Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hoy día, es más difícil poner en duda el relieve jurídico y político de la apues-
ta que la Generalitat Valenciana ha hecho en la reforma del Estatuto de Auto-
nomía de 2006 por desarrollar su competencia exclusiva en cuanto a conservar,
modificar y desarrollar el derecho civil valenciano. La promulgación de la Ley
10/2007, de 20 de marzo, de Régimen Económico Matrimonial Valenciano, fue
la primera muestra palpable de una decisión que, por el momento, se mantiene
firme. En otoño de este mismo año se prevé la discusión del proyecto de ley de
Sucesiones, un texto largo y complejo cuya aprobación puede suponer el espal-
darazo definitivo de este propósito legislador.
No voy a ocuparme en este trabajo de la cuestión, tan discutida, de la compe-
tencia del gobierno regional para llevar adelante este proyecto. Las diversas pos-
turas ya han sido expuestas en multitud de ocasiones; doctores tiene la iglesia...1.
Lo que pretendo con estas líneas, además de rendir un modesto homenaje al pro-
fesor Vicente Montés, es debatir sobre una de las vías utilizadas para el desarrollo
del derecho civil valenciano, la que se ha centrado en aprovechar las costumbres
jurídicas conservadas en el ámbito local; es decir, la vía de la positivización del
1
La mayoría, por cierto, en el campo del derecho civil. Véase M. CLEMENTE MEORO, “Las
competencias de la Comunidad Autónoma Valenciana en materia de Derecho civil”, Revista
General del Derecho, nº 596 (1994), pp. 4.923-4.945; J. ROCA GUILLAMÓN, “Sub artículo
31.2 EACV”, en MARTÍN MATEO, R. (Dir.), Comentario al Estatuto de Autonomía de la Co-
munidad Valenciana, Madrid, 1985, pp. 233 ss. Respecto de la actual redacción estatutaria,
R. MOLINER NAVARRO, “Las competencias en materia de Derecho civil foral a la luz del
artículo 49.1.2ª del nuevo Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana”, Anuario de
Derecho Parlamentario (ADP), nº 18 (2007), pp. 345 ss.; y Mª D. MAS BADÍA, “Autonomía,
fueros y derecho civil. La Ley de Régimen Económico Matrimonial Valenciano”, en Mª L.
Atienza Navarro (coord.), Pensamientos jurídicos y palabras: dedicados a Rafael Ballarín Her-
nández, Valencia, 2010, pp. 625-647. Mención aparte merecen los trabajos del profesor F.
BLASCO GASCÓ, que iré citando al hilo de la argumentación. Desde el campo del derecho
constitucional, hay que destacar los trabajos de V. GARRIDO MAYOL: “El ordenamiento ju-
rídico valenciano: perspectivas de futuro”, Cuadernos Constitucionales de la Cátedra Fadrique
Furió Ceriol, nº 38-39 (2002), pp. 119-132; y “Las Competencias de la Generalitat Valenciana
en materia de Derecho Civil: perspectivas de futuro”, Revista Valenciana de Estudios Autonó-
micos (RVEA), nº 41-42 (2004), pp. 283-307.
1838 JAVIER PALAO GIL
2
Me refiero a “El derecho foral valenciano (Un estudio sobre la competencia legislativa de la
Generalitat en materia de Derecho Civil)”, en J. M. BAÑO LEÓN (dir.), Comentario al Estatu-
to de Autonomía de la Comunidad Valenciana, Cizur Menor, 2007, pp. 261-322. Este trabajo
del profesor MONTÉS constituye, en la monografía en que se inscribe, la única reflexión de
cierto calado sobre las bases históricas en que se sustenta la reforma estatutaria de 2006. Y
continúa en un trabajo posterior, más crítico con el proyecto: “La inesperada resurrección
del derecho foral valenciano”, El Cronista del Estado Social y Democrático de Derecho, nº 3
(2009), pp. 4-15.
