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Derrida Jacques - Pasiones Institucionales Vol I PDF
Derrida Jacques - Pasiones Institucionales Vol I PDF
PASIONES
INSTITUCIONALES
K-
E s t h e r Cohén
Editora
JACQUES DERRIDA
PASIONES INSTITUCIONALES
TOMO I
Ejercicios de Memoria
8
E D I T O R A
Esther Cohén
ISBN 978-970-32-5050-9
[5]
experiencias que contar, podríamos referirnos a
Jacques Derrida como al amigo, no sellado por la
muerte, total y absoluta, sino como al amigo que
simplemente se ausenta para dejar a otros la posi-
bilidad de continuar sus propias reflexiones.
La universidad moderna debería ser sin con-
dición, escribió Derrida en 2 0 0 1 . No sólo hacía
referencia a la libertad de cátedra que se asocia
a los estudios universitarios en casi cualquier
universidad contemporánea, sino a una suerte de
compromiso o promesa que vincula el ejercicio del
pensamiento —sobre todo en las humanidades— con
la libertad incondicional de la interrogación y tam-
bién de proposición de nuevos conceptos y nuevas
prácticas conceptuales. Esta libertad es la práctica
del decir público, del derecho de hacer pública
la verdad, el cuestionamiento y la proposición de
nuevos saberes. Leyendo incondicionalmente a
Kant, esto es, sabiendo cuándo y cómo heredar y
qué recusar de la herencia kantiana, Derrida creía
en una institución universitaria que habría de ser
el espacio y el tiempo de la promesa de pensar más
allá de la propuesta de coyunturas políticas, jurí-
dicas, pedagógicas o éticas, de consensos pactados
por interés, de intereses que reducen el pensar a
su mínima expresión. A l igual que Kant, Derrida
ha hecho profesión de fe en y de la universidad;
como Kant, insistió que esa tarea incondicional se
llama humanidades.
6 PASIONES INSTITUCIONALES
Aprender a vivir al fin, escribió Derrida en su
propio epitafio.
Aprender a vivir, pensando, reflexionando y
cuestionándolo todo, esa es la tarea que nos hemos
impuesto quienes estamos aquí y ahora haciendo
de su ausencia el imperativo, no sólo para pensar
al "amigo", sino para darle a su muerte, en el
espacio de las humanidades, y benjaminiamente,
la vida que aún conserva.
E S T H E R C O H É N
A N A M A R Í A MARTÍNEZ D E L A E S C A L E R A *
PASIONES INSTITUCIONALES
INSTITUCIÓN SIN C O N D I C I Ó N
I*
POLÍTICAS DE LA MEMORIA COLECTIVA:
; BELIGERANCIA O RESISTENCIA?
ANA M A R Í A M A R T Í N E Z D EL A E S C A L E R A
F A C U L T A D D EFILOSOFÍA Y L E T R A S , UNAM
[11]
publicación de la verdad de los hechos criminales
se cuentan las de las Viudas sudafricanas, las
Madres argentinas y muchos movimientos más que
tienen por fondo común los que han sido llamados
procesos de reconciliación nacional. E l hecho de
que estos movimientos sean llevados a cabo por
mujeres tiene su importancia, según veremos.
¿Es posible aspirar a una memoria que no sea
tentada por la venganza?, se preguntó un día Derri-
da. A l menos una "movilización" contemporánea 2
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el presupuesto de la soberanía, o bien a partir de
4
4 /6¿<f.,pp. 197-216.
5 Véase: JACQUES RANCIERE, El desacuerdo. Política y filo-
sofía, Buenos Aires, Nueva Visión, 1996. " P a r a que exista la
filosofía política es preciso que el orden de las idealidades
políticas se ligue a un arreglo de las 'partes' de la ciudad, a
un cómputo cuyas complejidades ocultan tal vez una cuenta
errónea fundamental, la distorsión constitutiva de la política
misma. Lo que los 'clásicos' nos enseñan es en primer lugar
esto: la política no es asunto de vínculos entre individuos y de
las relaciones de éstos y la comunidad: compete a una cuenta
de las 'partes' de la comunidad, la cual es siempre una falsa
cuenta." (Las cursivas son mías.) Aristóteles, continúa el autor,
enumera estas partes y su valor: la riqueza de los pocos, la
virtud o excelencia que da nombre a los mejores, y la libertad
que pertenece al pueblo. Si bien la exacta combinación de sus
títulos de comunidad procura el bien común, hay u n desequi-
librio secreto que perturba esta bella construcción: la libertad
aportada por la gente del pueblo en realidad no les pertenece,
ésta no es "ninguna propiedad determinable sino una pura
facticidad", p. 20. Falta pura: ni riqueza ni virtud. E l pueblo
aparece como una masa indiferenciada de quienes sin tener
riqueza ni virtud, ven que se les reconoce la misma libertad
que a los otros. E l pueblo es simplemente libre e igual (es decir,
sin atributos); estos hombres se identifican por homonimia con
el todo de la comunidad. E l pueblo se apropia de la cualidad
común manifestándose como todo. Así aporta a Ja c o m u n i d a d
el conflicto. Conflicto porque aporta a la comunidad lo que no
PASIONES INSTITUCIONALES
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Sabemos que las Madres no han querido re-
nunciar - o no han podido (y esto tendría que
ser tratado con cuidado)- a una memoria que en
nombre de sus muertos insiste en señalar a los
victimarios (demanda de verdad, por tanto), y en
exigir un castigo perentorio (reclamo de justicia).
Pese a quien le pese - ¡ y vaya si le ha pesado a
muchos arquitectos de la "reconciliación nacional"
tanto de la derecha como de la izquierda!-, tal 6
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desaparición se despliegue por el tejido social y
quede finalmente tatuado sobre las calles y plazas
de la ciudad. E l crimen tendrá que ser respirado
cada día, compartido, con el fin de que la ciudad
entera se confunda con la memoria, volviéndose
una con su aflicción. 8
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15
lo humano. Mientras el ciudadano del siglo xvm
celebraba la lejana revolución, ponía en escena
un posible mañana: el de una ciudadanía u n i -
versal en progreso hacia la libertad. Las Madres
demandarían, en esta interpretación, que el daño
fuera compartido por todos, que se procediera
como si todos los ciudadanos fueran, en reali-
dad, madres despojadas de sus hijos. ¿Buscan
en efecto las Madres u n entusiasmo hoy vuelto
imposible? ¿Una ficcionalización de la vida en
común para "zurcir ese roto"? ¿No convendrá más 9
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pensamiento trágico, esa fuerza o "memoria co-
lérica" es atribución de las mujeres en duelo, es
decir del trabajo de duelo. 11 En los procesos de
reconciliación nacional esa memoria colérica no es
sin embargo sustancial sino histórica, a causa de
las recientes dictaduras. A l nombrar a esa memoria
"resentimiento", los propios críticos le otorgan un
valor sustantivo producto de una ontologización
de los restos que ellos mismos quieren desconocer
como parte constitutiva de lo político. ¡Ironías del
discurso político de la reconciliación! 12
S A M D R I N E L E F R A Í N C , op. ext., y N I C O L E
1 1 LORAUX, Les Méres
en deuil, París, Editions du Seuil, 1990.
Ibid., pp. 280-287.
12
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17
se los llevaron y con vida los queremos", recalca
el bien conocido lema. Para las Madres argenti-
nas los "desaparecidos" regresan, transformados
en "aparecidos"; víctimas sin atributos que bajo 14
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poder hablar, en no decir el nombre propio sino
por delegación, en ocupar un espacio que no es
propiamente público pero que ya dejó de ser p r i -
vado. De ahí la perseverancia de las Madres: sus
puestas en escena callejeras traen a los hijos a la
vida, los acercan a la presencia. Se diría que las
Madres saben que sus demostraciones, que pueden
ser descritas como " l a elaboración performativa de
lo privado en lo público" [Derrida], son también
una posibilidad de vida después de la vida. En
sus manos los espectros mudos son un recordatorio
permanente de que sólo a través del lenguaje se
vive. (Como en efecto sucedió: una joven mujer que
observaba el "siluetazo" -siluetas anónimas de los
desaparecidos pintadas por dos artistas sobre la su-
perficie del asfalto o los muros de la ciudad— tomó
el lugar de una de ellas. La habitó por un momento,
le prestó cuerpo y voz; la volvió a la vida). Volver a
la vida: tarea de la lengua mucho más importante
si cabe que la de una reconciliación nacional, en
especial en un país donde la palabra de resisten-
cia fue reprimida y en su lugar se dejó proliferar
perversamente el discurso delator. Tomar la pala-
bra es entonces la primera exigencia para la vida
después de la vida del otro; la segunda exigencia
será decir la verdad. Ambas implican un trabajo
sobre la lengua, es decir una reelaboración del
vocabulario de lo ético, de lo político, de lo público
y de lo privado. Una reelaboración que Derrida
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19
describía como un prestar atención a las aporías
del discurso, a su inherente deconstructividad.
A través del uso " d u r o " o literal del lema, que
pone al descubierto la sintomatología del discurso
político de la dictadura (discurso que se refiere
a los desaparecidos cuando en realidad son los
asesinados por el régimen), las Madres argentinas
parecen haber remozado la lengua pública. Ellas
han exigido: si son desaparecidos que aparezcan
-"Con vida los llevaron, con vida los queremos".
Pero lo que las determina no yace allí, sino en el
hecho de que por la toma de la palabra lo privado
se hace público y lo público, político. Porque tomar
la palabra detenta la fuerza que asociamos con la
inyunción derridiana, obligación e inauguración,
acontecimiento del que surgirá la justicia como
cosa pública, completamente exhibida, vuelta
incluso espectáculo.
A todo esto, ¿será eso la justicia?
Ser " e l dolor que no olvida" como estas mujeres
se han hecho llamar, no sólo se opone al ideal de
reconciliación (ideal discutible por cierto en sus
contenidos específicos); desafortunadamente tam-
poco permite el duelo, del que se desprende, según
Derrida afirmó, el trabajo riguroso de la memoria
sobre la temporalidad que abre la posibilidad del
arribo de lo Otro. Si el dolor es permanente, no
habrá tiempo para sanar, n i cuerpo que lo aguan-
te. N i el de las Madres, hoy ya Abuelas, n i el
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cuerpo político de la ciudad que las mira como
espectáculo al cual no se han querido integrar.
No mientras dure el dolor -exclaman las Madres
argentinas-; no mientras el dolor no haya sido
finalmente incorporado en el saber de la verdad.
Ellas están solas y así lo prefieren. Son madres y
no ciudadanas; no mientras el dolor permanezca.
Pero esta preferencia por la soledad política, mu-
chas veces repetida públicamente es tanto una
decisión (política) como una condición (histórica)
fatal. Casi alucinatoria. Halbwachs, ese gran 16
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21
192] En efecto, las madres de los "desaparecidos"
son víctimas como sus hijos de una guerra sucia
hoy consagrada por la historiografía como materia
del pasado. Ellas ya no representan a una de las
partes del conflicto porque éste quedó atrás. A l
igual que al grupo o partido al que pertenecían, la
historiografía de la transición a la democracia les
arrebató su identidad. Las diferencias de clase, de
educación, de costumbres, de religión ya no las de-
terminan: sólo les queda una maternidad tanto más
significativa cuanto más abstracta. Su maternidad
ultrajada significa mucho más (es más "dura" dirá
un comentarista) porque es una figura alegórica.
Con el pañuelo blanco a la cabeza, el nombre del
hijo o el lema del momento escrito con letras torpes
sobre la tela, ellas serán la encarnación moderna
de la "memoria colérica". Colérica es en efecto su
apariencia, pero ¿será realmente una "memoria"?
No hay memoria sin diferencia ha escrito Derrida.
No hay entonces memoria abstracta como no hay
duelo abstracto. La memoria y el duelo son elabo-
raciones de un individuo o de un grupo mediante
un trabajo sobre la sensibilidad, el cuerpo y la
significación. Sobre el cuerpo individual tanto
como sobre el cuerpo político. La actividad de la
memoria responde siempre con un "quién", un
"qué" y un "cómo" al "aquí y ahora" no del crimen
sino de su enjuiciamiento. Este último es mucho
más que un evento presente. No conviene olvidar
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el acontecimiento de la memoria, su profunda per-
formatividad, es decir su capacidad para dar lugar
a lo incalculable que puede suponer quizás, como
lo advierte Derrida, otra política, o una justicia
sin venganza n i resentimiento. E l acontecimiento
del porvenir es tan determinante para el trabajo
de la memoria como sus "qué", sus "quién" y sus
"cómo". Pues sólo una "actividad diferenciadora",
como la llamara Derrida, se resiste a lo que la
reinscribe, fundiendo su saber y asimilándolo a
un "pasado oscuro" que se asegura, no volverá
a suceder. Pero ese pasado —claro está— no está
muerto. N i el racismo del apartheid n i la violencia
anti-subversión están definitivamente cancelados.
Su posibilidad hoy es casi una certeza en alguna
parte del mundo globalizado.
Por esa certeza es que se introduce un cierto
deber en la cuestión de la memoria, un deber de
reflexión, de pensamiento vigilante en el orden
de lo político y lo ético, es decir en el trabajo de
duelo. ¿Qué tan asimilables son las víctimas del
pasado en el proyecto de reconciliación nacional?
¿Debe recordárselas pese a todo como sostienen las
Madres? ¿ 0 debe reducírselas a un pasado mons-
truoso e inexplicable del que nadie quiere hablar
(quizás por temor a volverlo demasiado presente)?
La heteronomía de las posturas expuestas es pre-
cisamente la cuestión de la memoria, es decir, es
lo que el deber de reflexión debe interrogar por
PASIONES INSTITUCIONALES
23
principio porque no es " n a t u r a l " , sino que más
bien parece ser el producto de una muy determi-
nada historia. Rápidamente diremos: las memorias
no son esencialmente beligerantes: al igual que las
"rondas" de las Madres argentinas, ellas "actúan",
a través de sus formas de representación, su d i -
ferencia inasimilable por una identidad nacional
homogeneizadora. Es decir que el borramiento del
Otro (deslegitimación del relato del enemigo) que
caracteriza según muchos autores las memorias
beligerantes, no es tanto la finalidad sino la fatali-
dad. Así sucede en Israel en el caso del memorial
Yod Vashem, en recuerdo de las víctimas judías del
genocidio nazi, el cual se yergue sobre un antiguo
poblado palestino abandonado ante la presión del
Estado israelí. E l memorial que desoculta la his-
17
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una violencia inaugural: la del arrasamiento del
asentamiento palestino. La fatalidad que amenaza
el ejercicio de la memoria es apenas controlable.
