Está en la página 1de 83

Una colección con edad de partida,

pero sin edad de llegada.


3 ^
S t '• <:. 1 0 ft A B 1 t R I {

Manuel Vafe y Norberto DeSsio

El Chico
Mi amigo el Rey que lúe Hombre Todo es un bolero
ANAYA / / / ~ "AÑAYÁ"""

Manuel Valle y Norberto Delisio Patxi Zubizarreta Helene Kynast

r
y A dre i Martín .. Jaume Ribera]

La lluvia

s
Sissi , Planagar.;
no quiere fotos de París sólo Flanaaan
ANAYA v ANAYA

; ; ";

*r
i
"'•-•
;

'

X
iimL!m±mmmm-mMmmímmmm0immmsm

Paco Climent Lorenzo Sih


Silva Andreu Martín y Jaume Ribera

Esüacio Abierto !,

/ / /
Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

132
SUMARIO
NUESTRA PORTADA

5
EDITORIAL
La fotografía de Arthur
Conan Doyle que
reproducimos en portada
fue tomada en 1892,
El hábito de leer cuando el autor tenía
33 años. En este año
nació su hijo Kingsley y,
además, el escritor viajó

7
MONOGRÁFICO
con su amigo y colega
de profesión, Jerome K.
Jerome, a Noruega,
donde esquió por primera
vez. Una de las aficiones
Presentación de Conan Doyle
fueron los deportes.
Retrato de un artista Practicó el criquet, el
Juan José Millas (pág. 8) boxeo y, después, ayudó
a introducir el esquí en
Cronología de Conan Doyle (pág. 18) Suiza. Pero en este
monográfico vamos
Estudio en escarlata a hablar, principalmente,
de sus novelas policiacas
Juan José Millas (pág. 24) y del personaje que
Cronología de Sherlock Holmes le hizo inmortal:
Juan Tébar (pág. 26) Sherlock Holmes.

El signo de los cuatro


Juan Tébar (pág. 29)

Tras las huellas del sabueso de los


Baskerville El mundo perdido Arthur Conan Doyle en España
Santiago R. Santerbás (pág. 34) José Agustín Mahieu (pág. 55) Selección bibliográfica (pág. 76)
El valle del terror La zona envenenada
Nuria Hernández de Lorenzo

78
Eduardo Torres-Dulce Lifante (pág. 42)
(pág. 58)
Moriarty, el «Napoleón del crimen»
Juan Tébar (pág. 44) La biblioteca de Sherlock Holmes
Emilio Pascual (pág. 60) AGENDA
Las aventuras de Sherlock Holmes
Juan Manuel Ibeas (pág. 49) Imágenes para la intriga
Las memorias de Sherlock Holmes
Juan José Millas (pág. 51)
El regreso de Sherlock Holmes
Juan Tébar (pág. 53)
Nuria Obiols Suari (pág. 64)

Un detective de cine
Juan Tébar (pág. 70)
El sabueso escapa del libro
82
EL ENANO SALTARÍN
La saga del profesor Challenger Santiago R. Santerbás (pág. 74) Estamos todos locos
CLIJ
Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

Directora
Victoria Fernández

Coordinador
Fabricio Caivano
Cuadernos d e Literatura Infantil y Juvenil Redactora
Maite Ricart

Diseño gráfico
Mercedes Ruiz-Larrea

Han colaborado en este número:


Nuria Hernández de Lorenzo, Juan
Manuel Ibeas, José Agustín Mahieu,
Juan José Millas, Nuria Obiols,
Emilio Pascual, Santiago R. Santer-
bás, Juan Tébar, Eduardo Torres-
Dulce Lifante.

Edita
Editorial Torre de Papel, S.L.
Amigó 38, I o I a . 08021 Barcelona
Tel. ( 9 3 ) 4 1 4 11 66
Fax (93) 414 46 65
E-mail: reclij@teleline.es

Administración y suscripciones
Susana Sanz
Gabriel Abril
Horario oficina: de 9 a 17.30 (de
lunes a viernes).

Fotomecánica
Filma Print S.L.

Impresión
A LA VENTA LAS TAPAS MES GRAN
(SERVÉIS GRÁFICS INTEGRALS)
• Con sistema especial de varillas metálicas que le permite encuadernar usted mismo.
Mantenga en orden y debidamente protegida su revista cada mes. Ignasi Iglesias, 15 ocal 1
Cada ejemplar puede extraerse del volumen cuando le convenga, sin sufrir deterioro. Cornelia de Llobregat (Barcelona)
Depósito legal B-38943-1988
Cop c o recorte este cupón y envicio i: Editorial Torre de Papel.
Amigó 38, 1°, 1; -08021 E arcelona (España]
ISSN: 0214-41230

Deseo que me envíen: Editorial Torre de Papel, S.L., 1996.


Impreso en España/Printed in Spain El pre-
• las TAPAS 1.200 ptas.* cio para Canarias es el mismo de portada
incluida sobretasa aérea.
Efectuaré el pago mediante:
• contrarrembolso, más 700 ptas. gastos de envío. LÜ talón adj unto, i CLIJ no hace necesariamente suyas las
opiniones y criterios expresados por sus
colaboradores. No devolverá los originales
que no solicite previamente, ni mantendrá
Nombre Ape llidos ... correspondencia sobre los mismos.
Profesión .. Tel. .. .. Domicilio ....

C.P Provincia
Firma
A
-Precio válido sólo parí España
R Esta revista es miembro de
ARCE. Asociación de Revistas
CE Culturales de España
EDITORIAL

El hábito de leer

Q ue la lectura forme parte de


los hábitos culturales de
una persona es, como suce-
de con otras costumbres, el resultado de
se dan son múltiples. Pero una de las
más sólidas es la que hace referencia al
enorme crecimiento cuantitativo —cua-
litativamente es otra historia— de nue-
daría a comprender la aparente paradoja
de que en la actualidad, con una oferta
editorial mucho mayor y cualitativamen-
te más diferenciada, con una escolaridad
una compleja trama de circunstancias y vas formas y hábitos de consumo cultu- del cien por cien, esas tasas permanez-
factores, algunos más visibles que otros. ral y de conductas de ocio. De modo que can proporcionalmente inalteradas. El
La presencia de libros en el ámbito do- la lectura es hoy una opción cultural que libro y la lectura han cambiado a lo lar-
méstico, el ejemplo de adultos lectores debe ejercerse frente a una gran oferta de go de la historia, y estamos ahora en un
en la familia y en el entorno próximo, usos del tiempo no dedicado al trabajo. momento de profunda mutación. En ese
una experiencia satisfactoria de inicia- El mapa de hábitos lectores se debe contexto el libro debe competir hoy en
ción a la lectura en la escuela y la exis- superponer al mapa de la efectiva distri- un mercado caracterizado por la explo-
tencia de infraestructuras públicas que bución del tiempo. Quizás eso nos ayu- sión del consumo multimediático, de
faciliten mantener y ampliar el hábito de ciclos breves, de mercancías de alta ca-
leer, son algunos de estos factores. Con ducidad y sometido a una continua su-
frecuencia damos por supuesto que el cesión de novedades al dictado de la pu-
lector, una vez formado como tal, se blicidad y de las modas. Esta acelerada
mantendrá por siempre fiel a los libros y Victoria Fernández y contundente mercantilización del ám-
que su devoción por ellos se incremen- bito cultural, que no ha hecho más que
tará con el tiempo. Una suposición que empezar, está ya afectando gravemente
pudo ser cierta en el pasado y sólo para al mundo del libro. A los editores y li-
cierta clase de lectores social y educati- breros sin duda, pero también a los lec-
vamente privilegiados y que, además, tores y a los docentes que asisten a la caí-
cultivaban una lectura culta o literaria da en picado del gusto por la lectura.
como signo de distinción social.
Un ejemplo para acabar: según datos
En la actualidad, la competencia lec- de una rigurosa encuesta de la Funda-
tora se ha democratizado a través de la ción Bertelsman, un 55 % de los niños
escuela obligatoria y las tasas de analfa- escolarizados en Primaria afirman que
betismo son muy bajas o meramente re- les gusta «mucho» leer; en el último cur-
siduales. Sin embargo, suele sorprender- so de Secundaria la cifra baja hasta el
nos la baja proporción en cifras relativas 8 %. Las tradiciones culturales del ayer
de la figura del lector habitual y la exis- más inmediato están desapareciendo, y
tencia, en cifras absolutas, de un techo el libro deberá saber adaptarse al espíri-
casi inalterable de no lectores igualmen- tu del tiempo y hallar un lugar propio en
te habituales, que parece estabilizado en ese mosaico fragmentado y cambiante.
torno a un 50 %. Las explicaciones que Difícil, pero no imposible.
COMPLETE SU COLECCIÓN
CON LAS OFERTAS DE

CLIJ
Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

MONOGRÁFICOS M O N O G R Á F I C O S DE AUTOR
CLIJ
n'i EBiBifflcHsaaaoagfflggaini
ESPECIALES ¿Quiénes fueron? ¿Cómo vivieron?
¿Qué escribieron?

CLIJ Jules Verne, Hermanos Grimm, Charles Perrault,


Daniel Defoe, Edgar Alian Poe.
Las más completas monografías ilustradas sobre los
clásicos de la literatura infantil y juvenil universal. Edgar Alian Poe
5 ejemplares de CLIJ (números 77, 88, 99, 110 y 121), por sólo 2.750 ptas.

Las 70 años de Tintín ¡ PANORAMA DEL ANO


n valar iklos mentón Twwi CWoBwr Ü
Números monográficos sobre el sector del libro
100 años de cine infantil y juvenil. Con artículos de críticos
y literatura y especialistas de Cataluña, Galicia, País Vasco,
¿100 años de cómic? i CU Comunidad Valenciana y Asturias, sobre el
La ilustración a debate panorama anual de la edición.
Los 70 años de Tintín 5 ejemplares de CLIJ (números 76, 86, 98, 108 y 120),
Panorama de actualidad
4 ejemplares de CLIJ iViiii'iAiKli-i-wH I')';:. por sólo 2.750 ptas.
(números 74, 85, 102 y 118),
por sólo 2.200 ptas.
LOS PREMIOS DEL ANO
¿Qué premios se conceden cada año en España?
Recorte o copie este cupón ¿Qué escritores e ilustradores han sido los galardonados?
y envíelo a: Sus biografías, sus obras, sus opiniones
EDITORIAL TORRE sobre la LIJ.
DE PAPEL La mejor información sobre «los mejores del año».
Amigó 38, 1" Ia, 5 ejemplares de CLIJ (números 71, 82, 93, 104 y 115),
08021 Barcelona por sólo 2.750 ptas.

-3~§-
Sírvanse enviarme:
• Monográficos autor
• Monográficos especiales Nombre
• Panorama del año
• Premios del año Apellidos

Forma de pago: Domicilio Tel. .


• Cheque adjunto Población C.P.
• Contrarrembolso
(más gastos de envío) Provincia
ARTHUR CONAN DOYLE

Monográfico
Arthur Conan Doyle

D ice el propio Conan Doy-


le en el prólogo de sus
Memorias y aventuras
(Valdemar, 1999): «Creo que es
difícil encontrar una vida más va-
riada que la mía en cuanto a expe-
riencias y aventuras». Y, sin duda,
Y si la fama de Holmes siempre
sorprendió a Conan Doyle, aho-
ra el sorprendido sería el detecti-
ve al leer en los periódicos la no-
ticia, publicada en el mes de
septiembre pasado, de que Scot-
land Yard investigará al escritor,
tiene razón. Pero también es cierto muerto hace ahora setenta años,
que este Dr. Jeckyll de las letras por la muerte de su amigo Flet-
creó un Mister Hyde, el detective cher Robinson. Los indicios de
Sherlock Holmes, muy poderoso, este asesinato los ha investigado
tanto que la vida del personaje de el psicólogo Rodger Garrick-
ficción llegó a eclipsar la de su Steele, que afirma que Doyle se
creador. deshizo de su amigo para hacer-
En este monográfico, que no se con el manuscrito de El sa-
obedece a conmemoración algu- bueso de los Baskerville y por-
na, nos hemos propuesto descu- que se entendía con su mujer,
brirles o recordarles los hitos más Gladys Robinson. La teoría de
importantes en la biografía de Garrick-Steele, apoyada en las
Arthur Conan Doyle, y ahondar pruebas circunstanciales que ha
en su obra, concretamente en sus encontrado, es que el escritor se
novelas policiacas que le dieron sirvió de sus conocimientos mé-
fama mundial, aunque sin olvidar dicos para ayudar a Gladys a su-
mencionar las obras históricas, de las que se sentía especial- ministrar a su marido una dosis letal de veneno. El tifus no se-
mente orgulloso, o las novelas de ficción científica para las ría, pues, lo que acabó con la vida de Robinson, un periodista
que inventó otro personaje mítico, el profesor Challenger. que dio a conocer a Conan Doyle la leyenda que inspiraría El
A través de los datos de su vida, descubriremos que Conan sabueso de los Baskerville, un éxito de ventas en su época y la
Doyle fue un patriota siempre dispuesto a participar en las con- novela con la que resucitó a Holmes literariamente.
tiendas en las que su país se vio envuelto y a defender la idea En fin, a la espera de la resolución de este último capítulo en
de colonialismo que éste representaba; un político comprome- la vida del escritor, ofrecemos estos textos escogidos de apén-
tido; un escritor fascinado por la historia, que consideraba la dices aparecidos en distintas ediciones de obras de Conan
novela policiaca como un subgénero literario; un deportista Doyle en la colección Tus Libros de Anaya. Son magníficos ar-
que despuntó en el criquet o el boxeo; o un curioso impeniten- tículos sobre su vida y obra firmados por Juan José Millas,
te que dedicó treinta y seis años de su vida a las investigacio- Juan Tébar, Santiago R. Santerbás, Eduardo Torres-Dulce Li-
nes psíquicas, al espiritismo. Un personaje, en definitiva, del fante, Juan Manuel Ibeas, José Agustín Mahieu y Nuria Her-
que encontramos resquicios tanto en Holmes como en Watson. nández de Lorenzo, que merecen ser rescatados por su calidad
«Con frecuencia me han preguntado si poseo las facultades de y vigencia. Completan el monográfico, un artículo original de
Holmes, o si soy simplemente el Watson que parezco», escri- Nuria Obiols sobre los ilustradores de Conan Doyle, y otro
bió en sus Memorias Conan Doyle, para acabar admitiendo inédito de Emilio Pascual, escritor y editor, que ha buceado en
que no se puede fabricar un personaje y hacerlo realmente ve- la biblioteca de Holmes, para ver lo que leía y también lo que
rosímil si uno no tiene algunos elementos de ese personaje. escribió.
ARTHUR CONAN DOYLE

i Le trato de un artista
por Juan José Millas*

La biografía de Sir Arthur Conan Doy le, el


padre del más famoso detective del mundo
que murió hace ahora setenta años,
todavía no está cerrada. Los diarios se
hacían eco, el pasado mes de septiembre,
de una noticia sorprendente: Scotland
Yard se dispone a investigar al famoso
escritor por la muerte de su amigo
Fletcher Robinson en 1907.
Parece que el psicólogo Rodger
Garrick-Steele ha reunido pruebas
circunstanciales suficientes para
acusar a Doy le de asesinato por
un doble motivo, porque mantenía un
romance con la esposa de Robinson
y porque le robó el manuscrito de
El p e r r o de los Baskerville, la novela
con la que resucitó a Holmes y que se
convirtió en un best-seller. Un caso
que, seguramente, habría interesado al rey
de los detectives.
De momento, y a la espera de los resultados de
la investigación de Scotland Yard, les ofrecemos
esta breve semblanza de un creador que también frecuentó, con éxito,
otros géneros literarios aparte de la novela policiaca, y que llegó a odiar al
personaje que le proporcionó la inmortalidad literaria.
A Z ^ ^ rthur Conan Doyle nació en
Arthur Conan Doyle con su
padre, Charles Doyle, en 1865.
I ^ \ Edimburgo el 22 de mayo de El escritor tenía entonces 5
/ V 1859 en el seno de una familia años. Las relaciones con su
en la que parece que el fracaso no esta- padre, dibujante y pintor de
ba permitido. talento, fueron a veces
difíciles.y distantes. Charles
Fue nieto del caricaturista John Doyle, dejó siempre en manos de su
cuya obra gozó del aprecio de sus con- esposa, Mary Doyle (retrato
temporáneos. En la Galería Nacional de inferior), la administración de
Dublín puede verse todavía un retrato de la casa y la crianza de los
Moore pintado por él. Pero, según Pierre hijos. Con el raquítico sueldo
Nordon, uno de los biógrafos más im- del padre era muy difícil que la
portantes de Conan Doyle, la influencia familia llegara a fin de mes.
de su tío abuelo Michael Conan, de Las hermanas de Arthur
quien tomó el apellido, fue altamente empezaron a trabajar muy
jóvenes como institutrices en
beneficiosa para el futuro escritor. otros países, como Portugal,
Cuentan que el regalo que escogió para para aportar dinero a casa.
su bautizo fue un libro de caballería, y
que mientras vivió procuró que su nieto Arthur estuvo siempre muy
rehuyera los estudios demasiado espe- unido a su madre, cuyos
cializados para concentrarse en las gran- consejos siempre escuchó, y de
des obras de la literatura que estimula- la que heredó el gusto por la
ban su imaginación y su fantasía. lectura. Mary tenia una gran
imaginación, era una gran
contadora de cuentos y, como
Familia de artistas no, una mujer muy leída.

El pequeño Arthur nació, pues, mar-


cado por el deseo y en una familia de ar-
tistas en la que todos los miembros ob-
tuvieron cierta fama. Así, su padre y su
tío fueron ambos pintores muy conoci-
dos a través de sus colaboraciones en pe-
riódicos y revistas.
Su madre, Mary Foley, era una mujer
tolerante y profundamente imaginativa,
cuyas historias marcaron para siempre la
sensibilidad narrativa de Arthur. De la re-
lación con su madre, de quien obtuvo un
apoyo constante durante toda su vida, ha
quedado una importante correspondencia
a través de la cual nos es dado conocer los
fluctuantes estados de ánimo de Arthur y
su propia evolución hacia el agnosticismo.
Se educó en una escuela pública de
Edimburgo y, posteriormente, siguiendo
la tradición católica familiar, ingresó en
un colegio de los jesuítas. Es posible que
la formación religiosa de esta orden —ca-
racterizada por su dureza y dogmatis-
m o — produjera, como en tantos otros
ejemplos ilustres, una reacción contraria
que a la larga se manifestó si no en una
postura claramente antirreligiosa, sí en
una actitud agnóstica frente a todos los
fenómenos relacionados con la religión.
Conan Doyle ha dejado constancia en su
autobiografía del rechazo que sentía por
ARTHUR CONAN DOYLE

los métodos de enseñanza a que fue so-


metido en estos primeros años.
Estudió con los jesuítas un total de
ocho años. Su formación humanística
tuvo algunas carencias, pero en general
llegó a conocer bien a los prosistas lati-
nos y a los clásicos ingleses, Shakes-
peare especialmente. Estudió también
francés, pudiendo leer en el idioma ori-
ginal a Verne y a Gaboriau, al que luego
citaría en alguna de sus novelas. En la
época final que corresponde a estos pri-
meros años demostró un gran interés por
la música, afición que habría de tras-

MLET
plantar a su detective Sherlock Holmes.
Hacia 1871, la mala salud de su padre,
Charles Doyle, hizo temer a la familia
un desenlace que podría agravar la si-
tuación económica del grupo, que, si
nunca llegó a ser angustiosa, tampoco
tenía unos recursos ilimitados. Ante es- SJ
ta perspectiva, el joven Arthur decidió yA.CONAN D O Y L E
escoger una de las carreras consideradas
útiles. Se decidió por la de Medicina y se Coqraiqir|g -also
matriculó en la facultad de esta rama en T w o <)nc}in'aJ
Edimburgo. De estos años, y si hemos
de creer lo que el propio Doyle cuenta en
su autobiografía, conservó un recuerdo
centrado en el disgusto de tener que es-
tudiar ciertas materias que en su opinión
no guardaban una relación importante FQQDFQRPQWP&K.
con la medicina.
A pesar de la actitud crítica que siem- By K A N D R E
pre mantuvo respecto al sistema de en-
señanza, pronto empezó a trabajar como
ayudante de algunos médicos y desarro- 1 tHCFQURÜEAYED SKANROC
lló en el estudio de las enfermedades el By € J HAMILTOtf
espíritu observador y científico que latía w;nj ENGRAVIHGS
en él. No hay que dudar, pues, que el es- By D H f R i S T O t J
tudio sistematizado y riguroso de mate- g MATT 5TRF.I C H,
rias tales como la Anatomía, la Filosofía ana
y la Química hubieron de crear profun-
dos sedimentos que posteriormente supo WARDLOCKGCO
aprovechar, y con mucho acierto, como LO N D O N - N Í W ' Y O R K
• A N D /"lELBOVItlYC-
autor de narraciones policiacas.
Entre tanto, y en sus ratos libres, cul-
tivaba una afición que le seguía desde
niño, la escritura, consiguiendo publicar La primera aparición de Holmes y Watson tuvo lugar en Estudio en escarlata, publicada
en alguna revista cuentos que no obtu- en el Beeton's Christmas Annual en 1887, del que reproducimos la portada.
vieron ninguna resonancia.

Doyle ocupó la plaza de médico en un nas de su autobiografía en las que des-


Médico aburrido y escritor en barco ballenero. Tenía entonces 21 o 22 cribe los paisajes que conoció en aque-
busca de personaje años, y con esta experiencia consiguió lla época. Más tarde, y también como
satisfacer, de un lado, su pasión por los médico ^de otro barco, conoció las cos-
Al terminar su carrera y sin ninguna viajes y, de otro, su amor por la natura- tas de África oriental. Padeció en este
perspectiva inmediata de trabajo, Conan leza, perfectamente explicado en las zo- continente una grave enfermedad, y de
Entonces Arthur puso una consulta
propia en Southsea y se instaló allí con
su hermano pequeño, de cuya educación
se había hecho cargo. Los primeros
tiempos fueron difíciles debido a la fal-
ta de clientela pero, poco a poco, la si-
tuación económica se fue estabilizando,
y en 1885 Conan Doyle pudo contraer
matrimonio con Louise Hawkins.
Los numerosos biógrafos de Conan
Doyle suelen detenerse en estos años en
los que el joven médico permaneció en
su consultorio de Southsea, en Londres.
Los pacientes nunca llegaron a ser muy
numerosos y la pregunta, por tanto, es
en qué podía ocupar Conan Doyle las
horas de ocio entre enfermo y enfermo,
quienes, al principio sobre todo, llega-
ban con cuentagotas.
No hay duda de que el carácter algo
melancólico y perezoso a veces de Sher-
lock Holmes es un trasunto del de su au-
tor, cuya iniciativa física debía de estar
perfectamente compensada por el tra-
bajo intelectual que desembocó en la
creación del genial detective. Hay en
Holmes un componente depresivo, que
Watson atribuía al principio al consumo
de opio, durante el cual su cabeza fun-
cionaba a tope.
La imagen de Holmes mirando con
pasividad la lluvia a través de las venta-
nas del apartamento de Baker Street
bien puede representar la imagen real de
Conan Doyle sentado pacientemente en
su consultorio a la espera de algún en-
fermo. Lo cierto es que durante esta épo-
ca el médico de Southsea hubo de ma-
durar, después de algunos fracasos
literarios, cuál debería ser su camino en
el terreno de la narrativa.
Al tiempo que despejaba estas incóg-
nitas, sometido al aparente aburrimiento
de la también aparente inactividad, fue
naciendo en su interior el personaje que
le haría famoso. Había leído a Poe y a
Gaboriau; conocía el género y disponía
Ilustración de Frank Wiles para The Valley of Fear, publicada en el Strand Magazine en de los elementos funcionales que ponen
1915. Holmes era ya el rey de los detectives y había eclipsado con su personalidad la de en marcha una trama policiaca. Le falta-
su creador.
ba crear al detective, dotarlo de una per-
sonalidad propia y de algunos atributos
regreso a Inglaterra su vida corrió peli- una temporada en Plymouth, ayudando a diferenciales. Gran parte de esa perso-
gro al incendiarse el barco en el que un médico que había sido compañero nalidad, alguno de sus atributos, los to-
viajaba. suyo en la facultad de Edimburgo. Las mó de sí mismo, y en 1886, por fin, un
Instalado de nuevo en Inglaterra, y sin diferencias profesionales e ideológicas domingo del mes de abril, terminó Estu-
tener muy claros todavía hacia que obje- de ambos ex condiscípulos hicieron que dio en escarlata, novela en la que que-
tivos debía dirigir sus energías, trabajó esta unión durara poco. daron fijadas todas las constantes del
ARTHUR CONAN DOYLE

detective Sherlock Holmes. Tenía Conan El detective que detesta lo hace Es curioso observar cómo Conan Doy-
Doyle 26 años y le quedaban muy pocos famoso le, que había abandonado ya la medicina
para alcanzar la fama que le haría um- para dedicarse en cuerpo y alma a la li-
versalmente conocido. Por entonces comenzó a interesarse por teratura, se resiste a aceptar la gloria que
Estadio en escarlata no obtuvo un éxi- la novela histórica, que siempre le había las aventuras de Sherlock Holmes co-
to inmediato. Fue publicada en el Betons entusiasmado, y dirigió hacia este género mienzan a proporcionarle. A medida que
Christmas Annual en 1887, y su autor re- todas sus fuerzas. Sin embargo, en 1889, la demanda aumenta, Doyle siente un
cibió veinticinco libras a cambio de re- el editor del Lippincott s Magazine le pidió mayor desprecio por esta clase de litera-
nunciar a todos los derechos sobre el ma- una segunda aventura de Holmes. Doyle tura. En 1891, cuando estaba a punto de
nuscrito. La crítica especializada ignoró se la envió y el trabajo comenzó a dar sus terminar una nueva serie de seis aventu-
por completo la aparición de esta novela, frutos. A los dos años, el editor del Strand ras en las que interviene Holmes, escri-
y Conan Doyle, justamente desanimado, Magazine negoció con Doyle la contrata- be a su madre una carta en la que le dice
intentó olvidarse del sagaz detective. ción de nuevas aventuras de esta serie. que está harto del detective y que va a li-

El nacimiento de Sherlock Holmes


por Juan M a n u e l Ibeas*

Conan Doyle se había propuesto crear un detective listo, pero lo que el lector quiere es ver ejemplos de su sa-
prácticamente infalible, gracias a sus «hábitos de obser- gacidad, ejemplos como los que Bell nos ofrecía a diario
vación e inferencia, desarrollados hasta constituir un sis- en el hospital».
tema», y tomó como modelo a uno de sus profesores de la La elección de modelo no pasó inadvertida para todo el
universidad, el doctor Joseph Bell (1837-1911), un hom- mundo. Después de leer varias de las aventuras del genial
bre delgado, de frente despejada y nariz aguileña, ojos detective, Robert Louis Stevenson escribió desde Samoa
grises y penetrantes, y «voz aguda y discordante». El doc- a Conan Doyle, preguntando: «¿Es posible que éste sea
tor Bell recibía a sus pacientes «con la expresión de un in- nuestro viejo amigo Joe Bell?».
dio piel roja» y diagnosticaba al instante sus dolencias, Sin embargo, el propio Bell, a quien Doyle había dedi-
antes de que ellos tuvieran tiempo de abrir la boca. Les cado Las aventuras de Sherlock Holmes, tenía sus propias
enumeraba los síntomas e incluso les daba detalles de su ideas al respecto, y las expresó sin rodeos en una carta al
vida pasada y de sus actividades cotidianas. Prácticamen- autor: «Tú eres Sherlock Holmes y lo sabes perfectamen-
te nunca se equivocaba. te». Las dotes intelectuales del joven médico convertido
El propio Conan Doyle explicó así el proceso en su au- en novelista no habían pasado inadvertidas al sagaz ob-
tobiografía titulada, muy apropiadamente, Memorias y servador.
aventuras: Ahora bien, el héroe necesitaba un narrador que relata-
«En aquel momento me consideraba capaz de hacer al- ra sus hazañas y resaltara sus cualidades, un personaje
go más fresco y vibrante, y también más esmerado (que que contrastara mental y físicamente con el protagonista,
los relatos de detectives escritos hasta entonces). Admi- para que éste brillara más por efecto del contraste. Así na-
raba a Gaboriau por la exquisita construcción de sus tra- ció el doctor John H. Watson, ex médico militar, fiel ca-
mas, y el magistral detective de Poe, M. Dupin, había si- marada y cronista inigualable, cuya personalidad encierra
do uno de mis héroes de juventud. ¿Podría yo aportar también muchos aspectos de la del propio Conan Doyle.
algo nuevo en este campo? Me acordé entonces de mi an- Flanqueado por esta pareja de alter egos, Conan Doyle en-
tiguo profesor Joe Bell, con su cara de águila, sus moda- tró en la historia literaria. Poco sospechaba que llegaría a
les excéntricos y su misteriosa facilidad para captar de- odiarlos.
talles. De haberse dedicado a detective, es indudable que
ha habría refinado su fascinante método hasta convertir- * Juan Manuel Ibeas es escritor y traductor.
lo en algo muy próximo a una ciencia exacta. Me propu-
se intentar conseguir ese efecto. Si aquello era posible en Nota
Este texto forma parte del apéndice que Juan Manuel Ibeas escribió para
la vida real, ¿por qué no habría de resultar creíble en una la edición de Las aventuras de Sherlock Holmes (Anaya, 1995-1999),
obra de ficción? Está muy bien decir que alguien es muy obra de la que también es traductor.
Retrato de John
Doy/e, el abuelo de
Arthur, un famoso
caricaturista político
que firmaba como
«HB», y que creó
la «caricatura
educada», en un
momento en que
el género se
caracterizaba por ser
brutal y grotesco con
los personajes que
retrataba.
Los hijos de John,
incluido el padre de
Conan Doyle,
Charles, fueron todos
buenos dibujantes.

Doyle se inspiró en
su profesor Joseph
Bell, para trazar
algunos de los
rasgos del carácter
y personalidad de
Sherlock Holmes,
personaje que al
principio iba a
llamarse
Foto de Doyle de principios del siglo XX, seguramente Sherrinford
cuando viaje) a Sudáfrica durante la segunda guerra boer. Holmes.

quidarlo. Afortunadamente, su madre, gura unos ingresos considerables, se Patriota, político y viajero
que tiene una gran influencia sobre él y complica hasta extremos dignos de es-
que posee más sentido común que Art- tudio por un especialista en la materia. Es, pues, a estas alturas todo un perso-
hur, le responde a vuelta de correo con Acabará matándolo, por fin, en su re- naje que no puede escapar, como Ches-
una dureza que no es usual en ella: «No lato El problema final (1893), pero su terton, como tantos otros, a la atracción
debes hacerlo, te lo prohibo absoluta- muerte no dudará d e m a s i a d o . Es de de la vida política. El Parlamento inglés,
mente...». nuevo su madre quien en 1903 le ani- uno de los más antiguos de Europa, go-
En 1892 han transcurrido cinco años ma a resucitarlo venciendo las resis- za de una actividad notable, y en él se
desde la publicación de Estudio en Es- tencias el autor, que contaba entonces debaten todos los temas de un país cuyas
carlata y Doyle goza de la fama y del 43 años. ideas coloniales han comenzado a entrar
dinero que ésta suele proporcionar. En 1902 Conan Doyle recibió del go- en crisis. La sociedad inglesa de finales
Apenas puede atender a la demanda de bierno británico el título de «Sir», dis- de siglo pasado y principios del actual
los editores y su odio por el detective tinción de nobleza con la que, además va a poner en cuestión gran parte de los
aumenta. Parece como si Sherlock Hol- de reconocer la fama que el escritor ha- valores morales y políticos de la época
mes le hubiese arrebatado la fama y el bía alcanzado, se le.premiaban sus opi- victoriana.
honor que sólo le correspondían a él. niones favorables a la política que Ingla- Conan Doyle llegó a ser diputado, re-
La relación con el doble imaginario, terra había llevado a cabo en la guerra presentando en la cámara los intereses
cuya existencia por otra parte le ase- contra los boers. de la ciudad en la que había nacido. Su
ARTHUR CONAN DOYLE

Louise Hawkins, la primera esposa de Conan Doy le. Murió en 1906 de tuberculosis y, aunque el escritor nunca le fue infiel, estando
ella enferma se enamoró platónicamente de Jean Leclúe. A la derecha, habitación de Holmes en el 221 B de Upper Baker Street.

apoyo al gobierno inglés en los conflic- 55 años y pretendió ser admitido como transcurre en aquel país y no es infre-
tos internacionales en los que éste se vio voluntario. Naturalmente fue rechazado, cuente que en sus relatos intervengan
envuelto le valieron, además del título pero él no dejó, desde la retaguardia, de personajes de aquella nacionalidad.
de nobleza ya mencionado, el aprecio de hacer su lucha particular con escritos y
las instituciones. Sus tesis tenían con conferencias destinados a levantar el
frecuencia un apoyo teórico basado en ánimo de sus compatriotas. El espiritismo y otras aficiones
los conocimientos estratégicos adquiri- Desde que Conan Doyle alcanzó la fa-
dos en la guerra con las repúblicas de ma y la riqueza a finales de siglo hasta En cuanto a su afición por el espiritis-
Orange y Trasvaal. su muerte, acaecida en 1930, no hubo mo y fenómenos paranormales en gene-
Se dice de él que fue un buen soldado actividad humana que no le interesara y ral, que informó gran parte de las últi-
y un patriota, pues no hubo conflicto en a la que no dedicara una parte de su in- mas décadas de su vida, hay que decir
el que no quisiera participar de forma teligencia y de su tiempo. que es el fruto normal de su progresivo
activa. Así, durante la guerra anglo-bóer Los viajes fueron una de sus grandes apartamiento del catolicismo y de la ne-
visitó el sur de África y sirvió como mé- pasiones. Ya han quedado reseñados en cesidad de sustituir el vacío de la reli-
dico en el hospital de Langman Field. líneas anteriores algunos de los que gión con otro objeto de fuerte contenido
Todas estas experiencias han quedado efectuó en su juventud como médico y espiritual. La severa y dogmática forma-
reflejadas en libros como Historia inte- en su madurez como soldado. Señale- ción religiosa recibida de los jesuítas en
rina de la guerra o La gran guerra bóer. mos que también viajó con alguna fre- sus primeros años se convirtió posterior-
Es sobradamente conocida la anécdota cuencia a los Estados Unidos, en donde mente en un agnosticismo repleto de
relativa a su actuación cuando estalló la su obra era bastante conocida. Precisa- connotaciones escépticas que encajan
primera guerra mundial: tenía entonces mente, parte de Estudio en escarlata bien en su carácter, y más tarde, hacia la
Leer es compartir
Participar con risas, sueños, sufrimientos,
amores, recuerdos...