3
El desinterés de los grupos de poder valencianos ante la reintegración foral es un mito de
nuestra historiografía que habrá que empezar a impugnar de una vez por todas. El propio
Montés lo recoge en sus páginas (p. 264), pero no es sino un elemento más —y, desde luego,
no el de mayor relieve— entre los múltiples que se dan cita en la nueva planta valenciana
entre 1707 y 1725. Algunos han acabado tomando la parte por el todo... No me extiendo
en ello: acabo de hacerlo en “Abolición y reintegración del derecho foral valenciano en la
perspectiva del Antiguo Régimen”, F. RAMÓN FERNÁNDEZ (coord.), El Derecho civil valen-
ciano tras la reforma del Estatuto de Autonomía, Valencia, 2010, pp. 13-66, en pp. 30-44. La
responsabilidad de la abolición corresponde en exclusiva a la Corona, al igual que la negativa
a devolver las normas de derecho civil para restablecer la igualdad con los demás territorios
de la Corona de Aragón. Palabras como las de P. de Elizalde y Aymerich, cuando afirma que
la pérdida del derecho valenciano “se produjo, según afirma unánimemente la doctrina por
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1839
el descuido y negligencia de sus autoridades y jurisconsultos” (“El Derecho civil en los Esta-
tutos de Autonomía”, Anuario de Derecho Civil, vol. 37-2 [1984], pp. 389-436, en p. 420), hoy
son ya un grave error historiográfico...
4
Me refiero a la Ley 2/2006, de 14 de junio, de derecho civil de Galicia. Sobre esta materia,
vide D. Bello Janeiro, El ejercicio de la competencia en materia civil por la Comunidad Autó-
noma gallega, Madrid, 1999.
1840 JAVIER PALAO GIL
5
Vid., por ejemplo, R. MOLINER NAVARRO, “La Ley 10/2007, de Régimen Económico Ma-
trimonial Valenciano. Presupuestos, principios y constitucionalidad”, en Mª L. Atienza Na-
varro (coord.), Pensamientos jurídicos..., pp. 649-658.
6
Art. 10.5 del Estatuto de Autonomía del País Vasco (LO 3/1979, de 18 de diciembre); art. 9.2
del Estatuto de Cataluña (LO 4/1979, de 18 de diciembre); art. 27.4 del Estatuto de Galicia
(LO 1/1981, de 6 de abril); art. 35.1.4 del Estatuto de Aragón (LO 8/1982, de 10 de agosto);
art. 48 de la Ley orgánica de integración y amejoramiento del régimen foral de Navarra (LO
13/1982, de 10 de agosto); y art. 10.21 del Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares (LO
2/1983, de 25 de febrero). Los tres primeros precedieron al estatuto valenciano, aprobado el
1 de julio de 1982.
7
Art. 70.1-5ª del Estatuto de Autonomía de Castilla y León (LO 4/1983, de 25 de febrero): “1.
La Comunidad de Castilla y León tiene competencia exclusiva en las siguientes materias:
(...) 5. Conservación del Derecho consuetudinario de Castilla y León”. Véase J. FERNÁNDEZ
COSTALES, “Las Comunidades Autónomas y el Derecho Civil: Derecho Foral y Derecho
consuetudinario leonés”, Tierras de León, n° 64 (1985), pp. 3-23.
8
Un modelo es el Estatuto de Aragón, que en su reciente reforma (LO 5/2007, de 20 de abril)
coloca al “Derecho Foral” como uno de los tres pilares de su afirmación como “nacionalidad
histórica” y de la identidad propia de la Comunidad. El resultado es una profusión de artícu-
los en que se reconoce ese papel central del derecho propio.
9
El artículo 125 del nuevo Estatut, respaldado por la reciente sentencia del Tribunal Cons-
titucional, concede a la Generalitat de Catalunya la competencia exclusiva en materia de
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1841
derecho civil, con la excepción de las materias que el artículo 149.1.8ª de la Constitución
atribuye en todo caso al Estado. Esa potestad, desarrollada hasta la redacción de un código
civil propio, es el resultado de la política desarrollada por el gobierno catalán para ir soltan-
do amarras respecto de su vieja compilación, “un ordenamiento jurídico rígido y adelgazado
por la prolongada ausencia de instituciones legislativas propias”, como la definía con acierto
el Preámbulo de la primera Ley del Código Civil de Cataluña, del año 2002. Dicha política,
en buena medida de hechos consumados, y salvada del juicio de constitucionalidad por di-
versos pactos políticos, ha dejado sin sentido, en mi opinión, y entra en franca contradicción
con parte de la doctrina constitucional en torno a la interpretación del contenido y alcance
del art. 149.1.8ª de la carta magna española. Y lo mismo puede decirse de las opiniones y
asertos de un sector de la doctrina jurídica civilista (por todos, R. BÉRCOVITZ, “Las com-
petencias de las Comunidades Autónomas en materia de Derecho Civil”, Primer Congreso de
Derecho Vasco: La actualización del Derecho civil, Oñati, 1983, pp. 73-109., en pp. 103 ss.). La
otra limitación, la territorial, ya ha sido puesta en duda por los civilistas vascos (J. GIL RO-
DRÍGUEZ, “¡Por fin, hacia un derecho civil vasco!”, en K. J. AlbIez DOHRMANN (Coord.),
¿Hacia dónde van los Derechos Civiles Autonómicos?, en prensa).
