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Iniciación

La ceremonia de iniciación representó para mí una especie de consagración de la nueva


filosofía de vida que ya había despertado en mi interior hace algunos años atrás. Pienso que
en los mas:. por convicción, más no así en los iniciados por conveniencia o curiosidad, la
iniciación comienza mucho antes de la ceremonia misma, antes ocurre una iniciación
interior.
Esta iniciación interior se da cuando empezamos a tener conciencia plena de nuestro ser y
esto hace que se generen una serie de interrogantes, que para muchas de ellas no tenemos
respuestas, pero que con la visión que nos da esta nueva realidad, resulta evidente que el
mundo común, profano o como queramos llamarlo tampoco las tiene, peor aún, este tiende
a alejarnos del camino donde estas se encuentran. Ese nuevo fuego interno, nos impulsa a
avanzar y explorar en busca del crecimiento como ser humano. Fue esa búsqueda la que me
trajo hasta aquí, donde supe que se reunían hombres de bien en busca de ese mismo
crecimiento.
Lo que vino a continuación fue la aceptación y posterior iniciación en la orden a través de
un rito que posee una gran cantidad de significados simbólicos, los cuales se irán develando
a medida que avancemos en nuestros estudios, teniendo así la oportunidad de observar esta
ceremonia desde otras posiciones, donde en cada una de ellas apreciaremos distintos
elementos que nos harán comprender en su conjunto lo experimentado.
Sin embargo, hoy con la sola experiencia de la iniciación, puedo decirles que a pesar de las
expectativas y el temor normal que nos causa lo desconocido, durante la ceremonia logré
concentrarme y entrar en contacto con mi yo interior. La estadía en la cámara de
reflexiones, me hizo pensar de nuevo sobre el sentido de nuestra existencia y de lo efímera
que es la vida. El hecho de estar medio descalzo, despojado de los objetos de valor y con la
camisa semiabierta, me recordó un mensaje que dice: “Nada traemos y nada nos llevamos
de este mundo”, también pude reflexionar sobre la importancia de mostrarnos tal y como
somos, sin ostentaciones ni apariencias, que debemos tener presente siempre que el
verdadero brillo viene desde adentro y no del exterior. Esta fase inicial sé que representa la
muerte del ser común, del ser banal.
Luego al pasar al templo en total oscuridad, confiando solo en la guía de un hermano
experto, y hermano de sangre, se nos hacen una serie de preguntas que buscan esclarecer
los motivos que nos indujeron a tomar la decisión de nuestro eventual ingreso. Estas
preguntas deben ser respondidas con total sinceridad, dado que ellas encierran la esencia
misma de la orden.

A continuación, se sigue con la ceremonia, realizando pruebas y viajes ficticios, cada uno
de los cuales, tiene un significado particular, y buscan crear conciencia de la
transformación del individuo, para que este pueda renacer como un mejor hombre, un ser
nuevo en pro de la luz, de esa misma luz que recibió al descubrírsele sus ojos.

PLC 20/11/2010

JMFM

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