Está en la página 1de 47

A.

Introducción al Nuevo Testamento


Antes del estudio de los cuatro evangelios (o del Nuevo Testamento en general) es preciso
realizar una revisión de los principales hechos del período intertestamentario, es decir, del
tiempo que transcurre entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Esto, principalmente, por
dos razones:

1. En este período se cumplieron casi completamente dos profecías de Daniel: la de la


imagen de Nabucodonosor (Daniel 2), y la de las cuatro bestias (Daniel 7).

Tanto la profecía de la imagen como la de las cuatro bestias hallaron su cumplimiento en


los cuatro imperios mundia-les que hubo desde Nabucodonosor (salvo la última parte del
cuarto imperio). Estos cuatro imperios son: el Babilóni-co, el Medo-Persa, el Griego y el
Romano. El imperio Babilónico es representado en la primera profecía por la cabe-za de
oro de la imagen; el Medo-Persa, por el pecho y los brazos de plata; el Griego, por el
vientre y los muslos de bronce; y el Romano, por sus piernas de hierro. En la segunda
profecía, el imperio babilónico es representado por el oso, el Medo-Persa por el león; el
Griego por el leopardo, y el Romano, por la bestia "espantosa y terrible".

2. En este período, Dios preparó el escenario mundial para la venida de su amado Hijo.
Cuando observamos el curso de los acontecimientos mundiales, especialmente los
relacionados con el imperio griego y la helenización, y también con el imperio romano,
podemos ver claramente la mano de Dios que ordena el escenario para la venida del
Señor Jesús y la propagación del evangelio a todo el mundo.

Teniendo esto en mente, iremos revisando los principales hechos del período
intertestamentario.

I. GRANDES PERÍODOS EN EL GRAN PARÉNTESIS


INTERTESTAMENTARIO
1. PERÍODO PERSA (430-332 A. C.)
(Segundo imperio profético de Daniel)

Cuando se cierra el Antiguo Testamento con el libro de Malaquías, Judea era una provincia
persa, y lo fue durante 100 años después. De este período posterior poco se sabe en la
historia judía. En general, se puede decir que el dominio persa era en su mayor parte
moderado y tolerante, y que los judíos gozaban de bastante libertad (Manual, Halley).
2. PERÍODO GRIEGO (331-167 A. C.)
(Tercer imperio profético de Daniel)

Entre 336 y 331 a. C. Alejandro Magno conquistó el mundo entero. Su padre -el rey Filipo-
había muerto inesperadamente. Alejandro ascendió al trono de Macedonia cuando tenía
sólo 20 años de edad. Recibió una sólida formación de parte del filósofo Aristóteles, lo
cual le hizo muy sensible al arte y a las ciencias. En su comitiva siempre se hacía
acompañar por los más grandes sabios, quienes iban realizando una labor de acopio
cultural. Alejandro era un joven con una personalidad arrolladora y una ambición sin
límites. En 334 dejó a Antípater como regente en Macedonia y se trasladó al Asia Menor
con un ejército de 40.000 hombres para enfrentarse a Darío Codomano, rey de Per-sia. A
pesar de tener un ejército diez veces menor, lo venció en dos ocasiones (en Gránico e
Isos). En seguida, Alejandro conquistó la costa oriental del Mediterráneo. En 332 se
apoderó de Tiro, la gran ciudad marítima de los sidonios, lo cual le sirvió de base para el
dominio de todos los pueblos de Palestina. (Para la importancia de Tiro como centro
comercial ver Ezequiel caps. 26-28).

En su invasión de Palestina mostró gran consideración hacia los judíos, dejó intacta
Jerusalén, y ofreció garantías a los judíos para que se estableciesen en Alejandría. Los
entretelones de esta simpatía por los judíos son bien interesantes. Según el historiador
judío Flavio Josefo, Dios le habría mostrado antes, en una visión, su entrada a Jerusalén, y
también habría preparado al sumo sacerdote judío para recibirlo en paz. En efecto,
cuando entró a Jerusalén le esperaban todos los sacerdotes con sus vestimentas
ceremoniales. Alejandro se postró delante del sumo sacerdote en reconocimiento al Dios
cuyo nombre éste llevaba inscrito en la frente. Los judíos mostraron a Alejandro las
profecías de Daniel que apuntaban a su persona, lo cual acabó por convencer a Alejandro
de su carácter de escogido.

Siria y Egipto se sometieron al joven conquistador sin resistencia. En Egipto asumió el


lugar de faraón y dios de los egipcios ('hijo de Amón'); fundó la ciudad de Alejandría y se
preparó para la campaña del este.
Primeramente, tomó la ciudad siria de Damasco, donde se apoderó de los tesoros del rey
Darío. Luego, venció a Da-río en Gaugamela, Asiria. Tomó luego las espléndidas ciudades
del Oriente: Susa, la capital del imperio Medo-Persa; Persépolis y Ecbatana. Llegó hasta
cerca del río Ganges en la India entre 330 y 328. Contra lo que su maestro Aristóteles le
había enseñado, en cuanto al riguroso helenismo, Alejandro, adoptó muchas de las
costumbres orientales. Adoptó también el modelo medo-persa en cuanto a su sistema de
gobierno y en lo cultural. Se casó con mujeres persas, y dio mujeres persas a sus hombres.

En 323, cuando se preparaba para su expedición a Arabia, murió de un violento ataque de


malaria. Su muerte hizo temblar todo el imperio. Tenía 33 años. Sus funerales duraron 2
años.

Tras la muerte de Alejandro, durante 22 años, el imperio estuvo en manos de los sátrapas.
Pero en 301, por la muer-te de muchos de ellos y los forcejeos entre los líderes más
ambiciosos se llegaron a conformar cuatro grandes áreas.

Es así como el imperio pasó a cuatro de sus generales (diádocos = sucesores). En Tracia y
parte de Asia Menor quedó Lisímaco. En Macedonia y Grecia quedó Casandro. En el
oriente, Siria le tocó a Seleuco, y Egipto a Tolomeo. Palestina, situada entre ambos, se vio
involucrada en muchas guerras, pero fue primeramente de Egipto (entre 323 y 203, unos
120 años), bajo el reinado de Tolomeo Sóter, y luego de Tolomeo II Filadelfo. Bajo los
reyes de Egipto (los Tolomeos), la suerte de los judíos fue, por lo general, pacífica. Los que
estaban en Egipto edificaron sinagogas en todas las colonias.

Tolomeo Filadelfo se interesó por apoyar la cultura y la literatura de los pueblos. Durante
este período la ciudad de Alejandría llegó a ser un centro de gran influencia judía. Por
orden suya, se produjo la versión griega del Antiguo Tes-tamento, llamada Septuaginta,
entre 280 y 150 a. C. El rey pidió al sumo sacerdote Eleazar que le enviara a Alejan-dría
setenta eruditos hebreos para realizar dicha obra. Esta traducción permitió que todo el
mundo conocido en la época –que conocía la lengua griega– leyera las Sagradas Escrituras.
En 198 a. C., Antíoco III el Grande reconquistó Palestina para los seléucidas. Poco después
el rey Antíoco IV Epifa-nes, enemigo acérrimo de los judíos, hizo un esfuerzo salvaje y
decidido para exterminarles a ellos y a su religión. (Éste se llamó a sí mismo "Teos
Epífanes" - dios manifiesto).

En 168 a. C., luego de fracasar en una embestida a Egipto Antíoco desahogó su frustración
contra Jerusalén. Des-truyó los muros de la ciudad, profanó el templo (que fue llamado
'Templo de Júpiter Olímpico'), sacrificó una cerda sobre el altar, erigió un altar a Júpiter,
prohibió el culto del templo y la circuncisión, destruyó todos los ejemplares de la Escritura
que fueron hallados, mató a todo aquel que las poseyera, vendió como esclavos a miles de
familias judías y recurrió a toda forma imaginable de tortura para obligar a los judíos a que
renunciaran a su religión. La figura de Antíoco Epífanes tiene gran valor profético, porque
las profecías de Daniel 8:9-14 y 11:21-35 apuntaban a su persona. Por lo demás, la figura
de Antíoco apunta también al Anticristo (Mateo 24:15), de quien es un tipo o
antecedente.

Las atrocidades cometidas por este rey condujeron al sublevamiento de los Macabeos,
una de las hazañas más heroicas de la historia de la humanidad.

CONTRIBUCION DEL PERÍODO GRIEGO AL CRISTIANISMO

La cultura y, específicamente, la lengua griega, que llegó a ser el idioma universal. En este
idioma se universalizó la Palabra escrita de Dios:

a) el Antiguo Testamento, por la versión Septuaginta, y,


b) el Nuevo Testamento, escrito totalmente en griego.

El historiador Carl Grimberg evalúa así el aporte de los griegos al cristianismo y la


humanidad. "Cuando Alejandro Magno abrió las puertas de Oriente al espíritu
emprendedor de los occidentales, se desarrolló el comercio y nació la cultura a escala
mundial. La cultura griega penetró en Oriente y experimentó allí algunas modificaciones
que la hicie-ron más apta para conquistar el mundo. La cultura egipcia y babilónica, en
particular la astronomía caldea, la doctrina de Zoroastro (lucha del principio del bien y el
mal), el culto israelita a Yahvé y su doctrina sobre el pecado y el perdón, todo penetró
hondamente en la conciencia del mundo. El griego helenístico - lengua a la que fue
traducido el Antiguo Testamento - llegó a ser el idioma universal de la época, como más
tarde lo serían sucesivamente el latín, el francés y el inglés … Los griegos han transmitido a
la Humanidad el amor a la belleza. El genio de las artes floreció como un prodigio en este
pueblo ... Por primera vez allí, los pensadores intentaron penetrar en el mundo de las
ideas, llevados únicamente por la razón. Los helenos fueron los creadores de la libertad de
pensamiento y por eso mismo los fundadores de la ciencia. Nunca lo hubieran conseguido
sin el vigoroso individualismo que caracterizó toda su historia. El individualismo griego
proporcionaba a cada hombre la ocasión de desenvolverse con libertad; por eso, en cierto
modo, la historia griega abunda en hombres insignes. Pero la medalla también tiene su
reverso. Hubo un tiempo en que se consideraba al mundo griego como un mundo ideal,
pero un examen más atento y desapasionado nos quita esa ilusión. Ahora sabemos
cuántos defectos y errores ensombrecieron la aureola de la vida griega. Basta pensar en la
esclavitud y en la situación social de la mujer. Lo que constituía la fuerza de los helenos en
el plano cul-tural, era su debilidad desde el punto de vista político. La falta de unión y las
disensiones determinaron su destino." (Historia Universal, extractos).
3.UN INTERREGNO: LA INDEPENDENCIA MACABEA o Asmonea (167-63 a. C.)
Matatías, sacerdote del linaje de Asmón, un valeroso patriota judío, enfurecido por los
intentos de Antíoco Epifanes de destruir a los judíos, reunió a un grupo de judíos leales y
alzó la bandera de la sublevación. Tuvo cinco hijos heroicos y guerreros: Juan, Simón,
Judas, Eleazar y Jonatán. Su hijo Judas Macabeo ('martillo') reconquistó Jerusalén en 165 y
purificó y reconsagró el templo. Esto dio lugar a la fiesta de la purificación o de la
dedicación (Hannukah) que se conmemoraba en tiempos del Señor (Juan 10:22). Hoy se
celebra el 25 de diciembre, coincidiendo con la Navidad.

Judas reunió en sí mismo la autoridad sacerdotal y civil, y de esta manera estableció la


sucesión asmonea de sacer-dotes-gobernadores, que durante 100 años encabezaron una
Judea independiente. Los macabeos continuaron su lu-cha contra Siria y las naciones
vecinas que amenazaban a Israel. Judas Macabeo murió en 161, y asumió el mando su
hermano Jonatán, quien se alió con Siria, obteniendo paz y cierta libertad para Judea. Con
apoyo sirio, Jonatán asumió como sumo sacerdote y gobernador de Judea entre 150 y
144, año en que fue asesinado por los sirios. En 142, su hermano Simón echó
definitivamente a los sirios, logrando la independencia casi total de Judea. Simón reno-vó
el pacto con Roma que habían hecho sus hermanos Judas y Jonatán. Entretanto, el
poderío romano se iba exten-diendo. (Para mayores detalles, consultar el libro de 1
Macabeos en la Biblia Católica).

Hechos importantes del período Macabeo

a. Los gobernantes ganaron una posición hereditaria. Con Simón Macabeo, el Sanedrín
aprobó el sumo sacerdocio hereditario a perpetuidad. Los sacerdotes asmoneos
gobernaron Judea hasta los días de Herodes el Grande (37 a. C).

b. Expansión de la helenización (influencia griega). A partir de Juan Hircano, hijo de Simón,


la posición del sumo sa-cerdote tuvo más importancia política que religiosa. Juan Hircano
y sus sucesores se apartaron cada vez más de la tradición judía, y trataron de gobernar al
país al estilo de otros reyes de la época. Contaron para ello con el apoyo de la aristocracia
ambiciosa. Juan Hircano cambió los nombres judíos de sus hijos por nombres griegos, y
sus suceso-res se amoldaron cada vez más al helenismo. Juan Hircano primeramente era
fariseo, pero luego se hizo saduceo, influido por la cultura griega. Bajo su gobierno Judea
experimentó un proceso de expansión territorial y fortalecimiento. Fue tal el
engrandecimiento de Juan Hircano, que se autodenominó "rey de Israel", título que
conservaron los ju-díos hasta que Roma se apoderó del país.
c. Recuperación del territorio judío. Bajo el gobierno de su hijo Alejandro Janeo (103-78),
los judíos volvieron a po-seer todo el territorio que habían logrado dominar en el tiempo
de David y Salomón. No obstante, éste fue el más cruel e impío de todos los sumos
sacerdotes. (Dio muerte a más de 50.000 judíos). En esta época, Galilea fue judai-zada,
pero los samaritanos no aceptaron cambios, por lo que aún cien años más tarde eran
enemigos de los judíos.

d. Surgen los fariseos y saduceos. La influencia helenizante entre los judíos dio origen a
dos partidos: los fariseos, que defendían la antigua fe, y los saduceos, amantes de la
filosofía secular y helenista.