10
“La Comunidad Autónoma prestará especial atención al derecho consuetudinario de la Re-
gión, con particular referencia a los tribunales consuetudinarios y tradicionales en materia
de aguas...” (introducido por LO 1/1998, de 15 de junio).
11
Art. 16 del Estatuto de autonomía de Asturias, introducido por LO 1/1999, de 5 enero, de
reforma de la LO 7/1981, de Estatuto de autonomía del Principado de Asturias. Sobre el
ejercicio de la competencia, y el desarrollo y contenido de la compilación —que incluye
instituciones del derecho de familia y de sucesiones como el testamento mancomunado o la
viudedad universal—, véase I. ARIAS DÍAZ, “La Compilación del Derecho Consuetudinario
Asturiano: una función atípica de la Junta General del Principado de Asturias”, Corts. Anua-
rio de Derecho Parlamentario, nº 20 (2008), pp. 257-279; y VVAA, Compilación del Derecho
Consuetudinario asturiano, Buenos Aires, 2009.
1842 JAVIER PALAO GIL
12
La bibliografía sobre los arrendamientos históricos es abundante. Cabe citar J. FLORS MA-
TÍES, “El arrendamiento consuetudinario valenciano”, en LÓPEZ BELTRÁN DE HEREDIA,
C. (coord.), Curso de Derecho Civil Valenciano, Valencia, 2000, pp. 561-617; M. CLEMENTE
MEORO, “Los arrendamientos históricos valencianos”, ibídem, pp. 619-676; J. CLIMENT
BARBERÁ, “Caracteres y régimen jurídico de los arrendamientos históricos valencianos”,
ibídem, pp. 677-692; J. L. DE LA RÚA MORENO, Doctrina jurisprudencial de la sala de lo civil
y penal de Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana sobre los arrendamientos
históricos valencianos, Valencia, 2002; VVAA, Arrendamientos históricos valencianos. Oríge-
nes, legislación y jurisprudencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana,
Valencia, 2004; por último, recientemente, F. RAMÓN FERNÁNDEZ, “Los arrendamientos
históricos valencianos”, en El Derecho civil valenciano tras la reforma del Estatuto de Autono-
mía, Valencia, 2010, pp. 229-463. Creo que pocas veces un texto tan reducido ha sido glosado
con tal profusión de estudios...
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1843
13
La monografía básica, en este punto, es la de F. RAMÓN FERNÁNDEZ, La pervivencia de
instituciones consuetudinarias del derecho civil valenciano, Castelló de la Plana, 2002, en la
que describe las modalidades de compraventa de cítricos y algunos usos agrarios propios de
l’Albufera.
14
Cabe recordar que, según estimaciones del Institut Valencià d’Estadística para el año 2008,
el sector primario de la economía —agricultura, ganadería y pesca— suponía el 2,1% del
Producto Interior Bruto valenciano a precios de mercado, en clara tendencia a la disminu-
ción. Frente a ello, la industria y la construcción suponen el 27%, y el sector servicios ascien-
de a más del 68%...
15
El espigueo, por ejemplo, existe en muchos pueblos y comarcas, tanto en terrenos de rega-
dío como de secano. ¿Debe generalizarse y hacerse obligatoria la costumbre existente en
l’Albufera de Valencia? El sentido común nos dice que no, lo que reduce aún más el alcan-
ce de la compilación de un derecho como éste. En este sentido, R. VERDERA SERVER,
“Incidencia de la costumbre en el derecho civil valenciano”, en C. LÓPEZ BELTRÁN DE
HEREDIA (coord.), Curso de Derecho Civil Valenciano, Valencia, 2000, pp. 305-324, en pp.
315-318.
