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La Prueba en Los Procedimientos de Familia
La Prueba en Los Procedimientos de Familia
Magistrado
ISSN 1139-5168
Revista de Derecho de Familia 76
Julio - Septiembre 2017
Sumario:
Cuando el cliente entra en el despacho y cuenta su verdad, la misión del abogado, como no
podía ser de otro modo, es creerlo e intentar que a lo largo de las distintas entrevistas nos
cuente «toda la verdad», ya que no hay nada peor que leer el escrito de contestación a la
demanda y verse sorprendido con hechos que debió relatarnos nuestro cliente por la
trascendencia que pueden tener en relación a las medidas que deberán adoptarse.
La labor del abogado será llevar al Juez al convencimiento de que esa verdad que
plasmamos en los hechos de la demanda es la auténtica y para ello hay que desplegar toda
la actividad probatoria que sea necesaria. Porque lo que se dice en la demanda son solo
palabras, relatos de hechos, que de no ser admitidos por la parte contraria, ningún valor
probatorio tienen.
Que fácil sería si la vida de la pareja se hubiese grabado en video, como en la película « El
show de Truman » que contaba su vida en directo, minuto a minuto. Visionando la película
no haría falta juicio pues el Juez tendría un perfecto conocimiento de lo que ha pasado y
estaría en una inmejorable situación para dictar las medidas. Pero esto no pasa en la
realidad. Siguiendo con el símil cinematográfico, la demanda equivaldría a un tráiler de la
película de la vida de la pareja en la que la parte actora ha recopilado los momentos que
justifican las medidas que solicita. Pero la contestación a la demanda sería otro tráiler de
otra película que no se parece en nada a la que se presenta por la actora. Los mismos
actores, pero dos versiones distintas.
A continuación, vamos a abordar cada una de las medidas que pueden adoptarse en un
procedimiento de familia, para analizar qué es lo que debe probarse, quién debe probarlo,
cómo y cuándo debe probarse. Si bien, con carácter previo, haremos una breve referencia
a la acreditación del derecho aplicable.
Cuando las normas de conflicto nos llevan a aplicar la legislación española resultará
relativamente fácil acreditar la causa de separación o divorcio o el derecho sustantivo en
relación con las medidas, pues bastará con acudir al Código Civil o a la legislación
autonómica que corresponda teniendo en cuenta además que contaremos con la
interpretación que los Tribunales han venido efectuado de cada institución jurídica del
derecho de familia.
Pero puede ser que las normas de conflicto nos remitan a una legislación distinta a la
española, por lo que tendremos que aplicar derecho extranjero ya sea para decretar la
separación o el divorcio o para adoptar las medidas.
Según el art. 281.2 de la Lec será objeto de prueba el derecho extranjero, y deberá ser
probado en lo que respecta a su contenido y vigencia, pudiendo valerse el tribunal de
cuantos medios de averiguación estime necesarios para su aplicación.
3. La autoridad central hará llegar las solicitudes a las autoridades competentes del Estado
requerido, bien por la vía consular o diplomática, bien a través de su autoridad central si
existiere y estuviere previsto en su ordenamiento. La autoridad central española facilitará, en
su caso, las comunicaciones judiciales directas entre órganos jurisdiccionales españoles y
extranjeros.
4. Las solicitudes de información deberán especificar la autoridad requirente con mención de
su dirección postal o electrónica, la naturaleza del asunto, una exposición detallada de los
hechos que motivan la solicitud y los concretos elementos probatorios que se solicitan, todo ello
debidamente traducido al idioma de la autoridad requerida. Podrán unirse a la solicitud de
información copias de aquellos documentos que se consideren imprescindibles para precisar su
alcance.
5. Cuando se solicite un elemento probatorio que suponga un coste, el mismo será a cargo de la
parte solicitante. En este caso podrá ser solicitada provisión de fondos.
Pero como vemos, la legitimación para efectuar estas solicitudes se limita a los órganos
judiciales, notarios y registradores, por tanto, en principio, un abogado no puede, con base
en esta normativa, dirigirse directamente a la autoridad central española para solicitar
información sobre el derecho extranjero. Entonces ¿cómo puede acreditarse el derecho
extranjero? La verdad es que es un tema complicado, y poco se hace por facilitar la labor
del abogado. Como no hay medios tasados de prueba puede acudirse a los certificados de
ley que expiden algunos consulados, enlaces de internet, las famosas fichas informativas
de e-Justice (https://e-justice.europa.eu), boletines oficiales de otros países, códigos civiles
con el sello del consulado, artículos doctrinales, etc. La cosa se complica en relación a los
países del common law donde el derecho es un simple hecho y se hace preciso acudir a
periciales jurídicas que son muy cuestionadas porque el perito acabe haciendo de juez.
Aunque es cierto que la privación de la patria potestad se encuentra dentro de las medidas
de ius cogens o derecho necesario que pueden ser adoptadas incluso de oficio por el
tribunal ya que el art. 92.3 del CC indica que « En la sentencia se acordará la privación
de la patria potestad cuando en el proceso se revele causa para ello », lo que sí parece
evidente es que esta cuestión debe formar parte de lo que constituye el objeto del
procedimiento puesto que si bien la sentencia que acordase la privación de la patria
potestad no sería incongruente pues no es necesaria previa petición de parte, sí causaría
indefensión al progenitor que se le priva de la patria potestad al no haber tenido ocasión
de defenderse ni proponer prueba.
Siendo cierto que en materia de familia, cuando se trata de medidas que afecten a menores, el
Tribunal puede actuar de oficio, sin regir el principio de disponibilidad de las partes ni el
rogatorio, no es menos cierto que ello no permite adoptar pronunciamientos sobre cuestiones no
debatidas . AP Murcia, Sec. 4.ª, Sentencia de 29 de marzo de 2012 (JUR 2012, 156023)
No cabe duda que decidir el modelo de custodia está en función del ordenamiento jurídico
que se aplique dada la importante diferencia entre la normativa que se contiene en el
Código Civil y en las distintas legislaciones autonómicas.
La decisión sobre el modelo de custodia exigirá analizar al núcleo familiar desde tres
perspectivas: de pasado, de presente y de futuro.
La Sentencia dictada por la Audiencia Provincial infringe la doctrina jurisprudencial del Tribunal
Supremo pues no analiza la necesariedad o no de la custodia compartida, sino que se limita a
valorar las ventajas del mantenimiento del status quo. En este caso se dan todos los requisitos
para establecer la custodia compartida . Tribunal Supremo, Sala 1.ª, Sentencia de 15 de
julio de 2015 (RJ 2015, 3004)
Del desarrollo de la vida familiar antes de que surgiese la crisis de la pareja suele quedar
un rastro documental. Ahora nos centramos en los documentos que nos interesa presentar
en relación con el concreto modelo de custodia que estamos solicitando. Aunque será a
través del interrogatorio de partes o testigos, y de la exploración del menor, de donde se
deduzca la dinámica familiar, pueden existir algunos documentos que reflejen la
dedicación de un progenitor a la atención de los hijos. Certificados del colegio donde asiste
el menor (aunque ya hay cierta dificultad para obtenerlos si no es a requerimiento
judicial), del centro donde se realizan las actividades extraordinarias, del pediatra, etc.
nos servirán para acreditar qué progenitor es el que se encargaba de estas tareas, o lo que
es lo mismo, quien ha sido el principal cuidador del menor. Desde otro plano totalmente
distinto, si ha existido violencia de género, habrá que aportar copia de las resoluciones
judiciales que se hayan dictado.
Es frecuente ver cómo junto con las demandas se presentan numerosas fotografías de un
progenitor con el hijo pretendiendo con ello que quede constancia que ha sido un buen
padre, pero a diferencia de lo que sucede con los procedimientos de filiación en los que las
fotos adquieren una trascendencia fundamental en el momento de declarar la filiación
paterna, en los procedimientos de familia es una prueba insustancial en la mayoría de los
casos puesto que lo normal es que los padres y los hijos aparezcan en numerosas
fotografías, fotografías que se obtienen en los momentos de ocio o celebraciones y que
reflejan simplemente eso, que en ese día concreto estuvieron juntos los padres y los hijos.
Pero lo que interesa para decidir el modelo de custodia no es lo que pasa esos días, sino lo
que pasa en el día a día, en las actividades cotidianas, y estas nunca se fotografían.
Esta Sala ha declarado en sentencia núm. 839/2009 de 29 diciembre (RJ 2010, 406), que dicho
artículo 287 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, como, con carácter más general, el artículo
11.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, lo que trata de prevenir es la posibilidad de que
se obtengan pruebas mediante procedimientos ilícitos que vulneren derechos fundamentales y
que dichas pruebas logren efectividad en el proceso. La proclamada inefectividad de las
mismas queda determinada legalmente por el hecho de que se haya obtenido la prueba con
infracción de un derecho fundamental de rango igual o superior al del propio derecho a la
prueba; supuesto que no es el del presente caso».
«En este sentido y respecto a la afirmación de ilicitud directa del informe psiquiatra
documentalmente aportado e ilicitud indirecta del testimonio del psiquiatra en cuestión,
afirmaciones que la parte apelante realiza en base al art. 11.1 de L.O.P.J. en relación,
fundamentalmente, al art. 14 de C.E. que, entre otros, garantiza el derecho fundamental a
la intimidad personal, se ha de señalar, que si bien el derecho a la intimidad supone un ámbito
propio y reservado frente a la acción y al conocimiento de terceros, y es lo cierto que los datos
clínicos de una persona caen de lleno en dicho ámbito y por ello están legalmente protegidos (
L.O. 1/1982 de 5 de mayo de Protección Civil del Derecho de Honor, a la Intimidad y a la
propia Imagen; L. 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad; L.O. 5/1992, de 29 de
octubre, de Regulación del Tratamiento Automatizado de Datos de Carácter Personal; Código
Español de Ética y Deontología Médica aprobado el 31 de marzo de 1990; y tipificación que el
Código Penal de 1995 hace, por primera vez en nuestro derecho, en los arts. 197 y
siguientes de supuestos delictivos que se refieren a lesiones particularmente graves de la
autodeterminación informativa o de la intimidad) de forma que, abstracción hecha de
excepcionales y graves supuestos sanitarios, sin el consentimiento del afectado no pueden ser
suministrados a terceros, no por ello, en este caso concreto cabe concluir, sin más, que se haya
producido la violación del citado derecho fundamental del apelante, pues ello sería olvidar que
este por sus propios actos excluyó de dicha reserva a la esposa que le convenció y
reiteradamente le acompañó al psiquiatra, la cual estando plenamente autorizada por el
afectado para conocer sus padecimientos, tratamiento y evolución, mal puede hoy considerarse
que atente a una intimidad personal que le fue abierta en su día por el interesado, máxime
cuando tales datos se hacen valer exclusivamente entre ambos esposos y en interés de una hija
común menor de edad.
Por ello, y puesto que la admisión de dichas pruebas documental y testifical indudablemente
comportan una implícita valoración judicial de los derechos en conflicto, en especial el interés
de la citada hija común, siendo el caso, tal y como reiteradamente tiene declarado el Tribunal
Constitucional, que el derecho a la intimidad no es absoluto, sino que coexiste con otros
derechos fundamentales, con otros bienes jurídicos, cuya ponderación debe marcar los límites
de aquél, no es de apreciar, en definitiva y en este caso concreto, la alegada sanción de ilicitud
probatoria».
En relación con esta última cuestión hay que comentar la Sentencia del Tribunal
Supremo de 30 de septiembre de 2016 (RJ 2016, 4563) que condenó a un psiquiatra
por la vulneración del derecho al honor al haber manifestado en un informe que le
encargo la madre que el padre padecía una enfermedad psicológica. En el informe el
psiquiatra hizo constar que la mujer presentaba un trastorno de ansiedad generalizada
con crisis por stress laboral y una mala relación de pareja. El marido que ha sido visto por
mí padece una celotipia delirante paranoide que constituye el principal factor
desequilibrador emocional en la paciente . Posteriormente emitió un nuevo informe en el
que aclaraba que el que anteriormente le fue solicitado por la paciente en el que se hacía
constar que padecía el marido una celotipia delirante paranoide « dicho diagnostico
solamente está basado en la información aportada por la paciente arriba indicada ». Dicho
informe, se dice en la demanda, «... fue la base principal de su incriminación y que le
sirvió para sufrir el estigma de ser acusado y tenido como un maltratador que presentaba
unos rasgos psicológicos de celotipia delirante paranoide .... Se ha de tener en cuenta que
la importancia de ese informe, de cuya veracidad y objetividad, en principio, no cabía
dudar, (incluso ni siquiera por parte de la esposa que lo aportó) resultó transcendente a la
hora de admitir a trámite la denuncia; fue ese informe el que motivó la investigación
penal pertinente y el que, en gran medida, provocó que se elevaran las diligencias previas
a procedimiento abreviado». Finalmente el Tribunal Supremo condenó al psiquiatra por
vulneración a su derecho al honor, al pago de 6.000 euros.
Cuando se intuye que será objeto de controversia el modelo de custodia hay que
plantearse si es conveniente presentar con la demanda, o con la contestación, una prueba
pericial psicológica de parte a fin de acreditar la capacidad del progenitor para asumir las
funciones de guarda y sus relaciones con el menor.
