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18/2/2020 Una mirada al plan de Trump para la paz en Palestina - Coalición por el Evangelio

Una mirada al plan de Trump para la paz en Palestina


18 FEBRERO, 2020  |  Jesse Rojo

ACTUALIDAD

El presidente Donald Trump anunció a finales del mes pasado el esperado “acuerdo del siglo” para la paz en medio oriente y
los líderes palestinos deberían considerarlo.

Según el gobierno estadounidense, el plan (que puedes leer aquí en inglés) es una “solución más realista” para crear “un
camino hacia la prosperidad, la seguridad, y la dignidad para todos los involucrados”.

En su marco político, reconoce a ambas naciones con sus identidades étnicas respectivas: Israel, como un estado judío;
Palestina, como un estado palestino. Considerando las preocupaciones de seguridad de los judíos y las aspiraciones del
pueblo palestino, trata de navegar las tensiones para proveer un “acceso universal y respetuoso a los lugares sagrados de
Jerusalén”.

En lo económico, los palestinos son el mayor enfoque. El plan promete invertir al pueblo palestino $50 billones de dólares en
un lapso de 10 años. Durante este tiempo se integrará la franja de Gaza con la ribera occidental (o Cisjordania) para darle paso
al mercado regional y global. Las inversiones serán destinadas a infraestructuras esenciales (electricidad, agua potable, y
telecomunicación), el sistema de educación, programas de desarrollo laboral, y proyectos para mejorar la calidad de vida y
salud palestina.

Por último, el plan anima cambios fundamentales en el gobierno palestino. Se exige “mejorar los derechos de propiedad, el
estado de derecho, la sostenibilidad fiscal, los mercados de capitales, y las políticas anticorrupción”.

¿Qué tan bueno es este proyecto en realidad? ¿Cómo debería reaccionar Palestina? Y sobre todo, ¿cómo los cristianos
podemos orar al respecto?

Una buena base para mejorar

Para empezar, vale reconocer que el plan tiene algunos defectos. El presidente de la organización cristiana Philos Project,
Robert Nicholson, afirma que “lo peor del nuevo plan de paz de Trump es que, en realidad, es un antiguo plan de paz con una
Palestina de menor tamaño y moldeada de forma extraña”. No obstante, el plan dará a los palestinos “lo que no han podido
bajo el dominio turco, árabe, y judío: independencia absoluta”. Por tanto, la propuesta de Trump sirve como buena base para
volver a negociar.

Es cuestión de pragmatismo. Se ha perdido mucho tiempo en demandas ideológicas que nunca serán concedidas por
Palestina, y que solo lograron fomentar desesperación, inestabilidad, y más conflictos entre dos pueblos amados por Dios. El
pragmatismo de los judíos del 1947, por ejemplo, pudiera servirle de mucho a los palestinos del 2020.

Algo es mejor que nada


El primer presidente de Israel, Jaim Weizman, dijo famosamente que aceptaría un estado “incluso si es del tamaño de un
mantel”. Para una población que acababa de escapar de los campos nazis de exterminación y experimentar siglos de
antisemitismo, algo era mejor que nada. Ese pragmatismo llevó a los judíos a aceptar un acuerdo en el primer plan del 1947,
aunque las condiciones ofrecidas eran menos que favorables.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó para los árabes de Palestina una porción mayor de las tierras entre el río
Jordán y el Mar Mediterráneo, y también la codiciada zona montañosa central. En cambio, a los judíos solo les dieron una
estrecha extensión de tierra en la costa, una porción de tierra en Galilea, y el lunar del desierto del Neguév. Los árabes
rechazaron el plan. Los judíos aceptaron.

Mahmoud Abás, el presidente palestino actual, lamentó la decisión de los líderes árabes de aquel entonces: “Fue nuestro error
—confesó Abás en el 2013 en una entrevista— Fue un error árabe en su totalidad”. Y él tenía razón.

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18/2/2020 Una mirada al plan de Trump para la paz en Palestina - Coalición por el Evangelio

Al partir del año 1948 el escenario cambió con rapidez. Se fundó el pequeño estado de Israel y, en poco tiempo, se convirtió
en uno de los países más prósperos del mundo. “Los ataques frecuentes de los árabes solo pudieron incrementar la
determinación del estado judío; e irónicamente, también sus fronteras”, afirma Robert Nicholson.

Por su parte, a los palestinos solo les ha ido peor. Se quedaron sin estado a pesar de que fueron gobernado por sus hermanos
árabes (Egipto y Jordania) entre 1949 y 1967. Luego fueron sometidos a varias negociaciones de paz infructuosas desde 1993
hasta hoy.