16
¿Cabe restaurar antiguos tribunales consuetudinarios, como “la Salva” de Alcublas, extingui-
da probablemente a fines de los setenta? Existen también muy variados usos comarcales en
cuanto a la práctica de la recolección de plantas y frutos —hongos, bayas, frutas salvajes—
en los bosques y montes de dominio público. ¿Merece la pena elevarlos a rango de ley? En
absoluto: ya los ha regulado la Conselleria d’Agricultura i Medi Ambient mediante órdenes
1844 JAVIER PALAO GIL
Ninguna de estas constituye, sin embargo, la dificultad principal. Ésta es, co-
mo señalaba el profesor Montés en su estudio sobre el derecho foral valenciano,
el carácter peculiar de la costumbre como fuente del derecho:
La costumbre como fuente del Derecho presenta problemas y dificultades reiteradamente
suscitados y no resueltos. Se ha dicho que «el Derecho consuetudinario es uno de los más
oscuros e intrincados problemas de la Ciencia del Derecho» —en alusión a Felipe Clemente
de Diego—, pues costumbre es la «norma creada e impuesta por el uso social», pero tal de-
finición, por sí insuficiente, encubre además una tautología, puesto que vendría a significar,
como atinadamente se ha señalado, que «la costumbre es la norma resultante de la costum-
bre», salvo que pudiera distinguirse entre la norma creada (costumbre) y la práctica que la
crea (uso), lo que es más difícil de lo que pudiera pensarse17.
Los historiadores del derecho podemos explicar hoy día que las pervivencias
forales, tras la abolición, fueron muy escasas, y que se concentraron en el cam-
po del derecho público. Algunas de las principales instituciones salvadas por ex-
preso deseo del monarca fueron: la resolución de los conflictos de jurisdicción
19
Tomás Manuel FERNÁNDEZ DE MESA, Arte histórica y legal de conocer la fuerza y uso de los
Drechos Nacional y Romano en España. Y de interpretar aquél por éste, y por el propio origen...,
Valencia, 1747, “Prólogo”.
1846 JAVIER PALAO GIL
A mediados del XIX, Vicente Boix pinta un panorama mucho más nítido, en
el que la uniformización de raíz castellana ha hecho su labor. Por entonces, los
fueros ya son sólo un recuerdo lejano, prácticamente han desaparecido, tras la
abolición y una concienzuda labor de eliminación de los restos por parte del
Estado.
¿Qué resta ya del antiguo régimen foral del reino de Valencia? El tribunal de los Acequie-
ros, o de las aguas; algunas costumbres populares; restos de trajes en nuestros labradores, y
nada más. Todo ha ido desapareciendo desde que Felipe V abolió despóticamente la liber-
tad de Valencia (...) La centralización exagerada de nuestros días ha dado el último golpe a
la exigua independencia que disfrutaban todavía nuestras Municipalidades. Las provincias
no son ya más que unas colonias desgraciadas: envían al corazón su sangre, sus riquezas,
su historia; la vida va de los extremos al centro: en cambio recibimos la Gaceta (...) Leyes,
costumbres, tradiciones, dignidad, independencia; todo ha desaparecido en el fondo de esa
laguna, llamada centralización; en ella se ha confundido todo; y se va devorando silencio-
samente la vida nacional20.
20
Vicente BOIX, Apuntes históricos sobre los fueros del Antiguo Reino de Valencia, Valencia,
1855.
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1847
notarios sufrieron en mayor medida este control, pues parecían ser más reacios
a una sustitución rápida y completa —o quizá eran menos capaces de adaptarse
que jueces y abogados—21. Esa vigilancia, a veces obsesiva, y que formaba parte
de otra mucho mayor sobre el conjunto de una población motejada de “desafec-
ta”, dificultó en grado sumo la conservación de usos consuetudinarios de época
foral, aunque no pudiese impedir que surgiesen otros, escasos y limitados. En
las alegaciones jurídicas del XVIII no es posible encontrar ni una sola referencia
a costumbres anteriores a 1707…22. Simplemente, desaparecieron.
