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La guerra civil siria

Es un conflicto bélico iniciado en Siria tras las protestas antigubernamentales de


2011 que derivaron en enfrentamientos entre las fuerzas armadas del país y la
denominada oposición siria. Posteriormente se transformó en un conflicto
internacional de varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares, así
como las potencias regionales.

FASE 1: LAS PROTESTAS

Tras Túnez, Egipto y el inicio de la rebelión en Libia, en marzo del 2011 estallaron
las protestas contra el presidente sirio, Bashar el Asad, cabeza del régimen del
partido Baaz, en la ciudad de Deraa (sur). Se iniciaron tras el arresto y tortura de
unos adolescentes que pintaron en la pared de su escuela: “Es tu turno, Doctor”, en
referencia a Asad, que es oftalmólogo. Las fuerzas de seguridad sirias mataron a
manifestantes en las primeras protestas y éstas se extendieron por todo el país.
En verano del 2011, cientos de miles de sirios pedían en las calles la dimisión de
Asad, reformas políticas y el fin de la brutalidad policial.

FASE 2: COMIENZA LA GUERRA CIVIL

Se formaron grupos opositores armados y empezaron las deserciones de militares


sirios que se unían a los rebeldes en el Ejército Sirio Libre (ESL). El país se sumió
en la guerra, los bombardeos de las fuerzas sirias se multiplicaron y en el 2012, los
combates llegaron a Damasco, la capital, y a la segunda ciudad del país, Alepo.

"Irán movilizó a las milicias (chiís) de Paquistán, Afganistán, Irak y a la Guardia


Revolucionaria iraní, que entrenó y apoyó a las fuerzas del régimen y lo salvó casi
de hundirse en ese momento", opina Friedman.

Los rebeldes fueron creciendo y obteniendo armas, una parte de ellas “financiadas
por Arabia Saudí y Catar” y destinadas especialmente a los grupos islamistas. Así
lo explicaron a este diario, en junio del 2012, en la ciudad libanesa de Trípoli,
combatientes de las Brigadas Faruk, integradas mayoritariamente por hombres de
Homs y desertores y que formaban parte del ESL. Muchos de estos combatientes
eran de Baba Amro, un barrio de Homs masacrado por el Ejército sirio.

Uno de los comandantes de la brigada hablaba de “hacer la revolución del


Islam” y de tener “un país islámico”, pero “sin Al Qaeda ni extremismos, somos
islamistas moderados”. Mientras hacía estos comentarios, sus dos esposas,
cubiertas con niqab -velo que solo muestra los ojos- y con guantes, preparaban la
comida para una decena de hombres.

FASE 3: LOS YIHADISTAS ENTRAN EN ESCENA


Los yihadistas aumentaron y las fuerzas seculares del ESL perdieron terreno.
Aparecieron grupos como el yihadista Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria,
y el Estado Islámico (EI), que lanzó una fuerte ofensiva en Irak en junio del 2014,
y luego en la zona de Siria cercana a la frontera iraquí. El EI proclamó un califato en
el área que controla en Irak y Siria cuya capital de facto es la ciudad siria de Raqqa.

Integrado por miles de extranjeros, el EI lucha contra todos los bandos: las fuerzas
gubernamentales, los rebeldes, el Frente al Nusra -con el que se ha aliado en
algunas ocasiones- y las fuerzas kurdas, también opuestas a Asad y contra las que
arremete Turquía.

FASE 4: LA COALICIÓN INTERNACIONAL Y RUSIA COMIENZAN A


BOMBARDEAR

En septiembre del 2014, una coalición internacional liderada por EEUU, con
Jordania, Baréin, Catar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) empezó
a bombardear al EI. Francia inició los ataques en septiembre del 2015 y el Reino
Unido, en diciembre.

Rusia comenzó en septiembre atacando a “los terroristas del EI”. Pero además, ha
bombardeado a grupos rebeldes y ha conseguido que el régimen de Asad, que hace
medio año estaba al borde del colapso, haya recuperado terreno en zonas
clave como Alepo (norte). “La intervención rusa es fundamental, puede cambiar
el curso de la guerra a favor de Asad”, asegura Phillip Smyth, investigador de la
Universidad de Maryland.

FASE 5: ATAQUE QUÍMICO Y REACCIÓN DE EEUU

El 4 de abril del 2017, un ataque con armas químicas causó al menos 86 muertos -
según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH)- en la localidad siria de
Jan Sheijun, en la provincia de Idleb (noroeste de Siria). La oposición siria, EEUU y
otros países acusaron al régimen de Damasco del ataque, pero las autoridades
sirias negaron haberlo perpetrado. Rusia alegó que se había bombardeado un
almacén donde los rebeldes que controlan Jan Sheijun guardaban armas químicas.

