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Teoría general de las Organizaciones Internacionales

Introducción

Por mucho tiempo se consideró que la comunidad internacional estaba exclusivamente compuesta por
Estados, cuyas conductas se encontraban reguladas por el Derecho Internacional Público.
Esta idea surge claramente en la sentencia del 07/09/1927 de la Corte Permanente de Justicia
Internacional en el caso “LOTUS” (Francia-Turquía) cuando dice: ”El Derecho Internacional rige las
relaciones entre Estados independientes”.
Era lógico, puesto que los Estados solían ser los únicos entes con derechos y obligaciones
internacionales y que el Derecho Internacional Público era un derecho creado por los Estados para
regular relaciones entre Estados.
La evolución de la comunidad internacional ha producido cambios sustanciales y los Estados se han
visto obligados a compartir el lugar de preeminencia que ocupaban en la misma.
Este hecho fue reconocido expresamente por la Corte Internacional de Justicia en la Opinión
Consultiva sobre “Reparación de daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas” (también conocida
como el caso del Conde Folke Bernadotte) del 11/04/1949, al afirmar que “el crecimiento de las
actividades colectivas de los Estados ha hecho surgir ejemplos de acciones ejercidas en el plano
internacional por determinadas entidades que no son Estados”. En opinión del Tribunal, la ONU “estaba
destinada a ejercer funciones y a tener derechos - y así lo ha hecho - que sólo pueden explicarse si la
Organización goza en amplia medida de personalidad internacional y de capacidad para actuar en el
plano internacional”. En consecuencia, la Corte llega a la conclusión de que la Organización es una
persona internacional.
El desarrollo del DIP, en el transcurso de su historia, ha resultado influido por las exigencias de la vida
internacional, de forma que el crecimiento progresivo de las actividades colectivas de los Estados ha
hecho surgir ejemplos de acción ejercida en el plano internacional por determinadas entidades que no
son Estados.

Definición y generalidades

Nuestro primer objetivo es determinar qué es una organización internacional y para ello recurriremos a
la opinión del español Manuel Medina que las define como “todo grupo o asociación que se extiende por
encima de las fronteras de un Estado y que adopta una estructura orgánica”.
Como puede verse, la definición es muy abarcativa, permitiendo incluir dentro de ella a entidades
transnacionales de diferente tipo: organizaciones intergubernamentales, comunidades religiosas,
confederaciones sindicales, asociaciones profesionales y deportivas, internacionales de partido, etc.
Asimismo es posible distinguir dos grandes clases de organizaciones internacionales perfectamente
diferenciadas: las gubernamentales o intergubernamentales y las no gubernamentales.
Probablemente el desarrollo de las organizaciones internacionales puede ser considerado como uno
de los fenómenos más interesantes de los tiempos modernos.
Algunos autores afirman que la primera organización internacional que merece ese nombre es la
Comisión Central para la Navegación del Rhin, cuyos antecedentes se remontan al año 1804.
Otros sostienen que ese privilegio se le debe otorgar a la Unión Telegráfica Internacional, surgida del
Convenio de París del 17 de mayo de 1865, que se encargaba de coordinar las comunicaciones
telegráficas entre los Estados miembros y que, luego de su transformación en Unión Internacional de
Telecomunicaciones por el Convenio de Madrid de 1932, ha perdurado hasta el presente como
Organismo Especializado de la ONU.
Desde 1945 han nacido centenares de organizaciones gubernamentales y varios miles de no
gubernamentales, demostrando el grado de expansión de la cooperación internacional institucionalizada.

Organizaciones Internacionales Gubernamentales y No Gubernamentales

Ya hemos esbozado una definición de organización internacional en términos generales y nuestro


próximo paso es poder llegar a determinar qué es una Organización Internacional Gubernamental para
luego diferenciarla de las no gubernamentales.
En este sentido podemos afirmar que son “Sujetos no estatales del DIP, creados por los Estados por
medio de un tratado, que tienen una estructura permanente y una competencia internacional específica”.
De lo antedicho se pueden extraer varias notas características que merecen ser analizadas para su
mejor comprensión.

1) Se las caracteriza como sujetos del DIP, destacándose que no son Estados:
Durante siglos los únicos sujetos del DIP fueron los Estados y hasta bien entrada la década del 40
existió una resistencia frente a la idea de otorgarle la subjetividad a las organizaciones internacionales
gubernamentales. De ahí que se justifique la necesidad de la aclaración de que son sujetos no
estatales.
Es importante recordar que esa personalidad fue aceptada por la Corte Internacional de Justicia en el
caso del Conde Folke Bernadotte y a partir de ese momento la subjetividad de las mismas se consolidó
definitivamente.

2) Estos sujetos son creados por los Estados:


Mientras los Estados se crean y su acto de creación es un mero hecho, las organizaciones
internacionales gubernamentales solamente pueden ser creadas por los Estados.
En la actualidad, una organización internacional gubernamental no puede surgir por sí misma ni ser
creada por otra organización internacional y solamente puede surgir de un tratado. En el futuro puede
ser que la situación se modifique pero éste es el panorama de la práctica actual.
Ese documento constituyente llamado Carta, Estatuto, Constitución, Tratado Fundamental, etc.,
establece el derecho constitucional o fundamental de la organización. Los Órganos de la Organización y
los Estados deben ajustarse a lo establecido en dicho documento.
Debemos precisar una característica primordial que nos permite distinguir una organización
internacional gubernamental de una no-gubernamental: mientras las primeras son creadas por los
Estados a través de tratados, las últimas ni son creadas por Estados ni surgen de tratados, pudiendo
originarse en un acuerdo entre particulares.

3) Se hace referencia a la existencia de una estructura orgánica permanente:


Si no cuenta con la misma no estaremos en presencia de una organización internacional
gubernamental. Esa estructura se basa en un trípode que se destaca como característica común, que
puede ser definida de la siguiente forma:
a)Un órgano de composición plenaria, representativo de todos los miembros, generalmente llamado
Asamblea General, Conferencia ó Consejo, con reuniones espaciadas y máxima competencia.
b)Un órgano ejecutivo, más reducido en su composición, integrado por algunos miembros cualificados,
ya elegidos, ya sobre la base de ciertos criterios de importancia relativa ó potencial económico. Suelen
llamarlo Consejo, Comité o Junta.
c)Un órgano administrativo denominado Secretaría, Dirección u Oficina a cuyo frente se encuentra el
Secretario General ó Director Administrativo y del que depende el personal y los servicios
administrativos.
Resulta interesante hacer resaltar que la estructura permanente es la nota que permite diferenciar a
una Organización Internacional Gubernamental de una mera sucesión de conferencias, puesto que si
bien una Organización Internacional hace suponer la existencia de conferencias, las simples
conferencias no fundan una Organización Internacional. No obstante existen casos en los cuales una
sucesión de conferencias puede llegar a constituir el germen que conducirá al nacimiento de una
Organización Internacional. Es el caso del Panamericanismo, que comenzó siendo una sucesión de
conferencias para terminar convirtiéndose en una organización regional, la OEA.

4)La especificidad de su competencia internacional:


Esto significa que las Organizaciones Internacionales Gubernamentales solo pueden realizar los actos
que están previstos en sus estatutos y, eventualmente, pueden tener facultades implícitas. Su capacidad
jurídica está limitada por las funciones que les atribuyen sus respectivos estatutos fundacionales.

Al margen de las notas distintivas que surgen de la definición, se pueden encontrar otras
características:
A) Los Estados tienen fondos propios que obtienen mediante gravámenes e impuestos que cobran a
sus habitantes. Las Organizaciones Internacionales carecen de esa posibilidad y solo pueden subsistir
gracias al aporte de los Estados miembros, que contribuyen de acuerdo a criterios que varían según la
organización de que se trate.
B) Los Estados tienen una implantación territorial necesaria mientras que las Organizaciones
Internacionales carecen de una base territorial propia, razón por la cual desde el punto de vista espacial,
deben insertarse en el territorio de un Estado para establecer sus oficinas y representaciones.
Técnicamente, esa inserción se realiza por medio de un tratado, llamado “acuerdo de sede”, suscrito
entre la organización y el Estado huésped. En él se establecen las inmunidades y privilegios que se le
reconocen al personal, las facilidades que se les otorga a los representantes de los miembros y el status
de los locales.
C) Como la mayoría de las Organizaciones tiene capacidad para concluir tratados se convierten, junto
con los Estados, en creadores del DIP.
D) Un elemento común a todas las Organizaciones Internacionales Gubernamentales es la figura del
“Funcionario Internacional”, que depende laboralmente de la Organización y no del Estado de su
nacionalidad.
Existen varias categorías y se los puede clasificar en:
1)Personal Administrativo: abarca todo el amplio espectro de carreras y posiciones comunes en las
administraciones nacionales, desde los directores hasta las secretarias y dactilógrafas.
2)Expertos y técnicos contratados expresamente: la amplia gama de actividades determinada por la
competencia internacional funcional de cada organización de ingenieros, arquitectos, abogados,
economistas, militares, etc.
3)Interpretes y traductores: de vital importancia en aquellas organizaciones que tienen varios idiomas
oficiales.

En definitiva, estas son las características básicas que permiten identificar a una Organización
Internacional Gubernamental y diferenciarla de una No Gubernamental.

OPINION CONSULTIVA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA SOBRE “REPARACION DE


DAÑOS SUFRIDOS AL SERVICO DE LAS NACIONES UNIDAS” (CASO FOLKE BERNADOTTE

Antecedentes.
Conde Folke Bernadotte de Wisborg, diplomático sueco, nacido en Estocolmo (Suecia), el 2 de enero
de 1895. Descendiente del mariscal napoleónico Jean Bernadotte que en 1810 fue elegido príncipe de la
corona de Suecia. También era nieto de rey Oscar II de Suecia y sobrino de rey Gustavo V. Después de
graduarse en la escuela militar de Karlberg, ingresó en los Guardias Reales a caballo. Al comenzar la
Segunda Guerra Mundial, fue dirigente del Sveriges Scoutforbund (Jóvenes Exploradores Suecos), e
integró esta organización en el sistema de defensa de su país entrenando a los exploradores en el
trabajo antiaéreo y como ayudantes médicos. Sin embargo, su labor de guerra más importante se
desarrolló como presidente de la Cruz Roja sueca, dirigiendo el intercambio de prisioneros de guerra
británicos y alemanes heridos e inválidos. Este trabajo hizo necesario viajes frecuentes entre Londres y
Berlín que lo involucraron en conversaciones con altos oficiales de ambos países.
Los cinco Miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estuvieron de
acuerdo con la opción de que el Conde Bernadotte fuera el mediador para buscar la paz en el conflicto
árabe-judío en Palestina. Murió en Jerusalén junto al coronel de la fuerza aérea francesa André P. Serot,
víctimas de un atentado realizado por miembros de una organización de extremista sionista.

El Caso:

Corte Internacional de Justicia.


Dictamen de 11 de abril de 1949.

Sumario:
Daños sufridos por los agentes de las Naciones Unidas en el ejercicio de sus funciones – Perjuicios
causados a las Naciones Unidas – Daños causados a los funcionarios – Calidad de las Naciones Unidas
para presentar reclamaciones con vistas a obtener reparación de estas dos categorías de perjuicios –
Personalidad internacional de las Naciones Unidas – Calidad necesariamente deducida de la Carta y de
la actividad de las Naciones Unidas – Protección funcional de los agentes – Reclamación contra un
Estado no Miembro – Conciliación de la reclamación del Estado nacional y de la reclamación de las
Naciones Unidas – Reclamación de las Naciones Unidas contra el Estado nacional del agente.

OPINIÓN CONSULTIVA
Presidente, Basdevant; Vicepresidente, Guerrero; Magistrados: Álvarez, Fabela, Haskworth, Winiarski,
Zoricic, De Visscher, sir Arnold Mc Nair, Klaestad, Bádawi, Pachá, Krylov, Read, Hsu Mo, Azevedo.

El Tribunal así constituido, emite la opinión consultiva siguiente:


Con fecha 3 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución
siguiente:
“Considerando que la serie de incidentes trágicos que en estos últimos tiempos afectan a agentes de
las Naciones Unida en el ejercicio de sus funciones suscita, en forma más urgente que nunca, la
cuestión de las disposiciones a adoptar por las Naciones Unidas para asegurar en el futuro a sus
agentes la máxima protección y la reparación de los daños que sufrieran.
Considerando como altamente deseable que el Secretario general pueda, sin discusión, actuar en la
forma más eficaz con vistas a obtener toda reparación debida.
La Asamblea General, decide solicitar del Tribunal Internacional de Justicia una opinión consultiva
sobre las cuestiones jurídicas siguientes:
I. En el caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un
daño en condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado, ¿tiene la
Organización de las Naciones Unidas calidad para representar contra el gobierno de iure o de
facto responsable una reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los
perjuicios causados a) a las Naciones Unidas, b) a la víctima o a sus causahabientes?
II. En caso de respuesta afirmativa del punto I, b), ¿cómo debe conciliarse la acción de la
Organización de las Naciones Unidas con los derechos que podría ostentar el Estado del que es
súbdito la víctima?
Encarga el Secretario general que, cuando el Tribunal haya emitido su dictamen, prepare, a la luz de
dicha opinión, propuestas que presentará a la Asamblea General, con motivo de su próxima sesión
ordinaria.
Por carta del 4 de diciembre de 1948, registrada en la Secretaría el 7 de diciembre, el Secretario
General de las Naciones Unidas transmitió al Tribunal copia certificada conforme de la resolución de la
Asamblea General. El 10 de diciembre, de acuerdo con el párrafo 1 del artículo 66 del Estatuto, el
Secretario notificó la solicitud a todos los Estados que tienen derecho a comparecer ante el tribunal, el
11 de diciembre, mediante una comunicación especial directa referida al párrafo 2 de dicho artículo,
notificó a esos mismos Estados que, por providencia del mismo días, el tribunal se había declarado
dispuesto para recibir de dichos Estados informaciones escritas antes del 14 de febrero de 1949 y para
oír exposiciones orales el 7 de marzo de 1949.
Se recibieron informaciones escritas de los Estados siguientes: India, China, Estados Unidos de
América, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Francia. Fueron comunicadas a todos los
Estados con derecho a comparecer ante el tribunal., así como al Secretario General de las Naciones
Unidas.
Entre tiempo, el Secretario General de las Naciones Unidas había remitido al Secretario, de acuerdo
con el artículo 65 del Estatuto (cuyo párrafo 2 prescribe que la cuestión sometida a opinión consultiva
acompañen todos los documentos que puedan servir a elucidarla), los documentos que se enumeran en
la relación anexa a la presente opinión consultiva.
De otra parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, así como los Gobiernos de la República
Francesa, el Reino Unido y el Reino de Bélgica, comunicaron al Tribunal que habían nombrado
representantes encargados de presentar exposiciones orales.
Con motivo de las audiencias públicas celebradas los 7, 8 y 9 de marzo de 1949, el Tribunal oyó las
exposiciones orales presentadas: en nombre del Secretario General de las Naciones Unidas, por su
representante, Iván Kerno, Secretario general Adjunto encargado del Departamento Jurídico, y por A. H.
Séller, Director Principal de ése Departamento, consejero; en nombre del Gobierno del reino de Bélgica,
por Georges Kaeckenbeek, D.C.L., Ministro Plenipotenciario de S. M. El rey de los Belgas, Jefe del
servicio de las Conferencias de la Paz y de la Organización Internacional de Arbitraje; en nombre del
Gobierno de la república francesa, por Charles Chaumont, Catedrático de Derecho Internacional Público
de la Facultad de Derecho de Nancy, jurisconsulto del Ministerio de Asuntos Exteriores; en nombre del
Gobierno del reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por G. G. Fitzmaurice, segundo asesor
jurídico del Foreing Office.
La primera pregunta presentada al Tribunal está formulada en éstos términos:
“En caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un daño en
condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de Un Estado, ¿tiene la Organización de
las Naciones Unidas calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable una
reclamación internacional con visitas a obtener la reparación de los perjuicios causados a) a las
Naciones Unidas, b) a la víctima o a sus causahabientes?
A título preliminar, es útil presentar las observaciones siguientes:
a) La Organización de las Naciones Unidas será, en el curso de la presente opinión, designada de
ordinario, pero no siempre, con los términos “La Organización”.
b) Las preguntas I a) y I b) apuntan a “una reclamación internacional presentada contra el gobierno
de iure o de facto responsable”. El Tribunal considera que estas preguntas se refieren a una
reclamación presentada contra un Estado. En consecuencia, en la presente opinión se utilizarán
los términos de “Estado” o “Estado demandado”.
c) El tribunal entiende el término “agente” en el más amplio sentido, y aplica el mismo a cualquier
funcionario, remunerado o no, empleado a título permanente o no, a quien un órgano de la
Organización ha encomendado que ejerza o ayude a ejercer alguna de las funciones de aquél, en
resumen, toda persona mediante la cual la organización actúa.
d) Formulada esta pregunta para el caso de un daño sufrido en condiciones de naturaleza a
comprometer la responsabilidad de un Estado, es preciso, al examinarla, suponer que el daño
resulta del quebrantamiento, por parte de ese Estado, de obligaciones cuyo objeto es proteger a
los agentes de la organización de las Naciones Unidas en el ejercicio de sus funciones.
e) La situación de un Estado demandado que no forma parte de la Organización de examinará más
adelante y, por lo pronto, el Tribunal supondrá que el demandado es Miembro de la Organización.

Las preguntas formuladas al Tribunal se refieren a la “calidad para presentar una reclamación
internacional”: por consiguiente, procede precisar en primer lugar lo que se entiende por tal calidad y
considerar los caracteres de la organización con vistas a determinar si, en términos generales, dichos
caracteres comprenden o excluyen para la misma la facultad de presentar una reclamación internacional.
La calidad para presentar una reclamación es, para el que la ostenta, la capacidad de recurrir a los
métodos habituales reconocidos por el Derecho Internacional para la formulación, la presentación y la
resolución de reclamaciones. Entre estos métodos se pueden mencionar la protesta, la petición de
investigación, la negociación y la petición de someter el asunto a un Tribunal arbitral o al Tribunal, en la
medida en que su Estatuto se lo permite.
Esta calidad pertenece indudablemente al Estado: un Estado puede presentar a otro Estado una
reclamación internacional. Tal reclamación aparece como una reclamación entre dos entidades políticas,
iguales en derecho, de similar estructura y ambas directamente sometidas al Derecho internacional. Se
resuelve por vía de negociaciones y, en el estado actual del Derecho relativo a la jurisdicción
internacional, sólo puede llevarse ante un tribunal internacional con el consentimiento de los Estados
interesados.
Si la Organización presenta una reclamación contra uno de sus Miembros, ésta será presentada de la
misma manera y estudiada por los mismos procedimientos. Eventualmente, podrá apoyarse en los
medios políticos de que la Organización dispone.
De este modo, la organización tendrá un medio de asegurar el respeto de sus derechos por el Estado
Miembro contra el que presenta una reclamación.
Pero en el orden internacional, ¿tiene la Organización una naturaleza comprensiva de la calidad
requerida para presentar una reclamación internacional? Para responder a tal pregunta, es preciso ante
todo determinar si la Carta a conferido a la organización una condición tal que con relación a sus
Miembros ostenta derechos que la califican para exigirles el respeto. En otros términos, ¿está revestida
la Organización de personalidad internacional? Esta última expresión, es indudablemente, una
expresión de doctrina que, en ocasiones, se ha discutido. Pero se empleará aquí para expresar que la
Organización, de reconocerse que tiene esa personalidad, es una entidad susceptible de ser
beneficiaria de obligaciones que incumben a sus Miembros.
Para responder a esta pregunta, que no queda zanjada por los términos mismos de la Carta, hay que
considerar los caracteres que ésta ha pretendido conferir a la Organización.
En un sistema jurídico, los sujetos del derecho no son necesariamente idénticos entre sí en cuanto a
su naturaleza o a la extensión de sus derechos; y su naturaleza depende de las necesidades de la
comunidad. El desarrollo del Derecho internacional, en el transcurso de su historia, ha resultado influido
por las exigencias de la vida internacional, de forma que el crecimiento progresivo de las actividades
colectivas de los Estados ha hecho surgir ejemplos de acción ejercida en el plano internacional por
determinadas entidades que no son Estados. Este desarrollo desembocó, en junio de 1945, en la
creación de una organización internacional cuyos propósitos y principios se enuncian en la Carta de las
Naciones Unidas. Para alcanzar esos propósitos, es indispensable que la Organización tenga
personalidad internacional.
La Carta no se ha limitado a hacer de la Organización por ella creada un centro en el que se
armonizarán los esfuerzos de las naciones hacia los propósitos comunes que definía (artículo primero,
párrafo 4). Le ha dado órganos; ha asignado una misión propia. Ha definido la posición de los Miembros
con relación a la Organización, prescribiéndoles que le presten toda clase de ayuda en cualquier acción
que ejerza (artículo 2, párrafo 5), que acepten y apliquen las decisiones del Consejo de Seguridad;
autorizando a la Asamblea a hacer recomendaciones; otorgando a la Organización capacidad jurídica,
privilegios e inmunidades en el territorio de cada uno de los Miembros y proveyendo acuerdos a concluir
con la Organización y sus Miembros. La práctica, singularmente mediante la conclusión de convenios en
los que la Organización es parte, ha confirmado este carácter de la Organización, colocada, en ciertos
aspectos, frente a sus Miembros y que, llegado el caso, tiene el deber de recordar a éstos determinadas
obligaciones. A ello se añade que las Naciones Unidas es una Organización política, que desempeña
una misión política de índole importante y de ámbito muy amplio: mantener la paz y la seguridad
internacionales, desarrollar las relaciones amistosas entre las naciones, realizar la cooperación
internacional en el orden económico, social, cultural o humanitario (artículo primero), actuar con medios
políticos ante sus Miembros. La “Convención sobre los privilegios e inmunidades de las Naciones
Unidas”, de 1946, crea derechos y deberes entre cada uno de los signatarios y la organización (ver en
particular sección 35). Ahora bien; resulta difícil concebir cómo semejante convención podría surtir
efectos de no ser en el plano internacional y entre partes que ostentan una personalidad internacional.
En opinión del tribunal, la organización estaba destinada a ejercer funciones y a tener derechos – y así
lo ha hecho – que sólo pueden explicarse si la Organización goza en amplia medida de personalidad
internacional y de capacidad para actuar en el plano internacional. Es actualmente el tipo más alto de
organización internacional y no podría responder a las intenciones de sus fundadores de estar
desprovista de personalidad internacional. Hay que admitir que sus Miembros, al asignarle determinadas
funciones, con los deberes y las responsabilidades que las acompañan, la han revestido de la
competencia necesaria para permitirle que cumpla efectivamente esas funciones.
En consecuencia, el tribunal llega a la conclusión de que la Organización es una persona
internacional. Ello no equivale a decir que es un Estado, lo que ciertamente no es, o que su
personalidad jurídica, sus derechos y sus deberes son los mismos que los de un Estado. Ello equivale
menos a decir que la Organización es un “super Estado”, cualquiera fuere el sentido de tal expresión.
Ello no implica siquiera que todos los derechos y deberes de la Organización hayan de situarse en el
plano internacional, no más que todos los derechos y deberes de un Estado deben estar situados en
ese plano. Ello significa que la organización es un sujeto de Derecho internacional, que tiene capacidad
para ser titular de derechos y deberes internacionales y para prevalecerse de sus derechos por vía de
reclamación internacional.
La pregunta a examinar seguidamente es saber si la suma de los derechos internacionales de la
Organización comprende el derecho de presentar reclamaciones intencionales de naturaleza tal como
las señaladas en la presente solicitud de opinión. Se trata de una reclamación contra un Estado para
obtener reparación en razón de un perjuicio que proviene de un daño causado a un agente de la
Organización en el ejercicio de sus funciones. En tanto que un Estado ostenta, en su totalidad, los
derechos y los deberes internacionales reconocidos por el Derecho internacional, los derechos y los
deberes de una entidad tal como la Organización deben depender de los propósitos y de las funciones
de ésta, enunciados o implicados en su acta constitutiva y desarrollados en la práctica. Las funciones de
la Organización tienen un carácter tal, que no podrían cumplirse efectivamente de no implicar la acción
común en el plano internacional a cincuenta y ocho ministerios de Asuntos Exteriores o más; el Tribunal
deduce la conclusión de que los Miembros han conferido a la Organización calidad para presentar las
reclamaciones internacionales que necesitare en el ejercicio de sus funciones.
¿Qué hay de las reclamaciones señaladas en la solicitud de dictamen? La pregunta I se subdivide en
dos puntos que es preciso examinar sucesivamente.
La pregunta I a) se formula en estos términos:
“En caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un daño en
condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado, ¿tiene la Organización de
las Naciones Unidas calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable una
reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados a) a las
Naciones Unidas...?
Esta pregunta se refiere únicamente a la reparación del perjuicio causado a la Organización al mismo
tiempo que se causó un daño a uno de sus agentes. No cabe duda que la Organización está calificada
para presentar una reclamación internacional contra uno de sus Miembros que, por quebrantamiento de
una obligación internacional que tiene con ella, le ha causado un perjuicio. Los perjuicios señalados por
la pregunta I a) son exclusivamente los perjuicios causados a los intereses propios de la Organización, a
sus medios de funcionamiento, a su patrimonio y a los intereses de que tiene la custodia. Es evidente
que la Organización tiene calidad para presentar una reclamación en el quebrantamiento de una
obligación internacional, quebrantamiento cuya responsabilidad la Organización imputa a uno de los
Miembros, ése Miembro no puede pretender que tal obligación se rige por su Derecho nacional; por lo
tanto, la Organización está autorizada a dar a su reclamación el carácter de una reclamación
internacional.
Cuando la Organización ha sufrido un perjuicio que resulta del quebrantamiento por un Medio de sus
obligaciones internacionales, es imposible ver cómo se podría obtener su reparación de no estar
calificada para presentar una reclamación internacional. No cabe suponer que en tal caso todos los
Miembros de la Organización, con excepción del Estado demandado deberían unirse para presentar una
reclamación contra él en razón del perjuicio que ha sufrido la Organización.
El Tribunal no está llamado a determinar la medida precisa de la reparación que la Organización
pudiera obtener. No obstante, puede decirse que el importe de la reparación dependerá de la extensión
del perjuicio sufrido en razón del acto ilícito o de la omisión imputable al Estado demandado, siendo
calculado este importe de acuerdo con las reglas del Derecho internacional. Entre otros elementos, en la
valoración de este perjuicio, habría de incluirse el reembolso de cualquier indemnización razonable que
la Organización hubiera tenido que abonar a su gente o a sus causahabientes. Además, el fallecimiento
o la invalidez de un agente que cumple una misión lejana podría acarrear gastos considerables cuando
se trate de sustituirlo. He aquí sólo unos ejemplos, y el Tribunal no pretende prever todas las categorías
de perjuicios que podría sufrir la Organización.

La pregunta I b) es la siguiente:
“...la Organización de las Naciones Unidas, ¿tiene calidad para presentar...una reclamación
internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados...b) A la víctima o a sus
causahabientes?”
Cuando se examina el punto de derecho al que da origen la pregunta I b), es inútil repetir las
consideraciones que han llevado al Tribunal a contestar por la afirmativa a la pregunta I a). Se puede
admitir ahora que la Organización está calificada para presentar una reclamación en el plano
internacional, para negociar, para concluir un compromiso y para ejercer una acción ante el tribunal
internacional. La única cuestión jurídica que queda por examinar es la de saber si, al presentar una
reclamación internacional de esta índole, la Organización puede “obtener la reparación de los daños
causados...a la víctima...”
La regla tradicional según la cual es Estado nacional ejerce la protección diplomática no implica una
respuesta negativa a la pregunta I b).
En segundo lugar, incluso en las relaciones entre Estados, esa regla comprende importantes
excepciones, ya que existen casos en que un Estado puede ejercer la protección a favor de personas
que no tienen su nacionalidad.
En tercer lugar, la regla reposa en dos bases. Primera, el Estado demandado ha faltado a una
obligación con el Estado nacional en la persona de súbditos suyos. Segunda, únicamente la parte con la
que existe una obligación internacional puede presentar una reclamación en razón de la violación de
aquella. Tal sería precisamente el caso si, al presentar la Organización internacional una reclamación
por daños sufridos por su agente, la presentara invocando el quebrantamiento de una obligación que se
tiene con ella. Así pues, la regla de la nacionalidad de la reclamación no proporciona objeción alguna al
reconocimiento del derecho de la Organización a presentar una reclamación por los daños señalados
por la pregunta I b). Al contrario, el principio que sirve de base a esta regla lleva a reconocer esta
calidad, si la Organización invoca como motivo de su reclamación el quebrantamiento de una obligación
que se tiene con ella.
De otra parte, la analogía deducida de la regla tradicional relativa a la protección diplomática de los
súbditos extranjeros no puede, por sí misma, justificar una respuesta afirmativa. No es posible, mediante
un recurso exagerado a la idea de vinculación nacional, asimilar el vínculo jurídico que, según el artículo
100 de la Carta, existe entre la Organización, por una parte, y el Secretario General y el Personal de la
Secretaría, por otra.
El tribunal se halla aquí en presencia de una situación nueva. Sólo se puede responder a la pregunta
que nace de esta situación, determinando de qué manera está regulada por las disposiciones de la
Carta interpretadas a la luz de los principios del Derecho internacional.
La pregunta está comprendida en límites ya establecidos, es decir que se presupone que el daño en
razón del cual se pide reparación nace del quebrantamiento de una obligación destinada a ayudar a un
agente de la Organización en el ejercicio de sus funciones. No se trata de un caso en que el acto o la
omisión ilícita constituyeron sólo una violación de las obligaciones generales que incumben al Estado
respecto a la condición de los extranjeros; las reclamaciones presentadas a este título son de la
competencia del Estado nacional y no, en regla general, de la competencia de la Organización.
La carta no confiere expresamente a la Organización calidad para incluir en su demanda de
reparación los daños causados a la víctima o a sus causahabientes. Por lo tanto, el Tribunal tiene que
empezar por indagar si las disposiciones de la Carta relativas a las funciones de la Organización y a la
parte asumida por sus agentes en el ejercicio de dichas funciones implican, para la Organización, el
poder asegurarles la protección limitada que consistiría en presentar una demanda en su beneficio, a fin
de obtener reparación de los daños sufridos en tales circunstancias. Según el Derecho internacional, la
Organización debe ser considerada como teniendo esos poderes que, aunque no estén expresamente
enunciados en la Carta, por una consecuencia necesaria, han sido conferidos a la Organización en
cuanto esenciales al ejercicio de sus funciones. Este principio de Derecho se ha aplicado a la
Organización Internacional del Trabajo por el Tribunal Permanente de Justicia Internacional en su
opinión consultiva número 13, del 23 de julio de 1926 (Serie B, número 13, página 18), y debe serlo a
las Naciones Unidas.
Habida cuenta de sus propósitos y de sus funciones anteriormente señalados, la Organización puede
comprobar la necesidad – y de hecho ha comprobado esta necesidad – de encomendar a sus agentes
misiones importantes que han de llevarse a cabo en regiones agitadas del mundo. Semejantes
misiones, por su naturaleza, exponen con frecuencia a los agentes a peligros excepcionales. Por esta
misma razón, los daños sufridos por esos agentes en esas condiciones se producirán a veces en forma
tal que su Estado nacional no podría presentar una demanda de reparación sobre la base de la
protección diplomática o, por lo menos, no estaría dispuesto a hacerlo. Tanto para asegurar el ejercicio
eficaz e independiente de sus funciones como para proporcionar a sus agentes un apoyo efectivo, la
Organización tiene que facilitarle una protección adecuada.
Ya se ha impuesto esa necesidad de protección de los agentes de la Organización, en cuanto
condición de la que depende el ejercicio de las funciones de aquella; se desprende del preámbulo de la
Resolución del 3 de diciembre de 1948, que esta era la opinión unánime de la Asamblea General.
A tal efecto, los Miembros de la Organización han contraído determinadas obligaciones, de las cuales
unas figuran en la Carta y otras en acuerdos complementarios. No es necesario describir aquí el
contenido de estos acuerdos, pero el Tribunal tiene que insistir acerca de la importancia del deber de
prestar a la Organización “toda clase de ayuda”, aceptado por sus Miembros en el artículo 2º, párrafo 5,
de la Carta. Es preciso recordar que el funcionamiento eficaz de la Organización, el cumplimiento de sus
deberes, la independencia y la eficacia de la actuación de sus agentes exigen el estricto respeto de esas
obligaciones. A tal fin, cuando se produce un quebrantamiento, es preciso que la organización esté en
condiciones de invitar al Estado responsable a remediar esta falta y, singularmente, de obtener de este
Estado la reparación de los daños que tal quebrantamiento puede haber inferido al agente de la
Organización.
Para que el agente pueda cumplir con sus deberes en forma satisfactoria, es preciso que sienta que
esa protección está asegurada por la Organización y que pueda contar con ella. A fin de garantizar la
independencia del agente y, en consecuencia, la acción independiente de la misma Organización, es
esencial que el agente, en el ejercicio de sus funciones, no necesite contar con otra protección que la de
la Organización (salvo, bien entendido, la protección más directa e inmediata debida por el Estado en
cuyo territorio se halle). En particular, no ha de verse en la necesidad de recurrir a su propio Estado. Si
tal fuera el caso, contrariamente al principio que aplica el artículo 100 de la carta, su independencia
podría verse comprometida. Finalmente, es esencial que el agente – pertenezca éste a un Estado
poderoso o débil, a un Estado más o menos afectado por las complicaciones de la vida internacional o a
un Estado que simpatiza o no con su misión – sepa que, en el ejercicio de sus funciones, está bajo la
protección de la Organización (esta seguridad es todavía más necesaria si el agente fuera apátrida). Si
se considera el carácter de las funciones confiadas a la Organización y la naturaleza de las mismas
misiones de sus agentes, se evidencia que la calidad de la Organización para ejercer, en cierta medida,
se evidencia que la calidad de la Organización para ejercer, en cierta medida, una protección funcional
de sus agentes, está necesariamente implicada en la Carta.
Las obligaciones contraídas por los Estados, a fin de permitir a los agentes de la Organización que
cumplan con sus deberes, han sido suscritas no en interés de los agentes, sino en el de la
Organización. Cuando ésta demanda reparación en razón de un quebrantamiento de tales obligaciones,
invoca su propio derecho, el derecho de ver respetadas las obligaciones contraídas con ella. Sobre esta
base, la Organización demanda reparación del perjuicio sufrido, porque “es un principio de Derecho
internacional que la violación de un compromiso provoque la obligación de reparar en una forma
adecuada”, tal como dijo el Tribunal Permanente de Justicia Internacional en su sentencia Nº 8, del 26
de julio de 1927 (Serie A, número 9, página 21). Al demandar una reparación fundada en el daño sufrido
por su agente la Organización no representa a este agente: afirma su propio derecho, el derecho de
garantizar el respeto de las obligaciones contraídas con la Organización.
Habida cuenta de las consideraciones que anteceden y del derecho incuestionable de la Organización
a exigir que sus Miembros cumplan las obligaciones contraídas por ellos en interés del buen
funcionamiento de la Organización, el Tribunal estima que en caso de quebrantamiento de tales
obligaciones, la organización está calificada para demandar una reparación apropiada y que, en la
valoración del importe de la reparación, la Organización tiene derecho a hacer figurar el daño sufrido por
la víctima o por sus causahabientes.

Queda por saber si la organización tiene “calidad para presentar contra el gobierno de iure o de facto
responsable de una reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios
causados a) a las Naciones Unidas; b) a la víctima o a sus causahabientes, cuando el Estado
demandado no es Miembro de la Organización.
Al examinar este aspecto de la pregunta I a) y b), hay que tener presentes los motivos que han llevado
al Tribunal a dar a esta pregunta una respuesta afirmativa cuando el Estado demandado es Miembro de
la Organización. Ha quedado establecido que la Organización tiene calidad para presentar
reclamaciones en el plano internacional y que tiene un derecho de protección funcional sobre sus
agentes. Aquí también el Tribunal está autorizado a suponer que el daño sufrido compromete la
responsabilidad de un Estado y no está llamado a expresar su opinión sobre las distintas maneras en
que semejante responsabilidad podría estar comprometida. Por consiguiente, la pregunta que se
formula es la de saber si la Organización está calificada para presentar una reclamación contra el
Estado demandado a fin de obtener reparación en razón de ese daño o si, por el contrario, ese Estado,
de no ser Miembro de la Organización, puede objetar que la Organización no está calificada para
presentar una reclamación. A tal efecto, el Tribunal opina que cincuenta Estados, que representan una
amplia mayoría de los Miembros de la comunidad internacional, tenían el poder, conforme al Derecho
internacional, de crear una entidad que goza de personalidad internacional objetiva – y no sencillamente
una personalidad sólo reconocida por ellos -, así como calidad para presentar reclamaciones
internacionales. En consecuencia, el Tribunal llega a la conclusión de que ha lugar a contestar
afirmativamente a la pregunta I a) y b), sea o no sea Miembro de las Naciones Unidas el Estado
demandado.

