Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Como una ola del mar, soplada y sacudida por el viento. Que el hombre no piense que va a
recibir nada del Señor; es un hombre de doble ánimo, inestable en todo lo que hace
Un escéptico es una persona de doble ánimo. Jesús tenía en mente a tal persona cuando
habló del que trata de servir a dos señores (Mateo 6:24). Como tal, es “inestable”, que
viene de una palabra griega que significa “inestable, vacilante, tanto en su carácter como en
sus sentimientos”.
Una persona de doble ánimo está inquieta y confundida en sus pensamientos, sus acciones y
su comportamiento. Tal persona siempre está en conflicto consigo misma. Uno desgarrado
por tal conflicto interno nunca puede apoyarse con confianza en Dios y en sus promesas de
gracia.
Por consiguiente, el término inestable es análogo al de un hombre borracho incapaz de
caminar en línea recta, balanceándose de un lado a otro. No tiene una dirección definida y
como resultado no llega a ninguna parte. Tal persona es “inestable en todo lo que hace”.
Nuestro desafío como seres humanos pecadores es decir “no” al pecado y “sí” a una vida
justa. Y no es como si este desafío sólo nos enfrentara una o dos veces por semana. Las
tentaciones de compromiso nos rodean todo el tiempo.
La mayoría de nosotros que hemos conocido al Señor por un tiempo hemos llegado a
experimentar la diferencia entre la paz de Dios y la confusión de nuestros pensamientos.
Realmente están en conflicto entre sí. Y es una batalla que no se detiene hasta que nuestra
alma deja nuestro cuerpo en el punto de la muerte física.
6) Te entregas a los viejos hábitos fácilmente.
A un creyente de doble ánimo le resulta casi imposible mantenerse alejado de la zona
de peligro. Él o ella se mueven rápidamente en esa dirección al menor impulso. Cuanto más
tiempo una persona se abstenga de ese mal hábito, más fácil será mantenerse alejado de él.
Pero cuanto más “cortas esquinas”, más te encuentras encerrado en un lodazal de doble ánimo
creado por ti mismo.
La Palabra de Dios dice que el hombre de doble ánimo es “inestable en todo lo que hace”. No
es de extrañar que los viejos hábitos se mantengan indefinidamente en la vida de un creyente
de doble ánimo. Esos viejos hábitos son simplemente el fruto de un corazón y una mente
inestables.