Con todo, cada cierto tiempo surge la idea romántica de recuperar un dere-
cho netamente valenciano, basado en aquellos usos que no se perdieron y que
resistirían numantinamente en comarcas apartadas y zonas vírgenes de huerta
y bancal. Y apunto uno de esos intentos, poco o nada conocido, y que protago-
nizó el Colegio de Abogados de Valencia en 1933:
A propuesta del señor Decano se acordó dirigir una carta circular a todos los señores
Alcaldes y Secretarios, Curas párrocos y ecónomos; Registradores de la propiedad y Notarios
de los pueblos de las tres provincias de la Región Valenciana, así como a todas las corpo-
raciones y entidades culturales y valencianistas, solicitándoles que en el término de seis
meses, se sirvan transmitirle la información más completa posible acerca de las instituciones
jurídicas o consuetudinarias netamente valencianas que se conserven en vigor en sus res-
pectivas demarcaciones y muy especialmente las que se refieren a las materias que siguen:
A) Derecho familiar; B) Régimen de riegos o cualquier otro aprovechamiento de aguas; C)
Servidumbres en general; D) Derecho sucesorio; E) Régimen de bienes con ocasión del ma-
trimonio; F) Arrendamientos y aparcerías. Con el fin de realizar la más eficaz labor para la
reconstitución del Derecho valenciano, coadyuvando así al movimiento valencianista que
se observa en todo el país”23.
21
La cuestión en sí es más compleja, pues entra de lleno en el terreno de la desafección y la
rebeldía, dos cargos muy comunes durante los años de la nueva planta contra cualquiera
que plantease la recuperación, por mínima que fuera, de instituciones del antiguo Derecho.
Sobre la actividad de los notarios, véase P. MArzal y S. VILLAMARÍN, “El control de la prác-
tica notarial en el proceso de Nueva Planta. La visita de 1723 a los notarios de Castellón”, en
Derecho, historia y universidades. Estudios dedicados a Mariano Peset, 2 vols., Valencia, PUV,
2007, vol. II, pp. 161-178. Un estudio más completo de las visitas a notarios vendrá a demos-
trar lo falaz de la vieja idea que mantiene que el tránsito entre el derecho foral y el castellano
fue rápido y pacífico, así como la adaptación del viejo reino al nuevo marco legal.
22
Como ya demostrara en su día C. Tormo Camallonga en “El Derecho en las alegaciones
jurídicas del siglo XVIII”, Saitabi, nº 50 (2000), pp. 277-317. Ese celo casi inquisitorial de
las autoridades castellanas permite explicar igualmente por qué el legislador asturiano ha
podido reunir más de veinte instituciones en su compilación, mientras el valenciano no ha
encontrado ni la mitad en un territorio mucho más extenso y poblado...
23
Archivo del Colegio de Abogados de Valencia, legajo 34 (Actas de la Junta de Gobierno),
Junta de 11 de agosto de 1933, ff. 7 vº-8 rº. Al día siguiente se redactó el oficio, en los tér-
minos acordados por la Junta, y se circuló a los destinatarios. La acción debe entenderse
en el marco del resurgimiento del valencianismo durante la II República, y también por las
posibilidades que brindaba la redacción del artículo 15 de la Constitución de 1931, bastante
más clara —y generosa— que la del actual artículo 149.1.8ª.
1848 JAVIER PALAO GIL
24
Con todo, aún en agosto de 1999 podíamos encontrar en el periódico Las Provincias un artí-
culo de Vicente LLADRÓ titulado “Llamamiento para que se aporten usos y costumbres con
relevancia económica”, con el encabezamiento “Quieren recuperar el derecho civil valencia-
no”. ¿Nos libraremos algún día de este tormento, de esta especie de bucle melancólico a la
valenciana?
25
En el Observatorio, variopinto e integrado por un gran número de miembros, todavía en-
contramos una tendencia patente hacia el estudio y la recuperación del derecho consuetu-
dinario. El resultado es el de siempre: compraventas agrarias, riegos, pesca, etc. Pero en la
memoria del primer año de actividad ya se adivinan las nuevas tendencias en los trabajos de
E. SOLÀ (“Listado de instituciones forales”, en que se anticipa el recurso futuro a los fueros)
y de V. Simó Santonja y E. Badenas Carpio (“Borrador de Anteproyecto de Ley de Sucesión
de empresas agrarias y familiares”, uno de los puntos más conflictivos del actual Anteproyec-
to de Ley de Sucesiones).
