, un cargo que
desempeñó hasta su muerte.Su aportación al derecho público interno se resume
en De potestate civili (Sobre el poder civil), donde se establecen las bases
teóricas del Derecho Internacional Moderno, del cual es considerado el fundador
junto con Hugo Grocio. Fue uno de los primeros en proponer la idea de una
comunidad de todos los pueblos fundada en el derecho natural, y no basar las
relaciones internacionales simplemente en el uso de la fuerza. Mientras que
Nicolás Maquiavelo consideraba al Estado como un conjunto moralmente
autónomo y que, por tanto, no podía ser juzgado según normas externas, Vitoria
exponía que la actuación de un Estado en el mundo tiene límites morales.

Fue uno de los primeros en proponer una organización internacional base al


derecho natural, formada por representantes de todos los pueblos y países, y
con el objetivo de debatir sobre conflictos y evitar guerras entre los mismos. Por
ello es considerado como el precursor de la idea de la Organización de las
Naciones Unidas, un siglo antes que William Peen. La diferencia estuvo en el
hecho de que Vitoria la concebía en clave imperial y Penn como una federación
de naciones.

En esta obra, De potestate civil, analizó la problemática del poder regio y su


relación con la comunidad o República, estableciendo una diferencia específica
entre potestad y autoridad, matizando en este contexto que la comunidad otorga
la autoridad al rey, pero no el poder. El hecho de que el poder sea de origen
divino no significa que el soberano pueda utilizarlo con plena libertad de mando,
ya que el poder legislativo permanece en poder la comunidad. Por mucho poder
ejecutivo de que disponga el rey, este no deja de ser un miembro más de la
república, a cuyo derecho está sometido.

Discuciones juridicas acerca de la conquista de america

El debate sobre la legitimidad de la conquista se inició en 1511, cuando el


sacerdote dominico Antonio de Montesinos denunció desde el púlpito de Santo
Domingo los abusos que cometían los españoles con la población indígena,
atacando esencialmente la institución de la encomienda.

Las denuncias de Montesinos tuvieron amplia repercusión, y fueron retomadas


por Bartolomé de las Casas, otro sacerdote dominico que había quedado
profundamente impactado por el sermón de Montesinos. En su obra Brevísima
destruyción de las Indias realizó una ácida crítica a los métodos usados por los
colonos españoles en América y criticó la institución de la encomienda, a la que
consideró ilegítima e inmoral.

Juristas españoles contrarios a las ideas del padre Las Casas arguyeron
distintas razones para justificar la conquista de las tierras americanas por la
monarquía española, entre ellas la servidumbre natural de los indios debido a su
supuesta incapacidad intelectual. Frente a estos argumentos, Las Casas invocó
al Derecho Natural, sosteniendo que los indígenas eran seres esencialmente
iguales a los españoles y libres, por lo que toda guerra contra ellos era injusta y
debían devolvérseles sus tierras y su libertad.

Fruto de las denuncias de Las Casas, el rey Carlos V promulgó en 1542 las
Leyes Nuevas, que eliminaban la encomienda personal y reformaban los
sistemas de trabajo en América. Las Leyes Nuevas produjeron gran descontento
entre los conquistadores españoles en América, lo que llevó al rey a convocar a
una nueva Junta en 1550. En ésta, que se realizó en Valladolid, Las Casas tuvo
un fuerte debate con el jurista Ginés de Sepúlveda, quien sostenía la teoría de la
servidumbre natural de los indígenas.

La discusión que se generó sobre la legitimidad de la conquista, única en el


mundo europeo, tuvo un efecto fundamental en la formación de las instituciones
coloniales americanas, al tiempo que sentó las bases del derecho internacional
moderno.
Los europeos colonizaron y conquistaron América y buena parte de África y Asia,
porque estaban convencidos que tenían derecho a hacerlo, pues ellos eran los
únicos que conocían la verdadera religión: el cristianismo y por lo tanto, tenían
derecho de dominar a los pueblos que no la conocían.

Por ello en 1491, el papa Alejandro VI repartió todos los territorios, recién
conquistados de América, Asia y África entre España y Portugal, para que se
encargaran de evangelizar a sus poblaciones, es decir, de enseñarles el
catolicismo. Lógicamente, los demás reinos europeos no estuvieron de acuerdo
con esta repartición, pues ellos también querían colonizar las nuevas tierras.