La pregunta II está formulada en éstos términos:


“En caso de respuesta afirmativa sobre el punto I b), ¿cómo la acción de la Organización de las
Naciones Unidas ha de conciliarse con los derechos que pudiera tener el Estado del que la víctima es
súbdito?
La respuesta afirmativa dada por el Tribunal a la pregunta I b) le obliga a examinar ahora la pregunta
II. Cuando la víctima ostenta una nacionalidad pueden evidentemente presentarse casos en que el acto
dañoso que la ha alcanzado puede interesar tanto a su Estado nacional como a la Organización. Como
tal se produce, al pertenecer el derecho de protección diplomática al Estado y el derecho de protección
funcional a la Organización pueden resultar concurrentes; este es el único caso que el Tribunal está
invitado a estudiar.
En semejante caso, no existe regla de Derecho que atribuya una prioridad a uno o a otro, o que
obligue, bien al Estado, bien a la organización, abstenerse de presentar una reclamación internacional.
El Tribunal no concibe por qué las partes interesadas no podrían encontrar soluciones inspiradas en la
buena voluntad y el buen sentido; y, en cuanto a las relaciones entre la Organización y sus Miembros,
atrae la atención sobre el deber de aquellos de prestar “toda clase de ayuda”, deber previsto por el
artículo 2, párrafo 5 de la Carta.
Aunque las bases de las reclamaciones sean distintas, ello no significa que el Estado demandado
pueda verse constreñido a pagar dos veces la reparación debida en razón del daño. Los tribunales
internacionales conocen bien el problema que plantea una reclamación en la que están interesados dos
o varios Estados nacionales y, en semejante caso, saben cómo proteger al Estado demandado.
El riesgo de concurrencia entre la Organización y el Estado nacional puede reducirse o eliminarse,
bien mediante una convención general, bien mediante acuerdos suscritos en cada caso. No es dudoso
que con el tiempo se desarrollará una práctica, y conviene recordar que ya algunos Estados, cuyos
súbditos han sufrido daños en el curso de misiones asumidas por ellos por cuenta de la Organización,
se han mostrado razonablemente dispuestos a buscar, en el espíritu de cooperación, una solución
práctica.

La pregunta relativa a la conciliación de la acción ejercida por la Organización con los derechos del
Estado nacional puede presentarse en forma distinta: a saber, cuando el agente ostenta la nacionalidad
del Estado demandado.
La práctica generalmente admitida según la cual un Estado no ejerce su protección en beneficio de
uno de sus nacionales frente a un Estado que considera a aquél como su propio súbdito, no constituye
un antecedente del que quepa prevalerse aquí. En efecto, la acción ejercida por la Organización no se
basa en la nacionalidad de la víctima, sino en su calidad de agente de la Organización. Por lo tanto, en
este caso es indiferente saber si el Estado al que se dirige la reclamación lo considera o no súbdito
suyo, ya que la cuestión de la nacionalidad no es pertinente para la admisibilidad de la reclamación.
No parece pues, en Derecho, que la circunstancia de que el agente tenga la nacionalidad del Estado
demandado constituya un obstáculo para una reclamación presentada por la Organización, en razón de
un quebrantamiento de las obligaciones existentes hacia ella y que se ha producido en el ejercicio de la
misión de su agente.
Por estos motivos, El Tribunal opina:
Sobre la pregunta I a)
I) Por unanimidad,
Que en el caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un
daño en condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado Miembro de la
Organización, ésta tiene calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable una
reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados a las Naciones
Unidas.
II) Por unanimidad:
Que en el caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un
daño en condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado que no es miembro
de la Organización, ésta tiene calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable
una reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados a las
Naciones Unidas.
Sobre la pregunta I b)
I) Por once votos contra cuatro,
Que en el caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un
daño en condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado Miembro de la
Organización, ésta tiene calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable una
reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados a las Naciones
Unidas.
II) Por once votos contra cuatro,
Que en el caso de que un agente de las Naciones Unidas, en el ejercicio de sus funciones, sufra un
daño en condiciones de naturaleza a comprometer la responsabilidad de un Estado que no es miembro
de la Organización, ésta tiene calidad para presentar contra el Gobierno de iure o de facto responsable
una reclamación internacional con vistas a obtener la reparación de los perjuicios causados a las
Naciones Unidas.
Sobre la pregunta II:
Por diez votos contra cinco,
Cuando la Organización de las Naciones Unidas presenta una reclamación con vistas a obtener la
reparación de los daños causados a su agente, sólo puede hacerlo basándose en un quebrantamiento
de las obligaciones contraídas con ella el respeto de esta regla tendrá de ordinario como consecuencia
prevenir un conflicto entre la acción de la Organización y los derechos que pudieran tener el Estado del
que la víctima es súbdito y, por ello, de asegurar la conciliación de tales reclamaciones; esta conciliación
dependerá para el excedente de consideraciones propias de cada caso concreto y de los acuerdos a
suscribir entre la Organización y los diversos Estados individualmente, bien sea en general, bien sea en
cada caso concreto.
Redactado en inglés y francés, dando fe del texto inglés, en el Palacio de la Paz, en La Haya, el once
de abril de mil novecientos cuarenta y nueve, en dos ejemplares, uno de los cuales será depositado en
los archivos del Tribunal, y siendo remitido el otro al Secretario General de las Naciones Unidas.
El Presidente del Tribunal, (firmado) Basdevant.
El Secretario del tribunal (firmado) E. Hambro.
El Sr. Winiarski, magistrado, declara que, a pesar suyo no puede adherir a la respuesta dada por el
Tribunal a la pregunta I b). En términos generales comparte los criterios expresados en la opinión del
magistrado Hackworth.
Los Sres. Alvarez y Azevedo, magistrados, aún suscribiendo la opinión del Tribunal, se prevalen del
derecho que les otorga el artículo 57 del Estatuto y agregan a dicha opinión las exposiciones de su
opinión individual.
Los Sres. Hackworth, Bádawi, Pachá y Krylov, magistrados, declaran no poder adherirse a la opinión
del Tribunal y amparándose en el derecho que les otorga el artículo 57 del Estatuto, agregan a dicha
opinión las exposiciones de su opinión disidente.
(Rubricado) J. B.
(Rubricado) E. H.

Consignas:

1) ¿En opinión de la CIJ la ONU es sujeto del DIP? Explicar los elementos analizados por la Corte
al dar la respuesta.
2) ¿Contiene la Carta de la ONU alguna disposición relativa a su personalidad jurídica? ¿Qué
alcance tiene dicha disposición?
3) ¿La argumentación de la CIJ permite sostener la personalidad jurídica internacional de todas las
Organizaciones internacionales gubernamentales?
4) Explicar si la ONU está capacitada para presentar una reclamación internacional contra uno de
sus Miembros: a) Para resarcir los perjuicios ocasionados a los intereses de la Organización; b)
Para obtener la reclamación de los daños ocasionados a las víctimas.
5) ¿Puede efectuar la Organización una reclamación frente a un Estado no miembro?
6) En caso que el derecho de protección diplomática del Estado del que es nacional el agente,
concurra con el derecho de protección funcional de la Organización: ¿Cuál de los dos derechos
prevalece?
7) ¿Qué ocurre cuando el agente es nacional del Estado demandado?

La Sociedad de Naciones
El estallido de la Iº Guerra Mundial demostró el fracaso del sistema de seguridad individual y la
diplomacia de Conferencias nacida en el Congreso de Viena de 1815. La ilimitada libertad de armarse,
propia de la llamada paz armada, había creado más inseguridad que seguridad.
La carrera de armamentos había dado como resultado una serie de alianzas que generaron, a su vez,
otras alianzas en sentido inverso, que por último desembocaron fatalmente en un conflicto internacional.
Correspondió al presidente de EEUU Woodrow Wilson el lanzar la iniciativa de constituir una
organización internacional para mantener la paz. Durante la guerra, en varias oportunidades se refirió a
ese tema opinando que la paz mundial requería la aplicación simultánea de un puñado de principios
generales.
El 22 de enero de 1917,en un discurso al Senado, pone de manifiesto la necesidad de un “concierto
internacional” en la forma de una “Liga para la paz” con fuerza suficiente para impedir que las naciones
recurrieran a la guerra.
En el último de sus “Catorce Puntos” Wilson, que expone al Congreso el 8 de enero de 1918,se refiere
a la formación de una “asociación general de naciones establecida en virtud de pactos detallados con el
fin de proporcionar garantías recíprocas de independencia territorial tanto a los Estados grandes como a
los pequeños”.
Siguiendo las ideas de Wilson, el sudafricano Smuts en 1918 publicó su trabajo “Sugerencia Práctica:
La Sociedad de Naciones”. Finalmente en 1919, el Tratado de Versalles incorpora a su texto el Pacto de
la Sociedad de las Naciones.
Paradojalmente, el Estado que más impulso había dado a la idea de constituir la Sociedad se
automargina de la misma. Cuando el presidente Wilson presentó el tratado ante el Senado de EEUU, no
logra su ratificación.
El 10 de enero de 1920 entró en vigencia el Tratado de Versalles y en el mismo año inició sus
actividades la Sociedad de Naciones en su sede de la ciudad de Ginebra.

Estructura.

Adoptó orgánicamente la estructura tripartita que hasta entonces utilizaban las uniones internacionales.
Contaba con una Asamblea compuesta por todos los miembros, con un Consejo con miembros
permanentes y electivos y una Secretaría, a cuyo frente se encontraba un Secretario.
Se aplicaba la regla de la unanimidad para adoptar resoluciones en la Asamblea y en el Consejo, con
lo cual se entorpecía en gran medida la labor de la Organización.
Existían otros órganos con competencia limitada como el Comité de Cooperación Intelectual, la
Comisión Permanente de Mandatos, la Comisión Permanente de Armamentos y la Oficina Nansen para
los Refugiados.
La Corte Permanente de Justicia Internacional no era un órgano a pesar de que los jueces eran
elegidos por la Asamblea y el Consejo, y a la que también podían pedirle opiniones consultivas.

Finalidad y Objetivos

La finalidad esencial de la Sociedad de Naciones (en adelante SDN) era mantener la paz y seguridad
internacionales, no pudiéndose negar que sus objetivos eran demasiado ambiciosos.
A pesar de que el uso de la fuerza y la guerra no estaban prohibidos, los miembros se habían
comprometido a no recurrir a la guerra, si antes no trataban de agotar los procedimientos de solución de
conflictos previstos por el Pacto.
En caso de agresión o amenaza de guerra, los miembros se comprometían a realizar una acción
conjunta y si un Estado violaba este compromiso recurriendo a la guerra podía sufrir sanciones
económicas y militares.
Existía también una obligación por parte de los Estados de reducir sus armamentos, y el Consejo y la
Comisión Permanente de Armamentos elaborarían planes de desarme.
Es interesante hacer resaltar que se establecía la no validez de los tratados secretos, imponiéndose a
los miembros la obligación de registrar en la Secretaría todos los acuerdos internacionales.
Otro interesante aspecto fue el régimen de los Mandatos al que se sometía a las ex colonias alemanas
y a ciertos territorios desmembrados del imperio Turco. Este fue un primer gran paso dado en el proceso
de descolonización.
Lamentablemente la SDN nunca alcanzó el grado de universalidad que se había pretendido que
tuviera. Alemania ingresó en 1926 y se retiró en 1933 junto con Japón. La URSS es admitida en 1934 e
Italia se retira en 1937,como consecuencia de las sanciones que se le aplican por la invasión de Abisinia.
Un número elevado de Estados americanos abandona la organización: Costa Rica en 1924;Brasil en
1926;Guatemala, Honduras y Nicaragua en 1936;Paraguay y El Salvador en 1937;Venezuela en 1938 y
Perú en 1039.
Otros se apartaron por un tiempo: Bolivia entre 1923 y 1929; Perú y Honduras entre 1924 y 1929;
Argentina entre 1920 y 1923. Algunos ingresos fueron tardíos como el caso de México en 193l y Ecuador
en 1934.
En 1939 la URSS es sancionada con la expulsión por invadir Finlandia. Estos retiros, suspensiones y
expulsiones junto a la ausencia de EEUU fueron una suma de factores que contribuyeron al
debilitamiento de la SDN, tornando cada vez más imposible el cumplimiento de sus objetivos.

El fin de la Sociedad de Naciones

La SDN demostró que era incapaz de resolver los graves problemas que se le presentaron, lo cual no
significa que toda su labor haya sido estéril. La experiencia obtenida permitió el nacimiento de una nueva
organización con vocación más universalista, más permanente y eficaz.

La Organización de las Naciones Unidas.

Origen.

La 2da.Guerra Mundial puso en evidencia la necesidad de constituir una nueva organización


internacional sobre bases más sólidas que la SDN.
Roosevelt y Churchill, en la “Carta del Atlántico” (Agosto de 1941) previeron “el establecimiento de un
sistema más amplio y permanente de seguridad general”.
La expresión “Naciones Unidas” es empleada por primera vez el 1ro.de Enero de 1942 en la
“Declaración de las Naciones Unidas”, donde representantes de veintiséis Estados se comprometían, en
nombre de sus gobiernos, a continuar juntos la lucha contra las potencias del Eje.
El 30 de Octubre de 1943,en la “Declaración de Moscú sobre Seguridad General”, EEUU, Gran
Bretaña, URSS y China se comprometían a establecer “una organización internacional general basada
en el principio de la igualdad soberana de todos los Estados amantes de la paz, y abierta a la admisión
de todos los Estados amantes de la paz, grandes o pequeños, para el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales”.
En la Conferencia de Dumbarton Oaks (Agosto a Octubre de 1944), EEUU, Gran Bretaña, URSS y
China elaboraron los lineamientos generales para la nueva organización y en la Conferencia de Yalta
(Febrero 1945) se ajustan los últimos detalles.
Las propuestas de Dumbarton Oaks junto con los retoques de Yalta y las observaciones y opiniones de
distintos gobiernos, fueron la base de los debates y discusiones de la Conferencia de San Francisco,
donde el 26 de Junio de 1945 se adopta la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia. El 24 de Octubre de 1945 entra en vigencia la Carta de la ONU.
Nacía de esta manera una organización cuya médula espinal es la seguridad colectiva desde el
momento que exige que los Estados arreglen sus controversias utilizando exclusivamente los medios
pacíficos recomendados en la Carta y que se abstengan de hacer uso de la fuerza en sus relaciones
mutuas. La fuerza solo podrá ser utilizada legalmente como legítima defensa o como acción colectiva de
la organización.
El sistema de seguridad colectiva se apoya en la cooperación de la comunidad internacional y su
objeto es la organización de la seguridad general de todos los miembros de la sociedad internacional y
su método de realización es el establecimiento de una colaboración universal con distintas modalidades
de aplicación.
Se debe tener presente que un sistema de organización de la seguridad colectiva en el orden
internacional implica:
1) La reglamentación del empleo de la fuerza;
2) La adopción de un procedimiento destinado a sustituir el uso de la fuerza, o sea, prohibiendo la
guerra y estableciendo un sistema de solución pacífica de conflictos internacionales, y
3) La organización de la acción común contra el agresor, o sea la represión de la guerra.
Hasta tal punto se desea la proscripción de la guerra que solo se la nombra una sola vez en toda la
Carta (Preámbulo,1er.párrafo) y es para recordar los sufrimientos que ha infligido a la humanidad.
Este pensamiento ha originado los órganos centrales, que tratan de mantener la paz y seguridad
internacionales, en el ámbito político y militar.
Junto a ellos se han creado organismos y organizaciones que tienden al aseguramiento de la paz en
forma indirecta, cuya finalidad es la reducción de conflictos y tensiones en los campos económico, social,
cultural, educativo y sanitario.
De esta manera se ha establecido una verdadera red convergente de iniciativas tendientes a evitar la
guerra por medios indirectos.
En función de esa finalidad existe un verdadero enjambre de organizaciones internacionales con
vocación universal en cuyo centro se encuentra la ONU.
A su lado encontramos otras organizaciones, que son sujetos independientes, vinculadas a la ONU con
la que colaboran. Todas, en conjunto, forman el sistema de las Naciones Unidas.

Propósitos de la ONU

Se encuentran enumerados en el Preámbulo y en el art.1 ro.de la Carta y son:


1º.) Mantener la paz y seguridad internacionales:
a) fomentando el principio de igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos;
b) imponiendo la solución pacífica de conflictos internacionales;
c)tomando medidas colectivas para prevenir las amenazas a la paz o rupturas de la paz.
2º.) Promover la cooperación internacional en los campos:
a)económico;
b)social;
c)cultural;
d)humanitario.
Además, la ONU será el centro que coordinará la acción de los miembros para alcanzar los propósitos
enunciados.

Principios.

La ONU procederá de acuerdo con los principios enumerados en el art.2 do. de la Carta:
 Igualdad soberana de todos los miembros;
 Buena fe en el cumplimiento de las obligaciones contraídas de acuerdo con la Carta;
 Obligación de solucionar pacíficamente los conflictos internacionales, de forma que se garanticen
tanto la paz y seguridad internacionales como la justicia;
 Prohibición del uso o amenaza de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política
de cualquier Estado, o en cualquiera otra forma incompatible con los Propósitos de la ONU;
 Obligación de apoyo a la Organización en las acciones que ejerza de conformidad con la Carta;
 Extensión de las obligaciones de la Carta a los no miembros, en lo relativo al mantenimiento de la
paz y seguridad internacionales;
 No intervención de la ONU en los asuntos que son de jurisdicción interna de los Estados.

Los Miembros.

El Art.4to.de la Carta establece cinco condiciones para ser miembro de la ONU:

1) Que sean Estados;


2) Que sean amantes de la paz;
3) Que acepten las obligaciones consignadas en la Carta;
4) Que estén capacitados para cumplir dichas obligaciones, según el criterio de la Organización;
5) Que estén dispuestos a cumplir esas obligaciones.
La Carta distingue dos tipos de miembros: originarios y admitidos. Debe tenerse en cuenta que esta
distinción no afecta en absoluto los derechos y obligaciones de los miembros, careciendo por lo tanto de
efectos prácticos.
Los miembros originarios son los que habiendo participado en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Organización Internacional celebrada en San Francisco, o que habiendo previamente firmado la
Declaración de las Naciones Unidas del 1ro.de Enero de 1942,suscriban y ratifiquen la Carta.
La Asamblea General puede admitir a otros Estados por recomendación del Consejo de Seguridad.
Cualquier miembro puede ser privado de los derechos y privilegios que tiene cuando hubiera “sido
objeto de acción preventiva o coercitiva por parte del Consejo de Seguridad”.
Cuando un miembro “haya violado repetidamente los principios contenidos en la Carta” podrá ser
despojado de la calidad de miembro.
En los dos casos, la decisión la toma la Asamblea General a recomendación del Consejo de
Seguridad. Este último órgano puede restituir los derechos a un Estado miembro suspendido.
La Carta no prevé el abandono voluntario de la Organización. El único caso es el de Indonesia que la
abandonó el 1ro.de marzo de 1965 por cuestiones puramente políticas. Se oponía a la elección de
Malasia como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, basándose en el hecho de que no lo
había reconocido como Estado.
Indonesia se reintegró el 28 de septiembre de 1966 y la explicación que se dio fue que “en realidad su
ausencia no se basaba en una retirada sino en un cese de su cooperación”.

Procedimiento de admisión.

El procedimiento de admisión de nuevos miembros está detallado en el Capítulo X del Reglamento


Provisional del Consejo de Seguridad.

Artículo 58: “Todo Estado que desee ser Miembro de las Naciones Unidas deberá presentar una
solicitud al Secretario General. Esta solicitud deberá contener la declaración, hecha en instrumento en
debida forma, de que el Estado solicitante acepta las obligaciones consignadas en la Carta”.
Artículo 59: “El Secretario General pondrá inmediatamente la solicitud de admisión en conocimiento de
los representantes en el Consejo de Seguridad. Salvo acuerdo en contrario del Consejo de Seguridad, el
Presidente referirá la solicitud a una comisión del Consejo de Seguridad en la cual estarán
representados todos los miembros del Consejo de Seguridad. La comisión examinará toda solicitud de
admisión que le sea referida y presentará al Consejo sus conclusiones al respecto, por lo menos treinta y
cinco días antes de la apertura de un período ordinario de sesiones de la Asamblea General, o si se
convoca a un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, por lo menos catorce días
antes de la apertura de ese período de sesiones”.
Articulo 60: “El Consejo de Seguridad decidirá si, a su juicio, el Estado solicitante es un Estado amante
de la paz, si está capacitado para cumplir las obligaciones consignadas en la Carta y dispuesto a
hacerlo, y si el Consejo debe, en consecuencia, recomendar la admisión del Estado solicitante en las
Naciones Unidas.
Si el Consejo de Seguridad recomienda que el Estado solicitante sea admitido como Miembro,
transmitirá su recomendación a la Asamblea General, acompañada del acta completa de la discusión.
Si el Consejo de Seguridad no recomienda la admisión del Estado solicitante o aplaza el examen de la
solicitud, presentará a la Asamblea General un inforrne especial acompañado del acta completa de la
discusión.
Con el fin de asegurar el examen de su recomendación por la Asamblea General en el siguiente
período de sesiones que celebre la Asamblea después de recibida la solicitud, el Consejo de Seguridad
presentará su recomendación, cuando menos veinticinco días antes de la apertura de un período
ordinario de sesiones de la Asamblea General o por lo menos cuatro días antes de la apertura de un
período extraordinario de sesiones.
En circunstancias especiales, el Consejo de Seguridad puede decidir presentar una recomendación a
la Asamblea General respecto de una solicitud de admisión con posterioridad a la expiración de los
plazos fijados en el párrafo anterior”.

Reformas a la Carta.

La Carta de la ONU es un tratado que tiene la particularidad de ser un estatuto fundacional, debiendo
reconocerse su carácter constitucional.
Como toda Constitución, contiene normas que prevén el procedimiento de reformas, que en este caso
se encuentran en el Capítulo XVIII de la Carta (arts. 108 y 109) mostrando dos procedimientos
diferentes.

El Artículo 108.

Los Estados que quieran promover reformas a la Carta deben presentarlas a la Asamblea General,
donde se debatirán y votarán, siendo necesario el voto afirmativo de las dos terceras partes de los
miembros de la misma.
Si se obtiene el porcentaje requerido esto no significa que la enmienda se encuentra aprobada. Es
simplemente una recomendación que necesitará que las dos terceras partes de los miembros la
ratifiquen de conformidad con sus respectivas constituciones nacionales.
Además, en esa mayoría de dos tercios deben estar incluidos los cinco miembros permanentes del
Consejo de Seguridad.

El Artículo 109.

La otra forma de promover una reforma es a través de una Conferencia General. En este
procedimiento se tiene que diferenciar tres etapas:
1)La convocatoria de la Conferencia General: Para hacerlo será necesario el voto de las dos terceras
partes de los miembros de la Asamblea General y el voto de cualesquiera nueve miembros del Consejo
de Seguridad.
2)La adopción de las reformas: La decisión se toma por una mayoría de dos tercios de los
participantes, pero lo decidido por la Conferencia General solo tiene valor como recomendación.
3)Entrada en vigencia de las reformas: Deben ser ratificadas por los dos tercios de los miembros de la
ONU, incluyendo a todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Idiomas Oficiales.
Los idiomas oficiales de la ONU son el chino, francés, ruso, inglés y español y según el art.111 los
textos en cualquiera de estos idiomas son igualmente auténticos.

Órganos Principales.

En el capítulo III de la Carta se podrá encontrar una enumeración de los Órganos Principales, que son:
la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de
Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría General.

La Asamblea General.

La integran todos los miembros de la Organización y es el órgano más democrático que tiene, no solo
por su vocación universalista en materia de representación sino también por el voto igualitario de sus
componentes.
Esto surge de los arts.9 (... estará integrado por todos los miembros de la ONU...) y 18 de la Carta
(“Cada miembro de la Asamblea General tendrá un voto”).

Estructura.

Para cada período de sesiones se eligen un presidente y diecisiete vice presidentes. La elección de
éstos últimos se hará de tal manera que puedan encontrarse representadas distintas áreas geográficas:
7 representantes de África y Asia; 1 representante de Europa Oriental; 2 representantes de América
Latina; 2 representantes de Europa Occidental y otros Estados y los 5 representantes de los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad.
Debido a que los asuntos tratar son numerosos y complejos resultaría prácticamente imposible que los
mismos fuesen tratados en sesiones plenarias. Para solucionar esos inconvenientes es que existen
comisiones que tienen a su cargo la misión de estudiar los problemas para luego confeccionar un
informe que será la base sobre la cual la Asamblea General discutirá y decidirá finalmente.
Las Comisiones pueden dividirse de la siguiente manera:

1 Comisiones Principales: todos los miembros tienen derecho a representación en ellas.

a) Comisión Política y de Seguridad (incluye la reglamentación de armamentos);


b) Comisión Política Especial (comparte el trabajo con la Comisión anterior);
c) Comisión de Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales;
d) Comisión de Administración Fiduciaria;
f) Comisión de Asuntos Administrativos y de Presupuesto;
g) Comisión Jurídica.

2) Comisiones de Procedimiento:

a) Comisión General o Mesa de la Asamblea: integrada por el presidente, los diecisiete vice
presidentes de la Asamblea General y los siete residentes de las Comisiones Principales, realiza un
estudio del programa provisional, de lista suplementaria de temas, etc., al comienzo de cada período de
sesiones. Realiza reuniones frecuentes para vigilar la buena marcha de los asuntos.
b) Comisión de Verificación de Poderes: la componen nueve miembros de la Asamblea General y es la
encargada de verificar las credenciales de los representantes.

3) Comisiones Permanentes:

a) Comisión Consultiva en Cuestiones Administrativas y de Presupuesto: la integran doce miembros.


b) Comisión de Cuotas: integrada por doce miembros, asesora a la Asamblea General en el prorrateo
de los gastos de la ONU entre los miembros.
c) Junta de Auditores: tres miembros.
d) Comisión de Inversiones: tres miembros.
e) Comité de Pensiones del Personal de la ONU: nueve miembros.

4 Comisiones Especiales:

a) Comisión de Derecho Internacional;


b) Comisión de Medidas Colectivas;
c) Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados;
d) etc...

Presupuesto de la ONU
El presupuesto de las Naciones Unidas es aprobado por la Asamblea General para un período de dos
años y en este se incluyen los organismos especializados y los programas de Naciones Unidas, además
del trabajo en áreas tales como las relaciones internacionales, justicia y derecho internacionale,
cooperación internacional para el desarrollo, información pública y asuntos humanitarios, entre otros.
El proyecto de presupuesto es presentado por el Secretario General a la Comisión Consultiva en
Asuntos Administrativos y de Presupuesto, integrada por 16 expertos elegidos por los gobiernos. El
Comité del Programa y de la Coordinación, que cuenta con 34 expertos elegidos por la Asamblea
General examina el presupuesto relativo a los programas de la ONU.
Los fondos para el presupuesto ordinario provienen principalmente de las contribuciones de los
Estados Miembros, las cuales se efectúan de acuerdo a una escala de cuotas que se basa en la
capacidad de pago de los países, calculando el ingreso nacional por habitante. La Asamblea General
decidió en 1998 que ningún país pagaría más del 22 % ni menos del 0.001 % del total del presupuesto.
Conforme al artículo 19 de la Carta se le puede quitar el derecho al voto en la Asamblea General al
Estado Miembro cuyos atrasos de pago igualen o superen la cantidad que debiera haber contribuido en
los dos años anteriores. Varios Miembros han sido objeto de esta sanción en el pasado.

Funciones.

 Considerar y hacer recomendaciones sobre los principios de cooperación en el mantenimiento de la


paz y seguridad internacionales, incluso los principios que origen el desarme y la reglamentación de
armamentos.
 Tratar toda cuestión relativa a la paz y seguridad internacionales y, salvo cuando una controversia o
situación ya esté sometida a estudio del Consejo de Seguridad, hacer recomendaciones sobre ella.
 Tratar y, con la misma salvedad, hacer recomendaciones sobre cualquier cuestión dentro de los
límites de la Carta o que afecte a las facultades o funciones de cualquier órgano de la ONU.
 Iniciar estudios y hacer recomendaciones para fomentar la cooperación política internacional,
desarrollar el derecho internacional y su codificación, ayudar a realizar los derechos humanos y
libertades fundamentales de todos, y fomentar la colaboración internacional en los campos
económico, social, cultural, educativo y sanitario.
 Hacer recomendaciones para el arreglo pacífico de cualquier situación, sea cual fuere su origen, que
pueda perjudicar las relaciones amistosas entre las naciones.
 Recibir y considerar informes del Consejo de Seguridad y otros órganos de la ONU.
 Fiscalizar, por conducto del Consejo de Administración Fiduciaria, la ejecución de los acuerdos de
administración fiduciaria para todas las zonas no designadas como estratégicas.
 Examinar y aprobar el presupuesto de la ONU, fijar cuotas a los miembros y examinar los
presupuestos de los organismos especializados.
 Elegir los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, los miembros del Consejo
Económico Y Social y los miembros elegibles del Consejo de Administración Fiduciaria; participar con
el Consejo de Seguridad en la elección de los jueces de la Corte Internacional de Justicia y, a
recomendación del Consejo de Seguridad, nombrar al Secretario General.

Sesiones.

Pueden distinguirse claramente tres tipos de sesiones:

1) Ordinarias:

Se realizan anualmente y se reúnen a partir del tercer martes de septiembre, generalmente en la Sede.
Se inician con un período en el que intervienen altos funcionarios de los miembros, por lo general los
Cancilleres, que emiten declaraciones generales referidas al temario del año.
Aunque los trabajos pueden realizarse en sesión plenaria o en comisión, finalizada esta etapa se pasa
al trabajo en Comisión donde se elaboran proyectos de resoluciones puesto que se ha impuesto la
costumbre de que un asunto no sea sometido a votación si antes no ha sido considerado en la Comisión
que corresponde.
Tanto para el trabajo en sesión plenaria o en las comisiones son considerados idiomas oficiales el
español, francés, inglés, ruso y chino, pero los de trabajo son los cuatro primeros. Las actas se levantan
en los idiomas de trabajo y se realizan traducciones simultáneas de cada uno de los idiomas de trabajo a
los otros tres y del chino a los otros idiomas oficiales (pero no a la inversa). Puede utilizarse un idioma
distinto a los oficiales, pero el que lo haga acompañará una traducción a cualquiera de los idiomas de
trabajo.
Las sesiones terminan en el mes de diciembre, antes de Navidad, pero desde 1973 se implantó la
práctica de suspender indefinidamente las sesiones para así poder reabrirlas en caso de necesidad.
2) Extraordinarias:

Su convocatoria procederá cuando:


a) lo decida la Asamblea Ordinaria;
b) lo pida el Consejo de Seguridad;
c) lo pida la mayoría de los miembros de la ONU.
Se puede convocar en un plazo de quince días y solo tratará un tema determinado.

3) Extraordinarias de Emergencia:

El origen de estas sesiones se encuentra en la Resolución 377 (V),conocida con el nombre de “Unión
pro Paz”, tomada en 1950 con motivo de la crisis de Corea y de la actitud soviética que paralizaba el
funcionamiento del Consejo de Seguridad.
Esta es una verdadera reforma constitucional a la Carta puesto que establece que si el Consejo de
Seguridad no ejerce su responsabilidad primordial de mantener la paz, y no toma medidas ante una
amenaza evidente a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión, por falta de unanimidad entre
sus miembros permanentes, la Asamblea General puede considerar el asunto inmediatamente con el fin
de recomendar a los miembros la adopción de medidas colectivas, inclusive, en caso de
quebrantamiento de la paz o de un acto de agresión, el empleo de la fuerza armada si es necesario para
mantener o restablecer la paz y seguridad internacionales; si la Asamblea no está sesionando, puede
reunirse en sesión extraordinaria de emergencia en un plazo de veinticuatro horas a solicitud del Consejo
de Seguridad o de la mayoría de los miembros de la ONU.
Este tipo de sesiones hace posible la consideración del problema en un marco más democrático, pero
las resoluciones que se aprueben no tendrán la fuerza obligatoria que tienen las tomadas por el Consejo
de Seguridad.

Votación.

En los asuntos importantes, las decisiones se toman por mayoría de dos tercios de los miembros
presentes y votantes. Para determinar esos dos tercios solo se cuentan los que votan a favor y en
contra, no computándose las abstenciones y los ausentes.
Los asuntos de procedimiento u otras cuestiones, se deciden por simple mayoría de los miembros
presentes y votantes.
El art.18 de la Carta contiene una enumeración de algunas cuestiones importantes que no es limitativa,
sino simplemente explicativa.
Estas cuestiones comprenderán:
a) Las recomendaciones relativas al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales;
b) La elección de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad;
c) La elección de los miembros del Consejo de Administración Fiduciaria;
d) La admisión de nuevos miembros;
e) La suspensión de los derechos y privilegios de los miembros;
f) La expulsión de miembros;
g) Las cuestiones relativas al funcionamiento del régimen de administración fiduciaria;
h) Las cuestiones presupuestarias.
Para poder discutir o votar sobre cualquier cuestión o asunto es necesario un quórum de la mayoría de
los miembros de la Asamblea General.

El Consejo de Seguridad.

Dentro de la Carta es considerado el órgano de más poder y al que se le ha conferido la


responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, actuando en nombre de los
miembros al desempeñar las funciones que le impone esa responsabilidad.
Composición.

Está compuesto por QUINCE (15) miembros, CINCO (5) de los cuales son permanentes y DIEZ (10)
no permanentes. Los cinco miembros permanentes se encuentran mencionados por su nombre en el
art.23 de la Carta: la República de China, Francia, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, el
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América.
Los restantes diez miembros son elegidos por la Asamblea General por un período de dos años, no
pudiendo ser reelegidos para el período inmediatamente posterior.
Geográficamente los miembros no permanentes están repartidos de la siguiente manera: África 3; Asia
2; América Latina 2; Europa Occidental y otros Estados 2; Europa del Este 1.
Algunos Estados integraron el Consejo de Seguridad en varias oportunidades, tal el caso de la
Argentina que ha sido miembro no permanente durante los períodos 1948/49, 1959/60, 1966/67,
1972/73, 1987/88, 1994/95, 1999/2000 y 2005/2006.
La presidencia es ejercida por uno de sus miembros durando en el cargo solo un mes, produciéndose
una rotación por orden alfabético de los nombres de los Estados. Es un cargo que tiene una significación
meramente protocolar.
Los integrantes deben mantener un representante permanente para posibilitar al órgano reunirse en
cualquier momento que sea necesario para tratar temas que pongan en peligro la paz y la seguridad
internacionales.
Las resoluciones que se tomen serán obligatorias para todos los miembros de la Organización, estén o
no representados en el mismo.
Un Estado miembro de la ONU que no lo sea del Consejo de Seguridad puede tomar parte, sin
derecho a voto, en sus debates, si el Consejo considera que los intereses de ese país están afectados
de manera especial. Tanto los miembros como los no miembros son invitados a participar en los debates
del Consejo, sin derecho a voto, cuando son partes en una controversia sometida a consideración de
éste. El Consejo de Seguridad formula las condiciones de participación de los no miembros.
Puede reunirse en cualquier lugar del mundo cuando sus miembros lo estimen necesario, pero
generalmente lo hace en la sede de New York. En algunas oportunidades lo ha hecho fuera de ella:
Addis-Abeba en 1972 y Panamá en 1973.
Es importante resaltar que hoy, sin haberse modificado la Carta, el puesto de miembro permanente
asignado a la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas lo está ocupando el Estado al que se
considera como su continuador, esto es, la República de la Federación Rusa (llamada simplemente
Rusia). Esto resulta del Acuerdo del Alma Ata del 21 de diciembre de 1991.

Funciones y facultades.

 Mantener la paz y seguridad internacionales de conformidad con los Propósitos y Principios de la


ONU.
 Investigar toda controversia o situación que pueda crear fricción internacional.
 Recomendar métodos de ajuste de tales controversias, o condiciones de arreglo.
 Formular planes para el establecimiento de un sistema que reglamente los armamentos.
 Determinar si existe una amenaza para la paz o un acto de agresión y recomendar qué medidas se
deben adoptar.
 Instar a los miembros a que apliquen sanciones económicas y otras medidas, que no entrañen el uso
de la fuerza, con el fin de impedir o detener la agresión.
 Emprender una acción militar contra un agresor.
 Recomendar la admisión de nuevos miembros y las condiciones en las cuales los Estados pueden
convertirse en partes del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
 Ejercer las funciones de administración fiduciaria de la ONU en “zonas estratégicas”.
 Recomendar a la Asamblea General la designación del Secretario General y, junto con la Asamblea,
elegir los jueces de la Corte Internacional de Justicia.
 Presentar informes anuales y especiales a la Asamblea General.
Las resoluciones y la votación.