26
Cabe subrayar que en 17 de las comparecencias que celebró la Comisión parlamentaria en-
cargada de la reforma se reclamó el reforzamiento de la competencia en materia de legisla-
ción civil. Eran autoridades, profesionales e instituciones de procedencia e ideología diversa;
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1849
en torno a esa idea, que finalmente acabó ocupando un lugar central en el texto
definitivo de la reforma, aprobada en abril de 2006: a la redacción del art. 49.2
del nuevo texto, que recogía la anterior, se añadieron los artículos 3.4 y 7, y, con
el fin de determinar con claridad cuál era la intención del Consell y de las Cortes
Valencianas en relación con la potestad legislativa atribuida a la Generalitat Va-
lenciana en dicho art. 49.2, la Disposición Transitoria Tercera: “La competencia
exclusiva sobre el Derecho civil foral valenciano se ejercerá, por la Generalitat,
en los términos establecidos por este Estatuto, a partir de la normativa foral del
histórico Reino de Valencia, que se recupera y actualiza, al amparo de la Cons-
titución Española”27. Sólo un año más tarde, la Ley 10/2007, de Régimen Econó-
mico Matrimonial Valenciano constituía el primer hito de esta nueva vía.
Querría terminar estas líneas con una serie de precisiones al socaire de la
exposición hasta aquí realizada. En primer lugar, cabe un razonamiento sobre
la utilización que la reforma estatutaria hace de Furs de València, las alusiones
constantes al marco jurídico que tuvo el antiguo reino antes de la abolición de
1707. Es verdad que puede haberse incurrido en excesos, como ya he señalado
en alguna ocasión28. Pero también es cierto que el legislador trata con ello de
proporcionar una pauta de actuación, una inspiración para que hallemos en el
derecho histórico reglas, instituciones o principios que guíen el ejercicio de la
competencia. Es, asimismo, un límite voluntario a la competencia de la Gene-
ralitat29, en consonancia con el que han supuesto las Compilaciones para otras
comunidades —más teórico que real, como la práctica ha acabado demostran-
do—. Enlaza así con algunas de las interpretaciones más flexibles del alcance
del artículo 149.1.8ª de la Constitución española, las que exigen sólo la vigencia
pretérita de un régimen foral o se adscriben a una postura regionalista o au-
pero todos identifican el derecho civil como una de las principales señas de identidad de los
valencianos.
27
Una relación completa de los artículos del Estatuto relativos al derecho civil foral valenciano
—un total de nueve, más el Preámbulo y la DT 3ª—, en F. RAMÓN FERNÁNDEZ, “El Dere-
cho Civil valenciano ante la Constitución, el Estatuto de Autonomía y la costumbre”, Corts.
Anuari de Dret parlamentari, nº 19 (2007), pp. 221-310; y en el artículo citado del profesor
Montés, pp. 312-314.
28
J. PALAO GIL, “Del Derecho foral al Derecho civil valenciano: historia y evolución de una
reivindicación secular”, Revista Valenciana de Estudios Autonómicos, nº 51 (2008), pp. 165-
199, en p. 166. Allí sigo una crítica de F. Blasco Gascó, “La recuperación de la competencia
legislativa en materia de Derecho civil”, Revista jurídica de la Comunidad Valenciana, nº 18
(2006), pp. 15-24, en pp. 16-17 advierte de una “foralitis o inflamación de fueros” en el texto
estatutario.
29
Lo explica V. DOMÍNGUEZ CALATAYUD, “La competencia exclusiva de la Generalitat sobre
la conservación, modificación y desarrollo del Derecho civil foral valenciano”, Corts. Anuari
de Dret parlamentari, nº 18 (2007), pp. 323-344, en pp. 337 ss.
1850 JAVIER PALAO GIL
30
R. MOLINER NAVARRO, “La Ley 10/2007...”, pp. 652-654. Acabadas estas páginas, tengo ac-
ceso a un nuevo trabajo de F. BLASCO GASCÓ, “La competencia legislativa de la Generalitat
Valenciana en materia de Derecho Civil”, Revista jurídica de la Comunidad Valenciana, nº 33
(2010), pp. 7-30, con una buena explicación de dichas posturas y una adscripción personal
expresa a la tesis autonomista o maximalista.
31
En el mismo sentido, F. BLASCO GASCÓ, “La competencia legislativa...”, pp. 23 ss.: “La lla-
mada vía consuetudinaria, por tanto, no parece que tenga mucho sentido como camino para
recuperar y ejercitar la competencia en materia de derecho civil (...) conviene resaltar que la
limitación material de la competencia en materia civil a algunas costumbres locales no tiene
fundamento legal alguno, ni siquiera vía interpretativa (...) El Estatuto de Autonomía de la
Comunidad Valenciana habla expresamente, no de costumbre valenciana, sino de derecho
civil valenciano. Limitar tal expresión de derecho civil valenciano al derecho consuetudina-
rio es algo arbitrario y carente de cualquier fundamento constitucional”.
