Adriana Bautista Balcázar Dentro del ámbito de la educación Universitaria de nuestro país, podemos apreciar la decadencia que año tras año evidencian los egresados de estas, como profesionales calificados.
Lamentablemente, el estado no le da la importancia necesaria al gran problema que
presentan las múltiples universidades existentes, en cuanto a su formación de profesionales. Esto se debe, a que la formación universitaria se ha visto envuelta en un marco lucrativo, el cual inicio con el Decreto legislativo 882, que permitió convertir la educación privada en un fin rentable. Factor que desató la creación de muchas universidades, cuyo único objetivo era el enriquecimiento de sus dueños, restándole importancia a la calidad educativa y la competitividad que debían adquirir sus estudiantes para calificar dentro del mundo laboral. Es así como se ha visto en los últimos tiempos un crecimiento irracional de universidades particulares, cuyos estándares de ingreso son tan flexibles como los postulantes lo requieran.
En cuanto a las universidades estatales existentes, se han convertido en un bien de interés
exclusivamente político, desligándose de su propósito, el cual debe ser formar profesionales que puedan solucionar problemas laborales de forma competente.
La decadencia de la calidad de la educación universitaria se puede percibir mediante la
inminente cantidad de profesionales desempleados que actualmente podemos ver, o que simplemente se encuentran desarrollando actividades distintas las que estudiaron, ya que las pocas plazas disponibles para ellos son ocupadas por personas mucho más competentes y capacitadas, otro de los factores que indican que nuestra formación profesional se encuentra en declive, es la poca investigación desarrollada con la finalidad de dar soluciones prácticas a problemas presentados en distintos ámbitos laborales.
Para lograr un cambio dentro de la educación universitaria es necesario, generar un
compromiso de responsabilidad social por parte de las universidades, que dejen de ver a estas como una fábrica de dinero y empiecen a tomar partida de la realidad que está viviendo nuestro país, donde los profesionales no se sienten capaces de enfrentar un mundo laboral competitivo, donde la investigación sea la base del desarrollo de aprendizajes.
Recientemente, las universidades se han visto obligadas a realizar una autoevaluación de
cada uno de los procesos que se encuentra desarrollando para la formación profesional de los alumnos, y han tenido que enfrentar las consecuencias de sus mal gestionamiento, ya que la obtención de la acreditación de la calidad universitaria es necesaria para continuar con su funcionamiento. Dicho proceso ha logrado que muchas universidades se propongan mejorar su gestión, logrando alcanzar las expectativas de calidad educativa esperada.