El Consejo de Seguridad se expresa a través de Resoluciones que, de acuerdo al Art.27 de la Carta,


pueden versar sobre dos tipos básicos de cuestiones: las procedimentales y las no procedimentales.
Esta es una cuestión íntimamente ligada al sistema de votación, debiéndose aclarar que cada miembro
tiene un voto.
Las cuestiones de procedimiento son las más elementales y para aprobarse se requiere el voto
afirmativo de NUEVE (9) miembros, no importando la calidad que revistan (permanentes o no
permanentes).
Las no procedimentales, de fondo, referidas a asuntos importantes, también exigen el voto afirmativo
de NUEVE (9) miembros pero, según la Carta, entre ellos debe estar incluido el voto afirmativo de los
CINCO (5) miembros permanentes. De tal manera que, de acuerdo a la Carta, si falta uno o más votos
afirmativos de los miembros permanentes no prosperará una resolución no procedimental.
El voto negativo de un miembro permanente en cuestiones no procedimentales ha sido denominado
“veto”. La abstención de un miembro permanente no significa veto. Por ello es que se puede afirmar que
el veto es la posibilidad que tienen los miembros permanentes de impedir que se apruebe una resolución
contraria a sus intereses.
La práctica ha producido una verdadera modificación a la Carta derogando implícitamente parte del
texto del art. 27. Por esa razón, actualmente, en cuestiones de fondo se requieren NUEVE (9) votos
afirmativos de cualesquiera de sus miembros, siempre que no vote negativamente un miembro
permanente.
Esta última interpretación de que la abstención no equivale al veto ha sido confirmada por la Corte
Internacional de Justicia en su opinión consultiva el asunto “Namibia” del 21 de junio de 1971: ”...los
debates que se desarrollan en el Consejo de Seguridad desde hace muchos años prueban
abundantemente que la práctica de la abstención voluntaria de un miembro permanente ha sido
interpretada siempre y de manera uniforme; a juzgar por las decisiones de la presidencia y la posición de
los miembros del Consejo, en particular de los miembros permanentes; en el sentido de que no
constituye obstáculo a la adopción de resoluciones. La abstención de un miembro del Consejo no
significa que se oponga a la aprobación de lo que ha sido propuesto; para impedir la adopción de una
resolución que exija la unanimidad de los miembros permanentes, un miembro permanente debe emitir
un voto negativo. El procedimiento seguido por el Consejo de Seguridad, cambiado tras la enmienda
aportada al art.27 de la Carta en 1965, ha sido generalmente aceptado por los miembros de las
Naciones Unidas y constituye la prueba de una práctica general de la Organización”.

El Consejo de Seguridad y los quebrantamientos de la paz.

Cuando una controversia desemboca en lucha armada, el Consejo puede actuar de diferentes
maneras tratando de ponerle fin lo antes posible.
Puede recomendar la adopción de medidas coercitivas, de sanciones económicas o de una acción
militar colectiva.
Puede disponer la creación de fuerzas que actúen bajo el mando de la Organización y que son
conocidas con el nombre de “Fuerzas de emergencia de la ONU”, habiendo actuado en diversas
operaciones de mantenimiento de la paz.
Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU (OMP):
-Medio Oriente (Conflicto Árabe-Israelí): Palestina, Canal de Suez, Alturas del Golán, Beirut, Sinaí,
(desde junio 1948 *) (+);
-India-Paquistán (desde enero 1949 *);
-Canal de Suez, Península de Sinaí, Zona de Gaza (Nov./56 a junio/67);
-Frontera Sirio-Libanesa (Jun./58 a Dic./58) (+);
-Congo (hoy Zaire) (julio 60 a junio 64) (+);
-Nueva Guinea Occidental (Oct.62 a abril 63);
-Yemen (julio 63 a septiembre 64);
-Chipre (desde marzo 1964 *) (+);
-República Dominicana (mayo 65 a Octubre 66);
-Frontera Indo-Paquistaní (septiembre 65 a marzo 66);
-Canal de Suez, Península de Sinaí (octubre 73 a julio 79);
-Alturas del Golán de Siria (desde junio 74 *) (+);
-Líbano (desde marzo 1978 *);
-Afganistán y Pakistán (abril 88 a marzo 90);
-Irán-Irak (agosto 88 a febrero 91) (+);
-Angola I y II (enero 89 a junio 91) (+);
-Namibia y Angola (abril 89 a marzo 90);
-Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua (nov.89 a enero 92) (+);
-Frontera Irak-Kuwait (abril 91 *) (+);
-El Salvador (julio 91 *) (+);
-Sahara Occidental (septiembre 91 *) (+);
-Camboya (octubre 91 a marzo 92) (+);
-Ex Yugoslavia: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Serbia y Montenegro, Macedonia (marzo 92 *) (+);
-Camboya (marzo 92 a diciembre 93 ) (+);
-Somalia I (abril 92 a abril 93);
-Mozambique (diciembre 92 *) (+);
-Somalia II (mayo 93 *).
Fuentes: Departamento de Información Pública de la ONU, Sept.93.
Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, julio 93.
Misiones de Paz realizadas por la ARA y la FAA, Marzo/abril 94.
(*) Operaciones en curso a la fecha.
(+) Argentina participa con observadores, efectivos, personal sanitario y hospitales móviles.
Para manejar militarmente esta fuerza la Carta creó un órgano subsidiario llamado Comité de Estado
Mayor, formado por los representantes militares de los miembros permanentes.
En la práctica este órgano carece de operatividad y por lo tanto la creación de la fuerza militar se
negocia, inicialmente de manera informal, con los Estados que proporcionarán las tropas y luego el
Consejo crea la fuerza por medio de una resolución.
En la práctica la fuerza tiene un Comandante militar que actúa en el campo, pero el que realmente
tiene la dirección de las mismas es el Secretario General.
Una operación de mantenimiento de la paz de la ONU es una que estable el Consejo de Seguridad en
lugares donde existen conflictos para lograr que se observe el cese del fuego, establecer una zona de
separación, ayudar a los ex adversarios a aplicar el acuerdo de paz, proteger la entrega de asistencia
humanitaria, ayudar a la desmovilización de los ex combatientes y su regreso a la vida normal,
establecer programas de remoción de minas, supervisar o llevar a cabo elecciones, capacitar a la policía
civil y supervisar el respeto de los derechos humanos.
Los gobiernos aportan voluntariamente personal militar y policías civiles a las operaciones de
mantenimiento de la paz y cada Gobierno retiene la autoridad final sobre su propio personal. Todo el
personal uniformado sigue vistiendo sus uniformes nacionales. Un casco o gorra azul y una insignia de
las Naciones Unidas los identifica como soldados de mantenimiento de la paz de la Organización. Los
soldados que participan en las operaciones de las Naciones Unidas generalmente portan armas ligeras,
pero sólo pueden utilizarlas en defensa propia conforme a reglas estrictas o cuando una parte armada
intenta impedirles cumplir su mandato.

Temas que requieren aprobación conjunta del Consejo de Seguridad y la Asamblea General.

Seis actos requieren la aprobación conjunta de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad:

1) Admisión de nuevos miembros;


2) Expulsión de miembros;
3) Suspensión de miembros;
4) Elección del Secretario General;
5) Elección de los Jueces de la Corte Internacional de Justicia;
6) Declaración de la necesidad de una Conferencia de Reforma de la Carta.
Consejo Económico y Social.

En la práctica común de la ONU se lo denomina “ECOSOC”. Se puede decir que está subordinado a la
Asamblea General e incluso al Consejo de Seguridad (arts.65 y 66 de la Carta). Su competencia es muy
amplia y abarca asuntos de carácter económico, social, cultural, educativo y sanitario, como así también
otros conexos, entre los que se incluye el respeto a los derechos humanos.
Está compuesto por CINCUENTA Y CUATRO (54) miembros, dieciocho (18) de los cuales son elegidos
cada año por la Asamblea General por un período de tres años.
Cada año celebra dos períodos de sesiones con un mes de duración, siendo el órgano coordinador de
la labor económica y social de la ONU y de los organismos especializados y las instituciones conocidas
como “sistema de las Naciones Unidas”.
En el “ECOSOC” las decisiones se toman por simple mayoría de votos, teniendo cada miembro un
voto.
Tiene órganos subsidiarios, entre los que sobresalen las comisiones económicas regionales, la
comisión de derechos humanos y la comisión sobre la condición jurídica y social de la mujer.
Es importante resaltar la función de órgano de conexión entre la ONU y los organismos especializados
(que son sujetos del DIP), y que son los siguientes:
 FAO (Organización de las NU para la Agricultura y la Alimentación);
 UNESCO (Organización de las NU para la Educación, la Ciencia y la Cultura
 OIT (Organización Internacional del Trabajo);
 OMS (Organización Mundial de la Salud);
 FMI (Fondo Monetario Internacional);
 FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola);
 AIF (Asociación Internacional de Fomento);
 BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento);
 CFI (Corporación Financiera Internacional);
 OACI (Organización de Aviación Civil);
 UPU (Unión Postal Universal);
 UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones);
 OMM (Organización Meteorológica Mundial);
 OCMI (Organización Consultiva Marítima Intergubernamental);
 OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual).

Consejo de Administración Fiduciaria.

La Carta le ha asignado a este órgano la supervisión de la administración de los territorios en


fideicomiso cuyas metas principales eran promover el adelanto de los habitantes de los territorios, y su
desarrollo progresivo hacia el gobierno propio o la independencia.
Según la Carta debe estar constituido:
1) Por los países que administren territorios en fideicomiso;
2) Por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y;
3) Por un número variable de Estados elegidos por la Asamblea General, con mandato de tres años, de
modo tal que en el Consejo siempre el número de países administradores fuera igual al de países no
administradores.
Al decrecer el número de territorios en fideicomiso decreció también el número de miembros no
administradores, variando el total de miembros. Hasta el año 1994 eran sólo cinco: EEUU, (único país
administrador del último territorio en fideicomiso hasta su independencia, las islas Palau) y los demás
miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Desde 1945, más de 80 naciones, cuyos pueblos habían estado sometidos al dominio, colonial
ingresaron en la Organización como Estados soberanos e independientes. Además, muchos otros
territorios se asociaron políticamente con Estados independientes o se integraron con otros Estados
como resultado de la libre determinación.
En 1994, el Consejo de Seguridad puso fin al Acuerdo de Administración Fiduciaria del último de los
once territorios en fideicomiso originales que figuraban en el programa: el Territorio en Fideicomiso de las
Islas del Pacífico (Palau), administrado por los Estados Unidos. El Consejo de Administración Fiduciaria,
mediante la modificación de su reglamento, se reunirá únicamente cuando sea necesario.
Pese a lo mucho que se ha avanzado, alrededor de 1,3 millones de personas están todavía sometidas
al dominio colonial. Las Naciones Unidas siguen esforzándose por lograr la libre determinación o la
independencia en los territorios que aún no son autónomos. Debido a esto, la Asamblea General ha
declarado el Segundo Decenio Internacional para la Erradicación del Colonialismo (2001-2010).

Territorios bajo el régimen de administración fiduciaria en el programa original del Consejo

 El Togo bajo administración británica: se unió a la Costa de Oro (colonia y protectorado), territorio no
autónomo administrado por el Reino Unido en 1957 para formar Ghana
 Somalia bajo administración italiana: se unió al protectorado británico de Somalia para formar
Somalia
 El Togo bajo administración Francesa: se independizó con el nombre de Togo en 1960
 El Camerún bajo administración francesa: se independizó con el nombre de Camerún en 1960
 El Camerún bajo administración británica: la parte septentrional se unió a la Federación de Nigeria el
1 de junio de 1961; la parte meridional se unió a la República de Camerún el 1 de octubre de 1961
 Tanganyka bajo administración británica: se independizó en 1961 (en 1964 Tanganyka y el antiguo
Protectorado de Zanzíbar se unieron para formar la República Unida de Tanzania
 Ruanda-Urundi bajo administración belga: se dividió en los Estados soberanos de Rwanda y Burundi
en 1962
 Samoa Occidental bajo administración neozelandesa: se independizó con el nombre de Samoa en
1962
 Nauru, administrado por Australia en nombre de Australia, Nueva Zelandia y el Reino Unido: se
independizó en 1968
 Nueva Guinea, administrada por Australia: se unió al territorio no autónomo de Papua para formar el
Estado independiente de Papua Nueva Guinea en 1975
 Territorio en Fideicomiso de las Islas del Pacífico:
 Estados Federados de Micronesia accedieron a la autonomía plena en libre asociación con los
Estados Unidos en 1990.
 República de las Islas Marshall: accedió a la autonomía plena en libre asociación con los Estados
Unidos en 1990.
 Commonwealth de las Islas Marianas Septentrionales: accedió a la autonomía plena y pasó a ser un
Commonwealth de los Estados Unidos en 1990.
 Palau: accedió a la autonomía plena en libre asociación con los Estados Unidos en 1994

Territorios no autónomos

Además de los territorios que se encontraban en fideicomiso, la ONU también toma en cuenta el tema
del resto de los territorios no autónomos. Esto lo hace a través del Capítulo XI de la Carta, donde se
afirma que los Estados Miembros que administren dichos territorios reconocen que los habitantes de
esos territorios están por encima de todo y por lo tanto buscarán el mayor desarrollo y bienestar posible
para ellos, así como el gobierno propio.
Desde 1960, la ONU también se guió por la "Declaración sobre la concesión de la independencia a los
países y pueblos coloniales", adoptada por la Asamblea General. En la Declaración, los Estados
Miembros proclamaron la necesidad de acelerar el fin del colonialismo. Se ha regido igualmente por la
resolución 1541 (XV), de 1960, en que se definen las tres opciones que ofrecen plena autonomía a los
territorios que todavía son dependientes.
De 1960 a 1990, 53 territorios han alcanzado gobierno propio gracias al apoyo de las Naciones Unidas.
Sin embargo, en el 2000 todavía existían 17 territorios no autónomos administrados por Estados Unidos,
Francia, Nueva Zelandia y el Reino Unido.
Nómina de territorios no autónomos por continente:
África:
Sahara Occidental: El 26 de febrero de 1976 España comunicó al Secretario General que a partir de
dicha fecha daba por terminada su presencia en el Territorio del Sahara y que estimaba necesario hacer
constar lo siguiente: España se consideraba a partir de ese momento exenta de toda responsabilidad de
carácter internacional en relación con la administración del Territorio, en vista de que había cesado su
participación en la administración temporal establecida para el Territorio. En 1990 la Asamblea General
reafirmó que la cuestión del Sahara Occidental era un problema de descolonización que debía ser
resuelto por el pueblo del Sahara Occidental.
Atlántico y Caribe:
 Anguila. Administración: Reino Unido.
 Bermudas: Administración: Reino Unido.
 Islas Caimán: Administración: Reino Unido.
 Islas Malvinas: Administración: Reino Unido.
 Islas Turcas y Caicos: Administración: Reino Unido.
 Islas Vírgenes Británicas: Administración: Reino Unido.
 Islas Vírgenes de los Estados Unidos: Administración: EEUU.
 Monserrat: Administración: Reino Unido.
 Santa Elena: Administración: Reino Unido.
Europa:
 Gibraltar: Administración: Reino Unido.
Océano Pacífico y Océano Indico
 Guam: Administración: EEUU.
 Nueva Caledonia: Administración: Francia.
 Pitcairn: Administración: Reino Unido.
 Samoa Americana: Administración: EEUU.
 Tokelau: Administración: Nueva Zelandia.

La Secretaría General.

Es el órgano administrativo de la ONU, siendo el que la Carta desarrolla en forma menos explícita
(arts.97 a 101). A su frente se encuentra un funcionario internacional llamado Secretario General,
nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad. La Carta no establece
la duración del mandato de éste funcionario, por lo que la Asamblea General lo fijó en cinco años.
Actúa como tal en todas las reuniones de la Asamblea General, del Consejo de Seguridad, del Consejo
Económico y Social y del Consejo de Administración Fiduciaria y anualmente presenta ante la Asamblea
General un informe sobre las actividades de la Organización.
De él depende todo el personal de la ONU, siendo el encargado de efectuar los nombramientos
teniendo en cuenta no solo la capacidad sino también la distribución geográfica equitativa de los mismos.
La Secretaría General está integrada por un grupo de funcionarios internacionales, que representan a
más de ciento ochenta nacionalidades, que prestan servicios en la Sede y fuera de ésta, desempeñando
las labores cotidianas de la ONU sin depender de ningún gobierno en particular y siendo fieles solo a la
Organización.

La elección del Secretario General.

Al acercarse el fin del mandato del Secretario General, empieza a plantearse el tema electoral. Este
tiene dos opciones: retirarse o buscar la reelección.
Cuando pretende la reelección realiza una verdadera campaña política para captar votos. Distinta es la
situación si el funcionario opta por retirarse. En este caso los gobiernos, antes de postular a un
candidato, realizan sondeos diplomáticos dirigidos a evaluar las posibilidades de aceptación del mismo.
Si el resultado de las consultas es positivo, tratarán de lograr el apoyo de los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad, que, por gozar del derecho a veto, son determinantes en toda
elección.
Si no media un rechazo rotundo, la campaña se extiende a otros países para lograr un apoyo más para
la candidatura.
La siguiente etapa es la oficialización de la candidatura ante el Consejo de Seguridad, que es el órgano
que interviene en la primera etapa de la elección. Será elegido el candidato que obtenga el mayor
número de votos - superando el mínimo exigido de nueve - sin ningún voto negativo de los miembros
permanentes.
A continuación se aprueba una resolución en la que se recomienda a la Asamblea General al candidato
más votado. Luego de ésta elección, la Asamblea General cumple con la formalidad de aprobar la
recomendación del Consejo de Seguridad.
Del texto de la Carta se desprende que el Consejo de Seguridad propone el candidato y que la
Asamblea General puede nombrar o rechazar a la persona recomendada, por tener el poder de decisión
final. La práctica ha demostrado que la Asamblea General no ha hecho uso de la facultad que le otorga
la Carta, limitándose a aprobar sin discusión las propuestas del Consejo de Seguridad.

La Corte Internacional de Justicia.

La Corte Internacional de Justicia (en adelante CIJ) es el principal órgano judicial de la ONU y
reconoce como antecedente a la Corte Permanente de Justicia Internacional (en adelante CPJI), nacida
bajo los auspicios de la Sociedad de las Naciones en 1920 y de la cual no formaba parte.
No obstante, existía un estrecho lazo que vinculaba a ambos y que se manifestaba en el hecho de que
el Consejo y la Asamblea de la SDN elegían a los jueces y podían pedirle opiniones consultivas.
El comienzo de la 2da.Guerra Mundial en 1939 paralizó prácticamente a la CPJI, pero durante el
desarrollo del conflicto se pensó muy seriamente sobre su destino al alcanzarse la paz.
Durante el desarrollo de la Conferencia de San Francisco, reunida entre abril y junio de 1945, para
redactar la Carta de la ONU, se decidió crear la CIJ, que sería uno de los órganos principales y
funcionaría de acuerdo a un Estatuto, basado en el de la CPJI, que se anexaría a la Carta de la que
formaría parte integrante.
Como la creación de la CIJ significaba la disolución de la CPJI, sus jueces presentaron sus renuncias
el 31 de enero de 1946 y el 5 de febrero de 1946 la ONU eligió los miembros de la CIJ.
Formalmente, la CPJI se disuelve en abril de 1946 y la CIJ, que se reunía por primera vez, elige su
presidente, constituye una Secretaría y nombra en general a los antiguos funcionarios de la CPJI,
celebrando su primera audiencia pública el 18 de abril de 1946.

El Estatuto y el Reglamento.

El Estatuto desarrolla una serie de principios generales que se encuentran enunciados en el Capítulo
XIV de la Carta de la ONU y, a pesar de que es parte integrante de la misma, no está integrada a la
Carta sino simplemente anexada.
De esta manera se permite que un Estado que no sea miembro de la ONU pueda llegar a ser parte en
el Estatuto, puesto que los miembros de la ONU son ipso facto partes (art.93 de la Carta).
La Corte, cuando lo juzgue oportuno, puede proponer reformas al Estatuto que remitirá al Secretario
General y luego serán sometidas a la Asamblea General.
La CIJ puede darse su propio Reglamento (art.30 del Estatuto) para completar las reglas enunciadas
en el Estatuto y hacer las veces de verdadero código de procedimientos.
El Reglamento no puede contradecir al Estatuto confiriéndole a la Corte atribuciones que no tiene.

Los Jueces.

La CIJ se compone de QUINCE (15) jueces (art.3 del Estatuto) que duran NUEVE (9) años en sus
cargos (art.13 del Estatuto) y se renuevan cada TRES (3) años por terceras partes, es decir que CINCO
(5) jueces serán suplantados.
Los jueces pueden ser reelegidos y en caso de fallecimiento o renuncia de un magistrado durante su
mandato, se realiza lo antes posible una elección especial para designar a un reemplazante que cumpla
el resto del período que falta por completar.
Son elegidos por los Estados miembros de la ONU y los otros Estados parte en el Estatuto de la CIJ.
Los candidatos deben ser personas que gocen de alta consideración moral, que reúnan las condiciones
requeridas para el ejercicio de las más altas funciones judiciales en sus respectivos países o que sean
jurisconsultos de reconocida competencia en materia de derecho internacional.
Teniendo en cuenta que el número de candidatos propuestos nunca será mayor del doble de las
vacantes, cada uno de los Estados parte en el Estatuto propondrán hasta un máximo de cuatro
candidatos, de los cuales no más de dos serán de su misma nacionalidad.
Seguidamente, el Secretario General de la ONU elabora una lista, por orden alfabético, siendo éstas
las únicas personas elegibles. Esta lista será entregada a la Asamblea General y al Consejo de
Seguridad para que, simultánea e independientemente uno del otro, procedan a la elección de los
jueces.
En el Consejo de Seguridad, para esta votación en particular, no hay diferencia entre miembros
permanentes y no permanentes. Los Estados que sean parte en el Estatuto pero que no sean miembros
de la ONU participan en la votación de la Asamblea General.
En toda elección, los electores tendrán en cuenta que las personas llamadas a formar parte de la
Corte, no solo deberán reunir las condiciones exigidas, sino asegurar en el conjunto la representación de
las grandes formas de civilización y de los principales sistemas jurídicos del mundo.
Este principio se refleja en la práctica en la distribución de los miembros de la Corte entre las
principales regiones del globo que hoy, es la siguiente:
África: 3
América Latina: 2
Asia: 3
Europa Occidental y otros Estados: 5
Europa Oriental: 2
Son elegidos aquellos candidatos que obtengan la mayoría absoluta de votos en la Asamblea General
y en el Consejo de Seguridad, y si resultan elegidos más de un nacional de un mismo Estado queda
electo el de más edad.
Si realizada la primera elección aún quedan cargos vacantes se procederá a realizar una segunda
elección y, si es necesario, una tercera.
Si después de la tercera elección todavía quedan cargos por cubrir, puede en todo momento
constituirse, a pedido de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad, una Comisión mediadora de
seis (6) miembros (Tres (3) nombrados por la Asamblea General y tres (3) por el Consejo de Seguridad)
para elegir para cada asiento vacante un nombre que será presentado para que sea votado
separadamente por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad.
En esta lista pueden ser incluidos, por unanimidad, todas las personas que reúnan las condiciones
exigidas, aún cuando no figuren en la lista preparada por el Secretario General.
Si la Comisión mediadora fracasa, los miembros de la CIJ serán los encargados de elegir a los
restantes jueces, entre aquellas personas que hubieran obtenido sufragios tanto en la Asamblea General
como en el Consejo de Seguridad.

Los Jueces “Ad-Hoc”.

Si un Estado parte en un conflicto sometido a la Corte no cuenta con un juez de su nacionalidad en la


misma, podrá entonces designar un juez de su elección en calidad de juez “Ad-Hoc”. Incluso si no forma
parte de la Corte ningún juez con nacionalidad de los Estados litigantes, cada uno de ellos puede
designar un juez. El designado, preferentemente, deberá ser uno de los candidatos que ese Estado
hubiera propuesto para ser juez de la CIJ.
Cuando dos o más Estados tengan un interés común en la Corte, se los considerará como una parte y
solo podrán designar un juez “Ad-Hoc”. Los propuestos para ocupar el cargo tienen que reunir las
mismas condiciones requeridas para los jueces ordinarios.
El juez “Ad-Hoc” solo interviene en el tratamiento de esa causa en particular y no en las restantes que se
estuvieran tratando ante la Corte. Por lo común, estos jueces votan a favor del Estado que los ha
designado, por lo que su misión estriba de hecho en defender las posiciones de las partes en el
momento decisivo de deliberación de la Corte.

Obligaciones y limitaciones de los Jueces.

Los jueces deben ejercer sus funciones con toda imparcialidad y conciencia, no pudiendo tener a su
cargo ninguna función política o administrativa, ni ser agente, consejero o abogado en ningún asunto de
orden internacional, ni participar en el arreglo de ninguna cuestión en que hayan intervenido como
agentes, consejeros o abogados de una de las partes, o como miembros de un Tribunal, nacional o
internacional, o de una comisión de encuesta, o en cualquier otro carácter. En caso de existir alguna
duda o desacuerdo al respecto, la Corte será la encargada de decidir sobre el asunto.
Los miembros de la Corte, una vez electos, no son delegados de su gobierno ni de su país, ni del
gobierno de ningún otro Estado. La Corte no está compuesta por representantes de gobiernos ni de
Estados. Los jueces, en el ejercicio de sus funciones, gozan de privilegios e inmunidades diplomáticas.

Autoridades.

La CIJ tiene un presidente y un vice presidente que se eligen entre sus miembros, duran tres años en
el cargo y pueden ser reelegidos.
La Corte también nombra a su Secretario y a los demás funcionarios que crean convenientes. La
Secretaría es el órgano administrativo permanente de la CIJ y solo depende de ella.
La misión de la Secretaría corresponde a la de un servicio auxiliar de la justicia. Su actividad es en
parte judicial y en parte diplomática y equivale, por otra parte, a la de los servicios jurídicos,
administrativos, financieros y de conferencias e información pública de los organismos internacionales.
La Corte funciona normalmente en pleno, aunque el Estatuto reconoce la posibilidad de constitución de
Salas especiales, compuestas por un número reducido de jueces que podrán oír y resolver los casos si
las partes así lo solicitan. La reforma del Reglamento del año 1972 admitió que los Estados puedan
designar a los jueces que integren dichas Salas.
La Competencia.

La Corte tiene dos tipos de competencia:


1) La contenciosa; y
2) La consultiva.

La Competencia Contenciosa.

Según el art.34 del Estatuto, solamente los Estados pueden ser partes en las controversias que sean
sometidas a decisión de la CIJ. Esto quiere decir que tanto actor como demandado deben ser Estados.
Ni la ONU ni sus Organismos Especializados ni ninguna otra organización internacional gubernamental
pueden ser parte en un asunto contencioso ante la Corte.
Cabe preguntarse ¿qué Estados exactamente?. El párrafo 1ro.del art.35 del Estatuto reconoce ese
derecho a todos los Estados partes en él, debiéndose señalar que, según el art.93 de la Carta, tienen
“ipso facto” esa condición los miembros de la ONU, aunque un Estado no miembro puede llegar a ser
parte en el Estatuto de acuerdo a las condiciones establecidas en cada caso por la Asamblea General a
recomendación del Consejo de Seguridad. Pero también un Estado no parte en el Estatuto puede llegar
a litigar ante la Corte, ya que, de acuerdo con el párrafo 2 del art.35 del Estatuto (caso de Albania en el
litigio del Canal de Corfú, resuelto por sentencia del 09/04/1949), el Consejo de Seguridad fijará, con
sujeción a los tratados vigentes, las condiciones en que la Corte estará abierta a otros Estados,
condiciones que no podrán colocar a las partes de modo alguno en situación de desigualdad.
Los intereses privados tampoco pueden ser objeto de una acción ante la Corte, a no ser que un Estado
haga suyas las reclamaciones de un particular de su nacionalidad en contra de otro Estado, pero en este
caso estaríamos en presencia de un litigio entre Estados. Varios son los ejemplos que se pueden dar al
respecto: los casos Ambatielos, Anglo-Iranian Oil Co., Nottebohn, Barcelona Traction, etc.
Algo similar ocurre con las naciones que no son Estados y con los Estados, Cantones o Provincias de
un Estado Federal, por lo que el Estado de Virginia (EEUU), el Cantón de Berna (Suiza) o la Provincia de
Salta (República Argentina) no podrán, por ejemplo, ser partes ante la Corte.
A mayor abundamiento, debe recordarse que el art.34 del Estatuto de la CIJ es muy claro al decir que
“solo los Estados podrán ser parte en casos ante la Corte”.
La competencia se establece siempre voluntariamente entre los Estados teniendo en cuenta que el eje
principal de la cuestión es el principio de libertad en la elección del medio de arreglo y que por lo tanto es
imposible la vía judicial sin el consentimiento de los Estados parte.
Los Estados pueden expresar ese consentimiento después de surgida la controversia a través de un
acuerdo especial denominado compromiso; o bien antes de nacida la controversia, en cuyo caso el
consentimiento puede prestarse por vía convencional o por vía unilateral si existe una declaración
unilateral del otro Estado parte.
Con respecto a las declaraciones unilaterales diremos que, los Estados partes en el Estatuto pueden
declarar en cualquier momento que reconocen como obligatoria “ipso facto” y sin convenio especial,
respecto de cualquier otro Estado que acepte la misma obligación, la jurisdicción de la Corte en todas las
controversias de orden jurídico que versen sobre:
a)la interpretación de un tratado;
b)cualquier cuestión de Derecho Internacional;
c)la existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría violación de una obligación
internacional;
d)la naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el quebrantamiento de una
obligación internacional.
La declaración puede hacerse incondicionalmente o bajo condición de reciprocidad por parte de varios
o determinados Estados o por tiempo determinado.

El procedimiento.

El procedimiento está regulado en el Estatuto de la CIJ y desarrollado en su Reglamento. El idioma a


utilizarse debe ser uno de los dos oficiales de la Corte, inglés o francés, si las partes se ponen de
acuerdo. De no existir consenso cada parte puede elegir para sí el que desee. No obstante puede
utilizarse cualquier otro idioma, pero la parte que lo haga deberá acompañar una traducción al francés o
al inglés de cada escrito o documento que presente.
Ante la Corte las partes están representadas por agentes, pero también pueden nombrar consejeros o
abogados, que disfrutarán de los privilegios e inmunidades necesarios para el desempeño de sus
funciones.
Para el desarrollo del procedimiento la Corte dicta las providencias necesarias y procede a realizar las
notificaciones y comunicaciones pertinentes.
El procedimiento se inicia, según el caso, mediante notificación del compromiso o por solicitud escrita
dirigida al Secretario de la Corte. Se entiende que la solicitud escrita solo se realiza en los casos de
competencia basada en tratados o convenciones distintos del compromiso o en el juego de las
declaraciones facultativas. Por lo demás, el procedimiento tiene una faz escrita y una oral.

El procedimiento Escrito.

El procedimiento escrito comprende la presentación de una memoria, una contramemoria, una réplica y
una dúplica.
La memoria debe contener una exposición de los hechos en que se basa la demanda, los fundamentos
de derecho y las conclusiones de la parte actora, que deben ir acompañados de los documentos en que
se apoyan.
La contramemoria contendrá el reconocimiento o negación de los hechos expuestos en la memoria; si
es necesaria, una exposición adecuada de los hechos; las observaciones relativas al derecho expuesto
en la memoria; una exposición de los fundamentos de derecho en respuesta y las conclusiones de la
parte demandada.
La réplica puede ser presentada por el actor y la dúplica por el demandado, no pudiendo repetir los
argumentos de las partes sino que tienen que resaltar los puntos que aún los separan.
Finalizado el procedimiento escrito, la causa queda lista para la vista, no admitiéndose la presentación
de ningún nuevo documento o escrito salvo acuerdo de partes o decisión de la Corte.

El procedimiento oral.

Cuando el asunto está listo para la vista la Corte fija la fecha para la apertura del procedimiento oral. El
Presidente será el que dirija las vistas, pero en su ausencia lo reemplazará el Vice Presidente o el juez
más antiguo. Las vistas son públicas si la Corte no decide lo contrario o si las partes no lo piden.
Las partes presentarán las pruebas que estimen necesarias o las que la Corte les pida. También, la
Corte decidirá si las partes presentarán sus alegatos antes o después de las pruebas y, si no existe
acuerdo, determinará el orden en que los agentes, consejeros o abogados tomarán la palabra para
exponer el caso.
Una vez finalizada la vista, se levantará un acta que firmarán el Presidente y el Secretario y cuando los
agentes, abogados o consejeros hayan completado la presentación de su causa, el Presidente da por
terminada la vista y el asunto queda listo para dictar sentencia.
Si antes de dictarse la sentencia las partes arriban a un acuerdo, el proceso queda terminado. Si el
actor desiste antes de que el demandado haya realizado actos de procedimiento, la Corte da por
terminado el proceso.

La Sentencia.

Una vez terminada la etapa oral, la Corte se retira a deliberar privadamente. Todas las decisiones que
tome la Corte deberán contar con mayoría de votos de los jueces presentes y para el caso de empate, el
voto del Presidente o del juez que lo reemplace decide.
La sentencia es leída en sesión pública y un ejemplar de la misma, firmado y sellado, es depositado en
los archivos de la Corte, recibiendo cada parte una copia. Cada uno de los Estados parte en el Estatuto
de la CIJ recibe una copia del fallo.
Según el art.79 del Reglamento, la sentencia debe contener:
1) Una indicación de sí ha sido dictada por la Corte en pleno o por una Sala;
2) Fecha de emisión;
3) Nombre de los jueces que tomaron parte en ella, de las partes y de sus agentes;
4) Resumen del procedimiento;
5) Conclusiones de las partes;
6) Circunstancias de hecho;
7) Fundamentos de derecho;
8) La parte dispositiva;
9) La decisión, si la hubiera, con respecto a las costas;
10) Indicación del número de jueces que han constituido la mayoría.

Cada uno de los jueces tiene la posibilidad de agregar a la sentencia sus opiniones separadas o
disidentes o dejar constancia de su disentimiento (art.57 del Estatuto).
La sentencia es definitiva e inapelable (art.60 del Estatuto), lo que significa que no se pueden
interponer recursos en su contra como sucede en los sistemas procesales de los derechos internos. Sin
embargo, cualquiera de las partes puede solicitar a la Corte su interpretación en caso de desacuerdo
sobre su sentido o alcance (art.60 del Estatuto).
También puede pedirse la revisión del fallo si se descubre un hecho nuevo de tal naturaleza que pueda
ser factor decisivo y que, al pronunciarse éste, fuera desconocido por la Corte y por la parte que pida la
revisión, siempre que el desconocimiento no se deba a su negligencia. El pedido de revisión solo se
puede hacer dentro de los seis meses desde que se descubra el hecho nuevo y nunca cuando hayan
transcurrido diez años desde la fecha de la sentencia (art.61 del Estatuto).
En caso de incumplimiento de la sentencia, la parte afectada puede recurrir al Consejo de Seguridad
de la ONU para que, si lo cree necesario, haga recomendaciones o dicte medidas con objeto de que se
cumpla el fallo (art. 94 de la Carta). A pesar de que se hayan dado algunos casos de inejecución de
sentencias, este procedimiento no ha sido aplicado hasta el presente.

La competencia consultiva.

El art.65 del Estatuto de la CIJ dice que está facultada para “emitir opiniones respecto de cualquier
cuestión jurídica”.
El art.96 de la Carta de la ONU indica quienes pueden solicitar Opiniones Consultivas:
1) La Asamblea General y el Consejo de Seguridad;
2) Los otros órganos de la ONU y los Organismos Especializados que en cualquier momento sean
autorizados por la Asamblea General.
A pesar de parecer evidente, conviene resaltar que el único órgano de la ONU que no puede pedir
Opiniones Consultivas es la propia Corte.
Ni los particulares ni los Estados pueden pedirlas, pero no obstante, éstos últimos tienen ciertos
derechos que son:
1) Ser notificado de todo pedido de Opinión Consultiva;
2) Enviar exposiciones escritas o hacer exposiciones orales sobre el objeto de la Opinión, si la Corte lo
invita o si se lo permite, si no fue invitado;
3) Si ha presentado exposiciones escritas u orales, puede participar en la discusión de las exposiciones
presentadas por otros Estados u Organizaciones Internacionales.
La Corte ha declarado que, en principio, no debe negarse a contestar una solicitud de Opinión
Consultiva, aunque en varias oportunidades debió decidir si era competente, si la cuestión era realmente
jurídica, si procedía contestarla, etc.
Presentada por escrito la solicitud de opinión, se inicia un procedimiento que no se aleja demasiado del
previsto para la competencia contenciosa. Existe en él una etapa escrita y otra oral. Según el art.68 del
Estatuto, en el ejercicio de las funciones consultivas la Corte se guiará no sólo por las disposiciones
específicas de aquél, sino también por las que rijan en materia contenciosa, en la medida en que las
considere aplicables.
Los dictámenes no son obligatorios, tal como lo expresó la CIJ cuando dijo que “la respuesta de la
Corte no tiene más que un carácter consultivo, como tal no podría tener efecto obligatorio” (Opinión
Consultiva del 30/03/1950 relativa a la “Interpretación de los Tratados de paz con Bulgaria, Hungría y
Rumania”).
Los Órganos y Organismos Especializados de la ONU no están obligados a pedir ni a ejecutar las
Opiniones Consultivas, teniendo por lo tanto la más absoluta libertad de aceptarlas o no.
En un solo caso son obligatorias y es cuando de antemano se ha decidido que tendrán fuerza
obligatoria (Opiniones Consultivas sobre el “Acuerdo relativo a la Sede entre la ONU y EEUU” y la
“Convención sobre privilegios e inmunidades de la ONU”).