Pueden calcularse sus efectos; pero siempre será
posible que sus efectos sean incalculables. Frente
a esta posibilidad sólo nos queda el recurso a una
política de resistencia frente a la política b e l i -
gerante de la memoria. Una resistencia que sea
la condición de la politización: que sea el modo
de introducir la pregunta por lo político, por la
historia y la genealogía de este concepto con sus
consecuencias más concretas sobre el trabajo de
duelo y el ejercicio de la memoria. Por ejemplo:
las Madres han sido acusadas de promover la
despolitización, pero, ¿qué se quiere decir con
ello? ¿Quién lo sostiene? ¿Cómo y dónde? ¿Cuáles
han sido sus efectos? ¿Cuál es el "escenario" de
su posibilidad?
Se dice: Las acciones de las Madres argentinas
son despolitizadoras porque interrumpen el acto
oficial del "perdón" (escenario de su posibili-
18
PASIONES INSTITUCIONALES
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según el gobierno de transición a la democracia y
ciertos grupos que hoy se llaman demócratas (los
"quién" en este segundo argumento), porque borran
la diferencia entre la esfera de lo público y la de
lo privado (lo que sería el suceso despolitizador
en esencia). E l argumento parece constatar que el
dolor causado por la pérdida de un hijo(a), dolor
perteneciente a la esfera de las pasiones privadas,
se introduce violentamente en la esfera pública
reclamando su socialización. E l resultado solo
puede ser la subversión de las fronteras entre lo
público y lo privado, que prolongaría las prácticas
represivas del régimen militar construidas como
una irrupción en las vidas privadas al introducir
el temor al "hogar" (lugar considerado a salvo de
la violencia). Las Madres, según este argumento,
sólo invertirían la subversión, dejando intacta su
lógica "terrorista". Esta interpretación "democrá-
tica" es preocupante. Es justamente ante la cual
debemos intentar resistirnos contra sus efectos
reductivos, en lo teórico y en lo político. Debemos
intentar una resistencia que vuelva a pensar la
distinción entre lo público y lo privado como una
construcción política hegemónica (autoinstituyente
y autoalterable) y no como una frontera natural
de la actividad de los individuos; que ponga en
evidencia que la violencia atraviesa cualquier
frontera conocida, en especial la del "hogar" como
las feministas han mostrado, y que la socialización
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del dolor no es un acto de impudicia sino una
forma de organización de la acción política en un
contexto democrático. 19
PASIONES INSTITUCIONALES
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que como cualquier invento social están prestos a
autoinstituirse. ¿Qué instituciones harán posibles?
E l entusiasmo de las nuevas generaciones lo dirá.
Estas instituciones tendrán que ser, si cabe, sin
condición; esto es, evitarán convertirse, en nombre
de su propia tarea crítica, en detentoras de saberes
autocomplacientes, ciegos ante las demandas de
justicia de las víctimas, evitarán, según decía De-
rrida, las fuerzas autoinmunizantes que amenazan
lo institucional.
28 PASIONES INSTITUCIONALES
DIFERENCIA SEXUAL
Y NEUTRALIDAD ONTOLÓGICA
R A Ú L Q U E S A D A
[29]
esas palabras pudieran ser las rendijas que nos
permitan soslayar una reflexión sobre la sexualidad
y, sin embargo, en general no parece que estas no-
ciones resulten en una posición que explícitamente
marque el pensamiento filosófico, que lo marque
con la impronta de la sexualidad y no sólo con la
posibilidad pasional de su deformación. 0 tal vez
lo que pase es que es muy difícil leerla, escondida
como está en otros nombres, apenas asomada en
nociones que intentan desplazarla y que desvían
nuestra mirada hacia otras ideas más dignas de
consideración. 0 , acaso y con frecuencia, somos
muy malos lectores y no sabemos de qué se habla
cuando se habla con otras palabras, con palabras
no ancladas en una referencia explícita, común,
y aceptable.
También podríamos pensar en el muy señalado
adelgazamiento de la filosofía; en este proceso,
su parte natural - l a física y la biología- se ha
convertido en el centro de las ciencias positivas
y su parte formal, la lógica, forma ya parte de
las matemáticas, por otro lado, la psicología y la
antropología llevan vida propia y, siguiendo su
ejemplo, la epistemología coquetea con las ciencias
cognoscitivas y la filosofía del lenguaje lo sigue
haciendo con la lingüística. La ética, para variar,
no sabe hacia donde inclinarse y la metafísica,
por principio, no sabe hacerlo. La filosofía como
tal podría perderse a sí misma en un desplante,
30 PASIONES INSTITUCIONALES
o paso al acto, de naturalización. ¿Qué quedaría
entonces, una ontología fundamental, circunscrita
al análisis de un ser ahí que se pregunta acerca
de su ser en el mundo, sin la ayuda teórica de
aquellas disciplinas que en algún momento for-
maron parte de la filosofía? Esta descripción torpe
y esquemática de un proceso complejo y lleno de
salvedades, tiene la ventaja de permitirnos pensar
qué tan grande es el distanciamiento que priva
entre la filosofía y las que en momento fueron sus
ramas y, consecuentemente, qué tan grande es el
distanciamiento entre una reflexión filosófica y una
reflexión científica o social; a su vez, este contexto
teórico nos puede servir como un telón de fondo para
pensar la ausencia de una reflexión explícita acerca
de la sexualidad en el pensamiento filosófico.
En su trabajo "Geschlecht: diferencia sexual,
diferencia ontológica" recogido en un libro titulado
Psyché: Inventions de l'autre, Derrida le acerca ese
1
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vez heideggerianamente no sea fragwürdig, digno
de ser interrogado, pero, después de todo y como
se sabe, en cuestiones sexuales la dignidad suele
perderse con cierta rapidez y sin mayores reparos.
De esta manera Derrida quiere, como afirma en
una nota a pie de página, "situar Geschlecht en
el sendero del pensamiento de Heidegger. En su
sendero de escritura también, donde la impresión,
la inscripción marcada de la palabra Geschlecht
no dejará de ser importante". Se trata aquí, nos
2
2 Ibid., p. 3 9 5 .
32 PASIONES INSTITUCIONALES
las consideraciones sociológicas, antropológicas,
morales y hasta aquellas que se derivan de lo
que Derrida llama "filosofías de la vida"; cada
una de estas disciplinas tendrá probablemente
algo que decir acerca de la sexualidad, pero
estas observaciones se encontrarán en un nivel
que Heidegger descarta calificándolo de óntico,
un nivel que, desde su punto de vista, no tiene el
carácter fundamental del pensamiento ontológico.
De esta manera, como dice Derrida, es como si
"una diferencia sexual no estuviera a la altura de la
diferencia ontológica: de tan poca monta, en suma,
en relación con el sentido del ser, como cualquier
otra diferencia, una distinción determinada, u n
predicado óntico". De allí entonces el silencio
3
3 Ibid., p. 396.
PASIONES INSTITUCIONALES
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tructura fundamental es la de "ser en el mundo",
una estructura que implica la de "ser con" y "ser
sí mismo", no esté marcado por la sexualidad?
¿Cómo es posible que el ser en el mundo que
se pregunta por el ser no se pregunte también
por la sexualidad, por esa marca que nos marca
y marca nuestras relaciones con los otros? Claro
que, benévolamente, alguien nos podría señalar
que simplemente estamos cometiendo un error
frecuente entre la primera generación de lectores
de Heidegger: confundir el Dasein con el existente
(l'existant), este error, se nos diría, es el puente
que equivocadamente relaciona al filósofo del ser
con las filosofías de corte existencialista. Y sin
embargo, tal vez valga la pena insistir un poco
más en la pureza y neutralidad del ser-ahí y en el
silencio de Heidegger, un silencio que tal vez no
sólo calle, sino que acalle: un silencio transitivo,
en su mudez.
Empecemos entonces con la neutralidad, una
noción curiosa de por sí, ya que, por un lado, pa-
rece estar reñida con las diferencias, que tiende a
desdeñar y, por otro, parece que ella misma marca
una diferencia, positiva y auto-referencial, por lo
demás; piénsese en la neutralidad científica que
supone que el conocimiento no marca una diferen-
cia, que se puede saber y ser imparcial, mientras
que alguien podría pensar que el saber, de por sí,
engendra una parcialidad: la del que sabe y quiere
34 PASIONES INSTITUCIONALES
hacer prevalecer ese saber; piénsese en la supuesta
y pregonada neutralidad del psicoanalista apegado
religiosamente al evangelio freudiano que difunde
la buena nueva de la sexualidad y el inconsciente
- o la peste como diría F r e u d - y que, sin embargo,
piensa como plausible un desplante de neutrali-
dad científica, piensa que es posible poner entre
paréntesis - y la voluntad- su propia sexualidad y
su inconsciente, al menos durante el tiempo que
dure una sesión en el diván.
¿Cómo distanciar entonces al Dasein, al ser-ahí,
objeto de la reflexión de Heidegger, del ser encar-
nado que en cada caso somos nosotros mismos?
¿Cómo, por otro lado, acercar al Dasein al hecho
concreto de la existencia, cómo anclarlo en ella
para evitar la enajenación de la abstracción? La
respuesta se encuentra en la noción heideggeriana
de fundamento, un fundamento que, podríamos
decir, es ontológicamente originario, que es, en
otras palabras, condición de posibilidad ontológica
del origen. En su neutralidad, el Dasein, afirma
Derrida,
PASIONES INSTITUCIONALES
35
de la existencia, una sabiduría (que no se podría
establecer sino dentro de "la estructura de la meta-
física"), una profecía o alguna prédica que enseñe
esta o aquella "visión del mundo". No es por tanto,
para nada, una "filosofía de la vida". 4
36 PASIONES INSTITUCIONALES
que Derrida le va a dar a la neutralidad del Dasein,
ya que de una parte parece aceptarla, al afirmar
que el Dasein, en cuanto t a l , "no porta ninguna
marca sexual" y, por otra parte, tampoco le cierra
la puerta completamente a la sexualidad, ya que
acepta que ésta podría estar escondida en estruc-
turas muy generales que forman parte de la ana-
lítica del ser-ahí. La sexualidad tal vez nunca sea
"el hilo conductor indispensable para un acceso
privilegiado a estas estructuras", pero bien podría
ser un sendero retorcido y, precisamente por ello,
no favorecido por aquellos proclives a la rectitud;
afortunadamente este camino, como dice Derrida,
es dispensable, lo podemos evitar, lo podemos ro-
dear, pero, en esa precisa medida, le empezaremos
a perfilar un lugar. Y, con una segunda vuelta de
tuerca, Derrida empezará a fraguar ese lugar. En
un curso que dio en el verano de 1928, un año
después de la publicación de E l Ser y el tiempo,
en la Universidad de Marburg/Lahn, Heidegger
hace referencia a ciertas directrices para distinguir
el problema de la trascendencia del problema del
que se ocupa en ese libro; E l ser y el tiempo trata,
como ya habíamos mencionado, de un problema
de ontología fundamental y este punto de vista se
distancia por definición de otras preocupaciones
que, aunque relacionadas, no pertenecen al orden
del fundamento. Comentando ese texto de 1928,
dice Derrida:
PASIONES INSTITUCIONALES
37
La analítica existencial del Dasein no puede ad-
venir sino es bajo la perspectiva de una ontología
fundamental. Es por eso que no se trata ni de una
"antropología" ni de una "ética". Una analítica tal
es sólo "preparatoria" y la "metafísica del Dasein"
no está todavía "en el centro" de la empresa, lo que
hace claramente pensar que está, sin embargo, en
su programa. 6
6 Ibid., p. 398.
38 PASIONES INSTITUCIONALES
de la pregunta que interroga por el ser"; allí dice
Heidegger:
PASIONES INSTITUCIONALES
39
explicado, evaluado". Y en esta caracterización
9
9 Ibid., p. 399.
40 PASIONES INSTITUCIONALES
concedido a la diferencia sexual; esta diferencia,
nos dice,
PASIONES INSTITUCIONALES
41
derridiano le abre la puerta a pensar la posibilidad
de que la sexualidad rebasara el ámbito puramente
antropológico o, incluso, el ético. Dice Derrida:
11 Ibid., p. 401.
42 PASIONES INSTITUCIONALES
cepción antropológica de la sexualidad, pero ¿es
esto posible, tenemos ejemplos de esta actitud?
¿se podrá pensar la sexualidad en términos no
antropológicos sino ontológicos y fundamentales?
Derrida lo intentará a través de una lectura brillan-
te y radical de Heidegger en la segunda mitad de
"Geschlecht" y en una segunda parte: " L a mano
de Heidegger, Geschlecht I I " . Esta lectura incor-
porará las nociones de dispersión y diseminación,
de cuerpo y de carne, enriqueciendo y dispersando,
fragmentando y desparramando la discusión y, tal
vez, a la sexualidad misma.
12 Ibid., p. 406.
PASIONES INSTITUCIONALES
43
PSICOANÁLISIS Y MÁS ALLÁ
ELISSA M A R D E R
EMORY UNIVERSITY
[45]
i . Vida institucional
46 PASIONES INSUTUCIONALES
textos, Derrida llama la atención hacia las mane-
ras en las que el psicoanálisis, a diferencia de la
filosofía y la literatura, (otras dos tradiciones a las
que ha dedicado su obra) vive su propia vida ins-
titucionalmente y coloca por consiguiente todos sus
recursos conceptuales al servicio de una defensa
de la vida de la institución que funda, establece
y protege. Además, de acuerdo con Derrida, el
psicoanálisis descubre su propia verdad en cada
parte del mundo, a pesar del hecho de que perma-
nece constitutivamente incapaz de determinar sus
propias leyes o regular sus costumbres, prácticas y
comunidades. Autocráticamente declara su propia
soberanía y se niega a reconocer la dependencia y
las deudas que tiene con otras instituciones, otros
discursos y otras tradiciones con las que converge,
inevitable y ambivalentemente, y entra en contacto
como la filosofía, la tecnología, la narrativa, la
ciencia y la universidad.
En su última gran obra dedicada al psicoaná-
lisis, Estados de ánimo del psicoanálisis, que fue
inicialmente presentada como conferencia en el
congreso "Estados generales del psicoanálisis",
Derrida establece u n vínculo crítico entre la vida
del psicoanálisis y la vida de todas las institucio-
PASIONES INSTITUCIONALES
47
nes políticas. Como toda institución política, el
psicoanálisis está constantemente llamado a esta-
blecer su propia autoridad así como a defender sus
fronteras de la intrusión del exterior. A l hacerlo,
obedece a la lógica interna de la vida institucional,
lo que pone en riesgo el aniquilamiento propio, a
través de los intentos de defensa de sí mismo, en
la preservación de sí mismo. Por tanto, el psicoa-
nálisis se encuentra perennemente en un estado
de enfermedad-saludable pues se preocupa por
la enfermedad, las heridas internas y los ataques
desde el exterior, expresa una angustia constante
en torno a su(s) futuro(s) potencial(es) y se inquieta
ante la inminencia de la posibilidad de la muerte.
