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INTRODUCCIÓN

Entendemos como materia prima a todo elemento que se encuentra en la naturaleza y puede ser
potencialmente transformado en un nuevo producto para el consumo. La necesidad de materias
primas en la actualidad se ha vuelto indispensable para la fabricación de diversos bienes de
consumo tanto para el ser humano como para las industrias químicas, como para alimentar
procesos para obtener energía, a través de la quema de combustibles fósiles o utilizando
minerales. Por eso grupos científico, industrial y medioambiental han puesto atención al uso de
materias primas renovables. La discrepancia entre renovable y no renovable la podemos explicar
sencillamente en intervalos de tiempo. Una fuente no renovable es considerada como un recurso
natural que no es procesado, regenerado o reutilizado a escala que pueda mantener su tasa de
consumo. Dichos recursos generalmente se encuentran en proporciones fijas o se consumen a una
velocidad superior a la que la naturaleza puede regenerarlos. En tanto las materias primas
renovables son aquellas que se encuentran a un ritmo de constante reproducción, o dicho de otra
forma a niveles increíblemente abundantes que es casi prácticamente imposible agotarlos en su
totalidad, en un corto o mediano plazo. Encontramos como ejemplo a la biomasa, la energía del
sol o el aire; todas ellas pueden ser utilizadas como fuentes de energía renovable, para generar
nuevos productos para el consumo y utilización del ser humano.

Por ejemplo los desechos orgánicos pueden ser un producto interesante para ser aprovechados
como materia prima este es el caso de los desechos de maíz, caña de azúcar y del plátano en la
fabricación de biocombustibles, especialmente para el etanol. Dicho producto es un comburente
que se puede producir a partir de muchos substratos vegetales, este comburente conocido como
bioetanol, está atado a una polémica fuerte: mientras que para algunas personas se apunta como
un medio energético sostenible que ofrece beneficios económicos y ambientales principalmente
a largo plazo, para otras es el culpable de enormes deforestaciones y del incremento del precio de
los alimentos, al usurpar terrenos agrícolas y bosques y selvas para su fabricación, sospechando
además de su productividad energética.

Para esta problemática se plantearon algunas soluciones como la fabricación de bioetanol pero de
segunda generación, la cual consiste en que la materia prima derive de distintos desechos
agrícolas. Actualmente es una de las temáticas escogidas por varias empresas del campo
ambiental y fabricantes de combustible.

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