Esta terapia pertenece a la psicología humanista, esta a su vez se caracteriza por no
centrarse en la enfermedad sino en el desarrollo del potencial humano. Sus iniciadores son Fritz Perls (psiquiatra y psicoanalista) y su esposa Laura Perls (Psicóloga) con la publicación de libro Ego Hunger and Aggression en 1942, pero fue hasta 1951 con la publicación de PGH escrito por Paul Goodman que se establecieron las bases fundamentales de la terapia Gestalt. Cuenta con la influencia del psicoanálisis, el psicodrama y la filosofía oriental, con el paso del tiempo la terapia Gestalt se dividió en dos corrientes, a creada por Laura Perls la cual se centró en un proceso más teórica y la creada por Fritz que se enfocó a un proceso vivencial del propio desarrollo personal. La base fundamental de esta terapia es el “aquí y ahora”. Busca que el sujeto se enfoque en lo que ocurre en el presente, dejando de enfocarse en el pasado, considerándolo irrelevante pues ya no existe, del mismo modo no se le da relevancia al futuro, a causa de su falta de certeza. Aquí se refiere al ámbito espacial, respecto a relacionarse con lo presente y el ahora a lo temporal, esto es relacionarse en el presente, cubriendo los ámbitos que provienen de la filosofía oriental. De hecho hace referencia a que tanto el pasado como el futuro es meramente una proyección de lo que se vive aquí y ahora. Por lo tanto lo que se haga en el presente es lo que determinara la manera en que se percibe el futuro y la perspectiva del pasado va a depender de las ideas presentes que se tengan. Busca la maduración y el crecimiento de sí mismos, es decir, cubriendo su propia responsabilidad acerca de su existencia y o que esta involucra. La responsabilidad es un pilar en esta terapia para el desarrollo personal, no solo de lo que hace sino también de lo que siente y así como de lo que vive. Dejando de atribuirle a otros o al entorno la responsabilidad de lo que le ocurre al individuo, tomando conciencia de sus propios actos y sus consecuencias, es menester conocer los errores, reconocerlos e incluso plantear escenarios hipotéticos de riesgos, con la finalidad de obtener autonomía, de los demás y del entorno, es decir que con esto no se busca establecer mejores relaciones, más bien busca el bienestar y libertad personal. Para efectuar efectivamente este método terapéutico, se hace uso de diversos métodos, uno de ellos es el dialogo, es decir, la relación terapeuta-cliente es primordial para llevar a cabo la terapia de forma efectiva. Otro método utilizado en esta terapia es la aceptación, esto es, empezar por reconocer lo que se siente, sensibilizando la realidad de la emoción, dejando de restringir las emociones consideradas negativas, dejando de reprimirlas y negarlas, a causa del malestar que le generan al cliente, pues mientras se niegue estas emociones puede llegar a somatizar las emociones reprimidas, por lo tanto al reprimirlas, no pasan a ser conscientes de lo que sienten, porque no quieren sentirlo. Aquí se hace uso del auto monitoreo, una concientización de lo que se experimenta, identificando y sintiendo todo lo que se siente; este ejercicio hace que se perciba con mayor claridad las emociones y así se desarrolle una mayor inteligencia emocional. Este tipo de terapia se aplica generalmente a personas con dificultad para procesar sus emociones o aquellos que experimentan un estancamiento en su vida, favoreciendo de esta manera el desarrollo personal. La forma de trabajo es muy práctica que enfoca grandemente los puntos más sobresalientes de las tres fuerzas, tomando el dialogo, que es fundamental en el psicoanálisis, el peso de las acciones y/o conductas en la realidad considerado en el conductismo, y claramente tiene la dirección del humanista considerando la concepción que tiene del ser humano, en un margen de necesidades, capacidades y metas. Deja de lado lo que se experimenta como el algo e indagar en la forma, es decir la interpretación que le adjudica el sujeto al evento, omitiendo el qué y observando el cómo, se busca en cada sesión llegar a un insight basándose en las experiencias del paciente, el terapeuta no se dedica dirigir al paciente, más bien por medio del dialogo logra profundizar en la experiencia, he aquí la importancia de desarrollar un vínculo de confianza mutuo para permitir abrir la brecha que elimine toda barrera de desconfianza.