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COMUNICACIÓN

El acto de comunicar es un proceso complejo en el que dos o más


personas se relacionan y, a través de un intercambio de mensajes
con códigos similares, tratan de comprenderse e influirse de forma
que sus objetivos sean aceptados en la forma prevista, utilizando
un canal que actúa de soporte en la transmisión de la información.
La comunicación constituye una característica y una necesidad de
las personas y de las sociedades con el objetivo de poder
intercambiarse informaciones y relacionarse entre sí.
Elementos que intervienen en la comunicación
Aunque la comunicación es un proceso complejo, para efectos didácticos podemos descomponerlo en los diferentes
elementos que lo integran.
• El mensaje. Formado por las diferentes ideas o informaciones, que se trasmiten mediante códigos, claves,
imágenes, etc., cuyo significado interpretará el receptor.>
• El emisor y el receptor. El emisor es el sujeto que comunica en primer lugar o toma la iniciativa de ese acto de
comunicación, mientras que el receptor es el que recibe el mensaje.
• El código. Es el conjunto de claves, imágenes, lenguaje, etc., que sirven para trasmitir el mensaje. Debe de ser
compartido por emisor y receptor.
• El canal. Es el medio a través del cual se emite el mensaje. Habitualmente se utiliza el oral-auditivo y el gráfico-
visual complementándose.
• El contexto. Se refiere a la situación concreta donde se desarrolla la comunicación. De él dependerá en gran
parte la forma de ejercer los roles por parte de emisor y receptor.
• Los ruidos. Son todas las alteraciones de origen físico que se producen durante la trasmisión del mensaje.
• Los filtros. Son las barreras mentales, que surgen de los valores, experiencias, conocimientos, expectativas,
prejuicios, etc. de emisor y receptor.
• El feedback o la retroalimentación. Es la información que devuelve el receptor al emisor sobre su propia
comunicación, tanto en lo que se refiere a su contenido como a la interpretación del mismo o sus consecuencias en
el comportamiento de los interlocutores.
El proceso de comunicación
El proceso de comunicación supone la intervención activa y dinámica, de
todos los elementos descritos anteriormente, creando una secuencia
organizada en la que todos intervienen en mayor o menor grado, en uno o
varios momentos de esa secuencia.
Este proceso se desarrolla en un contexto concreto y con un código
específico, utilizando al menos un canal determinado, con la intervención de
emisor y receptor, de forma que el primero trasmite un mensaje al segundo.
Veamos este proceso con más detalle.
En primer lugar, el emisor debe tener unos objetivos definidos con claridad, y
a partir de ellos, codificar las ideas, sentimientos o pensamientos que quiera
trasmitir, adaptándolos al código que se haya previsto utilizar, habitualmente
el lenguaje, para poder trasmitir el mensaje.
En el momento de codificar el mensaje, ya se han activado los filtros, o incluso antes, cuando el emisor se plantea
los objetivos de la comunicación.
Para la transmisión se emplea el canal que se considere más adecuado, utilizando un código común con el receptor,
para facilitar la comunicación.
A partir del feedback que el receptor devuelve al emisor, se comprobará si se está utilizando el código adecuado.
Una vez que se trasmite el mensaje, van a entrar en escena los
ruidos, dificultando que el mensaje llegue al receptor en las
mejores condiciones.
La recepción supone la llegada del mensaje al receptor, y en ella
las dificultades pueden venir provocadas por los ruidos.
Tras recibirlo, el receptor decodifica el mensaje y lo interpreta a
través de un proceso interno, sobre la base de sus experiencias y
conocimientos. En este momento entran en acción sus filtros, así
como posibles problemas con relación al conocimiento y el uso
adecuado del código.
Cuando se recibe el mensaje se pone en marcha lo que
denominamos “intención”, que se refiere a la pregunta que se
hace el receptor sobre el significado real del mensaje, a partir de la utilización de todos los elementos y
componentes que hemos visto que intervienen en este proceso de comunicación.
Esta intención sería el equivalente a los objetivos del emisor.
En este momento, el mensaje original o los objetivos que con él pretendía el emisor estará distorsionado o, al