En este texto Derrida señala que, al convocar a
los "Estados generales", el psicoanálisis implíci-
tamente grita al mundo y al futuro, y se declara
en un estado de crisis:
48 PASIONES INSTITUCIONALES
Para Derrida, entonces, la crisis del psicoaná-
lisis va más allá de lo que muestran sus síntomas
locales. Esto es así, en parte, porque el psicoa-
nálisis no está solamente ligado a las leyes de la
institución, sino que también abre la propia vida
de la institución a su más allá.
Más específicamente, a lo largo de sus últimas
obras, y especialmente en su última gran obra,
Canallas, Derrida invoca al psicoanálisis en las
coyunturas más críticas de la construcción de
algunos de los conceptos más importantes. Estos 5
PASIONES INSTITUCIONALES
49
consciente en la elaboración de múltiples sitios y
modos de resistencia, y en la derivación del i m -
pulso de muerte y la problemática de la crueldad
que lo atañe-, el psicoanálisis subestima la misma
base de su propia vida como institución y abre la
posibilidad de su propio "más allá". Esto, enton-
ces, es el interés especial del psicoanálisis. Es
una institución ejemplar, porque no sólo opera de
acuerdo a la lógica de la auto-inmunidad que regula
a todas las instituciones, sino que contiene en sí
mismo el potencial para exponer, minar y analizar
esa lógica. Es por esto que Derrida sugiere que el
psicoanálisis —o un psicoanálisis por venir— puede
tener un papel fundamental en la reflexión en torno
a la democracia por venir. En Canallas escribe:
50 PASIONES INSTITUCIONALES
o de la ipseidad egológica. Sin auto-inmunidad -lo
digo de una forma sentenciosa para ir de prisa-, no
habrá ni psicoanálisis ni aquello que el psicoanálisis
denomina "inconsciente". 6
PASIONES INSTITUCIONALES
51
opone al impacto del mismo concepto que lo funda.
E l psicoanálisis, para constituirse a sí mismo, debe
permanecer inconsciente de la amenaza latente y
azarosamente prometida del inconsciente. Debe
permanecer inconsciente de la "ley implacable" de
la auto-inmunidad que afirma tanto como socava
al inconsciente. Sin el mecanismo de auto-inmu-
nidad no hay psicoanálisis, no hay inconsciente,
ni impulso de muerte, n i crueldad, n i masoquismo
o sadismo primarios. La "ley" de la "auto-inmuni-
dad" está por debajo y más allá del inconsciente,
lo precede y lo excede; sin embargo, también se
manifiesta más poderosamente a través del i n -
consciente. Esto es lo que lo vuelve, en palabras
de Derrida, una particular "fuente privilegiada y
poderoso recurso" de y para la auto-inmunidad.
52 PASIONES INSTITUCIONALES
le hayan prestado tanta atención. Como apunta Ja-
cques Derrida en la famosa lectura de Más allá...
en La tarjeta postal, el trabajo "metapsicológico"
más ambicioso de Freud intenta cimentar el psi-
coanálisis filosóficamente, al tiempo que se niega a
reconocer la deuda que éste tiene con la Filosofía. 8
PASIONES INSTITUCIONALES
53
trauma narrando una historia. E l relato de Freud
es acerca de cómo algunas personas sufren terri-
bles enfermedades (que ahora son agrupadas en
la categoría de Síndrome de estrés postraumático,
SEPT) * luego de haber sobrevivido una guerra,
10
54 PASIONES INSTITUCIONALES
rarse para su realización en el futuro, la repetición
de la experiencia es un intento por evitar el evento
extraviado que ha ocurrido en el pasado.
En Más allá del principio del placer, Freud
define la naturaleza específica del trauma al com-
pararlo con otras respuestas afectivas potenciales
a situaciones de peligro. Escribe:
PASIONES INSTITUCIONALES
55
sentimos temerosos frente a algo, sugiere Freud, no
nos sentimos sobrecogidos por la sorpresa porque
sabemos a lo que le tememos, incluso si es algo
genuinamente temible.
Mientras que la distinción entre terror y miedo
parece suficientemente clara, la descripción freu-
diana del caso de la angustia introduce nuevas
dificultades. La angustia, afirma Freud, es el re-
verso del terror. Por la forma en la que sentimos
angustia, la psique se prepara a sí misma para
esperar una amenaza desconocida, con el propósito
de evitar la experiencia del terror. A l sentir terror,
la psique responde "demasiado tarde" al peligro —y
la experimentación del evento está marcada por su
retraso. En el caso de la angustia, la psique se an-
ticipa a la experimentación del evento y responde
a él antes de que suceda. Pensando que la psique
responde a algo antes de que suceda, uno podría
decir que en la angustia l a respuesta de l a psique
llega demasiado pronto, al producir un sentimiento
de sorpresa adelantado y en preparación para el
peligro desconocido por venir, la angustia protege a
la psique del trauma. Por esta razón, Freud asegura
que terror y angustia son mutuamente excluyentes:
el terror produce trauma, mientras que la angustia
lo previene.
56 PASIONES INSTITUCIONALES
ni. E l regreso del trauma
PASIONES INSTITUCIONALES
57
cluso el psicoanalista francés Jean Laplanche, quien
es discutiblemente uno de los más sutiles lectores
fdosóficos de Freud, considera que en Inhibición,
síntoma y angustia, Freud se retracta del osado
salto conceptual que había dado en Más allá del
principio del placer. En un artículo provocativamente
intitulado " A Metapsychology Put to the Test of
Anxiety" (Una metapsicología bajo la prueba de la
angustia), Laplanche escribe que:
58 PASIONES INSTITUCIONALES
atrás en lugar de más allá. Siguiendo a Laplanche,
Freud interrumpe la "fructífera trayectoria" de Más
allá del principio del placer -que estaba llevando
al pensamiento de Freud más allá- y la conduce
en la dirección equivocada. Para Laplanche, en
el pensamiento atrasado de Inhibición, síntoma y
angustia, Freud se da la espalda a sí mismo y al
desarrollo de su pensamiento. En este "libro rico
y excitante - y también ambiguo e incluso contra-
dictorio-", Laplanche se "alarma" al encontrar que
el pensamiento freudiano "se ha dado la espalda",
e implica que el texto de Freud es un ejemplo de
angustia antes que un análisis de ésta. Se podría ir
tan lejos como para decir que Laplanche, implíci-
tamente, afirma que el libro mismo es una defensa
ansiosa de la angustia generada por el paso dado
más allá en Más allá del principio del placer.
Pero, ¿qué significaría aceptar la descripción
de Laplanche de este movimiento expresado en
el texto freudiano sin aceptar sus conclusiones
acerca del mismo? Me gustaría sugerir que el
interés del texto de Freud recae precisamente,
en muchas formas, en que reflexiona acerca de
lo que significa dar un paso atrás. Más aún, me
gustaría proponer la posibilidad de que al seguir el
tortuoso y retorcido movimiento del texto freudiano,
podríamos encontrar que en los momentos en los
que Freud parece contradecirse, o retroceder en el
desarrollo de su propio pensamiento, en realidad
PASIONES INSTITUCIONALES
59
va más allá de sí mismo. Atendiendo a las muchas
inconsistencias y ambigüedades que comprenden
Inhibición, síntoma y angustia, podemos ver que al
dar este curioso paso atrás Freud podría estarnos
ofreciendo una de sus más poderosas reflexiones
acerca del futuro. Así, paradójicamente, quizás la
única manera de ir más allá, del paso dado en Más
allá..., es dar un paso atrás. Freud casi dice esto
mismo en las famosas líneas conclusivas de Más
allá...: "Was man nicht erfliegen kann, muss man
erhinken". ["Lo que no podemos alcanzar volando,
debemos alcanzarlo cojeando"].
Así pues —espero mostrar— en Inhibición,
síntoma y angustia, Freud propone una manera
radicalmente nueva de pensar la angustia, con el
propósito de contar una rica y extraña historia acer-
ca de la dimensión temporal de la psique humana.
A través de esta nueva concepción de la angustia,
Freud abre algunas de las regiones filosóficas más
difíciles de abordar en la teoría psicoanalítica al
sugerir, por ejemplo, que la angustia es la razón
fundamental del nacimiento de la psique como
tal, y al dar cuenta de la subsiguiente relación
que ésta tiene con el tiempo. Substancialmente, y
tomando el riesgo de movernos demasiado rápida-
mente, podríamos proponer que la angustia es la
extraña, e incluso misteriosa, dimensión temporal
del nacimiento mismo y que lo mismo da a luz
a la psique en el tiempo, como a la concepción
60 PASIONES INSTITUCIONALES
psíquica del tiempo. A diferencia de Más allá del
principio del placer -obra en la que Freud narra las
historias de experiencias de cercanía a la muerte
para ilustrar la naturaleza retrasada del trauma-,
en Inhibición, síntoma y angustia, la exploración
freudiana de la angustia nos conduce a repensar
nuestra relación con el nacimiento y no con la
muerte. Y, debido a que la tradición filosófica ha
explorado largamente las maneras en las que la
temporalidad humana se relaciona con la muerte,
estamos menos acostumbrados a pensar al naci-
miento en contextos poco comunes.
Una de las cosas que hacen el tratamiento de la
temporalidad de la angustia tan poderoso en Inhibi-
ción, síntoma y angustia, es el hecho de que Freud
haga al nacimiento mismo tan extraño a nosotros.
E l texto de Freud se resiste a cualquier explicación
simplemente biológica, filosófica o narrativa del
nacimiento. Como veremos, en lugar de presentar
al nacimiento como el origen de una trayectoria
lineal progresiva, que conduce inexorablemente a
la muerte a lo largo de una línea temporal que nos
aleja del pasado, a través de un presente y hacia
un futuro, Freud coloca al nacimiento en el corazón
de la psique humana, pero se rehusa a pensarlo
como suceso en el sentido simple de la palabra. E l
nacimiento es delineado, esencialmente, como el
origen de la angustia. Y la angustia, así, no puede
ser relacionada directamente con el miedo a la
PASIONES INSTITUCIONALES
61
muerte, sino como miedo de la vida, que proviene
de la vida -que es la vida. E l nacimiento, como la
angustia primaria que lo marca, ni constituye un
origen fijo, o principio, n i se puede estar seguro de
que sea nunca un proceso completo. E l nacimiento,
Freud sugerirá, es un trauma en el más fuerte sen-
tido posible y la angustia es siempre la repetición
del trauma del nacimiento. Como tal, la angustia
reproduce el trauma del nacimiento y, al hacerlo,
engendra la posibilidad de un futuro.
Pero tal vez nos hemos adelantado a nosotros
mismos. Regresemos, por el momento, a la revi-
sión freudiana del entendimiento de la relación
entre trauma y angustia en Inhibición, síntoma y
angustia. En este texto Freud descarta la tajante
y clara distinción entre terror [Schreck] y angustia
[Angst] que le ha costado tanto trabajo establecer
en Más allá del principio del placer y la remplaza
con una nueva y muy extraña concepción de la
angustia. Ahora parece que la angustia no está
más opuesta al trauma, sino que es una particu-
lar manifestación psíquica del mismo. De hecho,
en Inhibición, síntoma y angustia, resulta que la
angustia y el trauma son en realidad dos versio-
nes de la misma cosa y Freud se refiere a ambos
con el término angustia. La primera distinción
que estableció entre terror y angustia es ahora
reestablecida como un drama misterioso dentro
de la propia angustia.
62 PASIONES INSTITUCIONALES
En el final de Inhibición, síntoma y angustia,
luego de numerosos (y aparentemente fallidos) i n -
tentos por definir la angustia, en el último capítulo
de este torcido y complicado texto, Freud llega a
la conclusión de que la angustia puede ser clara-
mente dividida en dos tipos: "angustia instintiva"
y "angustia real". * La "angustia instintiva" es una
14
PASIONES INSTITUCIONALES
63
Sin embargo, Freud sólo formaliza la distinción
entre estos dos tipos de angustia en el capítulo
final de su libro; a lo largo del texto, Freud lucha
por derivar un modelo de psique que le permita
establecer y mantener una distinción rigurosa entre
"angustia real" y "angustia instintiva". A pesar
de los elaborados intentos de Freud por derivar y
sostener diferencias entre los dos tipos de angustia
(real e instintiva), éstos constantemente amenazan
con confundirse uno con el otro. De hecho, como
veremos, no podrían separarse pues se encuentran
en una relación extraña. Uno podría decir que
la propia noción de extrañeza está directamente
encadenada a la naturaleza doble de la angustia.
Pero Freud se ve obligado a mantener la distinción,
pues sin ella los lazos de la propia psique ame-
nazan con volverse irrevocablemente inestables.
En su lugar, y a pesar de los muchos esfuerzos de
Freud por contenerlos, las extrañas propiedades
de la angustia permean y desestabilizan el texto
en formas narrativas peculiares. Como veremos, a
través de este extraño texto, Freud tiene mucha
dificultad en mantener cualquier distinción, i n -
cluyendo aquellas que deberían separar el interior
del exterior, el pasado del presente, el futuro del
presente o del pasado y, aún más interesante, al
yo de todo aquello que no es yo.
64 PASIONES INSTITUCIONALES
Se está generalmente de acuerdo en que la
teoría de la angustia de Freud sufre un cambio
en la época en la que se encontraba escribien-
do Inhibición, síntoma y angustia. Ásperamente
hablando, el cambio concierne al entendimiento
de la relación entre angustia y represión. Donde
Freud había pensado alguna vez que la angustia
era un efecto de la represión, ahora cree que la
angustia causa la represión. En su acercamiento
anterior, Freud había comprendido a la angustia
como producto secundario de la inadecuada o
inapropiadamente descargada energía sexual. En
Inhibición, síntoma y angustia, Freud da un paso
atrás de aquella concepción de la angustia y afirma
ahora que pertenece al yo, y solamente al yo. E l
yo, arguye ahora, es " l a base real de la angustia";
en la segunda sección escribe:
PASIONES INSTITUCIONALES
65
cosa primera, y lo que hecha a andar el mecanismo
de la represión. La angustia nunca es el resulta-
do de la libido reprimida". A pesar de que son
muchos los lectores de Freud que han llamado la
atención hacia las consecuencias de este cambio,
tienden a enfocarse en lo que implica para el
entendimiento de los impulsos. Para nuestro pro-
pósito, sin embargo, me gustaría llamar la atención
hacia el impacto que este cambio produce en el
yo mismo. Me gustaría sugerir que al cambiar el
lugar de la angustia del ello al yo, éste se aliena
radicalmente de sí. Una vez localizada la angustia
en el yo, éste se disloca en relación a sí mismo.