De entrada ya sabemos las complicaciones que puede tener esta prueba cuando requiere
la presencia del menor ante el psicólogo, ya que se presenta el obstáculo en relación a si
un progenitor puede decidir por sí sólo que el menor acuda al psicólogo pues, en
principio, estaríamos ante una cuestión que pertenece al ámbito de la patria potestad y
que necesitaría el consenso de ambos progenitores, o en su defecto, que se haya atribuido
la facultad de decidir a un progenitor por vía del art. 156 del CC. No obstante, también
es verdad que muchos colegios profesionales distinguen entre lo que es el diagnostico que
servirá de base para elaborar el informe pericial y el tratamiento psicológico que sí
requerirá inexcusablemente del consentimiento del otro progenitor. La Sentencia de la
AP de Cádiz, Sec. 5.ª del 28 de mayo de 2013 (JUR 2013, 285872) no vio ilicitud en el
informe pericial practicado a instancias de la madre:
«Se alega en dicho motivo que la pericial llevada a cabo a instancias de la demandada adolece
de ilicitud, en los términos del artículo 287 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, pues ha sido
obtenida vulnerado derechos de las menores y las normas relativas a la patria potestad
contenidas en los artículos 156 y siguientes del Código Civil, habiendo sido oportunamente
recurrida su admisión y dejando constancia de su protesta para hacer valer sus derechos en
esta segunda instancia, estimando que era necesario su consentimiento para la práctica de
dicha prueba. Sin embargo, estimamos que como quiera que la finalidad de dicha pericial es su
incorporación al presente procedimiento, la actuación de la demandada se ajusta a los
parámetros descritos en el precepto que se dice infringido atendidas las especiales
circunstancias dado que, en definitiva, los derechos del menor se encuentran garantizados por
la actuación judicial y además dicha actitud no es acorde con la postura procesal asumida por
el apelante que solicita una prueba de las mismas características o bien ha procedido a la
grabación de escenas de la vida íntima de dichas menores».
También debemos ser conscientes del escaso valor probatorio que dan los tribunales a
esta prueba:
La prueba pericial de parte carece del necesario rigor técnico toda vez que recoge únicamente el
relato y las opiniones de la madre, sin que ni siquiera la perito intentara invitar al padre a
participar en el proceso de evaluación que le había sido encargado por la demandada . AP
Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 30 de septiembre de 2014 (JUR 2014, 266442)
El informe pericial tan sólo describe la situación de madre e hijo, pero prescinde del análisis del
conjunto de elementos que han de tenerse en cuenta para la adopción de una decisión de este
calibre, por lo que al no contemplar referencias a la situación del padre, no puede entenderse
suficientemente completo ni con elementos de juicio bastantes como para asentar sobre él que sea
de esa forma como mejor se satisface el interés del menor, por desconocerse una parte importante
de la realidad. AP Córdoba, Sec. 2.ª, Sentencia de 6 de junio de 2011 (JUR 2011, 377898).
Este inconveniente podría salvarse si el psicólogo que está elaborando el informe pericial
a instancia de un progenitor, se pone en contacto con el otro para que acuda a su consulta
a fin de evaluar ambos entornos. Pero como lo normal es que el progenitor se niegue a
entrevistarse con el psicólogo contratado por el otro, al final continuaría estando
incompleto, aunque algún tribunal sí ha valorado esa falta de colaboración del progenitor
en la práctica de la prueba. Otra solución podría ser anunciar con la demanda que se está
elaborando un informe pericial y solicitar al juzgado que, dado que para completarlo
resulta imprescindible la colaboración de la parte contraria, se la requiera para que acuda
al perito psicólogo. ¿Existe cauce legal para esta petición? El art. 336.5 de la Lec al
regular la aportación con la demanda y la contestación de dictámenes elaborados por
peritos designados por las partes, indica que « A instancia de parte, el juzgado o tribunal
podrá acordar que se permita al demandado examinar por medio de abogado o perito las
cosas y los lugares cuyo estado y circunstancias sean relevantes para su defensa o para la
preparación de los informes periciales que pretenda presentar. Asimismo, cuando se trate de
reclamaciones por daños personales, podrá instar al actor para que permita su examen por
un facultativo, a fin de preparar un informe pericial ». ¿Podría ser de aplicación este
precepto cuando el progenitor con quien no convive el hijo pretende presentar una
prueba pericial psicológica y se hace preciso que el menor acuda al psicólogo para que
pueda realizar el informe? ¿Podría obligarse también por esta vía al otro progenitor para
que igualmente comparezca ante el psicólogo? La verdad es que el examen de personas
solo se contempla en el mencionado art. 336.5 de la Lec para los casos de «reclamación
por daños personales», pero habrá que esperar al desarrollo jurisprudencial de este
artículo.
¿Qué ventajas tiene presentar un informe pericial de parte? Pues sencillamente que
vamos a tener la posibilidad de que el perito de parte, que tiene la especialidad de
psicólogo, sea interrogado en el juicio, además de para dar explicaciones sobre su informe,
para poder «criticar» el informe que pueda elaborarse por el equipo psicosocial o por el
otro perito de parte. Es más, incluso cabe preguntarse si sería admisible que la ratificación
de las pruebas periciales –de parte y la del equipo psicosocial– se llevasen a efecto
conjuntamente.
Este medio de prueba está regulado en el art. 382 de la Lec « Las partes podrán
proponer como medio de prueba la reproducción ante el tribunal de palabras, imágenes y
sonidos captados mediante instrumentos de filmación, grabación y otros semejantes ». Hay
que aclarar que no estamos ante una prueba documental, aunque estos medios de prueba
puedan documentarse (la transcripción no es en sí misma un medio documental de
prueba, sino un «medio auxiliar tendente a facilitar el seguimiento de la misma y a
facilitar la plasmación y consulta de su contenido), sino ante una prueba distinta, que
debe valorarse conforme a las reglas de la sana crítica ( art. 384 LEC), a diferencia de la
prueba documental que en muchos casos hace prueba plena del hecho que se valora (
art. 319 y 326 LEC)»
Una gran parte de esa información es sensible al conflicto familiar y surge la duda de si
puede utilizarse o no en el procedimiento judicial puesto que según el artículo 18.3 de
la Constitución es un derecho fundamental el secreto de las comunicaciones. Los deberes
del matrimonio o de la patria potestad no son una patente de corso para permitir
intromisiones no consentidas por el consorte o hijo.
La primera premisa que debemos tener en cuenta es que no hay secreto entre quienes
interactúan a través de canales de comunicación, por lo que cualquiera de los
interlocutores puede utilizar la información, aunque esta se obtenga grabando la
conversación sin el conocimiento del otro. Por tanto, va a ser perfectamente admisible la
presentación en el juicio de la grabación de las conversaciones entre los cónyuges o
miembros de la pareja pues no existe secreto de las comunicaciones ni deber de
confidencialidad cuando los dos interlocutores participan de su condición de demandante
y demandado respectivamente. Desde la STC 114/1984, de 29 de noviembre (RTC 1984,
114), se vino a establecer que «la grabación de una conversación telefónica sostenida con
otro por el que la recoge magnetofónicamente, no integra lesión del mencionado derecho
fundamental»;... «…cuando una persona emite voluntariamente una opinión o secretos a
su contertulio, sabe de antemano que se despoja de sus intimidades y se las trasmite más o
menos confiadamente, a los que le escuchan los cuales podrán usar su contenido sin
incurrir en reproche jurídico». Otra cuestión distinta, como pone de manifiesto el
Magistrado Rodríguez Lainz es que pudiera realizarse por el tribunal un juicio
ponderativo entre la finalidad probatoria que se pretende con la aportación a juicio de
información o imágenes que atenten gravemente a la intimidad o autoestima de la parte
contraria y la afectación de sus derechos fundamentales que pretendiera derivarse de ello;
de suerte que tales desvelos gratuitos de lo más recóndito de la intimidad, no se sacaran a
relucir en la causa como no fuera por considerarse estrictamente necesario para la
finalidad probatoria buscada.
Como señala la abogada María Dolores Azaustre, para la adopción de medidas adquiere
una extraordinaria relevancia la demostración de la vida cotidiana, de las rutinas, la
dinámica familiar, etc. lo que siempre ha supuesto un gran esfuerzo probatorio, debido a
la intimidad del ámbito de la vida familiar en que se producían. Ahora sin embargo, el uso
de las redes sociales y de las aplicaciones de mensajería, funciona casi a modo de un
«diario personal-familiar-social» –la mayoría de las veces ilustrado con su pertinente
fotografía–, de todo lo que ocurre en la vida de muchas personas, tanto a nivel individual,
como familiar y social. Encontramos manifestaciones espontáneas libres de toda sospecha
al hacerse fuera del ámbito judicial, verdaderas declaraciones de voluntad,
reconocimientos, actos propios, en definitiva, evidencias, pruebas... Últimamente es cada
vez más habitual que se aporten las conversaciones diarias entre los progenitores –
mantenidas por ejemplo vía WhatsApp–, pues suelen ilustrar a la perfección acerca del rol
asumido por cada progenitor en el cuidado de los hijos. De dichas conversaciones se
deduce claramente dónde se encuentra cada progenitor en el día a día, sus horarios
laborales, si realizan múltiples viajes en el desarrollo de su actividad, quién cuida a los
hijos, quién los lleva al colegio, atiende sus obligaciones extraescolares, etc. Para ilustrar
sus comentarios, la citada profesional menciona dos resoluciones judiciales:
– En Sentencia de fecha 19 de febrero de 2.014, dictada por el Juzgado de 1.ª Instancia n.º 6
de Málaga , Autos n.º 1.187/13, la Juzgadora otorgó sólo valor probatorio a las conversaciones
de WhatsApp que eran anteriores a la ruptura, pues sólo de ellas se podía presumir su
espontaneidad y naturalidad, «de modo que pueden, en alguna medida, aportar datos de la
realidad familiar». De tales mensajes se deducía que el esposo nunca llegaba a casa antes de las
22,00 horas, y que era la madre la que a diario estaba al cuidado del hijo, esperando la llegada
del marido. Sin embargo, la Juzgadora no otorga credibilidad ni considera lícitas, el resto de
conversaciones aportadas por el progenitor para acreditar sus cuidados al menor, ya que, al no
haber sido intervenidas por la autoridad judicial, admiten su manipulación, ningún fedatario
público ha dado fe de que las transcripciones son íntegras, y además, los mensajes son, extensos
y detallados, cuando las partes ya tenían abogados para el divorcio, por lo que deduce que
están realizados para la preconstitución de prueba.
– En SAP Valencia, Sec. 10.ª, de 16 de julio de 2.013 (JUR 2013, 279635) : Siendo ambos
progenitores idóneos se acuerda la custodia compartida al ser reveladores los mensajes
remitidos entre las partes que obran en autos donde consta la disposición del padre a quedarse
no sólo con la hija sino también con su hermano de un solo vínculo cuando por razones de
trabajo su madre no puede atenderlos.
Las conversaciones entre los progenitores también sirven comprobar el grado de relación
entre ellos pues a pesar de que vez en cuando se crucen algún reproche o insulto, lo que
interesa conocer es como resuelven las cuestiones relativas a los hijos.
Para la AP Cádiz, Sec. 5.ª, en su Sentencia de 21 de enero de 2016 (JUR 2016, 48048)
fue decisiva la prueba de la grabación presentada por el padre que contenía
conversaciones con la madre en la que esta infiere expresiones en relación con aquél
estando presente la hija que la hace inadecuada para ejercer la custodia:
«Nadie duda, porque no está acreditado, que ésta no tenga las capacidades necesarias para
desarrollar adecuadamente una relación con su hija más la prueba documental oída en la
instancia y por esta Sala, pese a que sea única, al ser objeto de grabación ex profeso revela
ciertamente que no eran escasas ese tipo de situaciones, pues a buen seguro, si fuera una
cuestión aislada, difícilmente podría haber dispuesto lo necesario el apelado para su grabación
con antelación. Es particularmente sintomática y triste su audición pero revela un estado
incompatible con un ejercicio, al menos de momento, de una guarda unipersonal por la madre
por las expresiones inferidas en relación al otro progenitor estando presente la hija. Ello es así
no solo por lo que se deriva de esa audición en la que se vierten términos muy duros contra el
apelado mientras va conduciendo el vehículo, y en presencia de la menor, (que dolorosamente
se hace presente en diversas ocasiones sin que ello ocasionara reparo alguno en la apelante)
sino por el resto de la prueba, especialmente las denuncias y resoluciones dictadas en el orden
penal, que bien a las claras ponen en evidencia que aquello (lo oído) no fue fruto solo de un mal
momento en la situación de crisis matrimonial».
En principio, todo interlocutor es dueño de la conversación que mantiene, pero hay que
tener en cuenta que un vínculo fuerte de confidencialidad impide, al amparo del art.
18.1 de la CE, trasladar a un tercero la información que se confía, por lo que, por ejemplo,
sería una prueba ilícita presentar por un progenitor los WhatsApp que se intercambiaron
una empleada de hogar y el otro progenitor a fin de acreditar la falta de dedicación al
cuidado del hijo. La única excepción que podría admitirse es que estuviese en riesgo serio
y constatable el interés de los menores.
En el ámbito penal, la SAP de Madrid, Sección 27.ª, de 30 de junio de 2.009 (JUR 2009,
364191) condenó al acusado que reconoció haber examinado el teléfono móvil de su
pareja para saber las llamadas que tenía y que examinó su correo electrónico. La
conducta típica se consuma con el apoderamiento, la interceptación, etc., sin necesidad de
que se produzca el efectivo descubrimiento de los secretos, o vulneración de la intimidad,
siendo posibles las formas imperfectas de ejecución. En igual sentido, en S.A.P. de
Albacete, Sección 2.ª, de 27 de octubre de 2.009 (ARP 2010, 40) , se condenó al acusado a
un año de prisión por apropiarse de la clave de correo electrónico de la ex pareja y hacer
uso distribuyendo fotos íntimas.
Estamos ante el supuesto que se presenta cuando para la comunicación se utiliza por
ejemplo el ordenador común de la familia.
Como es obvio, en primer lugar hay que indicar que no es posible establecer dispositivos
ocultos de grabación de las comunicaciones que uno de los cónyuges tiene con una tercera
persona utilizando el ordenador común. La AP Madrid, Sec. 17.ª, en Sentencia de 25
de mayo de 2005 (ARP 2005, 321) consideró ilícita la prueba obtenida tras instalar un
programa de ordenador en su domicilio para controlar el correo electrónico de su esposa
y las conversaciones en el chat, aportando dicha información en el procedimiento de
separación como fundamento para que se le atribuyera la guarda y custodia de la hija
menor.