menos, reducido y sesgado, respecto al recibido por el receptor.
El último paso del proceso es la utilización del feedback o la retroalimentación, con lo que el receptor se asegura
que el contenido del mensaje que le llega es el que el emisor pretendía transmitir
Errores de la comunicación
Al margen de otros problemas que se puedan producir durante el
proceso de comunicación, se pueden cometer dos tipos de errores: el
error de conocimiento y el de transmisión.
El primero se refiere a los déficits o faltas en la formación del emisor,
por una preparación inadecuada o incompleta o simplemente, por no
estar al tanto de los acontecimientos cotidianos. No es un error muy
grave, pues no se achaca al emisor un ánimo engañoso hacia el
receptor.
Cuando se comete el error o sesgo de transmisión, el receptor
atribuye al emisor un ánimo engañoso. Este error se considera más
grave que el anterior, pues su presencia contribuye a una
catalogación negativa del emisor, con la que el comunicador pierde
su credibilidad.
Si en el primer caso el error hacía referencia a “lo que se dice”, es decir, al contenido de la información, en este
segundo el error se centra en el “cómo se dice”, es decir, la forma en que se presenta la información.
El error de trasmisión se relaciona con la “intención” de la que hablábamos
previamente, es decir, con la imagen que estamos transmitiendo a nuestros interlocutores, y a su vez, ésta lo hace
con las conductas del emisor, conductas que se concretan en tres tipos: verbales, no verbales y paraverbales.
Estos tres tipos constituyen los componentes conductuales de la
comunicación y sus diferentes combinaciones generan las impresiones
que causamos en los demás.
Los componentes conductuales de la comunicación.
Los componentes conductuales son aquéllos que pueden ser
directamente observados por cualquier persona, pese a que ésta no
participe para nada en el proceso de comunicación. Se denominan no
verbales, paraverbales y verbales.
Su utilización, en todos los casos, se produce a lo largo de un continuo,
pudiendo ser empleados desde nada hasta mucho.
Componentes no verbales
Son aquellos en los que no interviene para nada la palabra, resultando prácticamente inevitable su uso siempre que
la comunicación se produzca de forma presencial.
La utilización de elementos no verbales presenta diversas funciones. Por un lado, puede reemplazar a las palabras
cuando se utilizan códigos reconocidos y comúnmente compartidos a mayor (por ejemplo, signo de la victoria) o
menor escala (por ejemplo, mirada de padre a hijo).
Pueden repetir lo que estamos diciendo (por ejemplo, signo de victoria mientras verbalizamos que hemos ganado),
lo que se utilizará para enfatizar ese mensaje y también puede contradecir el mensaje verbal aunque en este caso
se trate de una conducta inintencionada.
Los principales elementos conductuales no verbales de la comunicación son: la mirada, la sonrisa, la expresión
facial, la orientación, la postura, la distancia, los gestos, la apariencia personal, las automanipulaciones y los
movimientos con manos y piernas.
Componentes paraverbales
Se refieren a la forma de decir las cosas en lugar de al contenido. Son aquéllos cuya utilización no altera las
palabras pese a que haga variar el significado.
Este tipo de elementos puede afectar totalmente al significado de lo que se expresa. Por ejemplo, el uso de distinto
volumen puede hacer cambiar totalmente el significado del mensaje, pese a que las palabras sean exactamente las
mismas.
Los principales elementos paraverbales de la comunicación son: el volumen, el tono, la velocidad del habla, la
fluidez verbal, la claridad, el timbre, el tiempo de habla y las pausas y silenciosComponentes verbales
El habla es el componente por excelencia de la comunicación, y el que
tradicionalmente ha recibido más atención.
Se emplea para una gran variedad de propósitos, tantos como motivos
tienen las personas para comunicarse: trasmitir ideas, describir
sentimientos, argumentar, razonar, debatir, rebatir, etc., dependiendo
fundamentalmente de las situaciones en que se produzcan, el papel que
la persona en cuestión juegue en esa determinada situación y los
objetivos que se pretenda alcanzar.
Los elementos verbales más importantes de la comunicación son: el
contenido, el humor, la atención personal, las preguntas y las respuestas
a preguntas