En otras palabras, una vez que el yo se convierte
en " l a base de la angustia", su relación consigo
mismo se torna extraña.
Pero, ¿qué le pasa al yo y cómo es que la
angustia lo vuelve tan extraño? En medio de la
extrañeza de este texto, está el hecho de que el
foco se encuentra -como se encontraba antes— no
en la lucha del yo con sus otros privilegiados, sino
en la lucha que libra consigo mismo, en sí mismo
y, aún más radicalmente, como un mismo. Luego de
explicar que " e l yo es la base real de la angustia",
Freud continúa afirmando, incluso sorpresivamen-
te, que en realidad el yo no es diferente del ello
sino, por el contrario, idéntico a él:
66 PASIONES INSTITUCIONALES
impuesta por determinadas particularidades, parece
plenamente justificada. Más, por otra parte, el yo y
el ello coincide, no siendo el primero sino una parte
especialmente diferenciada del segundo. Cuando
confrontamos en nuestro pensamiento esta parte con
la totalidad o cuando entre ambas surge realmente la
discordia, se nos evidencia la debilidad del yo. En
cambio cuando el yo permanece enlazado al ello, sin
distinguirse de él, nos muestra una intensa energía
[...] Con respecto a la represión, resulta decisivo el
hecho de ser el yo una organización, y el ello no. El
yo es, en efecto, la parte organizada del ello. Sería
injustificado representarse el yo y el ello como dos
territorios ocupados por ejércitos enemigos. [1218]
PASIONES INSTITUCIONALES
67
ser leídas como un tratado de teoría política. F i -
nalmente, y a pesar de que no puedo tomarme el
tiempo aquí para probarlo, diría que la dimensión
política del yo es una consecuencia de su extraña
naturaleza. Poniéndolo simple, está destinado a ser
político porque no puede ser él mismo, no puede
encontrarse a sí mismo o definirse a sí mismo en
relación a ningún otro.
A pesar del hecho de que el yo es concebido
como una organización, (incluso si se le piensa como
la quintaesencia de las organizaciones políticas) es
crucial recordar que no es una organización concien-
te, como tampoco puede ser asociado o asimilado
a la conciencia de manera directa. Hasta el punto
de afirmar que el yo viene al ser como respuesta a
la angustia, tanto como que es una parte del ello,
el yo es redefinido ahora como una inconsciente,
aunque organizada, defensa de la angustia. En
otras palabras, la habilidad del yo de separarse
del ello recae en su capacidad de producirse como
estructura organizada. Pero esta estructura sola-
mente viene al ser como respuesta defensiva a un
estímulo, interno o externo. En el punto en el que
la psique es sobrecogida a través del trauma por un
estímulo, ésta responde al trauma repitiéndolo. Pero
la repetición del trauma es en sí misma una señal.
Como indicio apunta a una respuesta defensiva y
organizada contra el estímulo sobrecogedor. Yo es
el nombre que da Freud a esta respuesta "organi-
68 PASIONES INSTITUCIONALES
zada". La fuerza del yo recae en el poder que tiene
para defenderse del estímulo al incorporarlo a su
propia organización. Y mientras más fuerte sea, más
capaz se vuelve el yo de apropiarse de cualquier
elemento extraño y volverlo parte de su compleja
organización. Sin embargo, la angustia permanece
como el impulso detrás de todas las negociaciones
y defensas subsecuentes a las que el yo se com-
prometa finalmente. Cada uno de los encuentros
que el yo pueda tener con cualquier no-yo es, en
algún sentido, determinado, mediado y regulado
por la relación primordial que el yo sostiene con
la angustia. Esto nos lleva a una de las paradojas
fundamentales en el texto de Freud. La raíz de toda
angustia es la desorganización. Pero el hogar de toda
angustia es el yo, que es organización. Si pensamos
que la angustia está localizada en el yo, que habita
al yo, la angustia es el otro absoluto del yo, el doble
demoníaco, así como su raison de étre.
Con el propósito de entender por qué Freud
hace una afirmación tan paradójica, debemos
comenzar a refinar nuestra comprensión de l a
angustia misma. La angustia, hemos sugerido, es
tanto una primera respuesta al trauma como una
repetición del mismo. Precisemos, la respuesta
es la repetición. Una de las maneras en las que
Freud describe este tipo de repetición, que es una
respuesta, es llamándola " i n d i c i o " . La angustia
es la "respuesta instintiva" al trauma. E l indicio
PASIONES INSTITUCIONALES
69
es tanto una respuesta al fallido encuentro del
pasado como una llamada al futuro. Pero estas dos
dimensiones temporales del indicio no pueden ser
simplemente separadas la una de la otra. Regre-
saremos después a esta dimensión temporal de la
angustia, pero para este momento es importante
subrayar que el yo requiere completamente de la
angustia —su otro ajeno— para funcionar como una
organización. La angustia permite funcionar al yo
porque sin ella, el yo sería incapaz de afirmar sus
peticiones, n i siquiera hacerles saber a los otros
agentes de la psique. La angustia es el lenguaje
primordial de la psique. La angustia es siempre
una respuesta. Pero una respuesta es siempre una
petición. Así pues, la angustia posibilita al yo a
"responder" a los impulsos del ello (estímulos i n -
ternos) y entonces el yo responde a su vez usando
la angustia para mitigar estos impulsos obligando al
ello a producir represiones. Es por esto que Freud
es capaz de decir que la angustia causa represión
en lugar de lo contrario.
La angustia nos otorga el futuro y no hay futuro
sin angustia.
Pero para entender por qué esto es así, tal vez
necesitemos dar un paso atrás, otra vez, y dar otra
mirada al texto de Freud. Vale la pena señalar,
por ejemplo, que Inhibición, síntoma y angustia
está explícitamente organizada alrededor de sus
propias admisiones repetidas de que hay algo en la
70 PASIONES INSTITUCIONALES
angustia que continúa resistiendo a todo esfuerzo
por explicarla. Por ejemplo, en el parágrafo inicial
del capítulo vm escribe:
PASIONES INSTITUCIONALES
71
yo haciéndolo tan extraño. Así, hemos comenzado
a ver cómo es que la angustia reta radicalmente
nuestro entendimiento de lo que es una respuesta
y lo que significa responder. Finalmente, como
hemos sugerido, incluso la noción de una "situa-
ción de peligro" se presenta problemática, ya que
el peligro no puede ser asimilado a la noción de
muerte. Más aun, no sabemos exactamente cómo
es que el yo afirma el peligro dado, pues como
hemos visto a lo largo de nuestra discusión, no
puede haber una simple correlación entre la ex-
periencia psíquica del peligro y la existencia de
una amenaza externa real.
Es alrededor de la cuestión del peligro que
el texto freudiano se vuelve más contradictorio
y argumentativamente más interesante. A riesgo
de sobre simplificar, pero en interés de ahorrar
tiempo, podemos decir que Freud otorga dos pa-
ralelas, competitivas y —argüiría yo— últimamente
incompatibles consideraciones sobre los lazos
entre peligro y angustia. Poniéndolo sencillamen-
te, la angustia puede estar relacionada esencial
e irreductiblemente al trauma que representa
el nacimiento como evento inconcluso, o bien,
puede relacionarse esencialmente con el miedo
a la pérdida que significa el verse separado del
objeto amado y por consiguiente, con el miedo a
la castración y a la muerte. Freud, por supuesto,
intenta reconciliar estas dos consideraciones a lo
72 PASIONES INSTITUCIONALES
largo de su texto. Más aun, él utiliza la discusión
acerca de las relaciones entre la angustia y las
fobias con el propósito de sugerir que el prototipo
del peligro en asociación con la angustia es la
castración. Así, escribe:
PASIONES INSTITUCIONALES
73
sobre la base de experiencias cotidianas como ros-
tros separados de sus cuerpos, o sobre la base del
sentimiento que provoca haber perdido el pecho
materno cuando se es muy pequeño [...] estoy, por
tanto, inclinado a pensar que el miedo a la muerte
debiera ser considerado como análogo al miedo a la
castración [...] [1229]
74 PASIONES INSTITUCIONALES
este segundo caso se somete el yo a la angustia
como a una vacuna, para escapar por medio de
una enfermedad mitigada a un intenso ataque de la
misma. Obra como si se representase vivamente la
situación peligrosa y abrigase el firme propósito de
limitar tal penosa experiencia a un indicio, a una
mera señal. [1248]
PASIONES INSTITUCIONALES
75
siempre antes que nosotros en un futuro porvenir.
Pero esta relación dislocada con el tiempo es, como
ha sugerido Derrida, tanto una promesa como una
amenaza. Es nuestra mejor y única oportunidad
de un futuro.
Bibliografía *15
entre corchetes.
76 PASIONES INSTITUCIONALES
, Résistances de la Psychanalyse, Paris, Galilée
(La Philosophie en effet), 1996. [Resistencias del
psicoanálisis, Jorge Piatigorsky (trad.), Buenos
Aires, Paidós, 1997]
, Voyous: deux essais sur la Raison, Paris, Galilée
(La Philosophie en effet), 2003. [Canallas: dos
ensayos sobre la razón, C. Peretti (trad.), Madrid,
2005]
Freud, Sigmund, The Standard Edition of the Complete
Psychological Works of Sigmund Freud, 24 Vols.,
London, Hogarth Press, 1966. [Freud, Sigmund,
Obras completas, traducción directa del alemán de
José L. Etcheverry, traducción de los comentarios
y notas de James Strachey y Leandro Wolfson,
Buenos Aires, Amorrortu, 1996]
77
PASIONES INSTITUCIONALES
FuERZA DE LEYY FUERA DE LEY
PILAR CALVEIRO
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE PuEBLA
[79)
"pensar el holocausto como una manifestación inin-
terpretable de la violencia divina" [DERRIDA, 149].
¿Cuáles son las "afinidades con lo peor", que
teme Derrida? Señala entre ellas la "crítica de la
Ilustración alemana (Au/klarung)" y algunas de
sus consecuencias -como la teoría de la caída
y la autenticidad originaria o la polaridad entre
el lenguaje originario y lenguaje caído-, y " l a
crítica de la representación y de la democracia
parlamentaria" [DERRIDA, 149]. Y lo peor de lo
peor, lo que resulta insoportable es el equívoco
que puede introducir el análisis de Benjamin sobre
cierta violencia divina, vinculada con la justicia,
como posible puerta para alguna justificación del
holocausto.
Alarmado por esto, Derrida propone que "de-
bemos pensar, conocer, representarnos, formalizar,
juzgar la complicidad posible entre todos estos
discursos (sean benjaminianos, heideggerianos o
mesiánico-marxistas) y lo peor" [DERRIDA, 150]. En
efecto, creo que debemos pensar la complicidad
posible de éstos - y de cualquier otro discurso,
incluidos los nuestros- con lo peor, de la misma
manera que hurgamos en ellos buscando su capa-
cidad potencial de iluminación del presente. Con
la intención de una mirada semejante pretendo
adentrarme en dos cuestiones que considero claves
en el momento actual, sobre las que Derrida ya
colocaba el acento en los años noventa, y que se
80 PASIONES INSTITUCIONALES
entretejen entre su texto y el de Walter Benjamin,
iluminando a veces y opacando otras las urgencias
del presente en la necesidad de replantear l a
difícil relación entre violencia y política. Se trata
de: 1) la crítica de la democracia parlamentaria,
el derecho vigente y la violencia en la que ambas
se fundan y 2) la idea de justicia y su relación con
una violencia de otro orden.
En consecuencia, trataré de rastrear la relación
entre política, violencia y justicia dentro del mismo
debate que abre Derrida en relación con el texto
ya clásico de Benjamin. Para ello iniciaré haciendo
una breve referencia a éste y a sus planteamientos
principales.
En Para una crítica de la violencia, se parte
del señalamiento de la relación de implicación
—y no de antagonismo— que existe entre violencia,
justicia y derecho. En primer lugar, en lo que se
refiere a la relación entre violencia y derecho,
Benjamín señala que " l a violencia como medio es
siempre, o bien fundadora de derecho o conser-
vadora de derecho[...] en el mejor de los casos,
toda violencia empleada como medio participa en
la problemática del derecho en general" [BENJAMÍN,
32]. Como fundadora instaura un derecho, es decir
unas relaciones de poder específicas. Pero no se
limita a ello sino que " l a función de la violencia
en el proceso de fundación de derecho es doble.
Por una parte, la fundación de derecho tiene como
PASIONES INSTITUCIONALES
81
fin ese derecho que, con la violencia como medio,
aspira a implantar. No obstante, el derecho, una vez
establecido, no renuncia a la violencia" [BENJAMÍN,
40]. Por el contrario, la convierte en violencia con-
servadora del derecho - y del Estado- que se ejerce
desde el derecho mismo para preservarse, es decir,
para preservar las relaciones de poder específicas
en las que se funda, lo que abre la "sorprendente
posibilidad" de que el derecho, al monopolizar el
uso de la violencia social probablemente no tenga
otro fin que defender al derecho mismo.
En consecuencia, toda violencia fundadora de
un nuevo orden y un nuevo derecho, toda violencia
revolucionaria, al instituirse se transforma inevi-
tablemente en violencia conservadora que intenta
monopolizar el uso legítimo de la fuerza, generando
así " u n i r y venir dialéctico de la violencia en
forma de violencia fundadora de derecho o conser-
vadora de derecho" [BENJAMÍN, 44]. Si la argumen-
tación que propone Benjamin tiene la innegable
virtud de hacer evidente el componente violento
del derecho tanto en su momento constitutivo como
en su conservación, lo sugerente del texto, lo que
le permite i r "más allá de lo inmediato" y lo que,
sin duda, genera mayor inquietud en Derrida es
la relación que propone entre violencia y justicia.
Para Benjamín la justicia -que debe distinguirse
del derecho- da lugar a otra violencia que consi-
dera "pura", redentora, divina, y que, a diferencia
82 PASIONES INSTITUCIONALES
de las anteriores, arrasa las fronteras y destruye el
derecho; no ocurre en relación con el Estado -para
conquistarlo o conservarlo- sino que es extraestatal
y contraestatal. Se trata de una violencia que "en
lugar de fundar el derecho lo destruye. En lugar
de establecer límites y fronteras, los anula. [...]
En lugar de amenazar golpea[...] en lugar de ha-
cer morir por la sangre, hace morir y aniquila sin
efusión de sangre[...] aniquila quizás los bienes,
la vida, el derecho, etc., pero no acomete jamás,
para destruirla, el alma del ser vivo" [DERRIDA,
128], No el ser vivo sino su alma, ya que para
Benjamin la existencia justa es más que la mera
vida [BENJAMÍN, 43].