32
Y con ella esa doctrina constitucional que se plasmaba en la sentencia tantas veces citada
de 1992 —”el Derecho civil valenciano no puede ser otro que el que representan ciertas cos-
tumbres locales o comarcales con alguna vigencia actual”, con esa afición de nuestro alto
tribunal a legislar interpretando—, que condenaba a dicho derecho a la inanidad. Por mero
sentido común, no se hace una reforma estatutaria como la actual para mantener el statu
quo preexistente y una potestad de la que ya gozaba el gobierno valenciano. Dicho de otro
modo: para seguir recogiendo espigas de arroz en las rastrojeras de l’Albufera un par de fines
de semana al año —tal y como ya podíamos hacer años atrás—, no hace falta constituir una
Ponencia y pasar dos años largos debatiendo sobre esta cuestión...
33
Las primeras críticas, en F. BLASCO GASCÓ, “Despropósitos de la proposición de Ley de ré-
gimen económico matrimonial valenciano”, Revista jurídica de la Comunidad Valenciana, nº
21 (2007), pp. 5-22. Se suma a ellas el profesor MONTÉS en pp. 320-321. La Ley ya dispone
de un amplio comentario: Mª D. MAS BADÍA (coord.), El Régimen Económico Matrimonial
de la Comunidad Valenciana, Madrid, 2010, con un “Prólogo” igualmente crítico del profesor
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1851
RAFAEL BALLARÍN (pp. 17-23), quizá más acertado en las cuestiones jurídicas que en las
históricas.
34
En ese sentido, las predicciones hechas por el profesor Montés (“La inesperada resurrec-
ción...”, p. 14) no se han materializado: el número de nuevos matrimonios en que se pacta
constituir la sociedad de gananciales no llega al 3%. Los buenos deseos del profesor BALLA-
RÍN (“tal vez habría que reconocer que un régimen de comunidad [...] podría ser el corre-
lativo patrimonial más coherente con la plenitud de la unión personal que está llamado a
producir el matrimonio”, p. 21) se estrellan contra la realidad social y económica que existe,
hoy día, detrás de la unión de convivencia entre dos personas, y contra los datos: España es
hoy el país con mayor tasa de divorcios por habitante de toda la Unión Europea (cerca de
160.000 al año, entre separaciones y divorcios). ¿Queremos legislar según nuestros deseos, o
según dicten la realidad y las necesidades de la población?
1852 JAVIER PALAO GIL
35
Aunque algo empiece a moverse: tras quince años de trabajos, la Sección Primera, de Dere-
cho Civil, ha presentado una Propuesta para la modernización del Derecho de Obligaciones y
Contratos, que afectaría en esencia a los títulos I y II del libro IV. Veremos cuánto tarda en
materializarse. Pero el derecho de sucesiones continúa, a grandes rasgos, como en las Parti-
das, puro derecho castellano —que no español—; un apunte mesurado sobre posibilidades
de futuro, en J. DELGADO ECHEVERRÍA, “Una propuesta de política del Derecho en ma-
teria de sucesiones por causa de muerte”, Derecho de sucesiones. Presente y futuro, Murcia,
2006, pp. 13-171.
36
V. MONTÉS, “El Derecho foral valenciano”, p. 305, en alusión a F. BLASCO GASCÓ, “La
recuperación de la competencia legislativa...”, pp. 7-8. Sí coincido en que, en ocasiones, la
idea de identificación de un pueblo con un derecho tiene un halo de conservadurismo o de
romanticismo historicista y algo rancio —mucho más perceptible, por cierto, al norte de
nuestro país que al este—.
37
Así lo reconocen los estatutos de autonomía y los preámbulos de las leyes especiales que
regulan el contenido del derecho civil en las comunidades que lo han desarrollado. Esta
es la rama del ordenamiento jurídico en que se manifiesta, de forma más pronunciada, la
pluralidad de las tierras de España y al que se acogen éstas para configurar, junto con otros
elementos, su identidad propia.