Hubo algunos pensadores, como el fraile español Bartolomé de las Casas, que
cuestionaron el derecho de los reyes europeos a conquistar por la fuerza los
nuevos territorios. Aunque De las Casas estaba de acuerdo en que los nativos
debían ser evangelizados, sostenía que esto podía hacerse por medio de la paz
y no por la guerra. Sin embargo, estas ideas tuvieron muy poco impacto, ya que
en los hechos, los europeos colonizaron y conquistaron de manera violenta
todos los territorios que pudieron.

Problemas expuestos por ilustres dominico Espanol en sus relectio de


indis y relection de jure bellion de jure belli

Este tratado publicado en 1539 se erigió como una de las primeras muestras de
pacifismo y de derecho internacional. En esta obra, que se podría traducir como
‘Del derecho de la guerra’, Francisco de Vitoria teoriza sobre el concepto de
‘guerra justa’, en un momento en que las incursiones bélicas por motivos
imperialistas o religiosos estaban a la orden del día. Para el autor, ni los motivos
imperialistas ni los religiosos son motivo de conflicto bélico, puesto que éste solo
está justificado para responder proporcionalmente a una injuria.
Las ideas expuestas por Vitoria tuvieron gran fortuna en pensadores europeos
contemporáneos y posteriores como Alberico Gentili, Juan Althusius y,
sobretodo, Hugo Grocio con su tratado “De iure belli ac pacis” (1625).
Es bien conocida la aportación de la Escuela de Salamanca (siglos XVI yXVII)
en el campo de la economía, la política o el derecho. En esta últimadisciplina, ya
a comienzos del siglo XX se puso de manifiesto el influjo deFrancisco de Vitoria
y sus discípulos en los orígenes del moderno DerechoInternacional,
precisamente a raíz de un buen número de tratados sobre el temaque
presentamos a continuación: el derecho de la guerra, ofreciendo un
balancehistoriográfico sobre aquellos autores escolásticos y su influencia
durante el llamado primer franquismo.

Son muchas las aportaciones intelectuales de la llamada Escuela de Salamanca


(siglos XVI y XVII) al acervo cultural europeo.
Junto a la más conocida renovación teológica y filosófica, se han acreditado muy
interesantes reflexiones en el campo de la economía, la política o el derecho. En
esta última disciplina, ya a comienzos del siglo XX se puso de manifiesto el
influjo de Francisco de Vitoria y sus discípulos en los orígenes del moderno
Derecho internacional, precisamente a raíz de un buen número de tratados
sobre el tema que presentamos a continuación: el derecho de la guerra.
Un primer acercamiento a esta materia es el análisis sobre los derechos de
conquista tras el descubrimiento de América. Las conocidas Relecciones de
Vitoria sobre Los Indios y El derecho de guerra abrieron un apasionante debate,
muy a comienzos del siglo XVI, que no podemos ver aquí,1 pero que habla de la
riqueza doctrinal en la enseñanza y escritos de los Doctores tardoescolásticos
de Salamanca: no solamente se plantearon algunas condiciones para civilizar el
desarrollo de los conflictos bélicos, sino que también se anticiparon a una
primera formulación de los derechos humanos, en el sentido de principios
generales válidos tanto para los ciudadanos europeos como para los recién
conocidos indígenas del Nuevo Mundo.

Tesis legitimista

Al poco tiempo de iniciarse la conquista surgió la pregunta de si era legítima o no


la presencia castellana en Indias. El inicio de este interrogante se había debido
al sermón pronunciado por el dominico Fray Antonio de Montesinos el cuarto
domingo de Adviento de 1511 en la isla de La Española; Montesinos denunciaba
los abusos y excesos que los españoles estaban cometiendo con los nativos,
tratándolos como si no fueran hombres. La reacción de los conquistadores fue la
denuncia de las palabras pronunciadas por el fraile dominico, por ver en ellas la
negación del derecho de España a conquistar y dominar los territorios
ultramarinos recién descubiertos y a someter a sus habitantes. Se había iniciado
la controversia sobre si era legítima la presencia castellana en el Nuevo Mundo.
La cuestión planteada inquietó a la corona y se estudió y reflexionó de forma
profunda en las aulas universitarias. El problema de los “justos títulos” llevó a
adoptar diversas posturas doctrinales favorables o contrarias a la conquista.