Señala el Magistrado Rodríguez Lainz que «El que compartamos el uso de un Pc doméstico
no nos da derecho, por ejemplo, a realizar un escrutinio exhaustivo de la memoria del
disco duro del ordenador; hasta el punto de analizar incluso la memoria flash para
recuperar archivos borrados por otro de los usuarios; o introducirse sin motivo alguno en
todo el histórico de las comunicaciones mantenidas a través de un dominio ajeno, aunque
accesible desde el terminal compartido. Ese consentimiento presunto derivado de la
convivencia, cohabitación, o compartición de dispositivos electrónicos, no debía ir más
allá de lo que es aparente; de lo que no necesita de un especial esfuerzo en escrutar la
herramienta o medio para que se haga accesible al conocimiento del consorte o
compartidor».
Pero en la práctica ¿qué pruebas obtenidas de ese ordenador común serían ilícitas? La
respuesta a esta pregunta exige diferenciar los distintos grados de expectativa razonable
de privacidad en que pudiera ampararse el progenitor. Veamos unos ejemplos:
Hipótesis 1: El padre se hace con la clave de acceso del Gmail de la madre: el hecho es
constitutivo de descubrimiento de secretos del 197.1 del CP. El uso compartido del
ordenador no podría sobreponerse a una tan explícita manifestación del poder de
exclusión de la madre en el ejercicio de su derecho a la intimidad o de protección del
secreto de sus comunicaciones.
Hipótesis 2: La madre deja abierta su cuenta de correo: La situación sería más dudosa;
pero en tanto en cuanto se abrieran correos no abiertos por la madre, o el padre se
dedicara a entrar en los distintos correos guardados en la bandeja de entrada, podría
haber una contravención de los arts. 18.1 y 18.3 de la CE. La existencia de una clave
de acceso no conocida por el padre seguiría pesando en favor de la expectativa de
privacidad de ésta. La prueba sería ilícita, pero que el hecho fuera delito sería bastante
más discutible, toda vez que no se utiliza ninguna suerte de artificio o técnica para
desvelar la frontera de la clave de acceso. La carga de la prueba de que la madre dejó
abierta la cuenta de correo correspondería al padre que fue quien invadió la esfera de
intimidad de la esposa.
Los hijos mayores de edad, como es obvio, son titulares indiscutibles del derecho a la
intimidad y al secreto de las comunicaciones, lo que sucede es que cuando los hijos son
dependientes y conviven en el domicilio familiar, ya no pueden ser considerados
simplemente terceros, dado que las medidas que se adopten pueden afectarles de una u
otra forma.
Que los hijos sean menores de edad no implica que no gocen de los derechos
constitucionales, ni que sus progenitores que ostentan la patria potestad ejerciten
libremente esos derechos en su nombre. El art. 4 de la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de
enero de Protección jurídica del Menos reconoce a los menores el derecho a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen, así como la inviolabilidad de la correspondencia
y el secreto de las comunicaciones. La protección del derecho del menor se irá acentuando
conforme vaya adquiriendo un grado de madurez suficiente que le permita una capacidad
de decisión autónoma a la de los padres, aunque estos siembren estén ahí para velar por
ellos. Es cierto que los padres deben ejercitar sus funciones de la patria potestad en lo que
actualmente se ha venido en denominar el control parental, pero ese control está en
función de la protección o filtro de la información y relación con terceros para
salvaguardar su interés.
La verdad es que no existe un criterio uniforme al respecto. Hay quien afirma que en
principio, cualquier conversación privada, sea o no con empleo de medios tecnológicos,
entre padre e hijo podría ser grabada y utilizada en juicio. Pero este criterio, sin embargo,
debe ser tomado con cierta mesura, pues cuando el hijo actúa plenamente confiado en su
padre en un asunto que atañe profundamente a su intimidad, podría verse vulnerado en
su expectativa de privacidad si el padre hace un uso inadecuado de dicha información. La
protección civil de la intimidad de la LO 1/1982 podría servir de frontera a un uso
desproporcionado de las grabaciones, especialmente cuando lo que manifiesta el menor lo
es en la plena confianza de que nada trascenderá.
Como es obvio, hay que dejar a un lado situaciones de estado de necesidad en las que un
progenitor examina el tráfico de comunicaciones de un hijo sin constituir delito. En un
caso de ciberacoso, la STS de 10 de diciembre de 2015 (RJ 2015, 6401) consideró lícito
el acceso de la madre a la cuenta de Facebook de la hija menor:
«a) Aunque la Sala expresa que no se ha determinado cómo llegó a conocimiento de la madre la
clave a través de la que accedió a la cuenta de Facebook de la menor, es palmario que contaba
con ella. Es presumible, hasta el punto de poder descartarse otra hipótesis que sería
inverosímil, que si la conocía no es a través de artilugios o métodos de indagación informática
que permitiesen su descubrimiento al margen de la voluntad de la titular de la cuenta. Es
inferencia fundada que la contraseña pudo ser conocida a raíz de una comunicación voluntaria
de la propia menor titular, bien directamente; bien a través de su hermana. Esta realidad nos
sitúa en un escenario peculiar. Lo mismo que no hay prueba ilícita cuando un interlocutor
revela lo que bajo compromiso expreso o tácito de confidencia o secreto, le comunica otro
(aunque sean contenidos del ámbito de privacidad) o cuando el receptor violando obviamente
el deber natural –expreso o tácito– de confidencialidad que, le liga con el remitente entrega una
carta privada que desvela la comisión de un delito a los agentes policiales; o incluso cuando esa
misma carta es entregada por el conviviente quien la recibió, tampoco en la hipótesis propuesta
como más verosímil (comunicación a través de la hermana) se puede hablar aquí de prueba
inutilizable. Si la afectación a la intimidad proviene de un particular que está autorizado para
acceder a ese ámbito de privacidad, que desvela, aunque abuse de la confianza concedida, no se
activa la garantía reforzada del art. 11.1 LOPJ.
Es sabido que el art. 18 CE no garantiza el secreto de los pensamientos que una persona ha
transmitido a otra, por lo que el receptor es libre de transmitir estas comunicaciones a terceros.
b) Además estamos hablando de la madre –y no cualquier otro particular–. Es titular de la
patria potestad concebida no como poder sino como función tuitiva respecto de la menor. Es
ella quien accede a esa cuenta ante signos claros de que se estaba desarrollando una actividad
presuntamente criminal en la que no cabía excluir la victimización de su hija. No puede el
ordenamiento hacer descansar en los padres unas obligaciones de velar por sus hijos menores
y al mismo tiempo desposeerles de toda capacidad de controlar en casos como el presente en
que las evidencias apuntaban inequívocamente en esa dirección. La inhibición de la madre
ante hechos de esa naturaleza, contrariaría los deberes que le asigna por la legislación civil. Se
trataba además de actividad delictiva no agotada, sino viva: es objetivo prioritario hacerla
cesar. Tienen componentes muy distintos las valoraciones y ponderación a efectuar cuando se
trata de investigar una actividad delictiva ya sucedida, que cuando se trata además de impedir
que se perpetúe, más en una materia tan sensible como esta en que las víctimas son menores.
c) No podemos tampoco ignorar que la menor titular de la cuenta no solo no ha protestado por
esa intromisión en su intimidad (lo que permite presumir un consentimiento o anuencia ex
post), sino que además ha refrendado con sus declaraciones el contenido de esas
comunicaciones ya producidas en lo que constituiría una prueba independiente de la anterior y
no enlazada por vínculos de antijuricidad, lo que autoriza su valoración plena y autónoma aún
en el supuesto –que no es el caso como hemos argumentado– de que aquélla se reputase
inutilizable. Sería prueba independiente, al haberse roto toda conexión de antijuricidad.
d) Una cosa es el acceso y otra desvelar el contenido. Que estaba autorizada a acceder lo
demuestra la posesión de la contraseña».
Otra cuestión distinta sería el acceso a la información familiar colgada por el hijo en la
zona pública de una red, estando el progenitor entre las amistades que ha aceptado el
menor. Aquí podría permitirse cierto grado de legitimidad a la actuación del padre al
aportar esa información al procedimiento de familia.
E. Cuestiones procesales en relación a la prueba de grabaciones de la palabra, el sonido y la imagen
a) Documento público
La parte puede optar por acudir a un notario y utilizar cualquiera de estas vías:
– Mediante acta de protocolización, cuando se realiza una impresión previa del contenido
de una página web, correo electrónico, conversaciones de chat o WhatsApp, etc., y
posteriormente acude al Notario para su protocolización, en la que el Notario hará constar
los datos de identidad del compareciente, el hecho de la entrega de un documento
previamente impreso, así como la fecha de entrega, sin que la fe pública notarial alcance a
la existencia de la página web o del correo electrónico en la red.
– Mediante acta de presencia notarial, que tendrá lugar cuando un particular solicita al
Notario que navegue a través de la red hasta llegar a la información. Tras navegar por la
red, el Notario puede extender acta de las operaciones efectuadas –acceso a las páginas
webs, comprobación de conversaciones, correos, etc., fotos publicadas en la red, etc.–, así
como recoger sus impresiones que quedarán unidas al Acta notarial.
En este caso simplemente se realiza la impresión en papel del contenido de esa página
web, conversaciones, etc., para aportarlo al proceso.
En ambos casos, y dado que el número de conversaciones documentadas puede ser muy
extenso, es recomendable que se resalte de alguna manera el contenido relevante para
una rápida localización pues ello permite, por un lado, facilitar el juicio de admisión
judicial, y por otra, permite su consulta, con el menor coste temporal.
En la S.T.S., Sala 1.ª, de 2 de julio de 2.004 (RJ 2004, 5262) , no se considera prueba
ilícita, ni supone intromisión ilegítima en el honor, intimidad e imagen, las actuaciones de
vigilancia y espionaje realizadas por un detective privado por encargo del padre, que
pretendía comprobar el adecuado cumplimiento de los deberes de guarda y custodia por
una madre respecto a los hijos. La cámara de vídeo había sido colocada en una de las
ventanas traseras del coche del padre, enfocando directamente la vivienda familiar,
captando las personas que entraban y salían. Se desestimó la demanda interpuesta por la
esposa contra el ex esposo, el detective (y la empresa de éste), al entender el Alto Tribunal
que la captación de imágenes por el detective en la vía pública no supone una vulneración
del derecho a la intimidad, máxime cuando existía una finalidad lícita en la obtención de
las imágenes, como era comprobar si la madre ejercía debidamente la custodia de los
menores.
No obstante, hay que tener en cuenta que la Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de
marzo de 2007 (RJ 2007, 2244) condenó por un delito de revelación de secretos al esposo
que instaló un dispositivo en el ordenador para grabar las conversaciones que su esposa
tenía en un chat, grabaciones que envió a una detective privada quien se limitó a hacer un
informe con las mismas que se aportó por aquél al juicio de separación
La primera cuestión que debemos preguntarnos es qué queremos probar con esta prueba,
pues ello nos hará valorar la conveniencia o no de solicitarla, dado que vamos a dar a la
parte contraria la oportunidad de poder ser interrogada por su propio letrado.
La verdad es que la prueba testifical está muy devaluada, pero puede ser necesario
proponer el interrogatorio de testigos que por su relación con el menor tengan
conocimiento de la forma en que un progenitor ha venido atendiendo a las necesidades de
los hijos. Suele inadmitirle la prueba de testigos que son familiares directos de las partes
ya que su testimonio es lógico que esté muy mediatizado en función de la parte que lo
propone y nada aporta al tribunal para la adopción de las medidas. Sin embargo, a veces
el testimonio de terceras personas que no tienen ninguna relación de parentesco ni
amistad con los progenitores, puede ser útil para acreditar extremos que no pueden
probarse por otros medios probatorios.
4.3. Documental
En el acto del juicio se propondrá la prueba documental que considere la parte necesaria
para la decisión sobre el modelo de custodia y que no tenga en su poder, ya sea
requiriendo a la parte contraria para su aportación o a un tercero.
Cuando se está cuestionando el modelo de custodia, la prueba que pueden proponer las
partes en sus escritos de demanda y contestación o puede acordar de oficio el Tribunal, es
el informe del equipo psicosocial. En aquellos juzgados que no cuenten con este recurso
puede proponerse una prueba pericial judicial, prueba que no está exenta de críticas
cuando en el listado de psicólogos no se discrimina por la especialidad.
A. ¿Es necesario que se practique la prueba del equipo psicosocial en todos los casos en que se
cuestiona el modelo de custodia?
Existe una tendencia generalizada a la admisión de este medio de prueba cuando debe
decidirse el modelo de custodia, especialmente por la referencia que se hace a ella en el
art. 92.9 del CC « El Juez, antes de adoptar alguna de las decisiones a que se refieren los
apartados anteriores, de oficio o a instancia de parte, podrá recabar dictamen de
especialistas debidamente cualificados, relativo a la idoneidad del modo de ejercicio de la
patria potestad y del régimen de custodia de los menores ».
Con carácter previo debemos tener en cuenta que se trata de un recurso limitado y que los
equipos técnicos no pueden atender con normalidad las numerosas peticiones que
realizan los juzgados, lo que motiva un alarmante retraso en la emisión del informe que
produce numerosos perjuicios a los menores y a los progenitores cuando las conclusiones
del informe no concuerdan con el modelo de custodia que se adoptó en medidas
provisionales.
