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El Jesús real
El Jesús Histórico
Por el Jesús de la historia se entiende el Jesús que podemos “recobrar” y examinar utilizando los
medios científicos de la moderna investigación histórica: es, por tanto, una abstracción y
construcción moderna.
Tenemos acceso a fragmentos de un mosaico, un judío marginal de una provincia marginal situada
en el extremo oriental del Imperio romano, no dejó escritos propios (como hizo Cicerón), ni
monumentos arqueológicos u objetos (como hizo Augusto), ni nada que venga de él sin
intermediarios. Un momento de reflexión sobre estos hechos escuetos deja claro por qué el Jesús
histórico no es el Jesús real, y viceversa. El Jesús histórico puede darnos fragmentos de la persona
«real», pero nada más. Por eso los dos términos, "Jesús real" y "Jesús histórico", son relativamente
claros y distintos.
“Historisch” y “geschichtlich”
Historisch: remite al contenido estricto del conocimiento sobre el pasado de modo que el
historiador renuncia a toda posible relevancia o influjo en el presente y a la búsqueda de un
significado.
“Geschichtlich”: refiere al pasado como algo que tiene significado y que supone para el hombre de
hoy un reto, un compromiso, una incitación a pensar.
Se rechazan por:
1) Ambigüedad, cambian de acuerdo al autor.
2) Lleva una carga de cuestiones teológicas e ideológicas.
3) Desdoblar los termino no resuelve la compleja situación.
4) Definible en teoría, inútil en el mundo real.
Nuestra búsqueda del Jesús Historisch, contiene interés por el geschichtlich. Pero debemos poner
totalmente al margen el tercer nivel de Perrin. Nos centramos en el Jesús de la historia, sin perder
de vista que en la práctica no se separa del de la fe, uno desemboca en el otro.
El Jesús de la Historia no es el Jesús real, sino una reconstrucción hipotética y fragmentaria de él con
los medios de investigación modernos.