La noche del 6 al 7 de abril, Washington bombardeó con 59 misiles Tomahawk la


base militar siria de Al Shayrat, en la provincia de Homs, en represalia por el ataque
químico de Jan Sheijun. Según el Pentágono, el bombardeo -el primero de EEUU
contra el régimen de Asad- destruyó "el 20% de la aviación siria".

El ataque estadounidense provocó la condena de los aliados de Damasco: Rusia,


Irán y Hizbulá. Moscú, bajo una gran presión internacional que lo acusa
indirectamente del bombardeo químico y le exige que se distancie de Asad, advirtió
junto a Teherán de que responderá con fuerza a "cualquier agresión". Las grandes
potencias podrían acabar sumidas en una confrontación abierta en el tablero de
Siria.
FASE 6: EL ESCENARIO ACTUAL

Rusia ha logrado mantener a Asad en el poder, y su intervención, junto a la de Irán,


el grupo libanés chií Hizbulá y diversas milicias chiíes, ha sido clave para decantar
el curso de la guerra. En septiembre del 2018, siete años y medio después de que
se iniciara el conflicto, el régimen de Damasco controla al menos el 60% de
Siria y las fuerzas kurdas, apoyadas por EEUU, tienen en su poder el 25% del
territorio del país.

Las fuerzas leales a Asad, controlan las ciudades de Damasco, Homs,


Hama, Alepo, Latakia, Tartus, Palmira y Albu Kamal. Han reconquistado casi todos
los bastiones de los rebeldes y grandes porciones de territorio en el sur de Siria en
los últimos meses.

La zona oriental de Guta, al este de Damasco, que estaba en manos rebeldes, fue
foco de una fuerte ofensiva de las fuerzas gubernamentales el pasado
abril. Murieron al menos mil personas, entre ellas 215 niños y 145 mujeres. El 12
de abril, el Ejército sirio y fuerzas rusas tomaron el este de Guta en su totalidad
después de que todos los grupos opositores armados aceptaran evacuar el
territorio.

Damasco y Moscú lanzaron el pasado julio una fuerte ofensiva en Deraa, al


suroeste de Siria y cuna de la revuelta contra Asad. Sus fuerzas reconquistaron la
mayor parte del este de la provincia tras unos bombardeos que según la ONU
desplazaron a más de 160.000 personas.

Las fuerzas del Gobierno sirio tomaron también la provincia de Quneitra, en el sur,
llegando de nuevo a los límites de la zona desmilitarizada en la línea de separación
con Israel, en los Altos del Golán. Una parte de este territorio sirio está ocupada
por los israelís desde 1967.

Las fuerzas kurdas tienen bajo su control las ciudades de Raqa, Qamishli y
Hasakah, el noreste del país y buena parte de la frontera con Irak. Los kurdos,
encabezados por los líderes del Partido de la Unión Democrática (PYD) quieren
tener una región autónoma.

En el enclave kurdo de Afrin, en el norte de Siria, se desplegaron fuerzas rebeldes


y turcas que se enfrentan a las kurdas apoyadas por EEUU.

El Ejército Sirio Libre (ESL), que agrupa a diversas formaciones rebeldes,


mantiene el control de zonas muy limitadas en el noroeste de Siria. La principal área
que sigue en manos rebeldes es la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria y
fronteriza con Turquía.

Las fuerzas gubernamentales y sus aliados han bombardeado esta provincia, donde
viven cerca de tres millones de personas, y han matado a numerosos civiles. En
Idlib, que limita también con la provincia de Latakia, donde se encuentra la mayor
base aérea rusa en Siria, quedan unos 70.000 combatientes rebeldes, según el
canal de televisión catarí Al Jazeera.

Turquía, aliada de los rebeldes, y Rusia e Irán, principales aliados de Damasco,


están negociando aún para evitar una gran ofensiva final de las fuerzas
gubernamentales en Idlib. De momento, los intentos de lograr un alto el fuego han
fracasado y aún se teme un ataque militar de gran envergadura que, según
la ONU comportaría una catástrofe humanitaria.

Por su parte, el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que perdió casi todo el
territorio que había conquistado, incluida Raqa, su última ciudad fortaleza, sigue
reteniendo una zona cercana a Albu Kamal, rodeada al oeste por las fuerzas de
Damasco y al este por las kurdas.

El presidente sirio y sus dos paladines, Moscú y Teherán, están a punto de


proclamar su victoria contra los rebeldes, los grandes perdedores de esta guerra.

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