COMUNICACIÓN VERBAL Y COMUNICACIÓN NO VERBAL

En términos generales, comunicación es el proceso de trasmisión y recepción de


ideas, información y mensajes. (Ver: Comunicación)
Vivimos en un tiempo en que la comunicación está en una etapa de grandes avances;
pero debemos comprender que no es algo inventado en este siglo ni en el anterior.
Existe desde que el género humano apareció sobre la tierra.
Los humanos somos seres sociales por naturaleza y, por lo tanto, tenemos la
necesidad de relacionarnos con los demás y dejar constancia de nuestra existencia.
En la antigüedad, Aristóteles estableció un modelo y la importancia de la comunicación.
Sirve para influir en las personas; los mensajes comunicativos, al ser un estimulo, buscan provocar una conducta
deseada en el receptor.
El hombre, para comunicarse mejor, se puso a estudiarla. Así es como en su clasificación encontramos una
diversidad de calificativos.
Hay comunicación tanto intrapersonal como interpersonal; con la primera hacemos una interiorización a nuestros
pensamientos; con la segunda, nos comunicamos con quienes están a nuestro alrededor y se divide en escrita y
oral.
Con el desarrollo de la investigación en comunicación aparece: la intercultural, la gráfica, la no verbal, en grupos
pequeños y la de masas, entre otras.
Para comunicarnos no basta escribir o hablar. Es pertinente considerar los aspectos culturales de los pueblos y
sociedades, las características personales de los individuos, hasta el lugar donde viven y su naturaleza étnica, sin
olvidar la estratificación social.
En términos individuales, el hombre se comunica con sus actitudes, con los
movimientos de su cuerpo, de sus manos o movimientos de los ojos, la expresión de
su cara.
Lo anterior nos lleva a concluir que, aunque la comunicación adopta múltiples formas,
las más importantes son la comunicación verbal y la comunicación no verbal.
La comunicación verbal
La comunicación verbal puede realizarse de dos formas: oral: a través de signos
orales y palabras habladas o escrita: por medio de la representación gráfica de
signos.
Hay múltiples formas de comunicación oral. Los gritos, silbidos, llantos y risas
pueden expresar diferentes situaciones anímicas y son una de las formas más primarias de la comunicación. La
forma más evolucionada de comunicación oral es el lenguaje articulado, los sonidos estructurados que dan lugar a
las sílabas, palabras y oraciones con las que nos comunicamos con los demás.
Las formas de comunicación escrita también son muy variadas y numerosas (ideogramas, jeroglíficos, alfabetos,
siglas, graffiti, logotipos...). Desde la escritura primitiva ideográfica y jeroglífica, tan difíciles de entender por
nosotros; hasta la fonética silábica y alfabética, más conocida, hay una evolución importante.
Para interpretar correctamente los mensajes escritos es necesario conocer el código, que ha de ser común al
emisor y al receptor del mensaje.

La comunicación no verbal
En nuestro tiempo cada vez tienen más importancia los sistemas de
comunicación no verbal. Una imagen vale más que mil
Cuando hablamos con alguien, sólo una pequeña parte de la información que palabras.
obtenemos de esa persona procede de sus palabras. Los investigadores han
estimado que entre el sesenta y el setenta por ciento de lo que comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje
no verbal; es decir, gestos, apariencia, postura, mirada y expresión.
La comunicación no verbal se realiza a través de multitud de signos de gran variedad: Imágenes sensoriales
(visuales, auditivas, olfativas...), sonidos, gestos, movimientos corporales, etc.
Características de la comunicación no verbal:
• Mantiene una relación con la comunicación verbal, pues suelen emplearse juntas.
• En muchas ocasiones actúa como reguladora del proceso de comunicación, contribuyendo a ampliar o reducir el
significado del mensaje.
• Los sistemas de comunicación no verbal varían según las culturas.
• Generalmente, cumple mayor número de funciones que el verbal, pues lo acompaña, completa, modifica o
sustituye en ocasiones.
Entre los sistemas de comunicación no verbal tenemos :
El lenguaje corporal. Nuestros gestos, movimientos, el tono de voz, nuestra
ropa e incluso nuestro olor corporal también forman parte de los mensajes
cuando nos comunicamos con los demás.
El lenguaje icónico. En él se engloban muchas formas de comunicación no
verbal: código Morse, códigos universales (sirenas, Morse, Braylle, lenguaje de
los sordomudos), códigos semiuniversales (el beso, signos de luto o duelo),
códigos particulares o secretos (señales de los árbitros deportivos).
Para concluir, podemos decir que la comunicación no verbal es tan importante
que la verbal, los gestos forman parte de nuestra vida y si los perdiéramos
también perderíamos parte de nuestra esencia de comunicarnos.