Por ello, conviene poner de manifiesto como señala la AP A Coruña, Sec. 4.ª, en su
Sentencia de 11 de septiembre de 2015 (JUR 2015, 233522) que:
« La práctica de la prueba propuesta –que fue de nuevo solicitada en segunda instancia y
también denegada– no es un derecho incondicionado de la parte , sino sometido a la valoración
judicial sobre utilidad y pertinencia propia de toda prueba ( artículo 92. 9 del Código civil en
relación con el artículo 283 de la LEC), de modo que sólo tiene sentido ordenarla cuándo
realmente está en cuestión la idoneidad de los padres para el desempeño adecuado de las
funciones inherentes a la patria potestad y a la custodia de los menores, y sólo en la medida en
que lo esté enlaza su denegación con la infracción del derecho a la tutela judicial efectiva, sin
indefensión, que el artículo 24 de la Constitución garantiza. Y lo cierto es que no lo está en
este caso: nada permite cuestionar la idoneidad de los progenitores litigantes para asumir las
funciones de guarda inherentes a la patria potestad, ni su personal compromiso, según sus
posibilidades, con la educación y el bienestar de Caridad que, por otra parte, no refleja tampoco
en sus manifestaciones en la exploración personal practicada dato alguno que denote
inquietud, rencor, miedo o un desarrollo anormal de su personalidad. Las razones que en la
contestación a la demanda y en la reconvención sostienen la pretensión del Sr. Amadeo de que
le sea asignada la guarda y custodia de la nada tienen que ver con circunstancias para cuyo
análisis sea necesario el dictamen de especialistas. Y las referencias que en el recurso se hacen
acerca de supuestos episodios ansioso-depresivos que habría padecido la madre y por causa de
los cuales estaría recibiendo tratamiento médico, aparte de haber sido negadas tajantemente
por la apelada, son irrelevantes a estos efectos; y no siendo en todo caso infrecuente que quien
está involucrado en un proceso de divorcio, casi necesariamente traumático, precise asistencia
médica o psicológica, nada que no sean meras insinuaciones interesadas en el marco de un
recurso permite cuestionar la aptitud de la demandante –tampoco ciertamente la del
demandado reconviniente– para desempeñar las funciones inherentes a la patria potestad y,
entre ellas, las guarda y atención diaria de una menor de dieciséis años de edad».
«En el recurso extraordinario por infracción procesal hay dos bloques básicos, el relativo a la
admisión de la prueba en la segunda instancia y el relativo a la motivación. Por razones de
método, se examinará en primer lugar el referido a la admisión de la prueba. Los argumentos
están recogidos en la parte del recurso señalada con la letra A, que bajo el epígrafe “en relación
con la guarda y custodia de los hijos, señala que se ha vulnerado el art. 24 CE, por haberse
rechazado la práctica de pruebas necesarias para determinar la protección del interés de
menor. Estas pruebas son las siguientes: a) testificales-periciales, referidas a la enfermedad de
Telmo; b) pericial psiquiátrica; c) testificales diversas y, d) testifical psicológica. Dice que al no
haberse admitido en primera instancia una serie de pruebas, el recurrente pidió en segunda
instancia que se llevaran a cabo pruebas diversas de peritos psicólogos, sobre todo en lo
relativo a las necesidades del hijo menor, Telmo, afectado por el síndrome polimalformativo
congénito. Y todo ello con la finalidad de que se pudiera acordar un sistema de guarda y
custodia compartida que beneficiara a los hijos”. El auto de la AP de Bizkaia, sección 4.ª, de 17
junio 2009 denegó la petición sobre la base de que habían sido ya presentadas en la 1.ª
instancia y se habían denegado correctamente por las siguientes razones: a) una testifical
pericial, porque era evidente el síndrome que padece el hijo Telmo, ya que no son hechos
controvertidos ni la propia enfermedad, ni su alcance, ni las necesidades de atención
especializada; b) respecto a la pericial psiquiátrica, porque no existe ninguna evidencia de que
ninguno de los progenitores presente patología alguna que les incapacite para ejercer la guarda
y custodia de los hijos; c) respecto a la prueba de contenido patrimonial, porque hay suficientes
datos en el procedimiento; d) las periciales testificales propuestas son innecesarias porque sus
informes se unieron como prueba documental; e) son innecesarias las pruebas referidas a la
disponibilidad horaria del recurrente, y f) respecto de la prueba pericial psicológica solicitada
en base a la existencia de hechos nuevos, no se admitió “porque nada se razona sobre la
improcedencia de su inadmisión, siendo evidente, y a salvo de acontecimientos excepcionales
que aquí no concurren, que no puede tener consideración de hecho nuevo con relevancia el
proceso de adaptación de unos menores ante la ruptura de sus padres”. El recurso contra este
auto fue desestimado por el auto de 24 septiembre 2009.
Sin embargo, la regla de la prueba presenta una excepción en el art. 752 LEC, que evita la
aplicación en los procedimientos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, del art.
271.1 LEC y del propio art. 460 LEC, dada la naturaleza del objeto del proceso. De este modo,
el art. 752.1 LEC contiene reglas sobre la prueba, de naturaleza diversa a las que rigen en los
procesos generales, que son: a) la posibilidad de alegar e introducir prueba a lo largo del
procedimiento, y b) que el Tribunal decrete de oficio cuantas pruebas estime pertinentes. Esta
Sala ha aplicado esta disposición en las SSTS 660/2011, de 5 octubre (RJ 2011, 6705);
397/2011, de 13 junio (RJ 2011, 4526) y 258/2011, de 25 abril (RJ 2011, 3711), entre otras. Por
estas razones, la denegación en la segunda instancia de la realización de pruebas relacionadas
con las aptitudes de los padres en la guarda y custodia de sus hijos, teniendo en cuenta las
necesidades personales del menor Telmo, constituye una violación del art. 24 CE, que ha
producido indefensión en el ahora recurrente. Esta indefensión es tanto más patente cuanto
que la argumentación sobre la atribución de la guarda y custodia de forma exclusiva a la
madre, la efectúa la sentencia recurrida sobre la única razón de la “falta de comunicación”
entre los cónyuges, motivación que resulta insuficiente, teniendo en cuenta las circunstancias
del caso. Por ello se estima el primer motivo del recurso extraordinario por infracción procesal,
identificado bajo el epígrafe “en relación con la guarda y custodia de los hijos”, con las letras A-
1- A-6».
Estamos, sin duda, ante una de las decisiones más importantes que pueden adoptarse en la vida
del menor y de la propia familia, y ante una demanda de cambio de custodia que la Audiencia
provincial resuelve en el sentido siguiente; «la parte apelante no acredita que un cambio de
guarda y custodia a favor del padre suponga a la menor un auténtico trauma, pues ha sido
precisamente la apelante quien, por su propia voluntad, sin justificación alguna, y mediando
engaño cuando hizo creer al padre que se trasladaba temporalmente a Alemania con su hija
por motivos familiares de urgencia y enfermedad..., ha privado a la menor del necesario
contacto fluido con su padre, incumpliendo el mandato judicial, lo que ha de dar lugar a un
cambio de custodia, pues ninguna prueba se ha practicado que nos permita aseverar que dicho
cambio vaya en detrimento y perjuicio de la hija menor; estimar el recurso de apelación
equivaldría a dar prioridad a los intereses de la madre, respecto a los de la hija con infracción
de lo dispuesto en el artículo 39 de la Constitución». Y si ninguna prueba se ha practicado
difícilmente puede modificarse una medida que tiene su origen en una previa evaluación de la
situación existente en su momento y se sustenta en el consecuente cambio de las circunstancias
que la motivación.
Resolver conforme al interés del menor determina que la Audiencia tenga a su disposición unos
datos fiables sobre la niña, sobre el padre y la madre para asumir estos menesteres, y que, a la
mayor brevedad posible, se conozcan y se resuelva lo que mejor conviene a la niña con respeto
a la posición de cada uno de los progenitores solucionando, en definitiva, un problema ya de
por si complejo dada la situación creada en función de lo que resulte más favorable para su
desarrollo físico, intelectivo e integración social haciendo posible la relación con ambos
progenitores pues solo de afectar el cambio de residencia a los intereses de la menor, que son
los que deben ser preferentemente tutelados, podría conllevar un cambio de la guarda y
custodia, conforme se ha interesado en la demanda.
«Los órganos judiciales consideraron pertinente la tan repetida prueba psicológica hasta el
punto de acordarla y de reservarse el llevarla a cabo de oficio como diligencia para mejor
proveer; segundo, que la prueba no se llevó a cabo por culpa ajena su promotora, la ahora
quejosa en amparo; tercero, que la prueba era relevante hasta el punto de incidir en cuestión
tan trascendente como el lugar de comunicación entre el padre y la hija, y que incidía en el
fallo; y cuarto que los órganos judiciales, después de no proveer lo necesario para su práctica,
señalan que la responsabilidad debe recaer en la parte proponente por no acreditar el extremo
conflictivo.
De todo ello resulta la lesión del derecho fundamental alegado, es decir el de utilización de los
medios pertinentes de prueba para la defensa, toda vez que la indefensión viene ligada a
aquella omisión. Efectivamente, el dictamen del psicólogo podía haber conducido a modificar el
fallo en ambas instancias en relación a la realización de visitas. Se trata pues, de una
indefensión material consistente en la merma sustancial del derecho de defensa a través de la
prueba no llevada a cabo que podía ser determinante del signo del pleito.
Por último, veamos un ejemplo que puede demostrar con meridiana claridad algunos
supuestos en los que no es necesario practicar esta prueba. En la demanda se solicita la
custodia materna y el régimen de visitas estándar. El padre en su escrito de contestación
pide la custodia compartida. Si la madre no considera inhábil al padre para que los hijos
estén con él durante el régimen de visitas es que no está cuestionando su capacidad ni su
aptitud para cuidar a los hijos. En estos casos resulta innecesaria la prueba del equipo
psicosocial. La decisión de custodia materna o compartida es estrictamente jurídica y
puede adoptarse en función del resto de pruebas que se hayan practicado. Es decir, si se
está capacitado para cuidar de los hijos los fines de semana alternos y la mitad de las
vacaciones escolares, se está capacitado para convivir con ellos semanalmente.
B. ¿Cómo proponer esta prueba?
Normalmente el informe psicosocial se compone de dos partes, por un lado la parte que
elabora el trabajador social que está dirigida a analizar los entornos personales y
familiares del grupo, los lugares de residencia, etc. para informar al tribunal si ambos
progenitores tienen infraestructura personal, familiar y material suficiente para ejercer
de modo adecuado la custodia. Por otro, está la parte que elabora el psicólogo que está
dirigido a analizar la idoneidad de los progenitores para asumir la custodia. La
disposición adicional sexta de la ley 25/2010, de 29 de julio, del libro segundo del código
civil de Cataluña, relativo a la persona y la familia regula con detalle el objeto de esta
prueba: « Los dictámenes periciales relativos al régimen de ejercicio de la responsabilidad
parental tienen por objeto primordial averiguar o apreciar la existencia en el menor, o en
alguno de los progenitores o en otros miembros de la familia que convivan con él, de una
enfermedad mental o de anomalías de conducta que incidan, perjudiquen o interfieran en las
relaciones familiares, para establecer el régimen de guarda y de relaciones personales.
También pueden tener por objeto comprender adecuadamente el sistema de relaciones
personales existente en la familia o en los nuevos núcleos en que el menor debe integrarse, y
las medidas de seguimiento que deban adoptarse para garantizar el derecho de los menores
a mantener la normalidad en las relaciones con sus progenitores ».
Por último, no debe olvidarse al proponer la prueba solicitar que una vez elaborado sean
citados los profesionales para poder ser interrogados en relación con la metodología,
contenido y conclusiones.
Las partes, en sus escritos de demanda y contestación pueden dejar propuesta la prueba
del equipo psicosocial o en su caso la pericial psicológica judicial. Incluso se está
admitiendo que aun cuando no se propuso en ese momento pueda solicitarse en el acto
del juicio, lo que no viene admitiéndose es que se proponga posteriormente, ni
lógicamente con ocasión de interponer el recurso de casación. En este sentido se
pronunció la AP Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 18 de septiembre de 2013 (JUR
2013, 355590) .
Si se producen hechos nuevos con trascendencia en relación con la custodia, esta prueba
podrá solicitarse posteriormente.
Que se proponga por las partes no significa que vaya a ser automáticamente admitida por
el tribunal, ya que este la acordará en función de las circunstancias del caso.
D. Cuestiones relativas a la práctica de la prueba y a su ratificación
Son múltiples las críticas que desde distintos sectores se hacen a los informes de los
equipos psicosociales: quejas en relación con la metodología, falta de protocolización de
las entrevistas, no entrega de copias de los test, etc. Precisamente por ello la AEAFA y la
Sociedad Española de Psicología forense han elaborado la Guía Práctica a la que hemos
hecho referencia anteriormente cuyo objeto no es otro que garantizar el nivel de calidad
de los informes respetando los ámbitos jurídicos y psicológicos.
¿Se puede recusar a alguno de los miembros del equipo psicosocial? El art. 124 de la Lec
indica que « 1. Sólo los peritos designados por el tribunal mediante sorteo podrán ser
recusados, en los términos previstos en este Capítulo. Esta disposición es aplicable tanto a
los peritos titulares como a los suplentes. 2. Los peritos autores de dictámenes presentados
por las partes sólo podrán ser objeto de tacha por las causas y en la forma prevista en los
artículos 343 y 344 de esta Ley, pero no recusados por las partes. 3. Además de las causas
de recusación previstas en la Ley Orgánica del Poder Judicial, son causas de recusación de
los peritos: 1.ª Haber dado anteriormente sobre el mismo asunto dictamen contrario a la
parte recusante, ya sea dentro o fuera del proceso ». Por tanto, en principio no existe
obstáculo procesal para que pueda recusarse a un miembro del equipo técnico cuando
concurra alguna de las causas previstas en la ley. El Auto de la AP de Burgos de 11 de
febrero de 2013 confirma este criterio.
Una vez emitido el informe, uno de los problemas que se presenta en algunos juzgados es
que no se facilita copia a las partes, aunque se permite que el informe sea examinado en
la sede del juzgado y se tomen notas. Según la SAP de Madrid, Sec. 22.ª, de 1 de
febrero de 2.013 (JUR 2013, 98786) , dicha denegación de copia infringe plenamente la
normativa y quebranta las exigencias procesales concernientes a garantizar los derechos
de las partes, y sería susceptible de provocar indefensión.