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1853
38
No debería hacer falta recordar que el Alcorán estaba considerado entonces como un texto
proscrito, por ser el libro sagrado de la “funesta secta mahometana”. El sentido denigrato-
rio es doble: por un lado, es Alcorán porque está escrito en una lengua incomprensible —el
valenciano o catalán— y contiene instituciones moralmente abominables, como la libertad
de testar o los pactos sucesorios; por otro, lo es en tanto constituye una obra —o lo que
representa— por la que los valencianos parecen profesar una fe y una adhesión inquebranta-
bles, frente a la norma que les impone el rey. Serían así una suerte de moriscos en el campo
jurídico e institucional: conversos a la fuerza, pero no creyentes y siempre sediciosos.
39
Y, lo que son las cosas, ello provocó que llegase hasta nuestros días una idea equivocada: la
de la crisis del derecho foral valenciano hacia el final de su época de vigencia. Una crítica de
esta visión errada, que hace hincapié en el papel integrador de la doctrina en el siglo XVII
como sustitutivo de la producción de leyes en Cortes, V. GARCÍA EDO, “El dret foral abolit
el 1707”, Anuari de l’Agrupació Borrianenca de Cultura, nº XVIII (2007), pp. 13-23.
1854 JAVIER PALAO GIL
40
P. MARZAL RODRÍGUEZ, El derecho de sucesiones en la Valencia foral y su tránsito a la Nue-
va Planta, Valencia, 1998, pp. 290-296.
41
Ese error está presente en el propio profesor Montés, en su trabajo “La inesperada resurrec-
ción...”, p. 10, cuando afirma que “esas reglas —las del derecho valenciano de Furs—, en
origen, diferenciaban poco”. Las diferencias entre el derecho vigente en Aragón y Catalunya
a mediados del XIII, y el que se crea para Valencia, son simplemente siderales...
LA INSUFICIENCIA DE LA COSTUMBRE COMO VÍA PARA EL DESARROLLO DEL... 1855
fruto de esta manera de entender la competencia, también (...) En definitiva, el estudioso del
tema que se ha planteado a lo largo de estas páginas no ha encontrado una posición firme
en punto a la justificación de la competencia, sin perjuicio de señalar que, en la situación
actual, tiene indiscutible existencia y vigencia sobre la base que ha señalado la STC 121/92.
El Estatuto la da por consolidada e indiscutible e invoca en vano el Derecho histórico. De
modo que otra cosa no cabe más que unirse al deseo y a la legítima aspiración de quienes
esperan que, en efecto, no se discuta más sobre la atribución y el vigor de tal competencia,
y se entre en un desarrollo prudente42.
Nada hay más razonable y sugerente para el jurista que una llamada a la
prudencia. Pero creo que ese tiempo ya pasó. Más que nada porque, después de
tres siglos de comportamiento prudente, pero infructuoso, ya no cabe esperar
más. En un Estado como el nuestro, que en la práctica se muestra fuerte con los
débiles, y débil con los fuertes —y no me refiero sólo al gobierno de la nación—,
no queda otro remedio que recurrir a la fuerza de los hechos consumados para,
como mínimo, entablar una negociación y hacerse oír43. Por lo menos, que no
se nos pueda imputar a los valencianos la misma desidia —falsa e infundada,
como antes dije— que trescientos años atrás pareció frustrar una reintegración
tan justa como lógica. Y si al final se obtiene un ejercicio pleno y efectivo de la
competencia, libre o no de ataduras forales, bienvenido sea. En cualquier caso,
a un historiador le parece esa limitación menos onerosa que la impuesta por el
Tribunal Constitucional y algunos juristas en Madrid. Porque querer reducir la
competencia a un sucedáneo consistente en compilar instituciones más propias
de un manual de antropología que de un código de leyes, eso sí es una limita-
ción...
42
V. MONTÉS, “El Derecho foral valenciano”, pp. 319 y 321-322.
43
La reciente reforma del Estatut de Catalunya se ha obrado, en cierta medida, siguiendo esa
vía. Cuando uno ve el comportamiento y las alegaciones de la Abogacía del Estado en los trá-
mites conducentes a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre dicho Estatut, y los com-
para con los realizados frente a la Ley de Arrendamientos Históricos o la Ley de Régimen
Económico del Matrimonio Valenciano —en este último caso, torpes y contradictorios—, le
parece a uno estar viviendo en dos países distintos, o bien es la misma institución que utiliza
dos varas de medir diferentes, según dicte la inspiración —y las órdenes— del gobierno de
turno. Puro Derecho, por lo que se ve...