La verdad es el mejor aliado


El filósofo libanés, Carlos Malik, una vez declaró que los países árabes nunca serían tan prósperos como los países de
occidente hasta que adoptaran un enfoque “objetivo de la realidad”. Él describió a las naciones árabes como “imperios de
sentimientos, fantasías, prejuicios, y poesía”, cuyos imperios “se derrumbarán” al tener un encuentro con la realidad, creyendo
que esto era lo necesario para el bienestar de los árabes a largo plazo.

Si bien habrá una futura nación palestina, será a medida que estén dispuestos a adoptar, como sugirió Malik, un enfoque
“objetivo de la realidad”. Un gobierno que juzga con verdad será perdurable (Pr. 29.14).

Los líderes palestinos deben deshacerse del imperio de sentimientos y fantasías que les vendió la ilusión nostálgica de volver a
los días antaño, lograr un éxodo judío masivo, y una victoria árabe definitiva. Esas no son metas realistas. Las condiciones de
hoy no son las mismas de ayer. La oferta de la Asamblea General de las Naciones Unidas ya pasó. Ahora a los líderes palestino
les toca demostrar, por amor a su pueblo, que también son capaces de aceptar un estado “incluso si es del tamaño de un
mantel”.

Los pasos que puede tomar el gobierno palestino

Entonces, ¿cuáles son los pasos pragmáticos que pudiera tomar el gobierno palestino frente el plan de paz de Trump? En
primer lugar, aceptar el plan. O considerarlo antes de condenarlo al fracaso. El plan de Trump no es perfecto. Sin embargo,
concede a los palestinos la independencia, Jerusalén Oriental como capital, y un ayuda internacional para empezar a formar el
futuro del estado de Palestina.

En segundo lugar, fomentar amistad con Israel. La nación judía no es la misma de ayer. Está cobrando fuerza militar,
prominencia económica, y creciendo en avance tecnológicos. Varios países árabes ya empezaron a cambiar de
curso reconociendo a Israel “como un socio comercial y de seguridad”. Es imprescindible para el futuro estado de Palestina
que sus líderes sigan la corriente.

Por último, levantar el ánimo público: Cuando los gobernantes en el poder son justos, “el pueblo se alegra” (Pro. 29.2). El
Centro Palestino para la Investigación de Políticas y Encuestas, sin embargo, señaló en el 2016 que más del 80% de los
palestinos “creen que tienen un gobierno corrupto”. Solo el 17% cree que hay libertad de prensa. Y la aprobación pública del
presidente actual ha caído a un 36%. Dos tercios exigen su renuncia.

¿Cómo podemos orar?

Es importante notar que Latinoamérica empieza a marcar una diferencia a nivel diplomático y social en medio oriente. Desde
que Estados Unidos movió su embajada a Jerusalén, Guatemala, Paraguay, y Honduras siguieron el paso. Brasil expresó su
compromiso para hacer lo mismo. Bolivia restauró hace poco sus relaciones con Israel.

Esto se debe, en parte, al apoyo que Israel tiene dentro de la comunidad cristiana que entiende que los creyentes debemos
estar al tanto de los conflictos de Israel. Personalmente, he participado en reuniones con cuatro mandatarios de América
Latina y en numerosos eventos con miles de cristianos y judíos por invitaciones de pastores.

Sin embargo, a pesar de nuestras opiniones sobre un tema tan controversial, los cristianos también podemos marcar una
diferencia amando a los palestinos y orando por ellos. El evangelio nos mueve a amar al prójimo como a nosotros mismos (Lc.
10:29-37), ser hospitalarios con todos (Ro. 15:7; Heb. 13:2), y ver a cada ser humano con valor inherente y dignidad por ser
hecho a imagen de Dios (Gn. 1:27), a pesar de nuestras opiniones políticas.

El pueblo palestino necesita sabiduría en este proceso. La Biblia dice que por la sabiduría “reinan los reyes, y los gobernantes
decretan justicia”. Con ella está “el consejo y el buen juicio”, es “la inteligencia”, y de ella “es el poder” (Pro. 8.14-15 RVR). En lo
personal, recomiendo orar para que los líderes palestino vean la sabiduría del pensamiento pragmático, sobre el pensamiento
ideológico, ante la propuesta de Trump. Después de siete décadas en conflicto con sus vecinos judíos y de experimentar
decepción tras decepción, los palestinos merecen algo sólido sobre lo cual construir su futuro.
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18/2/2020 Una mirada al plan de Trump para la paz en Palestina - Coalición por el Evangelio

IMAGEN: UNSPLASH.

Jesse Rojo es licenciado en Estudios Teológicos y director de asuntos hispanos para el Philos Project, que es un ministerio cristiano sin
fines de lucro que promueve un compromiso positivo cristiano con el Medio Oriente.
 
 

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