En Fuerza de ley. E l "fundamento místico de la
autoridad", Jacques Derrida discute algunas de las
afirmaciones de Benjamin sobre la relación de la
violencia tanto con el derecho como con la justicia.
PASIONES INSTITUCIONALES
83
[DERRIDA, 86]. De esta manera se decide entre la
violencia legal y la considerada ilegal.
Sin embargo, cabría agregar con Agaraben que,
a la vez que el derecho establece las formas de la
violencia legal que lo conservará, también contem-
pla la posibilidad de otra violencia conservadora del
derecho pero más intensa y de mayores alcances,
una violencia que estando más allá de los límites
del derecho, fuera de la ley ordinaria es no obstante
legal. Se trata de la violencia que se habilita en el
Estado de excepción. Esta excepcionalidad, que es
constitutiva del Estado y, en consecuencia de su
"normalidad", comprende no sólo periodos extraor-
dinarios de un ejercicio del poder y la violencia
más allá del derecho, sino la presencia constante
y creciente —en las sociedades actuales- de grupos
sociales que viven fuera de la posible protección
de la ley, fuera de ley, en estado de excepción per-
petua, expuestos a distintas formas de la violencia
legal y extralegal, ampliando las atribuciones de
la violencia conservadora del derecho. En este
sentido, dicha violencia es, a la vez fuerza de ley
y fuera de ley, más allá de la ley, en una ilegalidad
que, sin embargo, no constituye delito.
84 PASIONES INSTITUCIONALES
de la violencia [...] [de esa] violencia fundadora
[...] [Por eso favorecen] compromisos tendientes
a asegurar un presunto tratamiento pacífico de los
asuntos políticos" sin conseguirlo [BENJAMÍN, 33].
Ello se debe al "escamoteo" que realizan de la
violencia originaria, una violencia fundadora, que
se instauró a partir de la ruptura de otro orden legal
previo cuya legitimidad se permitieron cuestionar.
Una violencia que, siendo revolucionaria, desafió la
fuerza de la ley y sin embargo recurre ahora a ella,
a la fuerza de esta otra ley y a sus "excepciones"
como fundamento incuestionable.
Como bien lo señala Derrida, " e l análisis de
Benjamin refleja la crisis del modelo europeo de
democracia, burguesa, liberal y parlamentaria, y en
consecuencia del concepto de derecho inseparable
de aquella" [DERRIDA, 79]. En el momento en que
se escribió el texto, los parlamentos fracasaban en
resolver los conflictos por la palabra, recurriendo
a l a "violencia disimulada" y l a "coacción del
adversario". Las potencias mediáticas de la época
ponían en cuestión el modelo de la deliberación
parlamentaria [DERRIDA, 79]. Se transitaba un pe-
riodo de entreguerras, que evidenciaba el fracaso
del pacifismo y el antimilitarismo. Asimismo, la ca-
pacidad represiva del Estado se desplegaba como
pena de muerte y derecho de castigar con "una
dolorosa actualidad". Asimismo, los parlamentos
se mostraban incapaces de controlar la violencia
PASIONES INSTITUCIONALES
85
policial [DERRIDA, 1 1 8 ] que, como lo señala con
toda claridad el propio Derrida, "no consiste sola-
mente en agentes de policía en uniforme [...] [sino
que] está representada allí donde haya fuerza de
ley. Está presente, invisible a veces pero siempre
eficaz, allí donde hay conservación del orden so-
cial" [DERRIDA, 1 1 0 ] . En síntesis, lo que Benjamin
llama policía se refiere a la capacidad represiva
del Estado, "que se vuelve espectral y alucinante
porque ocupa todo" [DERRIDA, 1 1 3 ] , y cuya función
no se restringe a obligar al cumplimiento de la ley
sino que excede este ámbito para pasar a producir
la ley, generar un derecho de hecho, más allá del
derecho vigente, una fuerza de ley que estando
fuera de ley tiene la posibilidad potencial de fun-
dar un nuevo derecho.
Y creo que aquí "aparecen" parte de las " i l u -
minaciones" de ambos textos: las conexiones entre
las circunstancias en las que Benjamin escribe, el
diagnóstico que de ellas realiza Derrida y algunas
de las cuestiones que ponen en tela de j u i c i o , tam-
bién hoy, a las democracias contemporáneas.
En la actualidad, como en aquel momento,
los parlamentos fracasan en la deliberación y
terminan recurriendo a la violencia disimulada.
Las potencias mediáticas se dedican constante
y tenazmente a desacreditar a los parlamentos e
incluso a la utilidad de la deliberación misma.
Asimismo, en la reorganización del orden mundial
86 PASIONES INSTITUCIONALES
se hace presente un derecho de guerra, una "vio-
lencia guerrera que se asemeja al 'bandidaje' fuera
de l e y " [DERRIDA: 9 9 ] , que pone en entredicho
la juridicidad vigente y preanuncia una posible
reconfiguración del derecho. También hoy todas
las formas de la violencia estatal, ya sea como
guerra o como represión se han vuelto espectra-
les y ocupan el lugar de los parlamentos en la
creación de hecho de un orden fuera de la ley.
¿Cómo rastrear lo iluminador y eso que Derrida
llama "lo peor", en cada uno de estos textos? Dese-
cho cualquier afinidad del ensayo de Benjamin con
una propuesta dictatorial o con cualquier clase de
justificación del nazismo. Lo iluminador de su tex-
to, desde mi lectura, es reconocer las limitaciones
de la democracia liberal parlamentaria, y desnudar
la violencia que ésta ejerce, tan negada hoy como
entonces. Para una reformulación de la política es
imprescindible reconocer la insuficiencia de esta
clase de democracia, tanto en los países centra-
les como en los periféricos, y desenmascarar s u s
múltiples violencias. Y sin embargo, el malestar de
Derrida con Benjamin también echa luz sobre un
aspecto decisivo. Es indudable que en el presente
como en el pasado, en la crítica del parlamentaris-
mo coinciden tanto los marginados y excluidos del
actual esquema de poder como quienes pretenden
un dominio más autoritario e incuestionable, una
reformulación del derecho para ampliar sus p r i -
PASIONES INSTITUCIONALES
87
vilegios. Pero, ¿qué señala esta coincidencia, una
simple confusión, o algo más? Creo que no se trata
de un equívoco sino que este aparente acuerdo está
marcando los límites del actual modelo parlamen-
tario y la necesaria reorganización del mismo, que
de hecho se encuentra en curso. Mientras que la
ampliación de las funciones represivas del Estado
y su excepcionalidad creciente tienden a debilitar
el componente deliberativo de los parlamentos
para ampliar sus funciones de legitimación de la
violencia, la distancia que toman los nuevos mo-
/imientos sociales con respecto a los parlamentos
y a los sistemas políticos en general, se orientan
a un redefinición de los mismos para encontrar
otras formas de participación y de acceso a las
instancias de toma de decisión. Si esto es así,
las afinidades con "lo peor" serían precisamente
aquellas críticas que, poniendo en cuestiona-
miento a las democracias, abrieran la posibilidad
de un Estado más cerrado, autoritario y violento
pero también los discursos que, por miedo a esta
posibilidad, terminaran encubriendo las distintas
formas de violencia legales y extralegales de las
que se valen las actuales democracias.
Justicia y violencia
88 PASIONES INSTITUCIONALES
que la abordará "de una manera oblicua" [DERRI-
DA, 25]. Siendo un asunto que está presente en la
deconstrucción, sin embargo no es deconstruible,
como el derecho, sino que " l a deconstrucción es
la justicia" [DERRIDA, 35], es decir consiste en la
posibilidad de deconstruir la inevitable generali-
dad de la regla para ajustaría a la decisión única
que reclama toda justicia.
En este abordaje oblicuo, la justicia se presenta
como " l a experiencia de aquello de lo que no se
puede tener experiencia [...] una experiencia de
lo imposible [...] [Mientras] el derecho es el ele-
mento del cálculo, y es justo que haya derecho;
la justicia es incalculable [porque] la decisión
entre lo justo y lo injusto no está jamás asegu-
rada por una regla" [DERRIDA, 38-39]. Se trata
siempre de una decisión libre y responsable, que
implica una direccionalidad pero no obedece j a -
más a regla alguna porque se toma y ajusta cada
vez. Cómo conciliar entonces el acto de justicia,
siempre único, con reglas o normas, que tienen
por definición una forma general. Para que haya
justicia, la forma necesaria y justa que establece
el derecho, debe ser desbordada, cada vez, por la
necesaria decisión única en relación con un otro
también único porque la justicia "se dirige siem-
pre a singularidades, a la singularidad del otro, a
pesar o precisamente a causa de su pretensión de
universalidad" [DERRIDA, 46].
PASIONES INSTITUCIONALES
89
Siendo oblicua, indefinible, imprecisa, Derrida
afirma que "en ningún momento se puede decir
presentemente que una decisión es justa, puramente
justa, n i de alguien que es justo n i menos aún
que 'yo soy justo'" [DERRIDA, 54]. La justicia está
siempre por-venir a través del otro y, asimismo,
abre el porvenir. A su vez, no hay posibilidad de
alguna certeza de justicia en el momento presente,
como si el juicio de lo justo debiera esperar de la
memoria de otro que dé cuenta de su justicia, como
una justicia siempre puntual que no pertenece a
nadie n i es un atributo fijo o apropiable.
En realidad esta imposibilidad de establecer la
justicia de una decisión en el momento presente
opera desde una idea de justicia infinita, por lo
inconmensurable, y siempre debida al otro como
singularidad única. Es una "idea de la justicia"
" i r r e d u c t i b l e en su carácter afirmativo, en su
exigencia de donación sin intercambio, sin circu-
lación, sin reconocimiento, sin círculo económico,
sin cálculo y sin regla, sin razón o sin racionalidad
teórica [...] una especie de mística, una locura"
[DERRIDA, 58].
90 PASIONES INSTITUCIONALES
define como limpia, pura, y a la que llama divina,
pero mientras Benjamin contrapone justicia y de-
recho, así como las violencias asociadas con ellos,
Derrida introduce una duda clave, al preguntarse
si existe la justicia en sí misma, fuera o más allá
del derecho [DERRIDA, 35], abriendo una profunda
reflexión que si bien establece la distinción entre
ambos, no obstante problematiza la oposición de-
recho-justicia planteada por Benjamin.
Derrida considera que existe "una distinción
difícil e inestable entre de u n lado la justicia
(infinita, incalculable, rebelde a la regla, extraña a
la simetría, heterogénea y heterótropa) y de otro, el
ejercicio de la justicia como derecho, legitimidad
o legalidad, dispositivo estabilizante, estatutorio y
calculable, sistema de prescripciones reguladas y
codificadas" [DERRIDA, 50]. Y la dificultad de esta
distinción reside en que " e l derecho pretende
ejercerse en nombre de la justicia y que la j u s t i -
cia exige instalarse en u n derecho que exige ser
puesto en práctica por la fuerza" [DERRIDA, 51],
lo que genera un desplazamiento constante entre
uno y otro. Para que una decisión sea justa debe
ser única, ajustarse a la circunstancia específica
sobre la que decide, pero también lo hace por
referencia a ciertos p r i n c i p i o s generales que
considera justos.
Además, la justicia "abre al porvenir la trans-
formación, el cambio o la refundación del derecho
PASIONES INSTITUCIONALES
91
y de la política" [DERRIDA, 64], distinguiéndose
pero conectándose con ambos. Dice Derrida: " L a
justicia incalculable ordena calcular. Y, en primer
lugar, calcular en lo más cercano de lo que se
asocia a la justicia, a saber, el derecho, el campo
jurídico [...] pero también en aquellos campos de
los que no podemos separar al derecho: lo ético,
lo político, lo económico [...] hay que calcular
[...] hay que ir tan lejos como sea posible [...] E l
orden de ese hay que no pertenece propiamente
ni a la justicia n i al derecho. No pertenece a uno
de los dos espacios más que desbordándolo hacia
el otro. Lo que significa que estos dos órdenes
son indisociables en su heterogeneidad misma: de
hecho y de derecho" [DERRIDA, 65].
A l fijar la relación entre justicia y derecho,
Derrida coloca el acento en la dimensión política
de la justicia, en la necesidad de una toma y un
incremento de responsabilidad en nuestra reflexión
sobre ella. Por eso, l a deconstrucción rigurosa
abarca todo "salvo una neutralización del interés
por la justicia [...] [lo que] lleva a denunciar
no sólo límites teóricos sino también injusticias
concretas" [DERRIDA, 46]. Y esta denuncia de las
injusticias concretas sólo puede tener cabida,
respuesta y responsabilidad en el ámbito del de-
recho. E l "exceso de la justicia sobre el derecho
y sobre el cálculo, este desbordamiento de lo no-
presentable sobre lo determinable, no puede y no
92 PASIONES INSTITUCIONALES
debe servir de coartada para no participar en las
luchas jurídico-políticas que tienen lugar en una
institución o en un Estado, entre instituciones o
entre Estados" [DERRIDA, 64].
Así, el reconocimiento de una distinción entre
justicia y derecho permite señalar la insuficiencia
de éste pero la insistencia en la dificultad de esta
distinción, en su inestabilidad, en el desplazamien-
to entre ambos términos, en su desbordamiento y
conexión recíprocas le da "carne" a la justicia, la
arraiga en una práctica posible, aunque indefinible
e incierta.
Pero, ¿qué podía pretender Benjamin al con-
traponer derecho y justicia? Como lo indica el
título de su ensayo, Benjamin está hablando de
la violencia. Su preocupación es la violencia no
el derecho, y está tratando de establecer distin-
ciones en ese contexto. Reconoce, en principio,
dos formas de violencia - l a fundadora y la con-
servadora del derecho- que considera igualmente
"desechables", ya que ambas están "encarnadas
en la violencia de Estado". Pero quedarse allí,
intuir " e l i r y venir dialéctico" de una y otra,
comprender que "a la larga, toda violencia con-
servadora de derecho indirectamente debilita a la
fundadora de derecho en ella misma representada,
al reprimir violencias opuestas hostiles" sólo se
reduce "a considerar lo más inmediato" [BENJAMÍN,
44]. Benjamin reconoce otra forma de violencia
PASIONES INSTITUCIONALES
93
revolucionaria, que no disputa el Estado porque
está "más allá del derecho", lo que no implica
para él "una inconcebible huida hacia delante"
[BENJAMÍN, 44] que comprendería el rechazo o la
anulación del derecho. Esta otra violencia que
"proviene de Dios", no se define "por haberla
practicado Dios mismo en forma de milagros sino
por esos momentos de consumación incruenta,
contundente y redentora, y a fin de cuentas, por
la ausencia de toda fundación de derecho" [BEN-
JAMÍN, 42], es decir que se trata de una violencia
"a cargo del hombre". Sin embargo, ¿por qué
proviene de Dios? ¿A qué alude Benjamin con
este origen divino de la violencia asociada a la
justicia? Se trata de que " l a razón es incapaz de
decidir sobre la legitimidad de medios y la justicia
de fines", por eso, "por encima de ella, lo hace
Dios" [BENJAMIN, 38]. Es decir, Dios es aquí el
Otro que excede a la razón propia. Porque hay
en los seres humanos una "insistencia tozuda"
en pretender "que los fines justos son fines de
un derecho posible", generalmente valederos y
generalizables, sin comprender que esos fines
están siempre más allá.
94 PASIONES INSTITUCIONALES
"casos extremos, tiene que asumir la responsabili-
dad de sustraerse a su mandato" [BENJAMÍN, 42].
Dios es aquello que excede a la razón propia
pero es también, por estar fuera de la esfera de lo
humano, quien instala una incertidumbre radical.
No hay posibilidad de certeza sobre la justicia
de una decisión porque " l a fuerza redentora de
la violencia no está al alcance de los humanos"
[BENJAMÍN, 44].
PASIONES INSTITUCIONALES
95
ma de la primera - y con ella cualquiera de sus
expresiones estatales de las cuales el holocausto
es probablemente su máxima expresión- y a pre-
venir acerca de una incertidumbre radical sobre
la segunda, a riesgo de persistir en la "tozudez"
de pretender fijar con la razón la justicia de los
fines de la política.
Por fin, ¿cómo reconocer las iluminaciones, las
opacidades, los "peligros" de cada uno de estos
textos? Se aprecia en ellos la advertencia sobre
la incertidumbre en relación con una justicia que
perseguimos como horizonte y como por-venir.
Benjamin la coloca en ese Otro más radical que es
Dios, irremediablemente fuera de ley y de nuestra
capacidad racional de decidir sobre los fines justos.
Podría parecer que, al hacerlo, se desentiende, en
algún sentido, de un compromiso de hecho con la
justicia pero creo que, en lugar de ello, debería
entenderse que está tratando de enfatizar que " l a
más elevada manifestación de la violencia a cargo
del hombre" proviene siempre del mandato de otro,
no de sí mismo y mucho menos de su racionalidad
que resulta inevitablemente excedida. Derrida, en
cambio, intenta definir un qué hacer en el mundo,
de hecho y de derecho, que nos permita intervenir
sobre lo que percibimos como injusticias precisas,
puntuales, concretas. Reconociendo los límites de
la razón, le concede sin embargo una credibilidad
capaz de identificar los posibles "puentes", a la
96 PASIONES INSTITUCIONALES
vez que los desbordamientos, entre la justicia y la
institucionalidad del derecho.
Bibliografía
PASIONES INSTITUCIONALES
97
(RE)INSISTIR E NE L PENSAMIENTO AFIRMATIVO
[99]
Tal concepción elaboraba una vertiente de un pen-
samiento afirmativo sobre los efectos productivos
del azar. Contra las concepciones que reclaman
un sentido negativo de la institución social, como
PASIONES INSTITUCIONALES
101
una "institución universitaria" de la resistencia,
lo hace reafirmando esta concepción productiva
del pensamiento. Según Derrida, tal concepción
conviene con la constitución de este "[...] tiempo
en el que de una vez por todas nos ha relegado
el decurso de nuestra existencia". Este tiempo 4
la ventura de la producción.
Tal llegada de una producción técnica tiene el
alcance de una transformación histórica que mo-
difica el paisaje del mundo: el de las relaciones
PASIONES INSTITUCIONALES
103
sociales -con la introducción de artilugios comuni-
cativos-, el de la política - c o n la importancia que
han alcanzado los mass media-, el del saber - c o n
la tecnología experimental-, el de la producción or-
ganizada al modo capitalista. Por ello, Universidad
sin condición se demorará describiendo las modi-
ficaciones que tal aparición del acrecentamiento
de poder productivo de la técnica ha provocado
en el concepto y ejercicio del trabajo. Pues es en
las transformaciones sufridas por el concepto de
trabajo donde se expone más fehacientemente la
reconfiguración del mundo urgida por el aumento
del poder técnico. Derrida hablará por ello de que
en el día de hoy hay una "desproporción entre
producción y trabajo". Así escribe Derrida:
11
11 use, p. 46.
12 Ibid., pp. 54-56.
PASIONES INSTITUCIONALES
105
quiere Derrida, que el pensamiento debe volverse
- y deviene y a - un "pensamiento de la potencia".
La deconstrucción es para Derrida ese pensamiento
que puede responder ante las potencias producto-
ras que advinieron con la técnica contemporánea.
La deconstrucción sería ese pensamiento técnico, 17
1 8 USC, p. 30.
19 Ibid., p. 72.
2 0 JACQUES DERRIDA, Espectros de Marx (EM), p. 77.
2 1 JACQUES DERRIDA, "Jacques Derrida, pensador del aconte-
cimiento", entrevista para L'Humanité, 28 de enero de 2004,
en www.humanite.presse.fr
PASIONES INSTITUCIONALES
107
y a quien viene". Todo acontecimiento debe ca-
22
22 USC, p. 1 3 , nota 2 .
2 3 GILLES DELEUZE, Logique de la sensation, p. 61.
2 4 EM, p. 24.
25 Ibid., p. 1 1 3 .
26 Ibid., p. 2 3 .
27 Ibid., p. 1 1 4 .
26 Ibid., . 31.
P
PASIONES INSTITUCIONALES
109
sidencia". Y Ecograflas de la televisión nos da una
32
32 use, p. 19.
3 3 JACQUES DERRIDA, Ecograflas de la televisión, p. 24.
Cfr. G I L L E S
3 4 DELEUZE Y F É U X GUATTARI, ¿Qué es la filoso-
fía?, passim.
PASIONES INSTITUCIONALES
111
de mercancías [ . . . j " , el que produce la llegada
40
41 use, p. 41.
42 Ibid., p. 18.
43 Ibid., p. 14.
44 Ibid., p. 13.
45 EM, p. 88.
46 use, p. 67.
4 7 FRIEDRICH NlETZSCHE, La genealogía de la moral, Segundo
tratado, § 1, p. 97.
G E O F F R E Y BENNINGTON
EMORY UNIVERSITY
[119]
Sarniento de Jacques D e r r i d a —pensamiento para
el que no existe en d e f i n i t i v a u n b u e n modelo de
análisis— es como si estuviese buscando u n p u n t o -
o r i g e n , u n punto de fundación o f u n d a m e n t o , u n
momento o r i g i n a r i o de l u c i d e z en e l que D e r r i d a
habría v i s t o , a u n q u e t a l vez sólo e n f o r m a e m -
b r i o n a r i a , lo que habría de v e n i r ; u n instante que
proporcionaría e l f u n d a m e n t o para u n e d i f i c i o d e l
pensar, o que constituiría l a p r i m e r a l l a m a d a para
esa "institución de l a l e c t u r a " a l a q u e se a p e l a ,
según Jacques D e r r i d a , e n cada texto.
Por supuesto q u e t a l b ú s q u e d a de u n o r i g e n
(lúcidamente desesperanzada, más o menos) se
topa en seguida c o n q u e l a l u c i d e z " o r i g i n a r i a "
de D e r r i d a , si es que t a l cosa existe, nos llevaría
a algo así como que no hay o r i g e n (y quizás, por
e n d e , t a m p o c o l u c i d e z f u n d a c i o n a l ) . Si l o p l a n -
teamos en términos más correctos, D e r r i d a afirma
que e n e l o r i g e n hay complejidad. Ya en su tesis
de maestría s o b r e H u s s e r l , e n l a q u e e s c r i b e
sobre u n a "dialéctica o r i g i n a r i a " y u n a "síntesis
o r i g i n a r i a " , parece que l a filosofía d e r r i d i a n a gira
en torno a l a idea de que el origen no es simple y
u n origen n o - s i m p l e c o m p o r t a consecuencias i n -
conmensurables para e l p e n s a m i e n t o . U n a de las
formas bajo l a que aparecen d i c h a s consecuencias
a lo largo de toda su obra es e l pensamiento sobre
las instituciones y, más específicamente, sobre e l
gesto f u n d a c i o n a l de las i n s t i t u c i o n e s , sobre l a
PASIONES INSTITUCIONALES
127
cuando dice que nuestra elección ha recaído por
azar en los órganos vocales; en cierto modo, nos
estaban impuestos por naturaleza. Pero en el punto
esencial el lingüista americano tiene razón a nuestro
parecer: la lengua es una convención, y la naturaleza
del signo en que se ha convenido es indiferente. La
cuestión del aparato vocal es, por tanto, secundaria
en el problema del lenguaje. 3
PASIONES INSTITUCIONALES
129
La lengua [...] es, en cada momento, asunto de todo
el mundo; difundida en una masa y manejada por
ella, es una cosa de la que todos los individuos se
sirven durante todo el día. Sobre este punto no se
puede establecer ninguna comparación entre ella y
las demás instituciones. Las prescripciones de un
código, los ritos de una religión, las señales marí-
timas, etc., no ocupan más que a cierto número de
individuos a la vez y durante un tiempo limitado; en
la lengua, en cambio, todos y cada un participamos
en ella en todo momento, y por eso la lengua sufre sin
cesar la influencia de todos. Este hecho capital basta
para mostrar la imposibilidad de una revolución. De
todas las instituciones sociales, la lengua es la que
menos asidero ofrece a las iniciativas. 7
p u r a d e l l e n g u a j e aparece e n l a i d e a según l a c u a l
en h u e l l a s instituidas. E n tanto h u e l l a i n s t i t u i d a , e l
l e n g u a j e será m e j o r d e s c r i t o a su d e b i d o m o m e n t o ,
PASIONES INSTITUCIONALES
131
cripción y ante todo institución d u r a b l e de u n signo
(y este es e l único núcleo i r r e d u c t i b l e d e l concepto
de escritura), l a e s c r i t u r a en general c u b r e todo e l
campo de los signos lingüísticos". 9
* * *
PASIONES INSTITUCIONALES
135
v i o l e n c i a en l a c u a l y c o n t r a l a c u a l l a fundación
t u v o l u g a r ; así, desde u n a p e r s p e c t i v a p o l í t i c a
hobbesiana, rousseauniana e incluso kantiana,
e l c o n t r a t o f u n d a c i o n a l q u e d e b í a sacarnos de
l a i n t o l e r a b l e v i o l e n c i a d e l estado de n a t u r a l e -
za permanecería, según esta l e c t u r a , m a r c a d o o
asediado p o r l a v i o l e n c i a d e l c o n t e x t o e n c u y o
marco habría s u r g i d o . L a v i o l e n c i a p r e - l e g a l d e l
acto f u n d a c i o n a l , m e d i a n t e l a c u a l l a institución
l l e g a a ser, persiste como u n a suerte de " e s e n c i a "
de lo político en cuanto t a l , o a l menos como algo
sin lo que no habría política n i institución, sino
únicamente naturaleza. E l verdadero alcance de
esta paradoja puede estimarse a partir de esta idea:
e l acto fundante en cuanto tal no es l e g a l n i i l e g a l
sólo por preceder a l a l e y i n s t i t u c i o n a l a l a que
hace surgir, pero l a repetición de d i c h o acto ( s i n l a
c u a l n i n g u n a institución puede seguir siéndolo, t a n
sólo por l a relación analítica entre ley y repetición),
por tener lugar dentro de l a institución y, en conse-
cuencia, por fundar de manera violenta y pre-legal,
es a la vez legal y sin embargo i l e g a l , y c o n f o r m a
l a l e g a l i d a d de l a institución, l a l e g i t i m i d a d de
su institución, a l mostrar su p r o p i a i l e g i t i m i d a d .
D e ahí e l hecho de que las i n s t i t u c i o n e s sean en
v e r d a d i n s t i t u c i o n e s (y no sólo naturaleza), y de
ahí también e l hecho de que constantemente las
i n s t i t u c i o n e s sean objeto de puesta en cuestión,
m o d i f i c a c i o n e s y d e r r o c a m i e n t o s , u o b j e t o de l a
PASIONES INSTITUCIONALES
137
que tiene l u g a r dentro de u n marco i n s t i t u c i o n a l
confirma l a institución d e n t r o de l a c u a l sucede
a l t i e m p o que abre l a perspectiva d e l fin de esa
institución ( j u s t a m e n t e p o r q u e es u n acto o u n
acontecimiento, y como t a l no se encuentra t o t a l -
mente dentro d e l alcance de l a institución que no
obstante lo hizo posible), todo acto de parole (en
e l sentido de Saussure) confirma l a langue que l o
hace posible (de manera que todo l o que digo aquí
en inglés no deja de c o n f i r m a r l a lengua inglesa
en su a n g l i c i d a d , por así d e c i r l o ) y, en l a m e d i d a
en que es u n acontecimiento, hace que algo nuevo
suceda, y no i m p o r t a qué tan s u t i l m e n t e c a m b i a l a
langue m i s m a que también confirma.
PASIONES INSTITUCIONALES
139
ría a sí m i s m o democráticamente, pero ése sería
u n "gobierno sin gobierno" y el equivalente a la
ausencia total de política), 12 e l gobierno, decía, no
puede t r a n s i g i r en l a usurpación de l a soberanía
d e l soberano y c o n d u c i r así a l cuerpo social a su
r u i n a final. L a institución puede interponer entre
sí m i s m a y esta r u i n a u n número c u a l q u i e r a de
organismos intermedios, pero lo más que se puede
esperar es que estos organismos retrasen lo que es
u n proceso i n e v i t a b l e . E l resultado de ese proceso
es e l regreso a u n a v i o l e n c i a ( " n a t u r a l " ) ante y
contra l a c u a l se formó e l cuerpo social. Rousseau
dice lo siguiente:
PASIONES INSTITUCIONALES
141
que forma parte d e l texto d o c t r i n a l Metafísica de
la moral, K a n t reconoce que e l o r i g e n ¡actual del
Estado es m u y probablemente (casi ciertamente) u n
origen v i o l e n t o , y en este sentido está marcado por
la i l e g i t i m i d a d ; pero en términos trascendentales,
el Estado debe considerarse como legítimo, j u s t o
porque l a soberanía es necesariamente ley, como
lo v i m o s e n Rousseau. (La forma d e l a r g u m e n t o
sobre l a ley necesaria de l a soberanía es descon-
c e r t a n t e m e n t e s i m p l e : sostener q u e e l soberano
sea ilegítimo o i n c o r r e c t o implicaría adoptar u n a
posición de soberanía sobre l a soberanía, l o que
es ya c o n t r a d i c t o r i o (significaría que hay dos sobe-
ranos), o l o que nos llevaría de nuevo a l a m i s m a
ley necesaria en e l n i v e l de l a " n u e v a " soberanía.)
L a solución que da K a n t a este p r o b l e m a consiste
en afirmar q u e , por ende, los s u b d i t o s no d e b e n
siquiera preguntar por el origen del Estado, ya
q u e c u a l q u i e r indagación tendería a socavar l a
l e g i t i m i d a d t r a s c e n d e n t a l d e l soberano sólo c o n
i n s i n u a r que l a soberanía d e l soberano podría
estar f u n d a d a en u n acto de v i o l e n c i a (antes que
en u n acto de acuerdo c o n t r a c t u a l , que c o n s t i t u y e
l a v e r d a d trascendental de este asunto). L a v e r d a d
fáctica d e l o r i g e n d e l Estado debe, por l o tanto,
permanecer en secreto, y ese secreto es siempre u n
secreto sobre l a v i o l e n c i a . L a i d e a k a n t i a n a (que
por supuesto él m i s m o t r a i c i o n a a l f o r m u l a r l a en
una publicación impresa) es que l o que podríamos
PASIONES INSTITUCIONALES
143
l a de otras i n s t i t u c i o n e s : en tanto institución, l a
u n i v e r s i d a d debe someter l a institución en general,
l a i n s t i t u c i o n a l i d a d m i s m a de las i n s t i t u c i o n e s a
una suerte de cuestionamiento que las instituciones
en general difícilmente se abstienen de s u p r i m i r ,
según l a lógica que hemos visto en K a n t . L a u n i -
v e r s i d a d (y especialmente, d i c e D e r r i d a , las " H u -
m a n i d a d e s " ) tiene l a r e s p o n s a b i l i d a d de fomentar
los acontecimientos d e l pensar que no p u e d e n sino
desestabilizar l a U n i v e r s i d a d en l a I d e a q u e tiene
de sí m i s m a . Para que esto suceda, esa institución
especial que es l a U n i v e r s i d a d debe abrirse a l a
p o s i b i l i d a d de acontecimientos i m p r e d e c i b l e s de
u n a m a n e r a q u e s i e m p r e parecerá a m e n a z a r l a
institución m i s m a que c o n s t i t u y e .
PASIONES INSTITUCIONALES
145
Parece ahora que l a lógica misma de l a fundación
l l e v a a problematizar d i c h o s opuestos, dado que
PASIONES INSTITUCIONALES
147
del otro. En este sentido, la auto-inmunidad no es
un mal absoluto. Permite la exposición al otro, a lo
que viene y a quien viene - y debe pues permanecer
incalculable. Sin auto-inmunidad, con la inmunidad
absoluta, nada ocurrió ya. Ya nadie esperaría nada,
nadie se esperaría nada, no se esperaría el uno al
otro, n i se esperaría ningún acontecimiento. 14
E R I K A LINDIG CISNEROS
E L S A RODRÍGUEZ BRONDO
E r i k a escribió:
[155]
de lo que tan confusamente se denomina informa-
ción o comunicación? (Derrida, Ecograftas de la
televisión: 15).
PASIONES INSTITUCIONALES
miércoles, octubre 19, 2005
E l blog
E l s a escribió:
Habría que e x p l i c a r también que desde e l n a c i -
m i e n t o d e l blog en l a década de los noventa, este
espacio de publicación e n Internet ha buscado su
p e r f i l . A d i f e r e n c i a de los portales y las páginas
comerciales o i n s t i t u c i o n a l e s ; a d i f e r e n c i a d e l co-
rreo electrónico que heredó las características de
su predecesor; a d i f e r e n c i a de los foros y grupos
de comunicación en l a r e d , e l blog nace en p r i m e r a
persona d e l s i n g u l a r y p l u r a l . U n blog es u n espa-
c i o , todavía p o r d e l i m i t a r , en donde se p u b l i c a n
o p i n i o n e s , información o creaciones personales o
de grupo (instituciones o grupos p r i v a d o s ) . E n e l
6/oguisferio (nueva n o m e n c l a t u r a para e l c o n j u n t o
de blogs) existe u n a gama bastante heterogénea de
temas y a p r o x i m a c i o n e s que v a n desde e l d i a r i o
p e r s o n a l ( v i a j e s , e x p e r i e n c i a s , s e x u a l i d a d ) ; los
consejos gremiales (computación, diseño, nuevas
tecnologías); los temáticos (música, c i n e , literatura,
filosofía); noticiosos (periodísticos y e d i t o r i a l e s ) ;
políticos (opinión, d e n u n c i a , proselitismo); r e l i g i o -
sos o b i e n u n a combinación de unos y otros.
E l p e l i g r o t i e n e q u e v e r c o n l a pérdida d e l
proceso de legitimación que i m p l i c a l a publicación
en medios impresos. Como d i j i m o s , lo que c i r c u l a
en Internet pertenece a u n espacio de publicación
automática. E l l i b r o , por e l c o n t r a r i o , supone u n a
E r i k a escribió:
L a censura ejercida por un régimen autoritario
nos permite discutir el frágil carácter de l a liber-
tad de publicación de estos medios en apariencia
abiertos. H a y un caso interesante de censura: E l
gobierno chino, recientemente, solicitó a empre-
sas como yahoo y google l a exclusión de ciertas
expresiones que i m p l i c a r a n potenciales críticas
al régimen. Puesto que para estas empresas e l
mercado chino es muy importante, accedieron a
dicha solicitud. Así, los servidores no permitían
la publicación de términos como " l i b e r t a d " y " d e -
m o c r a c i a " . E s t a censura se hace posible mediante
ciertos mecanismos técnicos del medio.
E l s a escribió:
Pensemos, en e l m e j o r de los casos, que todo lo
que se p u b l i c a en u n blog obedece a u n sincero
deseo de hacer pública u n a i d e a , u n texto l i t e r a r i o
o u n a opinión; sabemos, s i n embargo, que no es
s i e m p r e así. C i t o otro caso: d u r a n t e las últimas
e l e c c i o n e s p r e s i d e n c i a l e s en Estados U n i d o s l a
cadena C B S d i o a conocer u n d o c u m e n t o c l a s i f i -
cado d e l Pentágono en donde se describían u n a
serie de p r i v i l e g i o s q u e r e c i b i ó e l j o v e n George
W. Bush durante su estancia en e l ejército; en u n
blog se hizo pública l a falsedad d e l d o c u m e n t o a
través de u n análisis " m u y p r o f e s i o n a l " d e l t i p o
de letra y redacción usadas por e l Pentágono. D a n
Rather, e l responsable de i n f o r m a t i v o s de C B S ,
se quejó de que l a d e n u n c i a l a haya realizado u n
"activista político" q u e "escribe en pijama", en
referencia a l a condición de escritor aficionado de
los bloggers. D a n R a t h e r debió ser más cauteloso
en sus a f i r m a c i o n e s . E l escritor d e l blog era u n
senador r e p u b l i c a n o a las órdenes de B u s h . E l
d o c u m e n t o d e l Pentágono era falso, es c i e r t o , pero
su defensa se hizo desde u n a t r i n c h e r a e n c u b i e r t a .
F u e e n este s e n t i d o en e l que Jacques D e r r i d a
habló extensamente de l a m e n t i r a política en u n a
entrevista c o n c e d i d a a A n t o i n e Spire en 1 9 9 9 :
Bibliografía
PASIONES INSTITUCIONALES
L A SIRINGA, O LO IMPOSIBLE D E LA ESCRITURA
ANDREAS I L G
de la escritura es l a ficción.
[169]
E n e l momento en que se escribe, sea cual fuere
l a forma de l a escritura, se i n c u r s i o n a e n e l campo
de l a ficción. L a e s c r i t u r a es u n a r t e f a c t o , algo
hecho a mano y, por así d e c i r l o , u n a fabulación. 2
R e s u l t a i m p o r t a n t e detenernos u n instante en
ambas r e f e r e n c i a s . E n Schibboleth, Derrida gira
PASIONES I N S T I T U C I O N A L E S 171
decir, e l m a r t i l l o 5 como h e r r a m i e n t a para filoso-
far, golpea e l y u n q u e en l a f o r j a a u d i b l e de las
palabras. E l m a r t i l l o c u a l hueso pequeño, pegado
con e l mango a l tímpano que a su vez r e c i b e los
golpes acústicos, t r a n s m i t e e l sonido para hacer-
se oír y, e n perífrasis de N i e t z s c h e , hacerse oír
visiblemente. 6
M a n t e n g a m o s c e r c a d e l o í d o estas p a l a b r a s ,
pues volveremos a ellas más adelante.
Como C e l a n y como N i e t z s c h e , D e r r i d a crea su
p r o p i o analogon gráfico a través de l a e s c r i t u r a .
Si l a escritura es " c i r c u n c i s i ó n " , l a analogía toma
forma en uno de los instrumentos que operan en
e l l a . Mas para D e r r i d a , l a e s c r i t u r a c i r c u n c i s a no
es sólo u n a analogía sino u n a h u e l l a : su e s c r i t u r a
es circuncisión. S i n embargo, no se reduce a e l l a .
H a c i e n d o u n a apuesta precipitada que c o n d i c i o n a -
rá nuestra lectura, quisiera afirmar que su escritura
es, por u n l a d o , confesional, u n a profesión de fe,
p o r e l o t r o , e s c r i t u r a política. Es t a n t o h e t e r o -
grafía h o s p i t a l a r i a como e s c r i t u r a e s e n c i a l m e n t e
epistolar.
¿Requeriría l a e s c r i t u r a u n a t r a s c e n d e n c i a a
u n campo n o - f i c c i o n a l para que logre interrogar a l
acontecimiento? ¿Será este campo extraficcional e l
campo i m p r e v i s i b l e de u n acontecimiento? y ¿ c u á -
les serían las formas de e s c r i t u r a que permitirían
t r a s c e n d e r los límites de l a ficción? Preguntas
Si en Circonfesión, D e r r i d a habló de u n a j e r i n g a
que aspira l a sangre, t a l como extrae los colores
e l estilete de A d a m i , no se refirió a l a inyección
posterior de l a sangre sino a su extracción, a q u e ,
una vez encontrada l a vena, e l i n t e r i o r se rinde.
L a sangre sale i n i n t e r r u m p i d a m e n t e . U n p a r de
perífrasis más adelante y retomando u n a c i t a de
cuaderno, esta expulsión de sangre que no se i n -
t e r r u m p e y que forma e l h i l o de su escritura, i b a
a expresarse en "una escritura sin interrupción". 19
P e r o e n l a r e f e r e n c i a a l a t é c n i c a p i c t ó r i c a de
A d a m i , leemos que l a s i r i n g a es "la panique", el
i n s t r u m e n t o pánico, alusión tanto a l dios Pan de
los pastores y rebaños como a l a palabra que de
PASIONES I N S T I T U C I O N A L E S 181
alusión a l canto que transporta e l sufrimiento
resuenan también en las campanas de una de sus
escrituras íntimas con nombre Glas. L a relación
entre muerte y escritura que aquí y, me atrevo a
decir, en todos los textos del filósofo está presen-
te, hace eco en las epístolas " a corazón abierto".
E l sufrimiento que v i b r a y r e s u e n a e n e l tono
rubicundo de s u grafía c i r c u n c i s a y hemática es
sufrimiento inocente e infinito; es l a huella de l a
circuncisión como lo expresa en Circonfesión. No
obstante, el instrumento en dos y desafinado es un
estilógrafo doble, corta y cose, abre y cierra, entinta
y borra. Y aquí hace eco cantable l a tala muda
de l a hoz celaniana. Recordemos l a pregunta de
Derrida en forma afirmativa: " c i r c u n c i d a palabras
en silencio, cuando e l discurso se c a l l a (laudos)
para dejar venir el canto: singbarer Rest".
23 lbid., p. 37.
24 ¡bid., p. 223.
25 Cf., ibid., p. 222.
Hablé antes de l a e s c r i t u r a e s e n c i a l m e n t e
epistolar e n D e r r i d a . L a cuestión d e l m a r g e n d e
l a e s c r i t u r a q u e se hizo evidente e n Circonfesión
c o n e l b o r d e q u e c i r c u n d a e l deseo y e l " h i a t o
circunscrito", 29 e n c u e n t r a su e s c r i t u r a correspon-
diente e n La tarjeta postal. También aquí D e r r i d a
plantea u n a "confesión imposible" 30 y una escritura
2 6 Cf. M . F E R R A R I S , en A . M . MARTÍNEZ D E LA E S C A L E R A ,
Adiós a Derrida, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 2 0 0 5 , p. 1 1 0 .
L a e s c r i t u r a h i a n t e , l a que i n c i d e y c o r t a e l
p a l i l l e r o de caña para q u e , a través de su hueco
t u b u l a r emane l a t i n t a r o j a c u a l sangre, es quizás
esa autobiotanatoheter o grafía q u e , e n t i n t a n d o
i n c e s a n t e m e n t e h i l e r a s A c c i ó n a l e s , abre u n o r i -
ficio, crea u n a apertura en l a obra -azuvre-ouver-
31 Ibid., p. 17.
Bibliografía
SARA S U T T O N
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
[189]
la urgencia de repensar los motivos del malestar
reinante dentro de nuestras sociedades. E n rea-
lidad, las mayorías que integran las sociedades
occidentales están conformadas por minorías —pue-
blos indios, inmigrantes sin-papeles, niños de l a
calle, homosexuales, locos, mujeres— que no sólo
están excluidas de los discursos dominantes, sino
que han sido privadas de un discurso propio que
las nombre desde su alteridad, desde s u propia
lógica y no desde los paradigmas que fundamentan
el saber de los grupos en el poder. L a alteridad
sólo es tolerada como forma subordinada y d e -
pendiente. Desde este lugar de subordinación, el
orden se asegura de que el otro no represente una
amenaza para sus estructuras y no haga cimbrar
los supuestos de verdad que organizan l a identidad
de lo que es considerado " n o r m a l " .
e n l a idea d e r r i d i a n a d e l por-venir.
Pensar el I n f i n i t o como l a i r r e d u c t i b l e d i f e r e n -
c i a d e l otro es hacer j u s t i c i a . S i n embargo, antes
de adentrarnos en este hacer j u s t i c i a levinasiano,
intentemos poner en claro cuáles son los problemas
que encuentra D e r r i d a en l a idea de Levinas d e l
Otro como lo i n f i n i t a m e n t e otro.
Habría que decir, antes que nada, que referirse
a l o M i s m o , no s i g n i f i c a referirse a l o idéntico.
L a idea de l o M i s m o r e q u i e r e previamente de l a
c o n c e p c i ó n de l a s u b j e t i v i d a d . Sólo e l otro puede
aparecer como otro frente a u n ego y como ego.
D e r r i d a plantea l a necesidad de relacionarse con
el otro c o n c i b i é n d o l o previamente como alter ego
- a pesar de q u e L e v i n a s c r i t i c a enfáticamente
este c o n c e p t o husserliano— pues p a r a c o n c e b i r
a l otro como otro, y que éste no se p i e r d a en lo
M i s m o o en u n todo i n f o r m e donde se desvanezca
toda a l t e r i d a d , es n e c e s a r i o p a r t i r d e l ego (del
yo) que en p r i n c i p i o p e r m i t e pensar l o otro como
a l t e r i d a d de l a m i s m i d a d . Para reconocer a l otro,
es necesario, p r i m e r o , reconocer l a esencia de l a
existencia s u b j e t i v a en donde mora ese otro. S i -
guiendo esta m i s m a lógica, D e r r i d a nos h a b l a de
l a h o s p i t a l i d a d : sólo se puede ser h o s p i t a l a r i o si
192
se tiene u n a morada, u n a morada que pueda a b r i r
sus puertas a l a llegada d e l otro.
Sin embargo, e l p o r - v e n i r , e n t e n d i d o como l a
a p e r t u r a d e l t i e m p o a l a llegada d e l otro, s i g n i -
fica acogerlo como a q u e l l a a l t e r i d a d i n s u p e r a b l e ,
i m p r e d e c i b l e e i n c o m p r e n s i b l e ; y pese a t o d o ,
responsabilizarnos frente a él. Nos d i c e D e r r i d a a
l a letra: " L o desconocido no es el límite negativo
de u n c o n o c i m i e n t o . Este no-saber es el elemento
de amistad o de l a h o s p i t a l i d a d para con l a t r a s -
cendencia d e l e x t r a n j e r o , l a d i s t a n c i a i n f i n i t a d e l
otro". 4 Esta d i s t a n c i a i n f i n i t a , más que significar
u n a i m p o s i b i l i d a d de discurso, tiene que ver con
una " c i e r t a a u s e n c i a " categorial en donde lo otro
puede manifestarse c o m o otro. E n este s e n t i d o ,
p o d e m o s d e c i r q u e e l o t r o es " r e f r a c t a r i o a l a
categoría" ontológica; l a relación con el otro d e s -
b o r d a los conceptos q u e n e u t r a l i z a n su a l t e r i d a d
subsumiéndolos en u n a categoría en común - c o m o
por e j e m p l o , e l concepto de " H o m b r e u n i v e r s a l " .
H a b l a r de " H o m b r e u n i v e r s a l " implicaría h a b l a r
de u n h o m b r e desprovisto de a t r i b u t o s - l o c u a l
no tendría sentido— o u n i v e r s a l i z a r e l c o n c e p t o
de h o m b r e de u n a c u l t u r a o u n g r u p o s o c i a l en
p a r t i c u l a r . Esto es e j e r c e r v i o l e n c i a . S i g u i e n d o
a M a r c G u i l l a u m e , podemos d e c i r que desde l a
p e r s p e c t i v a de lo u n i v e r s a l que ha i n v e n t a d o l a
p e r s p e c t i v a , podemos c u e s t i o n a r e l concepto de
l i b e r t a d que se defiende c o n tanto ahínco en estos
t i e m p o s m o d e r n o s : ¿libertad de q u é ? , ¿libertad
para q u i é n ? , ¿libertad a costa de q u é ? Se defiende
la l i b e r t a d d e l i n d i v i d u o s i e m p r e y c u a n d o éste
se ajuste a ciertas normas y patrones entendidos
tácitamente como " n o r m a l e s " .
Por tanto, l a apuesta no r a d i c a en que los grupos
excluidos busquen liberarse de su posición de o p r i -
midos u t i l i z a n d o las mismas armas discursivas d e l
sistema —como algunas feministas que d e n u n c i a n
las relaciones de poder h o m b r e - m u j e r en términos
dicotómicos o i n c l u s o dialécticos— para entonces
t o m a r e l l u g a r de p o d e r de a q u e l que otrora las
oprimió. Más b i e n de lo que se trata es de i n t e n t a r
i r más allá de los discursos i n s t i t u i d o s que m a r c a n
la i d e n t i d a d , para poder c o n s t r u i r nuevas formas
de existir y decirse. Habría que pensar a l e x c l u i d o
desde l a exclusión, desde su m i s m a a l t e r i d a d , y,
para hacer esto, es i n d i s p e n s a b l e d e j a r h a b l a r a l
otro, d e j a r que se r e v e l e , pues e l otro r a d i c a l no
es a s i m i l a b l e a m i d i s c u r s o y de a l g u n a m a n e r a
tampoco a m i comprensión.
parece que discutir las diferencias entre la idea del deseo psi-
coanalítico y el levinasiano podría ser sumamente interesante,
sin embargo, éste no es el espacio para hacerlo.
11 ibid., p. 133.
\
son las marcas que va d e j a n d o e l acontecer y q u e
c o n s t i t u y e n nuestra h i s t o r i a . Pero es u n a h i s t o r i a
c i f r a d a , no son objetos o certezas q u e se v a n a c u -
m u l a n d o , sino q u e son trazos que p i d e n ser leídos
en u n acto de invención. Por esto e l p o r v e n i r viene
d e l pasado p e r o aún no h a l l e g a d o , p u e s esos
trazos, esos textos hechos de " s u d o r y s a n g r e " no
p u e d e n ser leídos solamente a través de u n a e x -
ploración arqueológica, sino q u e , para tornar esos
trazos significativos, también es necesario u n acto
heurístico de interpretación (y toda interpretación
es u n a invención). L a apuesta consistiría, desde
aquí, e n c o n s t r u i r nuevas lecturas q u e nos p e r m i -
tan pensar e l p o r v e n i r de otro modo y no como u n
destino funesto, d e t e r m i n a d o i n e v i t a b l e m e n t e p o r
u n pasado leído desde l a m i r a d a de los grupos e n
e l poder q u e l o presentan como i n o b j e t a b l e r e a l i -
dad. E l pasado siempre tiene q u e ver c o n e l otro,
e l pasado también son los muertos q u e c l a m a n p o r
j u s t i c i a y que nos d e j a n u n legado que debe ser
asumido e n u n acto de creación: ser herederos no
es sólo u n acto pasivo de r e c i b i r - e n e l s e n t i d o
común d e l t é r m i n o - sino que r e c i b i r , en términos
d e r r i d i a n o s , es e n sí u n a r e s p o n s a b i l i d a d . D e l
m i s m o modo, e l p o r v e n i r (si no entendemos éste,
como ya señalamos, e n términos de futuro) es l a
llegada de l o " i m p o s i b l e " pues sólo puede v e n i r
del Otro, de a q u e l q u e es r a d i c a l m e n t e otro, pues
éste no puede ser r e d u c i d o a m i p r o p i o horizonte
DE JACQUES DERRIDA
J. WALDO VILLALOBOS
JACQUES DERRIDA
[207]
Es cierto que lo general, cada vez que
hablamos de ello, es un ser pensado por
nosotros. 2
EDMUND H U S S E R L
2 " I I est certain que le general, toutes les fois que nous en
parlons, est un étre pensé par nous". E n Logische Untersüchun-
gen (Investigaciones lógicas), citado en francés en P. RlCQTUR,
Du Texte á l'action, Essais d'herméneutique II, s/1, Seuil, 1986,
p. 72 [en la p. 63 de la tr. al español: Del texto a la acción.
Ensayos de hermenéutica ll, P. Corona (trad.), México, Fondo
de Cultura Económica, 2002. Propongo mi propia traducción,
ya que la cita de Husserl como aparece en esta edición no
me parece suficientemente clara como epígrafe, fuera de su
contexto original].
PASIONES INSTITUCIONALES
I
II
P a r a h a b l a r de l a i d e n t i d a d t e n e m o s q u e dar
cuenta de e l l a y esta reflexión, este dar c u e n t a ,
toma l a f o r m a de u n t e s t i m o n i o de sí m i s m o frente
a sí m i s m o —sin e m b a r g o , frente a sí m i s m o es,
i n e v i t a b l e m e n t e , también frente a l otro, como ya
l o ha señalado L e v i n a s . 13 E l testimonio - p a r a sí o
para e l Otro— se desarrolla, necesariamente, e n e l
t i e m p o y también por eso tiene l a forma de l a n a -
rración: l o podemos verificar en l a autobiografía. 14
Pero l a l i t e r a t u r a es i n o c u a sólo en a p a r i e n c i a .
Tenemos u n a muestra de e l l o c u a n d o D e r r i d a co-
menta sobre l a afirmación de P a u l de M a n , según
l a c u a l , l a autobiografía " o c u r r e e n t r e ficción y
v e r d a d , Dichtung und Wahrheit": 11
Frente a l a a l t e r n a t i v a , es necesario d e c i d i r y
- c o m o en l a paradoja d e l instante— arriesgarse a
d e s t r u i r l a c o n d i c i ó n de p o s i b i l i d a d de l a a u t o -
biografía —y todas las formas t e s t i m o n i a l e s . Por
ello, D e r r i d a toma decisiones: hábilmente, decide
permanecer. Pero p r i m e r o , es necesario encontrar
e l lugar [la demeure] en que esta p e r m a n e n c i a sea
posible —aunque sea provisionalmente—, en donde
sea posible hablar —o por l o menos i n t e n t a r l o . Para
afrontar el d i l e m a ficción-y-verdad - q u e en el caso
de l a l i t e r a t u r a t e s t i m o n i a l parece insoluble—, e l
filósofo p r e f i e r e p e n s a r l a t e n s a r e l a c i ó n e n t r e
Toda p o s i b i l i d a d de t e s t i m o n i o y de l i t e r a t u r a
depende de esta i n d e c i d i b l e frontera entre ficción
y v e r d a d afirma, y lo e x p l i c a en extenso de manera
casi matemática. Expresémoslo nosotros en breve:
si retiráramos c u a l q u i e r p o s i b i l i d a d de ficción o de
d u d a - y también de p e r j u r i o - d e l t e s t i m o n i o , si lo
volviéramos así científicamente demostrable, d i c h o
testimonio dejaría de serlo y quedaría transformado
en prueba. A l mismo tiempo, en el instante en
que q u e d a r a c o n v e r t i d o en p r u e b a , e l testimonio
perdería todo carácter l i t e r a r i o . Cabe preguntarse,
entonces, s i de esta manera perdería también su
carácter d i s c u r s i v o : u n a p r u e b a no h a b l a , e l que
habla es e l testigo, y él puede narrar su experiencia
con y s i n l a prueba. Sin embargo, al insertarse
en e l contexto d e l j u i c i o , son e l j u e z o e l j u r a d o
III
Si b i e n todo j u i c i o es, en c i e r t a m e d i d a , u n a i n -
terpretación, los retos impuestos por l o jurídico no
significan, de n i n g u n a manera, que debamos dejar
de i n t e r p r e t a r e l t e s t i m o n i o r e c i b i d o . N o existe
comprensión s i n interpretación, como recuerda
Ricceur a t i n a d a m e n t e . 2 0 Por l o t a n t o , e l testigo
- e l narrador— tiene una inmensa r e s p o n s a b i l i d a d
frente a sí. Decíamos además q u e tanto e l t e s t i -
m o n i o como l a autobiografía están destinados a l
otro, es decir, están destinados a ser interpretados.
C o m p r e n d e r a l otro es, también, el p r o b l e m a de
hablar con l a conciencia de ser precedido por otros
discursos 21 y de recordar, a l m i s m o t i e m p o , que l a
lengua —como l a literatura— es perversa y que no
D e r r i d a , a l o l a r g o de su o b r a , h a b l a t a n t o de
v i g i l a n c i a como de h o s p i t a l i d a d : d e l otro que me
precede y d e l futuro frente a mí, las dos caras d e l
t i e m p o . L a c o n c i e n c i a d e l pasado y d e l p o r v e n i r
siempre es l a c o n c i e n c i a de alguien, y d i c h o al-
guien no está dado, tiene que ser c o n s t r u i d o . L a
i d e n t i d a d es entonces e l pegamento que une e l
instante, l a tregua que p e r m i t e sentir l a duración
a l otorgar u n a i d e n t i d a d tanto a l fenómeno como
a l observador: es l a cohesión m i s m a de l a t e m p o -
r a l i d a d . H a y que subrayar, por l o pronto, que no
hay i d e n t i d a d s i n ficción y que no hay i d e n t i d a d
sin narración. Esto nos plantea u n a responsabilidad
abrumadora, pero también nos regresa l a l i b e r t a d y
l a necesidad de crearnos - e n c o n c i e n c i a - nuestra
i d e n t i d a d . R e l a c i o n a m o s precedidos por D e r r i d a ,
gracias a él - m u c h a s gracias a é l - , e l concepto de
i d e n t i d a d con l a r e s i d e n c i a y c o n l a t e m p o r a l i d a d .
L a i d e n t i d a d es habitamos, pero también es habitar
e l m u n d o en u n t i e m p o - e n u n lapso más, o menos
Bibliografía
Obra principal
BLANCHOT, MAURICE, L'Instant de ma mort, Fata Morgana,
s/1, 1994 [El instante de mi muerte, Alberto Ruiz
de Samaniego (tr.), Madrid, Tecnos, 1999].
DERRIDA, JACQUES, Demeure: Maurice Blanchot, Galilée,
París, 1998 [Traducido al inglés como Demeure:
Fiction and Testimony, Elizabeth Rottemberg (tr.),
Stanford, Stanford University Press, 2000].
Citada
BENJAMÍN, WALTER, La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica [URTEXT], Andrés E .
Weikert (tr.), México, ítaca, 2003.
BLANCHOT, MAURICE, Le Livre á venir, Gallimard, París,
1971 [El libro que vendrá, Pierre de Place (tr.),
Caracas, Monte Ávila, 1959].
Consultada
DERRIDA, JACQUES, L'Écriture et la différence, Seuil, París,
1967 [La escritura y la diferencia, Patricio Peflal-
ver (tr.), Barcelona, Anthropos, 1989].
HEIDEGGER, MARTIN, Identidad y diferencia / Identitat
und Differenz, Helena Cortés y Arturo Leyte (tr.),
Barcelona, Anthropos, 1990.
LEVINAS, EMMANUEL, El tiempo y el otro, op. cit.
Introducción 5
Fundaciones
Geqffrey Bennington 119
ARTEFACTO ALIDADES
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Experiencias del web log
Erika Lindig Cisneros y Elsa Rodríguez Brondo 155