Otros hechos importantes asociados con este período:

* La profanación de Antíoco Epifanes ocupa un lugar muy especial en la profecía bíblica,


debido a su analogía con el anticristo.

* La sublevación de los Macabeos dio pie para que los judíos en tiempos de Cristo
esperasen a un Mesías político a semejanza de ellos. Las hazañas de los macabeos estaban
muy frescas en la memoria de todos los judíos.

4. PERÍODO ROMANO (63 a. C. hasta la época de Cristo)


(Cuarto imperio profético de Daniel)

Los romanos tuvieron un desarrollo acelerado en los últimos tres siglos antes de Cristo. En
146 a.C. el imperio roma-no constaba de siete provincias: Sicilia, Córcega, Cerdeña,
España, Francia, África y Macedonia; y ya para el 133 Asia Menor se había constituido en
la octava provincia romana.

Roma se alzó así como el cuarto imperio descrito por Daniel en sus profecías. (Es las
"piernas de hierro" de la esta-tua, Dan. 2:33, 40; y la "cuarta bestia", en 7:7).

Roma empieza a intervenir en los asuntos de Judea. Pompeyo conquistó Siria y Palestina
en 63 a.C. Depuso al últi-mo sacerdote macabeo, Aristóbulo II, y lo llevó cautivo a Roma.
Antípater (de Idumea) fue nombrado gobernador de Judea.
Cuando nació el Señor Jesús, Judea era una subprovincia romana de Siria. En el año 40 a.
C., César Augusto nom-bró a Herodes el Grande como rey de los judíos (37 -3 a.C.).

APORTES DE ROMA AL CRISTIANISMO

· Gobierno y paz mundiales: Había en el mundo romano un sentimiento cosmopolita. El


mundo estaba globalizado y prácticamente sin fronteras, lo cual facilitó la difusión de la fe
cristiana.
· Gobierno permanente (estable), con una ejemplar administración de justicia: el Derecho
romano. El apóstol Pablo se vio muchas veces favorecido por estas condiciones
sociopolíticas.

· Buenas carreteras: La red de carreteras romanas cruzaba todo el imperio, desde España
hasta el Eufrates; desde Alemania hasta África. Esto hizo de la época romana la más
comercial e internacional de la historia.

El erudito cristiano Wilton M. Nelson evalúa de la siguiente manera el aporte de los


romanos a la difusión del evangelio: "La unión de tantas razas y pueblos bajo un imperio
ayudó a derribar las barreras raciales y culturales y a unificar la raza humana. En estas
condiciones el mundo habría de escuchar la predicación de la doctrina de que en Cristo,
'no hay griego ni judío ... bárbaro ni escita, siervo ni libre' sino que todos los creyentes son
uno en Cristo". Ralph Earle, por su parte, lo plantea muy gráficamente: "En muchos
sentidos fue para Pablo más fácil viajar por el territorio del Mediterráneo que lo sería para
un misionero hoy día. Podía ir de un territorio a otro sin ser detenido en las fronteras por
los oficiales de aduana". (En "Conozca su Nuevo Testamento").

II. VIDA RELIGIOSA DE PALESTINA EN EL TIEMPO DEL


SEÑOR JESÚS
Se estima que la población de Palestina en la época del Señor Jesús era de cerca de un
millón de perso-nas. En la sociedad israelita de ese tiempo había tres clases sociales: una
alta (jefes políticos y religiosos, grandes comerciantes y terratenientes, publicanos), una
media (comerciantes y artesanos, sacerdotes y es-cribas) y otra pobre (jornaleros,
mendigos, leprosos, esclavos).

Los principales oficios eran la agricultura, la ganadería, la pesca (en el lago de Galilea),
trabajos artesa-nales (alfarería, zapatería, carpintería, albañilería) y el comercio. La
atención del templo daba trabajo a un gran número de sacerdotes y levitas.

1. Prácticas religiosas y filosofías grecorromanas imperantes


a) Adoración de reyes y emperadores

Alejandro Magno fue adorado como dios en Egipto ("hijo de Amón"), en Babilonia (ofreció
a Marduk). Seleuco llevaba el nombre de Kirios (Señor). Tolomeo ostentaba el título de
Soter (Salvador), y Antíoco IV Epífanes se hizo llamar "Teos Epífanes".
b) Religiones y filosofías que dominaban el pensamiento pagano en el tiempo del Señor
Jesús

* Religiones de misterios y ocultismo: misterios eleusinos, de Isis y Osiris de Egipto, de


Dionisos (Baco) el mitraísmo y prácticas de ocultismo y hechicería. (Ver Hechos 8:9-11;
16:16; Gál. 5:20; Ap. 9:21).

* Filosofías que chocaban con la fe cristiana en el primer siglo: El platonismo y sus


derivados, el huma-nismo aristotélico, el gnosticismo, el epicureísmo y el estoicismo.
(Hech. 17:18).

2. La Religión oficial: El judaísmo


a) La fe monoteísta del judaísmo se afirmó después del exilio babilónico

El exilio en Babilonia depuró la fe judía, limpiándola de la idolatría a que se inclinaba


antes. La instruc-ción individual cobró gran importancia con el surgimiento de las
sinagogas y los escribas.

b) El Antiguo Testamento, base de la religión judía

El escriba Esdras fue el recopilador de los 39 libros del Antiguo Testamento, que se
dividían en tres cuerpos principales: Ley o Pentateuco, los Profetas y los Escritos.

Además de las Escrituras, los judíos utilizaban el Talmud, el comentario de la Ley, escrito a
partir del 300 a. C. Éste se componía del Midrás (tradición oral), la Misná (versión escrita)
y la Guemara (aplicación práctica de la Ley).

También usaban la Septuaginta, versión griega del AT, formada por 46 libros, que incluye
siete de los llamados "apócrifos": Tobías, Judith, Baruc, Eclesiástico, I y II de Macabeos y
Sabiduría, además de algu-nas secciones griegas de Ester y Daniel.

c) Los libros apócrifos

Entre el año 400 a. C. y el inicio del Nuevo Testamento, hubo silencio en cuanto a la
revelación escrita de Dios. Después de Malaquías, no hubo más profetas en Judá. En este
período apareció una serie de libros que no fueron aceptados como inspirados ni por los
judíos ni por la iglesia primitiva. Son los libros apócri-fos (que en griego significa
literalmente "oculto", o "secreto"). Los judíos usaban este término para referir-se a
escritos dudosos, falsificados o bastardos.
Al final del primer siglo de la era cristiana, los rabinos judíos aprobaron un canon del
Antiguo Testa-mento en la ciudad de Jamnia, Palestina. Cerraron el canon con los profetas
Esdras, Nehemías y Malaquías. No reconocieron los apócrifos.

Los libros apócrifos son catorce: 1 y 2 Esdras, Tobías, Judit, el suplemento de Ester,
Sabiduría, Eclesiás-tico, 1 y 2 Macabeos, Baruc, El cántico de los tres jóvenes, La historia
de Susana, Bel y el dragón, y la ora-ción de Manasés. La iglesia católica en el concilio de
Trento (1546) aceptó 11 de estos 14 libros, y los llamó "deuterocanónicos" (o del segundo
canon). Los evangélicos nunca los han aceptado, excepto como material de investigación.

¿Por qué los libros apócrifos no fueron aceptados por los judíos y los cristianos?

- Sus escritores no eran reconocidos como profetas. Algunos autores de los apócrifos
reconocen que es-criben por su cuenta y no pretenden ser inspirados (2 Macabeos 15:38-
39; Eclesiástico 33:16).

- Su contenido es dudoso y controversial: Enseñan -entre otras cosas- la práctica de orar


por las almas de los muertos (2 Macabeos 12:39-46), apoyando la idea del purgatorio; que
el perdón de los pecados se al-canza por la limosna (Tobías 12:9), el culto a los muertos
(Tobías 4:17). Algunos resaltan prácticas inmora-les como la mentira y la seducción.

- Ni Jesús ni los escritores del Nuevo Testamento hicieron uso de ellos, como lo hicieron
de los 39 libros del Antiguo Testamento.

- Los padres de la iglesia no los tomaron como inspirados.

- Existen errores en fechas, lugares y otros datos. En algunas de sus declaraciones, los
apócrifos no con-cuerdan con el testimonio escritural. Su carácter en cuanto a estilo
literario es de un plano inferior al de los libros de la Biblia.

- Algunas citas: "Con toda tu alma honra al Señor y reverencia a los sacerdotes" (Eclo.
7:31). "Si obras el bien, mira a quién" (Eclo. 12:1). "Da al piadoso y no socorras al pecador"
(Eclo. 12:4). "Alabemos a los varones gloriosos y a nuestros padres ... muchos de ellos
dejaron gran nombre para que se canten sus ala-banzas" (Eclo. 44:1,8). "Era yo un niño de
buen natural, que recibió en suerte un alma buena. Porque era bueno, vine a un cuerpo
sin mancilla" (Sab. 8:19-20). "Pues los animales terrestres se mudan en acuáticos y los que
nadan caminan sobre la tierra" (Sab. 19:18).
d) Instituciones y sectas judías

* El templo

El templo de Jerusalén era el lugar de adoración y el punto de convergencia de todos los


judíos. Allí los sacerdotes ofrecían los sacrificios, y se celebraban las fiestas. El templo
original, levantado por Salomón, fue destruido por los babilonios (587 a. C). El segundo
templo fue construido por Zorobabel al regreso de Babilonia (536-516). Este sufrió
ataques, saqueos y profanaciones a manos de Antíoco Epífanes (168), Pom-peyo (63) y por
Craso (54). A partir del año 20 a.C. Herodes erigió un fastuoso templo de mármol y oro,
que estaba en pie en días del Señor Jesús. El templo estaba allí, pero no la presencia de
Dios. Por eso, el Señor le llamó "cueva de ladrones". Fue destruido totalmente en el año
70 de nuestra era. Este templo no es válido en el recuento profético, por haber sido
levantado por manos profanas. Aunque algunos le llaman el "tercer templo", en realidad,
el tercero aún no se ha construido.

* Las sinagogas

(Gr. synagogue, asamblea). Aparecieron en los días del cautiverio, cuando los judíos
habían perdido su templo, y la nación estaba dispersa. Eran lugares donde se leía la Torá y
el Talmud. Se establecieron en ca-da lugar donde hubiera una comunidad judía. Cuando
regresaron a Palestina, los judíos trajeron sus sina-gogas. Toda ciudad importante tenía
una o más. En Jerusalén, a pesar de estar allí el templo, había muchas. Se dice que para el
año 70 d. C. había unas 400. Las presidía una junta de ancianos. Jesús y los primeros
cristianos judíos asistían a ellas. (Mt. 13:54, Mr.1:21, Jn. 6:59, Hch. 13:5, 14, 14:1; Stgo.
2:2,3).

* El Sanedrín

Se cree que surgió en el siglo III a. C. Funcionaba en Jerusalén. Estaba compuesto por 70
miembros, sa-cerdotes y nobles saduceos, algunos fariseos, escribas y ancianos, bajo la
presidencia del sumo sacerdote. El poder de este concilio era muy limitado, como se ve en
el juicio contra el Señor (Mat. 27:1-2). No obstan-te, tenía autoridad sobre los problemas
religiosos (Hech. 9:1-2;22:5). Terminó con la destrucción de Jerusa-lén, en 70 d. C.

* Los fariseos

Se cree que esta secta surgió en el siglo II a. C., en los días de Juan Hircano. En ese tiempo
los judíos habían comenzado a ser helenizados; entonces aparecieron los hasidim, líderes
judíos que permanecieron fieles a la ley de Moisés en tiempos en que muchos se sometían
al helenismo impuesto sobre Judea por los griegos y los sirios. Los fariseos se
consideraban herederos de los hasidim. Su propósito era conservar su integridad nacional
y la conformidad estricta a la ley de Moisés. Mezclaban un fervoroso patriotismo con la
devoción religiosa. Más tarde se convirtieron en una secta formalista e hipócrita de
justicia propia. Repre-sentaban el grupo con más autoridad entre el pueblo. Eran
influyentes y participaban en la dirección políti-ca. Fueron enemigos de las enseñanzas de
Jesús, pero algunos se convirtieron al evangelio.

* Los saduceos

Surgieron por el mismo tiempo de los fariseos. Pero a diferencia de aquellos, éstos
estaban a favor de adoptar las costumbres griegas, así que se pusieron del lado de los
helenistas. Eran una camarilla sacerdo-tal aristócrata y materialista, francamente
irreligiosa. No eran numerosos, pero sí ricos y de gran influen-cia. Colaboraban con los
dominadores. No creían en los ángeles ni en la resurrección y negaban el castigo y la gloria
de la vida futura (Mateo 3:7; 22:23; Marcos 12:18; Lucas 20:27; Hechos 5:17;23:6).
Racionalistas y mundanos, controlaban en gran parte el Sanedrín. Ocupaban los cargos
principales del sacerdocio y del ri-tual del templo. Algunos los consideran los precursores
de los liberales y humanistas de hoy. Aunque fue-ron enemigos de los fariseos por sus
creencias, cuando se juzgó al Señor presentaron un frente unido con aquéllos.

*Los escribas

Eran copistas de las Escrituras, una profesión de origen muy antiguo, y de gran
importancia antes de la invención de la imprenta. Probablemente surgieron en tiempos
del exilio. Les correspondía copiar, estudiar e interpretar las Sagradas Escrituras, y
transmitirlas al pueblo. Se les llamaba doctores, maestros o intér-pretes de la ley, y eran
autoridades reconocidas (Mat.13:52; 23:2, 13). Las decisiones de los escribas princi-pales
llegaron a ser ley oral o "tradición". Su interpretación de las Escrituras era literalista y
tradicional, por lo que siempre estuvieron en contra del mensaje vivo de Jesucristo.
Tuvieron gran influencia entre el pueblo. Enseñaban en el templo (Lc. 2.46) o en las
sinagogas (Hch. 15.21). Creían en la resurrección y en los ángeles, en la venida del Mesías
y en la reunión final de todas las tribus de Israel. Sus enseñanzas se conservaron en la
llamada literatura rabínica, escrita después del Nuevo Testamento.