La prueba ante la CIJ

Adaptación de la traducción libre realizada por el doctor Tomás Aguilar Mawsdley, de la versión original
inglesa, publicada en Essays in Honour of Wang Tieya (R.St.J. Macdonald, ed.; 0-7923-2469-2; Kluwer
Academic Publishers; pub. Martinus Nijhoff, 1993; printed in Great Britain), pp. 553-550

La legislación interna de la mayoría de los Estados contiene normas sobre las pruebas que pueden
presentarse ante los tribunales civiles, penales o de cualquier otro tipo de jurisdicción, consistentes en
pautas sobre la carga de la prueba, su admisibilidad, la etapa del proceso que deben ser presentadas y
su valor probatorio.
En el ámbito internacional, para actuar ante la CIJ, los criterios probatorios son pocos y conforman un
sistema que otorga una gran dosis de libertad tanto a las partes como a la Corte. Varias son las razones
de este contraste: en primer lugar, la naturaleza de los conflictos internacionales sometidos a la decisión
de la Corte no es exactamente la misma que en los ordenamientos internos, por lo general, pocas o
ninguna de las cuestiones de hecho hacen necesario evaluar las probanzas de cada parte porque la
controversia, la mayoría de las veces, está referida a consecuencias legales que deben deducirse de
hechos admitidos; en segundo lugar: en lo atinente a medidas probatorias, en el Derecho internacional
los factores sociales, históricos, geográficos, técnicos, económicos y políticos no inciden de la misma
manera que en las legislaciones internas; y, en tercer lugar, podemos afirmar que faltan antecedentes
procesales que permitan establecer un mínimo común denominador.
No existen restricciones o limitaciones sobre las pruebas que los interesados pueden presentar, sea
por iniciativa propia o a solicitud de la Corte, quedando ésta última en libertad para evaluar las probanzas
y para resolver el caso concreto con los fundamentos que estime prudente considerar. En cuanto al
fondo del derecho, la justicia internacional rechaza los sistemas que imponen al juzgador una regulación
restrictiva prohibiendo especialmente ciertas pruebas. Prevalece el sistema opuesto a la convicción
íntima del juez permitiéndole disfrutar de una gran libertad en la apreciación de las pruebas para poder
elaborar su decisión sin estar constreñido por reglas rígidas.
Basándose en el principio de la igualdad de las partes, este sistema tiene como meta la búsqueda de
todas las pruebas relacionadas con cuestiones, sean de hecho o de derecho, que puedan ayudar a la
Corte a decidir el caso con fundamentos de fondo y no en razones puramente técnico procedimentales.
En el caso de las "Zonas Libres de Alta Saboya y del Distrito de Gex" (7 de junio de 1932), la Corte sentó
claramente este punto de vista al precisar que "la decisión de un conflicto internacional de este tipo no
puede depender de razones exclusivamente procesales".
Las fuentes inmediatas en esta materia son el Estatuto de la CIJ y su Reglamento; pero los
antecedentes se encuentran en el proyecto de disposiciones sobre procedimiento para el arbitraje
internacional preparado por Instituto de Derecho Internacional (1875), las Convenciones de La Haya para
el Arreglo Pacífico de las Controversias Internacionales de 1899 y 1907 y la práctica de las Cortes
Internacionales de Arbitraje.
La actual regulación se encuentra vigente desde la creación de la Corte Permanente Internacional de
Justicia (1920). El Artículo 92 de la Carta de la ONU expresa que el Estatuto de la CIJ está basado en el
de la Corte Permanente Internacional de Justicia y, por lo tanto, no presenta diferencias en materia
probatoria permitiendo aprovechar la práctica acumulada en más de setenta años.
Los sistemas de derecho anglosajón y continental, que prevalecían en momento de la adopción del
Estatuto, ejercieron una influencia singular en la regulación de la evidencia. No puede dudarse de que el
"affidávit", tiene su origen en el common-law; mientras que el activo papel asignado a la Corte en la
búsqueda de la prueba, se originó en el Continental.
De acuerdo al Artículo 31 del Reglamento, las partes están llamadas a desempeñar un importante
papel en lo que respecta a la determinación del procedimiento a seguir en cada caso.
“En todo asunto sometido a la Corte, el Presidente se informará de la opinión que tengan cada una de
las partes sobre las cuestiones de procedimiento. Los agentes de las partes serán convocados a este
efecto por el Presidente lo antes posible después de que sean designados y ulteriormente siempre y
cuando sea necesario”.
Sin embargo, la Corte no desempeña un papel pasivo porque, por iniciativa propia, puede impulsar la
búsqueda de nuevas pruebas si estima que las obrantes no son suficientes, tal como surge del artículo
48 del Estatuto.
“La Corte dictará las providencias necesarias para el curso del proceso, decidirá la forma y los
términos a que cada parte debe ajustar sus alegatos y adoptará las medidas necesarias para la práctica
de pruebas”.
De oficio o a instancia de parte, la Corte usó con frecuencia la facultad que le otorga el Artículo 49 del
Estatuto (Casos: "Derechos de los nacionales de los Estados Unidos de América en Marruecos"; "Canal
de Corfú"; "Oro amonedado sacado de Roma en 1943";"Ambatielos"): "Aun antes de empezar una vista,
la Corte puede pedir a los agentes que produzcan cualquier documento o den cualesquiera
explicaciones. Si se negaren a hacerlo, se dejará constancia formal del hecho".
Según el Artículo 50 del Estatuto, “La Corte podrá, en cualquier momento, comisionar a cualquier
individuo, entidad, negociado, comisión u otro organismo que ella escoja, para que haga una
investigación o emita un dictamen pericial", dispositivo que concuerda con el del Artículo 34, párrafo 2,
que expresa que “Sujeta a su propio Reglamento y de conformidad con el mismo, la Corte puede solicitar
de organizaciones internacionales públicas, información relativa a casos que se litiguen ante la Corte y
recibirá la información que dichas organizaciones envíen a iniciativa propia”.
Probar es demostrar que un hecho invocado en el proceso es verosímil. La finalidad del procedimiento
es obtener la información, tanto de hecho como de derecho, que la Corte requiera para llegar a la
verdad. Como regla general, todo hecho alegado tiene que ser probado, salvo que se trate de un hecho
notorio cuyo conocimiento sea de tal amplitud y magnitud que pueda ser considerado como conocido por
todo el mundo. En el caso "Palmas" (Estados Unidos vs. Holanda, año 1928) el árbitro Max Huber
resolvió que no había necesidad de probar la existencia del Tratado de Utrecht de 1714. Tampoco se
tienen que probar los hechos alegados por una de las partes durante el proceso cuando la otra los
aceptó sin discutirlos.
Se considera que el Derecho interno es un hecho que debe ser probado. La parte interesada tendrá
que arrimar las pruebas pertinentes, sin que ello restrinja los poderes discrecionales de la Corte para
determinarlo. La CPJI, en 1926 en el caso "Ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia Polaca",
determinó que “desde el punto de vista del derecho internacional y de la Corte que es su órgano, las
leyes internas son meramente hechos que expresan la voluntad de los Estados y constituyen su
actividad, en forma similar a las decisiones legales o las medidas administrativas”.
En año 1929, en el caso "Préstamos Brasileños", la CPJI confirmó su posición al decidir: “Aun cuando
obligada a aplicar la ley interna cuando las circunstancias así lo requieran, la Corte, que es un tribunal de
derecho internacional y que en este carácter debe saber lo que esto significa, no tiene que, además,
conocer la ley interna de los diferentes países. Todo lo que puede ser afirmado a este respecto es que la
Corte pueda, posiblemente, verse obligada a conocer la ley interna que deberá ser aplicada. Esto lo hará
mediante la prueba que le sea suministrada por las partes o a través de las investigaciones que
considere prudentes realizar o que considere deben ser llevadas a cabo”.
Para poder aplicar correctamente la ley interna es necesario que se conozcan el texto exacto de la
norma pertinente, los antecedentes y su interpretación por parte de los tribunales ordinarios u otros
organismos públicos. La CPJI, en el caso "Préstamos Serbios", dijo: “Para que la Corte proceda a dar su
propia interpretación del derecho interno haciendo a un lado decisiones judiciales existentes, con el
consiguiente peligro de contradecir los principios que han sido incorporados en tal ley por él más alto
tribunal nacional y que, en sus resultados, parezcan a la Corte razonables, no estaría en concordancia
con la tarea para la cual ha sido creada ni sería compatible con los principios reguladores de la selección
de sus miembros. Como los jueces ad hoc son generalmente súbditos de uno de los Estados parte en el
proceso, están en posición de ayudar a la Corte Internacional de Justicia a la comprensión de sus leyes
nacionales”. Esta fue una de las razones invocadas para justificar la existencia de los jueces ad hoc.
La opinión de la Corte es distinta cuando se trata del Derecho internacional. No necesita ser probado
porque se presume que es conocido por los jueces como lo afirma el viejo aforismo latino “jura novit
curia” (el tribunal conoce el derecho). En la práctica, una parte importante de los alegatos está referida a
normas de Derecho internacional que, según el criterio de las partes, son aplicables al caso.
Con relación a la prueba de las fuentes del DIP enumeradas en el Artículo 38 del Estatuto, la Corte en
materia probatoria no las considera a todas con el mismo criterio.
“Las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas
expresamente reconocidas por los Estados litigantes” no tienen que ser probadas porque, según el
Artículo 102 de la Carta de la ONU, ”Todo tratado y todo acuerdo internacional concertados por
cualesquiera miembros de las Naciones Unidas después de entrar en vigor esta Carta, serán registrados
en la Secretaría y publicados por ésta a la mayor brevedad posible”. Por lo tanto, ninguno de los
signatarios de un tratado o acuerdo internacional podrá invocarlo ante un órgano alguno de la ONU si no
lo registró previamente.
Si la costumbre internacional es discutida, tiene que ser probada. Deben demostrarse tanto la práctica
constante y uniforme de los Estados como la opinio iuris o convicción que sienten los Estados de que
determinado tipo de conductas son exigidas por el DIP. Basándose en lo dicho por la Corte en el caso
"Plataforma Continental del Mar del Norte", algunos autores sostienen que sólo tiene que probarse la
práctica uniforme.
“No tan sólo los actos en cuestión deben constituir una práctica establecida, sino que deben también
ser tales – o deben ser realizados en tal forma - que constituyan demostración de la creencia de que esta
práctica se ha hecho obligatoria, por la existencia de una norma legal que así lo requiere. La necesidad
de tal creencia, por ejemplo, la existencia de un elemento subjetivo, está implícita en la idea de la opinio
iuris sive necessitatis. Los Estados involucrados deben, por tanto, sentir que se están sometiendo a lo
que equivale una obligación legal”.
Idéntico criterio se aplicó en los casos "Plataforma continental" (Yamahiria Árabe Libia c. Malta) y
"Acciones militares y paramilitares en y en contra de Nicaragua" (Nicaragua c. Estados Unidos).
En varios casos se cuestionó tanto la existencia como los contenidos de las normas del derecho
internacional consuetudinario y se presentaron pruebas a favor y en contra de la vigencia de las reglas
consuetudinarias controvertidas.
En el asunto del "Canal de Corfú" (1949), se debatió la existencia del derecho de paso inocente de
buques de guerra en las aguas territoriales de un Estado y sobre el derecho de paso a través de los
estrechos de cualquier tipo a la luz del derecho consuetudinario y si el Canal de Corfú era una ruta
marítima internacional.
En el caso "Haya de la Torre" (Colombia c Perú, 1950), Colombia alegó que, de acuerdo a una
costumbre regional, tenía el derecho de calificar unilateral y decisivamente la naturaleza de un crimen
atribuido al político peruano Haya de la Torre, al que le había concedido "asilo diplomático" en su
Embajada en Lima. Antes de recordar que quien confía en una costumbre de ese tipo deberá probar que
ha sido establecida de tal modo que se ha hecho obligatoria para la otra parte, la Corte resolvió que,
sobre la base de los instrumentos internacionales y a los muchos casos particulares citados por
Colombia, no podía...”encontrar evidencia que el gobierno colombiano había probado la existencia de tal
costumbre. Pero, aun cuando pudiera suponerse su vigencia entre ciertos Estados latinoamericanos, no
podía ser alegada contra Perú (pues, este país) lejos de haberse, por su actitud, avenido a ella, la había,
por el contrario, repudiado al abstenerse de ratificar las convenciones de Montevideo de 1933 y 1939,
primeras en incluir normas referentes a la calificación del delito en materia de asilo diplomático”.
También se discutió la existencia del derecho internacional consuetudinario en casos como "Plataforma
Continental del Mar del Norte", "Plataforma Continental" (Yamahiria Árabe-Libia c. Malta) y "Acciones
militares y paramilitares en y en contra Nicaragua" (Nicaragua c. Estados Unidos)- el denominado "Zonas
de Pesca entre el Reino Unido y Noruega" (1951).
Sucede algo semejante cuando una parte invoca cualquiera de las otras de las fuentes enumeradas en
el Artículo 38 del Estatuto, basándose en los principios generales del derecho, en decisiones judiciales o
en la doctrina de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones. La parte interesada
tendrá que arrimar la prueba apropiada, sin perjuicio de la facultad que tiene la Corte de ordenarla de
oficio.
Al igual que en los ordenamientos internos, todo aquel que invoque un hecho tiene la carga de
probarlo. En el DIP el tema tiene que encararse desde una perspectiva distinta porque la diferencia entre
los sujetos procesales (actor y demandado) no es siempre demasiado clara en casos surgidos como
consecuencia de un acuerdo entre ellos. Además, recuérdese que la Corte goza de amplias facultades
para requerir a discreción y a cualquiera de las partes que presenten documentos u otro tipo de prueba
que estime conducentes.
Con mucha frecuencia el punto en discusión hace que las posiciones del así llamado demandante y del
demandado, no sean distinguibles y como el Estatuto asimila al uno y al otro, su distinción se ve
dificultada. La práctica de la Corte señala que la carga de la prueba corresponde tanto al actor como al
demandado. En el caso del Estatuto Legal del Este de Groenlandia, y con la implicancia del término
Groenlandia. Aún cuando Noruega era la demandada ¿Le correspondía la carga de la prueba? ¿O el
origen estaba en el “inusual o excepcional significado” que Noruega atribuyó a Groenlandia?
No cabe duda de que según la práctica de la Corte, fundada en el principio de la cooperación entre las
partes y el tribunal, las partes tienen la facultad de suministrar las pruebas requeridas para apoyar sus
petitorios y el deber de hacerlo, y de suministrar probanzas en la totalidad de las materias, tanto de
hecho como de derecho. Colaboración esta que permitirá llegar al conocimiento de la verdad. Más que
un derecho, los Estados tienen el deber de suministrar al tribunal todos los elementos probatorios de que
puedan disponer.
Se sabe que no existen limitaciones sobre las pruebas que puedan ser presentadas por las partes, u
obtenidas por la Corte misma, porque en la mayoría de los casos no se discuten los hechos sino que el
litigio se centra en la interpretación de los mismos. Sin embargo, con frecuencia se requiere la presencia
de testigos, peritos, expertos y la realización de investigaciones. A pesar de que aun cuando sus
disposiciones no apuntan expresamente a las presunciones y a las confesiones, no cabe duda sobre la
licitud de su uso eventual. Puede afirmarse la aplicabilidad de todos los medios probatorios sin excepción
alguna.
Las partes no están obligadas a someter previamente a la consideración de la Corte las pruebas que
presentarán para que ésta decida sobre su admisibilidad. De la actual regulación se infiere que las partes
pueden utilizar cualquier tipo de pruebas y que la Corte puede, en su oportunidad, evaluarlas libremente.
En la práctica, la Corte muy rara vez ha rechazado elementos probatorios aducidos por las partes.
Cuando lo hizo, la inadmisibilidad se fundamentó en la presentación extemporánea.
Como resultado del principio de la igualdad de las partes, las pruebas alegadas por una de ellas,
deben ser comunicadas a la otra, a fin de darle la oportunidad de comentarlas o refutarlas. En este
sentido, el Estatuto, Artículo 43, parágrafo 4, dispone que "todo documento presentado por unas de las
partes será comunicado a la otra mediante copia certificada" y el Reglamento de la Corte, Artículo 57,
ordena: ”... cada una de las partes comunicará al Secretario, con la debida antelación antes de la
apertura del procedimiento oral, los medios de prueba que se proponga presentar o los que tenga
intención de pedir que obtenga la Corte. Esta comunicación contendrá la lista de los nombres, apellidos,
nacionalidades, calidades y domicilio de los testigos y peritos que la parte de que se trate desee que
sean llamados, con indicación, en líneas generales, del punto o puntos sobre los cuales versará su
deposición. Se facilitará, asimismo, una copia de esta comunicación para ser transmitida a la otra parte”
Del Artículo 43 del Estatuto se desprende que el procedimiento de la Corte es escrito y oral. Algunos
medios de pruebas, como regla general, deben presentarse en la fase escrita mientras que otros,
usualmente, en la segunda.
La que más se usa es la prueba documental. El Estatuto y el Reglamento se refieren a ella pero no
definen el concepto de "documento", por una parte, y, por la otra, no distinguen entre sus diversas
clases. Generalmente se acepta que no debe haber restricciones en relación con los instrumentos
utilizables como medio probatorio.
Dentro de la prueba documental pueden englobarse a los tratados publicados en alguna de las
colecciones reconocidas; documentos oficiales provenientes de organizaciones internacionales y de
parlamentos nacionales; correspondencia diplomática publicada o no, comunicados y otras como libros,
mapas, planos, cartas topográficas, asientos contables, archivos, fotografías, películas, opiniones legales
y de expertos, etc.; y declaraciones juradas
Sin embargo, algunas de las pruebas como mapas, películas y fotografías, no son documentos stricto
sensu. Cabe señalar que las disposiciones sobre la prueba ante la Corte no diferencian entre
documentos públicos y privados, ni regulan la denominada "regla de la mejor probanza", conforme a la
cual, siempre que sea posible, deberán acompañarse originales y no fotocopias o copias certificadas.
Ni el Estatuto ni el Reglamento regulan lo relacionado con la presentación de documentos secretos o
confidenciales. La CPJI en los casos "Jurisdicción de la Comisión Europea del Danubio" y "Jurisdicción
Territorial de la Comisión Internacional del Río Oder" decidió no tomar en cuenta ciertos documentos
sometidos a su consideración, en virtud de su naturaleza confidencial. El asunto también fue discutido en
el caso del "Canal de Corfú", donde Albania solicitó a Gran Bretaña que acompañara un documento
naval conteniendo órdenes secretas para los oficiales al mando de una nave de guerra británica. La
Corte solicitó su presentación, pero Gran Bretaña se negó a hacerlo. Al decidir sobre el tema, la Corte
destacó su incapacidad para "extraer de esta negativa a presentar las órdenes, conclusiones diferentes a
las que los acontecimientos producidos hubieran dado lugar".
Otro de los temas no regulados expresamente es la de la admisibilidad de "affidávit" o declaraciones
juradas. Es un medio probatorio propio del derecho consuetudinario muy utilizado ante los tribunales
anglosajones que puede encasillarse como una categoría intermedia entre las pruebas documentales y
las orales. El "affidávit" es un documento que contiene un testimonio, presentado bajo juramento, ante un
escribano público, notario u otro funcionario público, a iniciativa de una de las partes. El deponente, en
principio, puede ser citado a prestar declaración personal en el procedimiento oral y, en consecuencia,
ser repreguntado: en la práctica, sin embargo, rara vez está presente ante el tribunal. La Corte aceptó la
presentación de esta prueba para facilitar la sustanciación de las pruebas, tomando en consideración las
dificultades y los gastos que generaría trasladar testigos hasta La Haya para que testimonien
personalmente. De esta manera se evita el problema de tener que convocar a declarar testigos no
residentes en su sede.
El problema podría obviarse mediante el envió de rogatorias a los gobiernos del Estado donde residen
los testigos permitido por el artículo 44, parágrafo 1, del Estatuto: "Para toda notificación que deba
hacerse a personas que no sean los agentes, consejeros o abogados, la Corte se dirigirá directamente
al gobierno del Estado en cuyo territorio deba diligenciarse”. Pero es un procedimiento lento y, por su
misma naturaleza, no garantizaría que la notificación fuera entregada a tiempo. Los "affidávit" fueron
admitidos, inter alia, en dos oportunidades importantes: por la CPJI, en el caso "Mavrommatis" entre
Grecia y el Reino Unido (1927) y por la CIJ, en el caso "Canal de Corfú" (1948). En ambos casos, la
legislación de una de las partes (Gran Bretaña) permite este tipo de prueba. En el caso "Africa del Sud
Oeste" (análisis del fondo), la Corte, mediante decisión de 14 de mayo de 1965, negó la presentación de
evidencia por este medio porque la parte en cuestión tenía el derecho, si así lo decidiera, de citar
testigos.
Los documentos pueden ser presentados en el idioma en el que fueron redactados originalmente. Pero
como, según el Artículo 39 del Estatuto, los idiomas oficiales son el francés y el inglés, los redactados en
otros idiomas deben ser traducidos al oficial elegido por las partes. Si no se pusieren de acuerdo en éste,
conforme al Reglamento de la Corte, Artículo 51, parágrafo 3, “Cuando un documento anexo a un
alegato escrito no esté redactado en uno de los dos idiomas oficiales de la Corte, se acompañará una
traducción en uno de esos dos idiomas, certificada como exacta por la parte que lo presente. La
traducción podrá limitarse a parte del anexo o a extractos del mismo pero, en este caso, deberá ir
acompañada de una nota explicativa indicando los pasajes traducidos. La Corte podrá, sin embargo,
pedir que se facilite la traducción de otros pasajes o una traducción completa”.
Según el Artículo 43, parágrafo 2, del Estatuto todos los escritos y documentos que las partes
pretenden utilizar para sostener sus alegatos deben ser, en principio, presentados en el curso del
procedimiento escrito y, de acuerdo con el párrafo 4 del mismo artículo, todo documento presentado por
una de las partes será comunicado a la otra mediante copia certificada. Adicionalmente, el Reglamento
de la Corte, Artículo 52, parágrafo 1, señala: “El original de cada alegato escrito será firmado por el
agente y depositado en la Secretaría de la Corte. Deberá ir acompañado de una copia certificada
conforme del alegato y de los documentos anexos al mismo, así como de las traducciones, para (su)
comunicación a la otra parte de acuerdo con el párrafo 4 del Artículo 43 del Estatuto, y del número de
ejemplares adicionales requerido por la Secretaría de la Corte sin perjuicio que más tarde puedan
pedirse más ejemplares si las necesidades así lo exigiesen”.
Una vez finalizado el procedimiento escrito no se puede presentar ningún documento adicional,
excepto cuando exista el consentimiento de la otra parte o en el supuesto contemplado en Reglamento,
Artículo 56, párrafo 2. A este respecto, el Estatuto, Artículo 52, párrafo 1, prescribe: ”Después del cierre
del procedimiento escrito, no podrá producirse ningún documento nuevo a la Corte por ninguna de las
partes a no ser con el asentimiento de la otra parte”.
Por su parte, el Artículo 56, parágrafo 2, del Reglamento establece: "A falta de asentimiento, la Corte
podrá autorizar, una vez oídas las partes, la producción del documento si estima que éste sea
necesario". En el caso Mavrommatis, la CIJ decidió que, aun sin el consentimiento de Gran Bretaña, era
admisible un documento que Grecia pretendía citar durante el juicio oral en el entendimiento de que la
Corte quedaba en libertad para determinar su valor probatorio. Acompañado el nuevo documento, se
dará traslado del mismo a la contraparte (Artículo 56 del Reglamento).
Durante el procedimiento oral no podrá hacerse ninguna referencia sobre documentos no producidos
de acuerdo con lo establecido en el Estatuto, Artículo 43, o en el Reglamento de la Corte, Artículo 56, a
menos que forme parte de una publicación fácilmente disponible.
La presentación de nuevos documentos tuvo importancia en los casos "Canal de Corfú", "Haya de la
Torre", "Anglo-Iranian Co.", "Minquiers y Ecrehos" y "Nottebohm". En el caso "Oro Amonedado", la Corte
dictó una directiva general según la cual, después de la conclusión del procedimiento escrito, sólo se
permitiría la presentación de nuevos documentos en circunstancias excepcionales y de conformidad con
las condiciones pautadas en el Reglamento.
La prueba oral es la menos utilizada porque en la mayoría de los casos no se discuten los hechos. En
relación con este tipo de prueba pueden mencionarse dos cosas importantes: primera, no existe
jerarquía entre los diferentes medios probatorios, de forma tal que la documental no excluye o limita el
uso del testimonio oral; y segunda, la Corte tiene libertad para decidir sobre el valor probatorio del
testimonio oral o de cualquier otro tipo de prueba.
La comparencia de testigos se dio en varios casos. En "Canal de Corfú", por ejemplo, Gran Bretaña
presentó siete y Albania, cinco y algunos de ellos actuaron, al mismo tiempo, como peritos. En el caso
"Ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia Polaca", algunos testigos se presentaron como peritos y no
como meros deponentes. También fueron usados en los casos "Templo de Preah Vihear" (pruebas) de
1962, "África del Sud Oeste" (pruebas) de 1966, y, más recientemente, en "Acciones militares y
paramilitares en y en contra Nicaragua" (Nicaragua c. Estados Unidos de América, pruebas) de 1986,
"Disputa Fronteriza" (Burkina Faso c. Mali) de 1986 y "Disputa sobre Fronteras de Tierra, Islas y Mar" (El
Salvador c. Honduras) de 1992.
La confiabilidad de los testigos presentados puede verificarse a través de las repreguntas de la otra
parte o de la misma Corte. El Artículo 51 del Estatuto establece: “Las preguntas pertinentes que se
hagan a testigos y peritos en el curso de una vista, estarán sujetas a las condiciones que fije la Corte en
las reglas de procedimiento de que trata el Artículo 30”. El Artículo 58, párrafo 2, del Reglamento,
establece que el método para examinar testigos y peritos debe ser fijado por la Corte, una vez oídas las
opiniones de las partes, de acuerdo con el Artículo 31. Conviene recordar la declaración que el
Presidente de la Corte en el caso del “Canal de Corfú”: “Nuestro procedimiento es muy liberal. No limita
el número de preguntas a responder, pues siendo el deseo de la Corte que exista la mayor claridad en
los asuntos presentados a su decisión, por una parte, y, por la otra, ofrecerle a las partes todas las
oportunidades para defender sus puntos de vista. De este modo, luego de la deposición y las
repreguntas, quien presentó originalmente al testigo tiene no sólo la facultad de plantearle otras nuevas,
sino la de agregar explicaciones técnicas, sea por sí mismo o por medio expertos que lo acompañen “.
Según lo establecido en el Artículo 43, párrafo 5, del Estatuto, la audiencia de testigos se lleva a cabo
durante el procedimiento oral. Según el Artículo 57 del Reglamento, la parte que presenta los testigos
está obligada a comunicar al Secretario, con suficiente antelación y antes de que dé inicio al
procedimiento oral, los nombres, apellidos, nacionalidades, calidades y domicilio de los testigos y peritos
que desea sean llamados, con indicación, en líneas generales, del punto o puntos sobre los cuales
versará su deposición. Las partes pueden llamar cualquier testigo incluido en la lista; pero, si, en
cualquier momento durante las audiencias, quiere convocar un declarante que no aparezca en ella,
deberá informárselo a la Corte y a la otra parte, y les suministrará, además, la información especificada
en la citada norma reglamentaria. Estos testimonios podrán ser evacuados si la otra parte no presenta
objeciones o si la Corte considera que la evidencia parece relevante (Reglamento, Artículo 63, parágrafo
1).
Los testigos no están obligados a prestar juramento; pero, de conformidad con el Reglamento, Artículo
64, "salvo en el caso de que la Corte, teniendo en cuenta circunstancias especiales, eligiera una fórmula
diferente, a) todo testigo, antes de hacer su deposición hará la declaración siguiente: ‘Declaro
solemnemente, por mi honor y conciencia, que diré la verdad, toda la verdad y nada más que la
verdad’".
Los testigos declararán sobre hechos que hayan percibido con sus sentidos personalmente. Los
consejeros de las partes pueden ser llamados a declarar, si tienen conocimiento personal de un hecho
que no ha sido adquirido en su condición de consejero. Los testigos referenciales, por supuesto, no
tienen el mismo valor probatorio, pero la Corte puede tomar en cuenta sus dichos si hace presumir la
veracidad del alegato. En otras palabras, la llamada "prueba circunstancial" puede, según las
circunstancias, ser aceptada por la Corte.
Normalmente la Corte descarta las probanzas basadas en testigos de referencia, esto es, evidencia
atribuida por el testigo o deponente a terceras personas de quienes la Corte no ha recibido confirmación
personal o directa. Declaraciones de este tipo son consideradas como ‘alegatos’ y no como pruebas
concluyentes.
El testimonio de peritos y expertos se utiliza en la medida en que son necesarios para verificar hechos
que exigen conocimientos, científicos o técnicos, que los jueces de la Corte no tienen. Geógrafos y
cartógrafos fueron interrogados en casos de disputas territoriales y, particularmente, en la delimitación de
áreas marítimas. En algunos casos, como el de "Golfo de Maine" (EEUU y Canadá), las partes
convinieron de antemano, la utilización de la prueba pericial. También se usaron en los casos
"Plataforma Continental" (Túnez y Yamahiria Árabe-Libia y entre Yamahiria Árabe-Libia y Malta), y
"Disputa Fronteriza" entre Burkina Faso y Malí.
Todas las disposiciones del Estatuto y del Reglamento referentes a los testigos se aplican a los peritos
y expertos y la única diferencia se encuentra en la declaración que éstos deben hacer antes de cualquier
exposición. De acuerdo con el Reglamento, Artículo 64, "... b) todo perito, antes de hacer su deposición,
hará la declaración siguiente: declaro solemnemente, por mi honor y conciencia, que diré la verdad, toda
la verdad y nada más que la verdad, y que mi exposición está de acuerdo con mi sincera convicción”.
Como la Corte tiene absoluta libertad para evaluar las pruebas sometidas a su consideración, no está
limitada en sus apreciaciones por la declaración de los peritos y expertos. Puede aceptarlas o
rechazarlas, total o parcialmente.
Como los peritos de parte pueden fundarse en teorías diferentes, la Corte tiene la facultad discrecional
para nombrar un perito o experto de oficio no sólo para resolver la disputa ante su consideración, sino
también las contradicciones existentes entre los otros peritos que han comparecido a declarar.
El testimonio de los peritos y expertos puede ser impugnado y contradicho mediante el examen
realizado por el representante, asesor o abogados de la otra parte, bajo el control del Presidente de la
Corte y mediante las afirmaciones de otros peritos que sustenten puntos de vista diferentes. El
Presidente y los jueces de la Corte pueden, asimismo, formular preguntas que los expertos deberán
responder (Reglamento de la Corte, Artículo 65).
Los peritos y expertos son normalmente propuestos por las partes, pero pueden ser nombrados por la
Corte, según lo dispuesto en el Reglamento de la Corte, Artículo 67, parágrafo 1: ”Si la Corte considera
necesario proceder a una investigación o a un peritaje, dictará, una vez oídas las partes, una providencia
a este efecto, en la que se precisará el objeto de la investigación o del peritaje y determinará el número y
forma de designación de los investigadores o de los peritos, así como el procedimiento que se ha de
seguir. La Corte, cuando proceda, invitará a las personas designadas como investigadores o peritos a
hacer una declaración solemne”.
El párrafo 2 del mismo Artículo dice, "Todo informe o acta relativa a la investigación y todo dictamen
pericial será comunicado a las partes, a las que se les dará la oportunidad de presentar sus
observaciones al respecto". Los peritos y expertos designados por la Corte son compensados, cuando
ello es adecuado, con fondos provenientes de la Corte (Artículo 68). La Corte designó sus propios peritos
en el caso "Canal de Corfú”.
Por lo general los informes periciales se hacen en uno de los dos idiomas oficiales de la Corte; pero, si
lo hubiesen hecho en otro, debe ser traducido al inglés o al francés (Reglamento de la Corte, Artículo
70). El procedimiento a seguir en el uso de las traducciones está reglado en el Artículo 70, párrafos 2, 3,
y 4.
No podemos olvidar las pruebas obtenidas in loco por la misma Corte. En cualquier ocasión, la Corte
puede decidir, de motu proprio o a pedido de parte, recabar evidencias en el sitio vinculado al caso, en
las condiciones que establezca luego de oír a las partes. Los arreglos necesarios deben hacerse de
conformidad con lo establecido en el Artículo 44 del Estatuto, según el cual, cualquier actividad dirigida a
este fin, deberá tramitarse directamente con el gobierno del Estado en cuyo territorio se materializará.
Debe advertirse que existe poca experiencia en la aplicación del artículo 44, sosteniendo algunos
autores que su trascendencia es escasa por no existir legislación local que autorice tal acción. En el caso
"África del Sud Oeste", segunda fase, se le solicitó a la Corte que hiciera uso de este método; pero se
resolvió en contra. Más recientemente, se hizo una solicitud similar a la Sala de la Corte que trataba el
caso de la “Disputa sobre Fronteras de Tierra, Islas y Mar” (El Salvador y Honduras). En esta ocasión, la
Corte tampoco materializó esta posibilidad ni explicó el por qué de su decisión.
De acuerdo al Artículo 50 del Estatuto, la Corte también puede ordenar una investigación: “la Corte
podrá, en cualquier momento, comisionar a cualquier individuo, entidad, negociado, comisión u otro
organismo que ella escoja, para que haga una investigación...". Si considera necesario usar este
mecanismo, una vez oídas las partes, dictará una providencia a tal efecto, en la que se precisará el
objeto de la investigación y determinará el número y forma de designación de los investigadores, así
como el procedimiento a seguir.
Reglamento de la Corte, Artículo 67."1. Si la Corte considera necesario proceder a una investigación o
a un peritaje, dictará, una vez oídas las partes, una providencia a ese efecto, en la que se precisará el
objeto de la investigación o del peritaje y determinará el número y forma de designación de los
investigadores o de los peritos, así como el procedimiento que se ha de seguir. La Corte, cuando
proceda, invitará a las personas designadas como investigadores o peritos a hacer una declaración
solemne. 2. Todo informe o acta relativa a la investigación y todo dictamen pericial será comunicado a
las partes, a las que se les dará la oportunidad de presentar sus observaciones al respecto”.
La investigación, definida y regulada en la Convención de La Haya para el Arreglo Pacífico de las
Disputas Internacionales de 1907, parte III, tiene por objeto elucidar los hechos en disputa mediante una
investigación concienzuda e imparcial (Convención de La Haya de 1907, Artículo 9) y puede ser resuelto
de oficio o a instancia de parte. En los casos "Zonas Libres de la Alta Saboya y del Distrito de Gex" y
"Oscar Chinn" (1932 y 1934, en su orden), solicitudes de este tipo fueron negadas por la Corte; ésta, sin
embargo, acordó la planteada en el caso "Canal de Corfú" (1949).
Las normas que regulan la prueba no mencionan la confesión, aun cuando puede encontrarse una
referencia indirecta en el Artículo 49 del Estatuto: “Aún antes de empezar una vista, la Corte puede pedir
a los agentes que produzcan cualquier documento o den cualesquiera explicaciones Si se negaren a
hacerlo, se dejará constancia formal del hecho”. La Corte puede interpretar que la negativa de una de las
partes para exhibir algún documento o para suministrar cualquier explicación requerida equivale a una
confesión o, dicho en otras palabras, una admisión de la veracidad de los hechos discutidos; pero,
discrecionalmente, puede interpretar la negativa como lo estime conveniente. En el caso "Canal de
Corfú", la Corte no extrajo conclusión alguna de la negativa de Gran Bretaña de exhibir un documento
solicitado. En términos generales, durante el curso del juicio, frecuentemente las partes aceptan ciertos
alegatos de la otra, lo que facilita la tarea de la Corte porque limita el conflicto a un número determinado
de hechos.
Se admiten como pruebas mapas, fotografías, modelos a escala reducida, bajorrelieves, grabaciones,
películas, cintas de video y, en general, todas las técnicas audiovisuales de exposición. Los mapas, muy
utilizados en conflictos limítrofes, territoriales o marítimos, pueden ayudar a que la Corte comprenda más
cabalmente el punto en discusión. En el caso "Zonas de Pesca Anglo-noruegas", Noruega presentó un
bajorrelieve de ese país, a escala relativamente amplia, donde mostraba con claridad las que estimaba
eran sus zonas de pesca. En el caso "Desviación de aguas del Río Meuse", entre Países Bajos y
Bélgica, y, más recientemente, en el caso "Plataforma Continental" (Túnez/Libia Arabe–Yamahiria) se
utilizaron procedimientos similares.
Los modelos a escala reducida fueron aceptados por la Corte en algunos de los casos mencionados
anteriormente. En el primero, "Zonas de Pesca Anglo-noruegas", se presentó el modelo de una trainera,
equipado con su red y demás mecanismos de pesquería. En el segundo, el Reino de los Países Bajos
exhibió un modelo de esclusa.
En el caso "Templo de Preah Vihear", la Corte, reunida en privado y con presencia de las partes,
presenció la proyección de una película que mostraba el sitio en discusión que había sido presentada
como prueba por una de ellas. Las fotografías fueron aceptadas en los casos "Canal de Corfú" y "Zonas
de Pesca Anglo-Noruegas". Más recientemente, fotografías aéreas fueron presentadas por Nauru en
contra de Australia, en el caso "Algunas Áreas Contentivas de Fosfatos en Nauru", a fin de probar, el
estado físico de la isla como secuela de la explotación de las minas de fosfatos llevada a cabo desde
comienzos del siglo XX.
Algunos autores consideran que mapas, bajorrelieves, modelos a pequeña escala, películas y
fotografías son pruebas documentales y por esa razón deben presentarse durante la fase escrita del
procedimiento. Sin embargo, en la práctica actual, mapas, fotografías y otros medios audiovisuales son
exhibidos en la oral. En realidad, este tipo de pruebas no está regulado y, en consecuencia, pueden
admitirse en cualquiera de las fases del procedimiento, aun cuando, en algunos casos, la presentación
es más efectiva si se hace durante la fase oral.
La regulación de la prueba ante la CIJ no contempla las presunciones como evidencia y, por lo tanto,
no distingue, como en el derecho interno entre presunciones juris tantum (consideradas ciertas hasta
tanto no se pruebe lo contrario) y juris et de jure (contra las que no se admiten evidenciasen contra). Aun
cuando no está obligada a aceptar presunciones, en la práctica normal la Corte utiliza un razonamiento
fundado en presunciones. En otras palabras, la Corte presume, basada en la experiencia general o en
ciertos hechos probados, que un alegato es verdadero o muy probable, hasta tanto lo contrario sea
probado.
Aunque gozando de mayor libertad en el cumplimiento de sus tareas, los tribunales internacionales, sin
embargo, están regidos por ciertos principios generales fundados en el sentido común y desarrollados a
través de la experiencia humana. Estos principios crean presunciones iniciales, guían una forma de
prueba y determinan la incidencia de la carga de la misma .
Para el caso de incomparecencia de una de las partes o la abstención de defender su caso, el Artículo
53 del Estatuto establece:
1) “Cuando una de las partes no comparezca ante la Corte, o de abstenga de defender su caso, la otra
parte podrá pedir a la Corte que decida a su favor.
2) Antes de dictar su decisión, la Corte deberá asegurarse no sólo de que tiene competencia conforme
a las disposiciones de los Artículos 36 y 37, sino también de que la demanda está bien fundada en
cuanto a los hechos y al derecho”.
No es una situación ajena a los tribunales internacionales dado que ocurrió en varias oportunidades.
Los casos más resonantes de incomparecencia de una de las partes y de abstención para defender sus
casos, son los del "Personal Diplomático y Consular de los EEUU Teherán" (EEUU c. Irán) de 1980 y
"Acciones Militares y Paramilitares en y en contra de Nicaragua" (Nicaragua c. EEUU) de 1986.
Lo examinado hasta el momento permite concluir que el sistema de prueba ante la Corte regulado por
el Estatuto y el Reglamento de la Corte, conceden una gran libertad tanto a las partes como a la Corte.
No restringe o limita la presentación de cualquier tipo de evidencia ni contiene preceptos relativos al valor
que debe dársele. También existen disposiciones referentes al tiempo de promoción y evacuación, con
normas lo suficientemente flexibles como para permitir su presentación extemporánea según el caso de
que se trate.
La Corte está facultada para impedir la multiplicación de pruebas de escaso o ningún valor, sino
también para solicitar a las partes la presentación de las que considere necesarias para la decisión del
caso concreto.
El Artículo 60 del Reglamento de la Corte, basado en el Artículo 48 del Estatuto, determina : ”Los
alegatos pronunciados en nombre de cada parte serán tan sucintos como sea posible habida cuenta de
lo que es necesario para una presentación adecuada de las pretensiones de las partes en las vistas”.
Esto significa que tienen que estar orientadas a tratar los puntos que todavía separan a las partes sin
volver a exponer todo lo que ya se trató en los alegatos escritos, ni simplemente repetir los hechos y
argumentos ya invocados en lo mismos.
En este sentido el Artículo 61, parágrafo 1, del Reglamento dice: “La Corte podrá en cualquier
momento, antes o durante vistas, indicar los puntos o problemas que desearía trataran especialmente
las partes o aquellos que considere que han sido suficientemente discutidos”.
La Corte puede formular preguntas a los agentes, consejeros y abogados y exigirles aclaraciones
(Reglamento de la Corte, Artículo 61, párrafo 2). Individualmente, cada juez tiene el mismo derecho: para
ejercerlo, sin embargo, deben notificárselo al Presidente, quien, de acuerdo con lo dispuesto en el
Estatuto, Artículo 45, es responsable del control de las audiencias (Reglamento de la Corte, Artículo 61,
parágrafo 3). Los agentes, consejeros y abogados pueden responder las preguntas de la Corte o de los
jueces, sea inmediatamente o dentro del lapso fijado por el Presidente (Artículo 61, párrafo 4).
La práctica indica que la Corte casi no ejerce la facultad de formular preguntas, pero los jueces,
particular y frecuentemente, lo han hecho. Cabe citar como ejemplos los casos "Laudo Arbitral de 31 de
julio de 1989" (Guinea-Bissau c. Senegal) de 1991, "Paso a través del Gran Belt" (Finlandia c.
Dinamarca) y "Disputa sobre Fronteras de Tierra, Islas y Mar" (El Salvador c. Honduras). Los jueces
plantearon interrogantes a las partes durante las audiencias en el primer caso, y en la fase de medidas
provisionales en los restantes.
Esta práctica, muy usada en los países del Common Law y de escaso valor en los sistemas que
utilizan el derecho Continental, recibió manifestaciones tanto a favor como en contra. Algunos afirman
que es un excelente mecanismo para conocer la verdadera posición de las partes en relación con los
puntos importantes del conflicto. Otros argumentan que los jueces y la Corte misma, al formular los
interrogantes, anticipan sus posiciones. Sin embargo, la práctica seguida por la Corte no tuvo resultados
negativos y puede haber servido para que se le suministrara toda la información posible, tanto en los
hechos como en el derecho, antes del dictado de la sentencia.
El Estatuto, Artículo 34, después de dejar sentado el principio de que cualquier Estado puede ser parte
en casos ante la Corte (párrafo 1), se refiere a la facultad de la Corte para solicitar, de acuerdo con su
Reglamento, de organizaciones internacionales públicas información relativa a casos sometidos a su
consideración, por un lado, y, por el otro, al procedimiento que debe seguirse cuando, en un caso para su
decisión, se discuta la interpretación del instrumento constitutivo de una organización internacional
pública, o de una convención internacional concertada en virtud del mismo (parágrafos 2 y 3, en su
orden).
Según el Artículo 69, párrafo 1, del Reglamento de la Corte, en cualquier momento antes del cierre del
procedimiento oral, la Corte podrá, de oficio o a instancia de parte comunicada según se prevé en el
Artículo 57 del Reglamento, solicitar de una organización internacional pública, de acuerdo con el
Artículo 34 del Estatuto, información relativa a un asunto ante la Corte. La Corte determinará, previa
consulta con el funcionario administrativo de más alta jerarquía en la organización interesada, la forma,
oral o escrita, en que esa información se presentará y el plazo para ello.
El Reglamento establece que: “Cuando una organización internacional pública considere oportuno
facilitar por iniciativa propia información relativa a un asunto ante la Corte, lo hará mediante una memoria
que deberá depositarse en la Secretaría de la Corte, antes del cierre del procedimiento escrito. La Corte
detendrá la facultad de pedir información complementaria, oralmente o por escrito, en forma de
respuestas a las preguntas que estime oportuno formular, así como de autorizar a las partes a presentar
observaciones, oralmente o por escrito, sobre la información facilitada de ese modo”.
El procedimiento a seguir en los supuestos contemplados en el Estatuto, Artículo 34, párrafo 3, está
determinado en el Estatuto, Artículo 69, parágrafo 3. De conformidad con el párrafo 4 del mismo Artículo,
el término "organización internacional pública" significa "organización internacional de Estados”.
Estas reglas se aplican a todos los procedimientos que se substancien ante la Corte. Tanto en los
procedimientos contenciosos como en los consultivos y, en general, a los incidentales, como amparo
provisional, objeciones preliminares, contra demandas, intervención, referencia especial a la Corte y
desistimiento, aun cuando no especifica que el tipo de evidencia presentado en cada una de estas
situaciones, deberá corresponder al fin último perseguido por el procedimiento.
En el caso de las opiniones consultivas, la prueba debe referirse a los puntos, de hecho y de derecho,
que la Corte deberá tomar en consideración para decidir. Si el asunto es una solicitud de amparo
provisional, la prueba debe orientarse a evidenciar la necesidad y urgencia de tal recurso. Hay
situaciones, sin embargo, donde no es fácil trazar una línea divisoria entre el fondo y la materia objeto
del procedimiento específico: sería el caso, por ejemplo, de los procedimientos referentes a objeciones
preliminares.
Finalmente, en relación con el procedimiento para la revisión de un juicio, el solicitante, con miras a
cumplir los requisitos exigidos por el Estatuto, Artículo 61, deberá probar la aparición de algún hecho de
tal naturaleza como para convertirse en factor decisivo y que, además, tal hecho era desconocido para la
Corte y para la parte solicitante de la revisión, previsto que tal ignorancia no hubiera sido la secuela de
su negligencia.