Nos gustaría que compartieses experiencias


y momentos con los mejores autores i
e ilustradores internacionales y nacionales.

Las colecciones Montaña Encantada,


Gaviota Júnior y Punto de Encuentro
reúnen una cuidada selección de títulos
para todas las edades; encontrarás
cuentos, relatos, obras de teatro,
poesía y mucho más.

Acompáñanos y descubre por ti mismo


que leer es sentirte único y elegido.

»e ~ JN
I*
i: < -6 < n

losé M* Plaza Carmen Lucini

GRUPO EVEREST
ARTHUR CONAN DOYLE

madurez, en un acercamiento a todo Napoleón Bonaparte, que reúne las cua- — Cuentos de misterio y terror. Como
aquello que tuviera que ver con el espi- lidades de muchos personajes de las no- no era menos de esperar en un autor que
ritismo. Salvando las relaciones indivi- velas de aventuras. había leído a Poe y que además pertene-
duales que Doyle pudiera tener con estos — El ensayo histórico y la crónica de cía culturalmente a una tradición en la
fenómenos, es preciso encuadrar su acti- guerra. La participación de Conan Doyle que había nacido la novela gótica, Doy-
tud dentro de una corriente que había en alguno de los conflictos internacio- le cultivó este género con singular acier-
comenzado hacía muchos años y que nales del Reino Unido le llevó a escribir to. El tren perdido, El hombre de los seis
tendría que crecer. El mismo Chesterton, obras tales como La gran guerra bóer y relojes, El duende del almacén, La caja
convertido al catolicismo en 1922, con- La guerra en Sudáfrica; sus causas y mo- de laca o El cazador de escarabajos son
fesaba haber provocado experiencias es- dos de hacerla, que contiene una original otros tantos ejemplos de esta actividad.
piritistas en su juventud, y otros autores defensa de la política inglesa en África del De muchos de ellos es fácil apreciar el
bien conocidos por Doyle, como Poe y Sur. Escribió también una historia del Su- interés de Doyle por los temas relacio-
Dickens, manifestaron siempre su admi- dán egipcio titulada La tragedia del Ko- nados con el espiritismo, del que ya se
ración y su interés por toda clase de fe- rosko, aparecida en 1898. ha hablado anteriormente.
nómenos paranormales.
Aparte de la literatura, la medicina, los
viajes, el espiritismo, la política y la gue- Conan Doyle
rra, Conan Doyle se interesó por la aero- fotografiado junto
a los dos hijos
náutica, por los progresos del automovi- de su segundo
lismo y de la navegación, y también por el matrimonio
boxeo. Tanta actividad contrasta con la con Jean Leckie,
imagen pasiva y melancólica de aquel mé- Denis y Adrián, en
dico de Southsea. Sin embargo, ambos su- 1916, en plena
jetos son la misma persona, del mismo 1 Guerra Mundial.
modo que también en el Sherlock Holmes Abajo, ilustración
misógino y variable, sometido a etapas de de Sidney Paget
fuerte depresión, nos es posible adivinar para una historia
de Holmes,
numerosos rasgos de su creador, Sir Art- «The Bervl Coroner».
hur Conan Doyle, al que no le fue dado al-
canzar tanta fama como el detective que él
mismo creó.

Géneros que cultivó con éxito


La obra de Conan Doyle, oscurecida
por la serie de novelas y relatos de Sher-
lock Holmes, es más extensa de lo que
se suele imaginar y abarca géneros y Los antecedentes de Holmes
contenidos temáticos diferentes. Antes
de entrar a considerar sus novelas y Éfc John Dickson Carr, excelente novelista
cuentos policiacos, veamos otros aspec- americano del género policiaco, ha escri-
tos de su obra con frecuencia ignorados: to una minuciosa y entretenida biografía
— La novela histórica. Este género * de Conan Doyle, en la que da cuenta de la
fue sin duda el preferido de Conan Doy- ~ ! evolución producida en las relaciones en-
le y es muy probable que, de no haber te- tre Doyle y su personaje de ficción. Dick-
nido éxito con Sherlock Holmes, hubie- SW". • • • son Carr es, junto con Pierre Nordon, ya
ra dedicado a él todas sus energías. Entre citado, uno de los biógrafos más serios
otros títulos, y dentro de este apartado, >' %cj^i É 11 que el novelista inglés ha tenido. Y ha te-
cabe señalar Micah Clarke (1889), La l^géWé l1 _ '!_- ~- " • K V L Ú ; '

* ' mEti M.
4ffi"'

ÍH|
nido muchos; de ahí la dificultad que su-
guardia blanca (1891) y La sombra pone, a la hora de establecer un criterio
grandiosa (1892). Es preciso citar aquí
también Aventuras de Gerard (1903), en
w ^H Es - ; I :•
• K
91 selectivo, escoger los textos más adecua-
dos o los que más se ajustan a la realidad.
la que Conan Doyle utiliza a un perso- Pero tanto Dickson Carr como Pierre
naje aparecido en otra novela suya pu-
blicada en 1896, y que no es otro que 1 Nordon coinciden en valorar a Holmes
como una de las creaciones literarias más
Etienne Gerard, brigadier del ejercito de \ geniales de todos los tiempos. Y es esta

"i CLAMADA PISTOL TO K1S KKAI


genialidad, que lo han convertido en un se van a diferenciar en que Holmes y
personaje universal, la que dificulta ha- Watson participan en cierto modo de las
cer una síntesis de este ser mítico que al grandezas y las miserias que alegran o
decir de algunos llegó a vivir 103 años. entristecen la vida del género humano.
De acuerdo, pues, con este dato, y ha- Holmes, al igual que Dupin, tiene junto
bida cuenta de que había nacido el 6 de a él a un compañero ingenuo, el doctor
enero de 1854, su muerte debió de pro- Watson, cuya torpeza no tiene otra fun-
ducirse hacia 1957. Sobre Holmes se ción que magnificar la inteligencia ana-
han escrito infinidad de libros, muchas lítica del detective. En ocasiones, Wat-
biografías y numerosas aventuras apó- son resulta más torpe de lo verosímil;
crifas. Intentar a estas alturas decir algo como contrapartida tiene a su favor el
nuevo sobre él resultaría inútil; por ser un excelente cronista y un magnífico
consiguiente, sólo de la relación indivi- narrador que sabe ambientar a la perfec-
dual con la lectura de sus proezas, ma- ción las historias que cuenta, graduando
gistralmente narradas por su cronista el inteligentemente los elementos que in-
doctor Watson, puede surgir todavía tervienen en la resolución de un caso.
una imagen no deformada del más fa- Por otra parte, las historias de Dupin al
moso de todos los detectives de ficción. desarrollarse en un París imaginario in-
Está claro que los antecedentes de ventado por la sensibilidad de un escritor
Holmes y Watson son Dupin y el anó- americano, sufren de una falta de contex-
nimo narrador de sus aventuras. Edgar to que hacen que el paisaje resulte frío y
A. Poe había muerto en 1849, diez años duro como el personaje insertado en él.
antes de que naciera Conan Doyle. Si Holmes y Watson, sin embargo, viven en
en los últimos años de su vida Poe ha- un Londres real; su apartamento está si-
bía conseguido alcanzar cierta fama, en tuado en el 221 de Baker Street y por de-
los años posteriores a su fallecimiento lante de sus ventanas transitan personajes
esta fama se convirtió en fervor, y las reales sometidos al lluvioso y húmedo cli-
sucesivas reediciones de sus libros fue- ma londinense.
ron sobradamente conocidas en Euro- Si bien Holmes posee alguna de las
pa, principalmente en Inglaterra y características de Dupin en cuanto a la
Francia, de donde partieron las dos co- dureza de sus reflexiones y a la aparen-
rrientes más importantes de la literatu- te ausencia de sentimientos, Watson se
ra policiaca. encargara de describir los momentos en
El Dupin de Poe inauguró el modelo los que el famoso detective se encuentra
del investigador analítico y deductivo. Doyle en Sudáfrica (1900). Allí sirvió postrado por la depresión y por una suer-
como médico en la segunda guerra boer.
[...] personaje que, habiendo intervenido te de melancolía que revelan la existen-
sólo en tres narraciones, alcanzó tam- cia de conflictos internos que su inteli-
bién la fama mundial. gencia analítica y deductiva no puede
Pero Conan Doyle conocía también la Estos insultos delatan el parentesco y la resolver. Así, cuando Holmes toca el
obra de Gaboriau, novelista francés que afinidad que, a pesar de Doyle, unía a su violín o mira caer la lluvia al otro lado
creó a otro importante y conocido detec- personaje con el detective americano y de la ventana (sometido tal vez a los
tive de ficción: el inspector Lecoq. con el inspector francés. Lo sitúa además efectos del opio, según sospecha Watson
Entre estos dos polos se moverá fun- dentro de una tradición en la que la fun- en algunas ocasiones), su cronista nos
damentalmente Conan Doyle a la hora ción de Holmes consistirá en sentar las ba- devuelve a un ser humano, aquejado de
de iniciar su aventura como autor de ses de un género cuya implantación en Eu- contradicciones, que en nada se parece
novelas policiacas. Para comprobarlo ropa, a través de las dos corrientes citadas, al frío y distante personaje de Edgar A.
basta leer las primeras páginas de Estu- va a tener enormes repercusiones tanto en Poe, aunque éste sea el inevitable punto
dio en escarlata, en las que Holmes la literatura no policiaca como en el cine. de partida para comprender en toda su
juzga a sus dos colegas. De Dupin dice: Sin embargo, Holmes y Watson se van dimensión a la criatura de Doyle. •
«En mi opinión, Dupin era un hombre a diferenciar del inspector Lecoq, en pri-
que valía muy poco... Sin duda que po- mer lugar, en que éste es un funcionario *Juan José Millas es escritor.
seía un algo de genio analítico; pero no y trabaja por tanto dentro de los límites
era, en modo alguno, un fenómeno». y de las normas que la institución poli-
Con el inspector Lecoq es menos res- cial exige. (No olvidemos que es dentro Nota
petuoso: «Era un chapucero indecoroso de la corriente francesa donde con más Este texto forma parte del apéndice que Juan Jo-
sé Millas escribió para la edición de Estudio en
que sólo tenía una cualidad recomenda- frecuencia se produce la figura del fun- escaríate! en la colección Tus Libros de Anaya, de
ble: su energía» (cap 2). cionario.) Y de la pareja creada por Poe 1982.

17
CUJÍ 32
ARTHUR CONAN DOYLE

Cronología
de Conan Doyle
1859 Nació en Edimburgo el 22 de ma-
yo. Era el segundo hijo de Charles
Doyle y Mary Foley. Su abuelo, John
Doyle, fue un reputado caricaturista
—firmaba sus dibujos como «HB»—
considerado, de hecho, el padre de la
«caricatura educada», en un momen-
to en que el género se caracterizaba
por ser brutal y grotesco. Charles, el
menor de los hijos de John Doyle,
también tenía talento como dibujan-
te, aunque no pudo vivir de ello co-
mo sus otros tres hermanos —uno de
ellos, Richard, fue uno de los más fa-
mosos dibujantes de la revista
Punch—, así que se empleó en la
Scottish Office of Works a los 17
años y allí trabajó siempre sin mejo-
rar su posición ni su sueldo. Ganaba
dinero extra ilustrando libros o ven-
diendo algunas de sus pinturas. No es
de extrañar, pues, que Conan Doyle
recordara de su infancia los agobios
económicos de la familia y los apuros
de la madre para llegar a final de mes.
De Charles Doyle también se ha di-
cho que fue epiléptico y un alcohóli-
co, y que toda la responsabilidad de
la vida diaria de la familia recayó
siempre en Mary Doyle, irlandesa y El creador de Sherlock Holmes fotografiado poco antes de su muerte, en ¡930. Ese
católica, hija de un médico, que tuvo mismo año publicaba The Edge of Unknown, serie de ensayos sobre espiritismo.
diez hijos, de los que sólo sobrevivie-
ron siete —cinco chicas y dos chi- Fueron dos años en Hodder y cinco cricket. Sus conocimientos de francés
cos—. La madre de Arthur fue una en Stonyhurst. De aquella época, el también le permitieron leer a Verne
gran lectora, una buena contadora de escritor recordaba la vida espartana, en su lengua original.
cuentos, lo que influyó en la vocación marcada por la escasa alimentación,
literaria de su hijo, que la adoraba. los duros y constantes castigos cor- 1875 Estudia un año más en una escue-
porales, y también la absurda educa- la de jesuitas en Austria, donde mejo-
1868-1870 El pequeño Arthur es enviado ción que allí se impartía. En su au- ra su alemán.
a estudiar a Hodder, la escuela prepa- tobiografía, Doyle se lamenta de lo
ratoria antes de ingresar en Stony- poco que le sirvieron el Latín y el 1876 Decide estudiar Medicina en la
hurst, un centro de jesuitas en el que lo Griego en su vida, y del poco uso que Universidad de Edimburgo, más que
aceptarían sin cobrarle, con la espe- hizo de las Matemáticas. Pero no fue por vocación, por poder estar en casa
ranza de que después seguiría la carre- un mal estudiante. Sobresalió en re- y ahorrar así dinero en sus años de es-
ra eclesiástica. dacción y fue un notable jugador de tudiante. Confió en una beca que, al
final, se quedó en casi nada, así que magníficas condiciones físicas (es un bras al año. Los primeros años serán
sus hermanas tuvieron que ponerse a buen boxeador), y el viaje colma sus duros, no sólo por los escasos ingre-
trabajar para aportar sus ingresos a ansias de acción y aventura. También sos, sino porque Conan Doyle se ha-
casa. ahí surge su interés por el espiritismo ce cargo de su hermano de 10 años.
y los fenómenos paranormales. También este año comunica a su fa-
1878 En la facultad, también se quejó de milia que ha perdido la fe católica.
las materias inútiles. Pero le fascina- 1881 Se licencia en Medicina y, de nue-
ron dos profesores: el doctor Bell, en vo, le espera un trabajo de médico 1883 Conan Doyle consagra parte de su
el que se inspiraría su famoso detec- en un barco que se dirige a las costas tiempo a la escritura, que le reporta
tive, y el profesor Rutherford de ana- del este de África. Esta travesía es algún dinero extra. La prestigiosa re-
vista Cornhill le publica un relato
breve basado en el misterio de Marie
Celeste.

1884 Empieza a escribir la novela, The


Firm of Gire/lesione, que no se publi-
có hasta 1890, ya que fue rechazada
por varios editores, aunque no era ni
peor ni mejor que otras que hizo en
esta época.

1885 Arthur se casa con Louisc Haw-


kins, la hermana mayor de un joven
paciente que murió. Fue un buen ma-
rido, y también un buen vecino, que
tomó parte en la vida de la comuni-
dad y que jugó en los equipos de cric-
ket y fútbol de Portsmouth.

1887 Ve la luz la primera novela de


Sherlock Holmes, Estudio en escar-
lata, publicada en el Betons Chrlst-
masAnnual. Doyle recibió por ella 25
libras a cambio de renunciar a todos
los derechos sobre el texto que la crí-
tica ignoró en su momento. El autor
A la izquierda, foto de deán Leckie, se centró entonces en la novela histó-
la segunda esposa de Doyle. Arriba, rica, y empezó a escribir Micah Clar-
retrato de las tres hermanas del escritor ke, que fue publicada dos años más
—Connie, Lottie y Annette—. tarde. La novela está situada a finales
del siglo xvii, cuando el rey James II
tomía, del que sería ayudante un menos placentera y el futuro escritor intentó reintroducir el catolicismo en
tiempo, y que también le serviría de enferma, presumiblemente de mala- Inglaterra con la oposición del Duke
modelo para crear al profesor Cha- ria, y ve la muerte de cerca. Pero vuel- de Monmouth, que perdió la batalla
llenger. ve a casa curado y con dinero para su de Sedgemoor en 1685, relatada en el
madre. libro de Doyle. El libro tuvo bastante
1879 Charles Doyle ingresa en un centro éxito y alcanzó las cuatro ediciones
asistencial, a causa de su alcoholis- 1882 Al principio, acepta ser ayudante en pocos meses.
mo. También este año, Conan Doyle de un compañero de facultad, el doc-
publica anónimamente sus primeros tor Budd, en Plymouth. Pero le dura 1888 Aparece Estudio en escarlata en
relatos. poco, porque Conan Doyle no com- un solo volumen y con ilustraciones
parte los poco ortodoxos y poco es- de Charles Doyle, el padre de Arthur.
1880 Para dejar de ser una carga para la crupulosos métodos de su colega. Así
familia, acepta, siendo todavía un es- que se instala por su cuenta en South- 1889 Nace Mary Louise, la hija de Co-
tudiante, un puesto de cirujano en un sea, un suburbio de Portsmouth. Man- nan Doyle.
barco ballenero que pone rumbo al tendrá la consulta durante ocho años,
Ártico. Conan Doyle es joven, está en pero no logrará ganar más de 300 li- 1890 Publica su segunda novela históri-

19
CLU132
ARTHUR CONAN DOYLE

ca, The White Company, que tuvo in-


cluso mejor acogida que la primera.
La acción se sitúa en la Inglaterra del
siglo xiv, bajo el reinado de Eduardo
III. Y aparece la segunda aventura de
Holmcs, The Sign ofthe Fonr, en el
Lippincott 's Magazine. Se cuenta que
una noche que coincidieron en una ce-
na Conan Doyle y Osear Wilde —este
último había leído y le había gustado
Micah Clarke—, ambos acordaron es-
cribir un libro para el Lippincott s
Magazine; el de Wilde fue El retrato
de Dorian Grey. De hecho, Wilde fue
uno de los primeros escritores que re-
conoció el talento de Conan Doyle.
Este mismo año, Doyle viaja a Berlín
para investigar al bacteriólogo Robert
Koch que presumía de haber encon-
trado cura para la tuberculosis.

1891 Cierra la consulta de Southsea y se


va a Viena con su familia con la in-
tención de especializarse en Oftalmo-
logía. Los planes fallan y se instala
en Londres y abre consulta en De-
vonshire Place, pero será por poco
tiempo ya que decide abandonar la
medicina para dedicarse a escribir.
Seis historias de Sherlock Holmes
aparecen en el Strand Magazine.

1892 Nace su hijo Kingsley. Los Doyle


viajan a Noruega con un escritor ami-
go, y allí el creador de Holmes, un Dibujo que muestra a Conan Doyle jugando al cricket, uno de sus deportes favoritos. La
buen deportista, esquía por primera ilustración apareció en su libro Memories and Adventures.
vez. Además, intentará introducir es-
te deporte en Suiza. más, escribe la pieza teatral Waterloo, Se publica The Stark Munro Letters,
representada por el gran Henry Ir- una novela autobiográfica.
1893 Muere el padre de Doyle, y su es- ving, y la comedia The House of'Tem-
posa Louise enferma gravemente de perley, ambas logran el éxito. 1896 Se publica The Exploits of Bri-
tuberculosis. Le dan pocos meses de gadier Gerard, novela protagoniza-
vida, así que el escritor, que no está 1895 Conan Doyle es un escritor admi- da por Etienne Gerard, brigadier del
de acuerdo con el diagnóstico, se la rado; un sector de la sociedad victo- ejército de Napoleón Bonaparte. Fue
lleva a Suiza para una cura. Al mismo riana lo respeta por sus ideas políti- uno de los pocos personajes diverti-
tiempo, en el Strand aparece The Fi- cas; otros prefieren al escritor de dos, sin ser ridículo, que creó Doyle,
nca Problem, la última aventura, por novelas históricas y, por supuesto, es- y uno de los que merecen pasar la
el momento, de Holmes. Doyle, que tán los incondicionales de Holmes, prueba del tiempo. El héroe, que pro-
ya odiaba bastante a la criatura que le un personaje cuya biografía ficticia tagonizó en 1903 otra novela de Doy-
había dado fama, decide matarla. llegará a eclipsar a la de su discreto le, The Adventures of Birgadier Ge-
creador. rard, está basado en el Barón de
1894 Viaja por Estados Unidos en una Sin problemas de dinero, Doyle hace Marbot, un vanidoso y amante de la
gira literaria de gran éxito. En este construir una casa en Surrey, un con- pompa y la ostentación que, sin em-
país sus novelas policiacas tienen ca- dado terapéutico para la dolencia de bargo, demostró habilidad y valentía
si mejor acogida que en Inglaterra y, su mujer. El invierno, por las mismas en la batalla.
durante estos años, Doyle será el in- causas, lo pasarán en Egipto, en un La otra novela editada este año fue
glés más popular en América. Ade- hotel cercano a las pirámides. Rodney Stone, sobre los combates de
War y The War in South África: lis
Causes and Conduct, este último un
panfleto, del que se vendieron 300.000
copias, en el que Doyle condenaba el
comportamiento de las Fuerzas Arma-
das británicas en la guerra contra los
boers, aunque él siempre fue un impe-
rialista convencido.
También este año, el escritor se pre-
senta como candidato unionista (con-
servadores) por Edimburgo a las
Elecciones generales, pero no consi-
gue escaño.

1902 Después de pensarlo m u c h o , y


dada la insistencia de su m a d r e ,
acepta el título de caballero que le
ofrecen, que a él le parece una re-
compensa innecesaria por sus servi-
cios al Estado. Ya tenemos, pues, a
Sir Arthur Conan Doyle. En una de
las últimas aventuras de H o l m e s ,
Watson cuenta que el rey de los de-
tectives rechazó el título de caballe-
ro que le ofrecieron precisamente en
1902. Una vez más, la criatura hacía
cosas que su creador deseaba haber
hecho.
Ese mismo año, Doyle resucita a Hol-
mes en The Houncl of the Baskervi-
lles, siguiendo de nuevo los conse-
j o s de su madre y de m u c h o s de sus
amigos.
Doyle emprendió varias cruzadas para liberar a personas injustamente condenadas. 1903 Aparece en el Strand, The Adven-
Uno de ellos fue Osear Slater (en la foto), un judío alemán acusado de asesinato.
tures or Gerard.

boxeo durante el período de la Re- Se publica Únele Bernac, una novela 1906 Doyle defiende la causa de Geor-
gencia. El pago adelantado por esta histórica ambientada en tiempos de la ge Edalji, injustamente encarcelado
novela fue el más sustancioso que re- Revolución Francesa. en 1903 acusado de matar caballos y
cibió nunca el autor que, como ya he- ganado. Como su detective, Doyle in-
mos señalado, tenía debilidad por es- 1898 De su estancia en Egipto y Sudán vestigará a fondo el caso en el que
te deporte, aunque había aspectos que queda The Tragedy of Korosko, una hubo más de una irregularidad. En la
no le gustaban. Incluso así, creía en historia del Sudán egipcio. esfera política, el escritor se ve impli-
su calidad de deporte formativo so- cado en el movimiento de reforma de
bre todo para chicos de los barrios 1899 Estalla la segunda guerra Bóer, y la ley de divorcio. En lo personal, su-
pobres de las ciudades y él mismo Doyle se presenta como voluntario, fre la pérdida de su mujer.
impulsó la creación de clubes de bo- pero no es aceptado.
xeo en Londres y Glasgow. Publica A Duet With An Occasional 1907 Edalji es puesto en libertad. Por su
Chorus, una novela de costumbres parte, Doyle se casa con Jean Leckie.
1987 Doyle conoce a la joven y hermo- sociales.
sa Jean Leckie, y se enamora. Es un 1909 Escribe The Crime of the Congo
amor platónico que se atreve a confe- 1900 Finalmente, el escritor parte ha- para denunciar las crueldades a las
sar a su madre y a algunos amigos. cia Sudáfrica, c o m o médico en una que se veían sometidos los nativos
Sin embargo, cuidará cariñosamente unidad del ejército. Tiene así opor- del Congo Belga a manos de compa-
de su mujer, postrada en cama, hasta tunidad de visitar el frente. De vuel- ñías comerciales.
su muerte. ta a su país, escribe The Great Boer Nace su hijo Denis.
ARTHUR CONAN DOYLE

admiraba por haber puesto al descu-


bierto las barbaridades que se come-
tían en el Congo Belga. Según Doy-
le, Casement no estaba mentalmente
equilibrado, prueba de ello era su de-
fensa de la causa alemana.
Por otro lado, el escritor anuncia su
conversión al espiritismo en la revis-
ta Light.

1918 Visita a las tropas australianas en


la batalla de St. Quentin. Muere su
hijo Kingsley (26 años), de su pri-
mer matrimonio, a causa de un neu-
monía después de haber sido herido
en combate.
Doyle publica su primer libro de es-
piritismo, The New Revelation.

1919 También muere de neumonía su


hermano Innes.

1920 Se lleva a la familia a Australia


para propagar el espiritismo. Admi-
te creer en las hadas y escribe The
Conan Doy/e en 1916, en su visita al frente italiano en plena I Guerra Mundial. Corning ifthe Fairies.

1923 Otra gira por Estados Unidos y Ca-


1910 Se interesa por el caso de Osear Poison Belt, con Challenger de nuevo nadá.
Slater, un judío alemán acusado de como protagonista.
una muerte en Escocia. Lucha por su 1925 Preside el Congreso Internacional
causa durante los siguientes 17 años, 1914 Estalla la I Guerra Mundial. Doy- Espiritista en París.
hasta que el hombre es excarcelado le organiza fuerzas locales de volun-
en 1927. tarios, que luego se convierten en 1926 Publica el segundo volumen de
Nace el segundo hijo de su segundo cuerpos oficiales y sirve en ellos co- History of Spiritualism and The Land
matrimonio, Adrián. rno particular. Escribe el panfleto To of Mist, una aventura del profesor
Arms! (¡A las armas!). Challenger con el tema del espiritis-
1911 Toma parte en la carrera de co- mo de fondo.
ches Príncipe Henry, que ganan los 1915 Comienza el sexto volumen de la
ingleses frente a los alemanes. Su historia de The British Campaign in 1927 Osear Slater queda libre pero está
esposa lo acompañó en esta carrera Frunce and Flanders, que no com- peleado con Doyle. Aparecen las últi-
que empezaba en Alemania y termi- pletará hasta el año 1920. Y publica mas historias de Holmes —The Case
naba en Londres, a bordo de un Die- The Valley of Fear, otra entrega de Book of Sherlock Holmes—.
trich-Lorraine. En la entrega del pre- los casos de H o l m e s narrados por
mio al equipo inglés, el discurso del Watson. 1928 Los Doyle viajan a Sudáfrica, Ke-
príncipe prusiano dejó en Doyle la nia y Rhodesia. La esposa de Doyle
impresión de que la guerra entre am- 1916 Doyle visita los frentes británico, continúa evocando espíritus y sir-
bos países no estaba lejos. francés e italiano y, al mismo tiempo, viendo de médium.
lucha infructuosamente por el indul-
1912 Nace su hija Lena Jean. En lo lite- to de Sir Roger Casement, condenado 1929 Doyle visita Escandinavia y Ho-
rario, aparece el profesor Challenger a muerte por traición. Casement apo- landa. Vuelve exhausto del viaje y tie-
en The Lost World, figura inspirada yó la causa alemana nada más empe- ne un ataque de corazón, aunque in-
en el profesor de anatomía que tuvo zar la guerra y fomentó en Llanda la siste en hablar en el meeting del Día
Doyle en Edimburgo. insurrección contra los británicos. del Armisticio.
Para Doyle, la acción de Casement
1913 Aparece publicada la segunda no- fue de traición, y tampoco simpatiza- 1930 Sir Arthur Conan Doyle muere el
vela de ciencia ficción de Doyle, The ba con su homosexualidad, pero lo 7 de julio. •
La c u l t u r a
pasa por a q u í

AV Monografías La Caña ER, Revista de Litoral RevistAtlántica de


Abaco CD Compact Filosofía Lletra de Canví Poesía
Academia El Ciervo Experimenta Matador Revista de
Foto-Vídeo Occidente
ADE Teatro Cinevídeo 20 Ni hablar
Gaia Ritmo
Afers I nternacionals Clarín Nickel Odeon
Generació Scherzo
África América Claves de Razón Nueva Revista
Latina Grial El Siglo que viene
Práctica Opera Actual
Ajoblanco Guadalimar Síntesis
CLIJ La Página
Álbum Guaraguao Sistema
El Croquis Papeles de la FIM
Archipiélago Historia, Antropología Temas para el
Cuadernos de Álzate El Paseante Debate
Archivos de la y Fuentes Orales
Cuadernos Política Exterior A Trabe de Ouro
Filmoteca Historia Social
Hispanoamericanos Por la Danza
Arquitectura Viva I nsula Turia
Cuadernos de Jazz Primer Acto
Arte y Parte Cuadernos del Jakin Utopías/Nuestra
Lazarillo Quaderns Bandera
Atlántica Lápiz d'Arquitectura
Debats Veintiuno
I nternacional Lateral Quimera
Delibros El Viejo Topo
L'Avenc Leer Raíces
Dirigido Viridiana
La Balsa Letra Internacional Reales Sitios
Ecología Política Voice
de la Medusa Leviatán Reseña Zona Abierta
Bitzoc

Exposición, información,
venta y suscripciones:

R Asociación de Revistas
Hortaleza, 75. 2 8 0 0 4 Madrid
Teléf.: ( 9 1 ) 3 0 8 6 0 6 6
B'ax: ( 9 1 ) 3 1 9 9 8 6 7
C Culturales de E s p a ñ a http: / /www. arce, es
e-mail: a r c e @ i n f o r n e t . e s
ARTHUR CONAN DOYLE

Estudio en escarlata
por Juan José Millas 4 '

Sherlock Holmes encarnaba algunas de


las «virtudes» más sobresalientes
del ideal de hombre Victoriano:
egocéntrico, vanidoso, orgulloso
imperialista, cultivado, etc. Pero,
además, su credor lo adornó con
otras cualidades: un enorme
genio deductivo, una misoginia
feroz, sin olvidar su afición a
ciertas drogas y algunas otras
excentricidades. Con este
material construyó al rey de los
detectives que se estrenó en
E s t u d i o en escarlata, una
novela en la que, según propia
confesión, Conan Doy le había
dado lo mejor de sí mismo y
sobre la que albergaba grandes
esperanzas. Pero no tuvo la
acogida esperada, aunque con
esta obra acababa de nacer un
mito que pervive hoy en día con
increíble vitalidad.
GEO HUTCHINSON, ESTUDIO EN ESCARLATA, ANAYA, 1982
c
I
V
onan Doyle utilizó la novela
larga, la novela corta y el
placer, aunque su lectura adolezca de la
tensión que informa a aquellos. Estas
tres novelas, que han alcanzado justa fa-
ma, son El signo de los cuatro (1890), El
Holmes antes de que Doyle diera con el
eufónico y definitivo Sherlock.
Estas cuestiones son, con todo, razo-
namientos a posteriori; tienen que ver
^-•i \-^ cuento para describir las
aventuras de Sherlock Holmes. Estudio sabueso de los Baskerville (1902) y El más con la curiosidad que despiertan los
en escarlata, la primera de las obras en valle del terror (1915). «secretos de cocina» de todo gran autor
la que aparece este personaje, es una no- Sin la lectura de éstas no es posible que con los juicios de valor emitidos
vela corta cuyas dificultades para ser comprender la evolución posterior del desde el punto de vista crítico.
publicada, según el primer editor que tu- género hacia la llamada novela-proble- Estos juicios deben basarse de mane-
vo en sus manos el original, estribaban ma, que, como ya se ha dicho, cargará el ra exclusiva en la obra acabada, tal y co-
en que era demasiado larga para ser pu- acento sobre aquellos aspectos del rela- mo aparece ante el lector, ya que los re-
blicada en un solo fascículo y demasia- to que tienen que ver con la inteligente cursos laterales, por útiles que resulten
do corta para ser publicada en volumen. interpretación y ordenamiento de los da- en ocasiones, pueden llegar a utilizarse
La oposición novela-cuento, que ha- tos que todo crimen proporciona. en sentidos diferentes y aun opuestos.
bía suscitado algunas reflexiones de or- Será, por tanto, atendiendo al análisis de
den teórico entre los ensayistas, fue uno la obra de donde podamos deducir si se
de los problemas con los que Doyle se Presentación de la extraña han cumplido las expectativas que su es-
hubo de enfrentar inclinándose final- pareja tilo anunciaba y si este estilo ha conse-
mente hacia la segunda opción. Con es- guido combinar adecuadamente los va-
ta actitud confirmaba la tesis de Poe y Estudio en escarlata es la primera no- lores arguméntales y expresivos.
de su contemporáneo Chesterton en el vela de Conan Doyle perteneciente al ci-
sentido de que es el relato breve el que clo holmeseano. Se dice con frecuencia
más conviene a este género, en el que que este carácter de obra pri-
cada uno de los elementos puestos en meriza es detectable tanto en ** M "
juego debe desempeñar una función los titubeos de su autor para
importante. titularla (el título del manus-
Sin embargo, y aunque el mejor Co- crito fue en un principio Una
nan Doyle es el autor de cuentos, hay madeja enmarañada), como
dentro de su obra holmeseana tres nove- en el hecho de que el detec-
las largas que se leen con gusto y que tive se llamara Sherrinford
proporcionan las suficientes dosis de