* Los herodianos

Este era un partido político que favorecía al déspota Herodes el Grande y a sus hijos, los
cuales gober-naban las provincias palestinas bajo la autoridad de Roma. Creían que
cooperando con los romanos res-guardaban los intereses del país. El pueblo los aborrecía
así como aborrecían a Herodes, pero gozaban de popularidad en los círculos políticos. En
dos ocasiones los herodianos se unieron con los fariseos para tra-mar la muerte de Jesús.
a) Cuando sanó al hombre de la mano seca (Mar. 3:6), y b) Cuando tentaron a Jesús con la
pregunta acerca de los impuestos (Mat. 22:15-22).

* Los esenios

Los esenios no se mencionan en el Nuevo Testamento. Fueron una reacción contra el


formalismo de los fariseos y la mundanalidad de los saduceos. En un mundo tan
convulsionado como el de aquellos tiempos, optaron por una vida más tranquila, separada
de la agitación política, religiosa y social que predominaba entre los judíos. Vivían en
comunidad y eran conocidos por su laboriosidad y su piedad. Su preocupación era la
conservación y propagación de las enseñanzas del A. T. Creían en las doctrinas hebreas,
pero tam-bién tenían muchas creencias paganas: el determinismo universal, la adoración
del sol como dios, y la re-encarnación. Su aporte más importante fue dejar en las cuevas
de Qumran, a orillas del mar Muerto, copia de gran parte de los escritos del Antiguo
Testamento. En el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto (1947) se obtuvo nueva
información sobre ellos. No se sabe si tuvieron contacto con Jesús y la iglesia primi-tiva;
por lo menos no se refleja en su legado literario y arqueológico.

* Los Zelotes ('fanáticos', 'celosos')

También conocidos como "cananistas", eran una secta intensamente nacionalista, lo


opuesto de los pu-blicanos. Políticamente estaban en contra de los romanos y
fomentaban frecuentes rebeliones y escaramu-zas. Se los consideraba alborotadores. Este
partido fue fundado por Judas el Galileo, quien dirigió una rebe-lión contra Roma en el
6.d.C. Se oponían a que Israel pagase tributo a un emperador pagano, sobre la base de
que se trataba de traición a Dios, el verdadero rey de Israel. Uno de los discípulos del
Señor, Simón el zelote, pertenecía a esta secta.

Se les llamaba zelotes porque seguían el ejemplo de Matatías y sus hijos y seguidores, que
manifestaron celo por la ley de Dios cuando Antíoco IV intentó suprimir la religión judía, y
el ejemplo de Finees en el de-sierto (Números 25:11). Cuando fue aplastada la rebelión
del 6 d. C. mantuvieron vivo el espíritu de la mis-ma durante 60 años. Los zelotes
estuvieron activos durante la guerra de 66-73 d.C.; la última plaza fuerte de los zelotes,
Masada, cayó en mayo del 74 d. C. Eran fanáticos de la libertad y esperaban al Mesías
como un caudillo libertador.

* Los publicanos

Eran judíos que por amor al dinero cobraban los tributos que exigía el Imperio Romano. A
éstos no les interesaba qué métodos empleaban para cobrar los impuestos, con tal de que
a las arcas del imperio entra-ran finalmente las cantidades presupuestadas.
Los publicanos se aprovechaban de esta situación, y siempre cobraban mucho más de lo
justo, porque su comisión consistía en todo lo que superaba la cantidad estipulada por el
imperio. Por eso la mayor parte de los publicanos eran muy ricos, y por eso también los
judíos los odiaban. No los consideraban judíos sino apóstatas.

El desprecio e impopularidad hacia ellos lo manifiesta su mención junto a los pecadores


(Mt. 5:46; 21:31).

III. GEOGRAFIA POLÍTICA EN TIEMPOS DE JESÚS


Herodes el Grande gobernó Judea en 37 - 3 a. C., era hijo de Antípater. Siendo de sangre
idumea, nunca pudo granjearse el cariño de los judíos, los cuales, además, le acusaban de
haber exterminado la casa de los macabeos. En el año 19 a. C. comenzó la edificación del
fastuoso templo de Jerusalén, que estaba en pie en los días de nuestro Señor. Este
Herodes reinaba cuando nació el Señor Jesús, y fue quien procuró matarlo. A su muerte,
ocurrida poco después de la matanza de los niños (Mateo 2:16), dejó su reino a tres de sus
ocho hijos: Arquelao, en Idumea, Judea y Samaria; Herodes Antipas, en Galilea y Perea; y
Herodes Felipe II, en los territorios al noreste del Jordán, Iturea, Decápolis, etc. Esta
distribución fue ratificada por Augusto César.

Arquelao, hijo del anterior, sólo reinó 10 años, porque una delegación de judíos y
samaritanos le acusó ante el emperador. Éste le desterró. César Augusto puso entonces su
territorio (Idumea, Judea y Samaria) bajo el dominio de Siria. Arquelao fue un rey muy
cruel. Éste fue quien amedrentó a José, por cuya causa se fue a vivir a Nazaret (Mat. 2:
22). Desde Siria eran nombrados los procuradores romanos. No menos de 14
procuradores gobernaron desde el 6 hasta el 70 d. C. Pilato fue el quinto en esta lista.

Herodes Antipas ("el tetrarca", Luc. 3:19), otro de sus hijos, también fue un rey cruel. Este
se hizo nota-ble por quitarle la esposa a su hermanastro Felipe (Marcos 6:17, 18; Lucas
3:18). El Señor Jesús se refirió a él como "aquella zorra" (Lucas 13:31-33). Este rey gobernó
durante toda la vida del Señor. El último en-cuentro entre ellos tuvo lugar durante el juicio
de Jesús. Pilato, al oír que Jesús era galileo, y en vista de que Herodes Antipas estaba en
Jerusalén, le envió ante él. (Lucas 23:6-12).

Herodes Felipe II fue el tercero de sus herederos. Según el historiador Flavio Josefo, fue
un gobernante muy justo. Entre otras obras, erigió la ciudad de Cesarea de Filipos, al pie
del monte Hermón.
Sin embargo, su nieto Herodes Agripa continuó la sangrienta historia de su abuelo el
Grande, pues mató a Santiago el apóstol (Hechos 12:1-2). El bisnieto Herodes Agripa
II fue, más tarde, el rey ante quien fue juzgado Pablo. (Hech. 25:13-26;32)

B. Composición y Arreglo del Nuevo Testamento


El Nuevo Testamento está compuesto de veintisiete libros escritos por nueve autores
diferentes. Basado en sus características literarias, ellos son a menudo clasificados en tres
grandes grupos:

1. Los históricos (5 libros, los Evangelios y Hechos)

2. Los epistolares (21 libros, Romanos hasta Judas)

3. El profético (1 libro, Apocalipsis).

Las dos tablas siguientes ilustran la división y enfoque de esta triple clasificación de los
libros del Nuevo Testamento. 7

Libros del Nuevo Testamento

Historia Cartas Profecía

Mateo Pablo Generales

Marcos Primerasdurante Tardías Santiago Apocalipsis


los viajes
después del arresto en Jerusalén Hebreos
misioneros

Lucas Gálatas Primera Liberación Segunda Judas


Prisión Prisión

Juan 1ª Tesalon. 1ª 2ª 1ª Pedro


Timoteo Timoteo

2ª Tesalon. Colosenses Tito


2ª Pedro

1ª Corintios Efesios

2ª Corintios 1ª Juan

Filemón 2ª Juan

3ª Juan

Hechos Romanos Filipenses

Una Apreciación global acerca del Enfoque

Históricos Los Evangelios: Manifestación:

Mateo, Marcos, Lucas, Contando la historia de la


Juan venida del Salvador, Su persona
y obra.

Hechos Propagación:

Los Hechos del Espíritu Proclamando el mensaje del


Santo a través de los Salvador que ha venido.
apóstoles

Epistolares Epístolas: Explicación:

Cartas a las iglesias e Desarrollando la plena


individuos. importancia de la persona y
obra de Cristo y cómo esto debe
Romanos hasta Judas
afectar el caminar del cristiano
en el mundo.

Profético Apocalipsis Consumación:


La revelación del Señor Anticipando los eventos del final
Jesús Cristo de los tiempos y el retorno del
Señor, Su reino sin fin, y el
estado eterno.

Orden de los Libros en el Nuevo Testamento


Como vemos en la clasificación anterior, el orden de los libros del Nuevos Testamento es
lógico en lugar de cronológico. Como Ryrie explica:

Primero vienen los Evangelios que narran la vida de Cristo; luego Hechos que dan la
historia del crecimiento de la Cristiandad; luego las cartas que muestran el desarrollo de
las doctrinas de la iglesia junto con sus problemas; y finalmente, en Apocalipsis, la visión
de la segunda venida de Cristo.8

Aunque los estudiosos de la Biblia difieren en la fecha exacta de cuando se escribieron los
libros del Nuevo Testamento, el orden de redacción de los libros fue aproximadamente
como sigue:

Libro Fecha (D.C. ) Libro Fecha (D.C. )

Santiago 45-49 Filipenses, Filemón 63


Gálatas 49 1ª Pedro 63-64
1ª & 2ª Tesalonicenes 51 1ª Timoteo 63-66
Marcos 50s o 60s Tito 63-66
Mateo 50s o 60s Hebreos 64-68
1ª Corintios 55 2ª Pedro 66
2ª Corintios 56 2ª Timoteo 67
Romanos 57-58 Judas 68-80
Lucas 60 Juan 85-90
Hechos 61 1ª, 2ª, 3ª Juan 85-90
Colosenses, Efesios 61 Apocalipsis 90-95

Para comprender cómo surgió el Nuevo Testamento veamos primero el orden en que fue
escrito. Tal vez lo más interesante de todo sea descubrir que lo primero que se escribió del
Nuevo Testamento fueron las cartas de Pablo. Se calcula que éstas fueron escritas entre
los años 49 y 62 de nuestra era.

Las cartas de Pablo fueron precisamente eso: cartas, escritas en su mayoría con relación a
alguna situación local o temporal Algo andaba mal en Tesalónica o Corinto, por ejemplo, y
Pablo les escribía para corregir la situación. F. C. Grant acierta cuando afirma que "Si
hubiera habido teléfono entonces, seguramente Pablo lo habría utilizado. iPero en ese
caso jamás habríamos tenido ninguna carta escrita por él! Cuando Pablo escribía para
corregir algo en Tesalónica, Galacia o Corinto, no lo hacía como escritor sino como pastor.
Y hay que tomar en cuenta que él escribió mucho antes de la invención de la imprenta.

Sus cartas fueron cartas manuscritas pues la máquina de escribir era desconocida:
escritas como originales y sin copia, para corregir cuestiones locales y temporales que
andaban mal. Ciertamente, Pablo trataba situaciones locales y temporales a la luz de la
verdad eterna, pero sus cartas no eran otra cosa que cartas, y nada hay tan temporal,
local o pasajero como una carta. Es imprescindible, pues, recordar que nunca tuvo Pablo
la intención de publicar sus cartas, como lo entendernos hoy editorialmente.

Trataremos ahora de reconstruir cómo el Nuevo Testamento llegó a ser parte de la


Sagrada Escritura. No es algo comprobado, pero se ajusta a los hechos conocidos.
Comencemos por precisar que, en su mayor parte, las cartas del Apóstol se guardaban en
la iglesia recipiente y sólo allí. No se publicaban como libros sino que se enviaban como
cartas. ¿Cómo es que fueron rescatadas, recuperadas y, finalmente, publicadas?

El libro de los Hechos probablemente se publicó por primera vez alrededor del año 90. Por
extraño que pudiera parecer, si sólo hubiéramos contado con el libro de los Hechos, jamás
nos habríamos enterado de que Pablo había escrito cartas. En los Hechos no se mencionan
para nada. Posiblemente lo que aconteció fue que al publicarse los Hechos de los
Apóstoles, se comprendió de pronto cuán extraordinario personaje había sido Pablo.
Súbitamente Pablo cobró vida y, entonces, cada iglesia que conservaba alguna de sus
cartas se dio cuenta del tesoro que tenía. Fue así como se buscaron, se juntaron y
coleccionaron sus cartas, para luego compartirlas, con lo que se convirtieron en posesión
de toda la Iglesia, y no simplemente la correspondencia de algunas congregaciones
locales. Podemos dar por sentado que lo que reveló la grandeza de Pablo fue la
publicación de los Hechos así como lo que inició el movimiento para reunir sus cartas.
Hacia el año 90 todavía no se consideraban las cartas de Pablo como parte de las
Escrituras, pero constituían ya uno de los tesoros más preciados de la Iglesia.

Vemos, pues, que las cartas paulinas fueron escritas entre los años 49 al 62, y que
posiblemente se redescubrió toda su grandeza al publicarse el libro de los Hechos en el
año 90. Mientras tanto, ¿qué sucedía con el resto del Nuevo Testamento y,
especialmente, con los evangelios? Por lo general, las fechas para los evangelios actuales
son las siguientes: los años 65 al 70, para San Marcos; del 80 al 90 para Mateo y Lucas, y el
año 100 para Juan. ¿Cómo es que tardaron tanto en escribirse y en constituirse en libros
canónicos de la Iglesia? ¿Qué fue lo que condujo, en última instancia, a que fueran
puestos por escrito?

I. En primer lugar, el cristianismo primitivo surgió en medio de una civilización no literaria.

II. Hay que considerar además el hecho de que el primer impacto del cristianismo fue
entre las clases más pobres e incultas.