Caso práctico: Dictamen sobre las medidas jurídicas para los Estados de la presencia
continuada de Africa en Namibia (Sud-Oeste Africano) a pesar de la Resolución 276 (1970) del
Consejo de Seguridad.
Nota aclaratoria: El Sud-Oeste africano fue una colonia alemana hasta el termino de la Iº Guerra
Mundial. En virtud del Tratado de Versalles Alemania renunció a sus antiguas colonias, las cuales, junto
con otros territorios, fueron sometidas a un régimen especial de “mandatos” encomendados a las
principales Potencias aliadas y asociadas. Los principios generales que inspiraban este régimen eran la
no anexión de los territorios en cuestión y la “misión sagrada de civilización” que en ellas debían
desarrollar las Potencias mandatarias. En aplicación del parágrafo 6 del artículo 22 del Pacto de la
Sociedad de las Naciones, el territorio del Sud-Oeste africano fue objeto, previo acuerdo de 17 de
diciembre de 1920 del Consejo de la Sociedad de las Naciones, de un mandato que se encomendaba a
S. M. Británica para que en su nombre fuera ejercido por el Gobierno de Africa del Sur.
Después de la desaparición de la Sociedad de las Naciones la carta de las Naciones Unidas creó un
nuevo sistema, el régimen de Administración Fiduciaria, que debía reemplazar a los mandatos.
Negándose el Gobierno de Africa del Sur a someter el Territorio al nuevo sistema, el Tribunal
Internacional de Justicia, en un dictamen de 11 de junio de 1950, declaró la continuidad y supervivencia
del mandato asumido por Africa del Sur, así como de las obligaciones anejas al mismo, tales como la de
suministrar informes anuales y transmitir las peticiones de los habitantes del territorio, debiendo realizar
las funciones de control las Naciones Unidas. Durante veinte años la Asamblea general de la ONU instó
en vano al Gobierno sudafricano a que cumpliera las obligaciones derivadas del mandato. Finalmente la
Asamblea General adoptó la resolución 2145 (XXI) en la que declaraba terminado el mandato sobre el
Sud-Oeste africano. Más tarde el Conejo de Seguridad adoptó la resolución 276 (1970), en la que
declaraba ilegal la presencia continuada de Africa del Sur en Namibia e invitaba a los Estados a obrar en
consecuencia.
Texto del dictamen:
“Para examinar este acto de la Asamblea General (se refiere a la resolución 2145 (XXI)) conviene tener
presentes los principios generales de derecho internacional que rigen la terminación de una relación
convencional a causa de una violación. En efecto, incluso admitiendo que el mandato tiene el carácter de
una institución, tal como se afirma, no por eso deja de derivarse de los acuerdos internacionales que han
creado el sistema y han regulado su aplicación. El Tribunal señaló en 1962: <Este Mandato, como casi
todos los demás Mandatos semejantes, constituye un régimen especial nuevo. Contiene un acuerdo
concreto>. (CIJ, Recueil 1962, pag. 331). El tribunal llegó a la conclusión en sus sentencia de que el
mandato <es de hecho y de derecho un compromiso internacional que tiene carácter de un tratado o de
un convenio>. (CIJ, Recueil 1962, pag. 330). Las normas de la Convención de Viena sobre derecho de
los tratados relativas a la terminación de un tratado a causa de su violación (las cuales fueron adoptadas
sin oposición) pueden considerarse en gran medida como codificación del derecho consuetudinario
existente en esta materia. Según estas normas, la extinción de un tratado sólo se justifica en el caso de
que se haya producido una violación grave, definiéndose ésta como: <a) un rechazo del tratado no
admitido por la presente convención, o b) La violación de una disposición esencial para la consecución
del objeto o del fin del tratado> (art. 60, par. 3).
La resolución 2145 (XXI) de la Asamblea General constata que ambas formas de violación grave se
daban en este caso. Al subrayar que Africa del Sur <de hecho ha denunciado el Mandato>, la Asamblea
General declara en realidad que Africa del Sur lo ha rechazado. Esta resolución, por lo tanto, debe
contemplarse como el ejercicio del derecho a extinguir cierta relación una vez que se ha producido la
violación deliberada y persistente de obligaciones, destruyéndose el objeto y el fin de esta relación. (CIJ,
Recueil 1971, pags. 46-47)>.
Consignas para el caso:
a) ¿En virtud de qué consideraciones el Tribunal estima legítima la medida adoptada por la Asamblea
General en su resolución 2145 (XXI)?
b) ¿Qué valor atribuye el Tribunal al artículo 60 del Convenio de Viena sobre Derecho de los Tratados?
c) ¿Por qué el Tribunal interpreta la expresión de la Asamblea General de que Africa del Sur <de hecho
a denunciado el Mandato<?

La ONU y el desarme

El desarme ocupa un lugar central en los esfuerzos de las Naciones Unidas por fomentar la paz y el
desarrollo en un mundo más seguro. La ONU se encarga del desarme por áreas muy específicas que
comprenden el combate a la proliferación de armas pequeñas, el establecimiento de zonas libres de
armas nucleares, la proscripción de la producción, exportación, almacenamiento y uso de las minas
terrestres y el sistema de información estandarizada de gastos militares. Esos instrumentos promueven
una mayor transparencia en las cuestiones militares.
Ha promovido también una serie de instrumentos jurídicos que promueven el desarme tales como el
"Tratado de Tlatelolco" que estableció una zona libre de armas nucleares en América Latina, la
"Convención de Ottawa" que evita el empleo, la producción, el almacenamiento, la producción y la
transferencia de minas antipersonales, la "Convención sobre la proscripción de ensayos nucleares" y la
"Convención sobre las armas químicas", por mencionar algunos.
Además, como parte de sus esfuerzos por consolidar la paz una vez terminados los conflictos, las
Naciones Unidas han supervisado la reunión y destrucción de cientos de miles de armas y han ayudado
a la reintegración de los antiguos combatientes en la sociedad civil.

El emblema y la bandera de la ONU

Emblema

El actual emblema de las Naciones Unidas fue aceptado el 7 de diciembre de 1946. El diseño es "un
mapa del mundo que representa una proyección equidistante acimutal centrada en el Polo Norte, inscrito
en una corona que consiste en ramas de olivo, en oro sobre un campo de color azul nuboso con todas
las áreas de agua en blanco. La proyección del mapa se extiende a 60 grados latitud sur, e incluye cinco
círculos concéntricos.
Las ramas de olivo simbolizan la paz. El mapa mundial representa el área de interés de las Naciones
Unidas para el logro de su propósito principal, paz y seguridad.
El uso del emblema está restringido, de acuerdo a la resolución 92 (I) de la Asamblea General, del 7 de
diciembre de 1946.

Bandera

Fue establecida el 20 de octubre de 1947 y cuenta con el emblema oficial de la ONU en blanco,
centrado en un fondo azul pálido (tonalidad PMS 279)
El uso de la bandera se regula por el "Código de la Bandera de las Naciones Unidas y Reglamento",
revisado el 28 de julio y el 30 de octubre de 1950 y publicado por las Naciones Unidas en febrero de
1951.
 La bandera será enarbolada en todos los edificios, oficinas y demás propiedades de las Naciones
Unidas.
 Podrá ser enarbolada por gobiernos, organizaciones y particulares para demostrar su adhesión a las
Naciones Unidas y a sus principios y propósitos, de acuerdo - cuando sea conveniente - a las leyes y
costumbres aplicables a la bandera oficial del país donde se enarbole la bandera de la ONU
 Sólo podrá usarse en operaciones militares con una autorización expresa concedida por un órgano
competente de las Naciones Unidas
 Se prohibe usar la bandera o una reproducción de la misma con fines comerciales o vinculada
directamente a un artículo comercial
 Queda prohibido estampar la bandera de la ONU en cojines, pañuelos o similares, así como en
artículos de vestir, aunque se permite su uso en botones de solapa
 Se prohibe añadir o colocar en la bandera de la ONU o una reproducción cualquier clase de marcas,
insignias, letras, palabras, figuras, dibujos, retratos o diseños.
Se enarbolará de acuerdo con las siguientes reglas:
 Cuando se enarbole la bandera de la ONU con otras banderas, se hará al mismo nivel y todas las
banderas tendrán el mismo tamaño aproximadamente. Ninguna bandera será enarbolada a un nivel
más alto que la bandera de la ONU ni podrá ser más grande
 Cuando se trate de un circulo cerrado de banderas las banderas de otros países deberán
enarbolarse siguiendo el orden alfabético de sus nombres en inglés, en el sentido de las agujas del
reloj. La bandera de la ONU se izará en el asta principal o el asta colocada junto a la entrada
principal o en el centro del círculo de banderas.
 En caso de ser un semicírculo, la bandera de la ONU se izará en medio de éste, o bien, si se
dispone de dos banderas de la ONU se izará una en cada extremo del semicírculo.
Estados Miembros de las Naciones Unidas

Lista de los 191 Estados Miembros de las Naciones Unidas con las fechas en que fueron admitidos.
Afganistán - 19 noviembre 1946
Albania - 14 diciembre 1955
Alemania - 18 septiembre 1973
(El 3 de Octubre de 1990, la República Democrática Alemana y la República Federal de Alemania se
unieron para formar un sólo Estado Miembro con el nombre de República Federal de Alemania.)
Andorra - 28 julio 1993
Angola - 1 diciembre 1976
Antigua y Barbuda - 11 noviembre 1981
Arabia Saudita - 24 de octubre 1945
Argelia - 8 octubre 1962
Argentina - 24 octubre 1945
Armenia - 2 marzo 1992
Australia - 1 noviembre 1945
Austria - 14 diciembre 1955
Azerbaiyán - 2 marzo 1992
Bahamas - 18 septiembre 1973
Bahrein - 21 septiembre 1971
Bangladesh - 17 septiembre 1974
Barbados - 9 diciembre 1966
Belarús - 24 de octubre 1945
(El 19 de septiembre de 1991, Bielorrusia informó a las Naciones Unidas de que había cambiado su
nombre por el de Belarús)
Bélgica - 27 diciembre 1945
Belice - 25 septiembre 1981
Benin - 20 septiembre 1960
Bhután - 21 septiembre 1971
Bolivia - 14 noviembre 1945
Bosnia y Herzegovina - 22 mayo 1992
(La República Federativa Socialista de Yugoslavia fue uno de los Miembros originales de los Naciones
Unidas, y como tal firmó la carta el 26 de junio de 1945 y la ratificó el 19 de octubre de 1945, hasta su
disolución tras el establecimiento y posterior admisión como nuevos miembros de Bosnia y Herzegovina,
la República de Croacia, la República de Eslovenia, la ex República yugoslava de Macedonia, y la
República Federativa de Yugoslavia.
La República de Bosnia and Herzegovina fue admitida como Miembro de las Naciones Unidas en virtud
de la Resolución 46/237 de la Asamblea General, de 22 de mayo de 1992)
Botswana - 17 octubre 1966
Brasil - 24 octubre 1945
Brunei Darussalam - 21 septiembre 1984
Bulgaria - 14 diciembre 1955
Burkina Faso - 20 septiembre 1960
Burundi - 18 septiembre 1962
Cabo Verde - 16 septiembre 1975
Camboya - 14 diciembre 1955
Camerún - 20 septiembre 1960
Canadá - 9 noviembre 1945
Colombia - 5 noviembre 1945
Comoras - 12 noviembre 1975
Confederación Suiza - 10 septiembre 2002
Congo - 20 septiembre 1960
Costa Rica - 2 noviembre 1945
Côte d'Ivoire - 20 septiembre 1960
Croacia - 22 mayo 1992
(La República Federativa Socialista de Yugoslavia fue uno de los Miembros originales de los Naciones
Unidas, y como tal firmó la carta el 26 de junio de 1945 y la ratificó el 19 de octubre de 1945, hasta su
disolución tras el establecimiento y posterior admisión como nuevos miembros de Bosnia y Herzegovina,
la República de Croacia, la República de Eslovenia, la ex República yugoslava de Macedonia, y la
República Federativa de Yugoslavia.
La República de Croacia fue admitida como Miembro de las Naciones Unidas en virtud de la Resolución
46/238 de la Asamblea General, de 22 de mayo de 1992)
Cuba - 24 octubre 1945
Chad - 20 septiembre 1960
Chile - 24 octubre 1945
China - 24 octubre 1945
Chipre - 20 septiembre 1960
Dinamarca - 24 octubre 1945
Djibouti - 20 septiembre 1977
Dominica - 18 diciembre 1978
Ecuador - 21 diciembre 1945
Egipto - 24 octubre 1945
(Egipto y Siria fueron Miembros originales de las Naciones Unidas desde el 24 de octubre de 1945. A raíz
de un plebiscito celebrado el 21 de febrero de 1958, Egipto y Siria se unieron para formar la República
Árabe Unida, que continuó como un solo Estado Miembro. El 13 de octubre de 1961, Siria reasumió la
condición de Estado independiente y simultáneamente su calidad de Estado Miembro separado. El 2 de
septiembre de 1971, la República Árabe Unida cambió su nombre por el de República Árabe de Egipto)
El Salvador - 24 octubre 1945
Emiratos Árabes Unidos - 9 diciembre 1971
Eritrea - 28 mayo 1993
Eslovaquia * - 19 enero 1993
Eslovenia - 22 mayo 1992
(La República Federativa Socialista de Yugoslavia fue uno de los Miembros originales de los Naciones
Unidas, y como tal firmó la carta el 26 de junio de 1945 y la ratificó el 19 de octubre de 1945, hasta su
disolución tras el establecimiento y posterior admisión como nuevos miembros de Bosnia y Herzegovina,
la República de Croacia, la República de Eslovenia, la ex República yugoslava de Macedonia, y la
República Federativa de Yugoslavia.
La República de Eslovenia fue admitida como Miembro de las Naciones Unidas en virtud de la
Resolución 46/236 de la Asamblea General, de 22 de mayo de 1992)
España - 14 diciembre 1955
Estados Unidos de América - 24 octubre 1945
Estonia - 17 septiembre 1991
Etiopía - 13 noviembre 1945
ex República Yugoslava de Macedonia - 8 abril 1993
(La República Federativa Socialista de Yugoslavia fue uno de los Miembros originales de los Naciones
Unidas, y como tal firmó la carta el 26 de junio de 1945 y la ratificó el 19 de octubre de 1945, hasta su
disolución tras el establecimiento y posterior admisión como nuevos miembros de Bosnia y Herzegovina,
la República de Croacia, la República de Eslovenia, la ex República yugoslava de Macedonia, y la
República Federativa de Yugoslavia.
Mediante resolución 47/225, de 8 de abril de 1993, la Asamblea General decidió admitir como Miembro
de las Naciones Unidas al Estado que, a todos los efectos dentro de las Naciones Unidas, es designado
provisionalmente "la ex República Yugoslava de Macedonia" hasta tanto se llegue a un arreglo sobre la
diferencia que ha surgido con respecto al nombre del Estad)
Federación de Rusia - 24 octubre 1945
(La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue Miembro original de las Naciones Unidas desde 1945.
En carta de fecha 24 de diciembre de 1991, Boris Yeltsin, Presidente de la Federación de Rusia, con el
apoyo de los 11 países miembros de la Comunidad de Estados Independientes, informó el Secretario
General que la Federación de Rusia ocupaba el lugar de la ex Unión Soviética en el Consejo de
Seguridad y en todos los demás órganos de las Naciones Unidas).
Fiji - 13 octubre 1970
Filipinas - 24 octubre 1945
Finlandia - 14 diciembre 1955
Francia - 24 octubre 1945
Gabón - 20 septiembre 1960
Gambia - 21 septiembre 1965
Georgia - 31 julio 1992
Ghana - 8 marzo 1957
Granada - 17 septiembre 1974
Grecia - 25 octubre 1945
Guatemala - 21 noviembre 1945
Guinea - 12 diciembre 1958
Guinea-Bissau - 17 septiembre 1974
Guinea Ecuatorial - 12 noviembre 1968
Guyana - 20 septiembre 1966
Haití - 24 octubre 1945
Honduras - 17 diciembre 1945
Hungría - 14 diciembre 1955
India - 30 octubre 1945
Indonesia - 28 septiembre 1950
(Por carta de fecha 20 de enero de 1965, Indonesia anunció su decisión de retirarse de las Naciones
Unidas "en esta etapa y bajo las presentes circunstancias". Por telegrama de 19 de septiembre de 1966,
Indonesia comunicó su decisión de reasumir su cooperación plena con las Naciones Unidas y su
participación en las actividades de la Organización. El 28 de septiembre de 1966, la Asamblea General
tomó nota de esa decisión y el Presidente de la Asamblea invitó a los representantes de Indonesia a
ocupar sus lugares correspondientes en la Asamblea)
Irán (República Islámica del) - 24 octubre 1945
Iraq - 21 diciembre 1945
Irlanda - 14 diciembre 1955
Islandia - 19 noviembre 1946
Islas Marshall - 17 septiembre 1991
Islas Salomón - 19 septiembre 1978
Israel - 11 mayo 1949
Italia - 14 diciembre 1955
Jamahiriya Árabe Libia - 14 diciembre 1955
Jamaica - 18 septiembre 1962
Japón -18 diciembre 1956
Jordania - 14 diciembre 1955
Kazajstán - 2 marzo 1992
Kenya - 16 diciembre 1963
Kirguistán - 2 marzo 1992
Kiribati - 14 septiembre 1999
Kuwait - 14 mayo 1963
Lesotho - 17 octubre 1966
Letonia - 17 septiembre 1991
Líbano - 24 octubre 1945
Liberia - 2 noviembre 1945
Liechtenstein - 18 septiembre 1990
Lituania - 17 septiembre 1991
Luxemburgo - 24 octubre 1945
Madagascar - 20 septiembre 1960
Malasia - 17 septiembre 1957
(La Federación de Malaya se incorporó a las Naciones Unidas el 17 de septiembre de 1957. El 16 de
septiembre de 1963 cambió su nombre por el de Malasia, después de que se hubiera admitido en la
nueva federación a Singapur, Sabah (Borneo Septentrional) y Sarawak. Singapur se independizó el 9 de
agosto de 1965 y fue admitido como Miembro de las Naciones Unidas el 21 de septiembre de 1965).
Malawi - 1 diciembre 1964
Maldivas - 21 septiembre 1965
Malí - 28 septiembre 1960
Malta - 1 diciembre 1964
Marruecos - 12 noviembre 1956
Mauricio - 24 abril 1968
Mauritania - 27 octubre 1961
México - 7 noviembre 1945
Micronesia (Estados Federados de) - 17 septiembre 1991
Mónaco - 28 mayo 1993
Mongolia - 27 octubre 1961
Mozambique - 16 septiembre 1975
Myanmar - 19 abril 1948
Namibia - 23 abril 1990
Nauru - 14 septiembre 1999
Nepal - 14 diciembre 1955
Nicaragua - 24 octubre 1945
Níger - 20 septiembre 1960
Nigeria - 7 octubre 1960
Noruega - 27 noviembre 1945
Nueva Zelandia - 24 octubre 1945
Omán - 7 octubre 1971
Países Bajos - 10 diciembre 1945
Pakistán - 30 septiembre 1947
Palau - 15 diciembre 1994
Panamá - 13 noviembre 1945
Papua Nueva Guinea - 10 octubre 1975
Paraguay - 24 octubre 1945
Perú - 31 octubre 1945
Polonia - 24 octubre 1945
Portugal - 14 diciembre 1955
Qatar - 21 septiembre 1971
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte - 24 octubre 1945
República Árabe Siria - 24 octubre 1945
(Egipto y Siria fueron Miembros originales de las Naciones Unidas desde el 24 de octubre de 1945. A raíz
de un plebiscito celebrado el 21 de febrero de 1958, Egipto y Siria se unieron para formar la República
Árabe Unida, la que continuó como un solo Estado Miembro. El 13 de octubre de 1961, Siria reasumió su
condición de Estado independiente y simultáneamente su calidad de Estado Miembro separado).
República Centroafricana - 20 septiembre 1960
República Checa - 19 enero 1993
(Checoslovaquia fue un Miembro Original de las Naciones Unidas desde el 24 de Octubre de 1945. En
una carta fechada el 10 de diciembre de 1992, su Representante Permanente informó al Secretario
General que la República Federal Checa y Eslovaca dejarían de existir el 31 de diciembre de 1992 y que
la República Checa y Eslovaquia, como estados sucesores, requerirían una inscripción formal de
membresía a las Naciones Unidas. La República Checa y Eslovaquia fueron admitidos como Estados
Miembros el 19 de enero de 1993)
República de Corea - 17 septiembre 1991
República Democrática de Timor-Leste - 27 de septiembre de 2002
República Democrática del Congo - 20 septiembre 1960
(Zaire se incorporó a las Naciones Unidas el 20 de septiembre de 1960. El 17 de mayo de 1997, su
nombre cambio al de República Democrática del Congo)
República Democrática Popular Lao - 14 diciembre 1955
República Dominicana - 24 octubre 1945
República de Moldova - 2 marzo 1992
República Popular Democrática de Corea - 17 septiembre 1991
República Unida de Tanzanía - 14 diciembre 1961
(Tanganyika se incorporó a las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1961, y Zanzíbar lo hizo el 16 de
diciembre de 1963. Tras haberse ratificado el 26 de abril de 1964 el Convenio de Unión entre Tanganyika
y Zanzíbar, la República Unida de Tanganyika y Zanzíbar continuaron como un solo Estado Miembro, y el
1 de noviembre de 1964 cambiaron su nombre por el de República Unida de Tanzanía)
Rumania - 14 diciembre 1955
Rwanda - 18 septiembre 1962
Saint Kitts y Nevis - 23 septiembre 1983
Samoa - 15 diciembre 1976
San Marino - 2 marzo 1992
Santa Lucía - 18 septiembre 1979
Santo Tomé y Príncipe - 16 septiembre 1975
San Vicente y las Granadinas - 16 septiembre 1980
Senegal - 28 septiembre 1960
Seychelles - 21 septiembre 1976
Sierra Leona - 27 septiembre 1961
Singapur - 21 septiembre 1965
Somalia - 20 septiembre 1960
Sri Lanka - 14 diciembre 1955
Sudáfrica - 7 noviembre 1945
Sudán - 12 noviembre 1956
Suecia - 19 noviembre 1946
Suriname - 4 diciembre 1975
Swazilandia - 24 septiembre 1968
Tailandia - 16 diciembre 1946
Tayikistán - 2 marzo 1992
Togo - 20 septiembre 1960
Tonga - 14 septiembre 1999
Trinidad y Tobago - 18 septiembre 1962
Túnez - 12 noviembre 1956
Turkmenistán - 2 marzo 1992
Turquía - 24 octubre 1945
Tuvalu - 5 septiembre 2000
Ucrania - 24 octubre 1945
Uganda - 25 octubre 1962
Uruguay - 18 diciembre 1945
Uzbekistán - 2 marzo 1992
Vanuatu - 15 septiembre 1981
Venezuela (República Bolivariana de) - 15 noviembre 1945
Viet Nam - 20 septiembre 1977
Yemen - 30 septiembre 1947
(El 30 de septiembre de 1947 la Asamblea General decidió admitir como Miembro de las Naciones
Unidas al Estado de la República Árabe de Yemen. El 14 de diciembre de 1967 la Asamblea General
decidió admitir como Miembro de las Naciones Unidas al Estado de la República Democrática Popular de
Yemen. El 22 de mayo de 1990 se unieron para formar un sólo estado con el nombre de Yemen)
Serbia y Montenegro - 1° noviembre 2000
(La República Federativa Socialista de Yugoslavia fue uno de los Miembros originales de los Naciones
Unidas, y como tal firmó la carta el 26 de junio de 1945 y la ratificó el 19 de octubre de 1945, hasta su
disolución tras el establecimiento y posterior admisión como nuevos miembros de Bosnia y Herzegovina,
la República de Croacia, la República de Eslovenia, la ex República yugoslava de Macedonia, y la
República Federativa de Yugoslavia.
La República Federativa de Yugoslavia fue admitida como Miembro de las Naciones Unidas en virtud de
la Resolución 55/12 de la Asamblea General, de 1 de noviembre de 2000.
Tras la aprobación y promulgación de la Carta Constitucional de Serbia y Montenegro por la Asamblea
de la República Federativa de Yugoslavia el 4 de febrero de 2003, el nombre del Estado de la República
Federativa de Yugoslavia pasó a ser "Serbia y Montenegro”).
Zambia - 1 diciembre 1964
Zimbabwe - 25 agosto 1980
La Corte Penal Internacional

La Corte Penal Internacional (CPI), con personalidad jurídica internacional autónoma, de carácter
permanente, independiente y vinculado con el sistema de la ONU, fue creada mediante el Estatuto de
Roma, aprobado el 17 de julio de 1998 durante la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las
Naciones Unidas. En la misma participaron delegaciones de 160 países, 17 organizaciones
intergubernamentales, 14 organismos especializados y fondos de las Naciones Unidas y 124
Organizaciones No Gubernamentales.
Al reunir las ratificaciones necesarias, entró en vigor el 1 de julio del 2002 teniendo competencia para
juzgar a los responsables de la comisión de los crímenes más graves de trascendencia internacional,
entre los que se encuentran los crímenes de guerra, genocidio, lesa humanidad y de agresión.
Entre los Estados que votaron en contra del Estatuto de la CPI se encuentran EEUU, la India, China,
Turquía, Sri Lanka, Filipinas e Israel.
Este es un hecho trascendental en la historia de la humanidad porque, por primera vez, se instaura una
jurisdicción penal internacional de carácter judicial y permanente, capaz de juzgar a los responsables de
los crímenes más graves de trascendencia internacional.
La necesidad del establecimiento de una Corte Penal Internacional con las características de la actual
CPI no es algo nuevo. El primer intento se puede encontrar en el Tratado de Versalles de 1919, que en
su artículo 227 establecía que el ex Káiser Guillermo II debía ser sometido a pública acusación ante un
Tribunal conformado por jueces pertenecientes a las principales potencias, "por ofensas supremas contra
la moral internacional y la autoridad sagrada de los tratados". El intento fracasó porque Holanda se negó
a extraditar al imputado por considerar que se lo acusaba de un delito político. Los artículos 228 al 230
del mismo tratado establecían que el gobierno Alemán debía entregar a todos los acusados de haber
cometido actos violatorios de las leyes y costumbres de guerra a las potencias Aliadas. Finalmente, los
acusados fueron juzgados por los tribunales alemanes, recibiendo castigos leves.
Luego de la finalización de la II Guerra Mundial, la ley Nº 10 del Consejo de Control Aliado en Alemania
constituyó el Tribunal de Nuremberg, y la Proclama especial del Comandante Supremo de las Potencias
Aliadas estableció un Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente. Tanto el Estatuto del Tribunal
de Nuremberg como el de Tokio constituyeron un cambio trascendental en la materia, porque se hizo una
distinción entre crímenes contra la paz, crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad, pudiendo
ser acusados los individuos aún cuando alegaran haber actuado como funcionarios del Estado.
Más recientemente pueden citarse los Tribunales "ad hoc" para juzgar a los presuntos culpables de
violaciones graves al derecho internacional humanitario en la ex Yugoslavia y el creado para juzgar a los
responsables de genocidio y otras violaciones del Derecho Internacional Humanitario en Ruanda.
El primero fue por creado Resolución 827 del 25 de mayo de 1993 del Consejo de Seguridad de la
ONU para juzgar a los presuntos responsables de la comisión de graves violaciones al derecho
internacional humanitario, convencional o consuetudinario, o delito de genocidio o crímenes contra la
humanidad, en el territorio de la ex Yugoslavia cometidos a partir del 1º de enero de 1991. El artículo 9
del Estatuto dispone una jurisdicción subsidiaria del tribunal con los tribunales internos, permitiendo el
ejercicio de su jurisdicción a los tribunales internos, estableciendo una primacía del Tribunal Internacional
sobre aquellos.
El correspondiente a Ruanda surgió de la Resolución 955 del Consejo de Seguridad del 8 de
noviembre de 1994. El 30 de abril de 1998, el Consejo de Seguridad mediante Resolución 1165 (1998),
enmendó los artículos 10-12 del Estatuto, donde enumera los órganos de dicho Tribunal y asimismo,
determina la forma de elección de los jueces. Su competencia permite el juzgamiento de los presuntos
inculpados de los delitos de genocidio y otras violaciones del derecho internacional humanitario, como
así también de los ruandeses presuntamente responsables de tales actos o violaciones cometidos en los
territorios de Estados vecinos en el período que va desde el 1º de enero al 31 de diciembre de 1994.
Tanto el Tribunal para la ex Yugoslavia como el de Ruanda fueron creados de acuerdo a lo establecido
en el capítulo VII de la Carta de la ONU debido a que el Consejo de Seguridad estimó que la situación en
estos países constituía una amenaza para la paz y la seguridad internacionales.