En 1512, a instancias del rey Fernando, se reunía en Burgos una junta de


políticos, teólogos y juristas con el fin de dictaminar si los títulos aducidos por
España para la conquista y colonización de las Indias eran justos o no. Entre los
convocados por el rey católico destacaron el profesor de Teología de la
Universidad de Salamanca, el dominico Matías de Paz y el jurista Palacios
Rubios. Las tesis que defendían se resumían en lo siguiente: primero, sólo en el
Papa, como Vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia, reside el poder sobre los
infieles; segundo, todos los reinos están obligados a acatar la soberanía del
Papa; tercero, la Iglesia por sí misma, o a través de algún príncipe católico,
puede hacer la guerra a los infieles y dominarlos si no se acepta la autoridad del
papado; los reyes de España, gracias a las bulas alejandrinas, tenían el derecho
de dominar, esclavizar y exigir todo tipo de servidumbres y bienes a los infieles
indios.

Así pues, este planteamiento justifica el derecho de los reyes castellanos sobre
América, por delegación de la autoridad papal. La Junta convocada en Valladolid
en 1513 acordó que para la realización de nuevas conquistas con autorización
del Papa, sería suficiente saber que sus habitantes eran idólatras; la licitud de la
guerra vendría dada por la lectura previa del “Requerimiento”, que pedía a los
indios que obedecieran al Papa como representante de Cristo, y se sometieran
al rey español; si los indios son resistían se les podía hacer esclavos y disponer
de sus bienes. El uso del “Requerimiento” empezó a recaer a partir de 1526,
pues se buscaban nuevos títulos que justificaran el derecho del Emperador
Carlos V sobre la Indias; así, desde1530 de justifican las nuevas conquistas
porque de esta manera aumentarán los súbditos cristianos del emperador;
también se justifica la guerra contra los paganos que rechazaban el Evangelio y
la Iglesia. Frente a este planteamiento legitimador, se alzara la postura
radicalmente opuesta de fray Bartolomé de las Casas, denunciando los abusos
cometidos contra los indígenas en su obra Brevísima relación de la destrucción
de las Indias, terminada hacia 1542.

El fraile dominico rechaza todos los planteamientos aducidos para justificar la


presencia española en América. Los postulados lascasianos sostienen que los
indios son seres plenamente humanos, racionales y libres que, una vez
colonizados, había que considerar como súbditos de pleno derecho de la Corona
Española, siendo sus deberes los mismos que los de cualquier español, no
pudiendo ser reducidos a la condición de esclavos; para Las Casas las bulas
papales sólo conceden a los reyes el derecho a organizar la evangelización, que
debe ser pacifica y aceptada voluntariamente, sobrando toda práctica violenta
que usurpara tierras y bienes que ya tenían dueño.

A las teorías defendidas por Las Casas, se opondrían las doctrinas elaboradas
por Juan Ginés de Sepúlveda; entre1550 y 1551 ambos personajes se
enfrentaron en una dura polémica sobre la aventura española en Indias; en esta
disputa también participaron destacados juristas y teólogos de la Universidad de
Salamanca tales como Domingo de Soto, Melchor Cano o el propio Francisco de
Victoria; Sepúlveda afirmaba que existían unos hombres más racionales que
otros; los más racionales , por su capacidad deben gobernar a los que no lo son;
los españoles son más racionales que los indígenas, luego, como los españoles
son superiores, es lícita la conquista americana y la dominación de sus
pobladores, pero evitando toda violencia gratuita.

Los interrogantes, polémicas y debates sobre los justos títulos se extendieron


también a las aulas universitarias españolas. La llamada Escuela de Salamanca,
llegó a reconocer que junto a los derechos de los españoles también era
evidente la condición humana de los indios, el derecho a ser bautizados y a
disponer libremente de sus bienes públicos y privados. La polémica en torno a
los “justos títulos” aún perduraría unos años más, pero el núcleo doctrinal para
su resolución ya estaba elaborado.

Justos titulos

1. La propagación de la religión cristiana en América por los colonizadores.

2. La protección de los naturales convertidos al cristianismo cuando sean


perseguidos por otros pueblos paganos.