III. Existían entonces métodos para producir libros, que prenunciaban la producción en
masa. ¿Pero qué mercado hubiera habido para las posibles publicaciones cristianas?

IV. En vida de los apóstoles había poca demanda de libros. Los apóstoles y sus asociados
inmediatos eran libros vivientes en los que estaba escrito el mensaje cristiano. Por haber
sido testigos presenciales, mientras ellos vivieran no habría necesidad de tener libros.

V. Posiblemente el factor que menos estimulaba la producción de libros era la creencia


generalizada de que era inminente la Segunda Venida.

La muerte de los apóstoles y de los demás testigos presenciales puso fin a la época en que
el mensaje se pasaba oralmente. Hacia el año 70, del grupo apostólico probablemente
sólo Juan quedaba vivo. Había, pues, que asentar los hechos tal y como habían sucedido.
Era apenas natural que la palabra escrita ocupara ahora el lugar de "la voz viva y
permanente':". Eusebio cita el relato de Ireneo de cómo se escribieron los evangelios.
Según Ireneo, después de la muerte de Pedro y Pablo, "Marcos, discípulo e intérprete de
Pedro, nos transmitió por escrito aquellas cosas que Pedro había predicado; y Lucas,
auxiliar de Pablo, registró en un libro el evangelio que Pablo había declarado ".5. Lo escrito
habría de ocupar ahora el lugar de la voz viva. La época de los testigos presenciales era
cosa del pasado; ahora comenzaba la de la página escrita.

Cuando el cristianismo traspuso las fronteras de Palestina, y particularmente al hacer


contacto con la cultura y civilización romana, penetró en una sociedad literaria, donde el
libro era parte de la vida. Tan pronto como el cristianismo salió de Palestina para
insertarse en el mundo de la cultura y de la literatura, se encontró en un ambiente
acostumbrado a los libros, donde pronto el relato cristiano también habría de escribirse.

A medida que la Iglesia fue creciendo y desarrollándose también fueron llegando personas
con ideas extrañas y hasta peligrosas. Dicho de otra manera, no tardaron en surgir las
herejías. En tal situación, era indispensable que la Iglesia contara con un libro "oficial" que
uniformara el relato de la vida y enseñanzas de Jesús. Esto lo proveyó el Nuevo
Testamento y especialmente los evangelios.

Selección de los Libros del Nuevo Testamento


Originalmente, los libros del Nuevo Testamento circularon separadamente y sólo
gradualmente se fueron coleccionando juntos para formar lo que ahora conocemos como
el Nuevo Testamento, parte del canon de las Escrituras. Por preservación de Dios,
nuestros veintisiete libros del Nuevo Testamento fueron mantenidos apartados de
muchas otras escrituras durante la iglesia primitiva. Fueron conservados como una parte
del canon del Nuevo Testamento debido a su inspiración y a su autoridad apostólica. Ryrie
tiene un excelente resumen de este proceso:

Después de que fueron escritos, los libros individuales no se reunieron inmediatamente


en el canon, o en la colección de veintisiete que comprende el Nuevo Testamento. Grupos
de libros como las cartas de Pablo y los Evangelios fueron conservados al principio por las
iglesias o por las personas a quienes se les enviaron, y gradualmente todos los veintisiete
libros fueron reunidos y formalmente reconocidos en conjunto por la iglesia.

Este proceso tomó aproximadamente 350 años. En el segundo siglo la circulación de libros
que promovieron herejías acentuó la necesidad de distinguir la Escritura válida de otra
literatura cristiana. Se desarrollaron ciertas pruebas para determinar qué libros debían ser
incluidos. (1) ¿era el libro escrito o aprobado por un apóstol? (2) ¿eran sus volúmenes de
naturaleza espiritual? (3) ¿dio evidencia de ser inspirado por Dios? (4) ¿era ampliamente
aceptado por las iglesias?

No todos los veintisiete libros que fueron reconocidos como canónicos fueron aceptados
por todas las iglesias en los primeros siglos, pero esto no significa que aquéllos que no
eran inmediatamente o universalmente aceptados fueran espurios. Las cartas se
dirigieron a los individuos (Filemón, 2 y 3 Juan) no habían circulado tan ampliamente
como aquéllas enviadas a las iglesias. Los libros que la mayoría disputó fueron: Santiago,
Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, y Filemón, pero finalmente éstos fueron incluidos, y el canon
fue certificado en el Concilio de Cartago en el 397 D.C.

Aunque ninguna copia original de ninguna de las escrituras que comprenden el Nuevo
Testamento ha sobrevivido, existen más de 4,500 manuscritos griegos de todo o parte del
texto, más unos 8,000 manuscritos latinos y por lo menos 1,000 otras versiones en las que
los libros originales fueron traducidos. Un estudio cuidadoso y comparativo de estas
muchas copias nos han dado un Nuevo Testamento exacto y fidedigno.
Los géneros literarios en el Nuevo Testamento
Hablar de géneros literarios en el Nuevo Testamento es hablar de partes o libros del
mismo. Los cuatro evangelios pertenecen y configuran al género evangelio; la amplia
colección de cartas a las primeras comunidades cristianas pertenecen y forman el llamado
género epistolar. De manera que la mayoría de los escritos del Nuevo Testamento son,
por su propia naturaleza, géneros en sí mismos. La gran aportación literaria de Jesús es la
creación del género "evangelio". Sin embargo estos grandes géneros o géneros mayo-res
están formados, a su vez, por otros géneros que los configuran y caracterizan. De esta
manera dentro de los evangelios podemos encontrar discursos, parábolas,
acontecimientos históricos, alegorías, milagros; y dentro de la literatura epistolar tenemos
himnos, cánticos, sentencias, catequesis.

Así pues, en el Nuevo Testamento podemos hablar de géneros literarios mayo-res como
son los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas y el Apocalipsis. Estos cuatro
géneros mayores configuran el escaparate literario del Nuevo estamento. Dentro de cada
uno de ellos podemos hablar de géneros literarios menores o subgéneros. De los cuatro
géneros neotestamentarios, las cartas o literatura epistolar y el Apocalipsis eran géneros
ya existentes que el Nuevo Testa-mento asume como parte de su literatura. Sin embargo,
el género evangelio y el de los Hechos de los Apóstoles son géneros nuevos que nacen con
la redacción y composición del Nuevo Testamento. Los evangelios y los Hechos son, por
tanto, creaciones cristianas.

a) El evangelio. - Como hemos afirmado anteriormente, los evangelios del Nuevo


Testamento pertenecen a un género literario nuevo para la literatura bíblica que no existía
en el Antiguo Testamento y que forma parte de la novedosa creación literaria de los
escritos cristianos que es el género evangelio. El género, como su nombre indica, quiere
decir: mensaje de salvación, buena noticia comunicada oral-mente que tiene como tema y
contenido central la figura de Jesucristo. El género evangelio tiene la misión de presentar
a Jesús como el Cristo, el Señor y el Hijo de Dios. Para conseguir esta finalidad el autor -
hagiógrafo del evangelio- presenta los momentos más importantes de la vida de Jesús
como puntos centrales de fe a la luz de su pasión, muerte y resurrección. En ningún caso
podemos considerar el evangelio o los evangelios como "vidas" de Jesús al estilo
biografías, pero de la misma forma no podemos considerar los evangelios como
colecciones de historias y dichos en el sentido de los memoriales clásicos. Ni tan siquiera
podemos considerar el género evangelio como una cronología de la vida de Jesús. De esta
forma se presenta a Jesús y su mensaje como acontecimiento mesiánico y de salvación.
Los evangelios pretenden dar testimonio de la fe, garantizar y afianzar la fe de los
cristianos.
Todo esto nos permite establecer una serie de características que definen el género
evangelio: En primer lugar, el evangelio queda vinculado a la proximidad a la Tradición, en
donde el evangelista se sitúa perfectamente en el marco de su evangelio y es capaz de
hacer una visión retrospectiva de la vida de Jesús para sacar a la luz los momentos más
importantes en forma de catequesis, descripción o elaboración literaria. En segundo lugar,
el evangelio se sitúa ante un marco común que se configura a través del kerigma
anunciado. El evangelio comienza con la descripción de los acontecimientos relacionados
con el nacimiento de Jesús y concluye con el testimonio de su resurrección y el nacimiento
de las primeras comunidades cristianas. El tercer elemento que caracteriza al género
evangelio es su estilo histórico literario. Sin tratar de hacer historia de los
acontecimientos, los evangelistas elaboran sus evangelios como si estuvieran haciendo
una exposición histórica de acontecimientos de la vida de Jesús. El cuarto y último
elemento que caracteriza al evangelio como género literario es su necesaria actualización.
Su predicación permanente a lo largo de la historia y su lectura y anuncio en la Iglesia hace
que el evangelio tenga que ser constantemente actualiza-do en un lugar y tiempo
determinado y ante una comunidad concreta.

El género evangelio es, como su nombre indica, buena noticia. Su redacción y elaboración
literaria tiene como finalidad anunciar y predicar que Cristo está presente y actúa en la
Iglesia de forma permanente. Esta predicación y anuncio es lo que elaboran y redactan los
evangelistas dando lugar a los evangelios en los que confluyen datos narrativos de
carácter histórico, social y cultural propios de la época y del lugar. El evangelista es el en-
cargado de hacer coincidir todos estos datos. Su papel consiste en hacer hablar a Jesús a
través de sus escritos. El que es-cribe el evangelio es el evangelista pero no es él quien
habla, sino que por medio de su redacción y elaboración literaria ha-ce hablar a Jesucristo
que es, en definitiva, el que orienta y dirige a la comunidad a la que va destinado el escrito
en su momento inicial. Todo esto hace que el evangelista sea una persona autorizada, un
personaje responsable del texto que está escribiendo, el que conoce el contexto de lo que
está escribiendo y el que sugiere el pretexto y la actualización de la redacción final del
escrito.

b) El género Hechos de los Apóstoles. - El otro género propio y novedoso de la literatura


cristiana primitiva es el que aparece reflejado en una única obra del Nuevo Testamento, el
libro de los Hechos de los Apóstoles. Estamos ante una obra que configura un género que
sirvió de referencia para escritos cristianos posteriores. Si bien es verdad que el libro
neotestamentario es continuación del evangelio atribuido a Lucas, hemos de reconocer
que la continuidad se convierte en diferencia con respecto al resto de los escritos del
Nuevo Testamento. Los Hechos de los Apóstoles por sí solos, aunque en conexión y
continuidad con el evangelio lucano, forman un nuevo estilo literario que podemos definir
como un nuevo género literario del que la Biblia no conserva ningún otro ejemplo.
Tenemos que recurrir a la literatura apócrifa intertestamentaria y cristiana posterior para
encontrarnos obras que figuran bajo la denominación de "hechos". Sin embargo la
mayoría de los biblistas señalan abundantes diferencias entre los Hechos apócrifos como
género literario y el género del canónico Hechos de los Apóstoles. En todo caso hemos de
reconocer que el libro de los Hechos de los Apóstoles, continuación del evangelio de
Lucas, es un caso único dentro de la literatura bíblica del Nuevo Testamento. Estamos, por
tanto, ante un género neotestamentario.

Las características que definen y de-terminan el género literario de la obra y que la hacen
singúlar con respecto al resto de los escritos del Nuevo Testamento tienen -como lo tenía
el género evangelio-un especial interés por la tradición y encuentra en la predicación la
mejor forma de su presentación doctrinal y tienen, también, una especial tendencia hacia
su actualización. En este sentido, y dado que sólo podemos hablar de una obra para este
género, tenemos que afirmar que el género de los Hechos de los Apóstoles es un género
singular que pretende hacer una exposición y presentación ideal de la vida de las primeras
comunidades cristianas a la luz y como resultado de la doctrina evangélica. A través de la
experiencia y de los acontecimientos vividos por las prime-ras comunidades cristianas, el
género literario pretende convertir su escrito en un modelo de conducta y ofrecer a otras
comunidades cristianas nacientes un ejemplo a seguir y una actitud a tener en cuenta.

c) El género de las Cartas. - Otro género literario del Nuevo Testamento aun-que ésta ya
no es propiamente creación de la literatura cristiana es el de las cartas o escritos
epistolares. De los veintisiete libros del Nuevo Testamento un total de veintiuno son
cartas y pertenecen a ese género epistolar. Se trata de una forma de escritura habitual en
la literatura griega y que los primeros cristianos asumieron como propia a la hora de
comunicar y transmitir el mensaje de Jesús. La principal característica de este género
reside en su estructura literaria. Son escritos que siguen un esquema que, con leves
modificaciones, se repite en todos ellos. Un es-quema que encuentra su origen en el
formulario helenístico que sigue el esquema: Remitente, nombre del destinatario, saludo
inicial y fórmula de fe, cuerpo y contenido de la carta, acción de gracias, saludos de
despedida y bendición final. Todas estas cartas eran, como su nombre indica, documentos
escritos que se destinaban a determinadas comunidades -los destinatarios- a las que una
persona con autoridad apostólica -Pablo, Pedro, Santiago...- o atribuidas a ellos, escribe
animando, exhortando o comunicando cualquier tipo de mensaje escrito con la finalidad
de poner en contacto a las diferentes comunidades cristianas distribuidas por los
diferentes lugares por los que los primeros creyentes predicaron el evangelio y fundaron
comunidades cristianas.
Las cartas del Nuevo Testamento son, en realidad, libros que forman parte de la colección
de obras que forman la literatura canónica neotestamentaria. Pero, al mismo tiempo
configuran el género literario de carta o epístola. Tienen su propio destinatario al que
están dirigidas que suele ser una iglesia particular o un personaje concreto de la tradición
del cristianismo naciente. La novedad y característica más destacada del género literario
de las cartas del Nuevo Testamento está en que, a pesar de estar dirigidas a una
comunidad en concreto, con un contexto determinado y con una finalidad específica y, en
la mayoría de los casos, puntual; al mismo tiempo, están dirigidas a todas las comunidades
cristianas de la Iglesia universal, superan el espacio geográfico inicial y siguen siendo
actuales a pesar del paso del tiempo.