GEO HUTCHINSON. ESTUDIO [ N


¿ <•"'-«, ESCARLATA, ANAYA. 1982.
ARTHUR CONAN DOYLE

Cronología de Sherlock Holmes


por Juan Tenar*

Sherlock aparece por primera vez en 1887, en la novela casos guardados en su archivo. Y se reserva otros. No sabía
corta (y demasiado larga según la críticas que se han hecho el buen doctor el pie que dio a futuros sherlockianos con
a su estructura) Estudio en escarlata. Vuelve en 1890 con El tantos casos inéditos... El último libro se llama El archivo de
signo de los cuatro. Dos años después, el primer volumen de Sherlock Holmes. Y el propio autor escribe un prólogo-des-
relatos (es en el cuento donde creador y criatura brillan más pedida del que reproducimos a continuación unos párrafos:
y mejor) Las aventuras de Sherlock Holmes (1892). «Me acomete el terror de que Sherlock Holmes acabe
Conan Doyle casi no puede parar, no le dejan: 1894, Las convirtiéndose en uno de esos tenores famosos que, por ha-
memorias de Sherlock Holmes. Cree haberse librado del ber sobrevivido a la época de sus triunfos, se dejan llevar de
personaje en el último cuento, pero en 1902, dentro de una la tentación de repetir una y otra vez sus saludos escénicos
novela al estilo «gótico» (terror clásico) —El sabueso de los de despedida ante públicos indulgentes. Esto tiene que aca-
Baskerville— tuvo que introducir a Holmes en una supues- bar, y Sherlock Holmes debe seguir el camino de todo lo
ta aventura ocurrida antes de su muerte. Nadie más que él que es carne en el sentido material o en el de la fantasía. Es
podía solucionar el siniestro problema de los páramos de grato pensar que existe algún fantástico limbo para las cria-
Devonshire. La criatura reclamaba al creador su vuelta al turas de la imaginación, algún lugar desconocido e imposi-
mundo de los crímenes. El creador intentó hacerse el sordo. ble en el que los elegantes de Fielding (autor de Tom Jones)
Ganó la criatura, ya conocemos la historia. siguen haciendo el amor a las hermosas de Richardson (au-
— 1905: El regreso (o «reaparición» o «vuelta» según las tor de Pamela y Clarissá) y se contonean pomposos los hé-
traducciones) de Sherlock Holmes. roes de Scott y los encantadores cockneys de Dickens arran-
— 1915: Él valle del terror. Otra vez dos novelas cortas can todavía las risas y los mundanos de Thackeray persisten
fundidas en una, según el estilo (no recomendable, a pesar en su conducta censurable.
de que Doyle insistiera en ello) de buscar excusas no muy »Quizá Sherlock Holmes y su Watson hallen por algún
significativas para la unión un tanto artificial. Un detalle pe- tiempo un rincón humilde en este Walhalla, dejando el pues-
culiar de este libro: la colaboración de Edward «el Pájaro», to que ocuparon en el escenario a algún sabueso todavía
un detective yanqui. más astuto y al que acompañe un camarada que lo sea toda-
— 1917: El último saludo de Sherlock Holmes. Ya se ve vía menos».
que Sir Arthur ensayaba otra vez el abandono. Fuera Sher-
lock de una vez. Ésta será su última actuación. Pero el in- * Juan Tcbar es escritor y crítico literario.
sistente caballero no aceptaba el divorcio. Y, en 1927 vuel- Nota
ve a asomar su curva nariz, a tocar las cuerdas de su violín, Este texto es parte del apéndice que escribió Juan Tobar en la edición de
a dar que escribir a Watson que, supuestamente, aprovecha El regreso de Sherlock Holmes (Anaya, 1992).

li ;!i «M'ifir.a ñero y cronista el doctor Watson. Esta gencias desiguales se va a repetir en el
representación incluye la descripción de género, y su antecedente más próximo
Tratándose de una novela policiaca, es ambos personajes, aunque la definición es la pareja creada por Poe en Los crí-
normal que el núcleo del asunto a desa- del segundo está más oculta y se deduce menes de la Rué Morgue.
rrollar sea un crimen. Éste presenta las más bien por oposición. Es decir, cuan- — Aparece, por otro lado, a lo largo
características precisas de confusión y do el doctor Watson explica admirativa- de esta novela otra de las características
ambigüedad para construir en torno a él mente las capacidades analíticas o física de la literatura policiaca, sobre todo en
un argumento cuyas motivaciones y de su compañero está dándonos inevita- su vertiente anglosajona: la oposición
contenidos de diverso orden acabarán blemante noticias de su propia torpeza del detective frente a la institución de la
creando en torno a ese núcleo un cua- en ambos terrenos. Ya se ha insistido en policía. También en este caso la figura
dro, alguna de cuyas líneas maestras po- páginas anteriores en la función que que sale ganando es la del detective. Ve-
drían ser las siguientes: cumple la torpeza del doctor Watson co- amos lo que dice Holmes de Gregson y
— Por un lado, asistimos a la presen- mo magnificadora de la inteligencia de Lestradc, los dos agentes de Scotland
tación de Sherlock Holmes y su compa- Holmes. Esta relación entre dos inteli- Yard que intervienen en la resolución del
caso: «Son lo mejorcito de un grupo de primra parte, la más larga, se asiste a la la que aparece insertado. La acción de
torpes. Actúan con rapidez y energía, presentación de los personajes, la descrip- este pequeño relato transcurre en Améri-
pero sin salirse de la rutina. Son odiosa- ción del crimen y las investigaciones que ca y es enormemente interesante, porque
mente rutinarios» (cap.3). éste comporta. Termina esta primera par- revela la aficción de Doyle por la novela
— Es preciso destacar asimismo la dis- te con la captura del criminal por Sher- histórica, que con tanto acierto cultivó.
tancia que el detective de ficción guarda lock Holmes sin que la policía ni el doc- Aparte de la íúnción que tienen como ex-
respecto a la justicia de los hombres. tor Watson sepan cómo se ha llegado a la plicación de las motivaciones del crimen,
Su función no es tanto hacer justicia resolución del caso. Esta ignorancia afec- esta segunda zona es un valioso docu-
como resolver los problemas planteados ta también al lector, que se queda sor- mento narrativo cuyo verdadero tema es
por el caso criminal, en los que se mez- prendido con lo que parece el final de la el de los mormones. Esta secta religiosa
clan hábilmente cuestiones de orden historia. La segunda parte comienza con fundó en 1846 la ciudad de Salt Lake City
analítico, psicológico y a veces matemá- un relato retrospectivo que tiene cinco ca- y colonizó lo que habría ser más tarde la
tico. Esta distancia respecto a la institu- pítulos. (En los dos restantes Watson rea- región de Utah. Se caracterizaban sus se-
ción de la justicia se convierte en des- nuda la narración.) Este relato, que expli- guidores en estos primeros tiempos por un
precio en la obra de Gastón Leroux. ca lo que ignoraba Watson, la policía y el fanatismo que los llevaba a realizar las
Junto a estas líneas maestras, que sitúan propio lector, es en sí mismo una novela crueldades más atroces.
la obra de Doyle dentro de unos esquemas independiente que goza quizá de mayor No hay duda que desde el punto de
narrativos en formación y que habrán de unidad y cohesión interna que la novela en vista de la lógica interna que debe infor-
dar lugar a un género literario de enormes
repercusiones, aparecen contenidos temá-
ticos más susceptibles de ser encuadrados
dentro de las coordenadas espacio-tempo-
rales en que se inscribe la acción de la no-
vela. Así, por ejemplo, las alusiones al co-
lonialismo inglés puestas de manifiesto
en diversas ocasiones, y también algunas
cuestiones relativas a la vida cotidiana de
esa gran ciudad que es Londres. Subsiste
en Doyle, junto a lo relativo a la pura ac-
ción policiaca, un costumbrismo en el
que, con pocas pinceladas, nos es dado
ver con viveza el ambiente de la época
que describe.

La forma
Quede claro que la distinción que esta-
mos haciendo entre contenido y forma es
más metodológica que real. Con ella se
pretende ayudar al lector no sólo a des-
componer los elementos que forman una
pieza literaria, sino a potenciar el gusto
por la lectura, que será más placentera
cuanto más numerosos sean los registros
que posea el lector. El fondo y la forma,
como se ha dicho tantas veces, son las dos
caras de una misma moneda. Y no se pue-
den separar sin hacer violencia del objeto
en estudio. «El tema de un texto —dice el
profesor Lázaro Carreter— está presente
en los rasgos formales de es texto.»
Hecha esta salvedad, volvamos a Es-
tudio en escarlata para valorar ahora las
cuestiones formales de esta novela.
Se trata de una obra dividida en dos par-
tes con siete capítulos cada una. En la Ot^.T-íí^iijjoii , GEO HUTCH1NSON, ESTUDIO EN ESCARLATA, ANAYA, 1982
ARTHUR CONAN DOYLE

iJf

OfíO l^tíy.j,^.

mar a toda la novela, Estudio en escarla- lleto que lleva el título, algo fantástico, resumirse en las frases subrayadas, no
ta carece, debido a esta incrustación in- de Estudio en escarlata'», Holmes le deja de conferir dignidad al autor.
necesaria, de la unidad de tono y ritmo contesta con cierta displicencia: «Lo mi- Los desajustes formales señalados re-
que sería deseable. Este desajuste se agra- ré por encima. Hablando con honradez, percuten en el desarrollo de la trama,
va, además, por el hecho de que el relato no puedo felicitarle por esa obra. El de- puesto que forman e informan a ésta co-
sobre la secta mormona está hecho desde tectivismo es, o debería ser, una ciencia mo el hilo forma e informa al tejido pa-
el punto de vista de un narrador omnis- exacta, que es preciso tratar de la misma ra cuya realización se utiliza. No obs-
ciente, cuando el resto de la novela está manera fría y antisentimental que toda tante, Conan Doyle supo compesar esta
escrita por el doctor Watson. Así, pues, la ciencia exacta. Usted ha intentado dar- deficiencia dotando a cada una de las
relación entre la novela y el relato en ella le un tinte novelesco, y el resultado es dos unidades señaladas de un carácter
incrustado es de mera yuxtaposición, idéntico al que se produciría si usted tra- propio, que incluso por separado se lee-
siendo demasiado débil el hilo orgánico tase una novela de amor o el rapto de ría bien. En otras palabras, los aciertos
con el que Conan Doyle pretende ensar- una mujer por el procedimiento de la parciales pueden hacer olvidar las defi-
tarlos. Por lo demás, el propio autor se quinta proporción de Euclides... Hay al- ciencias estructurales, convirtiendo la
dio cuenta de esta debilidad. gunos hechos que es preciso suprimir; lectura de Estudio en escarlata en un
por lo menos se impone al tratarlos el ejercicio donde existen abundantes es-
mantener un sentido justo de las propor- pacios de placer. •
Autocrítica ciones. Lo único que en ese caso mere-
cería ser mencionado es el curioso argu- * Juan José Millas es escritor.
Así, cuando en el primer capítulo de mentar analíticamente de los efectos a Nota
El signo de los cuatro Watson dice a las causas que me permitió desenredar- Este texto se publicó como apéndice en la edición
Holmes que ha escrito «un pequeño fo- lo». Esta acertada autocrítica, que podría de Estudio en escarlata de Anaya (1982).
ARTHUR CONAN DOYLE

El signo de los cuatro


por Juan Tobar*

La primera entrega de los


casos de Sherlock Holmes
tuvo mejor acogida en
Estados Unidos que en Gran
Bretaña, así que un editor
americano fue el que pidió
a Conan Doyle una nueva
aventura de su genio de
la deducción que
fue alumbrada en el
Lippincott's Magazine
en 1890, con el título de
T h e Sign of Four. En ella,
las personalidades de
Holmes y Watson quedan
perfectamente definidas, así
como las excentricidades
y fobias del que estaba
llamado a ser el rey
indiscutible de los detectives.
La novela, sin ser la mejor
del ciclo, cosechó éxito
y buenas críticas. La fama
esperaba a su autor.
ARTHUR CONAN DOYLE

D espués de Estudio en escarlata


—que no fue, precisamente, un
éxito clamoroso, ¿quizá porque
Watson se dejó llevar por ese romanti-
cismo «inoportuno»?—, Sir Arthur Co-
nan Doyle insistiría aún dubitativamen-
te con el personaje tres años después. El
signo de los cuatro apareció en 1890.
Todavía, seguramente, no odiaba al de-
tective porque éste no había triunfado
aún. Tampoco la segunda novela consi-
guió el éxito. Por lo menos los escanda-
losos laureles, que no llegarían hasta que
no se decidiera a escribir con él cuentos
en vez de novelas.
El médico literato había cultivado la no-
vela histórica entre las dos primeras en-
tregas de Holmes. Ese género fue la ma-
yor afición literaria de su vida. A ella
volvería después de El signo de los cua-
tro, con La guardia blanca, su mejor obra
según el propio autor. Pero enseguida, la
fama de Holmes, las exigencias de editor
y lectores, limitarían mucho su dedicación
a otros empeños que no fueran los casos
criminales del inquilino de Baker Street.

Un encargo americano
La segunda novela de Sherlock Hol-
mes nació gracias a una comida del co-
editor americano. Era un tipo de Filadel-
fia llamado Lippincot. A ese almuerzo
fue convocado también un célebre con-
temporáneo de Conan Doyle (y de Hol- mo pensaba, seguramente, que era el úl- sarrollándose, los elementos fundamenta-
mes, pues ambos habían nacido el mis- timo, y no entraba en sus planes insistir les ya existen. Es aquí, por ejemplo, don-
mo año, y uno de los pastiches, a los que con los mismos personajes, precipitó la de aparecen «los irregulares de Baker
alguna vez nos habremos referido, los boda de Watson. Luego tendría que ir Street», nomenclatura que tanto juego ha
une como personajes de una misma tra- para atrás, matar o alejar esposas y reu- dado a los sucesivos admiradores de Hol-
ma): se trataba nada menos que de Osear nir a los dos colegas a pesar de la vida mes. Y que, como algunos otros datos dig-
Wilde, con quien seguramente también íntima del doctor. nos de destacarse, parecen inspirados di-
negociarían alguna publicación. No co- La posible influencia de Macaulay en- rectamente por Dickens.
nozco datos, lamentablemente, de la po- tre sus lecturas predilectas, y su interés Los «irregulares» son pilletes de las
sible intervención de Wilde en el alum- por ese género, que le preocupaba más calles de Londres. Holmes los llama
bramiento de esta aventura del detective. por aquel entonces que la propia obra «fuerzas de la policía detectivesca, sec-
Pero es bonito imaginarlos juntos en es- policiaca que estaba componiendo, pue- ción de Baker Street». Y Watson se
ta reunión, de donde saldría la pronto de rastrearse notablemente en El signo echaba a reír al pensar en ellos. Son jó-
imparable ascensión de la criatura. de los cuatro, donde se habla de tesoros venes callejeros, que forman tan disci-
Sir Arthur, como ya sabemos, prefería de las colonias y de la formación del Im- plinadamente como un ejército ante la
publicar otro tipo de literatura, pero el perio inglés. autoridad —y las propinas— de Sher-
avispado negociante yanqui sabía lo que Pero Holmes y Watson se iban guisan- lock Holmes. Nacen directamente de la
quería. Lo sabía mejor que sus socios in- do a fuego lento, iban creciendo, se iban ciudad real que albergó a ambos escrito-
gleses, que no estaban muy entusiasma- haciendo fuertes, sin que el autor lo su- res, pero en la Historia de la Literatura,
dos precisamente con el título anterior piese, o sin que el autor lo quisiera. son ya más de Dickens que del propio
de Sherlock Holmes. En esta segunda novela, los personajes Londres. Y Conan Doyle los aprovecha.
Doyle aceptó, pues, el encargo. Y co- están todavía creciendo, el embrión va de- No es la única imagen, porque es el
mismo escenario, y una época cercana, los cuatro, la segunda parte aparece co-
en que se acercan los dos autores. En es- mo un relato aparte que cuenta uno de
ta novela hay una descripción del Táme- los personajes, la llamada «Extraña his-
sis de noche (aquí las barcazas ya tienen toria de Jonathan Small». Aunque figu-
motor) que no dudará en relacionar cual- ra sólo como un capítulo, dada su exten-
quier lector de Nuestro común amigo sión, su importancia y lo exótico de su
con tan extraordinaria y escalofriante ambiente y estilo resulta más bien otra
novela de Charles Dickens. novela diferente. Diferente y algo peor:
menos grata, porque nos priva durante
muchas páginas de nuestros personajes
Quedan definidos los personajes preferidos, Holmes y Watson. Por más
que su autor, años más tarde, hubiera
Ocurren ya cosas sustanciales en este querido privarse de ellos definitivamen-
segundo libro del llamado Canon: el re- te, al lector no le gusta esa ausencia.
ferido enamoramiento por parte de Wat- La historia de Small es como una nove-
son de la señorita Morstan, por ejemplo. la de Kipling metida al final de una aven-
Ésta es una historia en que se pierde un tura de Sherlock Holmes. Lo de Kipling
tesoro, pero también en la que alguien es una broma, nos referimos al ambiente
gana otro: el amor de Mary, claro. Pero exótico e imperial de la narración, pero
seguro que de eso volveremos a hablar vale como ilustración de una idea: la de
luego. No nos adelantemos. Conan Doyle de mezclar historia y aven-
Y los personajes están ya definitiva- turas con el esquema del relato de intriga
mente definidos: Holmes es vanidoso, de debía, quizá, resultarle opresor. Si ya
genial, racista y brutalmente misógino resulta chocante otra novela como remate
en ocasiones, el de siempre, vamos. Co- de la primera, no es precisamente lo más
mo Watson es ingenuo, generoso, pru- adecuado en cuanto explicación de un ca-
dente, fiel, valiente aunque eternamente so policiaco. Las leyes del género —que
inexperto. Nuestro querido Watson de ha de establecer, en gran medida el mismo
toda la vida. Conan Doyle— se encargarán de demos-
Quiero decir que no son distintos los trar a posteriori que las soluciones de los
Holmes y Watson de estos dos libros y enigmas criminales, cuanto más sencillas
los que se hicieron inmortales en los re- y breves, muchísimo mejor.
latos que seguirán. Los cuentos poste- A Sherlock Holmes no le parece mal
riores, con los que consiguió el éxito este relato de Jonathan, por largo que sea,
mayúsculo e inesperado, anotan, subra- y por mucho que se dé de bruces con to-
yan, perfilan, enriquecen, lo que ya es- do el relato anterior. Dice, más o menos dé la gana, una vez que suponemos al
taba en las dos novelas primeras. Y en textualmente, que lo considera un apro- lector enterado de todo.
esta segunda suceden, como hemos vis- piado cierre para un caso interesante. Ya en el primer capítulo leemos:
to, acontecimientos importantes y claves Yo creo que no le importó porque él «Sherlock Holmes cogió el frasco de la
para la emoción del lector y el desarro- ya se lo sabía. O sea, que, para él, el ar- esquina de la repisa de la chimenea y sa-
llo de los personajes. gumento ya se había acabado antes de có la jeringuilla hipodérmica de su ele-
La diferencia fundamental respecto a que Small cuente su historia, y ya leí- gante estuche de tafilete. Ajustó la deli-
las historias que, pese al autor, seguirán mos que todo lo que no hable de él so- cada aguja con sus largos, blancos y
a ésta, reside en la estructura. Y no sólo bra. Es posible, pues, casi seguro, que nerviosos dedos y se remangó la manga
en las características propias de la nove- Holmes no leyera este final. O todo lo izquierda de la camisa...».
la y el cuento. contrario. Puede que lo hiciera para sa- Watson confiesa que había presencia-
El signo de los cuatro, por ejemplo, tisfacer su insaciable vanidad: la de com- do esa operación tres veces al día duran-
insiste en lo que, seguramente, podría probar por escrito que todas sus deduc- te muchos meses. Y se lo recrimina, co-
considerarse un fallo estructural que ya ciones habían sido exactas. En cuyo mo amigo y como médico, pero ya se
existía en Estudio...: ambas novelas in- caso le encantó, por supuesto. sabe el caso que solemos hacer a los
cluyen dentro de cada una de ellas otra amigos, y mucho menos a los médicos,
novela. Y esas segundas novelas nos re- cuando se trata de renunciar a un vicio
latan los motivos antiguos de las accio- El genio deductivo necesario para la vida, aunque también
nes de la novela principal. En el primer sea influyente para la muerte, o cuando
libro, ambas historias estaban claramen- Es hora ya de entrar paso a paso en la menos para la salud. Es curioso, de to-
te diferenciadas, y eran, en realidad, co- novela, exponer nuestras opiniones so- dos modos, que Watson no insistiera de
mo dos textos distintos. En El signo de bre su desarrollo y comentar lo que nos la misma forma en lo referente al tabaco.
ARTHUR CONAN DOYLE

En este primer capítulo, donde se ex- Watson una lección sobre la ciencia que que hace remolinos por la calle y se des-
plican muchas cosas —entre otras, la opi- él llama «del razonamiento deductivo». liza ante esas casas grises. ¿Puede haber
nión de Holmes sobre el estilo literario de Después de referirnos algunos de los tí- algo más desesperadamente prosaico y
Watson, las propiedades y las contraindi- tulos y temas de ciertas monografías a las material? ¿De qué sirve tener talento,
caciones de la droga, y nada menos que la que Holmes dedica su tiempo libre, la de doctor, si no se tiene campo en el que
ciencia del razonamiento deductivo—, el las diferencias entre las cenizas de los aplicarlo? Los delitos son vulgares, la
detective explica por qué se inyecta esa distintos tabacos, por ejemplo, enumera existencia es vulgar, y en este mundo no
solución de cocaína al siete por ciento. las tres cualidades necesarias al detective hay sitio para lo que se salga de la vul-
Watson le ha avisado sobre sus peligros. ideal: la facultad de observación, la de garidad...»
El «paciente» defiende sus ventajas: deducción, y los conocimientos, cuanto
estimula y aclara el cerebro de tal for- mayores mejor. E incluso mejor todavía si
ma, que Holmes considera verdadera- se aplican a «enormes minucias». Hemos Me aburro, luego resuelvo
mente secundarios los efectos, que preci- utilizado el título de un delicioso libro de crímenes
samente se llamaban así, y «secundarios» G.K. Chesterton para calificar esos deta-
siguen llamándose en toda la literatura lles, aparentemente nimios, en los que O sea que Holmes observa, piensa, de-
actual de cualquier medicamento. Shcrlock Holmes basa sus brillantes de- duce y aprende, porque la vida le aburre.
Holmes habla mucho al comienzo de ducciones a partir de sus detalladas ob- Muchos genios empezaron con la misma
este libro. El alto concepto que tiene de servaciones, enriquecidas gracias a sus motivación existencial.
sí mismo queda absolutamente claro al múltiples conocimientos. Pero la vida tan vulgar a veces da sor-
declarar que no sólo se considera el pri- Y, entonces, dedica a su amigo Watson presas. En algunas ocasiones privilegia-
mero en su profesión, sino el único. la divertida prueba del reloj, que ha que- das, esa sorpresa llama a la puerta. Y en
Como decíamos más arriba, el arran- dado como ejemplo de las habilidades este caso la sorpresa es una señorita.
que de esta novela, que todavía es la se- del famoso detective. Una atractiva joven llamada Mary Mors-
gunda, no lo olvidemos, en la serie del Watson, para someter a una prueba las tan, que proporcionará a Sherlock Hol-
detective, dedica la mayor parte de su teorías de Holmes, le entrega un reloj mes un caso —el de El signo de los
primer capítulo a poner claras las cosas que tiene desde hace poco tiempo. Su cuatro— y al doctor Watson un amor.
respecto a los métodos y las característi- compañero debe extraer de su mera ob- Aunque ya sabemos, quienes hemos leí-
cas del personaje. Por eso, Holmes da a servación un informe sobre el carácter y do todas las otras aventuras, anteriores o
las costumbres de su dueño anterior a posteriores a ésta, que los amores de Wat-
Watson. Y el brillante mirón de la vida son nunca le separaron del todo de su
realiza el juego, la prestidigitación, el amigo Sherlock Holmes.
espectáculo, la clase práctica. Watson no puede disimular que la jo-
Hasta que Watson le enseñó el reloj, ven ha llamado su atención, Holmes
Holmes no sabía que su amigo hubiera dice: «¿Ah. sí?... No me he fijado».
tenido un hermano. Sin embargo, gra- Luego declarará que «las cuestiones
cias a las abolladuras del cronómetro, a emocionales son enemigas del razona-
las letras grabadas por el prestamista, a miento claro».
las rayas producidas por resbaladuras de ¿Acaso nuestro detective es incapaz
la llave con que se da cuerda..., no sólo de distinguir entre una mujer atractiva y
descubre la existencia del pariente de otra que no lo es? No se trata de eso. Se
Watson, sino su pobreza, su afición a la acuerda, por ejemplo, de una mujer fas-
bebida, y su muerte reciente. cinante. Pero, por fortuna, él no se dejó
El doctor, emocionado por el recuerdo influir por su aspecto:
del hermano, desconfiado al principio «Le aseguro que la mujer más fasci-
de las deducciones que él cree conjetu- nante que jamás he conocido fue ahor-
ras, abrumado luego por la exactitud de cada por haber envenenado a tres niños
los resultados y por la explicación que para cobrar un seguro...».
Holmes le da de cómo ha llegado a ellos, Watson sí que se deja influir por algu-
reconoce finalmente las maravillosas fa- nas apariencias. Las femeninas, de las
cultades de su colega. que estábamos hablando, le interesan
«De ahí lo de la cocaína [dice el genio bastante. No es nada misógino, al con-
deductivo]. No puedo vivir sin hacer tra- trario de su compañero.
bajar el cerebro. ¿Qué otra razón hay pa- En cuanto el doctor y la joven se
ra vivir?... quedan solos, el mismo día de haberse
»... Mire por esa ventana. ¿Alguna vez conocido, se cogen las manos a la luz
ha sido el mundo tan lúgubre, triste e im- misteriosa de una linterna, en plena in-
productivo? Mire esa niebla amarilla vestigación de este sangriento caso. El
mujeres..., «ni siquiera a la mejor de
ellas», y Watson, que ha decidido ya
cuál es «la mejor de ellas», anota en su
relato que el comentario de Holmes le
parece «atroz».
Nunca dos camaradas tan unidos se
parecieron menos. Éste es uno de los re-
latos en que puede comprobarse con
más claridad. A pesar de todo, su cola-
boración seguirá, por encima de diferen-
cias tan notables.
Finalmente, los dos amigos hacen fu-
turiblcs sobre su porvenir: Watson cree
que, al casarse, no volverá a participar
en sucesivos casos Holmes. Holmes ase-
gura que no se casará jamás. El primero
no lo cumplió, como sabemos. El se-
gundo sí, salvo que los cronistas nos ha-
yan ocultado lo contrario. Y al finalizar
esta historia, el detective se sumerge en
soledad «al siete por ciento», fiel a sus
principios: Watson se lleva una esposa,
los criminales su merecido, el policía Jo-
nes la fama. ¿Y Holmes?, ¿con qué se
queda Holmes? El doctor nos lo cuenta
con las últimas frases de la novela:
«— A mí —dijo Sherlock Holmes—
me queda todavía el frasco de cocaína.
»Y levantó su mano blanca y alargada
para cogerlo.»
También, para terminar el libro, se su-
giere algo que habría encantado a Ro-
bert Louis Stevenson: el propio Sher-
lock Holmes se apoya en una cita culta
para que advirtamos complejas posibili-
dades de su personalidad:
«A veces me acuerdo de aquella frase
del viejo Goethe: "La naturaleza ha hecho
de ti un solo ser, aunque había material
amor, dice Watson, es algo sutil y mara- Baker Street, duerme al son del violín de para un buen hombre y un rufián".»
villoso. Fue un flechazo, evidentemente. Holmes, ¿con quién sueña? Con Mary, A quién me suceda en el noble traba-
Cuando se refiere a Mary Morstan habla por supuesto. Al final de la historia, re- jo de escribir sobre las obras de sir Ar-
de la característica, el toque, la cualidad cuerden, alguien ha perdido un tesoro, thur y su adorado Sherlock Holmes, de-
«angelical» de las mujeres. Y no hay pero Watson ha ganado otro. Deténgase jo la tarea de contmuar esta interesante
asomo de ironía en esto. Una de las di- el lector en la descripción que hace de su reflexión: ¿No habría sido un estupendo
ferencias más significativas entre el doc- amada, de este tesoro, junto a la ventana, malvado, un canalla de primera línea, un
tor y el detective es que en Watson no como un cuadro, como una miniatura. El asesino genial, este racista, misógino,
existe la ironía. Quizás él es el angelical. amor romántico baña la prosa del doctor presumido y cerebral caballero que vivía
Cuando elucubra sobre su posible futu- en melancolía. Seguro que a Holmes no en el 221 B de Baker Street? Porque
ro al lado de tan deliciosa criatura, su le gustará cuando lea El signo ele los Holmes también tenía su Mr. Hyde. Al-
modestia le hace tener escrúpulos: ella cuatro. No, evidentemente, Watson no go parecido a Moriarty, seguro. •
es rica, y Watson en cambio... ¿No es, en es misógino. Quizás él sí habría caído en
verdad, qué digo un ángel, un arcángel las garras de aquella fascinante envene- * Juan Tébar es escritor y crítico literario.
este querido doctor? Imagina el paraíso nadora de niños...
con el aspecto de un tranquilo hogar in- Quien es misógino, y ferozmente, es Nota
glés al lado de ella, en medio de aquel nuestro detective. Asegura que uno no se Este artículo se publicó como apéndice en El sig-
asunto bárbaro y sombrío. Y cuando, en debe nunca confiar por completo a las no de los cuatro (Anaya, 1996).
ARTHUR CONAN DOYLE

Tras las huellas del


sabueso de 1 skervill
[¡DOli 1 e)G:]lJüij'i]&JGj]@ \',lL, r<)í:\\\u)\X3111:.•)(:lí3

En 1901, con el os escalofriantes aullidos del perro


más célebre de toda la literatura in-
advenimiento del • glesa comenzaron a oírse en agosto
nuevo siglo, Conan de 1901. Algún patriota ingenuo debió
de considerarlos tardías muestras de
Doyle decidió hacer duelo canino por la desaparición de la
reina Victoria, que había fallecido, ya
un regalo a sus octogenaria, el 22 de enero de aquel mis-
lectores: después de mo año. Pero los aullidos de El sabueso
de los Baskerville no lamentaban una
haber matado a muerte, sino que, por el contrario, pre-
Holmes, rescató una sagiaban una resurrección: la de Sher-
lock Holmes.
antigua aventura
del detective y la Muerte y resurección
ofreció a su ansioso
Como es sabido, Arthur Conan Doyle,
público en forma de el creador del rey de los detectives, ha-
El sabueso de los bía llegado a sentirse tan ensombrecido
y obnubilado por su propio personaje
Baskerville, un que tomó la decisión de acabar con él.
best seller sin La madre del novelista, al enterarse de
los propósitos de su hijo, le escribió, in-
precedentes que dignada: «No debes, no puedes hacerlo;
no lo harás». Pero Conan Doyle no cam-
presagiaba la biaría sus planes. Y en el relato titulado
cercana y definitiva El problema final (diciembre de 1893)
haría que Sherlock Holmes cayera, abra-
resurrección del rey de los detectives dos años zado a su más peligroso e improbable
enemigo, el profesor James Moriarty, al
después. La obra, excelente mezcla de novela de abismo de las cataratas de Reichenbach,
terror y relato policiaco, es de nuevo actualidad en Suiza
La muerte de Sherlock Holmes de-
por que Scotland Yard investiga la muerte de sencadenó las iras y los reproches del
Fletcher Robinson, el amigo que puso a Doyle público lector. Coaccionado por una
avalancha de cartas, apesadumbradas e
sobre la pista del sabueso.

