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EL ANILLO ATLANTE

Desde hace miles de años se conoce la famosísima maldición que pesa sobre aquellos que se atrevan
a profanar la tumba del faraón Tutankamón; muchos científicos, investigadores, curiosos y ladrones
murieron al no hacer caso y penetrar en la cámara mortuoria de la pirámide, donde se encuentra el
sarcófago del faraón-niño.

Sin embargo, en 1916, un arqueólogo inglés, llamado Howard Cárter, que viajó a Egipto para
excavar unas pirámides en Luxor, encontró un anillo de piedra -una piedra preciosa dura, llamada
gres-, de extraña forma y raro diseño. Lo tomó y lo colocó en su dedo, de donde no lo quitó jamás.

Años más tarde, entró a la pirámide, excavó y tomó material para estudio. Y la maldición no se
cumplió, porque no murió como tampoco los científicos que lo acompañaron.

Estudios e investigaciones posteriores parecerían indicar que el anillo habla pertenecido a los
habitantes de la Atlántida continente sumergido misteriosamente miles de años antes.

Aparentemente un grupo de atlantes se salvó: algunos emigraron hacia el occidente y otros hacia el
oriente, y así fue como muchos de ellos llegaron a Egipto y fueron quienes transmitieron a los
egipcios sus extraordinarios conocimientos y secretos que éstos adquirieron sobre agricultura, poder
mental, ganadería, matemáticas, geometría, arquitectura, pintura, escritura y tantas cosas más.
Probablemente, entonces, ese anillo atlante encontrado por el científico Cárter poseía una tremenda
cualidad -no por la piedra con que estaba hecho, sino por la forma que poseía- que actuaba como
reequilibradora energética, neutralizando los excesos de energía negativa.

Hoy se utiliza esta forma para neutralizar la energía eléctrica; también se usa en forma de anillo, que
produce una energía circulante de protección y armonización.

Se puede construir en cobre y colocarse en la pared sur del ambiente que se quiere armonizar. Si se
desea usar como anillo, daremos aquí el diseño: cualquier artesano o joyero puede hacerlo, aunque
también se venden en comercios del ramo, pero, atención, como hay malas imitaciones, hay que
observar cuidadosamente el verdadero diseño: Si se transforma en anillo, en la parte de abajo, en el
centro, lleva otro pequeño orificio. Póngaselo en el primer dedo que se le ocurra, y déjeselo siempre
colocado. El "redondeo" del anillo comienza donde terminan las pirámides chiquitas.

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