Todo parece indicar que la carta como género literario del Nuevo Testamento surgió de
forma más o menos casual. El primero que utiliza la carta como género literario en la
literatura cristiana primitiva fue Pablo, y su decisión vino motivada por su situación
geográfica y la imposibilidad de hacerse presente en un momento determinado en una
comunidad que él mismo había fundado como fue la de la Iglesia de Tesalónica. La
primera carta que se escribe del Nuevo Testamento y, en realidad, el primer escrito del
Nuevo Testamento es la primera carta que Pablo escribe a los Tesalonicenses. Una serie
de circunstancias llevaron a Pablo a escribir este texto y, a la vista del éxito de su escrito,
puso en mar-cha la elaboración de nuevas cartas a otras comunidades. El ejemplo de
Pablo llevó a otros a imitar la fórmula epistolar dando como resultado la colección de
cartas que hoy tenemos en el Nuevo Testamento y que forman el género literario de la
carta.

Cada una de las cartas, no sólo sigue un esquema preciso y bien determinado que las
constituye como escrito epistolar, sino que estas cartas ofrecen todo tipo de materiales
como son himnos, oraciones litúrgicas, fórmulas parenéticas, discusiones breves y demás
temas de interés preciso que la exégesis ha identificado como "formas" dentro del género
literario.

d) El género Apocalipsis. - El último género literario del Nuevo Testamento corresponde


con el último libro de la Biblia, el Apocalipsis de Juan. Estamos, como sucedía con el libro
de los Hechos de los Apóstoles, ante una obra que ha dado nombre a todo un género
literario en el Nuevo Testamento. Sin embargo, y a diferencia del libro de los Hechos de
los Apóstoles, el género apocalipsis ya existía antes de la redacción del último libro de la
Biblia. El género apocalipsis tiene sus ejemplos en escritos de la literatura profética y
sapiencial del Antiguo Testamento, pero son los apócrifos tanto del Antiguo como del
Nuevo Testamento en donde podemos encontrar el mayor número de obras
pertenecientes a este género literario.
El género apocalipsis había nacido para dar respuesta a las preguntas que el sabio de
Israel, a través de la literatura sapiencial, no había sido capaz de solucionar. Las preguntas
de la sabiduría sobre el sentido de la vida, las consecuencias del bien y del mal, el
problema de la muerte y la justicia de Dios cobran en la apocalíptica una dimensión nueva
y, sobre todo esperanzadora. La apocalíptica, situada en el marco de la literatura
intertestamentaria (150 a.C. - 150 d.C.), dio lugar a una gran variedad de escritos de entre
los que sobrasale de manera particular los identificados como apocalipsis o revelación de
lo que hasta ese momento permanecía oculto al ser humano: Apocalipsis de Henoc,
Abrahán, Moisés, Elías, Baruc... Con el Apocalipsis de Juan nace la literatura apocalíptica
cristiana y el apocalipsis como género literario hace su aparición en el Nuevo Testamento
que dará paso a nuevos Apocalipsis -estos ya apócrifos- como son el Apocalipsis de Pedro,
de Pablo, del Pastor de Hermas...

El género apocalipsis se presenta en la mayoría de las veces en forma de sueños y


visiones. El libro del Apocalipsis no es una excepción y en él vemos a Juan rodeado de una
amplia colección de apariciones, visiones, sueños y manifestaciones extraordinarias. En
general el autor de un escrito del género apocalipsis describe lo contemplado o escuchado
a través de símbolos y signos, de alegorías, imágenes y metáforas para describir lo que no
es fácil de comprender por salirse de la situación normal y habitual para el ser humano. En
el género apocalipsis está presente el juego con el lenguaje y con los números. La cábala,
la simbología numérica, la guematría y demás apoyos literarios convierten al texto del
género apocalipsis en un documento que debe ser tratado e interpretado desde las claves
en las que fue escrito.

La finalidad más destacada del género apocalipsis está en lograr el fortalecimiento de la fe


en los momentos de dificultad. Los apocalipsis son libros esperanzadores, documentos
que buscan consolar a los cristianos en medio de las inclemencias de una sociedad en
oposición a la fe cristiana. A través del género apocalipsis el autor se convierte en un
mediador entre Dios y el cristiano que recibe el libro en clave. En el Apocalipsis de Juan
está claro el mensaje consolador y de esperanza a través de la confianza en Dios y en
Cristo en medio del conflicto y la lucha contra el poder del enemigo.

El Apocalipsis de Juan es el único re-presentante del género apocalipsis del Nuevo


Testamento, pero eso no le exime de ser uno de los mejores representantes de su género
literario. En la obra de Juan confluyen elementos de la apocalíptica judía tardía, de la
literatura profética y sapiencial pero, sobre todo, de la experiencia de vida de las primeras
comunidades cristianas sometidas a persecución. Esta situación hacen del Apocalipsis de
Juan una obra singular dentro del género de los apocalipsis como una de las grandes
elaboraciones exclusivamente cristianas. En el Apocalipsis de Juan encontramos
elementos propiamente cristianos que no están presentes en otros apocalipsis con-
temporáneos, ni tan siquiera posteriores, como son: el acontecimiento de la resurrección
como punto de partida, el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas en la figura de
Jesús, la presencia de la Iglesia como nexo de unión entre las comunidades nacientes, el
sacrificio de la cruz y el carácter judicial del final de los tiempos. La esperanza del
Apocalipsis del Nuevo Testamento reside precisamente en el anuncio de la nueva venida
de Cristo, la parusía como consumación de los tiempos y momento clave en el
acontecimiento salvífico para los creyentes.

Las formas literarias en el Nuevo Testamento


Los géneros literarios son el mayor desarrollo y extensión de un estilo literario concreto y
con unas características determinadas que un autor o hagiógrafo ha utilizado a la hora de
redactar un escrito. Dentro de cada género literario están las formas literarias que son
subgéneros literarios menores de los géneros. La forma de un texto es la unidad literaria
más pequeña fijada oralmente o por escrito que refleja una manera de hablar o de escribir
determinada. A la forma pertenecen la mayoría de los materiales de la tradición
incorporados posteriormente a la totalidad de la obra.

En el Nuevo Testamento las formas literarias deben ser clasificadas a la luz de su


estructura y por sus características de la siguiente manera:

a) Los evangelios. - Coincidiendo con el género evangelio podemos hablar de los


evangelios como formas literarias. Se trata de un artificio literario creado con la finalidad
de anunciar y predicar el mensa-je de Jesús a través de un escrito que previamente ha
vivido una etapa de formación oral. En el Nuevo Testamento tenemos dos formas
literarias de evangelios: por un lado están los evangelios sinópticos y por otro el cuarto
evangelio o evangelio joánico.

b) Los dichos. - También conocidos como "logia" que se refieren a la salvación y que los
redactores ponen en boca de Jesús en forma de enseñanza doctrinal y salvífica. Los dichos
del Nuevo Testamento pueden tener a su vez, determinadas características que nos
permiten hacer de ellos una clasificación: 1) Dichos proféticos: Son aquellos que hablan de
la proximidad del reino de Dios (Lc 12,32; Mt 8,11; 13,16). 2) Dichos sapienciales: Se trata
de aquellas fórmulas literarias en forma de dicho que transmiten una experiencia
sapiencial al estilo del Antiguo Testamento, como pueden ser frases o fórmulas hechas,
refranes, proverbios... (Mc 6,4; Mt 12,41-42). 3) Dichos legales: Son aquellos dichos o
fórmulas verbales que formaban parte del lenguaje jurídico o administrativo, sentencias
apodícticas o fórmulas oficiales propias de la época (Mt 7,6; Mc 8,38). 4) Dichos
comparativos: Como su nombre indica son aquellas formulas empleadas en el lenguaje
que ponen en conexión ideas, imágenes o secuencias entre sí con el fin de mostrar y
demostrar el dualismo de lo mejor frente a lo peor, el bien ante el mal, la bondad y la
maldad... (Lc 15,4-17; Mt 24,43-44; Mc 2,21-22). 5) Los "yos": Son aquellas alusiones
puestas en boca de Jesús que ponen de manifiesto su mesianismo, autoridad, filiación o
santidad. Los "Yos" son las fórmulas literarias a través de las cuales Jesús expresa su
conciencia de ser el enviado por Dios, el Hijo de Dios (Mc 2,17; 10,45).

c) Los paradigmas. - Son aquellas narraciones cortas -relatos breves- que se utilizan como
ejemplos, modelos a tener en cuenta o simples ilustraciones de un contexto determinado.
El carácter de los paradigmas nos permite identificarlos como relatos de estilo edificante
siempre religiosos. Merece la pena destacar algunos de los más representativos como son:
la curación del paralítico (Mc 2,1-12); los discípulos arrancando las espigas en sábado (Mc
2,23-28); el hombre de la mano seca (Mc 3,1-6); la unción en Betania (Mc 14,3-9). Al grupo
de paradigmas tenemos que añadir la colección de relatos vocacionales del Nuevo
Testamento como modelos de aceptación y cumplimiento de la voluntad de Dios.

d) Los diálogos. - A este grupo pertenecen todas las descripciones de diálogos,


enseñanzas, polémicas y diatribas que aparecen en el Nuevo Testamento. El diálogo era
una forma de poner de manifiesto el mensaje de Jesús a través de su dialéctica, del
enfrentamiento con sus oponentes y de la exposición de su doctrina para demostrar su
poder, autoridad y su personalidad. Por medio de los diálogos, Jesús enseña a sus
discípulos, a la gente que lo escucha y a grupos como los fariseos su mensaje. Esto hace
que la gran mayoría de la predicación del mensaje de Jesús haya llegado hasta nosotros en
forma de diálogos con distintas personas y grupos.

e) Historias de los milagros. - Las descripciones evangélicas de los milagros ponen de


manifiesto una nueva forma literaria que consiste en describir detallada-mente los
acontecimientos extraordinarios realizados por Jesús. La finalidad de las historias de
milagros es doble: por un lado pretenden demostrar su poder, autoridad y trascendencia
al realizar hechos que sobrepasan las fronteras de la capacidad humana. Por otro lado, las
historias de los milagros pretenden dejar por escrito aquellos acontecimientos que
sirvieron para la conversión de las personas que habían sido objeto del hecho milagroso o
habían contemplado el suceso sobrenatural. Las curaciones y sanaciones son, en la
mayoría de los casos, los hechos milagrosos que realiza Jesús y que han re-cogido los
evangelistas en forma de narraciones extraordinarias o como manifestación del poder de
Jesús.

f) La historia de la Pasión. - Sin duda una de las novedades literarias del Nuevo
Testamento es la creación de la historia de la Pasión. La descripción pormenorizada de los
momentos previos a la muerte y resurrección de Jesús constituyen el centro de la
literatura del Nuevo Testamento. La historia de la Pasión es, por sí sola, una forma literaria
a la que da cuenta de los acontecimientos puntuales que rodearon a los momentos
descritos.

g) Otras formas literarias. - Podríamos seguir enumerando otras formas literarias del
Nuevo Testamento. La riqueza de los escritos bíblicos nos permite hablar de textos
eucarísticos, disputas, narraciones históricas, dichos proféticos, dichos sapienciales, dichos
legislativos, comparaciones, cartas menores, himnos, confesiones de fe y otros conjuntos
narrativos menores.

C. Los 4 Evangelios
1. ¿A quiénes estaban dirigidos los evangelios?
a) Mateo: judíos

b) Marcos: audiencia gentil, romana (iglesia perseguida)

Gentil = (DBE) todas las naciones no judías.

c) Lucas: judíos y gentiles por igual (griegos)

d) Juan: cristianos de la provincia de Asia (ahora Asia Menor)

2. ¿Impacto de esto sobre el contenido? ¿Por qué surgieron?


a) Mateo: Mateo intenta presentar a Jesús, no solo como el Mesías, sino como el Hijo de
David, y elabora esta verdad de manera que pudiera ayudar a los cristianos en sus
controversias con los judíos. Se le otorga mayor atención al cumplimiento de las profecías
del antiguo testamento para confirmarle a la audiencia judía que Jesús es la realización
de lo que los profetas del antiguo testamento hablaban.

Ejemplos: 1) Mateo 5:21-48 (Sermón del monte) ; 2) Mateo 4:12-16 (Jesús principia su
ministerio)

b) Marcos: Su autor pone poco énfasis en la Ley y las costumbres judías, pero cuando las
alude, siempre las explica a los lectores. Marcos dirige a sus lectores hacia la cruz de
Cristo, donde pueden descubrir el sentido y la esperanza de su sufrimiento a causa de las
persecuciones.

Ejemplos: 1) Marcos 7:1-23

Trasfondo: En el año 64 d.C. Nerón acusó a la comunidad cristiana de prender fuego a la


ciudad de Roma, y con ese pretexto instigó una fiera persecución en la que perecieron
Pablo y Pedro. En medio de una iglesia perseguida, viviendo constantemente bajo
amenaza de muerte, Marcos escribió sus “buenas nuevas.” Claramente quiere que sus
lectores saquen fuerzas de la vida y del ejemplo de Jesús (Marcos 8:31,34; 9:31; 10:32-
34).

c) Lucas: Su autor le da énfasis a la universalidad del mensaje cristiano. Lucas suprime


mucho material que es estrictamente judío, pero, por otro lado, también destaca las
raíces judías de Jesús. Se presenta a Jesús, no como un mero Mesías judío, sino como el
Salvador del mundo.

Su propósito al escribir este Evangelio es presentar “por orden” (Lucas 1:3) “todas las
cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar” (Hechos 1:1).