3. Si los indios ya son cristianos, el Papa puede darles como señor cristiano a
los Reyes Católicos.
4. Cuando hay delitos contra-natura, los españoles están obligados a intervenir.

5. Los indios libremente toman como rey al rey de España.

6. En las guerras indias, si los españoles actúan como aliados de unos u otros,
también participan de los beneficios.

7. No podía ser afirmado con certeza, pero sí traerse a discusión. La


consideración de los indios con su atraso, rústicos, discapacitados... deben ser
protegidos.

Los siete Ilegítimos Títulos

1. El emperador no es dueño del mundo.

2. El Papa tampoco es dueño del mundo.

3. La conquista de América no es legítima porque estaba habitada por gentes.

4. Ante la negativa de los indios a recibir la fe católica sólo será pecado cuando
han tenido oportunidad de conocerla.

5. Los pecados no autorizan a intervenir en sociedades infieles.

6. El requerimiento que se hace a los indios no es voluntariamente aceptado.

7. Dios no ha donado los indios a los españoles.


El Alzamiento de Enrriquillo

Enriquillo un personaje muy conocido de la historia dominicana. Sorprendente


porque es de los pocos indios a los que la Historia le ha otorgado un sitio de
honor. Quería dejar claras tres ideas:

La primera es que la resistencia indígena fue permanente desde la llegada de


los españoles hasta la extinción de los aborígenes en poco menos de cincuenta
años. Superado un momento inicial en el que, como es bien sabido, los
españoles fueron tratados como dioses, comenzó la resistencia de los indios. En
estos primeros compases la oposición se catalizó de tres maneras diferentes:
huida a los montes, destrucción de sus campos de cultivo o conucos y mediante
un mutismo premeditado sobre los remedios médicos a determinadas
enfermedades subtropicales.

La segunda es que hubo dos fases en la resistencia: antes de 1519 y


después de esta fecha. Hasta 1519 los indígenas poco o nada pudieron hacer
frente a las ofensivas armas de los cristianos por lo que la única salida que les
quedaba era, como ya hemos comentado, la huida a los montes, fuera del
alcance de los españoles. Podemos decir que los indios en los primeros años no
se rebelaban contra los españoles sino que tan sólo se ausentaban, de ahí que
para recuperarlos se utilizase a los llamados recogedores de indios o alguaciles
del campo. A partir de la década de los veinte aparecieron líderes que
aglutinaban en torno a si indios con una mayor conciencia de grupo, como fue el
caso de Enriquillo que concentró bajo su mando a más de un centenar de
guerreros. En estos años se dieron varias circunstancias que favorecieron los
levantamientos indios, a saber: Una, el progresivo despoblamiento de las islas y
otra, el mestizaje cultural de muchos naturales que les permitió aprender las
técnicas de combate del grupo conquistador. Aprendieron a evitar los ataques
frontales con los españoles, prefiriendo su concentración en lugares inaccesibles
desde donde atacar por sorpresa y esporádicamente.

Y la tercera, debemos advertir asimismo que no fueron más que simples


rebeliones ya que el propósito de caciques como Enriquillo o Guama en Cuba,
fue tan sólo escapar de la pésima situación en la que se vieron envueltos, sin
obviamente, plantear situaciones más complejas. De manera que si bien es
cierto la existencia de un rechazo del indio hacia la nueva situación política,
social y económica, creada por los hispanos no es menos cierto que no hubo
una intención generalizada de crear una nueva sociedad frente a lo hispano. En
el caso de Enriquillo que si llegó a crear una sociedad aparte lo cierto es que no
hizo otra cosa que copiar el ordenamiento vigente, como ya hicieran los esclavos
rebeldes en la antigüedad.

Los indios se rebelaron contra una coyuntura concreta, como podía ser el
excesivo trabajo o en el hambre en un momento determinado, no contra el
nuevo sistema establecido por los españoles. Los oficiales reales eran
conscientes que cuando no se les daba de comer a los indios o a los negros
estos se rebelaban y así ocurrió en la cuaresma de 1547 cuando se le dio muy
poca comida a negros e indios que "fue ocasión que se alzasen y se fuesen a
buscar de comer...".

Tras el sometimiento de la Española por parte del Comendador Mayor,


frey Nicolás de Ovando, la isla permaneció pacífica prácticamente hasta la
década de los veinte. No obstante, hacia 1519 apareció una figura clave en la
historia de esta isla como fue Enriquillo, un cacique que supo aglutinar en la
Española a un numeroso grupo de descontentos.