Naturaleza jurídica de la CPI


La Comisión de Derecho Internacional de la ONU (CDI) opinó que existían varias opciones para crear
la CPI:
1) por medio de una resolución de la Asamblea General, como un órgano subsidiario conforme al
artículo 22 de la Carta de la ONU;
2) modificando la Carta de la ONU; o
3) por Resolución del Consejo de Seguridad, amparada en el marco del capítulo VII en relación con la
creación de un órgano subsidiario según el artículo 29 de la Carta;
Finalmente, después de analizar las diferentes posibilidades, se consideró que por medio de un tratado
multilateral se lograría constituir una institución internacional independiente otorgándole a la Corte la
legitimidad, autoridad y eficacia necesarias para sancionar los crímenes internacionales cometidos por
individuos y que asegurase a la vez garantías procesales mínimas a los inculpados.
La naturaleza jurídica de la CPI surge del hecho de haber sido creada por un tratado internacional. El
Estatuto la define como una institución permanente y complementaria de las jurisdicciones nacionales,
es independiente y no está subordinada a ninguna otra institución internacional sin perjuicio de estar
vinculada con el sistema de la ONU.
Cualquier Estado puede ser parte del Estatuto, siempre y cuando lo acepte íntegramente al no
admitirse las reservas (artículo 120). Los Estados que no sean parte pueden aceptar la competencia de
la CPI en un caso concreto (artículo 12.3).
El Estatuto le asigna la correspondiente “aptitud para estar y actuar en la instancia internacional” que
permite que se la considere como persona del DIP. Según el artículo 4.1 tiene la capacidad jurídica
necesaria para el desempeño de sus funciones y la realización de sus propósitos, lo que se
complementa con otras disposiciones que le permiten la conclusión de acuerdos con la ONU, con
Organizaciones Internacionales, con el Estado anfitrión y con Estados no parte en el Estatuto para
prestar cooperación internacional y asistencia judicial, que sus integrantes y personal disfruten de
privilegios e inmunidades en el territorio de cada uno de los Estados miembros, disponer de un sistema
institucional y de financiación propios. Todas estas manifestaciones prueban que la CIP es una
Organización internacional dotada de subjetividad internacional.
No obstante, la personalidad internacional de la Corte es restringida, solo puede realizar los actos que
previstos en su estatutos y, eventualmente, puede tener facultades implícitas. Su capacidad jurídica está
limitada por las funciones que le atribuye su estatuto fundacional, producto de la voluntad de los Estados
parte. Además, el Estatuto de la CPI no es un tratado.

Composición de la CPI

La integran 18 magistrados designados por la Asamblea de los Estados Parte teniendo en cuenta que
sean personas de alta consideración moral, imparcialidad e integridad que reúnan las condiciones
requeridas para el ejercicio de las más altas funciones judiciales en sus respectivos países. Duran nueve
(9) años en sus cargos, no pudiendo ser reelegidos.
Los candidatos deben tener:
1) Reconocida competencia en derecho y procedimiento penales y la necesaria experiencia en causas
penales en calidad de magistrado, fiscal, abogado u otra función similar; o
2) Reconocida competencia en materias pertinentes de derecho internacional, tales como el derecho
internacional humanitario y las normas de derechos humanos, así como gran experiencia en
funciones jurídicas profesionales que tengan relación con la labor judicial de la Corte;
3) Un excelente conocimiento y dominio de por lo menos uno de los idiomas de trabajo de la Corte.
Los Estados Parte pueden proponer candidatos en las elecciones para magistrado de la Corte
mediante:
i) El procedimiento previsto para proponer candidatos a los más altos cargos judiciales del país; o
ii) El procedimiento previsto en el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia para proponer
candidatos a esa Corte. Las propuestas deberán ir acompañadas de una exposición detallada acerca del
grado en que el candidato cumple los requisitos.
Un Estado Parte podrá proponer un candidato que no tenga necesariamente su nacionalidad, pero que
en todo caso sea nacional de un Estado Parte;
La Asamblea de los Estados Partes podrá decidir que se establezca un comité asesor para las
candidaturas. En ese caso, la Asamblea de los Estados Partes determinará la composición y el mandato
del comité.
A los efectos de la elección se harán dos listas de candidatos:
1) La lista A, con los nombres de los candidatos con reconocida competencia en derecho y
procedimiento penales y la necesaria experiencia en causas penales en calidad de magistrado,
fiscal, abogado u otra función similar; y
2) La lista B, con los nombres de los candidatos con reconocida competencia en materias pertinentes
de derecho internacional, tales como el derecho internacional humanitario y las normas de derechos
humanos, así como gran experiencia en funciones jurídicas profesionales que tengan relación con la
labor judicial de la Corte.
El candidato que reúna los requisitos requeridos para ambas listas podrá elegir en cuál de las dos
desea figurar. En la primera elección de miembros de la Corte, por lo menos nueve magistrados serán
elegidos entre los candidatos de la lista A y por lo menos cinco serán elegidos entre los de la lista B. Las
elecciones subsiguientes se organizarán de manera que se mantenga en la Corte una proporción
equivalente de magistrados de ambas listas.
La elección se realiza por votación secreta en una sesión de la Asamblea de los Estados Partes
convocada a tal fin. Serán elegidos los 18 candidatos que obtengan el mayor número de votos y una
mayoría de dos tercios de los Estados Partes presentes y votantes.
En el caso de que en la primera votación no resulte elegido un número suficiente de magistrados, se
procederá a nuevas votaciones de conformidad con los procedimientos establecidos anteriormente hasta
cubrir los puestos restantes.
No podrá haber dos magistrados nacionales del mismo Estado. Toda persona que, para ser elegida
magistrado, pudiera ser considerada nacional de más de un Estado, será considerada nacional del
Estado donde ejerza habitualmente sus derechos civiles y políticos.
Al seleccionar a los magistrados, los Estados Partes tendrán en cuenta la necesidad de que en la
composición de la Corte haya:
1) Representación de los principales sistemas jurídicos del mundo;
2) Distribución geográfica equitativa; y
3) Representación equilibrada de magistrados mujeres y hombres;
4) La necesidad de que haya en la Corte magistrados que sean juristas especializados en temas
concretos que incluyan, entre otros, la violencia contra mujeres o niños.
En la primera elección, un tercio de los magistrados elegidos será seleccionado por sorteo para
desempeñar un mandato de tres años, un tercio de los magistrados será seleccionado por sorteo para
desempeñar un mandato de seis años y el resto desempeñará un mandato de nueve años;
Los magistrados seleccionados para desempeñar un mandato de tres años podrán ser reelegidos por
un mandato completo.
En caso de producirse una vacante se celebrará una elección para cubrirla. El que resulte elegido para
cubrir una vacante desempeñará el cargo por el resto del mandato de su predecesor y, si éste fuera de
tres años o menos, podrá ser reelegido por un mandato completo.

Independencia de los magistrados

En el desempeño de sus funciones, los magistrados serán independientes. No realizarán ninguna


actividad que pueda ser incompatible con el ejercicio de sus funciones judiciales o menoscabar la
confianza en su independencia.
Los magistrados que tengan que desempeñar sus cargos en régimen de dedicación exclusiva en la
sede de la Corte no podrán desempeñar ninguna otra ocupación de carácter profesional.
Las cuestiones relativas a incompatibilidades que pueda afectar la independencia de los magistrados
serán dirimidas por mayoría absoluta de los magistrados. El magistrado al que se refiera una de estas
cuestiones no participará en la adopción de la decisión.

Dispensa y recusación de los magistrados

La Presidencia podrá, a petición de un magistrado, dispensarlo del ejercicio de alguna de las funciones
que le confiere el presente Estatuto, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.
Los magistrados no participarán en ninguna causa en que, por cualquier motivo, pueda
razonablemente ponerse en duda su imparcialidad.
Los magistrados serán recusados si hubiesen intervenido anteriormente, en cualquier calidad, en una
causa de la que la Corte estuviere conociendo o en una causa penal conexa sustanciada a nivel nacional
y que guardare relación con la persona objeto de investigación o enjuiciamiento. También serán
recusados por los demás motivos que se establezcan en las Reglas de Procedimiento y Prueba.
El Fiscal o la persona objeto de investigación o enjuiciamiento podrán solicitar la recusación de un
magistrado.
Las cuestiones relativas a la recusación de magistrados se dirimirán por mayoría absoluta de los
magistrados. El magistrado cuya recusación se pida tendrá derecho a hacer observaciones sobre la
cuestión, pero no tomará parte en la decisión.

Órganos de la CPI

El articulo 34 del Estatuto (Parte IV, De la composición y administración de la Corte) enumera los
Órganos de la Corte:
a) la Presidencia,
b) una sección de Apelaciones, una sección de primera instancia y una sección de cuestiones
preliminares;
c) la Fiscalía; y
d) la Secretaría.

La Presidencia

El Presidente, el Vicepresidente primero y el Vicepresidente segundo serán elegidos por mayoría


absoluta de los magistrados. Cada uno desempeñará su cargo por un período de tres años o hasta el
término de su mandato como magistrado, si éste se produjere antes. Podrán ser reelegidos una vez.
El Vicepresidente primero sustituirá al Presidente cuando éste se encuentre imposibilitado para ejercer
sus funciones o haya sido recusado. El Vicepresidente segundo sustituirá al Presidente cuando éste y el
Vicepresidente primero se encuentren imposibilitados para ejercer sus funciones o hayan sido
recusados.
El Presidente, el Vicepresidente primero y el Vicepresidente segundo constituirán la Presidencia, que
estará encargada de:
a) La correcta administración de la Corte, con excepción de la Fiscalía; y
b) Las demás funciones que se le confieren de conformidad con el presente Estatuto.
En el ejercicio sus funciones enunciadas, la Presidencia actuará en coordinación con el Fiscal y
recabará su aprobación en todos los asuntos de interés mutuo.

Las Salas

La Corte se organizará en Secciones de acuerdo a lo indicado en el artículo 34 b).


La Sección de Apelaciones se compondrá del Presidente y otros cuatro magistrados, la Sección de
Primera Instancia de no menos de seis magistrados y la Sección de Cuestiones Preliminares de no
menos de seis magistrados. Los magistrados serán asignados a las secciones según la naturaleza de las
funciones que corresponden a cada una y sus respectivas calificaciones y experiencia, de manera que
en cada sección haya una combinación apropiada de especialistas en derecho y procedimiento penales
y en derecho internacional. La Sección de Primera Instancia y la Sección de Cuestiones Preliminares
estarán integradas predominantemente por magistrados que tengan experiencia en procedimiento penal.
Las funciones judiciales de la Corte serán realizadas en cada sección por las Salas;
i) La Sala de Apelaciones se compondrá de todos los magistrados de la Sección de Apelaciones;
ii) Las funciones de la Sala de Primera Instancia serán realizadas por tres magistrados de la Sección
de Primera Instancia;
iii) Las funciones de la Sala de Cuestiones Preliminares serán realizadas por tres magistrados de la
Sección de Cuestiones Preliminares o por un solo magistrado de dicha Sección.
Nada obsta para que se constituyan simultáneamente más de una Sala de Primera Instancia o Sala de
Cuestiones Preliminares cuando la gestión eficiente del trabajo de la Corte así lo requiera.
Los magistrados asignados a las Secciones de Primera Instancia y de Cuestiones Preliminares
desempeñarán el cargo en esas Secciones por un período de tres años, y posteriormente hasta llevar a
término cualquier causa de la que hayan empezado a conocer en la sección de que se trate.
Los magistrados asignados a la Sección de Apelaciones desempeñarán el cargo en esa Sección y
únicamente en ella durante todo su mandato. Sin embargo, nada impide que se asignen temporalmente
magistrados de la Sección de Primera Instancia a la Sección de Cuestiones Preliminares, o a la inversa,
si la Presidencia considera que la gestión eficiente del trabajo de la Corte así lo requiere, pero en ningún
caso podrá formar parte de la Sala de Primera Instancia que conozca de una causa un magistrado que
haya participado en la etapa preliminar.

La Fiscalía

La Fiscalía estará dirigida por el Fiscal, que tiene plena autoridad para dirigir y administrar la Fiscalía,
con inclusión del personal, las instalaciones y otros recursos. El Fiscal contará con la ayuda de uno o
más fiscales adjuntos, que podrán desempeñar cualquiera de las funciones que le correspondan de
conformidad con el Estatuto. El Fiscal y los fiscales adjuntos tendrán que ser de diferentes
nacionalidades y desempeñan su cargo con régimen de dedicación exclusiva.
El Fiscal y los fiscales adjuntos serán personas que gocen de alta consideración moral, que posean un
alto nivel de competencia y tengan extensa experiencia práctica en el ejercicio de la acción penal o la
substanciación de causas penales. Deberán tener un excelente conocimiento y dominio de al menos uno
de los idiomas de trabajo de la Corte.
El Fiscal será elegido en votación secreta y por mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea de
los Estados Partes. Los fiscales adjuntos serán elegidos en la misma forma de una lista de candidatos
presentada por el Fiscal. El Fiscal propondrá tres candidatos para cada puesto de fiscal adjunto que
deba cubrirse. Salvo que en el momento de la elección se fije un período más breve, el Fiscal y los
fiscales adjuntos desempeñarán su cargo por un período de nueve años y no podrán ser reelegidos.
El Fiscal y los fiscales adjuntos no realizarán actividad alguna que pueda interferir en el ejercicio de sus
funciones o menoscabar la confianza en su independencia. No pueden desempeñar ninguna otra
ocupación de carácter profesional.
La Presidencia podrá, a petición del Fiscal o de un fiscal adjunto, dispensarlos de intervenir en una
causa determinada.
El Fiscal y los fiscales adjuntos no participarán en ningún asunto en que, por cualquier motivo, pueda
razonablemente ponerse en duda su imparcialidad. Serán recusados de conformidad con lo dispuesto en
el presente párrafo, entre otras razones, si hubiesen intervenido anteriormente, en cualquier calidad, en
una causa de que la Corte estuviere conociendo o en una causa penal conexa substanciada a nivel
nacional y que guardare relación con la persona objeto de investigación o enjuiciamiento.
Las cuestiones relativas a la recusación del Fiscal o de un fiscal adjunto serán dirimidas por la Sala de
Apelaciones:
La persona objeto de investigación o enjuiciamiento podrá en cualquier momento pedir la recusación
del Fiscal o de un fiscal adjunto por los motivos admitidos.
El Fiscal o el fiscal adjunto, según proceda, tendrán derecho a hacer observaciones sobre la cuestión.
El Fiscal nombrará asesores jurídicos especialistas en determinados temas como, por ejemplo,
violencia sexual, violencia por razones de género y violencia contra los niños.
La Fiscalía actuará en forma independiente como órgano separado de la Corte. Estará encargada de
recibir remisiones e información corroborada sobre crímenes de la competencia de la Corte para
examinarlas y realizar investigaciones o ejercitar la acción penal ante la Corte. Los miembros de la
Fiscalía no solicitarán ni cumplirán instrucciones de fuentes ajenas a la Corte.

La Secretaría

La Secretaría estará encargada de los aspectos no judiciales de la administración de la Corte y de


prestarle servicios.
Al frente de la misma se encuentra el Secretario, que es el principal funcionario administrativo de la
Corte, ejerciendo sus funciones bajo la autoridad del Presidente.
El Secretario y el Secretario Adjunto deben ser personas que gocen de consideración moral y tener un
alto nivel de competencia y un excelente conocimiento y dominio de al menos uno de los idiomas de
trabajo de la Corte.
Los magistrados eligen al Secretario en votación secreta por mayoría absoluta y teniendo en cuenta las
recomendaciones de la Asamblea de los Estados Partes. De ser necesario elegirán, por recomendación
del Secretario y con arreglo al mismo procedimiento, un Secretario Adjunto.
El Secretario es elegido por un período de cinco años con régimen de dedicación exclusiva, siendo
reelegible por una sola vez. El Secretario Adjunto es elegido por un período de cinco años, o por uno
más breve, si así lo deciden los magistrados por mayoría absoluta, en el entendimiento de que prestará
sus servicios según sea necesario.
El Secretario establecerá una Dependencia de Víctimas y Testigos dentro de la Secretaría. Esta
Dependencia, en consulta con la Fiscalía, adoptará medidas de protección y dispositivos de seguridad y
prestará asesoramiento y otro tipo de asistencia a testigos y víctimas que comparezcan ante la Corte, y a
otras personas que estén en peligro en razón del testimonio prestado. La Dependencia contará con
personal especializado para atender a las víctimas de traumas, incluidos los relacionados con delitos de
violencia sexual.

El personal

El Fiscal y el Secretario nombrarán los funcionarios calificados que sean necesarios en sus respectivas
oficinas. En el caso del Fiscal, incluye el nombramiento de investigadores.
El Secretario, con la anuencia de la Presidencia y del Fiscal, propone el reglamento que establece las
condiciones en que el personal de la Corte es designado, remunerado o separado del servicio. El
Reglamento del Personal está sujeto a la aprobación de la Asamblea de los Estados Partes.
En circunstancias excepcionales la Corte puede recurrir a personal calificado proporcionado
gratuitamente por Estados Partes, organizaciones intergubernamentales u organizaciones no
gubernamentales para colaborar en las tareas de cualquiera de los órganos de la Corte. El Fiscal puede
aceptar ofertas de esa índole en nombre de la Fiscalía. El personal proporcionado gratuitamente será
empleado de conformidad con directrices que establece la Asamblea de los Estados Partes.

Promesa solemne

Antes de asumir las obligaciones inherentes a sus cargos, los magistrados, el fiscal, los fiscales
adjuntos, el secretario y el secretario adjunto declararán solemnemente y en sesión pública que
ejercerán sus atribuciones con toda imparcialidad y conciencia.

Separación del cargo

Cualquier magistrado, el fiscal, un fiscal adjunto, el secretario o el secretario adjunto podrá ser
separado de su cargo si se determina que:
a) Incurrió en falta grave o en incumplimiento grave de las funciones que le confiere el Estatuto y según
lo establecido en las Reglas de procedimiento y prueba; o
b) Está imposibilitado de desempeñar las funciones descritas en el Estatuto.
La decisión de separar del cargo a un magistrado, al fiscal o a un fiscal adjunto será adoptada por la
Asamblea de los Estados Partes en votación secreta:
a) En el caso de un magistrado, por mayoría de dos tercios de los Estado Partes y previa
recomendación aprobada por mayoría de dos tercios de los demás magistrados;
b) En el caso del fiscal, por mayoría absoluta de los Estados Partes;
c) En el caso de un fiscal adjunto, por mayoría absoluta de los Estados Partes y previa recomendación
del fiscal.
La decisión de separar del cargo al secretario o a un secretario adjunto será
adoptada por mayoría absoluta de los magistrados.
El magistrado, fiscal, fiscal adjunto, secretario o secretario adjunto cuya conducta o cuya idoneidad
para el ejercicio de las funciones del cargo de conformidad con el Estatuto haya sido impugnada podrá
presentar y obtener pruebas y presentar escritos de conformidad con las Reglas de Procedimiento y
Prueba; sin embargo, no podrá participar en el examen de la cuestión.

Medidas disciplinarias

El magistrado, fiscal, fiscal adjunto, secretario o secretario adjunto que haya incurrido en una falta
menos grave que las que ameritan la separación del cargo, será objeto de medidas disciplinarias de
conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.

Privilegios e inmunidades

La Corte gozará en el territorio de cada Estado Parte de los privilegios e inmunidades que sean
necesarios para el cumplimiento de sus funciones.
Los magistrados, el fiscal, los fiscales adjuntos y el Secretario gozarán, cuando actúen en el
desempeño de sus funciones o en relación con ellas, de los mismos privilegios e inmunidades
reconocidos a los jefes de las misiones diplomáticas y, una vez expirado su mandato, seguirán gozando
de absoluta inmunidad judicial por las declaraciones que hagan oralmente o por escrito y los actos que
realicen en el desempeño de sus funciones oficiales.
El Secretario Adjunto, el personal de la Fiscalía y el personal de la Secretaría gozarán de los privilegios
e inmunidades y de las facilidades necesarias para el cumplimiento de sus funciones, de conformidad
con el acuerdo sobre los privilegios e inmunidades de la Corte.
Los abogados, peritos, testigos u otras personas cuya presencia se requiera en la sede de la Corte
serán objeto del tratamiento que sea necesario para el funcionamiento adecuado de la Corte, de
conformidad con el acuerdo sobre los privilegios e inmunidades de la Corte.

Renuncia a los privilegios e inmunidades

a) En el caso de un magistrado o el Fiscal, por decisión de la mayoría absoluta de los magistrados;


b) En el caso del Secretario, por la Presidencia;
c) En el caso de los Fiscales Adjuntos y el personal de la Fiscalía, por el Fiscal;
d) En el caso del Secretario Adjunto y el personal de la Secretaría, por el Secretario.

Idiomas oficiales y de trabajo

Los idiomas oficiales de la Corte son el árabe, el chino, el español, el francés, el inglés y el ruso. Las
sentencias de la Corte, así como las otras decisiones que resuelvan cuestiones fundamentales de que
conozca la Corte, se publicarán en los idiomas oficiales.
Los idiomas de trabajo son el francés y el inglés. En las Reglas de Procedimiento y Prueba se
determinará en qué casos podrá utilizarse como idioma de trabajo otros idiomas oficiales.
La Corte autorizará a cualquiera de las partes o cualquiera de los Estados a que se haya permitido
intervenir en un procedimiento, previa solicitud de ellos, a utilizar un idioma distinto del francés o el
inglés, siempre que considere que esta autorización está adecuadamente justificada.

Carácter complementario de la CPI con respecto de las jurisdicciones penales nacionales

Según el Preámbulo y el artículo del Estatuto, la CPI tiene un carácter complementario respecto de las
jurisdicciones penales nacionales.
“Destacando que la Corte Penal Internacional establecida en virtud del presente Estatuto será
complementaria de las jurisdicciones penales nacionales”... (Preámbulo).
“La Corte será una institución permanente, estará facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas
respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional de conformidad con el presente
Estatuto y tendrá carácter complementario de las jurisdicciones penales nacionales. La competencia y el
funcionamiento de la Corte se regirán por las disposiciones del presente Estatuto” (Artículo 1º).

Relación de la Corte con las Naciones Unidas


“La Corte estará vinculada con las Naciones Unidas por un acuerdo que deberá aprobar la Asamblea
de los Estados Partes en el presente Estatuto y concluir luego el Presidente de la Corte en nombre de
ésta” (Artículo 2º del Estatuto).
Obsérvese que la vinculación con la ONU se establecerá por medio de un acuerdo donde se determine
una relación apropiada entre ambas organizaciones. Es una fórmula bastante amplia pero la
independencia podría ser entorpecida por otras normas dando lugar a una posible dependencia del
Consejo de Seguridad.
Como argumento podemos citar el artículo 16 del Estatuto del que surge que el Consejo de Seguridad
puede pedir a la CPI que se suspenda la investigación o el enjuiciamiento que haya iniciado, por un
término que no mayor de 12 meses, que puede ser renovado por el Consejo de Seguridad en las mismas
condiciones.
Lamentablemente, el Estatuto no especifica la cantidad de veces que puede renovarse la suspensión.
Al no determinarse un número determinado de renovaciones, la suspensión temporal podría
transformarse en un bloqueo definitivo.

Competencia de la CPI

La competencia de la CPI puede clasificarse en temporal, personal y material.

Competencia temporal:

El artículo 11 del Estatuto determina que “La Corte tendrá competencia únicamente respecto de
crímenes cometidos después de la entrada en vigor del presente Estatuto” y que, según el artículo 29,
“Los crímenes de la competencia de la Corte no prescribirán”. El artículo 24.1 reafirma el principio de la
irretroactividad: “Nadie será penalmente responsable de conformidad con el presente Estatuto por una
conducta anterior a su entrada en vigor”.
Para el caso de los Estados que adhieran al Estatuto después de su entrada en vigencia, la Corte
podrá ejercer su competencia únicamente con respecto a los crímenes cometidos después de la entrada
en vigor del Estatuto, a no ser que éste consienta que la CPI pueda ejercer su jurisdicción sobre un
crimen determinado desde la entrada en vigor del Estatuto, o sea desde el 1º de julio de 2002 (arts. 11.2
y 12.3). Este es el único caso en el que la Corte puede ejercer su jurisdicción de manera retroactiva.
El artículo 124 permite que “un Estado, al hacerse parte en el presente Estatuto, podrá declarar que,
durante un período de siete años contados a partir de la fecha en que el Estatuto entre en vigor a su
respecto, no aceptará la competencia de la Corte sobre la categoría de crímenes a que se hace
referencia en el artículo 8 (crímenes de guerra) cuando se denuncie la comisión de uno de esos
crímenes por sus nacionales o en su territorio. La declaración formulada de conformidad con el presente
artículo podrá ser retirada en cualquier momento”.
El Estatuto recepta, junto con los principios generales del derecho penal, el principio de irretroactividad
(Artículos 22 y 24) y el de imprescriptibilidad (Artículo 29).
“Artículo 22. Nullum crimen sine lege Nadie será penalmente responsable de conformidad con el
presente Estatuto a menos que la conducta de que se trate constituya, en el momento en que tiene lugar,
un crimen de la competencia de la Corte”.
“Artículo 24. Irretroactividad ratione personae. 1. Nadie será penalmente responsable de conformidad
con el presente Estatuto por una conducta anterior a su entrada en vigor”.

Competencia personal

Con exclusión expresa de los menores de 18 años (Artículo 24) o de los que padezcan algún tipo de
enfermedad o deficiencia mental que le impidan comprender la ilicitud o naturaleza de su conducta o su
capacidad para controlar esa conducta a fin de no transgredir la ley (Artículo 31), la CPI ejerce su
jurisdicción sobre personas físicas (Artículos 1 y 25) por conductas posteriores a la entrada en vigor del
estatuto (Artículo 24) sin distinción alguna basada en cargo oficial alguno (Artículo 27). Los actos
delictivos serán imputables tanto al que los cometa por sí mismo, con otra o por conducto de otra
persona, las ordene, proponga o los induzca, tanto si se consumaron como si hubiesen quedado en
grado de tentativa, o con el propósito de facilitar la comisión de ese crimen siendo cómplice, encubridor o
colaborador suministrando información o contribuya de algún modo en la comisión o tentativa de
comisión del crimen por un grupo de personas.
Con respecto al genocidio, debe ser “una instigación directa y pública a que se cometa” (Artículo 25); y
“El jefe militar o el que actúe efectivamente como jefe militar será penalmente responsable por los
crímenes de la competencia de la Corte que hubieren sido cometidos por fuerzas bajo su mando y
control efectivo, o su autoridad y control efectivo, según sea el caso, en razón de no haber ejercido un
control apropiado sobre esas fuerzas” (Artículo 28), en caso de no haber ejercido un control apropiado
(artículo 28) la conducta o de la capacidad para controlar esa conducta, estado de intoxicación que lo
priven de la misma capacidad que el anterior salvo que se hubiera intoxicado voluntariamente, defensa
propia razonable, defensa de un bien esencial para la supervivencia, hubiere cometido uno de los
crímenes de competencia de la Corte como consecuencia de coacción dimanante de amenazas
inminentes de muerte o lesiones graves (artículo 31).
Con respecto al error de hecho o de derecho el Artículo 32 establece: “El error de hecho eximirá de
responsabilidad penal únicamente si hace desaparecer el elemento de intencionalidad requerido por el
crimen. El error de derecho acerca de si un determinado tipo de conducta constituye un crimen de la
competencia de la Corte no se considerará eximente. Con todo, el error de derecho podrá considerarse
eximente si hace desaparecer el elemento de intencionalidad requerido por ese crimen o si queda
comprendido en lo dispuesto en el artículo 33 del presente Estatuto”

Competencia material

Según el Artículo 5 “La Corte tendrá competencia, de conformidad con el presente Estatuto, respecto
de los siguientes crímenes:
a) El crimen de genocidio;
b) Los crímenes de lesa humanidad;
c) Los crímenes de guerra;
d) El crimen de agresión.
2. La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que se apruebe una
disposición de conformidad con los artículos 121 y 123 en que se defina el crimen y se enuncien las
condiciones en las cuales lo hará. Esa disposición será compatible con las disposiciones pertinentes de
la Carta de las Naciones Unidas”.
Los elementos de los crímenes que son competencia de la Corte fueron aprobados por la Asamblea de
los Estados Parte en su primer reunión celebrada del 3 al 10 de septiembre del 2002, sobre la base de
un Proyecto de texto definitivo de los mismos adoptado por la Comisión Preparatoria el 6 de julio de
2000.
La persona será penalmente responsable por la comisión de los crímenes de competencia de la Corte
cuando se reúnan los elementos objetivos que los definen y un elemento subjetivo, que es la
intencionalidad del presunto autor de los hechos.
“Artículo 30. Elemento de intencionalidad
1. Salvo disposición en contrario, una persona será penalmente responsable y podrá ser penada por
un crimen de la competencia de la Corte únicamente si actúa con intención y conocimiento de los
elementos materiales del crimen.
2. A los efectos del presente artículo, se entiende que actúa intencionalmente quien:
a) En relación con una conducta, se propone incurrir en ella;
b) En relación con una consecuencia, se propone causarla o es consciente de que se producirá en el
curso normal de los acontecimientos.
3. A los efectos del presente artículo, por "conocimiento" se entiende la conciencia de que existe una
circunstancia o se va a producir una consecuencia en el curso normal de los acontecimientos. Las
palabras "a sabiendas" y "con conocimiento" se entenderán en el mismo sentido”.

El crimen de genocidio

Con respecto al genocidio, el Estatuto injerta la definición de la "Convención para la prevención y


sanción del Genocidio", del 9 de diciembre de 1948, en vigor desde el 12 de enero de 1951, pero sin
remitirse a ella.
Según el Artículo 1 de esta Convención el genocidio es un delito de derecho internacional, ya sea que
se cometa en tiempo de paz o en tiempo de guerra. El artículo II estipula que se considera genocidio
"cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del
grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas
destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a
otro grupo". Asimismo, el artículo III dispone que " Serán castigados los actos siguientes: a) el genocidio;
b) la asociación para cometer genocidio; c) la instigación directa y pública a cometer genocidio; d) La
tentativa de genocidio; e) La complicidad en el genocidio".
La definición del Artículo II de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de
1948, es la misma que la de los Estatutos de los Tribunales ad hoc para la ex Yugoslavia y para Ruanda.
El Artículo 6 del Estatuto establece:”A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "genocidio"
cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:
a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física, total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo”.
Puede observarse que la definición es algo restrictiva porque no incluye la persecución política, ni la
social o ni tampoco de cualquier otra índole.
La AG de la ONU al elaborar el proyecto de Convención en 1948 distinguió el genocidio del homicidio,
especificando que el primero es una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros,
mientras que el homicidio es la negación a un individuo del derecho a vivir.

Los crímenes de lesa humanidad

El Artículo 7 del Estatuto fija el concepto de crímenes de lesa humanidad de la siguiente forma:
“1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "crimen de lesa humanidad" cualquiera de los
actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una
población civil y con conocimiento de dicho ataque:
a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de
derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier
otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales,
nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos
universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con
cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o
atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
2. A los efectos del párrafo 1:
a) Por "ataque contra una población civil" se entenderá una línea de conducta que implique la comisión
múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política
de un Estado o de una organización de cometer es ataque o para promover esa política;
b) El "exterminio" comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida, la privación del acceso
a alimentos o medicinas, entre otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población;
c) Por "esclavitud" se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona,
o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas, en particular
mujeres y niños;
d) Por "deportación o traslado forzoso de población" se entenderá el desplazamiento de las personas
afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén legítimamente presentes, sin
motivos autorizados por el derecho internacional;
e) Por "tortura" se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control; sin embargo, no se entenderá
por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones lícitas o que sean
consecuencia normal o fortuita de ellas;
f) Por "embarazo forzado" se entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha dejado
embarazada por la fuerza, con la intención de modificar la composición étnica de una población o de
cometer otras violaciones graves del derecho internacional. En modo alguno se entenderá que esta
definición afecta a las normas de derecho interno relativas al embarazo;
g) Por "persecución" se entenderá la privación intencional y grave de derechos fundamentales en
contravención del derecho internacional en razón de la identidad del grupo o de la colectividad;
h) Por "el crimen de apartheid" se entenderán los actos inhumanos de carácter similar a los mencionados
en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación
sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese
régimen;
i) Por "desaparición forzada de personas" se entenderá la aprehensión, la detención o el secuestro de
personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia,
seguido de la negativa a informar sobre la privación de libertad o dar información sobre la suerte o el
paradero de esas personas, con la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por un período
prolongado.
3. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término "género" se refiere a los dos sexos,
masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término "género" no tendrá más acepción que la
que antecede”.
Nótese que la conceptualización deja abierta la posibilidad de ampliación ya que al final del artículo
especifica que también serán considerados dentro de esta tipificación a otros actos inhumanos.