Aunque el Evangelio se dirige específicamente a un individuo (Lucas 1:3, Teófilo),


aparentemente alguien en alta posición social, a la vez intenta ofrecer a todos los
creyentes la seguridad de que el cristianismo no es uno de los muchos sistemas
especulativos a la búsqueda de valores teológicos o éticos, sino un movimiento vinculado
a un acontecimiento histórico.

d) Juan: En un sentido amplio, Juan escribió el Evangelio para proveer a los cristianos de
la provincia de Asia (ahora Asia Menor) de un conocimiento completo de la vida y el
ministerio de Jesucristo. Más específicamente, escribió para conducir a sus lectores a una
fe sólida, sobre la base de las palabras y las obras de Jesús, y con el propósito de que
“tuvieran vida en su nombre” (Juan 20:31).

Diferencias en contenido
1. ¿Comó se presenta a Jesús en cada cual?

a) Mateo: Jesús el Rey

Versículos Claves: 16.16-19

Capítulo Clave: 12

b) Marcos: Jesús el Siervo


Versículos Claves: 10.43-45; 8.34-37

Capítulo Clave: 8

Información Xtra: Marcos es el evangelio de la acción que cambia rápidamente de un


escenario a otro. Marcos acentúa el carácter narrativo de su Evangelio utilizando la
palabra griega eutheos, frecuentemente traducida como “y luego.” Esta palabra se repite
cuarenta y dos veces en el texto, más que en el resto del Nuevo Testamento. El uso
continuo del tiempo imperfecto griego denota acción constante y le imprime dinamismo
al relato.

c) Lucas: Jesús, el Hijo del hombre

Versículos Claves: 1.3,4; 19.10

Capítulo Clave: 15

d) Juan: Jesús, el Hijo de Dios

Versículos Claves: 1.11-13; 20.30,31

Capítulo Clave: 3

Cualidades únicas de cada evangelio con respecto al contenido:


a) Marcos no contiene ninguna genealogía ni relato sobre el nacimiento o el ministerio
temprano de Jesús en Judea.

b) Algunas de las diferencias entre el evangelio de Juan y los sinópticos son:

• En lugar de las familiares parábolas, Juan incluye largos discursos.

• En vez de los muchos milagros y curaciones de los Sinópticos, Juan utiliza siete milagros
cuidadosamente seleccionados, conocidos como “señales.”

c) Lucas no incluye el pronunciamiento de condena de Jesús contra los escribas y fariseos


(Mateo 23), ni la discusión en torno a la tradición judía (Mateo 15:1-20; Marcos 7:1-23).
Tampoco incluye las enseñanzas de Jesús en el Sermón del Monte que tienen
directamente que ver con la Ley judía (Mateo 5:21-48; 6:1-8, 16-18).

I. El evangelio según Mateo


Primero de los 4 Evangelios. En la mayoría de los manuscritos griegos que nos han llegado
aparece bajo el sencillo título: "Según Mateo". Se basa mayormente en una colección de
dichos de Jesús, posiblemente anotados por el mismo apóstol, más el material que se
encuentra en Marcos.

Los escritores cristianos primitivos, en forma unánime, señalan a Leví Mateo como su
autor, y la evidencia interna indica que fue escrito por un judío cristiano. Se cree
generalmente que fue escrito en Palestina, probablemente unos pocos años antes de la
caída de Jerusalén ante los ejércitos romanos (70 d.C.). Habiendo servido como cobrador
de impuestos, y con ello, acostumbrado a llevar informes escritos (Mt. 9:9), Mateo estaba
bien capacitado para preparar esta narración de la vida y las enseñanzas del Señor.
Alrededor del 140 d.C., Papías de Hierápolis, en el Asia Menor, menciona que Mateo
escribió un relato con ese contenido; medio siglo más tarde, Ireneo hace un comentario
similar. De acuerdo con estos informes, el Evangelio apareció originalmente en "hebreo",
es decir, arameo, la lengua corriente en Palestina. Algunos han entendido estas
afirmaciones en el sentido de que el Evangelio fue escrito originalmente en esa lengua y
luego traducido al griego. Pero sobre la base de la evidencia actual no se puede establecer
si el que conocemos hoy fue escrito originalmente en griego, o traducido de un Evangelio
anterior en arameo.

Se han sugerido las siguientes razones para rechazar la teoría de un origen arameo: 1. El
texto griego de Mateo no revela las características de una obra traducida. La uniformidad
de lenguaje y de estilo trasmite la impresión clara de que el libro fue escrito originalmente
en griego. Como la mayoría de los otros escritores del NT, Mateo sin duda pensaba en
arameo mientras escribía en griego, y éste refleja, inconscientemente, ciertas expresiones
idiomáticas arameas. 2. La gran semejanza lingüística con el griego de Marcos, en
particular, y algo menos con el de Lucas, parecen eliminar la posibilidad de que Mateo
pueda ser una traducción griega de un original arameo. 3. Las frecuentes citas de pasajes
del AT de la traducción griega. Si Mateo hubiera estado escribiendo en arameo habría
citado de las Escrituras hebreas del AT.

1. Su carácter y propósito
El evangelio según Mateo tiene un carácter judío. Esto se desprende del hecho de que en
este evangelio se suponen muchas cosas de la vida judía como si estas fueran conocidas
por los receptores. Notable es, por ejemplo la manera en la que Mateo habla en 26,17 de
la fiesta de los panes sin levadura, sin explicación alguna; mientras que Lucas y Marcos lo
aclaran en sus respectivos escritos ( Marcos 14 , 12 y Lucas 22 , 7 , "cuando sacrificaban el
cordero de la pascua").

En el primer libro de la historia eclesiástica, Eusebio menciona que Papías dijo que Mateo
juntó (o escribió) los oráculos en el idioma hebreo y cada uno los interpretaba lo mejor
que podía. Parece que `hebreo' en este contexto significa `arameo', la lengua popular de
los judíos de esa época. Ireneo, uno de los `Padres' de la Iglesia afirma que Mateo publicó
un evangelio escrito para los hebreos en su propio dialecto. Orígenes, otro Padre
eclesiástico, agrega que Mateo lo publicó para aquellos del judaísmo que llegaron a creer,
escribiéndolo en caracteres hebreos.

Una apología de la fe en Jesucristo. Hay eruditos que piensan que el evangelio según
Mateo sigue las normas de una apología primitiva. Puede ser así, aunque es difícil
determinar con exactitud quienes eran los primeros lectores. Lo más probable es que
fueran cristianos dentro de los judíos, para ser ayudados cuando se les acusaba de
apostasía de la fe judía. Les da más información acerca de los acontecimientos de Jesús
para que los judíos-cristianos pudieran responder a las acusaciones de sus hermanos
judíos. Parecería que el propósito que llevó al evangelista a incluir la genealogía fue
demostrar que Jesús, aunque nació de una virgen, era, no obstante, descendiente legal de
la simiente de Abraham e hijo de la casa real de David; y según el material que contiene
1,18-25, responder a la calumnia de que Jesús era hijo ilegítimo de María, y defender la
acción de José. La historia subsiguiente de la huída a Egipto es una respuesta a la pregunta
de los judíos sobre la razón por la cual Jesús, conocido como Jesús de Nazaret, que nació
en Belén, había pasado buena parte de su vida en Nazaret.

Asimismo, el relato sobre la resurrección de Jesús es de un carácter apologético. La


narración de la guardia especial y el sellado de la tumba (27,62-67); el fracaso de estas
medidas (28,2-4); y el soborno de los guardias para que hicieran circular la versión, que
todavía era corriente en el día de los evangelistas, de que los discípulos de Jesús habían
acudido durante la noche y habían robado el cuerpo (28,11-15), tenían el propósito de
descartar toda posibilidad de que el cuerpo de Jesús pudiera haber sido quitado de la
tumba, excepto por medios sobrenaturales.

Una invitación para los judíos. Por otro lado Mateo, al contar las palabras de Jesús, invita
a su pueblo a creer en Él como el Mesías verdadero. Lo hace en varias maneras.
Primeramente, al referirse más que los demás evangelistas a las profecías del AT,
mostrando que ellas se cumplen en el ministerio del Señor Jesús.

En segundo lugar, llama a su pueblo a la fe en Jesucristo al contar historias de gentiles que


le dan su creencia más que el propio pueblo del Mesías, Israel. Podemos pensar en Mateo
2 , 1-12 , en donde el relato de los Magos nos brinda un ejemplo que avergüenza a los
judíos, puesto que fueron extranjeros quienes buscaban adorar al Mesías, en tanto que
Israel y sus líderes no hacen nada ni se ponen en movimiento para hacerlo. Otro ejemplo
es el centurión romano ( Mateo 8 , 5-13 ); su fe en Jesús es una enseñanza tremenda para
el pueblo de Israel. Jesús inmediatamente advierte a su pueblo concerniente al castigo
eterno para los incrédulos. A través de esta advertencia Mateo invita a su pueblo a
entregarse a Jesucristo.

En tercer lugar, Mateo menciona las palabras de Jesús en donde se destaca que Él fue
enviado, en primer lugar, a las ovejas perdidas de la casa de Israel (15,24). Fue a estas
mismas ovejas perdidas que envió a sus apóstoles a proclamar la llegada del Reino (10,6).
A la vez, Mateo da a conocer las palabras de Jesús de que la viña (el reino de Dios) será
quitada de los líderes de Israel y que será dada a gente que produzca los frutos de este
reino (21,33-46). La advertencia es una invitación urgente para abandonar la incredulidad
y para creer en el Mesías de Israel.

Para resumir el propósito del evangelio según Mateo, podemos decir que:

1. Mateo escribe su evangelio para fortalecer la fe de los judíos-cristianos

2. Mateo escribe su evangelio para ayudar a los primeros lectores contra las acusaciones
de los judíos

3. Mateo advierte a su pueblo contra la incredulidad y les invita a la fe en su propio Mesías

Posiblemente, este evangelio fue escrito poco tiempo después de la caída de Jerusalén (en
el año 70 d.C.). En aquel tiempo, el pueblo judío tenía que reorganizarse y repensar en la
base de su fe. En este momento tan crítico, Mateo se dirigía a su pueblo con un llamado
firme para orientarlo al mensaje de su Mesías, Jesucristo.

2. La estructura del evangelio según Mateo


El evangelio de Mateo tiene una estructura clara. Podemos discernir cinco partes o libros.
Cada uno de estos libros termina con las mismas palabras, "Cuando Jesús dijo estas pala-
bras", o expresiones similares.

No es un cronista que registra los acontecimientos a medida que ocurren, sino un


historiador que reflexiona sobre el significado de los eventos en su ubicación en el
trasfondo de la historia del pueblo escogido y la voluntad de Dios para ellos.

Después de indicar los antepasados humanos de Jesús y de relatar ciertos incidentes


relacionados con su infancia y juventud (Mt. 1, 2), Mateo relata los acontecimientos
preparatorios de su ministerio: bautismo y tentación en el desierto (cps 3 y 4). Como los
otros Evangelios sinópticos, desarrolla el ministerio en Galilea con considerable detalle
(cps 4:12-15:20). Casi la mitad de ese espacio lo dedica al Sermón del Monte (cps 5-7), el
sermón junto al mar (cp 13) y la instrucción sobre métodos de evangelización (cp 10).
Considera en forma más bien completa el período del retiro de Jesús del ministerio
público (15:21-18:35), y narra ciertos incidentes de su labor en Samaria y Perea (19:1-
20:34). Finalmente, cubre con gran detalle los acontecimientos de la semana que
condujeron a la crucifixión (21:1-27:66), y cierra su registro con la resurrección de Jesús y
sus apariciones posteriores.

1. Prólogo: 1 y 2 : el relato del nacimiento de Jesús

2. Primer libro : 3,1-4,25 : materia narradora

5,1-7,27 : primera agrupación de las palabras de Jesús

7,28,29 : fórmula cerrada

3. Segundo libro : 8,1-9,35 : materia narradora

9,36-10,42 : segunda agrupación de las palabras de Jesús

11,1 : fórmula cerrada

4. Tercer libro : 11,2-12,50 : materia narradora y discusiones

13,1-52 : tercera agrupación de palabras de Jesús y

fórmula cerrada

5. Cuarto libro : 13,54-17,27 : materia narradora y discusiones

18,1-35 : cuarta agrupación de las palabras de Jesús

19,1 : fórmula cerrada

6. Quinto libro : 19,2-22,46 : materia narradora y discusiones

23,1-25,46 : quinta agrupación de las palabras de Jesús

26,1-2 : fórmula cerrada

7. Epílogo : 26,3-28,20 : el relato de la muerte y la resurrección de Jesús

El evangelio de Mateo tiene entonces una estructura hermosa. Cada libro manifiesta un
aspecto del reino de Dios:

* La primera agrupación de palabras de Jesús habla acerca de la ley del reino mesiánico

* La segunda acerca de la proclamación del reino mesiánico

* La tercera acerca del carácter del reino mesiánico


* La cuarta acerca de la comunión dentro del reino mesiánico

* La quinta acerca de la consumación del reino mesiánico.

Es obvio que Mateo nos llama a someternos ante el Rey de los judíos y las naciones,
nuestro Señor Jesucristo.

II. El evangelio según Marcos


1. Su carácter y propósito
a. Presentación. En el evangelio de Marcos, se nos presenta a Jesús como:

1. Jesús, el Hijo de Dios. Son las primeras palabras de Marcos: "Principio del evangelio de
Jesucristo, Hijo de Dios". Pero, ¿qué significa esto? Todo el evangelio de Marcos quiere
contestar con hechos a esta pregunta. Marcos, más que los demás evangelistas, nos
muestra, antes que nada, a Jesús actuando. Concentra su atención en los gestos y en las
acciones de Jesús, y a diferencia de los otros evangelios, no encontramos en éste largos
pasajes de enseñanza.

2. Jesús, el verdadero hombre. El relato que Marcos pinta es el de verdadero hombre,


capaz de sentir las mismas fuertes emociones y los sentimientos característicos de
cualquiera de nosotros.