«En efecto, el artículo 140 LEC establece que los Letrados de la Administración de Justicia y
funcionarios competentes de la Oficina judicial facilitarán a cualesquiera personas que
acrediten un interés legítimo y directo cuanta información soliciten sobre el estado de las
actuaciones judiciales, que podrán examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido
declaradas reservadas conforme a la ley. También podrán pedir aquéllas a su costa, la
obtención de copias simples de escritos y documentos que consten en los autos, no declarados
reservados. Ciertamente, el artículo 140.3.º de la LEC prevé la posibilidad de que por medio
de Auto, el Tribunal pueda atribuir carácter reservado a la totalidad o parte de los autos cuando
tal medida resulte justificada. Por su parte, el artículo 346 de la LEC establece que el perito
emitirá su dictamen, que hará llegar al Tribunal y se dará traslado a las partes por si
consideran necesario que concurra al juicio o a la vista o aporte aclaraciones o explicaciones.
Es por ello que, si las actuaciones no han sido declaradas reservadas, se encuentra plenamente
legitimada la petición de la parte personada para formular la petición de entrega de copia
simple, por lo que su denegación infringe plenamente la normativa expresada».
La falta de ratificación del informe del equipo psicosocial ha sido objeto de diversas
resoluciones en las que se pedía la nulidad de lo actuado. La clave para la resolución
jurídica de esta cuestión se encuentra en el art. 346 de la Lec que regula la emisión y
ratificación del dictamen por el perito que el tribunal designe: «El perito que el tribunal
designe emitirá por escrito su dictamen, que hará llegar por medios electrónicos al
tribunal en el plazo que se le haya señalado. De dicho dictamen se dará traslado por el
secretario judicial a las partes por si consideran necesario que el perito concurra al juicio
o a la vista a los efectos de que aporte las aclaraciones o explicaciones que sean oportunas.
El tribunal podrá acordar, en todo caso, mediante providencia, que considera necesaria la
presencia del perito en el juicio o la vista para comprender y valorar mejor el dictamen
realizado ». Es decir, no es un trámite imperativo de acuerdo con la nueva regulación de la
prueba pericial introducida por la Ley de Enjuiciamiento Civil, quedando a juicio del
juzgador la decisión sobre tal comparecencia a los efectos de dar explicaciones sobre el
informe, sin que actualmente sea preceptiva la ratificación del dictamen, como ocurría al
amparo del art. 627 de la anterior Ley de Enjuiciamiento civil. Pudiendo incluso el
juzgador denegar dicha intervención cuando lo considere pertinente o inútil, de
conformidad con lo previsto en el art. 347 de la citada ley.
No es causa de nulidad de actuaciones que no se haya citado al perito para ratificar el informe y
contestar a las preguntas de los letrados dado que el art. 346 de la LEC da facultades al Juez
para acordar o no la ratificación. AP Santa Cruz de Tenerife, Sec. 1.ª, Sentencia de 27 de
mayo de 2011 (JUR 2011, 280181).
La ratificación del dictamen pericial a presencia judicial no es necesaria en la vigente LEC, donde
basta que el perito haga llegar su dictamen al Tribunal, no teniendo obligación de comparecer
ante el mismo si no lo solicitan expresamente las partes o lo acuerda el propio Tribunal. AP
Murcia, Sec. 1.ª, Sentencia de 7 de septiembre de 2004 (JUR 2005, 70534)
En el motivo primero del recurso por infracción procesal, al amparo del art. 469.1.3.º LEC, se
denuncia la infracción de los arts. 346 y 347 LEC. Argumenta que la prueba pericial
psicosocial fue admitida en la vista del juicio en los términos propuestos por esta parte; que es
cierto que tuvo oportunidad de realizar conclusiones en el acto de la vista, pero la prueba
pericial se practicó con posterioridad a la vista del juicio y no se ofreció trámite para
alegaciones ni para someter a contradicción al perito informante, ni para solicitar la
ampliación a los extremos sobre los que debía versar la prueba acordada (entiende que ello da
lugar a la declaración de nulidad, sin perjuicio de que si la Sala lo considera oportuno, por
economía procesal, se pueda ordenar la ampliación del informe en el trámite del recurso).
El Tribunal Supremo desestimó el motivo.
Esta Sala debe declarar que la prueba fue solicitada por el ahora recurrente, como prueba
anticipada y sin que solicitara que la misma se sometiera a contradicción en el acto de la vista,
ni que propusiera el interrogatorio del experto.
Por ello, debemos declarar que el ahora recurrente no puede pretender la nulidad por ausencia
de intervención del experto, que no solicitó (folio 251). De la misma manera, no concreta los
aspectos que pudiera haber aclarado en el pretendido interrogatorio, extremo difícil de
adivinar, dado que el informe fue favorable al recurrente, en lo esencial, de forma que la
prueba no fue determinante del resultado del procedimiento, dado que el mantenimiento de la
custodia en la persona de la madre se debió a que la misma la ostentaba desde tiempo atrás, de
forma estable y satisfactoria, en base al convenio regulador que en su día suscribieron las
partes ( arts. 346 y 347 LEC)».
Sería absurdo negar que en muchas ocasiones el resultado de la prueba del equipo
psicosocial determina el fallo de la sentencia en cuanto al modelo de custodia que se
adopta, y que la fundamentación jurídica de la sentencia se limita en la mayoría de los
casos a transcribir las conclusiones que se contienen en el informe. Sin embargo, este
automatismo debe rechazarse, debiendo contener la sentencia la valoración de todas las
pruebas que se han practicado motivando suficientemente la decisión final en cuanto al
modelo de custodia.
Pero lo que no puede convertirse la prueba del equipo psicosocial es en un juicio paralelo
sobre la custodia en el que no intervienen los abogados de las partes y donde no hay una
actividad probatoria sometida a contradicción, máxime en aquellos casos en los que el
informe se basa en fuentes de información que no se contienen en el procedimiento ni en
el propio informe.
Vicente Pérez Daudí comenta que en el proceso de familia se ha producido una práctica al
margen de lo previsto en la Ley. Con motivo de la modificación del CC en 1981
introduciendo el divorcio, el CGPJ solicitó la creación de unos equipos psicosociales
adscritos a los Juzgados de Familia para que auxiliaran el Juez en estas materias. Dichos
equipos se crearon de forma experimental pero al margen de la regulación legal. Ello ha
motivado que exista una total indefinición de cómo se organizan y gestionan los equipos
técnicos judiciales y cómo intervienen en el proceso judicial. Ésta ha motivado que sus
integrantes se hayan atribuido la defensa de los intereses del menor, obviando su posición
procesal de auxiliares del Juez.
Pues bien, hay que tener muy claro que para que pueda ser admitida esta prueba, debe
apoyarse en algún principio de prueba o evidencia de que el progenitor presenta una
patología que le incapacite para ejercer la guarda y custodia de los hijos.
El artículo 9 de la Ley 1/1996, del 15 de enero de Protección Jurídica del Menor, regula
de forma precisa el derecho del menor a ser oído:
«1. El menor tiene derecho a ser oído y escuchado sin discriminación alguna por edad,
discapacidad o cualquier otra circunstancia, tanto en el ámbito familiar como en cualquier
procedimiento administrativo, judicial o de mediación en que esté afectado y que conduzca a
una decisión que incida en su esfera personal, familiar o social, teniéndose debidamente en
cuenta sus opiniones, en función de su edad y madurez. Para ello, el menor deberá recibir la
información que le permita el ejercicio de este derecho en un lenguaje comprensible, en
formatos accesibles y adaptados a sus circunstancias.
2. Se garantizará que el menor, cuando tenga suficiente madurez, pueda ejercitar este derecho
por sí mismo o a través de la persona que designe para que le represente. La madurez habrá de
valorarse por personal especializado, teniendo en cuenta tanto el desarrollo evolutivo del
menor como su capacidad para comprender y evaluar el asunto concreto a tratar en cada caso.
Se considera, en todo caso, que tiene suficiente madurez cuando tenga doce años cumplidos.
Para garantizar que el menor pueda ejercitar este derecho por sí mismo será asistido, en su
caso, por intérpretes. El menor podrá expresar su opinión verbalmente o a través de formas no
verbales de comunicación. No obstante, cuando ello no sea posible o no convenga al interés del
menor se podrá conocer la opinión del menor por medio de sus representantes legales, siempre
que no tengan intereses contrapuestos a los suyos, o a través de otras personas que, por su
profesión o relación de especial confianza con él, puedan transmitirla objetivamente.
3. Siempre que en vía administrativa o judicial se deniegue la comparecencia o audiencia de los
menores directamente o por medio de persona que le represente, la resolución será motivada
en el interés superior del menor y comunicada al Ministerio Fiscal, al menor y, en su caso, a su
representante, indicando explícitamente los recursos existentes contra tal decisión. En las
resoluciones sobre el fondo habrá de hacerse constar, en su caso, el resultado de la audiencia al
menor, así como su valoración».
Parece evidente que siendo controvertido el modelo de custodia haya de oírse la opinión
del menor, pues es quien resultará directamente afectado por la medida.
«La sentencia de 20 de octubre de 2014 establece lo siguiente: “La aparente contradicción entre
el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil, viene a ser aclarada por la Ley del Menor y por
el Convenio sobre Derechos del Niño, en el sentido de que cuando la edad y madurez del menor
hagan presumir que tiene suficiente juicio y, en todo caso, los mayores de 12 años, habrán de
ser oídos en los procedimientos judiciales en los que se resuelva sobre su guarda y custodia, sin
que la parte pueda renunciar a la proposición de dicha prueba, debiendo acordarla, en su caso,
el juez de oficio. En este mismo sentido la sentencia del Tribunal Constitucional de 6 de junio de
2005. Para que el juez o tribunal pueda decidir no practicar la audición, en aras al interés del
menor, será preciso que lo resuelva de forma motivada ”».
Hay que tener también en cuenta que, respecto a la forma de ser oído el menor, el
artículo 9.2 de la Ley Orgánica 1/1.996 prevé que puede ser oído: a) por sí mismo; b) a
través de la persona que designe para que le represente. c) por medio de sus
representantes legales, siempre que no sean parte interesada ni tengan intereses
contrapuestos; d) o bien a través de otras personas que, por su profesión o relación de
especial confianza con él, puedan transmitirla objetivamente. Es por ello que, cuando por
ejemplo el menor ha sido oído por el Equipo Psicosocial, no será necesario realizar su
exploración o audiencia de manera directa. En este sentido se pronuncian la STC, Sala
Pleno, 163/2.009 de 29 de junio (RTC 2009, 163) . Sin embargo, existe un sector de la
doctrina que entiende que la realización de la exploración judicial o audiencia del menor
tiene la finalidad de que el Juez tome contacto directo con el menor y éste pueda
manifestarle lo que considere más conveniente. Para que el Juez pueda interpretar de
forma correcta la intención del menor se puede auxiliar en ese acto de los Equipos
técnicos del Juzgado que le aportarán los conocimientos técnicos adecuados para valorar
correctamente el resultado de este medio de prueba. Lo que no puede realizarse es
sustituir la intervención directa del órgano judicial por la de los equipos técnicos.
Esta audiencia se practica de forma reservada, esto es, sin la asistencia de las partes, lo
que no incluye al Ministerio Fiscal que debe encontrarse presente, conforme se desprende
de los artos. 749. 2 LEC y 2. 1 de su Estatuto orgánico. La falta de asistencia de las
partes, según la STC 17/2006, de 30 de enero (RTC 2006, 17), no conculca derechos
fundamentales, sino todo lo contrario, pues la presencia de las partes supondría una falta
de libertad nada deseable para los menores, a los que ya por el mero hecho de comparecer
en el Juzgado puede afectarles. La exploración debe llevarse a efecto con discreción,
intimidad, seguridad, recepción de apoyo, libertad y adecuación de la situación para
preservar que los menores se expresen con el mayor grado de autonomía y sin coartar sus
opiniones evitando el temido «conflicto de lealtades».
C. La documentación de la exploración
Con carácter previo debemos indicar que la nueva ley de jurisdicción voluntaria ha
regulado diversos aspectos de la exploración del menor, entre ellas la grabación de la
audiencia, pero esta ley no se aplica con carácter supletorio a la ley de Enjuiciamiento
Civil, por lo que no será preciso observar estas reglas en la práctica de la exploración en
los procesos contenciosos de familia.
Los tribunales se han pronunciado sobre esta cuestión, y si bien reconocen la necesidad de
documentar el contenido de la exploración, no han considerado que esa falta de
constancia escrita sea motivo para declarar la nulidad de actuaciones.
La Sentencia del TSJ de Cataluña de 25 de mayo de 2015 (RJ 2015, 4624) precisa que el
que no se le otorgue ninguna publicidad de la exploración ni siquiera a las partes vulnera
tanto la normativa procesal contenida en los arts. 138.1, 140.3 LEC y 234 LOPJ como
derechos fundamentales de tutela judicial efectiva del art. 24. 2 CE.
A. Cuestiones relacionadas con la aportación de pruebas fuera del plazo establecido en la Lec
– Informes periciales
Señala el art. 337 de la Lec que «Si no les fuese posible a las partes aportar dictámenes
elaborados por peritos por ellas designados, junto con la demanda o contestación,
expresarán en una u otra los dictámenes de que, en su caso, pretendan valerse, que
habrán de aportar, para su traslado a la parte contraria, en cuanto dispongan de ellos, y en
todo caso cinco días antes de iniciarse la audiencia previa al juicio ordinario o de la vista
en el verbal». Sin embargo, se han dictado resoluciones, como la Sentencia de la AP de
Barcelona, Sec. 12.ª, de 14 de junio de 2016 (JUR 2016, 197499) que han admitido el
informe aun cuando se presentó antes del juicio pero sin observar el plazo de los cinco
días. El razonamiento de la Sentencia fue
«Que la admisión de la prueba está regida por los criterios de utilidad y pertinencia ( 283 Ley
de Enjuiciamiento Civil) y, tratándose de un caso de familia en el que deben tomarse decisiones
que afectaran a la vida de los menores, resulta útil y pertinente tener informes psicológicos
sobre las partes y sobre los afectados por las decisiones que se vayan a adoptar, y precisamente
por ello la ley permite una flexibilidad de los trámites procesales . Así el art. 752 LEC
establece que en estos procesos se decidirá con arreglo a los hechos que hayan sido objeto de
debate y resulten probados, con independencia del momento en que hubieren sido alegados o
introducidos de otra manera en el procedimiento.