34
CUJÍ 32
SOPA DE LIBROS
Ultimas novedades en una colección
que abre las ganas de leer
ARTHUR CONAN DOYLE

injuriosas —y también, todo hay que duct, del que se vendieron 300.000 ejem- guiente nota: «Esta historia debe su ori-
decirlo, por la obstinación de su madre plares en seis semanas. gen a mi amigo Mr. Fletcher Robinson,
y las pingües ofertas de sus editores—, En marzo de 1901, el cansancio físico quien me ha ayudado tanto en lo que res-
Conan Doyle tuvo que «resucitar» al de- y la excitación mental le impulsaron a pecta a la trama general como en los de-
tective en el episodio titulado La aven- tomar unas breves vacaciones. Un amigo talles locales. A.C.D.».
tura de la casa vacia (octubre 1903). íntimo, el periodista Fletcher Robinson, La primera edición en forma de libro
Resultaba que Holmes no había caído le acompañó. Se hospedaron ambos en (George Newnes, Londres, 1902) conte-
al abismo junto con el profesor Mo- el Royal Links Hotel, de Cromer, esta- nía esta dedicatoria: «Mi querido Robin-
riarty: su conocimiento de unas técni- ción termal de la época de la Regencia son: fue a su narración de una leyenda del
cas de lucha japonesa denominada ba- (finales del siglo xvm y comienzos del West-Country a la que debe su origen es-
ritsu' le habían permitido zafarse en xix), situada en la costa septentrional de te relato. Por eso, y por su ayuda en todos
última instancia del abrazo mortal. Ésa Norfolk. Llevaban el propósito de dedi- los pormenores, toda mi gratitud. Since-
fue la cuestionable explicación que, car la mayor parte del tiempo a jugar al ramente suyo, A.Conan Doyle».
por boca de Holmes, dio Conan Doyle golf, pero el frío y la lluvia los obligaron La dedicatoria en la primera edición
a sus lectores, y éstos quedaron más a pasar largas horas en el interior del ho- norteamericana (McClure Phillips, Nue-
que satisfechos. tel, junto a la chimenea, fumando y char- va York, 1902) es casi idéntica a la ante-
Sin embargo, la ausencia «literaria» lando. Durante una de esas veladas, Ro- rior: «Mi querido Robinson: fue su narra-
de Sherlock Holmes no se había mante- binson contó a Doyle la leyenda de un ción de una leyenda del West-Country la
nido de forma rigurosa a lo largo de los sabueso fantasmal que rondaba por los que sugirió a mi mente la idea de este pe-
diez años que mediaron entre la publica- páramos de Dartmoor. queño relato. Por ello y por la ayuda que
ción de El problema final (1893) y la de En la región de Dartmoor, una áspera usted me ha prestado en la realización
La casa vacia (1903). El detective se- y desolada paramera de unas doscientas del libro, toda mi gratitud. Sinceramen-
guía, claro está, oficialmente muerto, millas cuadradas, perteneciente al con- te suyo, A. Conan Doyle».
pero aún continuaba vivo su fiel amigo dado de Devon, al sudoeste de Inglate- Y en el prólogo a la primera edición
y biógrafo, el doctor John H. Watson. Y rra, abundan las leyendas y tradiciones de The Complet Sherlock Holmes (Co-
Conan Doyle —o, si se prefiere, Wat- fantásticas, algunas de las cuales tienen llier & Son, Nueva York, 1928), Conan
son2— rebuscó en el archivo de su me- por protagonistas a perros. Ignoro cuál Doyle escribió: «Luego vino El sabueso
moria para narrar una aventura acaecida pudo ser la que Fletcher Robinson hizo de los Baskervüle. Surgió de un comen-
con anterioridad a la presunta muerte de conocer a Doyle. Acaso le mencionó la tario hecho por aquel admirable amigo
Holmes, El sabueso de los Baskervüle, historia de un hidalgo apellidado Ca- cuya muerte prematura fue una pérdida
que se publicaría por entregas mensuales bell, que está enterrado bajo un pórtico para el mundo, Fletcher Robinson, de
en la revista The Strand Magazine desde en el exterior de la iglesia de Abbot's que había un perro espectral cerca de su
agosto de 1901 hasta abril del año si- Way, a tres millas al oeste de Buckfast- casa, en Dartmoor. Ese comentario dio
guiente. leigh: el espectro de dicho caballero origen al libro, pero añadiría que la tra-
suele aparecerse en compañía de un ma y cada palabra de la narración fueron
enorme sabueso negro. También se apa- exclusivamente mías».
Un amigo y una leyenda rece un sabueso negro en el castillo Como puede observarse, el papel de-
normando de Okehampton, enclavado sempeñado por Fletcher Robinson en la
En realidad, El sabueso de los Bas- en la zona de norte de Dartmoor. Y la nan Doyle nunca había tenido reparos en gas para The Strand. Está llena de sor- boración con Doyle, Fletcher Robinson gestación de El sabueso de los Basker-
kervüle no fue concebida inicialmente mansión conocida como Hayne Manor, admitir sugerencias e ideas ajenas. presas y, naturalmente, puede dividirse renunció a su participación en la tarea. vüle queda, en este párrafo, sensible-
como una «aventura de Sherlock Hol- en Stowford, está encantada por el fan- «Puedo escribir historias —declaraba en en los capítulos adecuados para tal fin. Dejaba, eso sí, en plena libertad a su mente disminuido.
mes», sino como una «novela de terror». tasma de un paje que murió asesinado, una carta— si tengo unas buenas ideas Hay una sola condición. Debo hacerla amigo para que aprovechase la idea que
Ahora bien, al tener necesidad de in- al que acompaña invariablemente un iniciales, pero he agotado bastante mi en colaboración con mi amigo Fletcher le había suministrado. Conan Doyle, que
cluir a un personaje capaz de resolver perro negro. Adviértase, por último, propio repertorio. ¡No se asombre! Me Robinson, y su nombre debe aparecer poseía una elevada noción del significa- El verdadero Baskervüle
brillantemente los misterios que planea- que uno de los lugares más siniestros pregunto si sería posible convocar un junto al mío. Puedo responder de que la do de la amistad —presumo que sin esa
ba la trama narrativa, Conan Doyle de- de la región —hasta el punto de que, se- concurso para premiar la mejor idea de historia será íntegramente mía y escrita noción no hubiera sido capaz de descri- Baskervüle es hoy un apellido estre-
cidió utilizar de nuevo a Holmes y a su gún se dice, quienes han osado pernoc- misterio... Probablemente no habría nin- sin adulteración en mi propio estilo, da- bir la singular y entrañable amistad exis- chamente vinculado a la inmortal saga
inseparable Watson. Pero, siguiendo los tar en él han perdido la razón— recibe gún pez digno de ser sacado de la red».4 do que eso les gusta a sus lectores. Pero tente entre Holmes y Watson—, recono- holmesiana. Buena prueba de ello fue
métodos holmesianos, comencemos por precisamente el nombre de Great Hound No hace falta decir que el concurso ja- él me proporcionó la idea central y el co- cería siempre su deuda para con Fletcher que, deseando rendir un críptico home-
el principio. Tor; es decir, Pico del Gran Sabueso3 más fue convocado. lor local, y por eso estimo que debe apa- Robinson. naje al rey de los detectives y a sus mé-
Arthur Conan Doyle, que era hombre Fuere cual fuere la leyenda relatada Al mes siguiente, Conan Doyle y Flet- recer su nombre».5 todos de investigación, el semiólogo
al que siempre atrajo la aventura, había por Robinson, lo cierto es que entusias- cher Robinson fueron a Dartmoor para Pero Conan Doyle no tenía solamente Umberto Eco se lo adjudicara al monje
ido a Sudáfrica como espontáneo co- mó a Conan Doyle. Y aquella misma tar- conocer los escenarios reales de la le- la «idea de una novela». Trabajador in- Agradecimientos protagonista de su novela // nome della
rresponsal de la guerra anglo-bóer. Re- de los dos amigos forjaron el proyecto yenda y concretar algunos pormenores fatigable, ya había escrito antes de aban- rosa. Pero, ¿quiénes eran los Baskervüle
gresó a Inglaterra fatigado y enfermo, en de escribir en colaboración una novela del argumento. Desde allí, Doyle escri- donar Dartmoor una cierta cantidad de Y así, al publicarse por primera vez El reales? ¿De dónde sacó Doyle tan sono-
julio de 1900, y publicó un libro, The basada en el legendario animal. bió al director del Strand Magazine: páginas. Asustado quizá por el ritmo sabueso de los Baskervüle en el Strand ro apellido?
War in South África: its Cause and Con- Recordemos incidentalmente que Co- «Tengo la idea de una novela por entre- creativo que habría de implicar la cola- Magazine, Conan Doyle incluyó la si- No abundan los Baskervüle en Ingla-
ARTHUR CONAN DOYLE

térra, aunque hubo algunos ilustres. Por tarse en forma de libro. Durante los años Doyle, la tirada de la revista se había in-
ejemplo, Hannibal Baskerville, eminen- 1901 y 1902 aparecieron en las librerías crementado en 30.000 ejemplares. Y las
te arqueólogo de origen francés, que vi- inglesas títulos que hoy tenemos por clá- primeras ediciones inglesa y norteame-
vió en el siglo xvn. Contemporáneo su- sicos: El primer hombre en la luna, de ricana del libro, ilustradas, como venía
yo fue Simón Baskerville, que estudió H.G. Wells; Kim, de Rudyard Kipling; siendo habitual, por Sidney Paget — c u -
en Oxford y fue médico de cabecera de los Poemas, de William Butler Yeats; yo hermano, Walter, también dibujante,
los reyes James 1 y Charles I. Pero sin Las alas de la paloma, de Henry James; había servido de modelo para la figura
duda, el más famoso de quienes ostenta- Juventud, de Joseph Conrad; Las cuatro de Sherlock Holmes 7 —, se agotaron en
ron ese apellido fue un impresor, John plumas, de A.E. W. Masón, y Poemas del pocos días.
Baskerville (1706-1775), cuyas obras pasado y del presente, de Thomas Por otra parte, el 9 de agosto de 1902,
son actualmente consideradas joyas ti- Hardy, entre otros. Pero ninguno de ellos Arthur Conan Doyle recibió del nuevo
pográficas y que, dicho sea de paso, pudo eclipsar el triunfo de El sabueso de monarca, Edward VII, el título de «Sir»
creó un tipo de letra que lleva su nom- los Baskerville. George Newnes, editor y el cargo más o menos honorífico, de
bre y que sigue empleándose con gran del Strand Magazine, comunicó en la Deputy Lieutenant del condado de Su-
frecuencia. reunión anual de accionistas que, gra- rrey; pero advirtamos que con estas dis-
Sin embargo, pese a sus aristocráticos cias a la publicación de la novela de tinciones el rey no premiaba los méritos
blasones, los Baskerville de esta novela
tienen un origen mucho más plebeyo e
inmediato. El auténtico Henry Basker-
ville era el cochero del padre de Fletcher
Robinson. Y, al parecer, no fue Conan
Doyle, sino Robinson, quien le pidió
permiso para utilizar su apellido.
El verdadero Baskerville declararía
años más tarde que, en contra de la opi-
nión habitual, la historia había sido es-
crita conjuntamente por Doyle y Robin-
son. Para llevar a cabo esta tarea, ambos
se instalaron en Park Hill (Devonshire),
desde donde, conducidos por Henry
Baskerville, realizaron diversas excur-
siones a los páramos de Dartmoor. Una
vez finalizada la novela, Conan Doyle
abandonó Park Hill, y Robinson anunció
a Baskerville: «Bien, Harry, y ya hemos
terminado ese libro del que le hablé, el
que va a llevar su nombre». El antiguo
cochero poseía un ejemplar de la prime-
ra edición de la novela con esta dedica-
toria: «A Harry Baskerville de B. (Ber-
tie). Fletcher Robinson, con disculpas
por haber usado su nombre». Robinson
moriría poco después, a los 35 años de
edad, en el curso de una expedición ar-
queológica a Egipto. Y la posible con-
tienda sobre la paternidad de El sabueso
de los Baskerville quedó definitivamen-
te clausurada/'

Todo un best-seller
Obra individual o escrita en colabora-
ción, pero firmada al fin y al cabo por
Conan Doyle, El sabueso de los Basker-
ville obtuvo un éxito espectacular, tanto
al publicarse por entregas como al edi-
Lumen

Todos mis cuentos


Ana M a r í a M a t u t e

Alicia
e n el País d e las Maravillas
Lewis Carrol
literarios del creador de Sherlock Hol- (obsequio del rey de Bohemia a Hol-
mes, sino su patriótica labor como cro- mes), la babucha llena de tabaco, las pi-
C u e n t o s d e la vieja Rusia
nista de la guerra anglo-bóer. pas, las iniciales V.R. (Victoria Regina)
Las ediciones de El sabueso de los grabadas a tiros en la pared, el archivo Gogol-Chéjov-Pushkin
Baskerville pueden contarse por cente- de casos criminales, la lupa, los basto-
nares. Y probablemente sea, junto con la nes, quizá la jeringa hipodérmica olvi-
Biblia y el Quijote, una de las obras más dada sobre una repisa... Los eruditos
traducidas de la literatura universal. Las holmesianos han pretendido en vano lo-
versiones de El sabueso de los Baskervi- calizar la exacta ubicación del mítico
lle no se limitan a idiomas de extenso 221 de Baker Street. 9
ámbito cultural, como el francés o el Ateniéndonos a la numeración actual,
castellano; existen, por ejemplo, traduc- se hallaría teóricamente enclavado en un
ciones a lenguas tan minoritarias o exó- gran inmueble perteneciente a la empre-
ticas como el letón (Baskervilas suns), sa Abbey National Building Society, si-
el bengalí (Di háund ab di Báskárb- tuado entre Marylebone Road y Park
hils), el gujarati (Kal ke Kutaro), el fri- Road. En cualquier caso, el 221 B de
sen {De houn fan de Baskervilles), el Baker Street es sin duda alguna la mora-
georgiano (Sobaka Baskervilej) o el cin- da imaginaria que ha recibido mayor
galés (Baskavilhi ruduru baluva)." cantidad de correspondencia en toda la
La amplia difusión y la popularidad de historia postal. Centenares de cartas han
El sabueso de los Baskerville obedecen, llegado, y aún llegan, a esa dirección,
a mi entender, a que Conan Doylc — c o n solicitando la ayuda de Sherlock Holmes
o sin la colaboración de Flctcher Robin- o, simplemente pidiendo información
son— supo amalgamar equilibradamen- sobre los pormenores de su vida y cos-
te los elementos característicos de la no- tumbres. Con una exquisita elegancia y
vela de terror, género en el que era un un sentido del humor francamente britá-
consumado maestro, y los temas o moti- nico, la Abbey National, en vez de des-
vos redundantes de la crónica holmesia- truir la correspondencia dirigida a Mr.
na, y ello sin recurrir, como en las otras Sherlock Holmes, Consulting-Detective,
novelas largas de la serie, al flash-back la ha recogido y ha patrocinado la publi-
(o narración retrospectiva). El lector se cación de las cartas más interesantes. 1 "
sobrecoge al entrever la presencia del Londres, escenario de una gran parte
diabólico sabueso, pero, al mismo tiem- de las aventuras de Sherlock Holmes, no
po, agradece con satisfacción los guiños goza en El sabueso de los Baskerville de
de complicidad que le brinda el narra- esa condición privilegiada. Una perse-
dor, y se dice, como debieron de decirse cución callejera nos hace recorrer apre-
los suscriptores del Strand Magazine suradamente algunas arterias esenciales
después de haber leído el número de de la capital británica. Y las convenien-
agosto de 1901: «Sí, éste es mi Holmes, cias, o el destino del joven Sir Henry
y éste es mi Watson. No me los han cam- Baskerville nos conducen al segundo
biado. Siguen siendo los mismos». decorado londinense de la novela: el
Northumberland Hotel. Vale la pena, creo
yo, que nos demoremos un poco en ese
Escenarios de la novela lugar. El hotel, hoy desaparecido, existió
en la realidad: estaba ubicado en Nort-
De entrada, la escena inicial de la no- humberland Street, una estrecha calle
vela se desarrolla en un decorado abso- que va de Charing Cross a Northumber-
lutamente familiar al lector: el cuarto de land Avenue," m u y cerca de Trafalgar
estar de Holmes y Watson en su aloja- Square. Con el paso del tiempo, la plan-
miento del número 221 B de Baker ta baja del hotel se convirtió en pub, y
Street. El narrador no necesita descri- el primer piso, en restaurante. En 1957,
birlo de nuevo porque los lectores co- la propietaria del establecimiento — l a
nocen de sobra todos sus detalles: la prestigiosa firma cervecera Whitbread
chimenea, las butacas, el violín sobre & Co. Ltd.— lo transformó en una es-
una mesa mancillada por productos pecie de museo holmesiano, y el esta-
químicos, el retrato del general Gordon blecimiento, llamado hasta entonces The
(propiedad de Watson), la caja de rapé Northumberland Arms, se convirtió en

39
CUJÍ 32
ARTHUR CONAN DOYLE

el actual The Sherlock Holmes. Mucho «Grimpen» con Grimspound y, por pinturas que cuenta, entre otras, con las
me temo que estos párrafos puedan tanto, a «Grimpen Mire» (Ciénaga de firmas de Kneller y Reynolds.H
oler a guia turística; pero considero Grimpen), el peligroso lodazal en que
ineludible comunicar al devoto holme- purga sus crímenes Stapleton-Vande-
siano que en el restaurante del primer leur-Baskerville, con Grimspound Bog El Holmes de siempre
piso del mencionado pub hallará una (Ciénaga o Pantano de Grimspound):
exacta reproducción del gabinete del si el narrador sustituye bog por mire, se indicaba líneas arriba que en El sa-
221 B de Baker Street, y en el bar de la debe quizás a que su refinada sensibi- bueso de los Baskerville el lector se to-
planta baja, el documento en que se re- lidad le impide utilizar un vocablo (bog), pa desde el principio con los clásicos
lata la tragedia hereditaria de la familia que en la jerga escolar inglesa es sinóni- «leitmotives» holmesianos. La novela se
Baskerville. mo de «letrina» o «cagadero». Por otra inicia con unas elucubraciones de Wat-
Si deseamos seguir las huellas de esta parte «Merripit» puede ser identificado son, refutadas por Holmes, en torno al
aventura tendremos que abandonar Lon- con Merrivale, donde existe, como en su bastón que el doctor Mortimer ha deja-
dres. E ir a Dartmoor. correlativo de ficción, una cantera de do olvidado en el 221 B de Baker Stre-
No sería ésta la primera vez que Hol- granito." et. Ese confrontamiento vendrá a poner,
mes y Watson se desplazaran a Dart- En cuanto a lo de «Baskerville Hall», una vez más, de manifiesto la volun-
moor. Varios años antes, el caso de Sil- el palacio o mansión señorial de la fa- tariosa ingenuidad de Watson y la ex-
ver Blaze (Estrella de Plata) les había milia amenazada por la maldición del traordinaria capacidad deductiva de
llevado a «King's Pyland», imaginario sabueso, William S. Baring-Gould opi- Holmes. Muchas aventuras hoimesia-
topónimo inventado por el narrador pa- na que probablemente se trata de Lew nas comienzan de ese modo. Quien ha-
ra designar a Princetown, ciudad cuyos House, noble edificio enclavado en Lew ya leído el Estudio en escarlata, prime-
únicos y dispares timbres de fama son Trenchard (Devonshire). Le inducen a ra novela de la serie, recordará que, al
sus carreras de caballos y su gigantes- sustentar dicho criterio no sólo las ar- ser presentados Holmes y Watson por el
co presidio. Este último fue construido mas heráldicas de sus propietarios —or- joven Stanford en el laboratorio de quí-
en 1806 para albergar a los soldados y nadas, como las de los ficticios Basker- mica del St. Bartholomew's Hospital, el
marineros franceses que cayeron prisio- ville, con cabezas de jabalíes , sino, detective le dice a su futuro biógrafo:
neros durante las guerras contra Napole- además, la existencia de una galería de «Ha estado usted en Afganistán, por lo
ón. Los mismos prisioneros trabajaron
en su construcción; una vez recluidos, y
a fin de obtener algún dinero para su-
plir la escasez de sus raciones alimen-
tarias, confeccionaban y vendían bar-
cos en miniatura hechos con huesos de
carnero y, a modo de jarcias, sus pro-
pios cabellos. Terminadas las guerras
napoleónicas, el presidio militar de Prin-
cetown se convirtió en centro peniten-
ciario. Y aún lo es.
En esta ocasión, Holmes y Watson
no visitan Princetown. Sin embargo,
ven dificultada su tarea por la omino-
sa presencia de un convicto escapado
del penal: Selden, el hermano de Mrs.
Barrymore. «Los habitantes de Dart-
moor —asegura Michael Harrison—
están acostumbrados a las alarmas
producidas por las fugas de presos: el
tañido de la campana, al ruido y al eco
de las señales hechas con armas de
fuego, a los resonantes ladridos de los
sabuesos».12
Con su proverbial discreción, Doyle
(o Watson) altera los nombres de los
lugares de Dartmoor, que sirven de es-
cenario a El sabueso de los Basker-
ville. Pese a ello, el citado Michael
Harrison no vacila en identificar a JUAN RAMÓN A l O N S O , EL GOS DELS BASKERVIUE, V1CENS VIVES, 1994.
que veo».15 Y en el capítulo segundo, admiraba profundamente a algunos céle- va York: Bramhall House, 1974. (Existe una edi-
Holmes explicará razonadamente el pro- bres violinistas de su época —muy en es- ción posterior, ligeramente ampliada.)
9. D. Martin Dakin ha querido identificar el 221
ceso lógico que le había llevado a tal pecial a la austríaca Wilma Norman-Ne- de Baker Street con el actual número 109 de la
conclusión. Esa misma clase de juego, ruda'7 y al español Pablo Sarasate18—, misma calle (cf. D. M. Dakin, A Sherlock Holmes
tan familiar al lector, se produce, pues sino que él mismo era un notable intér- Commentary, Londres: David & Charles, 1972).
,en el primer capítulo de El sabueso de Bernard Davis, con el actual número 31; el Dr.
prete de violín. Poseía un «Stradivarius», Gray Chandler Briggs, con el número 1 11, y Paul
los Baskerville. adquirido por la suma irrisoria de 55 che- McPharlin, con alguna de las casas comprendidas
Los guiños de complicidad se reitera- lines a un prendero de Totenham Court entre los números 59 y 67 (cf. Michael Harrison,
rán a lo largo de toda la novela. Antes de Road.1" Y además había escrito un ensayo The London of Sherlock Holmes, Londres: David
& Charles, 1972). Téngase en cuenta que, duran-
concluir el primer capítulo se alude a sobre los motetes polifónicos de Orlando te la época de actividad profesional de Holmes,
Alphonse Bertillon (1853-1914), el po- de Lasso,20 que circulaba en edición res- Baker Street no se prolongaba, como en la actua-
licía francés creador de un sistema de tringida. Conociendo las aficiones musi- lidad, hasta Regent's Park, sino que finalizaba en
cales de Holmes, no resulta sorprendente la confluencia de Paddington Street y Crawford
identificación antropométrica de delin- Street.
cuentes, por quien Holmes sentía —así que sus últimas frases en El sabueso de 10. Letters to Sherlock Holmes, ed. por Roger
lo había declarado en la aventura titula- los Baskerville sean: «Tengo un palco pa- Lancelyn Green, Harmondsworth (Middlesex),
da El tratado naval— una sincera admi- ra Les Huguenots. ¿Ha oído usted a los Gran Bretaña: Penguin Books Ltd., 1985.
ración. Aquí, empero, se siente algo mo- De Reszke?21 ¿Puedo rogarle que esté 11. No me atrevo a ratificar la viabilidad de este
lesto al verse comparado en términos de preparado dentro de media hora, y así po- dato. La última vez que estuve en Londres, hace
pocos meses, la zona se hallaba en obras.
inferioridad con su colega francés. dremos detenernos de paso en ¡vlarcini" 12. Cf. Michael Harrison, //; the Footsteps of
Un poco más adelante, el salón de Ba- para cenar alguna cosilla?». Sherlock Holmes, Londres: David & Charles,
ker Street se saturará de humo. El lector El lector puede cerrar el libro con la 1958.
ya sabe que Holmes es un inveterado fu- seguridad de que su Holmes no ha cam- 13. Cf. n.12
14. A. Conan Doyle, The Atmotated Sherlock Hol-
mador. En el caso de Las cinco semillas biado. • mes, ed. por William S. Baring-Gould, Londres:
de naranja, Watson afirma que el detec- John Murray, 1968. Se trata de una obra impres-
tive «se autoenvenena con cocaína y ta- * Santiago R. Santerbás es escritor y traductor. cindible para cualquier holmesiano.
Este articulo se publicó como apéndice en El sa- 15. Textualmente: «You have been in Afganistain.
baco». Sabemos también que Holmes ha bueso de los Baskerville (Anaya, 1989). I Perceive». La inmortal frase está grabada en una
escrito una monografía Sobre la distin- placa de bronce situada en el laboratorio de pato-
ción entre las cenizas de diversos taba- logía del Si. Bartholomew's Hospital de Londres.
cos. Por eso no es de extrañar que des- Notas 16. En Estudio en escarlata, cap. II.
cubra la identidad de Watson en los 1 En realidad el nombre correcto es bartitsu. Se 17. Wilma (Wilhelmine) Norman-Neruda (1839-
trata de un arte marcial de origen japonés intro- 1911), eminente violinista austríaca, casada con
páramos de Dartmoor gracias a una co- ducido en Gran Bretaña por E. Barton-Wright en el músico sueco Ludwing Norman. A la muerte
lilla de cigarro de la marca «Bradley», 1899. Si tenemos en cuenta que la aventura titu- de su marido, contrajo matrimonio, en 1888, con
expendeduría de tabaco frecuentada por lada El problema final se desarrollaba, según Co- Sir Charles Hallé, empresario musical inglés, pa-
nan Doyle, en 1891, difícilmente pudo haber co- ra quien había celebrado regularmente conciertos
el doctor. nocido Holmes en esa época las técnicas de desde 1864.
Mediada la novela, Watson se refie- bartitsu (cf. Jack Tracy, The Encyclopedia Sher- 18. Pablo Martín Melitón Sarasate y Navascués
re un tanto burlonamente a las ideas lockiana, Londres: New English Library, 1977). (1844-1908), famoso violinista y compositor es-
geocéntricas del detective. En efecto, a 2. Muchos eruditos holmesianos prefieren atri- pañol, acaso el más cotizado de los intérpretes de
buir al doctor John H. Watson la paternidad de las su época. Escribieron para él los compositores
poco de conocerse ambos,16 Holmes cuatro novelas y los cincuenta y seis relatos bre- Max Bruch, Eduardo Lala, Alexander Mackenzie
había confesado que desconocía las te- ves que contienen las aventuras de Sherlock Hol- y Camille Saint-Saéns. En la aventura titulada La
orías de Copérnico y que ignoraba que mes y que integran el denominado Canon. En tal liga de los pelirrojos, Holmes interrumpe su in-
la Tierra girase alrededor del Sol. Sin caso, Arthur Conan Doyle sería un mero agente vestigación para asistir a un concierto de Sarasate.
literario o un simple seudónimo utilizado por 19. Los datos referentes a la adquisición y al pre-
embargo, la mayoría de los estudiosos Watson para publicar sus obras. cio del violín de Holmes figuran en la aventura ti-
holmesianos considera que dicha afir- 3. Cf. Antony D. Hippisley Coxe, Haunted Bri- tulada The Cardboard Box (La caja de cartón).
mación es sólo un rasgo de excentrici- tain, Londres: Pan Books Ltd., 1975. 20. Orlando de Lasso (1523-1594), también co-
dad. En más de una ocasión, Sherlock 4. Cf. H. Greenhough Smith, «Some Letters of nocido como Roland Lassus, compositor belga
Conan Doyle», en 77?e Strand Magazine, Lon- renacentista, es una de las más altas cimas de la
Holmes nos da muestras de poseer só- dres: octubre, 1930. historia de la música. Escribió más de 2.000
lidos conocimientos de astronomía. 5. Cf. Michael Hardwick, 77íe Complete Guide to obras, sagradas y profanas; entre ellas, 516 mote-
Así, por ejemplo, en la aventura de El Sherlock Holmes, Londres: Weidenfeld & Nicol- tes polifónicos con texto latino.
intérprete griego, discute con Watson son, 1986. 21. Los hermanos De Reszke eran dos famosos
acerca de los cambios en la oblicuidad 6. Cf. Peter Evans, The Mistery of Baskerville, en cantantes polacos: Jean (1850-1925) era tenor y
The Sherlock Holmes Scrapboolc, ed. Por Peter Edouard (1855-1917), bajo. Sin embargo, la úni-
de la eclíptica; es decir, del gran círcu- Haining, Londres: Treasure Press, 1986. ca vez que, al parecer, ambos cantaron juntos Les
lo que el Sol parece describir en su cur- 7. Parece innecesario advertir que el modelo pic- Huguenots, la famosa ópera de Mcyerbeer, fue el
so anual a través del cielo. tórico del doctor Watson fue el propio Conan 25 de noviembre de 1896, en el Metropolitan de
Doyle. Esta coincidencia viene a reforzar la tesis Nueva York.
Y, si El sabueso de los Baskerville co- de que A.C. Doyle era un simple seudónimo lite- 22. Lamento confesar que no he hallado el menor
mienza con un motivo recurrente, finali- rario empleado por John H. Watson (cf. n. 2) rastro del restaurante Marcini. Diré en mi descar-
za con otro: la melomanía de Sherlock 8. Cf. Ronald Burt De Waal, The World Biblio- go que otro tanto les ha ocurrido a los eruditos
Holmes. El singular detective no sólo graphy of Sherlock Holmes and Dr. Watson, Nue- holmesianos que he consultado a este fin.

41
CLU132
ARTHUR CONAN DOYLE

El valle del terror


por Eduardo Torres-Dulce Litante 4

Con una primera parte que es una novela policiaca clásica, y una segunda
elaborada como un complejo thrüler, El valle del t e r r o r (1915) supuso la
resurrección literaria del profesor James Moriarty, el archienemigo de
Holmes, un malvado a la altura del genial detective, que murió o se
volatilizó en «El problema final» (1891) relato que, en un principio, debió
ser la tumba también para el inquilino de Baker Street.
Moriarty, conocido como el «Napoleón del crimen» fue el malvado
inteligente, elegante, despiadado y seductor que se merecía no sólo
Holmes, sino la Inglaterra victoriana que lo vio nacer.
l valle del terror es la cuarta y úl- damentalmente, para unir las dos partes La aventura holmesiana de El valle

L tima novela larga que Conan


Doyle consagró a Sherlock Hol-
mes. Se publicó por entregas en el
de la novela y concluirla de manera dra-
mática.
En todo caso, el lector no debe tener
del terror comienza con el detective có-
modamente instalado divagando en sus
habitaciones en Baker Street y casi de
Strand Magazine desde el mes de sep- queja de esta estructura, pues merced a repente ya está viajando hacia la campi-
tiembre de 1914 al mes de mayo de ella tiene ocasión de disfrutar del versá- ña inglesa. Esa campiña por la que va-
1915, con 31 ilustraciones debidas a til talento de Conan Doyle como narra- gan domésticas serpientes asesinas, in-
Frank Wiles. En los Estados Unidos pu- dor puro, capaz de sacar de su pluma re- válidos y monstruosos veteranos de las
blicó la novela por entregas (20 de sep- gistros bien variados en temas y géneros guerras hindúes, vengativos hidalgos,
tiembre-22 de noviembre de 1914) la As- muy diferentes. aristócratas crueles, marinos retirados
sociated Sunday Magazines. El valle del terror adopta en su prime- que ocultan terribles secretos, sabuesos
Posteriormente, la novela se editó en ra parte el tono y el estilo de la novela infernales, extravagantes ciclistas solita-
forma de libro, primero en los Estados policiaca clásica, de la novela problema, rias, arriesgadas institutrices de pelo co-
Unidos el 27 de febrero de 1915 (Geor- de la novela quién-lo-hizo, ésa que exas- brizo, y siempre el lado raro de la vida,
ge H. Doran Company), y luego en In- peraba a Hitchcock y que a tantos de no- el crimen oculto tras un verde prado y
glaterra, tras finalizar las entregas con el sotros nos ha fascinado y entretenido y una casona respetable. En El valle del
Strand, el 3 de junio de 1915 (Smith, Ei- continúa haciéndolo. Una novela poli- terror, Holmes y Watson viajan al cora-
der and Co). La primera edición, de ciaca cuya edad de oro va de Doyle, bas- zón de Sussex, donde les aguarda un cri-
6.000 ejemplares, se vendió rápidamen- tante atípico en todo caso frente al canon men imposible cometido en un lugar ce-
te y hubo una segunda reimpresión en del género, hasta Agatha Christie, que rrado, en el caso de autos una especie de
ese mismo año de 1915. para mi gusto es un exceso típica y ca- castillo menor cuyo solar se erigió en
nónica. Entre ambos se cuenta una plé-
yade de espléndidos novelistas y artesa-
Dos en una: novela policiaca y nos del relato, en su mayor y mejor parte
thriller impecable e implacablemente británi-
cos, matemáticos en sus tramas y por lo
En la estructura de El valle del terror, general extraordinariamente inventivos
Conan Doyle se atuvo a un modelo muy en sus alambicados desenlaces.
clásico en las novelas populares del siglo
xix (Dumas, Sue, Dickens, Collins); su-
perponer a la trama principal otra más o
menos conexionada con ésta. Esta técni-
ca la empleó Doyle en Estudio en escar-
lata, cuya segunda parte se centraba en
una suerte de western de aventuras y
melodrama amoroso en el escenario de
la sociedad mormona de Utah. En El
signo de los cuatro se interpolaba un re-
lato que era una aventura kiplinguiana
en la India de las sublevaciones y, final-
mente, en El sabueso de los Baskerville,
aunque plenamente integrado en la tra-
ma principal, Doyle recogía un relato de
terror medieval centrado en la vida del
Señor de Baskerville, que había dado
origen a la leyenda del sabueso infernal.
En El valle del terror, la primera par-
te, subtitulada «La tragedia de Birlsto-
ne», es un brillante relato, muy clásico,
en la mejor vena de las aventuras de
Holmes. En cambio la segunda parte,
subtitulada «Los Batidores», es un
complejo thriller centrado en un valle
minero norteamericano agitado por
convulsiones sociales y dominado por
una sociedad secreta. La novela finali-
liANK WILES, EL VALE 3EL TERROR, ANAYA,
za con un corto epílogo, que sirve, fun- 1998
ARTHUR CONAN DOYLE

Moriarty, el «Napoleón del crimen»


por Juan Tébar*

Se ha escrito y hablado mucho acerca de este personaje, rarias de Santerbás relacionan a estos personajes con otro
dándole un volumen de importancia parejo con su talento, de sus autores predilectos, y Lewis Carroll aparece como
pero no con su escasa presencia en las aventuras de Sherlock maestro de Moriarty.
Holmes. Moriarty aparece en dos —o quizá tres, habría que Isaac Asimov (1920-1992), miembro destacado de uno de
acudir a los súper especialistas— narraciones. Y sólo en una los clubs holmesianos más ilustres y, como es bien sabido,
de forma activa, en el resto se trata de alusiones. uno de los más reputados autores de ciencia ficción, publicó
La figura del oponente de Holmes ha adquirido —a pesar un relato sobre Moriarty que le valió su ingreso en dicho club
de su breve presencia— fama casi equiparable a la del de- {Los irregulares de Baker Street), llamado «El crimen defi-
tective. Scotland Yard habla hoy mismo del «Síndrome Mo- nitivo». El citado relato es el último del volumen Sherlock
riarty», que induce a ciertos individuos a convertirse en ge- Holmes a través del tiempo y el espacio, traducido al caste-
nios del mal para sacudirse las frustraciones de una vida llano por Editorial Júcar, en 1987. En dicho libro se cuenta la
mediocre. No sabemos si fue mediocre el pasado de nues- historia del club Los irregulares, se alude a las llamadas Sa-
tro perverso, hay teorías para todos los gustos sobre su pro- gradas Escrituras, que es como se nombran los textos de Co-
cedencia y anterior biografía: no se extrañen, algunos han nan Doyle por los fanáticos de San Sherlock (así se refiere
escrito que ambos —Holmes y Moriarty— son dos caras de Anthony Burgess al detective). Y aparecen en él cuentos de
una misma persona, otros los relacionan con vínculos de Philip José Farmer, Poul Anderson, James Powell, y otros cé-
parentesco. Algún cineasta moderno ha revelado que M. fue lebres autores de ciencia ficción. No sólo adoraron a este San-
el amante de la madre de H.; otro prefirió opinar que ambos to los escritores exclusivos de novela criminal. En él se des-
se conocieron de niños, fueron compañeros de colegio y vela el auténtico sentido de «La Dinámica de un Asteroide»,
aventuras, y luego Sherlock —tan desmemoriado como Pe- tesis que escribió Moriarty según menciona Holmes en El va-
ter Pan— olvidó que su enemigo fue amigo infantil. Todas lle del terror. Y que consistía nada menos que en el definiti-
estas historias, que nunca escribió Conan Doyle, podrían vo crimen de destruir la Tierra. Un plan digno del mayor ge-
llenar un solo artículo dedicado a los pastiches, nuevas ver- nio del crimen, oponente no menos, digno del mayor genio
siones, películas, etc., que han sucedido al autor y al perso- contra el crimen: el vanidoso, astuto, solitario, inmortal Sher-
naje. Son tantas que seguramente superan a las oficiales. lock Holmes. Tan inmortal que sobrevivió a su propia muer-
Dos ejemplos más: el especialista Santiago R. Santerbás te en las cataratas de Reichenbach (en «El problema final»,
publicó Una carta inédita del profesor Moriarty (en la de- último relato de Las memorias de Sherlock Holmes). Donde
saparecida revista policiaca Gimlet, de corta vida a lo largo sí murió el pobre Moriarty.
de 1981) donde se descubre a Holmes como un muchacho
malvado, y a Moriarty como un profesor de Matemáticas * Juan Tébar es escritor y crítico literario. Este articulo apareció como
perseguido por el implacable alumno. Las preferencias lite- apéndice en El regreso de Sherlock Holmes (Anaya, 1992).

tiempos de la primera cruzada y fue re- una pasión ilícita que el puritano de Wat- hebra del crimen se deslice sinuosa y
construido en el estilo jacobino del siglo son cree haber sorprendido en su expan- ominosa por entre milenarias piedras e
xvi. La mansión está rodeada medieval- sión más escandalosa, una pasión que impecables cespederas. La historia reco-
mente por un foso lleno de agua, y cuan- suministra el inevitable y preceptivo mó- gida, pedestre pero exactamente, en un
do anochece el mayordomo leva el puen- vil del crimen. Amén de ello dispone- folleto turístico proporciona a un distraí-
te levadizo y la casa queda aislada entre mos de dos policías, no tan obtusos, do Holmes la solución del enigma, que
las sombras de la noche. Con todo el sa- Holmes los respeta moderadamente, un se revela, dramática y holmesianamente,
bor del género, Holmes y Watson se to- escenario cargado de Historia y de his- durante una fría velada entre las sombras
pan con un cadáver equívoco, una servi- torias, unos lugareños chismosos, un de la noche. Una historia que cubre la
dumbre aterrada, un despacho antañón pueblecito dormido en el tiempo de la historia de un homicidio cometido en le-
lleno de sangre y pistas desconcertantes, Merry Britain y una posada confortable gítima defensa, una muerte que no es si-
una viuda y un fiel amigo sobre los que en la que reponer fuerzas. no un eslabón más en una larga cadena
recaen victorianamente las sospechas de Un escenario perfecto para que la roja de traiciones y lealtades cumplidas y ro-
tas, de crímenes terroristas y policías
justicieros, una historia cuyo telón se le-
vantó al otro lado del Atlántico en los
campos mineros de Pennsylvania y no
concluye allí en Sussex, sino en pleno
Atlántico a la altura de la napoleónica
isla de Santa Elena cuando en plena ga-
lerna los sicarios de Moriarty arrojan
por la borda del Palmyra el cuerpo del
ex detective Edwards, más conocido en
Sussex como squire John Douglas, un
hombre en perpetua guardia, un hombre
corroído por su pasado.