3. Jesús, el Siervo y Sacrificio. Marcos nos presenta a Jesús como el Siervo de Dios, que no
vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos, Marcos
10,45.

b. Carácter. Casi la mitad del evangelio se ocupa en narrar la historia de la última semana
de la vida de Jesús en Jerusalén. Aun en los primeros capítulos, la muerte de Jesús ocupa
un lugar primordial; Jesús sabe que le espera tal destino y lo comenta en varias ocasiones.
Desde 8,31 el tema de Marcos es sufrimiento, muerte y resurrección. Aunque el relato de
la resurrección es breve, su significado es grande. La resurrección es la prueba de la
divinidad de Jesús, pero también de que el evangelio merece verdaderamente el nombre
`evangelio', buenas nuevas. El Hijo de Dios vivió en esta tierra como el Hijo del hombre
para dar el sacrificio de su vida a fin de otorgarnos el perdón de los pecados.
c. Propósito. En el evangelio según Marcos no se advierte un propósito tan evidente como
en el caso de Mateo. Sin embargo, podemos decir que tenía un objetivo: consignar por
escrito todos los acontecimientos importantes de la vida de Jesús, para no olvidarlos y
guardarlos contra distorsión o falsificación. Al hacerlo, Marcos nos muestra claramente
quien fue el Jesús que vivía en esta tierra, y cuán grande es el mensaje del evangelio; este
mensaje nos ofrece la vida en el reino de Dios, la vida con un Dios con el que hemos sido
reconciliados. Marcos empieza su libro con el evangelio de Jesucristo y termina con el
mandato de predicar este evangelio en todo el mundo. El propósito final, entonces, es
mostrar la grandeza del Señor Jesús y la importancia de la predicación del evangelio.

Podemos agregar las palabras de Harrison: "Es posible que Marcos haya querido que la
publicación de su Evangelio alentase a la iglesia romana, que por esta época estaba
empezando a sentir los primeros efectos de la persecución a manos de Nerón. El
menciona la persecución como la suerte del discípulo en un lugar donde los otros
sinópticos no la mencionan (10,30). Pero éste, no es el propósito final de Marcos, ya que
tenemos que buscarlo principalmente en el conservar del evangelio de Jesucristo para las
generaciones siguientes".

2. El escritor del evangelio y tiempo de origen


Según una tradición muy antigua, Marcos fue el intérprete del apóstol Pedro. Papías, una
persona importante en la iglesia antigua, dijo que "Marcos, que fue intérprete de Pedro,
escribió fielmente todo lo que pudo recordar, ya sea de los dichos o de los hechos de
Cristo, pero no en orden, puesto que no había sido oidor ni compañero del Señor; pero
posteriormente, como ya se ha indicado, acompañó a Pedro, que adaptó su instrucción
según lo requería la necesidad, no como si estuviera haciendo una compilación de los
oráculos del Señor. De modo que Marcos no cometió error alguno, cuando escribió ciertas
cosas en la forma en que las recordaba; porque se dedicó a lo siguiente solamente: a no
omitir nada de lo que había oído, y a no incluir ninguna afirmación falsa."

La mayoría de los eruditos opina que Marcos es el evangelio más antiguo, y que fue
escrito después de la caída de Jerusalén y la destrucción del templo, enfatizando que estos
acontecimientos no eran nada más que el principio de un tiempo duro y extremadamente
difícil antes del retorno de Jesús.

3. La estructura del evangelio


1. Introducción y preparación de la actuación de Jesús, 1-1-15

2. Primera parte principal: La actuación de Jesús, su predicación y milagros en


Galilea 1,16-8,26
a. primera colección de noticias 1,16-3,12

-Llamamiento de los primeros discípulos 1,16-20

-El primer día en Galilea 1,21-39

-Jesús entra en conflicto con los Judíos 1,40-3,6

-Su obra continúa 3,7-12

b. segunda colección de noticias 3,13-6,6

-Elección definitiva de los doce discípulos 3,13-19

-Jesús en medio de falta de comprensión 3,20-35

-Jesús anuncia el reino de Dios en medio de oposición 4,1-34

-Jesús hace grandes milagros 4,35-5,43

-Jesús en conflicto con sus conciudadanos, pero continuando su obra 6,1-6

c. Una tercera colección doble de noticias 6,7-8,26

-Los apóstoles comisionados y la muerte de Juan el Bautista 6,7-32

Primera serie 6,33-7,30

-Jesús hace grandes milagros 6,33-56

-Controversia sobre las leyes de la purificación 7,1-23

-La obra de Jesús continúa 7,24-30

Segunda serie 7,31-8,10

-Jesús hace grandes milagros, 7,31-8,10

-Conflicto entre los fariseos y los discípulos, 8,11-21

-La obra de Jesús continúa, 8,22-26

3. Segunda parte principal: El sufrimiento, la muerte y la resurrección 8,27-16,20

Acercándose al sufrimiento 8,27-10,52

Primera colección de noticias 8,27-9,29


-Primer anuncio del sufrimiento y llamado a la negación de sí mismo 8,27-9,1

-La transfiguración en el monte 9,2-13

-La curación de un muchacho endemoniado 9,14-29

La segunda colección de noticias 9,30-10,31

-Segundo anuncio del sufrimiento y llamado a la humildad y firmeza

-Conversaciones por el camino

Tercera colección de noticias 10,32-52

-Tercer anuncio del sufrimiento y llamado al servicio 10,32-45

-Curación de Bartimeo 10,46-52

Los últimos días en Jerusalén 11,1-13,37

-Primer tema, entrada y purificación del templo 11,1-33

-segundo tema, enseñanza acerca de preguntas actuales 12,1-44

-tercer tema, discurso sobre el futuro 13,1-37

Sufrimiento muerte y resurrección de Jesús 14,1-16,20

-La unción en medio del complot contra Jesús 14,1-11

-Institución de la Cena del Señor 14,12-25

-El anuncio de la negación de Pedro 14,26-31

-La lucha en Getsemaní 14,32-42

El arresto y la condenación de Jesús 14,43-15,21

-El arresto y el interrogatorio 14,43-65

-La negación de Pedro 14,66-72

-Jesús condenado por Pilato a la muerte 15,1-21

La crucifixión y la resurrección de Jesús 15,22-16,20

-La crucifixión 15,22-41


-La sepultura 15,42-47

-La resurrección 16,1-20

III. El evangelio según Lucas


1. Su carácter y propósito
El evangelio de Lucas es la primera parte de una obra que consta de dos tomos. En el
prólogo -que ha sido escrito en un griego muy bueno como lo atestigua la historiografía
antigua- Lucas escribe cuál es el propósito de su obra. Para él se trata de la compilación
fiel de un libro de alto nivel, para que los gentiles interesados (entre ellos sobre todo los
llamados piadosos, simpatizantes con la fe judía) tuvieran un buen documento que les
permitiera conocer la historia del Señor Jesús. Lucas es historiador y evangelista; la
meticulosidad con la que escribió su obra era de gran importancia para la distribución del
evangelio. Aunque su evangelio se dirige a un tal Teófilo, cuya identidad permanece
desconocida, resulta claro que su obra estaba destinada a un público más amplio.

Resumiendo podemos decir que la intención de Lucas fue escribir un libro que, por su
pretensión de fidedignidad histórica, fortaleciera o produjera la fe en sus lectores acerca
de la persona y el actuar de Jesús.

2. El escritor y la fecha del evangelio


Tanto el estilo como el lenguaje del Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles
ofrecen suficiente evidencia de que la misma persona escribió las dos obras. El “primer
tratado” de Hechos 1:1 parece ser una referencia al tercer Evangelio, como si fuera el
primero de una serie de dos volúmenes, y la dedicatoria a Teófilo también constituye un
fuerte argumento en favor de una autoría común.

Según la tradición eclesiástica, el escritor del evangelio era Lucas, un compañero de viaje
de Pablo. No hay nada que nos impida aceptar esta tradición. En el libro de los Hechos
encontramos las llamadas secciones `nosotros', es decir: parece que el escritor en estos
pasajes se hallaba en compañía de Pablo (compare Hechos 16, 10-17; 20, 5-21,18; 27, 1-
28,16). Es posible que Lucas haya usado los dos años que Pablo estuvo en la cárcel en
Cesárea para dedicarse a sus investigaciones a fin de escribir su evangelio. En Colosenses
4,14 Pablo le llama "Lucas, el médico". Aunque muchos han tratado de comprobar esto a
través de sus dos libros, no podemos decir que Lucas usara más términos técnicos que
otros escritores.

Aunque muchos eruditos fechan el evangelio después de 70 d.C., no hay razones


determinantes para aceptar esta posición. Me parece mejor fechar el evangelio entre los
años 50 y 65 d.C. El segundo libro de Lucas no fue escrito antes de los primeros años de
los 60, tal vez tampoco mucho después. Seguramente escribió su evangelio antes.

3. Motivos teológicos
Lucas quiere primero narrar los acontecimientos concernientes a la vida y al actuar de
Jesús. No obstante, podemos descubrir algunos motivos que reciben especial atención en
su libro:

a. Dos importantes grupos de palabras nos llevan al centro del interés de Lucas. El primero
es el verbo "predicar el evangelio",palabra que caracteriza el mensaje de la navidad ( Lc.
1, 19; 2, 10); la predicación de Juan ( Lc. 3, 18); el ministerio de Jesús ( Lc.
4,18, 43; 7, 22 etcétera), y la actividad de la iglesia primitiva ( Hch. 5, 42; 8, 4). De esta
manera Lucas enfatiza la importancia de la extensión del evangelio en este mundo.

El otro término clave es "salvación". Particularmente en los relatos del nacimiento de


Jesús se destaca el concepto de que Dios enviaba a un Salvador para su pueblo ( Lc.
1, 47, 69, 71, 77; 2, 11, 30). Así Lucas explica cuál es el contenido de la predicación del
evangelio: la salvación del hombre. Como resumen podemos decir: Lucas nos menciona
que ha llegado la nueva era de la salvación, caracterizada por la predicación de las buenas
nuevas del reino ( Lc. 16, 16). Si bien la plena realización del reino de Dios pertenece al
futuro ( Lc. 19, 11), Dios ya ha comenzado a liberar a hombres y mujeres del poder de
Satanás y los demonios ( Lc. 11, 20; 13,16); ahora los pecadores pueden recibir perdón y
disfrutar de comunión con Jesús, en quien se manifiesta el poder salvador de Dios mismo
( Lc. 7, 16, 49; 19, 10).

b. En su presentación del ministerio de Jesús, Lucas llama la atención particularmente al


interés que el Señor mostró por los marginados; todos los evangelios testifican de este
hecho histórico, pero Lucas da más énfasis en esto ( Lc. 14, 12-24; 15; 19, 1-10).
Demuestra que Jesús se ocupaba de las mujeres ( Lc. 7, 36-50; 8, 1-3), de los samaritanos
( Lc. 9, 51-56; 10, 30-37; 17, 11-19), y de los gentiles ( Lc. 7, 1-9). Por otro lado Lucas
respeta el hecho de que el ministerio de Jesús estaba exclusivamente orientado a su
pueblo Israel, ya que sólo se limita a insinuar la difusión más amplia del evangelio en
Hechos ( Lc. 2, 32; 13, 28s; 24, 47).
Estrechamente vinculado con el tema mencionado arriba, Lucas destacará el interés que
Jesús muestra por los pobres, y sus advertencias de que los ricos que viven para sí se
excluyen del reino de Dios. En el reino, los valores humanos son radicalmente evaluados.
No hay lugar allí para el autosuficiente, que piensa que sus riquezas mundanas lo
protegerán del juicio ( Lc. 6, 20-26; 12,13-21; 16, 16-31), o para el espíritu farisaico que no
siente necesidad de arrepentirse ( Lc. 18, 9-14). Por el contrario, la entrada al reino está
reservada a los pobres, o sea, los que reconocen su pobreza y por lo tanto confían en Dios;
y los arrepentidos, que reconocen su pecado y corren a los brazos de la misericordia
divina. Este arrepentimiento significa un decidido rechazo al pecado y una disposición a
seguir a Cristo, cualquiera sea el costo ( Lc. 9, 23), aun cuando esto signifique renunciar a
las posesiones terrenales ( Lc. 14, 33; 19, 8).

c. Por último podemos decir que el evangelio de Lucas se caracteriza por el gozo
( Lc.2, 10; 15, 32a; 24, 52). Uno de los propósitos es transmitir el gozo, que es el privilegio
de cada creyente.

4. Bosquejo del contenido


a. Prefacio (1,1-4)

b. Nacimiento e infancia de Jesús (1,5-2,52)

c. Juan el Bautista y Jesús (3,1-4,13)

d. El ministerio en Galilea (4,14-9,50)

e. La marcha hacia Jerusalén (9,51-19,10)

f. El ministerio en Jerusalén (19,11-21,38)

g. Pasión y resurrección de Jesús (22,1-24,53)

Gran parte del libro se ocupa del viaje que Jesús realizó a Jerusalén, desde donde
regresaría a su Padre ("el tiempo en que él había de ser recibido arriba", 9,51). Jesús es el
Salvador que vino del cielo y que volvió a la gloria celestial. La iglesia en la tierra recibe
mientras tanto "el poder de lo alto" hasta la gran reunión.

IV. El evangelio según Juan


Desde muy temprano en la historia de la Iglesia, el cuarto Evangelio se atribuye a Juan, “el
discípulo amado” (Marcos 1:19,20 (Juan pescador); Juan 13:23 (Juan discípulo amado)),
quien pertenecio al “círculo íntimo” de los seguidores de Jesús (Mateo 17:1
(transfiguración); Marcos 14:32-34 (oración en Getsemaní)). De acuerdo con varios
autores cristianos del siglo II, Juan se mudó a Éfeso, probablemente durante la primera
guerra judía en los años 66- 70 d.C., donde continuó su ministerio. Por ejemplo, Ireneo,
obispo de Lyon en la segunda mitad del siglo II, declaró que “Juan, el discípulo del Señor,
quien también descansó sobre su pecho, publicó un Evangelio durante su residencia en
Éfeso, en Asia”.

1. El evangelio de Juan en comparación con los sinópticos


El evangelio de Juan difiere mucho de los llamados evangelios sinópticos (Mateo-Marcos y
Lucas), a pesar de que éstos describen a Jesús -claro está, con sus propios acentos- desde
la misma perspectiva. El evangelio de Juan, sin embargo, presenta otros aspectos que lo
hacen diferente:

* En vez de parábolas, Juan incluye largos discursos.

* Juan relata sólo siete milagros, bien seleccionados, conocidos como `señales'.

* En los sinópticos los milagros muestran la realidad del reino de Dios, mientras que en
Juan revelan siempre algo de la gloria de Jesús.

* Los sinópticos describen sólo un viaje de Jesús a Jerusalén, centrando su ministerio


sobre todo en Galilea; en tanto Juan habla de tres fiestas de la Pascua en las que Jesús
participó en Jerusalén, extendiendo allí también su ministerio.

* El evangelio de Juan contiene las famosas palabras "Yo soy", en las que Jesús se
revela en su divinidad.

* En los evangelios sinópticos oímos más de los discursos de Jesús acerca del futuro. En
Juan el énfasis está en la decisión que cae aquí y ahora de acuerdo a la posición que cada
uno tome frente a Jesús.

Es de suponer que Juan haya conocido la tradición sinóptica, pero que cuando él escribió
lo hizo desde otra perspectiva, según la iglesia de su tiempo lo necesitaba.

2. El propósito del evangelio de Juan


No es difícil descubrir el propósito del evangelio de Juan; el mismo se nos dice en 20,31:
"Pero estas (señales) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengáis vida en su nombre." Las palabras "para que creáis" pueden
significar un llamado para creer en Jesús siendo no-creyente, pero también es posible
entenderlas como un llamado para seguir creyendo en Jesús. Dicho llamado no es
superfluo, ya que la iglesia tempranamente tuvo que luchar en tres fronteras:

a. Contra la acusación de los judíos. En aquel tiempo ya hubo una división entre judíos y
cristianos. Los rabinos habían añadido una maldición de los `minim' (herejes) a la oración
diaria (el Sjemone-Esre); esta era razón suficiente para hacer un llamado a seguir
confiando en Jesús. Compárese el hecho de que tres veces (9,22; 12,42; 16,3) Juan habla
de ser expulsado de la sinagoga. Además, la expresión "los judíos" -aunque no siempre-
muchas veces tiene una connotación negativa: aquellos que no creían en Jesús.

b. Contra los discípulos de Juan el Bautista. Durante este tiempo ya formaban una secta
(comp. Hechos 19,1-7) que casi ensalzaba a Juan el Bautista. El evangelio de Juan muestra
que el bautista mismo no era la Luz (1,8) sino simplemente el testigo y mensajero de ella;
y que el mismo se gozaba en que la gente siguiera a Jesús (3,26-30).

c. Contra la secta de los gnósticos. La gnosis era una secta que se encontraba tanto en el
judaísmo como en el cristianismo temprano; esta secta menospreciaba la materia a
expensas del alma. Para ellos el cuerpo no era nada más que la cárcel del alma. Dicha
secta negaba que Jesús realmente hubiera tomado un cuerpo físico, sino sólo la apariencia
de un cuerpo. Contra esta herejía, Juan recalca la encarnación de Jesús diciendo: "Y aquel
Verbo fue hecho carne (1,14)."

3. Motivos teológicos
A. El tema principal del evangelio de Juan es la gloria de Jesús como Hijo de Dios. Esto se
ve:

a. En los milagros. Todos los milagros señalan a Jesús como el gloriosos Hijo de Dios; es
por esta razón que Juan empleó en lugar de `milagros' la palabra `señal'.

b. En las palabras "Yo soy". La gloria de Jesús se evidencia también mediante las palabras
de la autorevelación de Jesús al decir "Yo soy". Estas palabras tienen su trasfondo en el
AT; por ejemplo Éxodo 3,14, donde Dios se revela como el Dios supremo de su pueblo. Él
es la luz del mundo, la vida, el camino, la verdad, el pámpano verdadero. El que confía en
Él, nunca será defraudado, pues Él es la única persona que nos revela y conduce al Padre.

c. En las palabras de la muerte y resurrección de Jesús. Juan hace con preferencia uso de
la palabra "ser glorificado" y "levantado de la tierra" (3,14; 8,28; 12,32-33), refiriéndose a
la muerte de Jesús, pero también a su futura glorificación.

B. El discurso sobre la obra del Espíritu Santo toma un lugar prominente en este evangelio.
A Él se le llama "Parakleto"; Él tomará el lugar de Cristo cuando éste haya regresado a su
Padre; Él ayudará a los discípulos dándoles la virtud para testificar de su Señor, y para
enseñarles acerca de todo lo que Jesús les había hablado de su propia persona. El Espíritu
Santo les guiará a toda verdad y glorificará a Cristo. Este Espíritu será la gran
compensación por la ausencia de Jesús.

4. El escritor y fecha del evangelio


La tradición eclesiástica antigua nos dice que Juan, uno los discípulos de Jesús, fue el
escritor del evangelio. Aunque el mismo evangelio no nos brinda el nombre del escritor, sí
nos muestra que por lo menos debe haber sido un compañero íntimo de Jesús. En una
aparente añadidura del evangelio de parte de los discípulos del escritor (21,24), se nos
identifica al escritor con "el discípulo a quien amaba Jesús". Los versículos 13,23-24 y 21,7
nos dejan la impresión de que este discípulo fuese Juan, el hijo de Zebedeo.

La misma tradición habla de Asia Menor y de Efeso como lugares del origen de este
evangelio. Sabemos que Juan hasta una edad muy avanzada trabajó en aquellos lugares.
Se piensa en una fecha tardía para el origen del evangelio de Juan, alrededor del año 90
d.C.

5. Bosquejo
Se puede dividir el evangelio -aparte del prólogo y epílogo- en tres partes: (1) el ministerio
público de Jesús; (2) su ministerio entre sus discípulos, y (3) su muerte y resurrección. De
esta manera podemos hacer el siguiente bosquejo:

1. Prólogo (1,1-18)

2. Juan el Bautista y Jesús (1,19-52)

3. Encuentros en Galilea, Jerusalén y Samaria (2,1-4,54)

4. Curación y testimonio en Jerusalén (5,1-47)

5. Jesús, el Maná celestial (6,1-71)

6. Jesús en la fiesta de los tabernáculos (7,1-8,59)

7. El pastor y los asalariados (9,1-10,42)

8. La muerte y resurrección de Lázaro (11,1-57)

9. Sufrimiento y glorificación (12,1-50)


10. El testimonio de Jesús ante sus discípulos (13,1-20,31)

11. Discurso de despedida (13,1016,33)

12. Oración de intercesión (17,1-26)

13. El sufrimiento y la muerte de Jesús (18,1-19,52)

14. La resurrección (20,1-31)

15. Epílogo (21,1-25)

V. Los Hechos de los Apóstoles


1. El nombre del libro
El segundo libro de Lucas es conocido con el nombre de Hechos de los apóstoles, un
nombre que ya existía al final del segundo siglo. Sin embargo, nada asegura que haya sido
el mismo Lucas quien llamara a sí a su libro. El título que se le ha dado a este libro no
concuerda adecuadamente con su contenido. Pues en los Hechos sobresalen más las
figuras de Pedro y (después del capítulo 13) de Pablo. Luego del capítulo 13 no nos
informamos de ningún relato concerniente a los demás apóstoles.

Este libro comienza hablando de la ascensión de Cristo, con un mandato previo del Señor
para predicar el evangelio en todos los lugares. Podemos decir que en Hechos 1,8 se
encuentra el programa de todo el libro, la predicación del evangelio que comienza en
Jerusalén, Judea y Samaria, y se extiende a muchas partes del mundo hasta alcanzar a
Roma, centro del mundo antiguo y del gran imperio romano (Hechos 28). Casi en cada
capítulo encontramos un paso adelante en cuanto al progreso del anuncio del evangelio
de Jesucristo.

2. El carácter y fin
Hechos no es la elaboración de la primera historia eclesiástica como algunos dicen. No
estuvo en el propósito de Lucas escribir tal historia. El escritor sagrado nada dice del
trabajo de la mayoría de los apóstoles, y de cómo, por ejemplo, llegó el evangelio a Egipto
e Italia. Empero, por otro lado nos otorga mucha información con respecto a los viajes
misioneros de Pablo, y repite algunos sucesos de la vida de éste (la conversión de
Pablo, Hechos 9; 22 y 26). Tenemos que comparar la obra de Lucas con la de los
historiadores de aquel tiempo. Estos últimos escribieron historias para enseñar, Lucas
escribe para predicar. Primeramente Lucas nos da a conocer en su evangelio cómo la
salvación fue revelada, y luego describe, ahora en los Hechos, claramente la relación entre
aquel evangelio y las generaciones posteriores. El evangelio echa raíces en la iglesia, es
confirmado por los apóstoles y también por Dios mismo a través de sus hechos poderosos,
las señales y milagros.

Podemos decir que Lucas tenía en mente los siguientes propósitos cuando se propuso
escribir el libro de los Hechos (así también con su evangelio):

a. Contar los hechos poderosos realizados por el Señor Jesús cuando estaba en esta tierra
(el evangelio), y ahora en su estado de elevación (los Hechos), a fin de que los interesados
en el evangelio (como Teófilo) estén bien informados acerca de la persona de Jesucristo.

b. Fortalecer a las iglesias mismas en las últimas decenas del primer siglo en la época post-
apostólica, relatando que así como el Señor Jesucristo guió a la iglesia en sus inicios, así
seguirá haciéndolo con las generaciones posteriores que forman parte de su pueblo,
dándoles su consuelo y ayuda.

c. Escribir una apología con el fin de hacer ver que los cristianos no son un peligro para el
estado.

3. Motivos teológicos
a. Lucas nos muestra el crecimiento y el progreso de la iglesia como resultado de la
predicación del evangelio.

b. Mientras que Lucas en el evangelio se concentra en la predicación del reino de Dios, en


los Hechos menciona siempre la importancia de la predicación de la cruz (muerte) y la
resurrección del Señor Jesús. De esta manera Jesús es el centro de su propio reino, y Él
reina sobre los suyos a través de la fe y la obediencia de sus discípulos.

c. El Espíritu Santo es la persona motivadora, cuyo poder alienta a la iglesia hacia la


predicación, siendo Él mismo la fuente de vida de la cual la iglesia se nutre.

d. La vida bajo el control del Espíritu Santo se caracteriza por su énfasis en la


perseverancia en la doctrina de los apóstoles, en el servicio, en la oración, en la comunión,
y en el gozo del Espíritu Santo. Él hace posible que la Iglesia pueda cumplir su tarea.

e. La palabra de Dios tiene poder. El crecimiento de la iglesia es en el fondo el crecimiento


de la Palabra (6,7). Otros textos del crecimiento son: 2,47; 5,14; 12,24; 13,49; 19,20;
28,31.
f. El crecimiento de la iglesia no guarda ninguna relación con el triunfalismo. Hay también
poderes que se oponen a ella, tanto dentro de su propio seno como fuera de él, por
ejemplo la hipocresía, la magia, la persecución.

g. El crecimiento de la iglesia tiene lugar mediante la predicación del evangelio. Es notable


la cantidad de (resúmenes de) sermones que podemos encontrar en los Hechos (véase por
ejemplo: 2,14ss; 3,12ss; 4,8ss; 5,29ss; 7,2ss; 10,34ss; 13,16ss; 17,22ss; 22,1ss; 26,2ss.

h. La resurrección es el centro de la predicación de los apóstoles, sin desde luego pasar


por alto el significado de la cruz del Señor. La salvación se concentra en Jesús (4,12). Fuera
de Él no hay perdón (13,39). Sin embargo, la resurrección es la demostración más clara de
la intervención de Dios en este mundo y es garantía de la esperanza de los creyentes.
Siempre los apóstoles dejan acompañar su predicación con un llamado al arrepentimiento
y la fe en Jesucristo. El Salvador luego será el Juez del mundo (10,42; 17,31).

i. Los apóstoles cumplen y mantienen el mandato de Cristo, comenzando desde Jerusalén


(ver Lucas 24,47); el evangelio siempre comienza a ser predicado en primer lugar en las
sinagogas y después a los gentiles. Esta fue la norma apóstolica llevada a cabo en la
expansión del evangelio. Nunca olvidaron el orden de Dios: "al judío primeramente, y
también al griego".

4. El escritor
Indudablemente, es Lucas el escritor del libro de los Hechos, asimismo como del evangelio
que lleva su nombre. Era compañero de Pablo, y es muy probable que lo fuera también
durante un tiempo en los viajes misioneros de éste. Lo anterior se desprende debido al
hecho de que hay partes (desde 16,10) en donde el escritor escribe en primera persona
del plural (la forma "nosotros").

Los descubrimientos arqueológicos han corroborado la exactitud histórica con la que


Lucas escribe. Existen eruditos que piensan que hay diferencias entre lo que Lucas escribe
acerca de Pablo, y lo que Pablo mismo habla en sus cartas. Pero debemos pensar en el
válido argumento de que Lucas escribe como historiador con un énfasis en la misión,
mientras que Pablo lo hace para capacitar a las iglesias a través de sus cartas. Además, hay
una distancia de 30 años entre las cartas de Pablo y el libro de los Hechos en cuanto a la
redacción de ambos.

5. Bosquejo
1. El mandato para testificar de Cristo Jesús en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra (1,1-26)
2. Los apóstoles y la iglesia testifican en Jerusalén (2,1-6,7)

3. La extensión de la predicación del evangelio en Judea y Samaria (6,7-9,31)

4. El principio de la predicación del evangelio entre y hacia los gentiles (9,32-16,5)

5. El testimonio en Grecia y Asia Menor (16,6-19,20)

6. El testimonio hasta lo último de la tierra (19,21-28,31)

También podría gustarte