HABILIDADES DE COMUNICACIÓN: TÉCNICAS PARA LA


COMUNICACIÓN EFICAZ
1. LA COMUNICACIÓN

Somos primordialmente seres “sociales”, en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestras vidas con otras
personas. Por consiguiente, es importante aprender a entenderse con los otros y a funcionar adecuadamente en
situaciones sociales. Ciertas habilidades de comunicación nos ayudan a mejorar las relaciones interpersonales.

La comunicación es el acto por el cual un individuo establece con otro un contacto que le permite transmitir una
información. En la comunicación intervienen diversos elementos que pueden facilitar o dificultar el proceso.
 Emisor: La persona (o personas) que emite un mensaje.
 Receptor: La persona (o personas) que recibe el mensaje.

 Mensaje: Contenido de la información que se envía.

 Canal: Medio por el que se envía el mensaje.

 Código: Signos y reglas empleadas para enviar el mensaje.

 Contexto: Situación en la que se produce la comunicación.

La comunicación eficaz entre dos personas se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que
pretende el emisor.

2. TIPOS DE COMUNICACIÓN

Las formas de comunicación humana pueden agruparse en dos grandes categorías: la comunicación verbal y la
comunicación no verbal:

 La comunicación verbal se refiere a las palabras que utilizamos y a las inflexiones de nuestra voz (tono de
voz).
 La comunicación no verbal hace referencia a un gran número de canales, entre los que se podrían citar
como los más importantes el contacto visual, los gestos faciales, los movimientos de brazos y manos o la
postura y la distancia corporal.

Comunicación verbal

 Palabras (lo que decimos)


 Tono de nuestra voz

Comunicación no verbal

 Contacto visual
 Gestos faciales (expresión de la cara)

 Movimientos de brazos y manos

 Postura y distancia corporal

Pese a la importancia que le solemos atribuir a la comunicación verbal, entre un 65 % y un 80 % del total de nuestra
comunicación con los demás la realizamos a través de canales no verbales. Para comunicarse eficazmente, los
mensajes verbales y no verbales deben coincidir entre sí. Muchas dificultades en la comunicación se producen
cuando nuestras palabras se contradicen con nuestra conducta no verbal. Ejemplo:

 Un hijo le entrega un regalo a su padre por su cumpleaños y éste, con una expresión de decepción, dice:
“Gracias, es justo lo que quería”.
 Un chico encuentra a su mejor amigo por la calle y, cuando le saluda, el otro le devuelve el saludo con un
frío y seco “hola” y desvía la mirada.

3. TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN EFICAZ

Todos conocemos y podríamos citar en teoría cuales son los principios básicos para lograr una correcta
comunicación, pero, tal vez por sonar a perogrullo, frecuentemente nos olvidamos de ellos. Algunas de las
estrategias que podemos emplear son tan sencillas como las siguientes:

3.1. La escucha activa


Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber escuchar. La falta de
comunicación que se sufre hoy día se debe en gran parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se está más
tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la
comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de
forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que
se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye. Pero, ¿qué es realmente la escucha activa?.

La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.

¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar? Existen grandes diferencias. El oír es simplemente percibir
vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La escucha
efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de lo pasivo. La escucha activa se refiere a la habilidad de
escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o
pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta
empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.

Elementos que facilitan la escucha activa:

 Disposición psicológica: prepararse interiormente para escuchar. Observar al otro: identificar el contenido
de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.
 Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo, umm, uh, etc.) y no verbal (contacto
visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).

Elementos a evitar en la escucha activa:

 No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados momentos. La curva de la atención se inicia en


un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continua y vuelve a ascender hacia el final del
mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del
mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
 No interrumpir al que habla.

 No juzgar.

 No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.

 No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no es nada".

 No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.

 No contra argumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento mal" y tú respondes "y yo también".

 Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al problema de la otra persona, antes incluso de
que te haya contado la mitad.

Habilidades para la escucha activa:

Mostrar empatía: Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de "meternos en su pellejo" y
entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que "nos hacemos cargo", intentar entender lo
que siente esa persona. No se trata de mostrar alegría, si siquiera de ser simpáticos. Simplemente, que somos
capaces de ponernos en su lugar. Sin embargo, no significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro.
Para demostrar esa actitud, usaremos frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que...”.

Parafrasear. Este concepto significa verificar o decir con las propias palabras lo que parece que el emisor acaba de
decir. Es muy importante en el proceso de escucha ya que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y
permite verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de parafrasear
puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que...”, “¿Quieres decir que te sentiste...?”.
Emitir palabras de refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones que suponen un halago para la
otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba
de decir. Algunos ejemplos serían: "Esto es muy divertido"; "Me encanta hablar contigo" o "Debes ser muy bueno
jugando al tenis". Otro tipo de frases menos directas sirven también para transmitir el interés por la conversación:
"Bien", "umm" o "¡Estupendo!".