El lado oscuro de Holmes:


Moriarty
La primera parte de El valle del terror
aporta la gran novedad para los holme-
sianos de introducir, como elemento
esencial de la trama, a la Némesis de
Holmes, al Napoleón del crimen, el pro-
fesor James Moriarty.
Este archienemigo de Holmes tiene,
personalmente pienso que por fortuna,
una presencia bastante aislada en la saga
holmesiana.
De facto, Moriarty aparece súbita,
ominosa y dramáticamente en «El pro-
blema final», incluido en el volumen de
relatos Las memorias de Sherlock Hol-
mes. En ese momento, allá por 1891,
Holmes se ha cruzado tantas veces en el
camino del cerebro inglés del crimen,
que la confrontación se hace inevitable.
Holmes con la ayuda, casi a ciegas, del
fiel Watson, huye o finge que huye a tra-
vés de Europa hasta las cataratas suizas
de Reichenbach. Watson y los lectores
asistimos sólo a un escenario conve-
nientemente vacío. Una escueta nota de
Sherlock nos da la noticia de ese enfren-
tamiento final en un estrecho sendero de
montaña con un insondable precipicio lector de manera directa, Watson no lle- das sus novelas, pero más particular-
como destino para el perdedor. «El pro- ga a verlo jamás, por lo que no pocos co- mente en La dama de blanco.
blema final» concluye con la volatiliza- mentaristas han llegado a juzgarlo ine- Esta modernidad narrativa de Mo-
ción de Moriarty y Holmes. Doyle había xistente e incluso, alguno producto de la riarty va pareja con su modernidad cri-
decidido matar a su fatídico personaje y adicción del detective a la cocaína y a minal. Se ha escrito que Conan Doyle se
su Némesis no podía sobrevivirle. Pero trastornos freudianos. inspiró para crear el personaje del profe-
en todo caso, astutamente, no mostró el No es un malo de folletín, sino un mal- sor Moriarty en algunos de sus maestros
cuerpo de uno y otro. vado inteligente, elegante, despiadado, jesuítas del colegio de Stonyhurst. Con-
El retrato que nos legan de Moriarty seductor. El tipo de malvado a la altura cedérnoslo, pues el malvado profesor
El valle del terror y «El problema final» del héroe, casi invencible, que fascina a combina un cierto ascetismo con una
demuestra el talento y la modernidad de Alfred Hitchcok, y que magistralmente elegancia personal tan amenazadora co-
Doyle. Moriarty es una figura fantasmal describió Wilkie Collins, uno de los auto- mo reservada. Pero en el modelo crimi-
y evanescente; nunca se nos presenta al res que más influyó en Doyle, en casi to- nal Moriarty parece haberse inspirado
ARTHUR CONAN DOYLE

en criminales históricos como Jonathan Europa, en el corazón de la internacional recordará con cierta melancolía el vacío
Wild y Adam Worth. Al primero incluso Suiza, residencia de ricos y enfermos. que en el submundo de Londres y en su
lo cita el propio Holmes en El valle del Junto al abismo de las cataratas de Rei- propia vida profesional ha dejado el Na-
terroi- como una de las referencias de chenbach, el detective y el supercriminal poleón del crimen. Un genio necesita a
Moriarty. luchan en abrazo mortal y, aparente- otro genio con el que compararse, aun-
Esa mente privilegiada al servicio del mente, los dos desaparecen en el inson- que los dos no puedan convivir mucho
crimen, instalada como una paciente y dable abismo. Antes de esa emocionan- tiempo en una saga novelesca.
letal araña, en apariencia inofensiva, en te jornada, en El valle del terror, Holmes
el centro de la tela que ha tejido con pa- resolverá el misterio de la mansión de
ciencia y en la que atrapa a las víctimas Birlstonc, pero la baza final, el largo Cruzada contra el mal
que previamente ha elegido, revela el re- brazo de Moriarty se cobra la pieza que
trato de un criminal moderno. le ha sido encomendada, el valeroso de- Conan Doyle nos presenta en El valle
Pero Sherlock Holmes no cejará en su tective Edwards, que destruyó un impe- del terror un verdadero estudio en Sher-
lucha contra el profesor Moriarty. Im- rio del crimen en el valle de Vermissa. lock. Por vez primera le descubrimos en
placable, obsesionadamente, proseguirá Sólo años más tarde, junto al abismo una faceta desconocida en su profesión
la caza volcando todo su talento y ener- de Reichenbaeh, y aún más tarde cuan- de detective-consultor. Hasta entonces
gías para atraparle. Cuando se inicia la do reaparece Holmes en el escenario Holmes se limitaba a desenredar la ma-
aventura de «El problema final» ha lle- londinense de «La casa vacía» para ten- deja del crimen a requerimiento de la
gado tan cerca del centro de la tela de der otra trampa al lugarteniente de Mo- policía o de clientes particulares. Con su
araña tejida por el profesor, que éste, riarty, el viejo y el cruel shikari, un des- obsesión por Moriarty, Holmes se insta-
amenazando directamente, emprende a viado, vicioso y pervertido personaje la en la cruzada. Señalado el maléfico
su vez la caza del detective. En Londres kiplingniano, el coronel Moran, logrará profesor como el Napoleón del crimen,
se suceden los atentados contra el detec- Holmes ajustar las cuentas que año tras el detective lo toma no sólo como obje-
tive y éste huye para atraer a su adversa- año, crimen tras crimen, le llevaba de tivo personal, sino como una tarea de
rio a una trampa, un deportivo uno con- ventaja el profesor. Tras la desaparición una cierta profilaxis social que sólo a él,
tra uno en el corazón de la civilizada de Moriarty y de sus secuaces, Holmes la policía se ha desentendido perezosa-
mente del asunto, parece in-
cumbirle.
De alguna manera, los dos
primeros capítulos de El va-
lle del terror con Sherlock
Holmes confinado en las ha-
bitaciones de Baker Street y
teniendo como interlocuto-
res-alumnos al fiel Watson
y al inspector Mac Donald
transcurren como una suerte
de master que el detective
imparte sobre el crimen or-
ganizado, Moriarty, el análi-
sis de criptogramas y, en de-
finitiva, de su metodología
deductiva.
Pero cuando la acción, las
malas nuevas que llegan de
§ Birlstone, le obligan a trasla-
<• darse a ese confín de Sussex
no lejos de las fronteras de
Kent, reaparece todo el estilo
| y el aroma de las aventuras
5 rurales de Llolmes y Wat-
y son. El sencillo pero muy
eficaz estilo narrativo de Co-
"- nan Doyle atrapa con pocos
f trazos el paisaje y la historia
z del escenario. Su manera de
presentar el problema de la
NUEVA SERIE
GREGORIO MIEDO Y MEDIO
No te puedes perder esta
colección. En ella descubrirás
cómo Andreu Martín, premio
Nacional de Literatura Infantil
y Juvenil y maestro indiscutible
del género de aventuras, consigue
hacer apasionante, desde la
primera a la última página, la
mejor literatura para jóvenes.

ES PASA
www.espasa.com/novedades
ARTHUR CONAN DOYLE

muerte ocurrida en la casa solariega es la que se organizan las entradas y sali- la lettre, un thriller que se anticipa en
sencillamente magistral. La lectura del das de sospechosos y testigos en el des- treinta años a los relatos y novelas que
capítulo IV, «En tinieblas», produce ver- pacho, escena del crimen, y nuevamen- crearon un género en torno a revistas
dadero deleite. De un lado porque, rara te rara avis, la posibilidad de seguir el míticas como Black Mask, la cuna de
avis, los policías, el inspector de Scot- razonamiento de Holmes, en gran parte Hammet, Cain, Erle Stanley Gadner y
land Yard, Mac Donald, como el policía errado dicho sea de paso, convierten El Chandler. El viaje del camuflado detec-
rural, un personaje que destila humani- valle del terror, en esta su primera par- tive Birdy Edwards a las profundidades
dad por todos sus poros, White Masón, te, en una de los mejores relatos hol- del valle de Vermissa es un descenso a los
no son meros tontos que reciben las pu- mesianos. infiernos tanto como una jornada a un va-
yas de Holmes, sino porque la manera El desenlace es orquestado por Hol- lle minero asolado por la corrupción, la
en que Doyle presenta sin trampa ni mes con su calculado gusto por los efec- brutalidad de los patronos y la ira socie-
cartón los hechos y las pruebas, las sos- tos teatrales. Tras vencer las reticencias taria de los trabajadores, un lugar cegado
pechas, la fina dramaturgia teatral con de los detectives oficiales, Holmes, Wat- por el humo del carbón y en el que el
son y los dos policías se apostan en el amor entre Ettie Shaffter y Edwards, alias
exterior de la mansión. Holmes ha dis- Jack McMurdo, es de una rareza tan es-
puesto una trampa y en la oscuridad ex- calofriante como la ahogada conciencia
terior, rodeados de un vaho frío y hú- del hermano Morris, la brutalidad dis-
medo y con la sola referencia de una pendiosa de McGinty o la maldad de Ted
lámpara colgada en el portalón de entra- Baldwin. Un lugar apartado de Dios y la
da de la casa solariega, aislada por el fo- ley, un lugar de silencio y muerte del
so de agua, la noche, el frío y la tensión que nadie escapa incólume. Edwards se
se apoderan de todos ellos y, como en enamora apasionadamente, traiciona ju-
tantas otras ocasiones, del subyugado ramentos, quebranta lealtades, conforta
lector. La trampa se cierra sobre los su- conciencias extraviadas y se conturba con
puestos culpables y Holmes destapa el la propia en las frías y desoladas horas
triunfo de sus impecables explicaciones. del duermevela. Cuando por fin deba es-
El muerto, John Douglas, sale a la vida capar del valle de Vermissa, de «el valle
y con él el tenebroso pasado de los Bati- del terror», como sucediera a los perso-
dores en el lejano y siniestro valle de najes acosados de «El país de los santos»
Vermissa; pero ésa es ya otra historia... o a los detentadores de «El tesoro de
Agrá» que huyen pero no pueden evadir-
se ni escapar del pasado que los persigue
\ Jiii ilnilhn íyopidaniíe y oscuro implacablemente porque lo llevan con-
sigo; con reminiscencias bíblicas, el pe-
Si Cosecha roja, la extraordinaria regrinaje de Edwards por los campos
novela de Dashiell Hammett, supone la mineros de Pennsylvania prefigura su
lúcida crónica de cómo un hombre, un vagabundeo acosado por los placeres mi-
detective anónimo, inteligente, mani- neros californianos y la campiña inglesa
pulador, ultraprofesional, implacable y de Sussex.
muy duro, limpia una ciudad del Oeste Edwards no sólo huye de la muerte pro-
de Estados Unidos, Personville, acida y metida, sino de alguna manera de una
lúcidamente nombrada como Poisonvi- conciencia inquieta, una conciencia que
lle (Ciudadveneno), «Los Batidores», sabe que ha hecho un trabajo por un fin le-
la segunda parte de El valle del terror gal, pero un trabajo en el que ha debido
es, sin ningún género de dudas, el pre- ensuciarse las manos, un trabajo hecho
cedente directo, la fuente incuestiona- para que mucha gente pueda dormir tran-
ble en la que bebió y se inspiró Ham- quila a cambio de que él mismo no lo ha-
mett. En pocas ocasiones la destreza ga jamás. Cuando el tren se lleva a Birdy
corno narrador, creador de tipos y do- Edwards, alias Jack McMurdo, del valle
minador de la tensión narrativa, y pin- de Vermissa, se lleva también rostros,
tor de atmósferas, cualidades que ador- amenazas y juramentos, unos viajeros que
nan la obra de Conan Doyle brillan con no se apearán hasta que Edwards lo haga
tanto fulgor como lo hacen en estas pá- para la eternidad. •
ginas que parecen estar escritas con pa-
sión, con el corazón ardiendo por lo * Eduardo Torres-Dulce Lifante es crítico de
que cuentan. cine. Este texto suyo figuró como apéndice en El
«Los Batidores» es un thriller avant valle del terror (Anaya, 1998).
ARTHUR C O N A N DOYLE

de Sherlock Holmes
por Juan Manuel Ibeas*

El mito de Holmes empieza a IN THIS N U M B E R — . . T H E


Be*tnn.r:t a Sew
R ü T U R N O¡T CTrfKKLOCK
Sen« of Detective Slories l> A. CONAN
HOLMES"
DOYI.r:

fraguarse de verdad en los relatos


cortos que el autor escribiría a partir
de 1891, después de haber
alumbrado a su personaje en Estudio
en escarlata y de haberle
CollierS
Houselioíd Number f o r October

hecho vivir otra aventura en


El signo de los cuatro, novelas que
tuvieron una tibia acogida
por parte de un público
que luego reclamaría con
pasión más historias del detective.
Estos cuentos, recogidos en cinco
volúmenes —Las aventuras
de Sherlock Holmes, Las memorias
de Sherlock Holmes,
El retorno de Sherlock Holmes,
Su último saludo en el escenario y
Los archivos de Sherlock Holmes—
son todo un modelo de ejercicio
deductivo aplicado a casos PRiCE [ü r F N T S

desconcertantes, verdadero sello de Holmes reapareció en «La aventura de la casa vacia» en El


identidad de esta saga policiaca que regreso de Sherlock Holmes (1903), publicado en la revista
Collier's. En la. ilustración, Holmes contempla la caída de
ha creado escuela. Moriarty en las cataratas de Reichenbach.
ARTHUR CONAN DOYLE

C ^ ^ i hubiera asesinado a una perso-


dos no dejaron lugar a dudas: la revista
Strand, que publicó la novela por episo-
los tiempos, genuino producto de la
época victoriana, la cual aparece a su
* ! na de carne y hueso, la reacción dios, se vio incapaz de imprimir sufi- vez magníficamente retratada en nume-
^ ^ ^ del público no habría sido, ni cientes ejemplares para responder a la rosos detalles: la respetabilidad bur-
con mucho, tan extremada ni tan vehe- demanda con la celeridad exigida, y la guesa, socavada por turbias intrigas fa-
mente: severos funcionarios de la City gente formaba largas colas ante los ta- miliares; la estratificación social y la
acudieron a sus despachos con un braza- lleres de Southampton Street para com- estricta observancia de las normas de
lete negro en la manga. El autor-asesino prarla directamente de la imprenta, se- urbanidad; la mezquindad imperante en
se vio bombardeado por una lluvia de gún salía de máquinas. las relaciones laborales; y sobre todo, la
cartas que oscilaban de la súplica al in- empresa colonial y el orgullo imperial:
sulto, y llegaban en ocasiones a la ame- Watson es un médico militar que ha
naza. Los editores lo intentaron por to- El detective alcanza servido en la campaña de Afganistán,
dos los medios, aparentemente en vano. la inmortalidad numerosos personajes han hecho fortu-
Conan Doyle se mantuvo firme durante na (o han labrado su infortunio) en las
ocho años; y cuando, en 1901, se decidió Por fin, en octubre de 1903, Conan colonias... Ni siquiera la escisión de los
por fin a publicar una nueva aventura de Doyle se rindió y resucitó a Holmes en Estados Unidos se considera definitiva:
Sherlock Holmes —El sabueso de los «La casa vacía», primer relato de la se- el autor expone por boca de Holmes su
Baskerville—, tuvo buen cuidado de fe- rie El regreso de Sherlock Holmes. El confianza en un futuro en el que «nues-
charla antes de la fatal caída de Holmes detective invencible regresaba de la tum- tros hijos sean ciudadanos de un mismo
por el precipicio de Reichenbach. Se tra- ba y derrotaba definitivamente a su dís- país, de extensión mundial, bajo una
taba, pues, de una reminiscencia, una colo creador. A esas alturas, estaba ya bandera compuesta por la Union Jack y
expurgación de los archivos del leal claro que el huesudo detective es inmor- las Barras y Estrellas».
Watson, no una verdadera resurrección. tal. Pertenece a esa estirpe de arquetipos
Si con eso pretendía sondear los sen- literarios que permanecerán con noso-
timientos del público lector, los resulta- tros hasta el fin de los tiempos. I ;i í)f{H;íividad del cuento
La última aventura de Sherlock Hol-
mes, «Shoscombe Oíd Place», se publi- La estructura de los relatos responde a
có en marzo de 1927. Hacía el número una fórmula bastante fija: no se trata de
sesenta de las escritas por Conan Doyle. verdaderas aventuras, sino más bien de
Pero el número de imitaciones, parodias, ejercicios deductivos aplicados a casos
pastiches y aventuras apócrifas es mu- desconcertantes, pero no necesariamen-
chísimo mayor. Eso sin contar los sesu- te criminales. En algunos de esos casos,
dos estudios escritos por toda una legión Holmes encuentra la solución sin mo-
de fervientes «holmesólogos» y «watso- verse de su domicilio, con solo escuchar
g nianos», entre los que destacan «Los el relato de los hechos que tanto confun-
- Irregulares de Baker Street», asociación den a los afectados. En otros, le vemos
t de personalidades dedicadas «al estudio realizar algunas indagaciones cuyo ob-
•* de las Sagradas Escrituras» (también 11a- jetivo se nos escapa al principio, pero
s madas «El Canon de Conan»), El perso- que luego se revelan corno decisivas pa-
9. naje se había convertido en un patrimo- ra el esclarecimiento de lo sucedido. En
8 nio social. contadas ocasiones, la aplicación de
s Arthur Conan Doyle falleció en Crow- métodos estrictamente policiales da re-
¡2 borough, Sussex, el 7 de julio de 1930, a sultados que la policía es incapaz de
g consecuencia de una angina de pecho. conseguir «por su absoluta falta de ima-
8 Sherlock Holmes sigue gozando de bue- ginación». El proceso deductivo que con-
| na salud, a pesar de sus excesos con la duce a la resolución del misterio consti-
5 cocaína y el tabaco. tuye el núcleo fundamental de todos los
2 Como hemos dicho, Las aventuras de cuentos. No importa la captura del cul-
<: Sherlock Holmes dieron fama mundial pable (que muchas veces queda libre,
= al personaje, que ya había aparecido en por decisión del propio Holmes o por ca-
i dos novelas. Se trata de una colección de pricho del destino). Lo que interesa es
o doce relatos que se fueron publicando en contemplar el proceso por el que el de-
s la revista Strand a partir de julio de tective, a partir de varias pistas aparen-
¡¿ 1891. La estructura narrativa de la serie temente inconexas, construye toda una
á permitió a Conan Doyle desarrollar a historia. Al lector se le ofrecen todos los
| fondo la personalidad excéntrica y fasci- datos disponibles y se procura provocar
S nante del más famoso detective de todos en él la misma reacción que sufre el ine-

50
CUJÍ 32
Las memorias de Sherlock Holmes
por Juan José Millas*
En 1894 aparecieron recopilados bajo este título once causa de que los cuentos de ciclo holmesiano posean casi to-
cuentos, algunos de los cuales estaban incluidos en Las dos idéntica estructura. Sin embargo, esta repetición, que
aventuras de Sherlock Holmes, publicado dos años antes. podría constituir un defecto, termina a la larga por resultar
Todos ellos tienen en común, además del narrador y del virtuosa. La explicación reside en el hecho de que el lector
protagonista, el hecho de participar de una estructura narra- acaba por habituarse a esa estructura de acuerdo con la cual
tiva semejante. Veamos un poco más extensamente estas discurre la acción de la mayoría de los relatos.
cuestiones. Por lo general, Holmes y Watson están en su apartamen-
to de Baker Street cuando se presenta de improviso un visi-
tante. Otras veces, la función del visitante, que no es otra
Watson, el cronista que la de plantear el caso, la cumple una noticia del perió-
dico, o una carta; las variaciones, en este sentido, son esca-
El doctor Watson, compañero de apartamento y ayudante sas. También se da el caso, en aquellos cuentos cuya acción
de Sherlock Holmes, es al mismo tiempo su cronista oficial. discurre tras la boda de Watson, de que Sherlock Holmes va
Como además él mismo suele participar en las historias que a visitarle a su casa para pedirle su participación en algún
cuenta, no tiene más remedio que escribir estos relatos en nuevo asunto. Vemos, pues, que el punto de partida está pen-
primera persona. Tal punto de vista produce enormes bene- sado de manera tal que el lector, al identificar los lugares de
ficios narrativos ya que Watson puede actuar en la dirección los que parte la narración, se sienta cómodo, seguro y satis-
que más convenga al discurrir de la acción. Así, unas veces fecho por una complicidad cuyas manifestaciones están
aparece casi como un narrador omnisciente, al describir, por siempre implícitas en los arranques.
ejemplo, los estados de ánimo de Holmes, mientras que A partir de ahí, la acción se complica, pero el lector ya sa-
otras su escasa inteligencia sirve para plantear preguntas y be que esa complejidad, consistente en la yuxtaposición de
dudas sobre el suceso que se desarrolla. datos sin ninguna ilación aparente, tiende a resolverse en el
La personalidad de Watson sirve, además, y como se ha cerebro del genial detective, quien finalmente dará las cla-
dicho tantas veces, para poner de relieve las dotes analíticas ves encargadas de dotar de sentido a lo que parecía un cru-
de Holmes. El modelo no es nuevo: procede directamente cigrama imposible. La gran virtud de esta zona final de los
de los cuentos analíticos de Poe, cuyo detective, Auguste relatos es que la explicación es siempre simple y verosímil,
Dupin, tiene también un cronista, en este caso anónimo, cu- dos cualidades difíciles de conjugar en la vida, pero que
ya torpeza realza por contraste la habilidad del detective. plantean más problemas cuando se trata de conjugarlas en la
literatura.

La estructura narrativa
Los temas
La enorme demanda de historias de Sherlock Holmes
mantenía a Conan Doyle bajo una presión constante por par- Resulta sorprendente la facilidad con que Conan Doyle
te de los editores. Como ya sabemos, esta presión acabó con trata todos los asuntos posibles de la ficción policiaca sin al-
la paciencia del escritor, que desde hacía tiempo estaba har- terar apenas el enfoque de orden formal en cada caso. En es-
to de inventar ficciones para alimentar la voraz personalidad te volumen hay al menos tres casos de extorsión, cuatro de
de su detective. En este cansancio, más que en sus limita- robo y dos o tres de asesinato; todos ellos aparecen bajo una
ciones personales como narrador, está sin duda alguna la vestidura formal y semejante y en todos ellos dicha vesti-
dura funciona perfectamente de cara a los fines para los que
fue concebida.
Por eso, el análisis de los temas tiene menos interés, ya
que, en los casos en que éstos flojean, el cuento se mantie-
ne en pie gracias al armazón sobre el que ha sido construi-
do. Merece la pena señalarse, no obstante, la aparición en
dos de esos cuentos («El intérprete griego» y «El problema
final») de un hermano de Sherlock Holmes, Mycroft, que al
final resulta ser un personaje original y atractivo.
Por último, no podemos dejar de señalar que en el último
de los cuentos de este volumen, «El problema final», Sher-
lock Holmes pierde la vida al despeñarse por la catarata de
Reichenbach, en Suiza, mientras pelea con su enemigo mor-
tal, Moriarty. La muerte del genial detective produjo en su
época un escándalo de dimensiones notables. Los editores
de Doyle, y el propio escritor, recibieron miles de cartas que
iban desde el ruego al insulto. Sin embargo, Conan Doyle
tardaría diez años en resucitarle y es que, en verdad, debía
de ser difícil alimentar a un ser como Holmes, sobre todo
porque estaba destinado a alcanzar mayor fama y gloria que
su propio creador.

* Juan José Millas es escritor. Este texto apareció como apéndice en Las
memorias de Sherlock Holmes (Anaya, 1988).
contemplar los alardes deductivos del
detective y el desconcierto de Watson
que jamás falla a la hora de asombrarse
por las facultades de su amigo.

Holmes y Watson: un e q u i p o
invencible
Sobre Holmes, poco podemos decir
que el fiel Watson no haya dicho ya. Un
perfecto caballero Victoriano, orgulloso
de su eficacia —que es un fiel reflejo de
la eficiencia británica—, de costumbres
excéntricas y misántropas, increíble-
mente meticuloso en sus procedimien-
tos pero desastrado en su vida privada,
con un carácter inestable que oscila en-
tre la depresión morbosa y la actividad
febril, momentos estos en los que se
transforma en «la máquina de observar
y razonar más perfecta que ha visto el
mundo».
Holmes se considera a sí mismo «el
tribunal de apelación», al que acuden
los desesperados cuando todas las de-
más vías han fallado. No hace distin-
ción de clases sociales y sirve a su clien-
te con la máxima fidelidad y eficiencia,
sea cual sea la trascendencia del caso.
Porque para Holmes no existen casos
importantes o triviales, ni le impresio-
nan más los grandes crímenes que las
pequeñas faltas; para él sólo existen
problemas lógicos más o menos intere-
santes, y tiene ideas muy concretas al
respecto: «Los problemas interesantes
fable doctor Watson: «Yo he visto y oí- lucirse de nuevo ante el cliente de turno. suelen plantearse en casos intrascenden-
do lo mismo que usted, y aun así no me Y casi en seguida se llega a la traca final, tes, los crímenes más horrendos se co-
explico cómo ha podido llegar a esas en la que Holmes demuestra con increí- meten en el campo, la policía es incapaz
conclusiones». Casi invariablemente, el ble facilidad que el impenetrable miste- de ver más allá de sus narices, etc.»
autor consigue el objetivo que se propo- rio no era más que «un curioso proble- Un aspecto inquietante de Holmes es
nía: el fascinado lector sonríe con ad- milla». La fórmula es perfecta, y a ella su megalomanía, que puede adoptar for-
miración y pasa rápidamente la página, se debió el éxito del personaje. Cual- mas inofensivas, como cuando discute
ávido de nuevas exhibiciones. quier lector moderno puede dar fe de amigablemente con Watson, pero que re-
Resulta evidente que este efecto es que continúa funcionando. sulta más preocupante cuando el detec-
más fácil de conseguir y de mantener en Comparsas aparte, en los relatos in- tive se erige en administrador de la jus-
una serie de cuentos que en una novela tervienen cuatro personajes principa- ticia. Su actitud en estos casos puede
larga. En la novela habría que realizar les: Holmes, Watson. el cliente perple- variar desde la tajante orden dada a Wat-
una exhibición al principio y al final de jo y el villano habilidoso. El cliente son de «no vacile en abatirlos a tiros»,
cada capítulo, lo cual, de ser posible, re- aparece al principio, expone sus apuros hasta su decisión de dejar libres a ladro-
sultaría repetitivo y monótono. En los y muchas veces desaparece sin dejar nes y asesinos confesos. Este desprecio
cuentos, este inconveniente desaparece: huella. El villano puede no llegar si- por la justicia oficial se disfraza a veces
las conversaciones de Holmes con Wat- quiera a aparecer en persona. Al públi- de humildad —«¿Quién soy yo para de-
son al principio de cada episodio son re- co le tiene sin cuidado, mientras Sher- cidir?»—, pero está claro que decide sin
cibidas con deleite por el lector, cuyo lock Holmes se mueva a lo largo de la vacilar, consciente de su superioridad
entusiasmo aumenta al ver a Holmes línea que los conecta. Lo que desea es sobre la masa y sobre las instituciones.
El regreso de Sherlock Holmes
por Juan Tébar*
Holmes regresa en este libro sin Moriarty, su mayor rival, tiene la bicicleta un papel importante, como en el anterior
muerto en «El problema final». Holmes no se mató enton- —titulado precisamente «La aventura de la ciclista solita-
ces. Ha vuelto y, para mayor comodidad, su camarada Wat- ria»—, y lo subrayamos porque nos parece un elemento tan
son, que ha enviudado, está libre. Ambos pueden reanudar representativo de la época como cualquiera de los magnífi-
sus aventuras, y Watson las cuenta para la posteridad, que cos decorados, o elementos de atrezzo usados por Billy Wil-
todavía nos alcanza. Aún durará muchos años la alargadísi- der en la que consideramos mejor versión cinematográfica
ma sombra del detective inmortal. Y no nos referimos sólo del personaje. Se trata de La vida privada de Sherloek Hol-
a los libros que todavía escribiría Conan Doyle con Holmes mes (1969), deliciosa reconstrucción romántica del escena-
de protagonista, sino la fama e influencia del personaje que rio y el espíritu del mito holmesiano por un austro-húngaro
ha de vivir más que su autor y que explotarán todos sus he- criado en Viena y afincado en Hollywood. No sigue el ar-
rederos, colegas e imitadores habidos y por haber. gumento de ninguna historia publicada por Conan Doyle. si-
n o — e n la mejor tradición del pastiche sherlockia.no (así di-
cen los americanos, holmesianos los ingleses)— resucita un
supuesto documento inédito que Watson guardó en una ca-
Sin el malvado Moriarty ja fuerte y es rescatado muchos años después por un nieto
del doctor. El guión es del excelente I.A.L. Diamond y del
Repasemos algunos de los cuentos en que Watson relata propio Wilder. Posteriormente escribieron una novela los
los casos que ocuparon sus vidas tras esta reaparición de holmesianos Michael y Molly Harkwick. Entre las muchas
Sherlock Holmes. perfecciones de la ambientación, hay planos de viajes en
La sombra del fallecido Moriarty es protagonista en el tren que reproducen con original inspiración los dibujos
primer relato «La aventura de la casa vacía», donde Hol- Sidney Paget.
mes cuenta lo que ocurrió en las cataratas de Reichenbach,
y el malo del cuento no es sino un heredero del profesor,
que — p o r supuesto— no está a la altura del maestro. La
equivalencia con Holmes y sus imitadores es evidente. Holmes y sus honorarios
«La aventura del constructor de Norwood» arranca, pre-
cisamente, con la referencia al añorado delincuente: «Des- Ultima referencia, y sabrosa, que extraemos de «La aven-
de el punto de vista del experto criminalista —dijo Sher- tura del colegio Priory», y del siguiente relato. «La aventu-
lock Holmes—, Londres se ha convertido en una ciudad ra de Peter el Negro»: Holmes generalmente no parece in-
particularmente aburrida desde la muerte del llorado pro- teresado económicamente. ¿De qué vive el héroe? ¿Es rico
fesor Moriarty». y por eso no hace alusión frecuente al dinero? Quizá sea tan
Sin embargo, estos tiempos sin Moriarty, sin sus huellas desinteresado que se olvida de las necesidades materiales,
como «el ligero temblor en los bordes de la telaraña [que] pero las imposiciones de tales necesidades caerían sobre él,
nos recuerda la existencia de la repugnante araña», no fue- por mucho que las ignorase... Hay quien supone que era
ron tan anodinos. Y Holmes puede divertirse con falsas pis- Watson quien ponía el dinero cuando la minuta del detecti-
tas, como la de la huella del pulgar, anticipándose a sistemas ve no bastaba a la supervivencia. Es más lógico pensar que
de detección no muy honestos: el de amañar, por ejemplo, Mycroft, el bien situado hermano, ayudase a soportar el sta-
pruebas artificiales para cazar a quien se sabe que es el cul- tus de caballero que Holmes mantenía, austero pero siempre
pable. El mismo estilo de ese malvado policía que, muchos digno gentleman... El caso es que en la citada aventura del
años después, interpretaría Orson Welles en Sed ele mal colegio se guarda, encantado, un buen cheque. Y no sabe-
(1957), sin sospechar la tradición de su mala costumbre. mos si lo comparte con Watson, que realmente ha ayudado
En «La aventura de los monigotes» hay todo un alfabeto bastante... Nos asalta la duda: ¿es realmente un avaro, cobra
en clave con peculiares dibujos: fortunas —merecidas, no lo discutiremos— y no las com-
parte...? Tal duda al final de este relato deja una mala im-
presión que el cronista tendrá que disipar... Y en efecto, se-
rá el propio Watson (incondicional entrañable) quien, al
comienzo de ... Peter el Negro eche un capote a su amigo
respecto al tema crematístico. Era el año 1895 y Holmes ha-
bía alcanzado tal fama que, en buena lógica, sus tarifas de-
berían ser ya muy elevadas: «... Sin embargo, Holmes. co-
SIDNEY PAGET, «LA AVENTURA DE LOS MONIGOTES.. EN EL REGRESO DE SHERLOCK mo todos los grandes artistas, vivía para su arte y, excepto
HOLMES. ANAYA, 1992.
en el caso del duque de Holdernesse, casi nunca le vi pedir
un pago importante por sus inestimables servicios. Era tan
poco materialista — o tan caprichoso— que con frecuencia
se negaba a ayudar a los ricos y poderosos cuando su pro-
En la novela policiaca será típico insertar dibujos, planos, blema no le resultaba interesante, mientras que dedicaba se-
jeroglíficos, como los mapas del tesoro en las aventuras de manas de intensa concentración a los asuntos de cualquier
piratas. ¿Qué buen aficionado no recuerda planos de habi- humilde cliente cuyo caso presentara aquellos aspectos ex-
taciones cerradas, diseños de pisadas en planta alzada de traños y dramáticos que excitaban su imaginación y ponían
jardines, muestras de cartas en clave y demás adornos grá- a prueba su ingenio».
ficos de la aventura intelectual de descifrar un asesinato?
Todo eso estaba en Holmes, como tantas otras cosas. Véa-
se, por ejemplo, el plano de otro relato, «La aventura del co- '''Juan Tébar es escritor. Este articulo apareció como apéndice en El re-
legio Priory», que casi es un mapa militar. En este cuento greso tic Sherlock Holmes (Anaya. 1992).
ARTHUR CONAN DOYLE