CAUSAS DE LA REBELION

Respecto a las causas que le impulsaron a la insurrección debemos decir


que hay una tremenda confusión al respecto. Ya los cronistas de la época
redujeron todo el alzamiento al simple interés personal de Enriquillo, habida
cuenta de los malos tratos que le proporcionó su encomendero, llamado
Valenzuela, que le llegó a quitar a su mujer y a su yegua. Sin embargo, una gran
parte de la historiografía reciente dominicana ha querido ensalzar a Enriquillo
como héroe, proponiendo como causas principales de su rebeldía el interés
colectivo de los indios frente a la espantosa explotación laboral y social que
sufrieron a manos de los españoles.

Nosotros, por nuestra parte, tenemos nuestra propia opinión sobre este
interesante personaje, que si bien tiene en cuenta todo lo dicho hasta ahora,
creemos que el comportamiento individual de este líder, su propia vida y sus
propios intereses personales influyeron más que otras circunstancias en su
actuación contra los españoles. Para ello nos basamos en el sintomá- tico hecho
de que en ningún momento este cacique defendió más intereses que los suyos
propios y, en concreto, cuando le ofrecieron un puesto importante en la sociedad
española lo aceptó sin preocuparle el futuro del resto de los aborígenes.
Desde luego y ante todo hemos de tener en cuenta la propia formación
cultural de Enriquillo que hemos definido como mestiza, pues, pensaba en
español, al ser criado desde muy pequeño, como ya hemos señalado, por los
franciscanos y, al igual que muchos de los que con él estaban, era totalmente
"ladino". El propio Juan de Castellanos en su conocida obra lo definía así:

"Fue Enrique pues, indio ladino que supo bien la lengua castellana, cacique
principal, harto vecino al pueblo de San Juan de la Maguana... Era gentil lector,
gran escribano"

Además, cuando Francisco de Barrionuevo llegó al pueblo que tenía Enriquillo


en el Bahoruco encontró que en todos los "bohíos" había cruces puestas, e
incluso, una iglesia para la que el cacique insurrecto le pidió una campana. Es
decir, con estas características podemos afirmar que el agravio que sintió
Enriquillo, principalmente, al perder a su mujer, tuvo que tener más impacto en
su personalidad que el que hubiera tenido en cualquiera de los indígenas de su
comunidad. Es seguro, por tanto, que Enriquillo compartió, como el resto de los
hidalgos españoles, el ideal de honor del momento y esa antítesis de la sociedad
renacentista del momento conocida como "caballero valeroso- villano cobarde".
Si a todo ello unimos la abusiva actuación que los españoles llevaron a cabo con
los indios, sólo suavizada en parte durante el gobierno de los Jerónimos, la
insurrección de Enriqui- llo está más que justificada.

Conclucion

El tema que hemos venido tratando del Derecho Internacional no es, realmente,
un caso complejo, y su persistencia histórica se explica únicamente por factores
externos a la cuestión sustancial factores de orden político, religioso y cultura.
Hoy puede decirse que se trata ya de un litigio resuelto. Autores que hace sólo
veinte años se resistían a reconocer a Vitoria su papel fundador, se suman en
sus obras más recientes al consenso creciente en torno a esta idea.
Un caso ilustrativo a este respecto es el del historiador inglés Anthony Pagden,
prologuista de la versión inglesa de los Escritos Políticos de Vitoria. Puede
hacerse, además, un sencillo sondeo de megadatos para complementar esta
percepción.
Finalmente, Vitoria puede ser considerado como el primer intelectual público de
la era moderna. Tradicionalmente se atribuye esta calificación a Voltaire o a
Zola, pero la oposición pública de Vitoria a las guerras de conquistan que libraba
el Imperio español en el Nuevo Mundo lo que le granjeó serios problemas con la
Corte le convierten, probablemente, en el primer pensador en emplear su
autoridad moral y su conocimiento especializado para resistirse abiertamente a
una actuación del poder considerada injusta.
Todo ello configura a Vitoria como uno de los filósofos morales más
sobresalientes de la tradición occidental, y, por supuesto, como el pensador más
influyente de la historia de España.

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