Resumir: Mediante esta habilidad informamos a la otra persona de nuestro grado de comprensión o de la
necesidad de mayor aclaración. Expresiones de resumen serían:

 "Si no te he entendido mal..."


 "O sea, que lo que me estás diciendo es..."

 "A ver si te he entendido bien...."

Expresiones de aclaración serían:

 "¿Es correcto?"
 "¿Estoy en lo cierto?"

3.2. Algunos aspectos que mejoran la comunicación:

 Al criticar a otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es .


 Las etiquetas no ayudan a que la persona cambie, sino que refuerzan sus defensas. Hablar de lo que es
una persona sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Eres un desastre"; mientras que hablar de
lo que hace sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Últimamente te olvidas mucho de las cosas".

 Discutir los temas de uno en uno, no "aprovechar" que se está discutiendo, por ejemplo sobre la
impuntualidad de la pareja, para reprocharle de paso que es un despistado, un olvidadizo y que no es
cariñoso.

 No ir acumulando emociones negativas sin comunicarlas , ya que producirían un estallido que


conduciría a una hostilidad destructiva.

 No hablar del pasado. Rememorar antiguas ventajas, o sacar a relucir los “trapos sucios” del pasado, no
sólo no aporta nada provechoso, sino que despierta malos sentimientos. El pasado sólo debe sacarse a
colación constructivamente, para utilizarlo de modelo cuando ha sido bueno e intentamos volver a poner
en marcha conductas positivas quizá algo olvidadas. Pero es evidente que el pasado no puede cambiarse;
por tanto hay que dirigir las energías al presente y al futuro.

 Ser específico. Ser específico, concreto, preciso, es una de las normas principales de la comunicación.
Tras una comunicación específica, hay cambios; es una forma concreta de avanzar. Cuando se es
inespecífico, rara vez se moviliza nada. Si por ejemplo, nos sentimos solos/as y deseamos más tiempo
para estar con nuestra pareja, no le diga únicamente algo así: “No me haces caso”, “Me siento solo/a”,
“Siempre estás ocupado/a”. Aunque tal formulación exprese un sentimiento, si no hacemos una propuesta
específica, probablemente las cosas no cambiarán. Sería apropiado añadir algo más. Por ejemplo: “¿Qué
te parece si ambos nos comprometemos a dejar todo lo que tenemos entre manos a las 9 de la noche, y
así podremos cenar juntos y charlar?”.

 Evitar las generalizaciones. Los términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a
formar etiquetas. Es diferente decir: "últimamente te veo algo ausente" que "siempre estás en las nubes".
Para ser justos y honestos, para llegar a acuerdos, para producir cambios, resultan más efectivas
expresiones del tipo: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”, “Frecuentemente”. Son
formas de expresión que permiten al otro sentirse correctamente valorado.

 Ser breve. Repetir varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar excesivamente el
planteamiento, no es agradable para quién escucha. Produce la sensación de ser tratado como alguien de
pocas luces o como un niño. En todo caso, corre el peligro de que le rehúyan por pesado cuando empiece
a hablar. Hay que recordar que: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
 Cuidar la comunicación no verbal. Para ello, tendremos en cuenta lo siguiente:

o La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Decir " ya sabes que te quiero" con
cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada.

o Contacto visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los ojos de la otra persona. El
contacto visual debe ser frecuente, pero no exagerado.

o Afecto. Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se está interactuando. Se


basa en índices como el tono de voz, la expresión facial y el volumen de voz (ni muy alto ni muy
bajo).

 Elegir el lugar y el momento adecuados. En ocasiones, un buen estilo comunicativo, un modelo


coherente o un contenido adecuado pueden irse al traste si no hemos elegido el momento adecuado para
transmitirlo o entablar una relación. Es importante cuidar algunos aspectos que se refieren al momento en
el que se quiere establecer la comunicación:

o El ambiente: el lugar, el ruido que exista, el nivel de intimidad...

o Si vamos a criticar o pedir explicaciones debemos esperar a estar a solas con nuestro
interlocutor.

o Si vamos a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.

o Si ha comenzado una discusión y vemos que se nos escapa de las manos o que no es el
momento apropiado utilizaremos frases como: “si no te importa podemos seguir discutiendo esto
en... más tarde”.