En ningún caso puede hablarse de indefensión cuando la parte actora, supo que se estaba
preparando un informe por la parte contraria a la vista del aportado por ella, porque se
contactó con el Sr. Roque que declinó la asistencia y pudo tener tres días antes de la vista el
informe de la Sra. Ramona , que se advierte preparado a toda prisa, el mismo mes de febrero
cuando estaba convocado el juicio desde hacía tiempo. Otra cosa es que su aportación al
proceso, cuando se hace, quizá no constituya una adecuada estrategia procesal, porque se
advierte que no está dirigido a probar sino a destruir la prueba de contrario, ni tampoco
responda a la limpieza del juego procesal, pero estas consideraciones no impiden su
incorporación a los autos, sin perjuicio de la valoración que por todo ello corresponda
realizar».
Sin embargo, este Tribunal discrepa de tal planteamiento jurídico-procesal y entiende que la
cuestionada aportación documental en el acto del juicio y la solicitud a su vez del testimonio del
detective privado autor del informe, constituyen unas pruebas incorporadas a los autos en
momento procesal hábil. Téngase en cuenta que dicha aportación probatoria se efectúa a tenor
de lo dispuesto en el art.º 752 de la LEC, que dispone que»...los procesos a que se refiere este
Título se decidirán con arreglo a los hechos que hayan sido objeto de debate y resulten
probados, con independencia del momento en que hubieren sido alegados o introducidos de
otra manera en el procedimiento». Dicha norma, como es conocido, establece, en relación con
los procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, una excepción al principio
general de preclusión de alegaciones y medios de prueba, en atención a la especial naturaleza
de los mismos y en salvaguarda del superior interés de los menores, el denominado “bonus o
favor filii”».
La AP Lugo, Sec. 1.ª, en su Sentencia de 13 de julio de 2012 (JUR 2012, 279000) llegó a
la conclusión que la aportación de un informe de detectives en el acto del juicio no causó
indefensión a la parte contraria ni puede aplicársele el régimen de la prueba pericial,
dado que se trata de una prueba documental y el detective vino al juicio como testigo.
– Documentos
La prueba documental que esté en poder o a disposición de la parte debe ser presentada
junto a sus escritos de alegaciones, estableciendo el art. 269 de la Lec que de no hacerse
así «no podrá ya la parte presentar el documento posteriormente, ni solicitar que se traiga
a los autos, excepto en los casos previstos en el artículo siguiente». Las excepciones a esta
sanción se contienen en los siguientes artículos:
Art. 265.3 de la Lec: No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, el actor podrá
presentar en la audiencia previa al juicio, o en la vista del juicio verbal, los documentos,
medios, instrumentos, dictámenes e informes, relativos al fondo del asunto, cuyo interés o
relevancia sólo se ponga de manifiesto a consecuencia de alegaciones efectuadas por el
demandado en la contestación a la demanda.
Además, debemos de tener en cuenta, como sostiene reiteradamente el Tribunal Supremo,
que la regla de aportación de documentos con las alegaciones iniciales (demanda y
contestación) sólo debe entenderse referida a los documentos en los que, como señala el
art. 265.1 de la LEC, las partes funden su derecho a la tutela judicial que pretenden y,
por tanto, no afecta a todos los documentos materiales que pueden servir de apoyo a las
pretensiones de las partes, sino sólo a los que pueden calificarse como fundamentales. Por
tanto, quedan al margen de la exigencia de aportación inicial los siguientes documentos:
Los documentos auxiliares o accesorios que se limitan a completar los que se aportaron
con la demanda o contestación ( STS de 5-3-1996 ); los que contienen adiciones,
aclaraciones o rectificaciones que, sin alterar sustancialmente los hechos establecidos,
sirven para integrar el proceso probatorio o son elementos coadyuvantes para la
demostración del derecho alegado ( SSTS de 10-12-1996 y 15-3-1996 ).
Salvo aquellos supuestos en los que se instaure un régimen de custodia compartida por
semanas en el que no exista ningún contacto intersemanal entre padre e hijos, en el resto
de casos habrá que establecer un régimen de visitas, estancias y comunicaciones.
En cambio, sí que hay que alegar y probar el motivo por el que se pretende un régimen
restrictivo o incluso que no se fije régimen de visitas. Obviamente el motivo final será
velar por el interés del menor, pero la petición para reducir o incluso suspender la
relación paterno filial, tendrá que basarse en motivos concretos.
Una de las causas que llevan a la restricción del régimen de visitas son las enfermedades –
físicas y psíquicas– o adicciones que pueda padecer el progenitor no custodio. En estos
casos tendrá que acreditarse el padecimiento y la influencia que la enfermedad tiene en la
relación paterno filial, recayendo la carga de la prueba en el progenitor que solicita la
restricción. Con independencia de las pruebas documentales en las que se constate la
enfermedad y que puedan estar lícitamente a disposición de la parte o puedan llegar a los
autos tras la petición del libramiento de oficios, la prueba pericial médica o la testifical-
pericial del facultativo que atiende regularmente al progenitor, son las idóneas para este
fin. El interrogatorio del progenitor afectado por la enfermedad parece obligado.
También es una prueba importante el informe del equipo psicosocial que podrá constatar
la idoneidad del progenitor para mantener la relación, su extensión, y si son o no
necesarias medidas complementarias (punto de encuentro, visita en presencia de una
tercera persona, etc.).
V. VIVIENDA FAMILIAR
La atribución del uso de la vivienda familiar es quizás una de las mayores fuentes de
conflicto en el proceso de familia dada la importancia económica que tiene esta medida.
Cuando se aplica el derecho común, el Tribunal Supremo mantiene la regla de que el uso
de la vivienda debe corresponder al hijo menor de edad y al progenitor al que se le haya
atribuido la custodia. En principio solo habrá que acreditar, si es que se discute por la
parte contraria, que el inmueble cuyo uso se solicita es el domicilio familiar.
El Tribunal Supremo, Sala 1.ª, en Sentencia de 3 de mayo de 2016 (RJ 2016, 2215)
resolvió que no procedía atribuir el uso a la madre y a la hija dado que la vivienda que fue
familiar dejó de serlo por acuerdo entre los esposos. Como consecuencia de la atribución
al esposo y la compra de otra vivienda por la esposa, a la que se trasladó a vivir con la hija,
quedaron satisfechas las necesidades de habitación. La sentencia de la Audiencia
Provincial recupera el carácter familiar de la vivienda que dejó de serlo por voluntad de
los interesados, y ello contradice la jurisprudencia de esta Sala.
Prueba básica será el acuerdo alcanzado entre los progenitores. Para el caso de no uso del
inmueble por ningún miembro de la familia la prueba determinante serán los consumos
de suministros que pondrán de manifiesto la falta de ocupación. La carga de la prueba
corresponderá al progenitor que solicita la no atribución.
El Tribunal Supremo, Sala 1.ª, en Sentencia de 22 de julio de 2015 (RJ 2015, 3952)
acordó limitar temporalmente el uso de la vivienda familiar concedido a la madre y a los
hijos menores ante la próxima disponibilidad por ésta de un piso de su propiedad que
tenía arrendado a terceros.
En la Sentencia 15 de julio de 2015 (RJ 2015, 3597), el Tribunal Supremo optó por no
atribuir el uso de la vivienda familiar a la madre e hijas dado que el interés de las
menores está suficientemente cubierto en la vivienda a la que se trasladó la madre y que
es propiedad de la abuela materna. Además se da la circunstancia que la vivienda familiar
es propiedad de la abuela paterna, en la que ésta reside con el padre de las menores.
Por último, en la STS de 5 de noviembre de 2012 (RJ 2012, 10135), se razonó que
habiendo adquirido la madre un inmueble, aunque se le otorga la custodia de la hija, se
acordó atribuir el uso de la vivienda familiar al padre ya que con ello este mejora su
situación económica permitiéndole hacer frente a una superior prestación alimenticia a
favor de su hija al desaparecer la carga que representaba el pago de la renta de alquiler.
En estos casos, el hecho a acreditar es la existencia de una vivienda que reúna los
requisitos necesarios para que pueda ser habitada por los hijos y el progenitor custodio.
La carga de la prueba la tiene el progenitor que solicita la no atribución del uso.
1.3. Existió un acuerdo para no atribuir el uso a cambio de la entrega de una determinada
cantidad
Tribunal Supremo, Sala 1.ª, en Sentencia de 25 de abril de 2016 (RJ 2016, 1698)
reconoció la validez del acuerdo al que llegaron los progenitores en el sentido de que el
uso de la vivienda correspondería al padre (único propietario del inmueble) y este
abonaría a la madre una cantidad para el pago del alquiler de otra vivienda, al no
considerarse perjudicial para los hijos, si bien se fija dicho importe en 700 euros que es el
importe de la renta que se abona, fijando como limitación el momento en el que el hijo
menor alcance la mayoría de edad, y no el plazo de cuatro años establecido por la
sentencia de instancia.
Acordándose la custodia compartida, se prorroga solamente por un año el uso de la vivienda que
venía haciendo la madre, tiempo suficiente para permitirle buscar una nueva vivienda, como hizo
el padre, para atender a las necesidades de la hija durante los periodos de efectiva guarda.
Tribunal Supremo, Sala 1.ª, Sentencia de 27 de junio de 2016 (RJ 2016, 2876)
Los intereses de la menor se encuentran satisfechos en las viviendas que actualmente ocupan cada
uno de los padres y no debe hacerse atribución de uso de la vivienda que fue familiar y que ha
permanecido desocupada en el último periodo, a ninguno de los progenitores a los que se les ha
otorgado la custodia compartida. Tribunal Supremo, Sala 1.ª, Sentencia de 6 de abril de
2016 (RJ 2016, 1321)
Al no tratarse en estos casos la atribución de uso de una medida de ius cogens sino de
carácter dispositivo, será de aplicación lo establecido en el art. 217 de la Lec, por lo que
el cónyuge que solicite que se le atribuya el uso de la vivienda familiar tendrá la carga de
acreditar que su interés es el más necesitado de protección.
El legislador ha facilitado la tarea probatoria al incluir en la regla primera del art. 770
de la Lec que: « Si se solicitaren medidas de carácter patrimonial, el actor deberá aportar
los documentos de que disponga que permitan evaluar la situación económica de los
cónyuges y, en su caso, de los hijos, tales como declaraciones tributarias, nóminas,
certificaciones bancarias, títulos de propiedad o certificaciones registrales ». Por otro lado
debemos tener en cuenta que el artículo 328 de la Lec impone el deber de exhibición
documental entre partes: « Cada parte podrá solicitar de las demás la exhibición de
documentos que no se hallen a disposición de ella y que se refieran al objeto del proceso o a
la eficacia de los medios de prueba ».
Sin embargo, con esto no basta pues el progenitor que debe pagar una pensión siempre
intentará que afloren los mínimos ingresos posibles, y a su abogado le tocará la difícil
misión de «oscurecer lo claro».
Cuando se realiza un trabajo por cuenta ajena en principio todo es más sencillo, basta la
declaración de la renta o las nóminas para acreditar este dato. Sin embargo, se presentan
casos en los que el empleador es un familiar o una persona con la que el trabajador
mantiene una relación sentimental por lo que el sueldo que aparece en la nómina no es
indicativo de los ingresos que puede percibir.
La capacidad económica del padre no se circunscribe exclusivamente a los ingresos que constan
en sus nóminas de confección unilateral por la empresa familiar cuya gerencia desempeña y cuya
participación social es del 50% . AP MURCIA, Sec. 4, Sentencia de 18 de septiembre de 2014.
Otra cuestión que plantea ciertas dudas son las dietas que pueden percibir los
trabajadores en cuanto si deben o no tenerse en cuenta para determinar la capacidad
económica del progenitor.
Las dietas que percibe el padre no pueden tenerse en consideración para fijar la cuantía de la
pensión alimenticia dado que al dedicarse al transporte conduciendo un camión, las consume
para atender sus necesidades cuando se encuentra fuera de su domicilio. AP CÁDIZ, Sec. 5,
Sentencia de 28 de septiembre de 2011 (JUR 2011, 377763)
Con carácter previo hay que precisar dos cuestiones: por un lado, que aplicando el
principio de facilidad probatoria que se contiene en el art. 217 de la Lec, la carga de la
prueba recae sobre el progenitor que ejerce la actividad económica.
Es cierto que determinadas profesiones o negocios, pueden conllevar una total oscuridad acerca
de los verdaderos medios económico, pero no lo es menos que esta circunstancia jamás puede, ni
debe, favorecer a quien en su mano está evitar dicha oscuridad, especialmente cuando se trata de
la pensión alimenticia de unos hijos. AP VALENCIA, Sec. 10, Sentencia de 21 de mayo de
2015 (JUR 2015, 168553) .
Por otro lado, debe quedar claro que las declaraciones fiscales que presentan los
autónomos o la declaración de la renta no son suficientes para valorar los ingresos, dado
que se basan exclusivamente en los datos que declaran los contribuyentes que no siempre
coinciden con la realidad.
El hecho de que se encuentre acogida al régimen fiscal de módulos significa que para las
relaciones con la Agencia Tributaria no precisa la llevanza de contabilidad, pero tal beneficio no
puede trasladarse a este proceso civil en el que se ventilan los intereses de su hija menor. Debió
probar su verdadera situación económica aportando datos contables, facturas de compras de los
productos que revende, recibos de gastos, así como otros datos de la contabilidad de las
actividades de venta al por menor que realiza, y de los medios de vida que tiene para su
subsistencia. AP BARCELONA, Sec. 12, Sentencia de 7 de mayo de 201 (JUR 2015, 165448)5.