Crímenes de guerra

El Artículo 8 del Estatuto estipula la competencia de la Corte para juzgar los crímenes de guerra
cuando se cometan como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala de tales
crímenes.
“1. La Corte tendrá competencia respecto de los crímenes de guerra en particular cuando se cometan
como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala de tales crímenes.
2. A los efectos del presente Estatuto, se entiende por "crímenes de guerra":
a) Infracciones graves de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, a saber, cualquiera de los
siguientes actos contra personas o bienes protegidos por las disposiciones del Convenio de Ginebra
pertinente:
i) El homicidio intencional;
ii) La tortura o los tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos;
iii) El hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la integridad
física o la salud;
iv) La destrucción y la apropiación de bienes no justificadas por necesidades militares, y efectuadas a
gran escala, ilícita y arbitrariamente;
v) El hecho de forzar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a servir en las fuerzas de una
Potencia enemiga;
vi) El hecho de privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona protegida de su
derecho a ser juzgado legítima e imparcialmente;
vii) La deportación o el traslado ilegal, la detención ilegal;
viii) La toma rehenes;
b) Otras violaciones graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos armados internacionales
dentro del marco del derecho internacional, a saber, cualquiera de los actos siguientes:
i) Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil en cuanto tal o contra personas civiles que no
participen directamente en las hostilidades;
ii) Dirigir intencionalmente ataques contra bienes civiles, es decir, bienes que no son objetivos militares;
iii) Dirigir intencionalmente ataques contra personal, instalaciones, material, unidades o vehículos
participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la protección otorgada a civiles o bienes
civiles con arreglo al derecho internacional de los conflictos armados;
iv) Lanzar un ataque intencionalmente, a sabiendas de que causará pérdidas de vidas, lesiones a civiles
o daños a bienes de carácter civil o daños extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural que
serían manifiestamente excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa de conjunto que se
prevea;
v) Atacar o bombardear, por cualquier medio, ciudades, aldeas, viviendas o edificios que no estén
defendidos y que no sean objetivos militares;
vi) Causar la muerte o lesiones a un enemigo que haya depuesto las armas o que, al no tener medios
para defenderse, se haya rendido a discreción;
vii) Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional o las insignias militares o el
uniforme del enemigo o de las Naciones Unidas, así como los emblemas distintivos de los Convenios de
Ginebra, y causar así la muerte o lesiones graves;
viii) El traslado, directa o indirectamente, por la Potencia ocupante de parte de su población civil al
territorio que ocupa o la deportación o el traslado de la totalidad o parte de la población del territorio
ocupado, dentro o fuera de ese territorio;
ix) Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados a la religión, la instrucción, las artes, las
ciencias o la beneficencia, los monumentos, los hospitales y los lugares en que se agrupa a enfermos y
heridos, siempre que no sean objetivos militares;
x) Someter a personas que estén en poder del perpetrador a mutilaciones físicas o a experimentos
médicos o científicos de cualquier tipo que no estén justificados en razón de un tratamiento médico,
dental u hospitalario, ni se lleven a cabo en su interés, y que causen la muerte o pongan gravemente en
peligro su salud;
xi) Matar o herir a traición a personas pertenecientes a la nación o al ejército enemigo;
xii) Declarar que no se dará cuartel;
xiii) Destruir o confiscar bienes del enemigo, a menos que las necesidades de la guerra lo hagan
imperativo;
xiv) Declarar abolidos, suspendidos o inadmisibles ante un tribunal los derechos y acciones de los
nacionales de la parte enemiga;
xv) Obligar a los nacionales de la parte enemiga a participar en operaciones bélicas dirigidas contra su
propio país, aunque hubieran estado al servicio del beligerante antes del inicio de la guerra;
xvi) Saquear una ciudad o una plaza, incluso cuando es tomada por asalto;
xvii) Emplear veneno o armas envenenadas;
xviii) Emplear gases asfixiantes, tóxicos o similares o cualquier líquido, material o dispositivo análogo;
xix) Emplear balas que se ensanchan o aplasten fácilmente en el cuerpo humano, como balas de camisa
dura que no recubra totalmente la parte interior o que tenga incisiones;
xx) Emplear armas, proyectiles, materiales y métodos de guerra que, por su propia naturaleza, causen
daños superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos indiscriminados en violación del derecho
humanitario internacional de los conflictos armados, a condición de que esas armas o esos proyectiles,
materiales o métodos de guerra, sean objeto de una prohibición completa y estén incluidos en un anexo
del presente Estatuto en virtud de una enmienda aprobada de conformidad con las disposiciones que,
sobre el particular, figuran en los artículos 121 y 123;
xxi) Cometer atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;
xxii) Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, definido en el
apartado f) del párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada y cualquier otra forma de violencia sexual
que constituya una infracción grave de los Convenios de Ginebra;
xxiii) Utilizar la presencia de una persona civil u otra persona protegida para poner ciertos puntos, zonas
o fuerzas militares a cubierto de operaciones militares;
xxiv) Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material, unidades y medios de transporte
sanitarios, y contra personal que utilice los emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra de
conformidad con el derecho internacional;
xxv) Hacer padecer intencionalmente hambre a la población civil como método de hacer la guerra,
privándola de los objetos indispensables para su supervivencia, incluido el hecho de obstaculizar
intencionalmente los suministros de socorro de conformidad con los Convenios de Ginebra;
xxvi) Reclutar o alistar a niños menores de 15 años en las fuerzas armadas nacionales o utilizarlos para
participar activamente en las hostilidades;
c) En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional, las violaciones graves del artículo 3
común a los cuatro Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, a saber, cualquiera de los siguientes
actos cometidos contra personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las que hayan quedado fuera de
combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa:
i) Los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas,
las mutilaciones, los tratos crueles y la tortura;
ii) Los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;
iii) La toma de rehenes;
iv) Las condenas dictadas y las ejecuciones efectuadas sin previo juicio ante un tribunal regularmente
constituido con todas las garantías judiciales generalmente reconocidas como indispensables.
d) El párrafo 2 c) del presente artículo se aplica a los conflictos armados que no son de índole
internacional, y por consiguiente, no se aplica a las situaciones de tensiones internas y de disturbios
interiores, tales como los motines, los actos esporádicos y aislados de violencia u otros actos análogos.
e) Otras violaciones graves de las leyes y los usos aplicables en los conflictos armados que no sean de
índole internacional, dentro del marco establecido de derecho internacional, a saber, cualquiera de los
actos siguientes:
i) Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil como tal o contra civiles que no participen
directamente en las hostilidades;
ii) Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material, unidades y medios de transporte sanitarios
y contra el personal que utilicen los emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra de conformidad
con el derecho internacional;
iii) Dirigir intencionalmente ataques contra personal, instalaciones, material, unidades o vehículos
participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la protección otorgada a civiles o bienes
civiles con arreglo al derecho internacional de los conflictos armados;
iv) Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados al culto religioso, la educación, las artes,
las ciencias o la beneficencia, los monumentos, los hospitales y otros lugares en que se agrupa a
enfermos y heridos, a condición de que no sean objetivos militares;
v) Saquear una ciudad o plaza, incluso cuando es tomada por asalto;
vi) Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, definido en el
apartado f) del párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual
que constituya también una violación grave del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra;
vii) Reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas armadas o grupos o utilizarlos para
participar activamente en hostilidades;
viii) Ordenar el desplazamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, a menos
que así lo exija la seguridad de los civiles de que se trate o por razones militares imperativas;
ix) Matar o herir a traición a un combatiente enemigo;
x) Declarar que no se dará cuartel;
xi) Someter a las personas que estén en poder de otra parte en el conflicto a mutilaciones físicas o a
experimentos médicos o científicos de cualquier tipo que no estén justificados en razón del tratamiento
médico, dental u hospitalario de la persona de que se trate ni se lleven a cabo en su interés, y que
provoquen la muerte o pongan gravemente en peligro su salud;
xii) Destruir o confiscar bienes del enemigo, a menos que las necesidades del conflicto lo hagan
imperativo;
f) El párrafo 2 e) del presente artículo se aplica a los conflictos armados que no son de índole
internacional, y, por consiguiente, no se aplica a las situaciones de tensiones internas y de disturbios
interiores, tales como los motines, los actos esporádicos y aislados de violencia u otros actos de carácter
similar. Se aplica a los conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado cuando existe un
conflicto armado prolongado entre las autoridades gubernamentales y grupos armados organizados o
entre tales grupos.
3. Nada de lo dispuesto en los párrafos 2 c) y e) afectará a la responsabilidad que incumbe a todo
gobierno de mantener y restablecer el orden público en el Estado y de defender la unidad e integridad
territorial del Estado por cualquier medio legítimo”.
Los crímenes de guerra cometidos durante un conflicto armado internacional están especificados en
los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo Adicional I, mientras que las violaciones graves
cometidas en un conflicto armado interno están previstas en el artículo 3 común a los cuatro Convenios
de Ginebra y por el Protocolo Adicional I.
El Estatuto, en el caso de los crímenes de guerra, no exige los requisitos de masividad o sistematicidad
sino que debe existir una política o plan en el que se inscriban las conductas criminales.

El crimen de agresión

El artículo 9 del estatuto establece que la competencia de la Corte respecto a este crimen está sujeta a
la aprobación de una disposición donde se defina el crimen y se enuncie las condiciones en las cuales lo
hará.
La Corte incluirá también la competencia sobre este crimen cuando los Estados Parte aprueben una
definición generalmente aceptable durante la Conferencia de Revisión, siete años después de la entrada
en vigor del Estatuto (arts. 121 y 123).

Delitos contra la administración de justicia

El Artículo 70 habilita a la Corte para juzgar los delitos contra la administración de justicia cuando se
hayan cometido en forma intencional.
“1. La Corte tendrá competencia para conocer de los siguientes delitos contra la administración de
justicia, siempre y cuando se cometan intencionalmente:
a) Dar falso testimonio cuando se esté obligado a decir verdad de conformidad con el párrafo 1 del
artículo 69;
b) Presentar pruebas a sabiendas de que son falsas o han sido falsificadas;
c) Corromper a un testigo, obstruir su comparecencia o testimonio o interferir en ellos, tomar represalias
contra un testigo por su declaración, destruir o alterar pruebas o interferir en las diligencias de prueba;
d) Poner trabas, intimidar o corromper a un funcionario de la Corte para obligarlo o inducirlo a que no
cumpla sus funciones o a que lo haga de manera indebida;
e) Tomar represalias contra un funcionario de la Corte en razón de funciones que haya desempeñado él
u otro funcionario; y
f) Solicitar o aceptar un soborno en calidad de funcionario de la Corte y en relación con sus funciones
oficiales.
2. Las Reglas de Procedimiento y Prueba establecerán los principios y procedimientos que regulen el
ejercicio por la Corte de su competencia sobre los delitos a que se hace referencia en el presente
artículo. Las condiciones de la cooperación internacional con la Corte respecto de las actuaciones que
realice de conformidad con el presente artículo se regirán por el derecho interno del Estado requerido.
3. En caso de decisión condenatoria, la Corte podrá imponer una pena de reclusión no superior a cinco
años o una multa, o ambas penas, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.
4. a) Todo Estado Parte hará extensivas sus leyes penales que castiguen los delitos contra la
integridad de su propio procedimiento de investigación o enjuiciamiento a los delitos contra la
administración de justicia a que se hace referencia en el presente artículo y sean cometidos en su
territorio o por uno de sus nacionales;
b) A solicitud de la Corte, el Estado Parte, siempre que lo considere apropiado, someterá el asunto a sus
autoridades competentes a los efectos del enjuiciamiento. Esas autoridades conocerán de tales asuntos
con diligencia y asignarán medios suficientes para que las causas se sustancien en forma eficaz”.

Jurisdicción

Los Estados parte en el Estatuto aceptan la jurisdicción del Tribunal, que podrá ejercer su
competencia:
Condiciones previas para el ejercicio de la competencia en el caso de crímenes cometidos en el
territorio de un Estado parte o si el acusado es nacional de un Estado parte:

“1. El Estado que pase a ser Parte en el presente Estatuto acepta por ello la competencia de la Corte
respecto de los crímenes a que se refiere el artículo 5.
2. En el caso de los apartados a) o c) del artículo 13, la Corte podrá ejercer su competencia si uno o
varios de los Estados siguientes son Partes en el presente Estatuto o han aceptado la competencia de la
Corte de conformidad con el párrafo 3:
a) El Estado en cuyo territorio haya tenido lugar la conducta de que se trate, o si el crimen se hubiere
cometido a bordo de un buque o de una aeronave, el Estado de matrícula del buque o la aeronave;
b) El Estado del que sea nacional el acusado del crimen.
3. Si la aceptación de un Estado que no sea Parte en el presente Estatuto fuere necesaria de
conformidad con el párrafo 2, dicho Estado podrá, mediante declaración depositada en poder del
Secretario, consentir en que la Corte ejerza su competencia respecto del crimen de que se trate. El
Estado aceptante cooperará con la Corte sin demora ni excepción de conformidad con la Parte IX”
(Artículo 12).

Ejercicio de la competencia

“La Corte podrá ejercer su competencia respecto de cualquiera de los crímenes a que se refiere el
artículo 5 de conformidad con las disposiciones del presente Estatuto si:
a) Un Estado Parte remite al Fiscal, de conformidad con el artículo 14, una situación en que parezca
haberse cometido uno o varios de esos crímenes;
b) El Consejo de Seguridad, actuando con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII de la Carta de las
Naciones Unidas, remite al Fiscal una situación en que parezca haberse cometido uno o varios de esos
crímenes; o
c) El Fiscal ha iniciado una investigación respecto de un crimen de ese tipo de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 15” (Artículo13).
El artículo 13 también se prevé que el Consejo de Seguridad actuando con arreglo a lo dispuesto en el
Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, puede remitir al Fiscal una situación en que parezca
que se haya cometido uno o varios de los crímenes de competencia de la Corte. Pero en éste último
caso, ni el artículo 12 ni el artículo 13 del estatuto especifica si el crimen que denuncia el Consejo de
Seguridad deba haber sido cometido en el territorio de un Estado parte o si el acusado es nacional de un
Estado parte.
Por ese motivo, cuando el Consejo de Seguridad activa el procedimiento se dá el único caso en que la
Corte puede ejercer una jurisdicción universal.
La determinación de las condiciones previas para el ejercicio de la jurisdicción por parte de la Corte fue
uno de los temas más conflictivo debido a la existencia de diferentes posturas. Algunos proponían que la
Corte ejerciera una jurisdicción universal, mientras otros respaldaban la aceptación de la jurisdicción por
el Estado del que fuera nacional el autor y por el Estado en cuyo territorio se hubiera cometido el crimen.
A la postre, se prefirió que la Corte ejerciera su jurisdicción cuando el Estado del que es nacional el
acusado o el Estado en cuyo territorio se cometió el crimen, es parte en el Estatuto de Roma. En este
último caso, deja abierta la posibilidad que un nacional de un Estado que no sea parte en el Estatuto que
haya cometido un delito en el territorio de un Estado Parte, pueda ser juzgado por la Corte. Esta decisión
hizo que EEUU se opusiera terminantemente a la firma del Estatuto.
Téngase en cuenta, que ese nacional sólo podrá ser juzgado por la Corte si el Estado de la
nacionalidad del presunto autor no esté dispuesto o no pueda juzgarlo.

Cuestiones de admisibilidad

“1. La Corte teniendo en cuenta el décimo párrafo del preámbulo y el artículo 1, resolverá la
inadmisibilidad de un asunto cuando: a) El asunto sea objeto de una investigación o enjuiciamiento por
un Estado que tenga jurisdicción sobre él salvo que éste no esté dispuesto a llevar a cabo la
investigación o el enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo;
b) El asunto haya sido objeto de investigación por un Estado que tenga jurisdicción sobre él y éste haya
decidido no incoar acción penal contra la persona de que se trate, salvo que la decisión haya obedecido
a que no esté dispuesto a llevar a cabo el enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo;
c) La persona de que se trate haya sido ya enjuiciada por la conducta a que se refiere la denuncia, y la
Corte no pueda adelantar el juicio con arreglo a lo dispuesto en el párrafo 3 del artículo 20;
d) El asunto no sea de gravedad suficiente para justificar la adopción de otras medidas por la Corte.
2. A fin de determinar si hay o no disposición a actuar en un asunto determinado, la Corte examinará,
teniendo en cuenta los principios de un proceso con las debidas garantías reconocidos por el derecho
internacional, si se da una o varias de las siguientes circunstancias, según el caso:
a) Que el juicio ya haya estado o esté en marcha o que la decisión nacional haya sido adoptada con el
propósito de sustraer a la persona de que se trate de su responsabilidad penal por crímenes de la
competencia de la Corte, según lo dispuesto en el artículo 5;
b) Que haya habido una demora injustificada en el juicio que, dadas las circunstancias, sea incompatible
con la intención de hacer comparecer a la persona de que se trate ante la justicia;
c) Que el proceso no haya sido o no esté siendo sustanciado de manera independiente o imparcial y
haya sido o esté siendo sustanciado de forma en que, dadas las circunstancias, sea incompatible con la
intención de hacer comparecer a la persona de que se trate ante la justicia.
3. A fin de determinar la incapacidad para investigar o enjuiciar en un asunto determinado, la Corte
examinará si el Estado, debido al colapso total o sustancial de su administración nacional de justicia o al
hecho de que carece de ella, no puede hacer comparecer al acusado, no dispone de las pruebas y los
testimonios necesarios o no está por otras razones en condiciones de llevar a cabo el juicio” (Artículo
17).
No obstante, la Corte examinará aquellos asuntos en los que el Estado haya iniciado el proceso pero
éste tenga por objeto sustraer a la persona de la competencia del Tribunal, o demorarlo en modo a que
la persona no comparezca en justicia, o cuando el tribunal no sea independiente o imparcial o la
administración nacional de justicia haya colapsado, no estando en condiciones de llevar a cabo el juicio.
De acuerdo al artículo 17, la Corte puede determinar de oficio la admisibilidad de una causa
(artículo19). El acusado o la persona contra la cual se haya dictado una orden de detención o una orden
de comparecencia, el Estado que tenga jurisdicción en la causa porque está investigándola o
enjuiciándola o la ha hecho antes; el Estado cuya aceptación se requiera de conformidad con el
artículo12, están legitimados para impugnar la admisibilidad de la causa La impugnación de admisibilidad
se hará antes del juicio o a su inicio.

Marco legal

La regulación del marco legal de la Corte se encuentra en el Estatuto de Roma, dentro del cual
pueden distinguirse: los principios generales de Derecho Penal, los derechos de las personas objeto de
investigación y el derecho aplicable.

Principios generales de Derecho Penal

El Estatuto se prevé el respeto de los principios generales de derecho penal.

Principio de cosa juzgada:

“1. Salvo que en el presente Estatuto se disponga otra cosa, nadie será procesado por la Corte en
razón de conductas constitutivas de crímenes por los cuales ya hubiere sido condenado o absuelto por la
Corte.
2. Nadie será procesado por otro tribunal en razón de uno de los crímenes mencionados en el artículo
5 por el cual la Corte ya le hubiere condenado o absuelto.
3. La Corte no procesará a nadie que haya sido procesado por otro tribunal en razón de hechos
también prohibidos en virtud de los artículos 6, 7 u 8 a menos que el proceso en el otro tribunal:
a) Obedeciera al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad penal por crímenes de la
competencia de la Corte; o
b) No hubiere sido instruida en forma independiente o imparcial de conformidad con las debidas
garantías procesales reconocidas por el derecho internacional o lo hubiere sido de alguna manera que,
en las circunstancias del caso, fuere incompatible con la intención de someter a la persona a la acción de
la justicia” (Artículo20).

Nullum crimen sine lege:

“1. Nadie será penalmente responsable de conformidad con el presente Estatuto a menos que la
conducta de que se trate constituya, en el momento en que tiene lugar, un crimen de la competencia de
la Corte.
2. La definición de crimen será interpretada estrictamente y no se hará extensiva por analogía. En caso
de ambigüedad, será interpretada en favor de la persona objeto de investigación, enjuiciamiento o
condena.
3. Nada de lo dispuesto en el presente artículo afectará a la tipificación de una conducta como crimen
de derecho internacional independientemente del presente Estatuto” ( Artículo22).

Nulla poena sine lege.

“Quien sea declarado culpable por la Corte únicamente podrá ser penado de conformidad con el
presente Estatuto” (Artículo23) .

Otros principios

También recoge los principios de irretroactividad de la ley penal (Artículo 24), de imprescriptibilidad
(Artículo29), de igualdad (Artículo21.3) y el de intencionalidad (Artículo30).

Derechos de las personas objeto de investigación.

Están explícitamente detallados en los artículos 55 y 67, complementados por los artículos 59, 60 y 63.
“1. En las investigaciones realizadas de conformidad con el presente Estatuto:
a) Nadie será obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable;
b) Nadie será sometido a forma alguna de coacción, intimidación o amenaza, a torturas ni a otros tratos o
castigos crueles, inhumanos o degradantes;
c) Quien haya de ser interrogado en un idioma que no sea el que comprende y habla perfectamente
contará, sin cargo alguno, con los servicios de un intérprete competente y las traducciones que sean
necesarias a los efectos de cumplir el requisito de equidad; y
d) Nadie será sometido a arresto o detención arbitrarios ni será privado de su libertad salvo por los
motivos previstos en el presente Estatuto y de conformidad con los procedimientos establecidos en él. 2.
Cuando haya motivos para creer que una persona ha cometido un crimen de la competencia de la Corte
y esa persona haya de ser interrogada por el Fiscal o por las autoridades nacionales, en cumplimiento de
una solicitud hecha de conformidad con lo dispuesto en la Parte IX, tendrá además los derechos
siguientes, de los que será informada antes del interrogatorio:
a) A ser informada de que existen motivos para creer que ha cometido un crimen de la competencia de la
Corte;
b) A guardar silencio, sin que ello pueda tenerse en cuenta a los efectos de determinar su culpabilidad o
inocencia;
c) A ser asistida por un abogado defensor de su elección o, si no lo tuviere, a que se le asigne un
defensor de oficio, siempre que fuere necesario en interés de la justicia y, en cualquier caso, sin cargo si
careciere de medios suficientes; y
d) A ser interrogada en presencia de su abogado, a menos que haya renunciado voluntariamente a su
derecho a asistencia letrada” (Artículo 55).
“1. En la determinación de cualquier cargo, el acusado tendrá derecho a ser oído públicamente, habida
cuenta de las disposiciones del presente Estatuto, y a una audiencia justa e imparcial, así como a las
siguientes garantías mínimas en pie de plena igualdad:
a) A ser informado sin demora y en forma detallada, en un idioma que comprenda y hable perfectamente,
de la naturaleza, la causa y el contenido de los cargos que se le imputan;
b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse
libre y confidencialmente con un defensor de su elección;
c) A ser juzgado sin dilaciones indebidas;
d) Con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 2 del artículo 63, el acusado tendrá derecho a hallarse
presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistido por un defensor de su elección; a
ser informado, si no tuviera defensor, del derecho que le asiste a tenerlo y, siempre que el interés de la
justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente si careciere de medios suficientes
para pagarlo;
e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de
descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo. El
acusado tendrá derecho también a oponer excepciones y a presentar cualquier otra prueba admisible de
conformidad con el presente Estatuto;
f) A ser asistido gratuitamente por un intérprete competente y a obtener las traducciones necesarias para
satisfacer los requisitos de equidad, si en las actuaciones ante la Corte o en los documentos presentados
a la Corte se emplea un idioma que no comprende y no habla;
g) A no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable y a guardar silencio, sin que ello
pueda tenerse en cuenta a los efectos de determinar su culpabilidad o inocencia;
h) A declarar de palabra o por escrito en su defensa sin prestar juramento; y
i) A que no se invierta la carga de la prueba ni le sea impuesta la carga de presentar contrapruebas.
2. Además de cualquier otra divulgación de información estipulada en el presente Estatuto, el Fiscal
divulgará a la defensa, tan pronto como sea posible, las pruebas que obren en su poder o estén bajo su
control y que, a su juicio, indiquen o tiendan a indicar la inocencia del acusado, o a atenuar su
culpabilidad, o que puedan afectar a la credibilidad de las pruebas de cargo. En caso de duda acerca de
la aplicación de este párrafo, la Corte decidirá” (Artículo 67).
Al ser interrogado tiene derecho a guardar silencio sin que eso implique su culpabilidad o inocencia,
deberá ser asistido por un abogado defensor de su elección o, si no lo tuviere, a que se le asigne uno de
oficio, a menos que renuncie a su derecho de asistencia letrada y, si opta por defenderse personalmente,
también deberá ser interrogado frente aquel. Será juzgado sin dilaciones indebidas, y deberá estar
presente en el proceso (artículo 63).
Cuando se lo detenga tiene derecho a solicitar al juez del Estado que lo detuvo la libertad provisional
hasta su entrega a la Corte (artículo 59).
La Sala de Cuestiones Preliminares se asegurará de que el imputado haya sido informado de los
crímenes que se le imputan y de los derechos que se le reconocen en el Estatuto (artículo 60).

Derecho aplicable.

El Artículo 21 del Estatuto establece el orden de prelación en que se aplicarán las normas que el
mismo dispone.
“1. La Corte aplicará:
a) En primer lugar, el presente Estatuto, los Elementos de los crímenes y sus Reglas de Procedimiento
y Prueba;
b) En segundo lugar, cuando proceda, los tratados aplicables, los principios y normas del derecho
internacional aplicables, incluidos los principios establecidos del derecho internacional de los conflictos
armados;
c) En su defecto, los principios generales del derecho que derive la Corte del derecho interno de los
sistemas jurídicos del mundo, incluido, cuando proceda, el derecho interno de los Estados que
normalmente ejercerían jurisdicción sobre el crimen, siempre que esos principios no sean incompatibles
con el presente Estatuto ni con el derecho internacional ni las normas y estandares internacionalmente
reconocidos.
2. La Corte podrá aplicar principios y normas de derecho respecto de los cuales hubiere hecho una
interpretación en decisiones anteriores. 3. La aplicación e interpretación del derecho de conformidad con
el presente artículo deberá ser compatible con los derechos humanos internacionalmente reconocidos,
sin distinción alguna basada en motivos como el género, definido en el párrafo 3 del artículo 7, la edad,
la raza, el color, la religión o el credo, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o
social, la posición económica, el nacimiento u otra condición”.
Con respecto al reglamento de la Corte, el Artículo 52 del Estatuto dice:
“1. Los magistrados, de conformidad con el presente Estatuto y las Reglas de Procedimiento y Prueba,
aprobarán por mayoría absoluta el Reglamento de la Corte que sea necesario para su funcionamiento
ordinario.
2. Se consultará al Fiscal y al Secretario en la preparación del Reglamento y de cualquier enmienda a
él.
3. El Reglamento y sus enmiendas entrarán en vigor al momento de su aprobación, a menos que los
magistrados decidan otra cosa. Inmediatamente después de su aprobación, serán distribuidos a los
Estados Partes para recabar sus observaciones. Se mantendrán en vigor si en un plazo de seis meses
no se han recibido objeciones de una mayoría de los Estados Partes”.

El procedimiento

“En cualquier momento después de iniciada la investigación, la Sala de Cuestiones Preliminares


dictará, a solicitud del Fiscal, una orden de detención contra una persona si, tras examinar la solicitud y
las pruebas y otra información presentadas por el fiscal” (Artículo 58.1) cuando haya motivo razonable
para creer que se ha cometido un crimen de la competencia de la Corte, cuando la detención sea
necesaria para asegurar que la persona comparezca en juicio, o para que no obstruya ni ponga en
peligro la investigación ni las actuaciones de la Corte o para impedir que la persona siga cometiendo ese
crimen u otro conexo.

Procedimiento para la detención de personas.

“1. El Estado Parte que haya recibido una solicitud de detención provisional o de detención y entrega
tomará inmediatamente las medidas necesarias para la detención de conformidad con su derecho
interno y con lo dispuesto en la Parte IX del presente Estatuto.
2. El detenido será llevado sin demora ante la autoridad judicial competente del Estado de detención,
que determinará si, de conformidad con el derecho de ese Estado:
a) La orden le es aplicable;
b) La detención se llevó a cabo conforme a derecho; y
c) Se han respetado los derechos del detenido.
3. El detenido tendrá derecho a solicitar de la autoridad competente del Estado de detención la libertad
provisional antes de su entrega.
4. Al decidir la solicitud, la autoridad competente del Estado de detención examinará si, dada la
gravedad de los presuntos crímenes, hay circunstancias urgentes y excepcionales que justifiquen la
libertad provisional y si existen las salvaguardias necesarias para que el Estado de detención pueda
cumplir su obligación de entregar la persona a la Corte. Esa autoridad no podrá examinar si la orden de
detención fue dictada conforme a derecho con arreglo a los apartados a) y b) del párrafo 1 del artículo
58.
5. La solicitud de libertad provisional será notificada a la Sala de Cuestiones Preliminares, que hará
recomendaciones a la autoridad competente del Estado de detención. Antes de adoptar su decisión, la
autoridad competente del Estado de detención tendrá plenamente en cuenta esas recomendaciones,
incluidas las relativas a medidas para impedir la evasión de la persona.
6. De concederse la libertad provisional, la Sala de Cuestiones Preliminares podrá solicitar informes
periódicos al respecto.
7. Una vez que el Estado de detención haya ordenado la entrega, el detenido será puesto a disposición
de la Corte tan pronto como sea posible” (Artículo 59).
Por estar estrechamente vinculado con este tema, obsérvese que el Estatuto no habla de “extradición”
sino de “entrega de personas”. Un sector de la doctrina advierte que al decir “entrega de personas” se
estaría reconociendo cierta superioridad de la Corte con respecto de las jurisdicciones locales
nacionales. Recuérdese que la extradición hace suponer que se está en presencia sujetos soberanos en
situación de igualdad que resuelven colaborar entre sí concertando firman un tratado de extradición.
Posteriormente, frente a un pedido específico relacionado con una persona en particular, reafirman la
decisión de cooperación.
Como la personalidad internacional de la Corte es restringida, solo puede realizar los actos que
previstos en su estatutos y, eventualmente, puede tener facultades implícitas. Su capacidad jurídica está
limitada por las funciones que le atribuye su estatuto fundacional, producto de la voluntad de los Estados
parte. Además, el Estatuto de la CPI no es un tratado.
“Entregar”, en la terminología del Estatuto, significa transferir y poner a una persona bajo la
responsabilidad de la Corte. Un pedido de ella no puede asimilarse a una solicitud de extradición como
las que suelen realizarse entre Estados.

Confirmación de los cargos antes del juicio

“1. Con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 2 y dentro de un plazo razonable tras la entrega de la
persona a la Corte o su comparecencia voluntaria ante ésta, la Sala de Cuestiones Preliminares
celebrará una audiencia para confirmar los cargos sobre la base de los cuales el Fiscal tiene la intención
de pedir el procesamiento. La audiencia se celebrará en presencia del Fiscal y del imputado, así como
de su defensor.
2. La Sala de Cuestiones Preliminares, a solicitud del Fiscal o de oficio, podrá celebrar una audiencia
en ausencia del acusado para confirmar los cargos en los cuales el Fiscal se basa para pedir el
enjuiciamiento cuando el imputado:
a) Haya renunciado a su derecho a estar presente; o
b) Haya huido o no sea posible encontrarlo y se hayan tomado todas las medidas razonables para
asegurar su comparecencia ante la Corte e informarle de los cargos y de que se celebrará una audiencia
para confirmarlos, En este caso, el imputado estará representado por un defensor cuando la Sala de
Cuestiones Preliminares resuelva que ello redunda en interés de la justicia.
3. Dentro de un plazo razonable antes de la audiencia:
a) Se proporcionará al imputado un ejemplar del documento en que se formulen los cargos por los cuales
el Fiscal se proponga enjuiciarlo; y
b) Se le informará de las pruebas que el Fiscal se proponga presentar en la audiencia.
La Sala de Cuestiones Preliminares podrá dictar providencias respecto de la revelación de información a
los efectos de la audiencia.
4. Antes de la audiencia, el Fiscal podrá proseguir la investigación y modificar o retirar los cargos. Se
dará al imputado aviso con antelación razonable a la audiencia de cualquier modificación de los cargos o
de su retiro. En caso de retirarse cargos, el Fiscal comunicará las razones a la Sala de Cuestiones
Preliminares.
5. En la audiencia, el Fiscal presentará respecto de cada cargo pruebas suficientes de que hay motivos
fundados para creer que el imputado cometió el crimen que se le imputa. El Fiscal podrá presentar
pruebas documentales o un resumen de las pruebas y no será necesario que llame a los testigos que
han de declarar en el juicio.
6. En la audiencia, el imputado podrá:
a) Impugnar los cargos;
b) Impugnar las pruebas presentadas por el Fiscal; y
c) Presentar pruebas.
7. La Sala de Cuestiones Preliminares determinará, sobre la base de la audiencia, si existen pruebas
suficientes de que hay motivos fundados para creer que el imputado cometió cada crimen que se le
imputa. Según cual sea esa determinación, la Sala de Cuestiones Preliminares:
a) Confirmará los cargos respecto de los cuales haya determinado que existen pruebas suficientes y
asignará al acusado a una Sala de Primera Instancia para su enjuiciamiento por los cargos confirmados;
b) No confirmará los cargos respecto de los cuales haya determinado que las pruebas son insuficientes;
c) Levantará la audiencia y pedirá al Fiscal que considere la posibilidad de:
i) Presentar nuevas pruebas o llevar a cabo nuevas investigaciones en relación con un determinado
cargo; o
ii) Modificar un cargo en razón de que las pruebas presentadas parecen indicar la comisión de un crimen
distinto que sea de la competencia de la Corte.
8. La no confirmación de un cargo por parte de la Sala de Cuestiones Preliminares no obstará para que
el Fiscal la pida nuevamente a condición de que presente pruebas adicionales.
9. Una vez confirmados los cargos y antes de comenzar el juicio, el Fiscal, con autorización de la Sala
de Cuestiones Preliminares y previa notificación al acusado, podrá modificar los cargos. El Fiscal, si se
propusiera presentar nuevos cargos o sustituirlos por otros más graves, deberá pedir una audiencia de
conformidad con el presente artículo para confirmarlos. Una vez comenzado el juicio, el Fiscal, con
autorización de la Sala de Primera Instancia, podrá retirar los cargos.
10. Toda orden ya dictada dejará de tener efecto con respecto a los cargos que no hayan sido
confirmados por la Sala de Cuestiones Preliminares o hayan sido retirados por el Fiscal.
11. Una vez confirmados los cargos de conformidad con el presente artículo, la Presidencia constituirá
una Sala de Primera Instancia que, con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 9 del presente artículo y en
el párrafo 4 del artículo 64, se encargará de la siguiente fase del procedimiento y podrá ejercer las
funciones de la Sala de Cuestiones Preliminares que sean pertinentes y apropiadas en ese
procedimiento” (Artículo 61).

El juicio

“A menos que se decida otra cosa, el juicio se celebrará en la sede de la Corte” (Artículo 62)
interviniendo la Sala de Primera Instancia en presencia del acusado.
“1. El acusado estará presente durante el juicio.
2. Si el acusado, estando presente en la Corte, perturbare continuamente el juicio, la Sala de Primera
Instancia podrá disponer que salga de ella y observe el proceso y dé instrucciones a su defensor desde
fuera, utilizando, en caso necesario, tecnologías de comunicación. Esas medidas se adoptarán
únicamente en circunstancias excepcionales, después de que se haya demostrado que no hay otras
posibilidades razonables y adecuadas, y únicamente durante el tiempo que sea estrictamente necesario”
(Artículo 63).

Funciones y atribuciones de la Sala de Primera Instancia

“1. Las funciones y atribuciones de la Sala de Primera Instancia enunciadas en el presente artículo
deberán ejercerse de conformidad con el presente Estatuto y las Reglas de Procedimiento y Prueba.
2. La Sala de Primera Instancia velará por que el juicio sea justo y expedito y se sustancia con pleno
respeto de los derechos del acusado y teniendo debidamente en cuenta la protección de las víctimas y
de los testigos.
3. La Sala de Primera Instancia a la que se asigne una causa de conformidad con el presente Estatuto:
a) Celebrará consultas con las partes y adoptará los procedimientos que sean necesarios para que el
juicio se sustancia de manera justa y expedita;
b) Determinará el idioma o los idiomas que habrán de utilizarse en el juicio; y
c) Con sujeción a cualesquiera otras disposiciones pertinentes del presente Estatuto, dispondrá la
divulgación de los documentos o de la información que no se hayan divulgado anteriormente, con
suficiente antelación al comienzo del juicio como para permitir su preparación adecuada.
4. La Sala de Primera Instancia podrá, en caso de ser necesario para su funcionamiento eficaz e
imparcial, remitir cuestiones preliminares a la Sala de Cuestiones Preliminares o, de ser necesario, a otro
magistrado de la Sección de Cuestiones Preliminares que esté disponible.
5. Al notificar a las partes, la Sala de Primera Instancia podrá, según proceda, indicar que se deberán
acumular o separar los cargos cuando haya más de un acusado.
6. Al desempeñar sus funciones antes del juicio o en el curso de éste, la Sala de Primera Instancia
podrá, de ser necesario:
a) Ejercer cualquiera de las funciones de la Sala de Cuestiones Preliminares indicadas en el párrafo 11
del artículo 61;
b) Ordenar la comparecencia y la declaración de testigos y la presentación de documentos y otras
pruebas recabando, de ser necesario, la asistencia de los Estados con arreglo a lo dispuesto en el
presente Estatuto;
c) Adoptar medidas para la protección de la información confidencial;
d) Ordenar la presentación de pruebas adicionales a las ya reunidas con antelación al juicio o a las
presentadas durante el juicio por las partes;
e) Adoptar medidas para la protección del acusado, de los testigos y de las víctimas; y
f) Dirimir cualesquiera otras cuestiones pertinentes.
7. El juicio será público. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia podrá decidir que determinadas
diligencias se efectúen a puerta cerrada, de conformidad con el artículo 68, debido a circunstancias
especiales o para proteger la información de carácter confidencial o restringida que haya de presentarse
en la práctica de la prueba.
8. a) Al comenzar el juicio, la Sala de Primera Instancia dará lectura ante el acusado de los cargos
confirmados anteriormente por la Sala de Cuestiones Preliminares. La Sala de Primera Instancia se
cerciorará de que el acusado comprende la naturaleza de los cargos. Dará al acusado la oportunidad de
declararse culpable de conformidad con el artículo 65 o de declararse inocente;
b) Durante el juicio, el magistrado presidente podrá impartir directivas para la substanciación del juicio,
en particular para que éste sea justo e imparcial. Con sujeción a las directivas que imparta el magistrado
presidente, las partes podrán presentar pruebas de conformidad con las disposiciones del presente
Estatuto.
9. La Sala de Primera Instancia podrá, a petición de una de las partes o de oficio, entre otras cosas:
a) Decidir sobre la admisibilidad o pertinencia de las pruebas;
b) Tomar todas las medidas necesarias para mantener el orden en las audiencias.
10. La Sala de Primera Instancia hará que el Secretario lleve y conserve un expediente completo del
juicio, en el que se consignen fielmente las diligencias practicadas” (Artículo 64).

Procedimiento para el caso en el que acusado se declare culpable.

