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T2 Arte y Maquina
T2 Arte y Maquina
En este sentido, no actúa como una máquina, tiende más allá, o a otro lado,
hacia la hiper o meta-máquina. Tiende un puente entre lo que desde hace
mucho tiempo parecía inconciliable -el pensamiento técnico y el pensamiento
simbólico- e instaura una nueva relación entre el decir y el hacer. Las técnicas
informacionales son literalmente tecno-lógicas, combinan técnicas y “lógicas”
(es decir, lenguaje y cálculo)». [4]
«Desde el primer momento parecía que todos deseaban explorar todo cuanto
era posible hacer con vídeo. Algunos se vieron como artistas, otros como anti-
artistas, otros como totalmente fuera del arte. Muchos eran ambivalentes y
otros estaban totalmente desconcertados. Aunque el incipiente vídeo puede
ser categorizado, no se le puede generalizar: muchos de los primeros
realizadores se sintieron atraídos más por las implicaciones del vídeo en los
estilos de vida alternativos, o el activismo político, o la filosofía ética, o la
ecología que por el arte. Y como tal, el vídeo mantuvo conexión en la realización
de una amplia gama de preocupaciones, internas y externas al medio. Al
contrario de lo que sucedió con la incorporación de otros nuevos medios en
épocas pasadas que se produjo de forma gradual y vinculados con uno o dos
estilos o acercamientos estéticos, el aspecto más distintivo de la época de
formación del vídeo fue su emergencia inmediata y simultánea en múltiples
géneros: activista, documental, imagen-procesada, abstracto, performance,
conceptual, ecológico, diarístico, danza, música, bio-feedback y otras formas
hicieron su aparición entre los años 1968-1972. Sin embargo mantenían una
gran coherencia: todos estos acercamientos eran vídeo (experimental,
independiente, underground, guerrilla, artístico, como fueron diversamente
bautizados), ninguno se excluyó del campo y muchos artistas trabajaron en
formas múltiples. Había una atmósfera de apoyo mutuo y un sentido de destino
compartido y privilegiado que investía al vídeo con aspiraciones poderosas para
ser lo que ningún otro medio había sido, ni (se le) había pedido ser: al mismo
tiempo un medio a través del cual ver el mundo, un medio para probar los
límites del mundo, una herramienta política, una herramienta de comunicación,
y un medio de arte sensible».[6]
Así, podemos ver como muchos de los artistas iniciales del vídeo arte dirigieron
su trabajo hacia la crítica social profunda, una crítica dirigida a la dominación
que ejercían los canales de transmisión televisiva, pero también a toda la
corriente principal de la industria de la cultura. Una posición curiosa, o mejor
irónica, que este acto de crítica se difundiera a través del medio tecnológico.
Con ello los artistas de vídeo arte no sólo estaban respondiendo al
posicionamiento del público de masa, sino también al particular silencio o
sordera de muchos artistas que como productores de cultura viva no
respondían ante la acción de las grandes corporaciones empresariales de la
industria de los mass-media. En palabras de Martha Rosler “la industria de la
cultura contra la industria de la conciencia”.
«No sólo una crítica sistémica sino también utópica estaba implícita, el
esfuerzo no era para entrar en el sistema sino para transformar cada aspecto
de él y -heredado del proyecto vanguardista revolucionario- para redefinir el
sistema hacia afuera, uniendo arte con vida social y haciendo que espectador y
productor tuvieran funciones intercambiables».[7]
La significación crítica que pueden ejercer hoy los medios técnicos de captura y
reproducción de la imagen se sitúa en esa misma línea que podríamos definir
como: la transformación de los sistemas de reproducción técnica sobre los
lenguajes de representación audio-visual, que tienden a “desarrollarse en el
tiempo, como duración, como algo que se diferencia de sí en el discurrir de lo
temporal, sancionando la absoluta estaticidad del dominio de la
representación”[8] y dentro de ella preguntarnos ¿cómo los medios están
transformado los modos de representación, comunicación y conocimiento?
¿Qué herramientas críticas son necesarias para evaluar esta cultura
tecnológica, histórica y dialécticamente, considerando tanto su potencial de
dominación como de liberación?: Si tenemos en cuenta las estrategias de las
primeras vanguardias del siglo XX con respecto a la ahora bien-atrincherada
sociedad tecnológica de consumo, la pregunta es: ¿Movimiento hacia la
liberación o hacia la acomodación?[9]
«Obviamente, creo que de la única manera que el artista puede entrar en las
nuevas tecnologías es a través del uso crítico y ético de las tecnologías. De otra
forma te conviertes en tecnológicamente determinado, que es justo lo contrario
de lo que nosotros queremos hacer (…)
Un aspecto en el que me gustaría insistir es el del trabajo con las nuevas
tecnologías. Los problemas que se generan al realizar estos trabajos son
sintomáticos de las nuevas tecnologías. Existe una serie de presiones para
utilizar las novedades porque sí, dejando a un lado las motivaciones artísticas
que hay en su origen. Cuando esto sucede se convierte en algo únicamente
productivo que no ofrece a los artistas la posibilidad de colaborar en unos
proyectos en los que puedan aportar su visión». [11]
NOTAS
[1] BREA, J.L., “Algunos pensamientos sueltos acerca de arte y técnica”. En La
era Posmedia. Salamanca: CASA (Centro de Arte de Salamanca)
[5] V.T. is not T.V. (Vídeo Tape no es TeleVisión). Gregory Battcock. En el mismo
sentido: Television has been attacking us all our lives. Now we can atack it back
(la televisión nos ataca en todos los instantes de nuestra vida. Ahora podemos
contraatacar). Nam June Paik.
[6] BURRIS, J., “Did the Portapak Cause Video Art? Notes on the Formation of a
New Medium” en Millenium Journal Film, nº 29 (octubre 1996)
From the first moment it seemed that everyone was doing everything possible
with it. Some saw themselves as artists, others as anti-artists, others as
altogether outside art. Many were ambivalent, others were simply confused.
While early video might be categorized, it can’t be generalized: many of the
early makers were attracted more to video’s implications for alternate life
styles, or political activism, or ethical philosophy, or ecology than to art. And as
such, video provided the nexus for the realization of a panoply of concerns,
both internal and external to the medium. Whereas previous new media had
emerged gradually with one or two styles or aesthetic approaches, the most
distinctive aspect of video’s formation was the immediate and simultaneous
emergence of multiple genres: activist, documentary, synthesized and image-
processed, abstract or abstractive, performance, conceptual, ecological,
diaristic, agit-prop, dance, music, bio-feedback and other forms made their
appearance in the years 1968-1972. Moreover, there was a high degree of
cohesiveness: all these approaches were video (experimental, independent,
underground, guerrilla, artists’, as they were variously christened), none were
excluded from the field and many artists worked in multiple forms. There was
an atmosphere of mutual support and a sense of a shared and privileged
destiny investing video with powerful aspirations to be what no other medium
had been, nor had been asked to be: at one and the same time a medium
through which to view the world, a means to test the limits of the world, a
political tool, a communications tool, and a responsive art medium.
[7] ROSLER, M., Video: Shedding The Utopian Moment”, en Illuminating Vídeo.
An essential guide to Video Art. Bay Area Video Coalition, cop. New York:
Aperture. 1990, pág. 31.
Not only a systemic but also a utopian critique was implicit in video’s early use,
for the effort was not to enter the system but to transform every aspect of it and
– legacy of the revolutionary avant-garde project – to redefine the system out of
existence by merging art with social life and making audience and producer
interchangeable.