Es un insulto al sentido común la alegación del padre en cuanto a que sus ingresos como
odontólogo son los que declara en el IRPF, pues ello es incompatible con el tren de vida familiar de
enorme suntuosidad, pagando estudios de tres hijos en universidades privadas, algunas de ellas
en el extranjero. AP CÓRDOBA, Sec. 2, Sentencia de 23 de mayo de 2012 (JUR 2013, 57973).
La opacidad en los rendimientos reales del padre no puede favorecerle y no cabe acudir
únicamente a las declaraciones tributarias para hallar la verdadera entidad de sus ingresos. AP
ASTURIAS, Sec. 7, Sentencia de 15 de abril de 2011 (JUR 2011, 185310).
Ante ello no queda otra opción que intentar acreditar ingresos y gastos para, a través de la
prueba de presunciones, aproximarnos a la capacidad económica que tiene el progenitor a
pesar del riesgo que ello puede entrañar, pues en cierto modo la prueba de presunciones
es un poco diabólica. Pensemos en un autónomo al que se le presume, en base a la
información facilitada por su cónyuge, que ha tenido importantes ingresos en el último
año en el que la convivencia era pacífica y con este dato se fija el importe de la pensión
que deberá abonar mes a mes en el futuro, pudiendo darse la circunstancia de que
posteriormente el negocio generó menos ingresos.
Aunque puede resultar cierto, dado en el ramo donde trabaja, que el padre reciba ingresos opacos,
ello no puede alcanzar la categoría de presunción a los efectos de aplicación del Art 386 LEC ante
la no constancia en autos de signos externos de riqueza. AP GRANADA, Sec. 5, Sentencia de
27 de mayo de 2011 (JUR 2011, 333314)
Hay dos parámetros que nos pueden llevar a conocer la verdadera capacidad económica
de una persona. Por un lado están los ingresos y por otro los gastos. Respecto a los
ingresos hay que partir de los que expresamente reconoce el progenitor que percibe.
Donde está la verdadera fuente de información es en los gastos.
Aunque puede existir dinero que no aparece reflejado en las cuentas bancarias, obtener
un extracto de las cuentas tanto comunes como aquellas que están a nombre exclusivo del
progenitor puede llevarnos a determinadas conclusiones que serán muy decisivas para la
finalidad que perseguimos.
Partimos del catastrófico dato económico que nos facilita el progenitor que tiene que
pagar la pensión alimenticia. Pues bien, con ese dato deberemos situar a la familia en un
nivel de vida determinado lo que nos permitirá presumir qué gastos pueden ser normales
en ese nivel de vida. Si en el extracto bancario se cargan determinados gastos que se
corresponden con un nivel de vida superior habrá que presumir que ese gasto se hace con
cargo a los ahorros, lo cual es fácilmente comprobable, o por el contrario obedece a que el
progenitor obtiene otros ingresos que no pasan por las cuentas bancarias.
Cuando los ingresos económicos derivan del ejercicio de una profesión liberal, o de participación
en sociedades, es obligado acudir a la prueba indiciaria de los gastos ordinarios que venían
satisfaciendo el matrimonio antes de la separación o divorcio, tales como alimentación, colegio,
vacaciones estivales o en fechas reconocidas, actividades extraescolares, deportivas, pertenencia
a clubes, etc., si bien como contrapartida no puede obviarse los gastos que adquiere el obligado al
pago, si debe salir del domicilio familiar. AP MADRID, Sec. 24, Sentencia de 19 de
diciembre de 2014 (JUR 2015, 63449).
Es evidente la dificultad de determinar con precisión en los procesos matrimoniales los ingresos
de las personas que ejercen actividades industriales, comerciales o profesionales por cuenta
propia, o a través de sociedades mercantiles, por lo que en estas circunstancias las prestaciones
económicas forzosamente han de calcularse de manera indiciaria, a cuyos efectos resultan
esenciales los signos indicativos del nivel de vida de la familia durante la convivencia conyugal.
AP ALICANTE, Sec. 4, Sentencia de 30 de septiembre de 2011 (JUR 2012, 11584).
Las cantidades que atiende mensualmente hace presumir lógicamente la existencia de otros
recursos añadidos a los reflejados en nómina, lo que acaba por admitir en el interrogatorio, pues
expone que realizaba trabajos como pintor, albañil o electricista en economía sumergida, si bien
añade ya no desempeña, pero sin ofrecer explicación alguna, y mucho menos justificación, acerca
de las causas de dicho cese. AP MADRID, Sec. 22, Sentencia de 27 de septiembre de 2011
(JUR 2011, 388258).
También se puede extraer información del extracto bancario en relación con los gastos
que debe tener normalmente una familia y que no aparecen en él. Los gastos de
alimentación son básicos y si las compras no aparecen en la cuenta hay que presumir que
se atienden con otros ingresos distintos a los que figuran en las cuentas, salvo que
previamente consten reintegros de efectivo.
Se desconoce con qué ingresos abona el padre el arrendamiento del piso, ya que no consta
transferencia ni retirada en efectivo en su cuenta corriente, lo que hace pensar que tenga otros
ingresos a los declarados y por tanto, se entiende correcta la cuantía de la pensión de alimentos.
AP ZAMORA, Sec. 1, Sentencia de 18 de diciembre de 2014 (JUR 2015, 62443)
A veces, el nivel de endeudamiento del progenitor motiva que esté haciendo frente a una
serie de préstamos que superan con creces los ingresos que declara, y si viene
regularmente abonando las cuotas mensuales sin problema, es razonable pensar que
tendrá otros ingresos para atender al menos las necesidades más básicas. Puede resultar
útil oficiar al banco para que remita al juzgado copia de la solicitud de los préstamos pues
en ella suele figurar la descripción de ingresos y patrimonio con los que cuenta quien
solicita el préstamo.
La titularidad de la vivienda, la desproporción de las cargas (hipoteca y préstamo) en relación a
los ingresos declarados de la familia y la cotitularidad por el demandado de la mercantil
constructora así como su transmisión por el demandado a su hermano en el curso del proceso de
divorcio, hacen presumir que sus ingresos reales han sido y pueden ser superiores a los
declarados. AP BURGOS, Sec. 2, Sentencia de 20 de septiembre de 2010 (JUR 2010, 333893)
En estos casos el primer dato que debemos conocer es qué cargos ostenta el progenitor y
en qué empresas, información que se obtendrá del registro mercantil. Los datos obtenidos
nos permitirán conocer el número de trabajadores, el volumen de negocio, etc.
Para fijar la pensión alimenticia se tienen en cuenta las importantes reservas de la sociedad
mercantil, de la que es administrador solidario el padre, y no repartidas en forma de dividendos a
los socios y que de facto suponen un beneficio diferido. AP CÓRDOBA, Sec. 1, Sentencia de 3
de mayo de 2016 (JUR 2016, 178880) .
Además de su salario en una empresa de la que es socio, debe percibir una serie de ingresos por
los beneficios obtenidos en la misma, debiendo tenerse en cuenta que la empresa es de una cierta
entidad pues posee nueve camiones y veinte remolques, además de contar con trece empleados, lo
que da una idea de su amplitud comercial y envergadura. AP CÁDIZ, Sec. 5, Sentencia de 14
de enero de 2016 (JUR 2016, 48443).
Siendo el padre gestor de un grupo de empresas familiar, el importe de la nómina que percibe no
acredita su capacidad económica, pues por una parte es él mismo quién elabora las nóminas y por
otro en ellas no van contabilizados los beneficios que como socio perciba. Que alguna de las
empresas esté en concurso voluntario carece de trascendencia. AP MÁLAGA, Sec. 6,
Sentencia de 29 de enero de 2015 (JUR 2015, 193902).
Y es que como señala la SAP de Córdoba, Sec. 1.ª de 6 de octubre de 2016 (JUR 2016,
262686) , es posible que el progenitor materialmente trabaje como camarero en el «bar»
que explota la entidad M., pero lo relevante, a los efectos que aquí nos ocupan, es que es
accionista mayoritario de dicha entidad y administrador único de la misma y que en ese
negocio prestan sus servicios como trabajadores con contrato indefinido al menos cuatro
personas (y otras tres como trabajadores en formación).
2.3. Métodos de obtención de información por un cónyuge en relación con la prueba ilícita
De conformidad con el art. 11.1 de la LOPJ y el art. 287 de la Lec este Tribunal aprecia
que tales medios probatorios son ilícitos al quebrantar el secreto profesional que afecta a
terceras personas de modo que el derecho a la intimidad y propia imagen de éstas queda
vulnerado ( art. 18 de la Constitución y 5 de L.O.P.J.). Por lo demás, según declaró el
Tribunal Constitucional en sentencia de 15 de noviembre de 2.004 (RTC 2004, 196), el
derecho a la intimidad garantizado en el art. 18.1 CE, en cuando derivación de la dignidad
de la persona reconocida en el art. 10.1 CE, implica la existencia de un ámbito propio y
reservado frente a la acción y el conocimiento de las demás, con la consecuencia de poder
imponerse a terceros el deber de abstenerse de toda intromisión en dicha esfera íntima y la
prohibición de hacer uso de lo así conocido, salvo que la intromisión esté fundada en “una
previsión legal que tenga justificación constitucional y que sea proporcionada” o que exista “un
consentimiento eficaz que lo autorice”. No se trata, pues, de un derecho absoluto sino que
puede ceder “ante razones justificadas de interés general convenientemente previstas por la
Ley”, cuando esté en juego la seguridad del Estado o cuando se trate de perseguir infracciones
penales (entre otras muchas SsTC de 26 de noviembre de 1.984 (RTC 1984, 110), 5 de abril
de 1.999 (RTC 1999, 44), 30 de noviembre de 2.000 (RTC 2000, 292) y 3 de abril de 2.002
(RTC 2002, 70))
b) El documento n.º 11 de la demanda consiste en un listado de intervenciones en materia de
estética relativas a liposucciones, prótesis mamarias.... así como el importe percibido por
dichas intervenciones. Su existencia y contenido fue elaborado por la Secretaria del Dr. Luis
Alberto, D.ª Emilia, según la prueba pericial caligráfica circunscrita a dicho documental y
prueba testifical de la propia Sra. Emilia.
A diferencia del anterior bloque probatorio, al no constar la identidad de terceras personas que
pudieran atentar su intimidad a consecuencia de la vulneración del secreto profesional, se
reputa lícita y eficaz para acreditar que el Sr. Luis Alberto tiene unos ingresos económicos
superiores a los declarados en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, derivada del
ejercicio de su actividad profesional como anestesista para la realización de intervenciones
estéticas en la Clínica. Dichos actos médicos no están incluidos en el documento n.º 4 aportado
junto con la contestación de la demanda sobre ingresos del IMQ por práctica privada, puesto
que, al no estar amparados por cobertura del IMQ, es inexacto que en dichos listados estén
incluidas, como dice el apelado, la totalidad de las operaciones realizadas y sus
correspondientes pagos».
Sin embargo, cuando la convivencia se ha roto con carácter previo al inicio del
procedimiento judicial, la presentación de información económica del progenitor, puede
presentar ciertos problemas. El Tribunal Supremo, Sala 2.ª, en su Sentencia de 23 de
octubre de 2000 (RJ 2000, 8791) condenó a la esposa por un delito de revelación de
secretos al apoderarse de una carta que iba dirigida a su esposo, del que se hallaba
separada, utilizando la información de la misma en el procedimiento civil de reclamación
de alimentos. La AP Barcelona, Sec.12, en su Sentencia de 9 de enero de 2013 (JUR
2013, 73908) igualmente consideró ilícita la prueba documental que aportó la esposa
consistente en la correspondencia recibida a nombre del demandado tras el cese de la
convivencia, de la que se puede deducir, y así lo hace la sentencia apelada, una capacidad
económica superior a la que alega el apelante. Esa prueba debe declararse nula según el
artículo 287 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), por vulneración del artículo 8 de la
Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, del artículo 18.4 de la
Constitución –según su interpretación en la STC 290/2000 (RTC 2000, 290) y
concordantes– y de los artículos 6 y 11 de la Ley Orgánica de Protección de Datos, pues
el acceso de la demandante a los datos del demandado, sin su autorización ni mandato
judicial, no está cubierto por el principio de la confianza mutua que podría invocarse
durante la convivencia.
«La Sra. Pura dijo en su demanda que desde hacía tiempo la convivencia matrimonial había
cesado y que en julio de 2012 la actora manifestó su voluntad de poner fin a dicha convivencia.
El demandado contestó que no había cesado la convivencia y aportó Padrón, lo que refiere tal
dato a la presencia física en el domicilio, pero no al mantenimiento de las obligaciones de los
arts. 66 a 71 del Código civil estatal.
Los documentos que se acompañan con la reconvención fueron, según el apelante, extraídos
del coche que, aun a nombre de la demandada, venía usando en exclusiva, mientras que la Sra.
Pura afirma que estaban depositados en la vivienda y participados por el principio de
confianza mutua. La coexistencia bajo el mismo techo fue acompañado durante mucho tiempo
de falta de relación conyugal (sin comer juntos, sin dormir el marido muchos días en casa), lo
que admite la esposa, por lo que no cabe apelar a la confianza mutua. Además, este principio
no parece que permita todo tipo de conocimiento de los datos íntimos del otro cónyuge pues,
constante la relación marital, ésta no es totalmente inmune al derecho de cada cónyuge a su
intimidad, especialmente cuando ya no hay relación conyugal.
La intimidad de cada consorte debe salvarse a partir del cese de la convivencia (como dice la
SAP, Civil sección 12 del 09 de enero de 2013) y en especial en relación a los documentos
profesionales (cartas, recibos, reclamaciones escritas, etc.) del demandado en los que no solo
constan sus datos sino distintos aspectos de sus negocios. No se trata de una vulneración a la
intimidad de esos terceros, puesto que los datos no son íntimos, sino al libre control de los
propios datos personales, la autodeterminación informativa, es decir a su protección de datos
personales.
Con independencia de que la ayuda pública que obtenga el progenitor sirva para fijar al
menos una pensión como mínimo vital, la realidad es que en estos casos, el abogado tiene
que convertirse en detective cuando su cliente le asegura que el otro progenitor trabaja,
percibe ingresos pero no está dado de alta.