“1. Si el acusado se declara culpable en las condiciones indicadas en el párrafo 8 a) del artículo 64, la
Sala de Primera Instancia determinará:
a) Si el acusado comprende la naturaleza y las consecuencias de la declaración de culpabilidad;
b) Si esa declaración ha sido formulada voluntariamente tras suficiente consulta con el abogado
defensor; y
c) Si la declaración de culpabilidad está corroborada por los hechos de la causa conforme a:
i) Los cargos presentados por el Fiscal y aceptados por el acusado;
ii) Las piezas complementarias de los cargos presentados por el Fiscal y aceptados por el acusado; y
iii) Otras pruebas, como declaraciones de testigos, presentadas por el
Fiscal o el acusado.
2. La Sala de Primera Instancia, de constatar que se cumplen las condiciones a que se hace referencia
en el párrafo 1, considerará que la declaración de culpabilidad, junto con las pruebas adicionales
presentadas, constituye un reconocimiento de todos los hechos esenciales que configuran el crimen del
cual se ha declarado culpable el acusado y podrá condenarlo por ese crimen.
3. La Sala de Primera Instancia, de constatar que no se cumplen las condiciones a que se hace
referencia en el párrafo 1, tendrá la declaración de culpabilidad por no formulada y, en ese caso,
ordenará que prosiga el juicio con arreglo al procedimiento ordinario estipulado en el presente Estatuto y
podrá remitir la causa a otra Sala de Primera Instancia.
4. La Sala de Primera Instancia, cuando considere necesaria en interés de la justicia y en particular en
interés de las víctimas, una presentación más completa de los hechos de la causa, podrá:
a) Pedir al Fiscal que presente pruebas adicionales, inclusive declaraciones de testigos; u
b) Ordenar que prosiga el juicio con arreglo al procedimiento ordinario estipulado en el presente Estatuto,
en cuyo caso tendrá la declaración de culpabilidad por no formulada y podrá remitir la causa a otra Sala
de Primera Instancia.
5. Las consultas que celebren el Fiscal y la defensa respecto de la modificación de los cargos, la
declaración de culpabilidad o la pena que habrá de imponerse no serán obligatorias para la Corte”
(Artículo 65).

Presunción de inocencia

“1. Se presumirá que toda persona es inocente mientras no se pruebe su culpabilidad ante la Corte de
conformidad con el derecho aplicable.
2. Incumbirá al Fiscal probar la culpabilidad del acusado.
3. Para dictar sentencia condenatoria, la Corte deberá estar convencida de la culpabilidad del acusado
más allá de toda duda razonable” (Artículo 66).

Protección de acusados, víctimas y testigos.


Para asegurar la protección del acusado, las víctimas y los testigos la Sala puede decretar que una
parte del juicio se celebre a puertas cerradas o que la presentación de las pruebas sea por medios
electrónicos u otros medios especiales. Asimismo, tanto el Fiscal como la Corte pueden pedir
asesoramiento a la Dependencia de Víctimas y Testigos acerca de las medidas adecuadas de
protección, los dispositivos de seguridad, el asesoramiento y la asistencia de las víctimas y los testigos.
“1. La Corte adoptará las medidas adecuadas para proteger la seguridad, el bienestar físico y
psicológico, la dignidad y la vida privada de las víctimas y los testigos. Con este fin, la Corte tendrá en
cuenta todos los factores pertinentes, incluidos la edad, el género, definido en el párrafo 3 del artículo 7,
y la salud, así como la índole del crimen, en particular cuando éste entrañe violencia sexual o por
razones de género, o violencia contra niños.
En especial, el Fiscal adoptará estas medidas en el curso de la investigación y el enjuiciamiento de
tales crímenes. Estas medidas no podrán redundar en perjuicio de los derechos del acusado o de un
juicio justo e imparcial ni serán incompatibles con éstos.
2. Como excepción al principio del carácter público de las audiencias establecido en el artículo 67, las
Salas de la Corte podrán, a fin de proteger a las víctimas y los testigos o a un acusado, decretar que una
parte del juicio se celebre a puerta cerrada o permitir la presentación de pruebas por medios electrónicos
u otros medios especiales. En particular, se aplicarán estas medidas en el caso de una víctima de
agresión sexual o de un menor de edad que sea víctima o testigo, salvo decisión en contrario adoptada
por la Corte atendiendo a todas las circunstancias, especialmente la opinión de la víctima o el testigo.
3. La Corte permitirá, en las fases del juicio que considere conveniente, que se presenten y tengan en
cuenta las opiniones y observaciones de las víctimas si se vieren afectados sus intereses personales y
de una manera que no redunde en detrimento de los derechos del acusado o de un juicio justo e
imparcial ni sea incompatible con éstos. Los representantes legales de las víctimas podrán presentar
dichas opiniones y observaciones cuando la Corte lo considere conveniente y de conformidad con las
Reglas de Procedimiento y Prueba.
4. La Dependencia de Víctimas y Testigos podrá asesorar al Fiscal y a la Corte acerca de las medidas
adecuadas de protección, los dispositivos de seguridad, el asesoramiento y la asistencia a que se hace
referencia en el párrafo 6 del artículo 43.
5. Cuando la divulgación de pruebas o información de conformidad con el presente Estatuto entrañare
un peligro grave para la seguridad de un testigo o de su familia, el Fiscal podrá, a los efectos de
cualquier diligencia anterior al juicio, no presentan dichas pruebas o información y presentar en cambio
un resumen de éstas. Las medidas de esta índole no podrán redundar en perjuicio de los derechos del
acusado o de un juicio justo e imparcial ni serán incompatibles con éstos.
6. Todo Estado podrá solicitar que se adopten las medidas necesarias respecto de la protección de sus
funcionarios o agentes, así como de la protección de información de carácter confidencial o restringido”
(Artículo 68).

Sustanciación de la prueba.

“1. Antes de declarar, cada testigo se comprometerá, de conformidad con las Reglas de Procedimiento
y Prueba, a decir verdad en su testimonio.
2. La prueba testimonial deberá rendirse en persona en el juicio, salvo cuando se apliquen las medidas
establecidas en el artículo 68 o en las Reglas de Procedimiento y Prueba. Asimismo, la Corte podrá
permitir al testigo que preste testimonio oralmente o por medio de una grabación de vídeo o audio, así
como que se presenten documentos o transcripciones escritas, con sujeción al presente Estatuto y de
conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba. Estas medidas no podrán redundar en perjuicio
de los derechos del acusado ni serán incompatibles con éstos.
3. Las partes podrán presentar pruebas pertinentes a la causa, de conformidad con el artículo 64. La
Corte estará facultada para pedir todas las pruebas que considere necesarias para determinar la
veracidad de los hechos.
4. La Corte podrá decidir sobre la pertinencia o admisibilidad de cualquier prueba, teniendo en cuenta,
entre otras cosas, su valor probatorio y cualquier perjuicio que pueda suponer para un juicio justo o para
la justa evaluación del testimonio de un testigo, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y
Prueba.
5. La Corte respetará los privilegios de confidencialidad establecidos en las Reglas de Procedimiento y
Prueba.
6. La Corte no exigirá prueba de los hechos de dominio público, pero podrá incorporarlos en autos.
7. No serán admisibles las pruebas obtenidas como resultado de una violación del presente Estatuto o
de las normas de derechos humanos internacionalmente reconocidas cuando:
a) Esa violación suscite serias dudas sobre la fiabilidad de las pruebas; o
b) Su admisión atente contra la integridad del juicio o redunde en grave desmedro de él.
8. La Corte, al decidir sobre la pertinencia o la admisibilidad de las pruebas presentadas por un Estado,
no podrá pronunciarse sobre la aplicación del derecho interno de ese Estado” (Artículo 69).

Protección de información que afecte a la seguridad nacional.

“1. El presente artículo será aplicable en todos los casos en que la divulgación de información o
documentos de un Estado pueda, a juicio de éste, afectar a los intereses de su seguridad nacional. Esos
casos son los comprendidos en el ámbito de los párrafos 2 y 3 del artículo 56, el párrafo 3 del artículo 61,
el párrafo 3 del artículo 64, el párrafo 2 del artículo 67, el párrafo 6 del artículo 68, el párrafo 6 del artículo
87 y el artículo 93, así como los que se presenten en cualquier otra fase del procedimiento en el contexto
de esa divulgación.
2. El presente artículo se aplicará también cuando una persona a quien se haya solicitado información
o pruebas se niegue a presentarlas o haya pedido un pronunciamiento del Estado porque su divulgación
afectaría a los intereses de la seguridad nacional del Estado, y el Estado de que se trate confirme que, a
su juicio, esa divulgación afectaría a los intereses de su seguridad nacional.
3. Nada de lo dispuesto en el presente artículo afectará a los privilegios de confidencialidad a que se
refieren los apartados e) y f) del párrafo 3 del artículo 54 ni la aplicación del artículo 73.
4. Si un Estado tiene conocimiento de que información o documentos suyos están siendo divulgados o
pueden serlo en cualquier fase del procedimiento y estima que esa divulgación afectaría a sus intereses
de seguridad nacional, tendrá derecho a pedir que la cuestión se resuelva de conformidad con el
presente artículo.
5. El Estado a cuyo juicio la divulgación de información afectara a sus intereses de seguridad nacional
adoptará, actuando en conjunto con el Fiscal, la defensa, la Sala de Cuestiones Preliminares o la Sala de
Primera Instancia según sea el caso, todas las medidas razonables para resolver la cuestión por medio
de la cooperación. Esas medidas podrán ser, entre otras, las siguientes:
a) La modificación o aclaración de la solicitud;
b) Una decisión de la Corte respecto de la pertinencia de la información o de las pruebas solicitadas, o
una decisión sobre si las pruebas, aunque pertinentes, pudieran obtenerse o se hubieran obtenido de
una fuente distinta del Estado;
c) La obtención de la información o las pruebas de una fuente distinta o en una forma diferente; o
d) Un acuerdo sobre las condiciones en que se preste la asistencia, que incluya, entre otras cosas, la
presentación de resúmenes o exposiciones, restricciones a la divulgación, la utilización de
procedimientos a puerta cerrada o ex parte, u otras medidas de protección permitidas con arreglo al
Estatuto o las Reglas de Procedimiento y Prueba.
6. Una vez que se hayan adoptado todas las medidas razonables para resolver la cuestión por medio
de la cooperación, el Estado, si considera que la información o los documentos no pueden
proporcionarse ni divulgarse por medio alguno ni bajo ninguna condición sin perjuicio de sus intereses de
seguridad nacional, notificará al Fiscal o a la Corte las razones concretas de su decisión, a menos que la
indicación concreta de esas razones perjudique necesariamente los intereses de seguridad nacional del
Estado.
7. Posteriormente, si la Corte decide que la prueba es pertinente y necesaria para determinar la
culpabilidad o la inocencia del acusado, podrá adoptar las disposiciones siguientes:
a) Cuando se solicite la divulgación de la información o del documento de conformidad con una solicitud
de cooperación con arreglo a la Parte IX del presente Estatuto o en las circunstancias a que se refiere el
párrafo 2 del presente artículo, y el Estado hiciere valer para denegarla el motivo indicado en el párrafo 4
del artículo 93:
i) La Corte podrá, antes de adoptar una de las conclusiones a que se refiere el inciso ii) del apartado a)
del párrafo 7, solicitar nuevas consultas con el fin de oír las razones del Estado. La Corte, si el Estado lo
solicita, celebrará las consultas a puerta cerrada y ex parte;
ii) Si la Corte llega a la conclusión de que, al hacer valer el motivo de denegación indicado en el párrafo 4
del artículo 93, dadas las circunstancias del caso, el Estado requerido no está actuando de conformidad
con las obligaciones que le impone el presente Estatuto, podrá remitir la cuestión de conformidad con el
párrafo 7 del artículo 87, especificando las razones de su conclusión; y
iii) La Corte, en el juicio del acusado, podrá extraer las inferencias respecto de la existencia o
inexistencia de un hecho que sean apropiadas en razón de las circunstancias; o
b) En todas las demás circunstancias:
i) Ordenar la divulgación; o
ii) Si no ordena la divulgación, extraer las inferencias relativas a la culpabilidad o a la inocencia del
acusado que sean apropiadas en razón de las circunstancias” (Artículo 72).

Información o documentos en poder de terceros

“La Corte, si pide a un Estado Parte que le proporcione información o un documento que esté bajo su
custodia, posesión o control y que le haya sido divulgado por un Estado, una organización
intergubernamental o una organización internacional a título confidencial, recabará el consentimiento de
su autor para divulgar la información o el documento. Si el autor es un Estado Parte, podrá consentir en
divulgar dicha información o documento o comprometerse a resolver la cuestión con la Corte, con
sujeción a lo dispuesto en el artículo 72. Si el autor no es un Estado Parte y no consiente en divulgar la
información o el documento, el Estado requerido comunicará a la Corte que no puede proporcionar la
información o el documento de que se trate en razón de la obligación contraída con su autor de preservar
su carácter confidencial” (Artículo 73)

Facultades sancionatorias del Tribunal

“1. En caso de faltas de conducta de personas presentes en la Corte, tales como perturbar las
audiencias o negarse deliberadamente a cumplir sus órdenes, la Corte podrá imponer sanciones
administrativas, que no entrañen privación de la libertad, como expulsión temporal o permanente de la
sala, multa u otras medidas similares establecidas en las Reglas de Procedimiento y Prueba.
2. El procedimiento para imponer las medidas a que se refiere el párrafo 1 se regirá por las Reglas de
Procedimiento y Prueba” (Artículo 71).

El Fallo

La Sala de Primera Instancia dictará un fallo adoptado por unanimidad, aunque de no ser posible se
podrá adoptar por mayoría de sus magistrados, en éste último caso se incluirán las opiniones de la
mayoría y de la minoría. El fallo será escrito y fundamentado a la luz de las pruebas presentadas y
examinadas ante la Corte en el juicio.

Requisitos que debe cumplir el fallo.

“1. Todos los magistrados de la Sala de Primera Instancia estarán presentes en cada fase del juicio y
en todas sus deliberaciones. La Presidencia podrá designar para cada causa y según estén disponibles
uno o varios magistrados suplentes para que asistan a todas las fases del juicio y sustituyan a cualquier
miembro de la Sala de Primera Instancia que se vea imposibilitado para seguir participando en el juicio.
2. La Sala de Primera Instancia fundamentará su fallo en su evaluación de las pruebas y de la totalidad
del juicio. El fallo se referirá únicamente a los hechos y las circunstancias descritos en los cargos o las
modificaciones a los cargos, en su caso. La Corte podrá fundamentar su fallo únicamente en las pruebas
presentadas y examinadas ante ella en el juicio.
3. Los magistrados procurarán adoptar su fallo por unanimidad, pero, de no ser posible, éste será
adoptado por mayoría.
4. Las deliberaciones de la Sala de Primera Instancia serán secretas.
5. El fallo constará por escrito e incluirá una exposición fundada y completa de la evaluación de las
pruebas y las conclusiones. La Sala de Primera Instancia dictará un fallo. Cuando no haya unanimidad,
el fallo de la Sala de Primera Instancia incluirá las opiniones de la mayoría y de la minoría. La lectura del
fallo o de un resumen de éste se hará en sesión pública” (Artículo 74).

Falló condenatorio.
Si el fallo es condenatorio la Corte fijará la pena aplicable al imputado y será leído en audiencia pública
y de ser posible en presencia del acusado.
“1. En caso de que se dicte un fallo condenatorio, la Sala de Primera Instancia fijará la pena que
proceda imponer, para lo cual tendrá en cuenta las pruebas practicadas y las conclusiones relativas a la
pena que se hayan hecho en el proceso.
2. Salvo en el caso en que sea aplicable el artículo 65, la Sala de Primera Instancia podrá convocar de
oficio una nueva audiencia, y tendrá que hacerlo si lo solicitan el Fiscal o el acusado antes de que
concluya la instancia, a fin de practicar diligencias de prueba o escuchar conclusiones adicionales
relativas a la pena, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.
3. En el caso en que sea aplicable el párrafo 2, en la audiencia a que se hace referencia en ese párrafo
o, de ser necesario, en una audiencia adicional se escucharán las observaciones que se hagan en virtud
del artículo 75.
4. La pena será impuesta en audiencia pública y, de ser posible, en presencia del acusado” (Articulo
76).

Reparación a las víctimas.

La Corte, previa solicitud o de oficio en circunstancias excepcionales, establecerá principios aplicables


a la reparación que ha de otorgarse a las víctimas o a sus causahabientes, pudiendo dictar contra el
condenado decisión en la que indique la reparación adecuada (Artículo 75). Los Estados Parte darán
efecto a esta decisión y la reparación podrá ser pagada por conducto del Fondo Fiduciario (Artículo 75)
establecido por la Asamblea de los Estados Parte (Artículo 79).
“1. La Corte establecerá principios aplicables a la reparación, incluidas la restitución, la indemnización
y la rehabilitación, que ha de otorgarse a las víctimas o a sus causahabientes. Sobre esta base, la Corte,
previa solicitud o de oficio en circunstancias excepcionales, podrá determinar en su decisión el alcance y
la magnitud de los daños, pérdidas o perjuicios causados a las víctimas o a sus causahabientes,
indicando los principios en que se funda.
2. La Corte podrá dictar directamente una decisión contra el condenado en la que indique la reparación
adecuada que ha de otorgarse a las víctimas, incluidas la restitución, la indemnización y la rehabilitación.
Cuando proceda, la Corte podrá ordenar que la indemnización otorgada a título de reparación se pague
por conducto del Fondo Fiduciario previsto en el artículo 79.
3. La Corte, antes de tomar una decisión con arreglo a este artículo, tendrá en cuenta las
observaciones formuladas por el condenado, las víctimas, otras personas o Estados que tengan un
interés, o las que se formulen en su nombre.
4. Al ejercer sus atribuciones de conformidad con el presente artículo, la Corte, una vez que una
persona sea declarada culpable de un crimen de su competencia, podrá determinar si, a fin de dar efecto
a una decisión que dicte de conformidad con este artículo, es necesario solicitar medidas de conformidad
con el párrafo 1 del artículo 93.
5. Los Estados Partes darán efecto a la decisión dictada con arreglo a este artículo como si las
disposiciones del artículo 109 se aplicaran al presente artículo.
6. Nada de lo dispuesto en el presente artículo podrá interpretarse en perjuicio de los derechos de las
víctimas con arreglo al derecho interno o el derecho internacional” (Artículo 75).

Penas aplicables

“1. La Corte podrá, con sujeción a lo dispuesto en el artículo 110, imponer a la persona declarada
culpable de uno de los crímenes a que se hace referencia en el artículo 5 del presente Estatuto una de
las penas siguientes:
a) La reclusión por un número determinado de años que no exceda de 30 años; o
b) La reclusión a perpetuidad cuando lo justifiquen la extrema gravedad del crimen y las circunstancias
personales del condenado.
2. Además de la reclusión, la Corte podrá imponer:
a) Una multa con arreglo a los criterios enunciados en las Reglas de Procedimiento y Prueba;
b) El decomiso del producto, los bienes y los haberes procedentes directa o indirectamente de dicho
crimen, sin perjuicio de los derechos de terceros de buena fe” (Artículo 77).
Imposición de la pena

“1. Al imponer una pena, la Corte tendrá en cuenta, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y
Prueba, factores tales como la gravedad del crimen y las circunstancias personales del condenado.
2. La Corte, al imponer una pena de reclusión, abonará el tiempo que, por orden suya, haya estado
detenido el condenado. La Corte podrá abonar cualquier otro período de detención cumplido en relación
con la conducta constitutiva del delito.
3. Cuando una persona haya sido declarada culpable de más de un crimen, la Corte impondrá una
pena para cada uno de ellos y una pena común en la que se especifique la duración total de la reclusión.
La pena no será inferior a la más alta de cada una de las penas impuestas y no excederá de 30 años de
reclusión o de una pena de reclusión a perpetuidad de conformidad con el párrafo 1 b) del artículo 77
(Artículo 78).
Aplicación de penas por los países y su legislación nacional
“Nada de lo dispuesto en la presente parte se entenderá en perjuicio de la aplicación por los Estados
de las penas prescritas por su legislación nacional ni de la legislación de los Estados en que no existan
las penas prescritas en la presente parte” (Artículo 80).

Fondo fiduciario

“1. Por decisión de la Asamblea de los Estados Partes se establecerá un fondo fiduciario en beneficio
de las víctimas de crímenes de la competencia de la Corte y de sus familias.
2. La Corte podrá ordenar que las sumas y los bienes que reciba a título de multa o decomiso sean
transferidos al Fondo Fiduciario.
3. El Fondo Fiduciario será administrado según los criterios que fije la Asamblea de los Estados Partes”
(Artículo 79).

La Apelación

Los fallos pueden ser apelados por el Fiscal o por el acusado cuando existan vicios de procedimiento,
error de hecho; o error de derecho, una desproporción entre el crimen y la condena y cuando haya
fundamentos suficientes para reducir la pena impuesta o por cualquier otro motivo que afecte a la justicia
o la regularidad del proceso o del fallo.
“1. Los fallos dictados de conformidad con el artículo 74 serán apelables de conformidad con las
Reglas de Procedimiento y Prueba, según se dispone a continuación:
a) El Fiscal podrá apelar por alguno de los motivos siguientes:
i) Vicio de procedimiento;
ii) Error de hecho; o
iii) Error de derecho;
b) El condenado, o el Fiscal en su nombre, podrá apelar por alguno de los motivos siguientes:
i) Vicio de procedimiento;
ii) Error de hecho;
iii) Error de derecho;
iv) Cualquier otro motivo que afecte a la justicia o a la regularidad del proceso o del fallo.
2. a) El Fiscal o el condenado podrán apelar de una sentencia, de conformidad con las Reglas de
Procedimiento y Prueba, en razón de una desproporción entre el crimen y la condena;
b) La Corte, si al conocer de la apelación de una sentencia, considerase que hay fundamentos para
revocar la condena en todo o parte, podrá invitar al Fiscal y al condenado a que presenten sus
argumentos de conformidad con los apartados a) o b) del párrafo 1 del artículo 81 y podrá dictar una
decisión respecto de la condena de conformidad con el artículo 83;
c) Este procedimiento también será aplicable cuando la Corte, al conocer de una apelación contra la
sentencia únicamente, considere que hay fundamentos para reducir la pena en virtud del párrafo 2 a).
3. a) Salvo que la Sala de Primera Instancia ordene otra cosa, el condenado permanecerá privado de
libertad mientras se falla la apelación;
b) Cuando la duración de la detención fuese mayor que la de la pena de prisión impuesta, el condenado
será puesto en libertad; sin embargo, si el Fiscal también apelase, esa libertad podrá quedar sujeta a las
condiciones enunciadas en el apartado siguiente;
c) Si la sentencia fuere absolutoria, el acusado será puesto en libertad de inmediato, con sujeción a las
normas siguientes:
i) En circunstancias excepcionales y teniendo en cuenta entre otras cosas, el riesgo concreto de fuga, la
gravedad del delito y las probabilidades de que se dé lugar a la apelación, la Sala de Primera Instancia, a
solicitud del Fiscal, podrá decretar que siga privado de la libertad mientras dure la apelación;
ii) Las decisiones dictadas por la Sala de Primera Instancia en virtud del inciso precedente serán
apelables de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.
4. Con sujeción a lo dispuesto en los apartados a) y b) del párrafo 3, la ejecución de la decisión o
sentencia será suspendida durante el plazo fijado para la apelación y mientras dure el procedimiento de
apelación” (Artículo 81).

Apelación de otras decisiones .

"1. Cualquiera de las partes podrá apelar, de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba,
de las siguientes decisiones:
a) Una decisión relativa a la competencia o la admisibilidad;
b) Una decisión por la que se autorice o deniegue la libertad de la persona objeto de investigación o
enjuiciamiento;
c) Una decisión de la Sala de Cuestiones Preliminares de actuar de oficio de conformidad con el párrafo
3 del artículo 56;
d) Una decisión relativa a una cuestión que afecte de forma significativa a la justicia y a la prontitud con
que se sustancia el proceso o a su resultado y respecto de la cual, en opinión de la Sala de Cuestiones
Preliminares o la Sala de Primera Instancia, un dictamen inmediato de la Sala de Apelaciones pueda
acelerar materialmente el proceso.
2. El Estado de que se trate o el Fiscal, con la autorización de la Sala de Cuestiones Preliminares,
podrá apelar de una decisión adoptada por esta Sala de conformidad con el párrafo 3 d) del artículo 57.
La apelación será substanciada en procedimiento sumario.
3. La apelación no suspenderá por sí misma el procedimiento a menos que la Sala de Apelaciones así
lo resuelva, previa solicitud y de conformidad con las Reglas de Procedimiento y Prueba.
4. El representante legal de las víctimas, el condenado o el propietario de buena fe de bienes
afectados por una providencia dictada en virtud del artículo 75 podrán apelar, de conformidad con las
Reglas de Procedimiento y Prueba, de la decisión por la cual se conceda reparación” (Artículo 83).

Procedimiento de apelación

“1. A los efectos del procedimiento establecido en el artículo 81 y en el presente artículo, la Sala de
Apelaciones tendrá todas las atribuciones de la Sala de Primera Instancia.
2. La Sala de Apelaciones, si decide que las actuaciones apeladas fueron injustas y que ello afecta a la
regularidad del fallo o la pena o que el fallo o la pena apelados adolecen efectivamente de errores de
hecho o de derecho o de vicios de procedimiento, podrá:
a) Revocar o enmendar el fallo o la pena; o
b) Decretar la celebración de un nuevo juicio en otra Sala de Primera Instancia. A estos efectos, la Sala
de Apelaciones podrá devolver una cuestión de hecho a la Sala de Primera Instancia original para que la
examine y le informe según corresponda, o podrá ella misma pedir pruebas para dirimirla. El fallo o la
pena apelados únicamente por el condenado, o por el Fiscal en nombre de éste, no podrán ser
modificados en perjuicio suyo.
3. La Sala de Apelaciones, si al conocer de una apelación contra la pena, considera que hay una
desproporción entre el crimen y la pena, podrá modificar ésta de conformidad con lo dispuesto en la
Parte VII.
4. La sentencia de la Sala de Apelaciones será aprobada por mayoría de los magistrados que la
componen y anunciada en audiencia pública. La sentencia enunciará las razones en que se funda. De no
haber unanimidad, consignará las opiniones de la mayoría y de la minoría, si bien un magistrado podrá
emitir una opinión separada o disidente sobre una cuestión de derecho.
5. La Sala de Apelaciones podrá dictar sentencia en ausencia de la persona absuelta o condenada”
(Artículo 83).

Revisión del fallo condenatorio o de la pena.

"1. El condenado o, después de su fallecimiento, el cónyuge, los hijos, los padres o quien estuviera
vivo al momento de la muerte del acusado y tuviera instrucciones escritas del acusado de hacerlo, o el
Fiscal en su nombre, podrá pedir a la Sala de Apelaciones que revise la sentencia definitiva condenatoria
o la pena por las siguientes causas:
a) Se hubieren descubierto nuevas pruebas que:
i) No se hallaban disponibles a la época del juicio por motivos que no cabría imputar total o parcialmente
a la parte que formula la solicitud; y
ii) Son suficientemente importantes como para que, de haberse valorado en el juicio, probablemente
hubieran dado lugar a otro veredicto;
b) Se acabare de descubrir que un elemento de prueba decisivo, apreciado en el juicio y del cual
depende la condena, era falso o habría sido objeto de adulteración o falsificación;
c) Uno o varios de los jueces que intervinieron en la sentencia condenatoria o en la confirmación de los
cargos han incurrido, en esa causa, en una falta o un incumplimiento de sus funciones de gravedad
suficiente para justificar su separación del cargo de conformidad con el artículo 46.
2. La Sala de Apelaciones rechazará la solicitud si la considera infundada. Si determina que la solicitud
es atendible, podrá, según corresponda:
a) Convocar nuevamente a la Sala de Primera Instancia original;
b) Constituir una nueva Sala de Primera Instancia; o
c) Mantener su competencia respecto del asunto, para, tras oír a las partes en la manera establecida en
las Reglas de Procedimiento y Prueba, determinar si ha de revisarse la sentencia” (Artículo 84).
La Sala de Apelaciones tiene la potestad para revisar, a solicitud del condenado, la sentencia definitiva
condenatoria o la pena cuando se alegue error judicial grave y manifiesto y en el caso en que se
hubieren descubierto nuevas pruebas que no se hallaban disponibles a la época del juicio, contando
además con la facultad discrecional de otorgar una indemnización al detenido o condenado.
“1. El que haya sido ilegalmente detenido o recluido tendrá el derecho efectivo a ser indemnizado.
2. El que por decisión final hubiera sido condenado por un crimen y hubiere cumplido la pena
correspondiente será indemnizado conforme a la ley de ser anulada posteriormente su condena en razón
de hechos nuevos que demuestren concluyentemente que hubo un error judicial, salvo que la falta de
conocimiento oportuno de esos hechos le fuera total o parcialmente imputable.
3. En circunstancias excepcionales, la Corte, si determina la existencia de hechos concluyentes que
muestran que hubo un error judicial grave y manifiesto tendrá la facultad discrecional de otorgar una
indemnización, de conformidad con los criterios establecidos en las Reglas de Procedimiento y Prueba, a
quien hubiere sido puesto en libertad en virtud de una sentencia definitiva absolutoria o de un
sobreseimiento de la causa por esa razón” (Artículo 85).

Ejecución de las penas privativas de libertad - Función de los Estados.

“1. a) La pena privativa de libertad se cumplirá en un Estado designado por la Corte sobre la base de
una lista de Estados que hayan manifestado a la Corte que están dispuestos a recibir condenados;
b) En el momento de declarar que está dispuesto a recibir condenados, el Estado podrá poner
condiciones a reserva de que sean aceptadas por la Corte y estén en conformidad con la presente parte;
c) El Estado designado en un caso determinado indicará sin demora a la Corte si acepta la designación.
2. a) El Estado de ejecución de la pena notificará a la Corte cualesquiera circunstancias, incluido el
cumplimiento de las condiciones aceptadas con arreglo al párrafo 1, que pudieren afectar materialmente
a las condiciones o la duración de la privación de libertad. Las circunstancias conocidas o previsibles
deberán ponerse en conocimiento de la Corte con una antelación mínima de 45 días. Durante este
período, el Estado de ejecución no adoptará medida alguna que redunde en perjuicio de lo dispuesto en
el artículo 110;
b) La Corte, si no puede aceptar las circunstancias a que se hace referencia en el apartado a), lo
notificará al Estado de ejecución y procederá de conformidad con el párrafo 1 del artículo 104.
3. La Corte, al ejercer su facultad discrecional de efectuar la designación prevista en el párrafo 1,
tendrá en cuenta:
a) El principio de que los Estados Partes deben compartir la responsabilidad por la ejecución de las
penas privativas de libertad de conformidad con los principios de distribución equitativa que establezcan
las Reglas de Procedimiento y Prueba;
b) La aplicación de normas de tratados internacionales generalmente aceptadas sobre el tratamiento de
los reclusos;
c) La opinión del condenado;
d) La nacionalidad del condenado; y
e) Otros factores relativos a las circunstancias del crimen o del condenado, o a la ejecución eficaz de la
pena, según procedan en la designación del Estado de ejecución.
4. De no designarse un Estado de conformidad con el párrafo 1, la pena privativa de libertad se
cumplirá en el establecimiento penitenciario que designe el Estado anfitrión, de conformidad con las
condiciones estipuladas en el acuerdo relativo a la sede a que se hace referencia en el párrafo 2 del
artículo 3. En ese caso, los gastos que entrañe la ejecución de la pena privativa de libertad serán
sufragados por la Corte” (Artículo 103).

Cambio del Estado en el que se ejecuta la pena.

“1. La Corte podrá en todo momento decidir el traslado del condenado a una prisión de un Estado
distinto del Estado de ejecución.
2. El condenado podrá en todo momento solicitar de la Corte su traslado del Estado de ejecución”
(Artículo 104).

Ejecución de la pena.

1. Con sujeción a las condiciones que haya establecido un Estado de conformidad con el párrafo 1 b)
del artículo 103, la pena privativa de libertad tendrá carácter obligatorio para los Estados Partes, los
cuales no podrán modificarla en caso alguno.
2. La decisión relativa a cualquier solicitud de apelación o revisión incumbirá exclusivamente a la Corte.
El Estado de ejecución no pondrá obstáculos para que el condenado presente una solicitud de esa
índole” (Artículo 105).

Supervisión de la ejecución de la pena y condiciones de reclusión.

“1. La ejecución de una pena privativa de libertad estará sujeta a la supervisión de la Corte y se
ajustará a las normas generalmente aceptadas de las convenciones internacionales sobre el tratamiento
de los reclusos.
2. Las condiciones de reclusión se regirán por la legislación del Estado de ejecución y se ajustarán a
las normas generalmente aceptadas de las convenciones internacionales sobre el tratamiento de los
reclusos; en todo caso, no serán ni más ni menos favorables que las aplicadas a los reclusos
condenados por delitos similares en el Estado de ejecución.
3. La comunicación entre el condenado y la Corte será irrestricta y confidencial” (Artículo 106).

Traslado una vez cumplida la pena.

“1. Una vez cumplida la pena, quien no sea nacional del Estado de ejecución podrá, de conformidad
con la legislación de dicho Estado, ser trasladado al Estado que esté obligado a aceptarlo o a otro
Estado que esté dispuesto a hacerlo, teniendo en cuenta si quiere ser trasladado a éste, a menos que el
Estado de ejecución lo autorice a permanecer en su territorio.
2. Los gastos derivados del traslado de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1, de no ser
sufragados por un Estado, correrán por cuenta de la Corte.
Con sujeción a lo dispuesto en el artículo 108, el Estado de ejecución también podrá, de conformidad
con su derecho interno, extraditar o entregar por cualquier otra vía a la persona a un Estado que haya
pedido la extradición o entrega para someterla a juicio o para que cumpla una pena” (Artículo 107).
Limitaciones para el enjuiciamiento o la sanción por otros delitos.
“1. El condenado que se halle bajo la custodia del Estado de ejecución no será sometido a
enjuiciamiento, sanción o extradición a un tercer Estado por una conducta anterior a su entrega al Estado
de ejecución, a menos que, a petición de éste, la Corte haya aprobado el enjuiciamiento, la sanción o la
extradición.
2. La Corte dirimirá la cuestión tras haber oído al condenado.
3. El párrafo 1 del presente artículo no será aplicable si el condenado
permanece de manera voluntaria durante más de 30 días en el territorio del Estado de ejecución
después de haber cumplido la totalidad de la pena impuesta por la Corte o si regresa al territorio de ese
Estado después de haber salido de él” (Artículo 108).

Ejecución de multas y órdenes de decomiso

“1. Los Estados Partes harán efectivas las multas u órdenes de decomiso decretadas por la Corte en
virtud de la Parte VII, sin perjuicio de los derechos de terceros de buena fe y de conformidad con el
procedimiento establecido en su derecho interno.
2. El Estado Parte que no pueda hacer efectiva la orden de decomiso adoptará medidas para cobrar el
valor del producto, los bienes o los haberes cuyo decomiso hubiere decretado la Corte, sin perjuicio de
los derechos de terceros de buena fe.
3. Los bienes, o el producto de la venta de bienes inmuebles o, según proceda, la venta de otros
bienes que el Estado Parte obtenga al ejecutar una decisión de la Corte serán transferidos a la Corte”
(Artículo 109).

Examen de una reducción de la pena.

“1. El Estado de ejecución no pondrá en libertad al recluso antes de que haya cumplido la pena
impuesta por la Corte.
2. Sólo la Corte podrá decidir la reducción de la pena y se pronunciará al respecto después de
escuchar al recluso.
3. Cuando el recluso haya cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de prisión en caso de
cadena perpetua, la Corte examinará la pena para determinar si ésta puede reducirse. El examen no se
llevará a cabo antes de cumplidos esos plazos.
4. Al proceder al examen con arreglo al párrafo 3, la Corte podrá reducir la pena si considera que
concurren uno o más de los siguientes factores:
a) Si el recluso ha manifestado desde el principio y de manera continua su voluntad de cooperar con la
Corte en sus investigaciones y enjuiciamientos;
b) Si el recluso ha facilitado de manera espontánea la ejecución de las decisiones y órdenes de la Corte
en otros casos, en particular ayudando a ésta en la localización de los bienes sobre los que recaigan las
multas, las órdenes de decomiso o de reparación que puedan usarse en beneficio de las víctimas; o
c) Otros factores indicados en las Reglas de Procedimiento y Prueba que permitan determinar un cambio
en las circunstancias suficientemente claro e importante como para justificar la reducción de la pena.
5. La Corte, si en su examen inicial con arreglo al párrafo 3, determina que no procede reducir la pena,
volverá a examinar la cuestión con la periodicidad y con arreglo a los criterios indicados en las Reglas de
Procedimiento y Prueba” (Artículo 110).

Evasión.

“Si un condenado se evade y huye del Estado de ejecución, éste podrá, tras consultar a la Corte, pedir
al Estado en que se encuentre que lo entregue de conformidad con los acuerdos bilaterales y
multilaterales vigentes, o podrá pedir a la Corte que solicite la entrega de conformidad con la Parte IX. La
Corte, si solicita la entrega, podrá resolver que el condenado sea enviado al Estado en que cumplía su
pena o a otro Estado que indique” (Artículo 111).

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