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Contexto sociocultural de los países desarrollados

El Estado social soviético nació como una síntesis de dos modelos de superación de la crisis
social: el político-represivo y el de estímulo socioeconómico, y –con sus virtudes y defectos–
consiguió desarrollar el poderoso potencial sociocultural e intelectual del país.

La Unión Soviética tuvo un sistema político de partido único dominado por el Partido
Comunista hasta 1990 y aunque era una unión federal de 15 repúblicas
soviéticas subnacionales, el Estado soviético fue estructurado bajo un Gobierno nacional y
una economía altamente centralizada
En diciembre de 1922 fue creada la Unión Soviética con la fusión de la República Socialista
Federativa Soviética de Rusia, la República Federal Socialista Soviética de Transcaucasia,
la República Socialista Soviética de Ucrania y la República Socialista Soviética de
Bielorrusia.
El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de RSFS de Rusia, RSS de Ucrania y RSS de
Bielorrusia firmaron el Tratado de Belavezha que declaró oficialmente la disolución de la
Unión Soviética y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes

Al día siguiente, el Sóviet Supremo de la Unión Soviética, el cuerpo gubernamental más alto
de la Unión Soviética, se disolvió a sí mismo. Este hecho es reconocido generalmente como
la disolución final de la Unión Soviética como Estado.
A mediados de los años 1990, Rusia era una democracia multipartidista, pero era difícil
asegurar un gobierno representativo a causa de dos problemas estructurales: el
enfrentamiento entre el presidente y el parlamento, y el anárquico sistema de partidos
Aconsejada por los gobiernos occidentales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, Rusia se embarcaría en la mayor y más rápida privatización jamás llevada a
cabo por un gobierno en toda la historia. A mediados de la década de 1990, el comercio, los
servicios y la pequeña industria ya estaban en manos privadas.

Tras la crisis financiera de 1998 Yeltsin se encontraba en el ocaso de su trayectoria. Solo


unas horas antes del primer día de 2000, dimitió por sorpresa dejando el gobierno en manos
de su primer ministro, Vladímir Putin.

Se ponía en marcha la citada "modernización conservadora" bajo el gobierno de Putin


(como presidente o primer ministro) bajo el cual se fue edificando un nuevo Estado social
organizado centralizadamente bajo la reconstruida autoridad política del Kremlin,
financiado sobre el crecimiento económico surgido del uso de los amplios recursos
naturales, y finalmente legitimado sobre valores morales tradicionales ligados a la
noción de un “mundo ruso”
Durante el amplio mandato de Putin y su equipo, entre 2000 y 2014, el crecimiento del
PIB nacional llegó al 5,2% de media, ligada a la explotación intensiva de las enormes
fuentes de hidrocarburos y a la aún limitada diversificación productiva. De esta manera,
Rusia volvió situarse en el 9º puesto de la lista mundial de PIB nominal en
2014 (2.057.000 millones de dólares)

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