Londres real, perfectamente descrito en


sus itinerarios, instituciones y costum-
bres. A diferencia de las aventuras exó-
ticas de sus contemporáneos, Conan
Doy le sitúa a sus personajes en la me-
trópoli y hace acudir a ella a todos los
elementos exóticos que sean necesarios:
desde reyes de Bohemia a marineros de
las Indias Orientales, desde serpientes
venosas al Ku Klux Klan.
Y aunque a veces se hace necesario
salir de Londres, lo cierto es que Conan
Doyle se recrea en los detalles de la ca-
pital. Incluso cuando Holmes y Watson
tienen que abandonarla, se molestan en
indicar el tren que tomarán y la estación
de donde sale. Holmes se precia de co-
nocer Londres al dedillo, y Watson deta-
lla minuciosamente todos los recorridos
que realizan en sus investigaciones.
Aunque la dirección exacta de la «casa
del crimen» suele ser falsa, el barrio es
perfectamente identificable.
No cabe duda de que esto tenía que
atraer poderosamente al público británi-
co de la época en que se publicaron las
aventuras, que veía cómo le acercaban
misterios y maravillas a las puertas mis-
mas de su casa, en un escenario que po-
día reconocer e incluso recorrer.
En esta actitud entre implacable y hu- aventuras de Shcrlock Holmes y, en últi- Sin embargo, para el lector contem-
manista, Holmes no es, en definitiva, mo término, equivale a llamar tonto al poráneo —sobre todo si no es inglés—,
más que una personificación de la In- lector, que tiende a identificarse con la que ha crecido en un mundo donde
glaterra de su tiempo. postura del testigo-narrador. Al fin y al Sherlock Holmes es ya una tradición, la
A Watson se le suele presentar como cabo, no ser un genio excepcional no sensación es diferente y el atractivo po-
un torpe y obtuso, cuando en realidad se equivale a ser idiota. siblemente mayor aún: aquel Londres
trata de un colaborador eficaz, un razo- En realidad, Watson es otra manifesta- que entonces era real se encuentra ahora
nador competente, un hombre decidido ción de la Inglaterra oficial: el hombre mitificado e idealizado, convertido en
y —si hemos de creer en su existencia— de carrera —dos carreras, militar y mé- un lugar tan mítico como el Bagdad de
un cronista extraordinario, que sabe dica—, cuya dedicación y lealtad con- Las mil y una noches o el Dodge City de
mantener de manera magistral el interés tribuyeron a forjar el imperio. Aunque la los westerns. Es el Londres de la niebla
del lector. iniciativa no sea suya, siempre se puede y los misterios, de Jack el Destapador y
Hay que tener en cuenta que, al ser confiar en Watson, que es la eficacia el doctor Jekyll, donde el mal acecha en
Watson el narrador (y estar dedicados personificada y a veces llega a asombrar cada rincón y sólo la mirada de un de-
los relatos a glosar las facultades de otro al propio Holmes. Entre los dos forman tective infalible puede traspasar las ti-
personaje), la personalidad del doctor no un equipo que el resto de la humanidad nieblas. Es una ciudad fabulosa, que ha
aparece reflejada más que indirectamen- debe consultar para ver resueltos sus servido de escenario a muchos de nues-
te. La natural modestia del cronista le problemas. Así es como se veía Inglate- tros sueños juveniles.
impide exagerar la importancia de su rra a sí misma. Así, el detective de ficción y la ciudad
propia participación, pero está claro que real han acabado por fundirse en un mis-
Holmes aprecia extraordinariamente la mo arquetipo, que todavía seguirá exci-
ayuda de Watson; y si éste no parece es- 1 .oíidros-»:: un) enceiijoriin p;,ir;3 tando nuestra imaginación durante mu-
tar a la altura de su ilustre compañero, lo al c r i m e n cho tiempo. •
mismo le sucede al resto de los persona-
jes que desfilan por sus crónicas. Decir Un último aspecto que contribuyó *Juan Manuel Ibeas es escritor y traductor. El
que Watson es poco inteligente demues- considerablemente al éxito de la serie artículo se publicó como apéndice en Las aventu-
tra una lectura muy superficial de las fue la ambientación de la misma en un ras de Sherlock Holmes (Anaya. 1990).
ARTHUR CONAN DOYLE

La saga del profesor


Challenger
Conan Doyle cultivó otros géneros al margen del relato policiaco que le
dieron también cumplida fama. Uno de ellos fue la ficción científica y de
aventuras, para cuyos textos creó también un personaje mítico, el profesor
Challenger, paradigma del científico que apoya sus teorías en la
experimentación directa. Es un sabio moderno, cima de la cultura
civilizada, pero con la estampa de un homínido prehistórico, al que le
cuesta poco ponerse iracundo. Y si Holmes tiene a su Watson, Challenger
tiene al triste y escéptico profesor Summerlee para ponerlo en vereda.

El mundo perdido
por José Agustín Mahieu"

ay personajes en busca de autor, su autor. Tal como sucede, en un plano


como los admirables fantasmas de menos absoluto pero igualmente elevado
la obra teatral de Pirandello; pero hay a la condición de mito universal, con el
otros, también nacidos de la fantasía y la Quijote de Cervantes.
imaginación de los escritores, que empie-
zan a vivir una historia propia y parecen
liberarse del albedrío de sus creadores. Cultivador de diversos géneros
Son héroes universales, que hechizan a
los lectores de todas las épocas y todas las A nivel popular, Sherlock Holmes si-
edades, que se escapan de los límites del gue vivo: turistas y corresponsales lle-
libro y andan por el mundo como compa- gan o escriben cartas al número 221 de
ñeros de andadura en la existencia. Uno Baker Street, y en su mayoría ignoran
de ellos fue Sherlock Holmes, prototipo quién es Sir Arthur Conan Doyle. Y me-
de detectives, modelo de deducción cien- nos saben que posee una obra literaria
tífica y espíritu lógico y racional. Su fa- considerable y completamente diferente
ma universal ha tenido el efecto, no tan al género popular que consolidó defini-
raro como parece, de eclipsar la figura de tivamente: la novela policiaca.

CUJÍ 32
ARTHUR CONAN DOYLE

Dentro de ese extenso bloque de no- derna: escéptico, brillante analista, des- ¿no constituye por sí misma la más
velas y relatos hay sectores muy diver- cubridor de nuevos campos para la in- grande de todas las aspiraciones huma-
sos. La novela histórica fue su género vestigación. El autor lo dota también con nas?». Y sin embargo, ya despunta en el
predilecto, pero oscurecido por su éxito rasgos excéntricos y originales: es un po- autor una preocupación metafísica:
policiaco. Ya se han citado algunas de lemista temible, de carácter irascible y «No, Summerlec, no acepto su materia-
ellas, como Michael Clarke (1889), La orgullo inconmensurable, con caracterís- lismo —dice Challenger a su amigo y
guardia blanca (1891) y Las hazañas ticas físicas impresionantes; «un cerebro rival científico en El mundo perdido—,
del Brigadier Gerard (1896), que se de- superdotado en un cuerpo de hombre de porque yo al menos soy una cosa dema-
sarrolla en el marco de las guerras na- las cavernas». siado magnífica para diluirme en sim-
poleónicas, un tema que fascinaba al au- El ciclo de novelas y relatos que tie- ples elementos físicos, en un puñado de
tor. Rodney Stone (1896), una novela nen como protagonista al profesor Cha- sales diversas y en tres cubos de agua.
que generalmente se incluye entre sus llenger pertenece al género de aventuras, Aquí..., aquí — y al decirlo se golpeó la
obras históricas, pero que más bien es en pureza, con matices que participan de voluminosa cabeza con el puño enorme
un cuadro vivido y fascinante de la In- la literatura fantástica y la anticipación y velludo— hay algo que se sirve de la
glaterra previctoriana, con especial aten- científica. A m b o s sectores habían sido materia, pero que no es la materia. Algo
ción al boxeo, que describe en sus co- explotados por Ridder Haggard {Ella y que es capaz de aniquilar a la muerte,
mienzos con notabilísima penetración. Ayesha) y por H.G. Wells con su Gue- pero a lo que la muerte no podrá ani-
Todas estas extensas narraciones tienen rra de los Mundos. Pero Conan Doyle quilar jamás.»
un estilo decididamente decimonónico, no se apoya en la fama nostálgica y El mundo perdido se plantea la su-
en los moldes de la gran novela victoria- medieval, que daría lugar, décadas más pervivencia de especies prehistóricas
na fijada por Dickens. tarde, a la tendencia «Sword and Sor- en el m u n d o actual (algo que imitarán
Conan Doyle practicó el ensayo his- cery» (la fantasía heroica) ni en la más tarde muchas películas, como King
tórico-político, como en La gran gue- ciencia-ficción o — d i c h o con más pro- Kong) con la hipótesis de que han ha-
rra bóer (1900) y llevó a la novela su p i e d a d — la anticipación científica. llado un medio favorable dentro de una
defensa de la presencia inglesa en Áfri- Conan Doyle concibe una serie de re- comarca aislada del resto de la Tierra.
ca con La tragedia del Korosko. Pero latos donde la pura aventura se combi- Dos escenarios alternan en su historia:
aún m e n o s conocida es su incursión en na con una hipótesis fantástica pero la gran ciudad civilizada, animado cen-
el teatro: The Slory Waterloo {La histo- científicamente convincente. tro del primer acto de la aventura, a par-
ria de Waterloo) (1900), que antes se tir de la irónica y vivaz escena de la
llamó Stranggler of«15» (Un rezagado asamblea científica, donde el profesor
del «15») era una incursión en el tema Pura aventura con hipótesis C h a l l e n g e r lanza su desafío a los cs-
que lo apasionaba: las guerras napoleó- fantástica cépticos colegas; luego la expedición
nicas. Ya nadie la recuerda, pero en su que debe probar sus afirmaciones, que
época significó uno de los mayores éxi- La primera obra de esta serie es la que se desarrolla en el marco grandioso de
tos para el legendario actor Sir Henry nos ocupa El mundo perdido. La atmós- las selvas amazónicas y que conducirá
Irving. fera (zona) envenenada, Cuando la tie- a los héroes a una tierra ignota y ais-
Junto a esa producción de literatura rra lanzó alaridos y La máquina desin- lada. La maestría de la introducción,
«seria» y un poco solemne, Conan Doy- tegradora (relatos cada vez más breves, atravesada por el h u m o r ácido de las
le practicó, además de sus famosos rela- el último con la extensión de un cuento) p o l é m i c a s entre h o m b r e s de ciencia,
tos policiacos, el cuento de misterio y te- continúan la saga del profesor Challen- corre pareja con la capacidad del autor
rror (tan tradicional en la literatura ger con una inventiva feliz y un perso- para ir fijando los vividos rasgos de
inglesa) y una serie de novelas de fic- naje tan atractivo y vigoroso que podría sus personajes.
ción científica y aventura, que es la que haber rivalizado con el sutil Sherlock El centro es el profesor Challenger,
nos interesa especialmente aquí, porque Holmes, si no fuese porque el autor lo paradigma del científico que une la vi-
dentro de esa gama de historias se desta- condujo (en El país de las nieblas) a un sión teórica y la experimentación direc-
ca El mundo perdido, como una verda- plano más esotérico, más cercano al en- ta. Conan Doyle lo dibuja en forma algo
dera obra maestra del género. sayo que a la novela, sin duda contra- sardónica: el sabio moderno, universal,
En esta novela (publicada en 1912) se dictorio con la personalidad progresiva cima de la cultura civilizada, está dotado
inicia una especie de «saga» dedicada a y cientificista del sabio antropólogo. de una envoltura casi grotesca, semejan-
un nuevo personaje, el profesor Challcn- C o m o testimonio de la orientación del te a un homínido prehistórico... A la des-
guer, quizás imaginado por Conan Doy- personaje, Conan Doyle pone en sus la- mesura física, el autor añade una arro-
le para borrar o suplantar a este fastidio- bios estas palabras definitorias: «La lladura potencia mental y un orgullo
so e invasor Sherlock Holmes, que ciencia persigue el conocimiento. Nos también gigantesco; un carácter flamí-
tantas veces trató de eliminar de su tra- lleve donde nos Heve, nosotros debemos gero capaz de estallar ante la menor pro-
bajo literario. El pintoresco y j o c u n d o ir en su busca. El saber de una vez para vocación de los pigmeos intelectuales
Challenger es la encarnación del cientí- siempre lo que nosotros somos, por qué que según él lo rodean. Su mayor ira
fico descubridor y audaz de la era mo- existimos y dónde nos encontramos, suele descargarse sobre los periodistas.

56
C LUÍ 32
A esta figura, Conan Doyle opone, en escéptico; descree de todas las teorías ción. Uno de ellos es Lord John Roxton,
efectiva y humorística dinámica narrati- del rabelesiano y visionario Challenger. el casi tópico caballero británico: .sport-
va, el profesor Summerlee, su opositor Dos personajes completamente distin- man, cazador, rico y refinado, adicto a
científico. Summerlee es magro, triste y tos sirven de sabio balance de la narra- las más azarosas aventuras. Edward D.
Malone completa el cuarteto y asume el
papel de relator. Es periodista, joven e
irlandés, dotado de cierta ingenua y sen-
cilla dosis de romanticismo, junto a un
discreto buen sentido. Se asemeja un po-
co al doctor Watson y. como él, se apli-
ca a reflejar las aventuras de sus brillan-
tes compañeros.
La prodigiosa odisea entre las fieras
monstruosas y los increíbles peligros
que los acecharán en la misteriosa me-
seta prehistórica, culmina en el regreso a
r Áá la civilización... Una nueva y tumultuo-
sa asamblea científica asistirá a la sor-
presa final que les reserva Challenger
para probar sus fantásticas tesis. Enton-
ces puede comprobarse que la amena y
regocijante narración, aparentemente
sencilla, tiene una estructura infalible y
perfectamente afinada: las dos grandes
asambleas, de polémicas y combates
dialécticos entre sabios y público, sirven
de ejes a la prodigiosa aventura del mun-
do perdido.
Setenta años después de su aparición,
El mundo perdido crece ventajosamente
después de un largo olvido. La aventura
es su signo fundamental, acompañada
de una sutil reflexión humana que no pe-
sa sobre su acción incesante c imagina-
tiva, que lleva al lector a devorar sus pá-
ginas hasta el final. El humor es otra de
sus constantes, animando cada episodio
amable o terrorífico. Como todas las
obras realmente originales, El mundo
perdido supera el encasillamiento de los
géneros y las modas, y por eso puede
subyugar de nuevo a toda clase de lecto-
res: jóvenes y maduros, sofisticados o
sencillos. El mismo autor definía en
cuatro versos su simple y perdurable fi-
losofía artística:

«He forjado mi simple plan


si doy una hora de alegría
al muchacho que es a medias un
hombre
o al hombre que es muchacho a
medias.» •

* José Agustín Mahieu es autor de este texto que


se publicó como apéndice en El mundo perdido
(Anaya, 1981).
ARTHUR CONAN DOYLE

La zona envenenada
por Nuria Hernández de Lorenzo*

n La zona envenenada, los cuatro guida de una muerte universal e indolo- verdad... Entonces se desata su pérfido
— personajes de El mundo perdido ra. Sin embargo, gracias a la previsión sarcasmo, su violenta furia, que adquie-
vuelven a reunirse para celebrar el ani- del profesor, ellos consiguen sobrevivir re dimensiones próximas a la justa ira de
versario de su asombrosa aventura en unas horas más en una habitación sella- un dios, porque él deja de ser él para
Maple White. Los compañeros del pro- da e hiperoxigenada. Convertidos en la convertirse en emisario y defensor acé-
fesor Challenger no sospechan los extra- retaguardia de la humanidad, esperan la rrimo de la verdad.
ordinarios acontecimientos que se aveci- muerte en agradable camaradería, sin En contraste, Lord John tiene la sorna
nan: la Tierra ha entrado en una zona dejarse llevar de la desesperación, mien- zumbona y la indiferencia de quien ha
envenenada del éter, y en cuestión de po- tras Summerlee, materialista convenci- visto el mundo y ha aprendido a base de
cas horas toda la vida humana y animal do, y Challenger, defensor de la inmor- vivir que no hay teoría comparable a la
del planeta habrá sucumbido a la intoxi- talidad de su espíritu, se enzarzan en sus habilidad para desenvolverse. Es el espí-
cación, cuyos primeros síntomas se han habituales discusiones científicas y me- ritu pragmático en contraposición con la
manifestado en una locura colectiva se- tafísicas. Pero a nuestros personajes les lucubración, mientras que Summerlee
espera una nueva sorpresa cuando des- representa el espíritu dogmático en per-
cubren que la Tierra ha vuelto a la nor- petuo conflicto con lo que Challenger
malidad y ellos son los únicos seres hu- tiene de innovador y de clarividente. En
manos vivos en un mundo arrasado en el esta mezcla explosiva surgen situaciones
que sólo perviven las formas de vida ve- divertidas, diálogos cargados de veneno-
getal. Entonces harán un alucinante via- so ingenio, todo ello relatado por la plu-
je por un Londres silencioso y sembrado ma del joven inexperto que mira a su al-
de cadáveres en el que tendrán la opor- rededor con los ojos de la inteligencia
tunidad de reflexionar sobre la igualdad muy abiertos, y que registra los aconte-
de todos los seres ante la muerte y la fu- cimientos con la objetividad del perio-
tilidad de la vanidad humana. Cuando dista. Doyle tiene un poco de todos, y en
todo parece perdido, en un instante se ellos se desdobla. De ahí la fuerza y la
produce el inesperado desenlace: de pron- veracidad de la narración, en la que se
to el gigantesco reloj de la vida vuelve a conjugan la fantasía, la aventura, el hu-
ponerse en marcha. En realidad, la hu- mor y las sutiles reflexiones filosóficas
manidad había estado sumida en un pro- supeditadas a un mensaje moral: el ser
fundo sueño del que despierta más cons- humano debe aprender la lección de hu-
ciente de su condición efímera y de su mildad y, consciente de su insignifican-
papel insignificante y aleatorio en el de- cia frente a la grandeza del universo,
venir del tiempo. aprovechar las cosas hermosas y buenas,
cultivando el conocimiento y la solidari-
dad en lugar de desperdiciar su vida en
inútiles placeres.
Fantasía, humor y reflexiones
filosóficas
El profesor Challenger vive para y por Dos cuentos de ciencia-ficción
la ciencia; todos los defectos hiperbóli-
cos de su carácter son hijos de su entu- Cuando la Tierra lanzó alaridos y La
siasmo por la apasionante búsqueda de máquina desintegradora son dos cuen-
la verdad. La ciencia lo es todo, y pobres tos cortos que entran de lleno en el
de aquellos que se nieguen a tomar inte- campo de la ciencia-ficción. En ellos
rés o que prefieran permanecer en la ig- intervienen solamente dos de los perso-
norancia cuando él les brinda la luz de la najes de los anteriores relatos: el profe-

58
CUJÍ 32
bada, lanzará el aullido más potente ja-
más conocido en la historia de la hu-
manidad.
La máquina desintegración!, por su
parte, es un cuento que refleja las in-
quietudes de una época marcada por la
reciente guerra mundial y por las tensio-
nes internacionales. Nos demuestra que
no todos los científicos tienen la buena
fe del profesor Challenger. Hay otros,
como el profesor Nemor, que no vacilan
en poner sus descubrimientos al servi-
cio de fuerzas mortíferas para después
venderlos al mejor postor, sin cuidarse
lo más mínimo de las nefastas conse-
cuencias que puedan producirse. En es-
te caso se trata de una máquina capaz
de desintegrar cualquier cosa situada
entre dos polos, sin importar la exten-
sión. Semejante arma puede aniquilar
ejércitos enteros, por lo que convertiría
a su poseedor en el dueño del mundo.
Afortunadamente, Challenger tiene la
oportunidad de intervenir, y gracias a su
simpático ingenio, no exento de gracia,
logrará eliminar para siempre la amena-
za. El orden se habrá restablecido, y por
una vez, la ciencia y el bien de la huma-
nidad habrán prevalecido sobre otros in-
tereses.
El mundo deshumanizado en el que
vivimos tiene mucho que aprender del
entusiasmo y la justa intransigencia del
profesor Challenger, que probablemente
en nuestra época no habría dado abasto
para echar de su casa a tantos pillos y
oportunistas como pululan por ahí. En
nuestros días, Challenger habría sido
quizás un defensor de la naturaleza, o
premio Nobel, y se habría cansado de
repetir sus eternas palabras: «¡Fuera, ca-
ballero, fuera! —gritó de mal humor—.
Eleve su mente por encima de las bajas
necesidades mercantiles y utilitarias del
comercio. Sacúdase sus viles criterios
BLANCA ORTEGA, LA ZONA ENVENENADA, ANAYA, 1994 comerciales. La ciencia busca el conoci-
miento. Debemos seguir persiguiéndolo
sin importarnos dónde nos conduzca.
Saber de una vez por todas lo que so-
sor Challenger y el joven Malone. El pri- see una dura corteza exterior que la re- mos, por qué somos, dónde estamos, ¿no
mero de ellos es el relato de una nueva y cubre protegiendo sus sensibles órganos le parece de por sí la más grande de las
disparatada aventura científica del pro- vitales. Para demostrar tan extravagante aspiraciones humanas? ¡Fuera caballe-
fesor, que siempre, movido por su ansia teoría y conseguir que la Tierra se entere ro, fuera!». •
de perseguir la verdad allí donde se en- de su existencia, llegará al colmo de la
cuentre, se empeña en demostrar que la impertinencia: perforará la corteza te- * Nuria Hernández de Lorenzo es autora de es-
Tierra es una entidad viva dotada de or- rrestre con el propósito de estimular su te artículo se publicó como apéndice en La zona
ganismo que, al igual que los erizos, po- zona sensible. La madre Tierra, pertur- envenenada (Anaya, 1994 ).
ARTHUR CONAN DOYLE

La biblioteca
Sherlock Holmes
por Emilio Pascual*

Emilio Pascual ha invetigado la biblioteca


del famoso detective sobre la que no hay
excesiva información. En
ella ha encontardo desde
los necesarios libros de
consulta sobre aspectos
tan variados como las
religiones africanas, las
aves de Inglaterra o la
filología, hasta un
Petrarca de bolsillo o un
ejemplar de Vie de
Bohéme, del escritor
francés Henri Murger,
que sirvió de base a
Puccini para componer
La bohéme.
El artículo también
rastrea la actividad de
Holmes como escritor,
básicamente de monografías
sobre temas técnicos.
1 Dr. Watson asegura que Holmes
leía «de manera inconexa», y ya
H sabemos lo que opinaba de lecto-
res tales: «Rara vez se distinguen por la
exactitud de sus conocimientos». 1 Sin
embargo, a pesar de la desconfianza de
Watson hacia las lecturas de Holmes, en
más de una ocasión lo pinta «sepultado»
o «sumido» en sus viejos libros.

Cajón de sastre
Siempre he sentido curiosidad por los
libros que se alojaban en la biblioteca de
Sherlock Holmes. No hay muchos datos
sobre ella, aunque de algún lugar sal-
drían los que abarrotaron el desván de su
casita, en las tierras bajas de Sussex,
donde Holmes se había retirado, lejos
del mundanal ruido, para dedicarse por
completo al sosegado contacto con la
naturaleza y a estudiar la vida de las abe-
jas. Entre éstos estaba Al aire libre de
J.G. Wood: era «un pequeño volumen de
color chocolate y plata». Un buen nú-
mero de ellos procedía sin duda de aquel
«montón de libros de consulta» que hu-
bo en algún rincón del 221 B de Baker
Street, entre los que podemos catalogar
«el primer volumen de una Geografía
que estaba publicándose por tomos» y
una Enciclopedia Americana.
De algunos ha quedado memoria, per-
tenecieran o no al mismo montón. Así, el
De hire ínter gentes (Lieja, 1642), un
ejemplar en latín que había pertenecido
al «divino inglés». William Whitc, más
conocido por el seudónimo de Guliel-
mus Phalerius. Lo había adquirido en un
puesto de libros de lance. En una taba- tánico. Conocía La dinámica de un aste- bahía de Poldhu, en el extremo más
quería de Birlstonc, en el condado de roide, del profesor James Moriarty, aun- apartado de la península de Cornualles.
Sussex, compró por un penique una su- que no consta que estuviera en su bi- Cuenta Watson que «el antiguo idioma
gerente historia de la casa solariega de blioteca. Tampoco sabemos si llegaron a de Cornualles había despertado su inte-
Biiistone. Allí estaba también El marti- la biblioteca El origen del culto a los ár- rés y se le metió en la cabeza la idea de
rio del hombre, de William Winwood boles, un Catulo, Aves de Inglaterra, La que estaba emparentado con el caldeo y
Reade. que Holmes lo consideraba «uno guerra santa y otros ejemplares raros que derivaba en gran parte del lenguaje
de los libros más interesantes jamás es- que pasaron por sus manos al socaire de de los traficantes de estaño fenicios».
critos», y un Petrarca de bolsillo que lo su disfraz de librero. Tuvo bajo su lupa Con tal objeto —puntualiza Watson—
acompañó en alguna de sus correrías. Es un palimpsesto, aunque su interés resul- «había recibido un cargamento de libros
seguro que hubo también un ejemplar de tó ser tan relativo como la contabilidad de filología».
la Vie de Bohéme, de Henri Murger, y de una abadía de la segunda mitad del si- Estamos ante una de esas brillantes
otro de relatos de Clark Russell, si bien glo xv. paradojas que no hubiera desdeñado el
no está comprobado que pertenecieran a En la primavera de 1897. con motivo socarrón de Chesterton. Tras su primer
Holmes. También conocía El viidúy las de una cura de reposo ordenada por el examen, indudablemente imperfecto, el
''eligiones africanas, de Eckcrmann, pe- doctor Moore Agar, Sherlock Holmes doctor Watson juzgó que los conocimien-
ro lo leyó en la biblioteca del Museo Bri- habitó una casita de campo cerca de la tos de Holmes en materia de literatura, f i-

61
CLIJT32
ARTHUR CONAN DOYLE

Boileau1' y una línea de una carta de fue un artículo titulado El libro de la vi-
Flaubert a George Sand/ También había da, en el que exponía sus contundentes
leído —y recordaba— «una cosa muy puntos de vista sobre la observación, la
curiosa pero muy profunda» de Jean- deducción y el análisis. No dudaba que se
Paul: que la principal prueba de la gran- pudiera «inferir de una gota de agua la
deza del hombre está en su capacidad de posibilidad de la existencia de un Océano
percibir su propia pequenez. Quizás el Atlántico o de un Niágara sin necesidad
doctor Watson olvidaba que Holmes es- de haberlos visto u oído hablar de ellos».
tuvo dos años como mínimo 8 en la Uni- Y, aunque se había propuesto dedicar sus
versidad. Y si atribuyó indebidamente a años de decadencia a componer «un libro
Richard Baxter unas palabras de Brad- de texto» que compendiara «en un solo
ford, ¿quién no ha colocado en Hamlet a volumen todo el arte de la investigación»,
Mercucío alguna vez? no hay noticia de que sistematizara nun-
ca el material acumulado en sus archivos.
Lo que sí escribió al final de su vida,
Autor de curiosas monografías mientras «vivía como un ermitaño con
sus abejas y sus libros en una pequeña
Su tarea como escritor no es abundan- granja del Sur», fue un Manual práctico
te pero tampoco desdeñable. El mismo del apicultor, con algunos comentarios
se confesó «culpable de varias mono- acerca de la separación de la reina, la
grafías, todas ellas sobre temas téc- «obra magna» de sus últimos años. Entre
nicos». Una de ellas, intitulada De las estos dos escritos puede razonablemente
diferencias entre las cenizas de los di- situarse su vida pública.
versos tabacos, es un minucioso pron-
tuario en el que se citan «ciento cua-
renta clases de cigarros, cigarrillos y El mejor de los h o m b r e s
tabacos de pipa, con láminas en color,
que ilustran las diferencias entre sus ce- Podía fumar varias pipas seguidas, to-
nizas». Al mismo género pertenece una mar rapé, morfina y cocaína. En un
«sobre las huellas de las pisadas, con al- apretado análisis, el Dr. Watson lo cata-
gunos comentarios acerca del empleo de logó como «violinista, boxeador, esgri-
escayola para conservar las impresio- midor, abogado y autoenvenenador a ba-
nes»,' y otra «sobre la influencia de los se de tabaco y cocaína», además de «uno
oficios en la forma de las manos, con li- de los hombres más desordenados del
tografías de manos de pizarreros, mari- mundo».'" Es cierto que en algún mo-
NAJAIIA SENMARTI, ESTUDIO EN
ESCAR1A1A. BKL'GUERA, ! 784
neros, cortadores de corcho, cajistas de mento matiza este dibujo apresurado,
imprenta, tejedores y talladores de dia- elogiando su austeridad" y precisando
losofía y astronomía eran nulos, pero ello mantes». Hay una más sobre la datación que «el uso ocasional de la cocaína» era
no le impidió saber de la existencia de los de documentos manuscritos e incluso al- su modo de protestar contra «la monoto-
Grimm, hablar de Gcorge Meredith, acu- guna vez pensó seriamente en escribir nía de la existencia». Con todo, ni el
dir a los libros de Samuel —aunque cier- una monografía sobre el humor de los propio Holmes se recataba de confesar
ta coquetería deductiva lo indujera a pre- perros para deducir el de sus amos, y su impresión de que «habría podido ser
sumir de que sus «conocimientos bíblicos otra sobre el arte de fingirse enfermo. un delincuente muy eficaz». Era capaz
estaban un poco oxidados»— o disertar No consta que lo hiciera. En Montpellier de distinguir setenta y cinco perfumes
sobre los autos sacramentales. realizó una investigación sobre los deri- diferentes, hazaña quizá sólo superada
Quizá no fuera tan buen matemático vados del alquitrán de carbón, aunque por Grenouille. l: Además de tocar el vio-
como el profesor Moriarty, pero una no tenemos la certeza de que se plasma- lín, fue «un compositor de méritos fuera
sencilla operación de geometría práctica ra en una monografía. Tampoco sobre de lo común». (Siempre me ha sorpren-
le ayudó a descifrar el misterio de un an- una materia tan poco «práctica» como la dido cómo unas manos capaces de inter-
tiguo manuscrito. Supo retener en la me- música de la Edad Media, objeto al que pretar a Paganini pudieron dedicarse al-
moria un verso de Antonio y Cleopatra y algún tiempo anduvo aficionado. Sí es- guna vez al boxeo y hacer de su dueño
otro de la segunda parte de Enrique VI,2 cribió una sobre los motetes polifónicos «uno de los mejores boxeadores de su
una sentencia de Fausto y un epigrama de Orlando di Lasso, que fue publicada peso». Misterios de la naturaleza.) Ha-
«del viejo Goethe»,' un aforismo de Tá- para distribuirse en círculos privados y bía adquirido por 55 chelines un Stradi-
cito,4 un proverbio persa atribuido a Ha- aun parece que «constituye la última pa- varius —«que valía por lo menos qui-
fiz con cierta ligereza, una máxima de labra sobre el tema». nientas guineas»— en la tienda de un
La Rochefoucauld,5 un alejandrino de El primer escrito de que se tiene noticia judío de Tottenham Court Road. l! Nadie
ce is he arm, that hath his quarrel just» (II parte
de Enrique VI. acto III, escena 2", 233).
3. «Wir sind gewohnt, dafi die Menschen verhóh-
nen, Was sie nicht verstehn» (Fausto, 1" parte,
vv. 1205-1206). «Schadc. daB die Natur nur einen
Menschen atis dir schuf, Dcnn ztim würdigen
Mann war und znm Schclmen der Stoff» (Xe-
nien, 7). Conviene advertir que ambos textos fue-
ron recitados en su lengua original. F,l propio
Sherlock Holmes sostenía que, a pesar de su fal-
ta de musicalidad, «el alemán es el más expresivo
de los idiomas».
4. «Omne ignotum pro magnifico» (Agrícola,
30, 3).
5. «II n'y a pas des sots si incommodes que ecux
qui ont de l'csprit» (Máximas morales, 45 I).
6. «Un sot trouve toujours un plus sot qui ['admi-
re» (Artpoétique I, 232).
7. «L'homme c'est ricn, l'ocuvre c'cst tout» (di-
ciembre de 1875).
8. «Como mínimo», en efecto, pues si sólo estu-
vo dos años, ¿por que le dice a Watson que «du-
rante mis últimos años en la Universidad se habló
allí mucho de mí y de mis métodos»?
9. Es posible que contuviera un apéndice sobre
las huellas de ios neumáticos de bicicleta, pues
era capaz de reconocer cuarenta y dos huellas di-
ferentes.
10. Watson llegó a describirlo como «una perso-
na que guardaba los puros en el cubo del carbón,
el tabaco en las babuchas persas y clavaba con un
cuchillo la correspondencia sin contestar en la re-
pisa de madera de la chimenea». Y añade: «Siem-
pre he mantenido que practicar con el revólver
debía ser, claramente, un deporte exterior; de mo-
do que, cuando Holmes, en uno de sus extraños
estados de humor, se sentaba en una butaca, em-
puñaba su revólver y con un centenar de cartu-
chos Boxcr se dedicaba a agujerear la pared de
enfrente con un patriótico Vfictoria] R[egina] a
modo de decoración, no podía menos de pensar
que ni la atmósfera ni el aspecto de nuestro cuar-
to salían beneficiados».
11. En una ocasión le oímos decir: «Una hogaza
de pan y un cuello limpio: ¿Qué más necesita un
hombre?».
12. Jean-Baptiste Grcnouillc (1738-1767) «a los
duda que supiera tocar la barcarola de justo». El Dr. Watson, acaso rememo- seis años ya había captado por completo su en-
torno mediante el olfato. No había ningún obje-
Los cuentos de Hojfmann,''' pero la que rando a Sócrates, concluyó «El proble- to, ningún lugar, ninguna persona, ninguna pie-
se oyó en Baker Street cierta tarde de un ma final» con una evocación de Sher- dra,ningún árbol, arbusto o empalizada, ningún
día de verano no brotó del violín de Hol- Iock Holmes «como el mejor y el más rincón, por pequeño que fuese, que no conociera,
reconociera y retuviera en su memoria olfativa-
mes, sino de un gramófono, «invento ex- inteligente de los hombres que hubiera mente, con su identidad respectiva. Había reuni-
traordinario». Admiraba a Wilma Nor- conocido». ¿Pensó alguna vez Holmes do y tenía a su disposición diez mil, cien mil aro-
man-Neruda y sobre todo a Sarasate. que en su caso la inteligencia, como la mas específicos, todos con tanta claridad, que no
Conoció a Charlie Peace, virtuoso del vio- bondad o las rosas, le había sido otorga- sólo se acordaba de ellos cuando volvía a olerlos.
sino que los olía realmente cuando los recorda-
lín como del crimen. Oyó al tenor Jean de da por añadidura? • ba...». Sólo ha habido otro caso parecido de me-
Reszke en Les Huguenots. Acaso le rozó moria general: el de Ireneo Funes (1868-1899).
el amor, y hay razones para creer que * Emilio Pascual es escritor y editor. Este texto estricto contemporáneo de Holmes. Como todo
forma parte Del Libro de las bibliotecas imagi- el mundo sabe, «Funes no sólo recordaba cada
guardó una fotografía de Irene Adler —la narias, inédito. hoja de cada árbol de cada monte, sino cada tina
mujer— hasta su muerte: en todo caso de las veces que la había percibido o imaginado».
llegó tarde, como había llegado tarde a Notas 13. El violín de Flotares, si no resulta apócrifo el
una ópera de Wagner. 1. No obstante, el joven Stamford ponderaba su manuscrito del Dr. Watson recientemente descu-
Platón acaba su Fedón refiriéndose a pasión por «lo concreto y exacto en materia de bierto entre los papeles de la señora Hudson, aca-
conocimientos». bó en la Fundación Rockefeller, y sólo Jascha
Sócrates como «el mejor hombre de 2. «That age doth not wither ñor custom stale my Fleifctz fue digno de tocar con él.
cuantos hemos conocido y, muy desta- infinite variety» (Antonio y Cleopatra, acto II, 14. Hasta yo la toqué con la bandurria «cuando
cadamente, el más inteligente y el más esc. 2", 233), acomodado a la situación, y «Thri- Dios quería».
ARTHUR CONAN DOYLE

Imágenes para la intriga


N u r i a (")Lbiols S u a r i *

Quienes mejor supieron retratar


la época y la figura de Holmes
fueron los ilustradores ingleses
contemporáneos de Cortan
Doy le, con Sidney Paget
a la cabeza. Estos dibujos que
se publicaron en el S t r a n d
M a g a z i n e han acompañado
muchas de las ediciones
posteriores de la obra del autor
en todo el mundo, incluidas
las dcAnaya en España. Sin
embargo, en nuestro país ha
habido artistas empeñados en
recrear tanto a Holmes como
a otros de sus personajes desde
perspectivas diferentes más
modernas y rompedoras.
A lo largo de este monográfico
hemos recogido imágenes
creadas por todos los autores
que figuran en esta galería
de privilegiados.

SIDNEY PAGET, LAS MEMORIAS X SI ¡IÍRLOCK ; IOLMES. AMAYA. 1988

CLIJ132
r
u
V
uando uno decide ponerse a
investigar sobre las imágenes
Los clásicos
En este grupo de ilustradores clási-
^ - i f^ creadas a propósito de la obra cos están aquellos dibujantes que mate-
de Sir Arthur Conan Doyle descubre que rializaron la figura del detective en las
hay dos épocas distanciadas temporal- épocas en las que vio la luz por vez pri-
mente: una contemporánea a la publica- mera. Fue en la publicación periódica
ción de las aventuras del famoso detec- Strand Magazine y, en algunos casos,
tive y otra más moderna de las décadas sus dibujos aparecieron en libros edita-
de los 80 y los 90. En este artículo trata- dos a posteriori. Eran dibujantes que,
remos las dos y haremos referencia a mediante pluma o pincel y grandes dosis
Gran Bretaña —perpetuamente bajo la de realismo, imaginaron las mil y una si-
niebla, donde cualquier misterio puede tuaciones de las aventuras en las que
ser posible—, a España y a algún otro Holmes y Watson se encontraban impli-
país en el que se han hecho trabajos in- cados.
teresantes.
Con este estudio pretendemos captar Curiosamente, el primer lápiz que de-
y mostrar algunas de las miradas parti- cidió materializar las aventuras de Sher-
culares de diversos ilustradores y, en lock Holmes fue el padre del autor,
consecuencia, creadores a su vez de las Charles Doyle, que, en 1888, realizó los
narraciones visuales que acompañarán dibujos para la primera edición de A
para siempre a Sir Arthur Conan Doyle Study in Scarlet, en los que se mostraba
en su tarea de hacernos sentir una intri- a un Holmes bastante distinto al conce-
ga muy especial. bido por su autor, con cara redonda y, en
definitiva, más parecido al propio artis-
ta que al modelo real, el doctor Joseph
Bell. Pese a este intento fallido, hay que
destacar que Conan Doyle creía en el ta-
lento de su padre, al que consideraba el
mejor de los artistas de la familia —en la
que, como ya se ha dicho anteriormente, FRANK H TOWNSEND, EL SIGNO DE LOS CUATRO, ANAYA,
1996
había muchos y destacados dibujantes—,
y al que calificó como «más terrible que
Blake», por la naturaleza fantástica de
su trabajo. En 1924, el propio Doyle or- ga de los pelirrojos» o «La aventura de
ganizó una exposición de la obra de su las cinco semillas», y Las memorias de
padre. Sherlock Holmes, bajo cuyo título se en-
contraban relatos que fueron aparecien-
Sidney Paget o el dominio de lo oscuro do entre 1892 a 1893 en el Strand Ma-
gazine, donde también se publicaron las
La imagen del rey de los detectives ilustraciones de Paget para El sabueso
corrió más suerte en manos de algunos de los Baskerville, entre 1901 y 1902.
ilustradores de la época, entre los que Posteriormente, estas entregas se agru-
destaca Sidney Paget. Porque así como paron en la publicación de un solo volu-
John Tenniel se asocia a la entrañable men en el que continuaban figurando
Alicia de Carroll o Grandville al resig- sus ilustraciones.
nado Robinson Crusoc, Sidney Paget es Las aguadas y las tramas de Paget
a su vez el ilustrador clásico de las aven- otorgan un tono muy adecuado a la obra
turas de Sherlock Holmes. Aunque hay de Conan Doyle, y todavía hoy despier-
que hacer un matiz al respecto y es que, tan admiración, especialmente por un
paralelamente al trabajo de este dibujan- elemento imprescindible en sus argu-
te, o con muy pocos años de diferencia, mentos: la oscuridad.
aparecieron otras ilustraciones para Mr. El misterio es algo lógicamente con-
Holmes procedentes de distintas manos. substancial a la oscuridad porque ella in-
Pero uno de los primeros en lanzarse a cita, insinúa, sugiere que algo interesan-
la tarea fue, como decíamos, Paget, cu- te va a ocurrir o algo tremendo ya ha
yos dibujos acompañaron algunos rela- sucedido. Y Sidney Paget es el cómplice
tos cortos,como «La aventura de la li- perfecto para materializar esta idea, re-
ARTHUR CONAN DOYLE

solviendo las imágenes de escasa luz de fue muy conocido. Se trataba H.M.
una forma realmente admirable. Brock que, de estas entregas periódicas,
En cuanto a la técnica, puede obser- realizó junto con Joscph Simpson las
varse en las ilustraciones que acompa- ilustraciones de La aventura del Círcu-
ñan este artículo que en algunos casos el lo Rojo, aparecida en 1911. Henry Mat-
ilustrador optaba por la aguada y, en thcw Brock (1875-1960) era un presti-
otros, por la pluma. Por ejemplo, las gioso artista que procedía de una familia
aguadas están presentes en Las aventu- de dibujantes y estaba especializado en
ras de Sherlock Holmes y, en cambio, las las obras dirigidas al público juvenil. 2
tramas realizadas con pluma pueden ob- Junto con su hermano Charles fueron
servarse en Las memorias de Sherlock muy prolíficos durante la primera mitad
Holmes. del siglo xx.
Tampoco hay que olvidarse de Frank
Más ilustraciones del detective Wiles, cuyas ilustraciones habían ido
apareciendo en el Strand Magazine entre
Pero Paget no fue el único en crear 1896 y 1902 para relatos como «La aven-
imágenes para los relatos de Conan tura de la inquilina del velo» o «La
Doyle. Hubieron otros dibujantes dis- aventura del fabricante de colores reti-
puestos a asumir el reto de ilustrar los rado». Ambos cuentos ilustrados forma-
misterios protagonizados por Holmes y ron parte, junto con ilustraciones de A.
Watson. Gilbert y Howard K. Elcock, de El ar-
Geo Hutchinson, que fue uno de ellos, chivo de Sherlock Holmes, publicado en
aportó nuevas imágenes a Estudio en es- 1927. Pero las colaboraciones de Frank
carlata, con un dibujo muy detallista Wiles fueron a más y, entre 1914 y 1915,
que, además de ornamentar las letras ca- ilustró El valle del terror que fue apa-
pitulares, creaba unos personajes muy reciendo en Strand Magazine— y. en
expresivos. cierto modo, podríamos decir que fue un
Otro ilustrador fue Frank H. Town- seguidor del estilo marcado por Paget,
send que realizó unos dibujos para El incluso, en algunas ilustraciones pudo
signo de los cuatro, en 1903,1 y, así co- llegar a confundir al lector sobre la iden-
mo de Paget destacábamos el dominio tidad del dibujante.
de la oscuridad, de este ilustrador desta- Y hasta aquí el recorrido por los ilus-
caremos especialmente el dominio del tradores clásicos de Holmes. Imágenes
movimiento. La rigidez de los persona- del pasado, algunas de una gran belleza,
jes, cuando nada los obliga a moverse, otras algo menos notables, pero todas
contrasta de forma considerable con la ellas hijas de un tiempo que vio nacer a
de éstos cuando deben entrar en acción, uno de los personajes más famosos de la
movimientos que el dibujante se esfuer- literatura. Un tipo que, en todos los ca-
za en captar mediante intensos e irregu- sos, es alto, delgado y elegante. Como si
lares trazos. los ilustradores se hubieran puesto de
Entre 1896 y 1909, en el Strand Ma- acuerdo en mostrarnos una imagen de-
gazine aparecieron diversas ilustracio- terminada de un detective muy peculiar.
nes de Howard K. Elcock y son lo que se
dice una verdadera maravilla. Maestro Algo excepcional: Junceda dibuja
del detalle, del movimiento y de la ex- a Holmes
presividad de los personajes, Elcock nos
sumerge en un escenario muy británico, Al margen de los ilustradores clásicos
brumoso como el clima inglés. británicos, fue una verdadera sorpresa
Posteriormente, una serie de dibujan- encontrar al catalán Joan Junceda (1881-
tes fueron haciendo sus entregas en la 1948) entre el grupo de dibujantes que
misma publicación desde 1908 a 1917. habían ilustrado las aventuras escritas
Los relatos aparecidos durante este tiem- por Sir Conan Doyle.
po fueron publicados en 1917 con el títu- Junceda se dedicó a esta tarea en sus
lo de El último saludo. En este conjunto períodos profesionales más tempranos.
se encuentran ilustraciones de Arthur Concretamente, para la publicación pe-
Twilde(1908)oAlecBall. riódica Literatura Sensacional, editada
Uno de los ilustradores de esta etapa entre 1908 y 1909. Y, posteriormente, en
PREMIO sin u n
ABRIL
2000 PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Los caminos ^ o
PREMIO
sin fin
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
ABRIL
2000
Los caminos sin fin
de PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

El narrador y protagonista de
esta hermosa novela de inicia-
ción es un muchacho que, fasci-
nado por la imagen bohemia y
aventurera de su tío navegante,
decide él también hacerse mari-
nero. Pronto descubrirá toda la
belleza y toda la dureza que la
mar reserva a quienes anhelan
cruzar la inalcanzable línea del
horizonte.

Los caminos sin fin ha


sido publicado simultánea-

Caminos nHJ Q mente en seis lenguas: arago-

sen fin nés, asturiano, castellano, cata-

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA


lán, gallego y vasco.

editores asociados
Os camins
sin fin
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

(A)
ÁMBITO cultural

Los caminos
sin fin mk
ARTHUR CONAN DOYLE

1986, aparecieron tres volúmenes con el literatura infantil y juvenil es la cantidad podemos afirmar que ganarían la Kate
título El detectiu Sherlock Holmes, edi- de reediciones y de ilustraciones que se Greenaway Medal.
tados por Edicions PAtzar, en las se pue- han realizado sobre ellos.
de disfrutar de las magníficas ilustracio- En el caso de la bibliografía de Sir Holmes en los 80: de lo clásico
nes del prestigioso dibujante. Arthur Conan Doyle sobra decir que su a lo novedoso
Montserrat Castillo dijo a propósito popularidad es evidente a nivel interna-
del personaje creado por Junceda que cional. Y en el caso de las imágenes di- En España, durante la década de los
era particularmente acertado,"' idea con remos que, a pesar de no tratarse de una 80, aparece el trabajo de Francesc Agrás
la que coincidimos plenamente. Con su cantidad excesiva —como podría ocu- para la Biblioteca de Bolsillo Júnior de
trazo tan personal y su especial habili- rrir con obras más infantiles—, nos sor- la colección Moby Dick. Con un estilo
dad en armonizar los elementos de la prende la cantidad de ilustradores que puramente de cómic y acorde con tantas
ilustración, Junceda nos dejó un Sher- han trabajado sobre estas aventuras de- ilustraciones dedicadas al público juve-
lock alto, bien peinado, muy masculino tectivescas. nil: realistas y hechas con trazos finos y
y, evidentemente, fumador de pipa. Más Por ejemplo, antes de entrar propia- tramas de diversas densidades. Y en la
mediterráneo y varonil que los Holmes mente en los 80, comentaremos que pa- misma línea y colección está el trabajo
británicos, algo más enclenque y de fac- ra aquellos alumnos que querían apren- de José Arriaga.
ciones más refinadas. El Holmes de Jun- der inglés, Oxford Uníversity Press Empiezan a romperse moldes cuando
ceda se muestra así como un personaje sacó al mercado una serie de libros, de un par de ilustradoras trabajan para crear
particular y reconocible a primera vista lectura más o menos fácil,4 según el ni- imágenes a propósito de Holmes. La pri-
entre un montón de Holmes. De hecho, vel del usuario, con ilustraciones que mera de ellas es Margarita Cuesta-Pá-
inconfundible como todo lo que hacía permitieran ir siguiendo la historia. Y mies, que, en 1981, ilustró El mundo per-
Junceda. Conan Doyle no podía faltar en el re- dido (Anaya). Con un notable dominio
pertorio con The Hound ofthe Basker- del lápiz, la ilustradora muestra una gran
villes, que, en 1973, apareció con las delicadeza y pulcritud en su trabajo. Se
Los modernos ilustraciones de David Cheung. No es trata de unas ilustraciones muy origina-
un trabajo ni bueno ni malo, ni frío ni les en el sentido de que nada parecido
Si alguna cosa demuestra la perenni- caliente. Se trata de unas ilustraciones hasta el momento había caracterizado el
dad de algunas obras y personajes de la más o menos soportables de las que no mundo de Sherlock Holmes.
Y otro cambio interesante llega con el por ejemplo, el trabajo del dibujante da-
trabajo de Natalia Senmartí, publicado nés Niss Jessen que ha ilustrado Estudio
en 1984 por Bruguera. Si bien es cierto en escarlata, trabajo al que ha dedicado
que, con la distancia de por medio, las ocho años de su vida. Durante este tiem-
ilustraciones resultan algo toscas e in- po se ha documentado de forma extraor-
maduras, no es menos cierto que rom- dinaria sobre todas las características del
pen moldes. Con un estilo que recuerda escenario londinense que vio pasear a
aquellos emblemáticos dibujos de algu- Holmes, a Watson y a todos los persona-
nos elepés y películas de Los Beatles, jes de las historias en que eran protago-
Senmartí se atreve a componer páginas nistas. Es una pieza muy especial que la-
con elementos propios de los 70, evi- mentablemente no está publicada y,
dentes en la línea y la indumentaria de seguramente, haría las delicias de los co-
los personajes. leccionistas de objetos relacionados con
el popular detective. Los más expertos
Holmes en los 90 podrán comprobar que ciertamente hay
un auténtico trabajo de investigación por
El primero en estrenar década con el rigor depositado por el dibujante en
ilustraciones de la obra de Conan Doylc las 150 páginas ilustradas de la obra.5
es Paco Giménez. Sherlock Holmes i el Y otro de los ilustradores es José Ig-
constructor de Nonvood es una obra nacio Samper que, en 1996, ilustró El
editada en 1991 por Bromera, que el país de la. bruma, obra tardía de Sir Ar-
ilustrador valenciano se dispuso a orna- thur Conan Doyle en la que trata uno de
mentar de una forma brillante. Como los temas que más le apasionó: el espiri-
en otras de sus obras, Giménez parece tismo. Y Samper muestra en la obra a un
entenderse a las mil maravillas con su profesor Challenger de línea muy realis-
lápiz, que obedece cada una de sus ór- ta y trazo delicado, que armoniza con el
denes depositando línea tras línea so- tono y la pretensión de esta novela tan
PACO GIMÉNEZ, SHERLOCK HOLMES I EL CONSTRUCTOR DE
bre el papel, lo que origina unas imáge- peculiar del autor. •
NORWOOD, BROMERA, 1 990. nes cautivadoras por la armonía de la
composición.
* Nuria Obiols es profesora en el Departamento
Y los aires del cómic, ciertamente ca- de Teoría e Historia de la Educación de la Facul-
ricaturizados, aparecen en la colección tad de Pedagogía (Universidad de Barcelona).
francesa editada por Timun Mas, en
1992, ilustrada por Guy Clair y Stibane.
La Editorial Claude Lefrancq decidió Notas
lanzar al mercado una colección de ál- La autora quisiera agradecer la ayuda ofrecida
bumes de cómic con la adaptación de las por Teresa González al seleccionar los libros del
aventuras del detective, y los dos dibu- fondo bibliográfico del Centro de Documenta-
jantes elegidos para el trabajo tienen un ción de la Biblioteca Infantil de la Santa Creu de
Barcelona.
estilo muy parecido con una base realis- t. En la edición de Anaya (1996), se comenta que
ta reforzada con algunas características apareció una ilustración en una primera edición
propias de la caricatura, todo enviñetado alemana de la obra, publicada a finales del siglo
y servido a tinta plana. xix y cuyo autor es desconocido. Se trata de un
grabado de tono realista sin que nada en él sobre-
Un poco más tarde, en 1994, es Juan salga de forma especial, al margen, claro está, de
Ramón Alonso el que decide narrar con su valor histórico y que la edición mencionada ha
imágenes la historia de El gos deis Bas- reproducido.
kerville. Y así como decíamos que el lá- 2. Whallcy, J.I. y Chester, T.R., A History of Chit-
aren s Book Illustration, Londres: John Murray,
piz y Paco Giménez eran un matrimonio Ltd., y Victoria and Albert Museum, 1988. Y
perfecto, en este caso diremos que el Hunt, P. (ed.), Children s Literature. An Iltiistrated
pincel y Juan Ramón Alonso van a una. Historv. Oxford: Oxford University Press, 1995,
Las ilustraciones muestran un trabajo p. 184.
3. Castillo, M., Grarts il-lustradors catalans. Bar-
excelente donde la luz, la pulcritud y el celona: Barcanova, 1997, p. 164.
esmero por un trabajo bien hecho se ha- 4. Oxford Progressive Englisb Readers es el nom-
cen evidentes en estas pequeñas venta- bre de la colección.
nas ilustradas que muestran un instante 5. El trabajo de Niss Jessen lo encontramos a tra-
vés de Internet y puede verse una parte de su tra-
de la aventura. bajo en la siguiente dirección: http:/.home2.
GUY CLAIR, LA SANGONERA VERMELLA, TIMUN MAS, 1992
Otras piezas dignas de atención son, inet.telc.dk/fnjessen/Holmes.htm

69
CLIJ132
ARTHUR CONAN DOYLE

Un detective de cine
por Juan Tenar*

«Elemental, querido
Watson», la sempiterna
réplica de Holmes a su
amigo cuando resolvía
los casos se la debemos
al cine; concretamente
a T h e r e t u r n of
Sherlock Holmes
(1929), con un Holmes,
el primero del sonoro,
interpretado por el
actor británico Clive
Brook. Antes de él
hubo algunos Holmes
mudos, y después ha
habido bastantes más,
entre ellos, Basil
Rathbone o Peter
Cushing, y todos
repitieron esa muletilla
que es ya un sello de
identidad del genio de
Adventures of Sherlock Holmes (1939). Segunda aparición del tándem Rathbone-Bruce,
el mejor interpretando a Holmes-Watson. la deducción.
N O V E D A D E S E D I T O R I A L DEBATE

BIBLIOTECA BILINGÜE
Selección de los mejores títulos
LA LLAMADA DE LO SALVAJE LOS CRÍMENES DE
CalloftheWild LA CALLE MORGUE
Jack London The Murders of de rué Morgue
Edgar Alian Poe

EL EXTRAÑO CASO DEL EL FANTASMA DE


Dr. JEKYLL Y Mr. HYDE CANTERVILLE
Dr. Jekyll and Mr. Hyde The Canterville Ghost
Robert L. Stevenson Osear Wilde

ALICIA EN EL PAÍS OTRA VUELTA DE TUERCA


DE LAS MARAVILLAS The Tum ofthe Screw
Alice 's Adventures in Wonderland Henry James
Lewis Carroll

1,500 pts cada libro Fecha de publicación: septiembre de 2000


Una colección cuidadosamente editada y de gran utilidad para la enseñanza de la lengua inglesa

LA BRUJA LA BRUJA DEBE M O R I R


DEBE MORIR De que modo los cuentos de hadas influyen en los niños
SHELDON CASHDAN
Un libro imprescindible para conocer la influencia de los
personajes tradicionales y de las películas infantiles en
nuestros hijos y en nuestras propias vidas.

De gran utilidad para padres, profesores y educadores


Fecha de publicación: septiembre de 2000

BVFO SOÑADO* £N LA GALAXIA t>€ LA TttISTEZA


RAFAEL ABALOS NUEVO
Una original fantasía cercana a narraciones clásicas de la
literatura juvenil como La historia interminable,
El señor de los anillos o La guerra de las galaxias, que
nos adentra en el universo del pensamiento,
de los sentimientos y de la psicología humana.

\Jn& ¿ventura. \>¿<r¿. tot>^s tas eí^fces


Fecha de publicación: noviembre de 2000
ARTHUR CONAN DOYLE

JF Jsí : I

A la izquierda fotograma de Sherlock


Holmes (1922) con John Barrymore
interpretando al detective. Encima, la foto
de Arthur Wontner que a decir de los
expertos fue, después de Basil Rathbone, el
actor británico que mejor encarnó a
Holmes. Y lo hizo en cinco ocasiones.

arle cara a Sherlock Holmes ha ros que revela el entendimiento casi te- Holmes del sonoro, y también muy ele-
sido la dedicación de muchos rrorífico de la historia. Abundando en gante, en una línea típicamente británica
directores, productores —y, esta tendencia al «gótico», existen fotos de interpretación. Uno de los filmes en
por supuesto, actores de cine—, nada de planos de aquellos filmes en los que los que incorporaba a nuestro detective
menos que desde 1900. Para entreteni- el poderío casi satánico del detective, su le dio ocasión de compartir estréllate
miento del lector y para ampliar datos mirada profunda, y algunos gestos de con otro de los actores con más «clase»
del fichero del aficionado, vamos a se- sus largos dedos, le hacen parecerse al de los años 30. Nos referimos a William
leccionar a algunos intérpretes, sólo en- fantasmagórico Drácula más que al re- Powell, que interpretaba a otro investi-
tre aquellos que fumaron la pipa de la posado c irónico Holmes. Posiblemente gador famoso, Philo Vanee, colaborador
reflexión y se pusieron la gorra de vise- fue el actor sherlockiano que más y me- ocasional de Holmes en una de las ver-
ra hasta los años 70. jor trabajo los disfraces de su personaje. siones cinematográficas.
De la ancianita, pasando por el profesor Raymond Massey —actor especiali-
despistado, el siniestro oriental, hasta el zado en papeles de «malo»— fue Sher-
Los primeros Holmes tipo de los bajos fondos, su galería de lock Holmes en 1931. Arthur Wontner
Holmes. el de las mil caras, es franca- lo incorporó por lo menos en cinco oca-
Prescindiendo de los primerísimos mente antológica. siones. Hans Albers, actor alemán muy
pioneros de comienzos de siglo —entre John Barrymore, el tercer miembro de popular en los 30, se puso el gabán a
los que se cuentan incluso producciones su dinastía de actores prestigiosísimos, a cuadros, y compuso una sonrisa irónica
escandinavas— debemos nombrar al ac- quien el mundo conoció como «el per- para dar su versión del detective.
tor inglés Eille Norwood, que entre los fil», por la pureza de sus líneas faciales,
años 1921 y 1923 interpretó nada menos se vistió de pensativo y elegantísimo
que cuarenta y siete filmes mudos sobre Holmes en una película de 1922, ante un El rey: Basil Rathbone
el personaje de Conan Doyle, entre ellos Moriarty caracterizado como un verda-
una versión de El sabueso de los Bas- dero monstruo de película de miedo. Pero en aquellos años, a mediados de
kerville, con una fotografía en claroscu- Clive Brook fue uno de los primeros la década, llegaría un actor de aguileno
perfil inconfundible para convertirse en
el rey de todos los actores que han sido
Holmes en el cine.
Basil Rathbone era un actor inglés na-
cido en Sudáfrica que recalaría en
Hollywood para convertirse en intérpre-
te de muchos de los mejores villanos de
filmes de aventuras que ha dado el cine
norteamericano de su época. Alto, espi-
gado, flexible, con rostro de ave de pre-
sa, dominaba la esgrima y fue en multi-
tud de películas antagonista de El Zorro,
de Robin Hood, hijo del doctor Fran-
kenstein y personaje shakespeareano. Su
papel fundamental, por encima de tantos
presuntuosos oficiales, piratas y tiranos,
fue, sin duda, Sherlock Holmes, al que
dio impecable rostro y figura a lo largo
de quince películas, desde 1933 hasta
1946. Aunque en esta serie se tomaron
los guionistas con los textos de Conan
Doyle las lógicas libertades hollywoo-
denses, la apariencia de su protagonista
ha sido hasta la fecha la más brillante y
adecuada al personaje que un cinefilo
aplicado puede recordar. Es justo que no
olvidemos en este recordatorio cinema-
tográfico a Nigel Bruce, el actor gordito
que hizo de Watson al lado de Rathbone
en todos los títulos. No es este Watson
de la pantalla el que más hubiera satis-
fecho al propio doctor, pues compuso un
tipo bastante bobo, pero es ya imposible
olvidarlo.
Bruce fue torpe en mayor medida de lo
que realmente pudiera haber sido el Wat-
son de los libros, pero su entrañable apa-
riencia y su interpretación tan sincera le
han hecho ya casi inmortal. Ello también
por haber compartido, sin duda, el reina-
do de su amigo Holmes-Rathbone.

Otros ilustres encarnan al


detective
Muy ilustres algunos, que conste. El
hecho de que Basil Rathbone haya al-
canzado el mérito de la corona cinema-
tográfica no hace desmerecer algunos La mejor película sobre los personajes de Conan Doyle se la debemos a Billy Wilder que,
de los que le sucedieron. en 1970, rodó La vida privada de Sherlock Holmes, un pastiche cinematográfico.
Entre ellos Peter Cushing, por ejem-
plo, al que algún aficionado recordará,
seguro, por sus personajes en otras pelí- todo.) Y también Christopher Lee, el ac- Lee fue Sherlock Holmes en una oca-
culas de la productora inglesa Hammer. tor que era Drácula o el monstruo en las sión, después de haber sido Sir Henry
(En ellas hizo de Van Helsing cazavam- mismas películas en las que Cushing in- Baskerville en la versión donde su cole-
Piros, y del doctor Frankenstein, sobre terpretaba los papeles antes referidos. ga Cushing hacía de detective. Las cosas
ARTHUR CONAN DOYLE

son así en las productoras que hacen se-


ries y tienen estrellas fijas.
La mejor película sobre los personajes
El sabueso escapa
fundamentales de esta serie inmortal fue
cosa, paradójicamente, de un autor de
comedias que ha presumido siempre de
del libro
no hacer adaptaciones literarias: el gran
Billy Wilder. Su película, La vida priva-
da de Sherlock FLolmes, es un pastiche,
en este caso cinematográfico, y de los por Santiago R. S a n t e r b á s *
mejores. El año, 1970; los guionistas, el
propio Wilder y uno de sus colaborado-
res más brillantes y asiduos, I.A.L. Dia-
mond. La historia, un supuesto caso Basil Rathbone y
guardado —como ya estamos acostum- Nigel Bruce en The
brados a encontrar— en la caja fuerte de Hound of The
Baskervilles (1939),
un banco, y que rescata un heredero de dirigida por Darryl
Watson. La emoción principal, una mu- F. Zanuck y
jer, que hereda rasgos de Irene Adler -la considerada la
única, según los libros de Conan Doyle, versión
a quien Holmes respetó-; y los actores cinematográfica más
principales, un magnífico Robert Step- satisfactoria de la
hens como Sherlock, un excelente Colin novela hasta el
Blakely como Watson, y de nuevo en el momento.
escenario Cristopher Lee interpretando
al hermano funcionario de Holmes, el
gran Mycroft.
Hubo otros Sherlock Holmes, claro,
después de la obra maestra de Billy Wil-
der, como George Scott, Douglas Wil-
mer, Nicol Williamson, Michael Caine
y Christopher Plummer. Y para la televi-
sión rostros conocidos, aunque no de-
masiado adecuados, como Stewart
Granger y Roger Moore. Y muchos que
no hemos consignado, y más que habrá.
Porque, ya lo saben, estamos hablando
del personaje que no cesa.
Quizá podamos comparar a esta cria- . na historia tan plástica y especta- su propiedad, pero el animal reaccionaba
tura con algunos de sus colegas, entre V ^ y cular como la de El sabueso de los en ocasiones de forma inesperada, convir-
los más ilustres. ¿Por qué, sobre todos Baskerville tenía por fuerza que saltar la tiendo el drama de los Baskerville en una
ellos, Sherlock Holmes permanece, mu- barrera de la letra impresa e invadir otros farsa circense. No obstante, la obra alcan-
cho más alto, mucho más imitado, mu- medios de expresión artística: el teatro, el zó 351 representaciones; a una de ellas
cho más celebre, poderoso, aristocráti- cine y la televisión. Muchas aventuras de asistió personalmente el Kaiser.
co, dominando a todos?... Haría falta Sherlock Holmes han sido adaptadas al Curiosamente, la segunda versión teatral
más espacio y otro lugar de reflexión pa- teatro, y a veces se han escrito y represen- de la novela fue realizada en España, en
ra responder a esa pregunta, pero el he- tado obras teatrales caprichosamente ins- 1916, por Gonzalo Jover y Enrique Arroyo.
cho es indiscutible. Hubo luego otros de- piradas en los temas y personajes de la se- Se titulaba La tragedia de Baskerville, y el
tectives excelentes, pero Holmes sigue rie. Pero, como es obvio, no resulta fácil problema de la actuación canina fue re-
siendo el rey. Ninguno lo pondría en du- llevar a un perro a un escenario y hacerle suelto mediante el empleo de un gigantes-
da, a no ser que fuese tan vanidoso como actuar adecuadamente. co perro disecado con miembros articula-
el propio Holmes y lo negase aun sa- Quien primero conoció tales dificulta- dos y bombillas eléctricas en los ojos.
biendo que no tenía razón. • des fue el escritor y actor alemán Ferdi- Hubo de ser un espectáculo alucinante.
nand Bonn, que en 1907 presentó su ver- Agreguemos a las citadas una versión
* Juan Tébar es escritor. Este texto se publicó sión escénica de la novela (Der Hund von danesa {Baskerville Hund) de 1943; otra
como apéndice en El archivo de Sherlock HolmesBaskerville) en el Berliner Theater. Utili- checa, de Jan Skopecek (Baskervillsky-
(Anaya, 1995). zó como sabueso a un gran perro negro de pes), estrenada en Praga en 1965, y, por úl-
timo, una británica, de Joan Knight, pre- je de Conan Doyle; se advertían en ella las pel de Sir Henry Baskerville, juró al
sentada en Perth (Escocia) el 7 de abril de influencias del expresionismo y de los concluir el rodaje que no volvería nunca
1971. No deja de ser paradójico que ésta montajes escénicos de Max Reinhardt. La a trabajar con animales.
sea la única adaptación teatral realizada en de 1937, ya en pleno apogeo del nazismo, Habría que esperar a 1939 para que se
Gran Bretaña y que, para llevarla a cabo, fue dirigida por Karl Lamac e interpretada realizara la que aún hoy sigue conside-
hayan tenido que transcurrir setenta años. por Bruno Güttner (Holmes) y Fritz Ode- rándose la versión más satisfactoria de
mar (Watson), anotemos que al término de El sabueso de los Baskerville: la produ-
la segunda guerra mundial se encontró una cida en Norteamérica por la Twentieth
Del teatro a la pantalla copia de la cinta en la filmoteca privada de Century-Fox. Dirigida por Darryl F Za-
Hitler, en Berchtesgaden. nuck, fue interpretada por dos actores
Ahora bien, si la presencia del perro La primera versión cinematográfica ingleses, Basil Rathbone y Nigel Bruce,
en el escenario ha sido el mayor obstá- inglesa data de 1921. Fue dirigida por que, en opinión mayoritaria, han forma-
do el dúo Holmes-Watson por excelen-
cia. Rathbone y Bruce continuaron re-
presentando esos mismos personajes
—y no sólo en el cine, sino en varios se-
riales radiofónicos— durante más de
siete años. Sin embargo, nunca volverí-
an a alcanzar la convincente perfección
lograda en El sabueso de los Baskervi-
lle. Indiquemos, por otra parte, que el
sabueso era verdaderamente espantable.
Veinte años más tarde, la productora
británica Hammer, especializada en pelí-
culas de terror, haría la primera versión en
color de El sabueso de los Baskerville. Di-
rigida por Terence Fisher e interpretada
por Peter Cushing (Holmes), André Mo-
rell (Watson) y Christopher Lee (Sir
Henry Baskerville), adolecía de imperdo-
nables alteraciones arguméntales y de una
gratuita sobrecarga de escenas pavorosas.
El perro, un esbelto gran danés, no causa-
ba horror alguno al espectador.
Peter Cushing encarnó a Holmes en la versión de El perro de los Baskerville de 1959, en Así concluye, por ahora, la presencia
la que su eterno rival, Christopher Lee hacía de Henry Baskerville. del ilustre sabueso en las pantallas cine-
matográficas.
La cadena de televisión británica
culo para las versiones teatrales, los re- Maurice Elvey e interpretada por Eille BBC2 produjo en 1968 una serie de
cursos técnicos del cine y la televisión Norwood (Holmes) y Hubert Willis aventuras holmesianas protagonizadas
han propiciado numerosas, aunque no (Watson). El perro solamente aparecía por Peter Cushing (Holmes) y Nigel
siempre afortunadas, interpretaciones recortado en silueta contra el cielo: se le Stock (Watson). en la que se incluía, di-
caninas. Y así como fue Alemania el pri- confería así un cierto aspecto fantasmal vidido en dos episodios, El sabueso de
mer país que contempló en un teatro El y se soslayaba de paso la visión de sus los Baskerville; dicha serie, que pudo ser
sabueso ele los Baskerville, también se- detalles anatómicos. contemplada en los televisores españo-
ría alemana la primera versión cinema- La realizada en 1932 por Gareth les, poseía el incuestionable mérito de la
tográfica del tema. La película fue diri- Gundry pertenece ya al cine sonoro. fidelidad textual lo que no es poco. Y la
gida en 1914 por Rudolf Meinert; el Fueron sus intérpretes Robert Rendel cadena norteamericana A B C - T V ofreció
actor Alwin Neuss interpretaba el papel (un desafortunado Holmes) y Frederick en 1972 otra versión de la novela en la
de Sherlock Holmes. Lloyd (un caricaturesco Watson). La pe- que un obeso y envejecido Stewart
Sospecho que la historia de los Basker- lícula no despertó ningún entusiasmo. El Granger pretendía vanamente convencer
ville debía de gozar de enorme predica- crítico de la revista Variety juzgó que el al tele-espectador de que era Sherlock
mento en Alemania. Porque la industria ci- mejor actor del reparto era el sabueso, Holmes. Pero no, ése no era mi Holmes.
nematográfica alemana produciría, con aunque según él, más parecía «un chu- Me lo habían cambiado. •
posterioridad, dos nuevas versiones. La de cho bondadoso que un feroz homicida».
No debía de ser tan bonachón, pues el * Santiago R. Santerbás es escritor y traductor.
1929, dirigida por Richard Oswald, sería la Este texto se publicó como apéndice en El sabue-
última película muda dedicada al persona- actor John Stuart, que interpretaba el pa- so de los Baskerville (Anaya, 1989).
ARTHUR CONAN DOYLE

Arthur Conan Doyle


en España
Selección bibliográfica
Estudio en escarlata, Barcelona: La Ga- El detectiu Sherlock Holmes, Barcelona: Aventures del profesor Challenger, Bar-
ya Ciencia, 1980. L'Atzar Edicions, 1986. (Ed. en cata- celona: Laertes, 1990. (Ed. en catalán).
El mundo perdido, Madrid: Anaya, 1981. lán). Estudi en escarlata, Barcelona: Círculo
Aventuras del profesor Challenger, Bar- Estudio en escarlata, Vigo: Xerais, de Lectores, 1990. (Ed. en catalán).
celona: Laertes, 1982. 1986. (Ed. en gallego). Historias de piratas y del agua azul,
Estudio en escarlata, Madrid: Anaya, La tragedia del liorosko, Barcelona: La- Madrid: Valdemar, 1990.
1982. ertes, 1986. La tierra de la niebla, Madrid: Miragua-
El sabueso de los Baskerville, Barcelo- O can dos Baskerville, Vigo: Xerais, no, 1990.
na: Molino, 1983. 1987. (Ed. en gallego). Las aventuras de Sherlock Holmes, Ma-
Memorias de Sherlock Holmes, Barce- Las memorias de Sherlock Holmes, Ma- drid: Anaya, 1990-1999.
lona: Molino, 1983. drid: Anaya, 1988. Las memorias de Sherlock Holmes, Ma-
El archivo de Sherlock Holmes, Barce- La momia, Barcelona: Laertes, 1989. drid: Anaya, 1990-1994.
lona: Molino, 1984. (Existe edición en catalán). Sherlock i el constructor de Norwood,
Estudio en escarlata, Barcelona: Bru- Sherlock Holmes detective, Vigo: Xe- Alzira (Valencia): Bromera, 1990.
guera, 1984. rais, 1989. (Ed. en gallego). (Ed. en valenciano).
Estudio en escarlata, Barcelona: Moli- Sherlock Holmes: elpeu del diable, Bar- El món perdut, Barcelona: Barcanova,
no, 1984. celona: Cruílla, 1989. (Ed. en catalán). 1991.
Los nuevos triunfos de Sherlock Holmes, Sherlock Holmes: el robi blau, Barcelo- Els darrers aplaudiments, Barcelona:
Barcelona: La Gaya Ciencia, 1984. na: Cruílla, 1989. Laertes, 1991. (Ed. en catalán).
Estudi en escarlata, Barcelona: Barca-
nova, 1991. (Ed. en catalán).
Las aventuras de Sherlock ILolmes, Ma-
drid: Gaviota, 1991.
De la Tierra a la Luna: alrededor de la
Luna, Madrid: Gaviota, 1992.
El gos deis Baskerville, Barcelona: Bar-
canova, 1992. (Ed. en catalán).
El món perdut, Barcelona: La Magrana,
1992. (Ed. en catalán).
El regreso Sherlock Holmes, Madrid:
Anaya, 1992.
Els arxius de Sherlock Holmes, Barcelo-
na. Laertes, 1992. (Ed. en catalán).
Historias y aventuras de la guerra, Ma-
drid: Valdemar, 1992.
La valide la por, Alzira: Bromera, 1992.
(Ed. en valenciano).
Les memóries de Sherlock Holmes, Bar-
celona: Barcanova, 1992. (Ed. en ca-
talán).
Sherlock Holmes y els planols del Bruce Historias del crepúsculo y de lo des- Un estudio en escarlata, Vigo: Galaxia,
Partington, Alzira (Valencia): B r a m e - conocido, Madrid: Valdemar, 1994. 1995. (Ed. en gallego).
ra, 1992. (Ed. en valenciano). Historias espeluznantes, Madrid: Valde- El mundo perdido, Madrid: Valdemar,
Aventuras de Sherlock Holmes, Barcelo- mar, 1994. 1996.
na: Molino, 1993. La zona envenenada, Madrid: Anaya, El país de la bruma, Madrid: Anaya, 1996.
El gos deis Baskerville, Barcelona: Co- 1994. El signo de los cuatro, Madrid: Anaya,
lumna, 1993. (Ed. en catalán). Las hazañas de Sherlock Holmes, Ma- 1996.
El sabueso de los Baskerville, Madrid: drid: Valdemar. 1994. O can dos Baskerville, Vigo: Galaxia,
Anaya, 1993. Sherlock Holmes eta itsas tratatua, San 1996. (Ed. en gallego).
El signe deis quatre, Barcelona: Laertes, Sebastián: Elkar, 1994. (Ed. en vas- O regreso de Sherlock Holmes, Vigo:
1993. (Ed. en catalán). co). Galaxia, 1996. (Ed. en gallego).
Estudio en escarlata, Madrid: Alianza, Sherlock Holmesen istoriak I y II, San O arquivo de Sherlock Holmes, Vigo:
1993. Sebastián: Elkar, 1994. (Ed. en vas- Galaxia, 1997. (Ed. en gallego).
La zona envenenada, Madrid: Anaya. co). O último adeus, Vigo. Galaxia, 1997.
1993. As aventuras de Sherlock Holmes, Vigo: (Ed. en gallego).
Más aventuras Sherlock Holmes, Barce- Galaxia, 1995. (Ed. en gallego). El valle del terror, Madrid: Anaya, 1998.
lona: Molino, 1993. As memorias de Sherlock Holmes, Vigo: Memorias v aventuras, Madrid: Valde-
Tres aventuras de Sherlock Holmes, Bar- Galaxia, 1995. (Ed. en gallego). mar, 1999.
celona: Lumen, 1993. El archivo de Sherlock Holmes, Madrid: El perro de los Baskerville, Barcelona:
El gos deis Baskerville, Barcelona: Vi- Anaya, 1995. Edebé, 2000.
cens Vives, 1994. (Ed. en catalán). El último saludo de Sherlock Holmes, Estudio en escarlata. Madrid: Alianza,
El mundo perdido, Madrid: Anaya, 1994. Madrid: Anaya, 1995. 2000.
El sabueso de los Baskerville, Madrid: Historias del ring, Madrid: Valdemar, Estudio en escarlata, Madrid: Valdemar,
Alianza, 1994. 1995. 2000.
Estudio en escarlata, Madrid: Anaya, O signo dos catro, Vigo: Galaxia, 1995. Las memorias de Sherlock Holmes, Ma-
1994. (Ed. en gallego). drid: Alianza, 2000. •
AGENDA

Manifiesto a favor
" "^^TB
del precio único
W:
^B
• ^í
/^^B
Ir El pasado 28 de septiembre tuvo lugar
en Barcelona, en la Capella del Convent
deis Ángels, la presentación del Manifest
a 1'Opinió Pública (Manifiesto a la Opi-
\ J

ü nión Pública) que, en defensa del precio


único de los libros de texto, han suscrito
en Cataluña los escritores, editores, distri-
buidores y libreros. Participaron en el ac-
I -*• to, con el que se pretende convencer a la
opinión pública de que la Iiberalización en
•' Mj BE£l¿Hj el precio de los libros de textos es mala y
que no abaratará el libro, sino que lo en-
carecerá, Jorge Herralde, Narcís Comadi-
ra, Eduardo Mendoza, Sergi Pémies, Eu-
geni Trias, Manuel Vázquez Montalbán y
Enrique Vila-Matas.
7Í/VY; Shima, presidenta del IBBY y Jay lleule. presidente del jurado, entregan el premio
Andersen al ilustrador Anthony Browne. En el manifiesto —que se puede en-
contrar en todas las librerías— los sec-
tores antes mencionados reiteran su alar-
ma respecto a la agresión al precio fijo,
que se ha iniciado con los libros de tex-
Clausurado el 27 do Nuevo». Igualmente fue motivo de
reflexión el papel que el libro y la lectu-
to, pero que amenaza con extenderse al
resto de libros. En palabras del editor
Congreso Mundial ra ocuparán en el desarrollo de los niños Jorge Herralde, «lo del precio fijo es, ci-
tando a Buñuel, un ensayo general para
del nuevo milenio.
del IBBY Por otro lado, en el marco del encuen- un crimen mayor».
tro, que se celebra cada dos años, se en- También expresan en este documento
Se celebró en Cartagena de Indias tregaron los premios Andersen a la es- su sorpresa ante la frivolidad con la que
(Colombia), del 18 al 22 de septiembre, critora brasileña Ana María Machado y el Gobierno ha menospreciado las pési-
el 27 Congreso Mundial del IBBY (In- al ilustrador británico Anthony Browne, mas experiencias que ha habido, por
ternational Board on Books for Young y se dio a conocer la Lista de Honor del ejemplo, en Gran Bretaña con medidas
People). Magníficamente organizado IBBY, una selección bienal también de parecidas. En este país, después de cin-
por Fundalectura, la sección colombiana libros para niños y jóvenes que sobresa- co años de abolición del sistema de pre-
del IBBY, que planteó el encuentro len por su calidad. En dicha selección fi- cio fijo, el precio de los libros ha creci-
mundial como un proyecto conjunto guran Bunyols de vacances (PAM) de do muy por encima del coste de la vida,
abierto, en el que participaron también Teresa Duran con ilustraciones de Max; al contrario que en España. «Resulta pa-
otras secciones nacionales del IBBY de El misterio de Velázquez (Bruño), de radójico —se lee en el manifiesto—
la región. Contó con una gran participa- Eliacer Cansino; Anxos en tempos de que, en la llamada sociedad de la infor-
ción, más de ochocientos inscritos de to- chuvia (Xerais), de Miguel Vázquez mación, el gobierno adopte medidas tan
do el mundo. Simultáneamente tuvo lu- Freiré; y el álbum No sé (SM). de Mabel desinformadas..
gar, en el marco del Congreso, la I Feria Piérola. «Las consecuencias de la abolición
Iberoamericana de Libros Infantiles y El 28 Congreso Mundial del IBBY se del precio fijo —continúa el manifies-
Juveniles, con la presencia de editores, celebrará en Basilea (Suiza), del 29 de to— pueden resultar muy negativas. En
distribuidores y profesionales de diver- septiembre al 3 de octubre del 2002. Un primer lugar, para muchas librerías, que
sas entidades del ámbito del libro infan- año especial porque el IBBY cumplirá tanta importancia tienen en el tejido cul-
til y juvenil. su cincuenta aniversario. tural de nuestro país y que no podrían
Todas las ponencias, conferencias y Más información sobre las diversas resistir la política de descuentos de las
mesas redondas tuvieron como tema de actividades del Congreso: Secretariado grandes superficies; inmediatamente
fondo el papel de la LIJ en el encuentro del IBBY Nonnenweg 12, Postfach CH- después, para aquellas editoriales que no
entre el continente americano y el viejo 4003. Basilea. Suiza. E-mail: ibby@ vacilan en publicar libros minoritarios
mundo, sintetizado en el lema del con- eye.ch pero culturalmente valiosos. Y también
greso: «El Nuevo Mundo para un Mun- http:/./ www.ibby.org los autores primerizos tendrían mayores
dificultades para ser publicados. El co- Mario Muchnik, etc. El libro incluye las desde un punto de vista poco explorado;
rolario sería el empobrecimiento cultu- ilustraciones de Romeu, Forges o El Ro- el de las tecnologías de la información y
ral en perjuicio de los lectores y la so- to. La obra ha sido editada por la Aso- la comunicación. El nuevo proyecto se
ciedad. A la larga sólo unos pocos ciación Colegial de Escritores, la Aso- llama Liteactiva y puede integrarse tan-
decidirán qué libros se publican, a qué ciación de Editoriales Universitarias to en las horas lectivas de área de Len-
precios y para qué sectores sociales, en Españolas, la Confederación Española gua como en las de biblioteca, y propo-
perjuicio de las libertades.» de Gremios y Asociaciones de Libreros, ne una experiencia de lectura y escritura
Finalmente, en el documento se ex- la Asociación de Revistas Culturales de participativas que desemboca en un con-
horta al Gobierno para que reconsidere España (Arce), la Federación de Asocia- curso interactivo de literatura juvenil. Se
estas decisiones que representan una ciones Nacionales de Distribuidores de trata de que los jóvenes participantes es-
amenaza para todos los ciudadanos. Ediciones, la Federación de Gremios de criban un final para la última novela del
El acto del día 28 de septiembre fue Editores de España y la Federación Es- conocido y premiado escritor Jordi Sie-
una primera iniciativa a la que seguirán pañola de Cámaras del Libro. rra i Fabra, que se titula El misterio del
otras encaminadas a concienciar a la Goya robado y se encuentra en Internet
opinión pública. (www.literactiva.net). Es una novela po-
En Madrid, a principios de octubre, se liciaca con múltiples alternativas de lec-
presentó el volumen En defensa del lec- I Concurso Interactivo tura, en la que se incluyen sorpresas,
tor. Precio fijo del libro. ¿Por qué?, que caminos, juegos verbales y juegos vi-
recoge los artículos a favor del precio fi- de Literatura Juvenil suales, y que está ilustrada por Antonia
jo que han escrito en prensa intelectuales Cortijos.
como Antonio Gala, Juan José Millas, El Grupo Edebé ha realizado una nue- Podrán participar en el concurso todos
Vicente Molina Foix, Javier Marías. An- va apuesta para fomentar el hábito lector los alumnos de tercer ciclo de Primaria y
tonio Muñoz Molina, Jorge Herralde. y la escritura entre los niños y jóvenes de ESO. concursando por medio de su

El millor 1 volum efe 1.800 pagines

65.000 entmdes

12S.OOO defínirions

2.200 fotografíes

300 dibuixos

2SO m a p e s

90 c/uadres

Diccionari de l a
M e n g u a catalana complot

Conjugado deis veros catalans

Perfí, la Petíta
enciclopedia
e f e la Gran
Enciclopedia
Catalana

En venda a totes les llibreríes


AGENDA

grupo-clase, guiados por su profesor tu- además, fotógrafo, pintor, dibujante pu-
tor, o por iniciativa particular. El final blicitario, ilustrador de cómics y de li-
presentado, de no más de 75 líneas, ha bros de bibliófilo, diseñador de publica-
de ser coherente con el estilo de la nove- ciones, escenógrafo y escritor, la
la. El texto está en Internet desde el pa- organizan conjuntamente la APIC (As-
sado 16 de octubre y hasta el 1 de mar- sociació d'IMustradors de Catalunya), el
zo del 2000, fecha en la que se cerrará el Departamento de Cultura de la Genera-
plazo de admisión de originales que de- litat y el Ayuntamiento de Barcelona en
ben remitirse a la dirección electrónica: el Centre Cívic Pati Llimona de Barce-
literactiva.concurso@edebedigital.com lona.
Habrá un ganador y diez finalistas, y La muestra se inauguró el 27 de octu-
todos ellos verán publicado su final en bre, en el marco de las 12 .lornades
un libro, además de en la red. El ganador d'IMustradors de Catalunya, momento
obtendrá un ordenador portátil, al igual en que se le concedió a Fontseré el ga-
que el profesor tutor, y los diez finalis- lardón de L'iMustrador d'Or que la APIC
tas se llevarán a casa una minicadena de
música.
concede cada año a un artista destacado.
El propio Caries Fontseré impartió una Convocatorias
conferencia dentro del programa de las
Homenaje a Caries jornadas, en el que también destacó la • El VI Congreso de la Sociedad Es-
intervención del ilustrador alemán de pañola de Didáctica de la Lengua y la
Fontseré LIJ, Wolf Erlbruch. Otros puntos de in- Literatura se celebrará en Granada —en
terés fueron el convenio de colaboración la Facultad de Ciencias de la Educación
Hasta el 15 de noviembre hay tiempo firmado por el APIC y la Escola Massa- de la Universidad de Granada— del 13
para visitar la exposición dedicada a na de Barcelona, concebido como un al 15 de diciembre, bajo el lema «El re-
Caries Fontseré, el ilustrador y cartelis- nuevo puente entre la educación y la to de la lectura en el siglo xxi». Las áre-
ta catalán nacido en 1916, al que debe- profesión, y la mesa redonda sobre as- as temáticas serán: Lectura y sociedad;
mos muchos de lo más impactantes car- pectos legales dentro del ejercicio de es- Procesos de aprendizaje de la lectura; La
teles de apoyo a la República que se ta disciplina artística. lectura en el aprendizaje de las lenguas;
editaron antes y durante la guerra civil. Lectura y multimedia; y Educación lin-
La muestra, concebida como un recorri- güístico-literaria a través de la lectura.
do por la amplia obra del artista que es, Conferencias, comunicaciones, encuen-
La educación que tros y seminarios vertebrarán este Con-
greso. La conferencia inaugural correrá
queremos a cargo de Antonio Mendoza (Universi-
dad de Barcelona), que hablará de «Lec-
La Fundación Santillana organiza el tura y lecturas, entre la competencia lec-
Tercer Ciclo de Conferencias bajo el le- tora y el canon», mientras que Fabricio
ma «La educación que queremos», que Caivano, periodista y coordinador de es-
empezó el 9 de octubre y terminará el 21 ta revista, hará la de clausura, titulada
de noviembre. Abrió el fuego Josep M. «Hambre de relatos. Lectura, identidad
Bricall, catedrático de Economía Política y modernidad».
de la Universidad de Barcelona, con Información: Tel. 958 24 39 65. E-
«¿Qué le falta a nuestra educación?» (9 mail: dlengua@ucartuja.ugr.es Página
de octubre); le siguió Edgar Morin, ex di- Web: www.ugr.es/local/didlen
rector de l'Ecole des Hautes Études en
Sciences Sociales de París, que se refirió • El VI Salón del Manga se celebra en
a «Los siete saberes necesarios para la la Farga de L'Hospitalet (Barcelona) los
educación de futuro», y Adela Cortina, días 3, 4 y 5 de noviembre, organizado
catedrática de Ética y Filosofía Política por Ficomic. Proyecciones de películas
de la Universidad de Valencia, que habló de animación, talleres, exposiciones,
de las «Razones del corazón. La educa- concursos y venta y promoción de todo
ción del deseo» (30 de octubre). Falta, pa- tipo de material relacionado con el man-
ra completar este ciclo, la intervención de ga integran el programa de este Salón
Carmen Iglesias, de la Real Academia de que, en la edición anterior, visitaron
la Historia, que el 21 de noviembre ha- 30.000 personas.
blará de «¿Para qué la historia? ¿Para qué Información: Ficomic. Tel. 93 301 23
las humanidades», 69. E-mail: ficomic@retemail.es

80
CUJÍ 32
A i SUSCRÍBETE!
j PUEDES QUEDAR
Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil ^ ENCANTADO..

Boletín de suscripción CLIJ Envíe este cupón a:


Editorial Torre de Papel, S.L. \
Amigó, 38, L.° 1.a \ J
08021 Barcelona (España) v '
Tel. 9 3 4 1 4 11 6 6 - F a x 93 4 1 4 4 6 65 V X
E-mail: revistaclij@racclub.net

Señores: Deseo suscribirme a la revista CLIJ, de periodicidad mensual, al precio de oferta de 8.415 ptas., incluido IVA (9.350 ptas. precio venta
quiosco), por el período de un año (11 números) y renovaciones hasta nuevo aviso, cuyo pago efectuaré mediante:

• Domiciliación bancada. A partir del mes de (incluido)


Q Envío cheque bancario por 8.415 ptas.
ü Contrarrembolso Si desean factura, indiquen el número de copias y el NIF
(más 700 ptas. gastos de envío).
Nombre

Apellidos..

Profesión.
Domicilio
Población Código Postal
Provincia Teléfono
País Fecha

Envíos especiales:
Península y Baleares certificado 10.100 ptas.
Canarias, Ceuta y Melilla, envío aéreo y exento de IVA 10.350 ptas.
Canarias, Ceuta y Melilla, envío aéreo certificado y exento de IVA 12.000 ptas.
Para el extranjero, enviar cheque adjunto en dólares
Aéreo Aéreo certificado
Europa 115 $ / 96,76 Euros 125 S / 105,1 7 Euros
América 155 S 165 S
Asia 190$ 200 S
Rogamos a los suscriptores que en toda la correspondencia (cambio de domicilio, etc.) indiquen el número de suscripto!', o adjunten la etiqueta de envío de la revista.

C.C.C. (Código Cuenta Chente)


Domiciliación bancaria
Entidad Oficina DC N° cuenta
Fecha . NOTA IMPORTANTE: Las diez cifras del número de cuenta deben llenarse todas. Si tiene alguna
duda en el número de cuenta, el banco o la sucursal, consulte a su entidad bancaria, donde le informarán.

Banco o Caja Sucursal


Domicilio

Población C.P Provincia


Muy señores míos:
Ruego a ustedes que, hasta nuevo aviso, abonen a Editorial Torre de Papel, S.L., Amigó 38, 1" 1", 08021 Barcelona (España), con cargo a mi c/c o libreta de
ahorros mencionada, los recibos correspondientes a la suscripción o renovación de la revista CLIJ.

Titular Firma

Domicilio
Población . C. P.

Provincia .
EL ENANO SALTARÍN

Estamos todos locos

«Todos pueden escoger el color que y una economía inmaterial que al-
quieran para su coche, siempre que sea el gunos economistas llaman simbóli-
negro». ca. Primero se inventan nuevas ne-
Henry Ford cesidades, se hace deseable lo
inexistente, se excitan los sueños
para luego comercializarlos en un
nuevo consumo de intangibles.
Lo que más le preocupaba al ve-
nerable profesor Cipolla era el al-

E sta ingeniosa frasecilla de


Ford, el señor que dio su nom-
bre a los automóviles que fa-
bricaba, resume bien el espíritu de
lo que me contó hace unos dias, ca-
mino del paraíso, un erudito histo-
cance de la invasión comercial, que
llega hasta configurar el imaginario
y los deseos de la infancia. La in-
dustria cultural pronto será, decía,
el más potente, mediocre e incon-
trolable de los educadores. Lo que
supondrá la extensión y profundiza-
ción del eficaz modelo Disney: la
riador y economista italiano, el ami- mercantilización de los sentimien-
go Cario María Cipolla. En la tos infantiles, y de todos, mediante
actualidad, absolutamente todo es o la producción y venta masiva de ob-
puede llegar a ser una mercancía. jetos, tangibles o intangibles, y de
Con la ironía, que él maquillada de toda clase de experiencias vitales.
docto academicismo, me explicó Vamos hacia un consumo acelerado
que los países ricos ya no saben qué de cosas y de símbolos, formación
cosas producir, puesto que el consu- del imaginario con subproductos
mo ha llegado ya a un techo. sentimentales y creación de falsas y
La gente adinerada, me dijo, tiene precarias identidades individuales.
un barco, dos viviendas, tres co- Textos, personajes y escenarios, to-
ches, cuatro televisores, cinco di- do listo para consumir. La última
vorcios y seis hipotecas. Ya no sabe vez que Cipolla estuvo por aquí,
qué comprar para exhibir los signos apuró su copa de coñac y levantán-
de lo que cree es su riqueza. Mien- dose con dificultad me dijo: «Caro
tras la mitad del total de la huma- amico, stiamo diventando tutti mat-
nidad se busca la vida, o halla la ti...». Éste fue su adiós: «Querido
muerte, con unos ingresos equiva- amigo, estamos volviéndonos todos
lentes a menos dólares diarios, otros locos». Era un hombre inteligente,
pocos no saben cómo y en qué gas- irónico y bueno.
tar su dinero. De modo que hoy lo
que crece es una sociedad dualizada El Enano Saltarín
¿Estás preparado? Misterfos, enigmas, relatos, curiosidades, chistes, divertidas preguntas
con respuestas y... QUE LA CIENCIA TE ACOMPAÑE. *

el b a de v a po
<x
1
tu
Losguardiai / ^CT
lieltemplode / <Ní

• • !',„Sil?
di s?
_B - .........
?J S A^S-V ! ...J*IͻIEIU|!

írj,'

Serie azul: A partir de 7 años; Serie naranja: A partir de 9 años;


Serie roja: A partir de 12 años.
ítonal Juventud
libros infantiles - otoño 2000
La historia Un tesoro
de la vida. para compartir
Los animales Chrís Conover
Sylvaine Peyrols
Fonn ' !8,5 crn Formato: 27,5 x 31 om
Cartoné
64 páginas 32 páginas

ISBN 84 261 3149 2 ISBN 84-261-3164-6


ISBNcatalán:8 !61 11 i 6 ISBN catalán: 84-261-3165-4
•\ partii de 6 años A partir de 4 años

Desde hace miles de años, los Ninguna riqueza


individuos nacen, viven y mueren en es comparable
nuestro planeta. Y así sucesivamente al gran tesoro
de generación en generación: es la de los libros.
historia de la vida.
P.V.P.: 1.800 pt i .

¿Quién tiene tiempo Alatorcida


para Osito? Janell Cannon
I uní:,lie : ' : . . NI
Wensell - Scheffer
1
:
páginas
rn 1,5 30 cm
i
il lían 21 I 3168 ü
anos
ISBN 01 Alatorcida es demasiado pequeña
ISBN catalán: 84-261-3167-0 para defenderse de los grandes
ño depredadores que le acechan. Un
día, decide vengarse con animales
Los padres de Osito están muy más pequeños que ella... pero las
ocupados y no tienen tiempo para él. hormigas le dan una buena lección.
que está muy triste. Pero un día
encontrará a un amigo...

El cerdito que lo tenía todo Siempre pienso en ti


El cerdito que lo tenía iodo Dewan
SIEMPRE
Appelt - Dyer
I i. 6.5 en PIENSO EN TI
< ¡artoné
ágil i ormato: 28.5
Cait II H
:
A pai lir di '61-3

I
Su papá le compraba todos los juegos,
los más caros; pero el cerdito se aburría
Cuando mamá deja a su hijo en la
porque tenía que jugar solo.
escuela, su pensamiento no se
Hasta que un día...
aparta de él ni un momento.

Abuelo Tejón, ¿tú sabes hacerlo?


Bunting - LeUyen Pham

n: 84
Los abuelos parece
que no pueden hacer
muchas cosas que hacen sus nietos, pero un día
las hlceron, y además saben muchísimas cosas
que pueden enseñarles.

C / P ROVENCA 101 - 08029 BARCELONA

Telf.: 93 444 18 00 - Fax.: 93 444 18 02 - e-niail: editorialjuventud@retemail.es


www.editorialjuventud.es

También podría gustarte