NIVELES DEL HABLA O REGISTROS IDIOMÁTICOS

 Los distintos usos que hacemos de nuestra lengua (o idioma),


originan los diferentes registros o niveles del habla,
dependiendo de la formación sociocultural del hablante, de los
hábitos lingüísticos de la comunidad y de la situación en que se
produce.
 El registro se define en el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua (DRAE) como "modo de expresarse en
función de las circunstancias".
 No hablamos igual con un amigo que con el médico, con
nuestra madre que con al portero de la discoteca; no es igual
escribir una carta y escribir en un examen, ni siquiera se presenta una historia de la misma manera
hablando que escribiendo.
 También cambiamos de registro dentro de la clase y en el recreo, ni dice las mismas cosas a un bebé una
mujer o un hombre. Todas estas formas son lo que se denominan registros.
 Todas estas situaciones son compartidas por la mayoría de las personas; es decir, que todos los alumnos
hablan de manera distinta en el aula y en el recreo.
 Pero el registro tiene otra dimensión: el aspecto individual. Así, en el recreo, cada alumno da un tono
propio a su narración de lo ocurrido en la visita a un planetario.
 Pero, el lenguaje no sólo sirve para describir el mundo, sino también para actuar en él. En efecto, un
enunciado lingüístico es también un acto de habla, dependiendo del contenido.

 Según lo que se ha expresado, hay una gran variedad o niveles


del habla; o lo que es lo mismo, hablamos con diferentes
registros o niveles idiomáticos.
 Existen tres grandes grupos o niveles del habla: coloquial,
culto y vulgar.
 Coloquial: surge de forma espontánea en una conversación. La
espontaneidad es imprescindible para explicar el subjetivismo, el
registro coloquial es contundente e incluso se usan palabrotas
(garabatos).
 La fonética tiende a la relajación, de modo que hablar sea más
fácil para los interlocutores. La sintaxis está menos cuidada que en la lengua escrita y a menudo las frases
no las acabamos.
 Se titubea mucho y la contradicción es otra de sus características. El léxico es muy impreciso. Abundan
las muletillas, frases hechas o simples, abundan diminutivos y aumentativos así como las
comparaciones, exageraciones, ironía...
 Lenguaje jergal (dentro del lenguaje coloquial) ejemplo: rallando la pintura, peinando la muñeca.

 Se caracteriza tanto por su imaginación creadora como por su


escaso vocabulario, se utilizan sufijos deformadores del
vocabulario. También se utilizan prefijos innecesarios, se
utilizan términos de los grupos marginales: cachai, bacán.
Muchos jóvenes utilizan una jerga como señal de identidad.
 Los términos utilizados en cada jerga se llaman jergalismos o
argotismos.
 Lenguaje culto: sistema del habla empleado por personas
cultivadas o con cierto grado académico; por esta razón aquí
se incluyen los niveles científico y literario.
 Dentro de esta categoría de lenguaje culto, podemos hacer
una distinción en tres rangos, según el nivel cultural:
 • Nivel culto: alta formación cultural.

 • Nivel común: cotidiano, coloquial, estándar. Es la forma correcta del idioma que permite la
comunicación entre los hablantes del mismo.
 • Nivel popular: escaso conocimiento cultural, vocabulario sencillo, pero no vulgar.

 Lenguaje vulgar (nivel marginal): escaso y pobre vocabulario, que se reemplaza por gestos y palabras
groseras. Se utilizan muchas muletillas, repetición de términos a veces poco apropiados para la situación,
abundancia de vulgarismos y expresiones defectuosa, inversión de orden
de los pronombres, uso de expresiones locales y regionales e incluso
barbarismos.
 Falta educación y contacto con la lengua estándar. Es el empleado por
gente de escasa o de ninguna cultura. En ese caso podemos encontrar
errores fonéticos, sintácticos, léxicos propios del lenguaje vulgar.
 A modo de recapitulación, recordar las siguientes definiciones:
 Vulgarismo: palabra que se dice y se escribe mal.

 Lenguaje: capacidad que tiene una persona para poder comunicarse

 Lengua ( idioma): el conjunto de signos lingüísticos seleccionas por un grupo de hablantes (país... etc.).

 Habla: es la conversación, una de las formas de expresar la lengua o idioma.

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