Otro dato que lleva a presumir la existencia de ingresos es que el progenitor posea bienes
que generan una serie de gastos y los venga atendiendo sin problema.
No consta que el padre esté incapacitado para trabajar, siendo una persona joven, que no puede
escudarse en la falta de ingresos para no contribuir a las necesidades de su hijo, teniendo en
cuenta que la progenitora custodia también carece de ingresos, y que hay indicios de que aquél
pueda realizar trabajos en la economía sumergida, teniendo en cuenta que posee un vehículo, y
que igual que ha de pagar los gastos que el mismo genere, debe contribuir a alimentar a su hijo.
AP MÁLAGA, Sec. 6, Sentencia de 30 de junio de 2015 (JUR 2015, 292020) .
Es adecuada la pensión de alimentos que debe abonar el padre ya que es incompatible la situación
de indigencia en la que dice estar, cuando tiene una motocicleta, realiza frecuentes viajes al
extranjero y percibe ingresos probablemente de economía sumergida. AP MÁLAGA, Sec. 6,
Sentencia de 18 de junio de 2014 (JUR 2014, 281648).
El hecho de que el padre haya adquirido un vehículo implica que puede asumir los gastos relativos
a su mantenimiento, abono de impuestos y primas del seguro, circunstancia que sugiere una
capacidad económica mayor de la presumida en la instancia que le fijó el mínimo vital, por lo que
se considera adecuado que la pensión sea de 300 euros mensuales. AP CÓRDOBA, Sec. 2,
Sentencia de 18 de diciembre de 2012 (JUR 2013, 54197)
El trabajo en la economía sumergida está a la orden del día y aunque el progenitor adopte
una serie de precauciones para no ser sorprendido, resulta relativamente fácil obtener
alguna fotografía cuando está realizando el trabajo, prueba perfectamente válida, y que
desplazará sobre el progenitor la carga de acreditar los ingresos que percibe por esta
actividad.
La opacidad en los ingresos del padre impiden reducir la pensión alimenticia no habiendo dado
explicaciones de cómo aparece su nombre en internet y cómo su numero de teléfono figura en los
anuncios de una empresa, de lo que cabe deducir que, aunque se dió de baja como autónomo,
continua desarrollando la misma actividad. AP Asturias, Sec. 7.ª, Sentencia de 10 de julio
de 2015 (JUR 2015, 194624)
1. HECHOS QUE HAY QUE PROBAR PARA QUE PUEDA RECONOCERSE UNA PENSIÓN
COMPENSATORIA
De las distintas sentencias dictadas por el Tribunal Supremo en la materia podemos llegar
a la conclusión que para determinar si existe o no derecho a una pensión compensatoria
deben analizarse conjuntamente tres factores:
Cuando uno solo de los cónyuges es el que ha realizado una actividad laboral remunerada
durante el matrimonio y el otro se ha dedicado exclusivamente a atender la casa y la
familia, existiendo desequilibrio económico en el momento del cese de la convivencia,
parece evidente que la causa de ese desequilibrio se encuentra en que uno de los cónyuges
dedicó todo su esfuerzo a atender la casa y a la crianza de los hijos.
Sin embargo, la cuestión ya no está tan clara cuando ambos cónyuges, durante el
matrimonio han realizado actividad laboral remunerada, o cuando el matrimonio no le ha
impedido a alguno de ellos poder trabajar. Y aquí es donde se presenta la enorme
diferencia entre la interpretación literal del art. 97 y la interpretación que el Tribunal
Supremo ha hecho del mismo. La Sentencia del TS de 20 de febrero de 2014 (RJ 2014,
1385) viene a concluir que si el desequilibrio no trae causa de la mayor dedicación de la
esposa al cuidado de la familia, ni tampoco de la dedicación a la actividad económica del
esposo, no procede fijar pensión compensatoria.
La STS de 19 de enero de 2010 (RJ 2010, 417) , entendió que no procedía fijar pensión
compensatoria ya que la esposa mantuvo intacta durante el matrimonio su capacidad de
trabajo y ha trabajado cuando lo ha considerado conveniente o ha podido, dándose la
circunstancia que por estar vigente el régimen de gananciales, es titular junto a su esposo
de todos los bienes adquiridos durante la convivencia. El derecho a la pensión
compensatoria no es un derecho de alimentos, sino que está basado en la existencia de
desequilibrio vinculado a la ruptura por lo que debe demostrarse este elemento siendo
irrelevante la concurrencia de necesidad.
Por otro lado, puede ocurrir que concurra causa de extinción de la pensión compensatoria
en el momento en el que se solicita, circunstancia que acontece cuando el cónyuge que la
solicita mantiene una relación análoga a la matrimonial con una tercera persona.
2. CARGA DE LA PRUEBA
Tratándose de una medida de carácter dispositivo, la carga de la prueba, conforme a lo
establecido en el art. 217 de la Lec, corresponde al cónyuge que solicita la pensión, sin
perjuicio claro está de la vigencia del principio de facilidad probatoria que se contiene en
el mencionado precepto.
3.1. En relación con la capacidad económica del cónyuge que solicita la pensión
El cónyuge que solicita la pensión deberá acreditar documentalmente sus ingresos, o por
el contrario que no los obtiene. Todo lo que indicamos al comentar la prueba en relación
con la pensión alimenticia es enteramente aplicable al presente caso, si bien con la
matización que al ser una medida de carácter dispositivo el tribunal tendrá una
intervención secundaria en la fase probatoria.
«Según se relata en los hechos probados de la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal
número 4 de Sevilla, entre los meses de abril y diciembre de 2009, Vicente accedió desde el
ordenador de su puesto de trabajo a la página web titularidad del Servicio Andaluz de Salud
con el propósito de obtener la nómina de marzo de 2009 correspondiente a Estíbaliz, de la que
al tiempo de los hechos se hallaba divorciado por sentencia de 07 de febrero de 2002 y con el fin
último de aprovechar, sin consentimiento o conocimiento expreso o tácito de la que fue su
esposa, tal documento en su beneficio en procedimiento de modificación de medidas 927/2009
seguido en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción núm. 02 de los de Écija. Para ello,
solicitó en la página el acceso correspondiente a la utilidad que daba acceso a las nóminas. Para
entrar en la utilidad el sistema solicitaba el nombre de usuario y una contraseña, parámetros
que tras registrarse el usuario elige éste sin que exista nombre y contraseña por defecto que
elija el SAS. El acusado probó suerte tecleando como nombre de usuario el de su antigua esposa
y como contraseña número de documento nacional de identidad de la misma, que recordaba,
obteniendo acceso al sistema y a la nómina que pretendía, una copia de la cual acompañó a la
demanda que presentó el 10 de diciembre de 2009».
«Se alza la parte recurrente alegando erróneo enfoque del Auto recurrido en tanto que
menoscaba los intereses de la Sociedad Civil, en particular de la otra socia y hermana, D.ª Luisa.
Tampoco puede justificarse el apoderamiento porque se trate de documentos de naturaleza
económica usados en un procedimiento matrimonial pues sigue invadiendo la esfera privada
de las querellantes ni que se encontrasen en el domicilio al ser tal hecho negado por las
querellantes.
En el supuesto sometido a esta alzada de la prueba practicada la Sala llega a igual convicción
que el Juez a quo ya que en este case no concurre el elemento subjetivo del tipo ni en el caso de
D.ª Juana ni en el de D.ª Luisa pues no se vulnera ni la intimidad ni se descubren secretos de
ninguna de ellas, no hubo afectación de la intimidad que es “ese ámbito propia y reservado
frente a la acción y el conocimiento de los demás”, ámbito de intimidad de forma exhaustivo
fundamentado en la resolución recurrida y a la que la Sala se adhiere, y los documentos
aportados como ya se citan en la resolución recurrida son documentos referentes al estado
contable de la empresa de peluquería de la esposa usados en un procedimiento judicial donde
se dirimían cuestiones de índole patrimonial –pensión compensatoria y compensación
económica a favor de la esposa y a cargo del esposo– y en nada fueron usados respecto a la
hermana de la esposa.
Respecto al activo dinerario con que cuenta el hijo de la Sra. Juana, hijo de la esposa el
querellado, el mismo también compartía domicilio con el querellado formando parte de la
unidad familiar compuesta y usado en el procedimiento familiar, por lo que tampoco la
conducta respecto de los documentos del mismo es incardinable en el artículo 197 CP.
No incurriendo el Sr. Antonio en delito alguno, la aportación por D. Juan de los documentos que
le facilitó su cliente el Sr. Antonio no es constitutiva de infracción penal por lo que tampoco
respecto del mismo pueden prosperar las pretensiones de la parte recurrente».
3.2. En relación con la capacidad económica del cónyuge frente al que se solicita la pensión
«Discrepa la Sala del criterio del órgano “a quo” en cuanto a que la admisión de la agenda en la
que la esposa anotaba los emolumentos percibidos por las consultas atendidas en el ejercicio de
su profesión dentro del domicilio familiar sea una intromisión intolerable en su intimidad, con
infracción del artículo 18 de la CE pues no puede obviarse que la materia de estudio en los
procedimientos de familia requiere en la mayoría de las ocasiones del análisis de conductas y
actitudes de carácter personal y de trascendencia económica o no que por su propia naturaleza
no tienen pública repercusión y en no pocas ocasiones se desconocen incluso por aquellos
familiares que no pertenecen al entorno más próximo de las partes, llegando en determinados
procedimientos, como pudieran ser los de filiación, a indagaciones de índole personalísima,
para los que no se cuenta con la permisividad de la contraparte, sirva de ejemplo la frecuencia
en que en “litis” de separación matrimonial se traen a los autos informes de detectives que
incorporan fotografías de uno de los cónyuges con terceras personas en actitudes más o menos
cariñosas, sin que dicho material probatorio se rechace por cualificarlo de intromisión en la
intimidad de quienes aparecen en dichos documentos. Por tanto la Sala entiende que los
documentos referidos al inicio de este fundamento jurídico no infringen el artículo 18 de la
CE, y por tanto siendo de interés pueden ser admitidos como medio probatorio».
«La intimidad de cada consorte debe salvarse a partir del cese de la convivencia (como dice la
SAP, Civil sección 12 de 9 de enero de 2013 y en especial en relación a los documentos
profesionales (cartas, recibos, reclamaciones escritas, etc.) del demandado en los que no solo
constan sus datos sino distintos aspectos de sus negocios. No se trata de una vulneración a la
intimidad de esos terceros, puesto que los datos no son íntimos, sino al libre control de los
propios datos personales, la autodeterminación informativa, es decir a su protección de datos
personales.
Toda esta documentación viene referida a la actividad profesional del demandado y a sus
dificultades financieras y con la Justicia y pertenecía a su intimidad conservarla. Es evidente
que la actora podría haber pedido prueba sobre estos extremos y que tal documentación,
excepción hecha de la que pone en tela de juicio la probidad del demandado, justificaría su
muy delicada situación económica, pero es previo descartar su presencia en el proceso, por
afectarse a la intimidad y a la protección de sus datos personales.
En suma, debe declararse nula su aportación según el artículo 287 LEC, por vulneración del
artículo 8 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, del artículo 18.4 de
la Constitución –según su interpretación en la STC 290/2000 (RTC 2000, 290) y
concordantes– y de los artículos 6 y 11 de la Ley Orgánica de Protección de Datos, pues el
acceso de la demandante a los datos del demandado, sin su autorización ni mandato judicial, no
está cubierto por el principio de la confianza mutua que podría invocarse durante la
convivencia».
La SAP MURCIA, Sec. 4.ª de 23 de marzo de 2016 (JUR 2016, 97980) admitió sin
problemas la documentación que presentó la esposa relativa una mercantil fundada
conjuntamente por ambos esposos en la que la esposa habría trabajado durante un
dilatado período temporal. Además a través de esos documentos y de otros afectantes al
patrimonio del esposo se pretendía acreditar únicamente el importante patrimonio y
capacidad económica del mismo que ciertamente reconoció y admitió el propio interesado
en el acto del juicio, como así se hace constar en la sentencia apelada.
«No queremos terminar la resolución de este primer recurso sin hacer la siguiente
consideración: Ni siquiera vamos aludir a ese supuesto desvío de ingresos del patrimonio del
demandante al patrimonio de su nueva compañera, pues se pretende demostrar mediante la
comparación de la disminución de los ingresos fiscales de las declaraciones fiscales del
demandante con el aumento de los ingresos netos de las declaraciones fiscales de la compañera
actual del demandante en los años 2005 y 2006, cuando dicha prueba se ha obtenido con una
vulneración del derecho a la privacidad de una tercera persona ajena a este proceso, sin su
consentimiento ni con autorización judicial, por lo que es una prueba como menos ilícita».
3.3. Relación sentimental con un tercero del cónyuge que solicita la pensión
Las redes sociales son la fuente ideal para obtener la prueba de que el cónyuge que
solicita la pensión tiene una relación sentimental con una tercera persona. La felicidad
que le provoca la nueva situación hace que la comparta con sus amigos sin que tenga la
prevención de que el otro cónyuge, ya sea directamente o por medio de algún amigo
común va a poder acceder a esta información.
Como en el caso de la pensión alimenticia, también aquí nos vamos a encontrar con
situaciones en las que esa relación quiere acreditarse mediante pruebas obtenidas
ilícitamente que serán inadmitidas por los tribunales. Así por ejemplo, la AP Barcelona,
Sec. 12.ª, en su Sentencia de 9 de marzo de 2004 inadmitió el informe de vida laboral
expedido por la Seguridad Social relativo a una tercera persona que se aduce conviviente
con la demandada, y en el que consta como domicilio de la indicada persona el que
constituye la residencia familiar de aquella, al haber sido obtenido de forma irregular y
sin que la parte interesada haya justificado la tenencia.
La prueba del detective privado es típica en estos supuestos y no existe ningún tipo de
problema en su admisión. La SAP Asturias, Sec. 7.ª del 25 de marzo de 2002 (JUR
2002, 163110) analizó esta cuestión: