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Podríamos definir al negocio jurídico como aquellos actos jurídicos lícitos destinados a
producir efectos jurídicos en los cuales la voluntad es, no solo constitutiva si no, además,
"reguladora" de los efectos jurídicos.
El negocio jurídico es un acto integrado por una o varias declaraciones de voluntad privada,
dirigidas a la producción de un determinado efecto jurídico, y a las que el derecho objetivo
reconoce como la base del mismo, cumplidos los requisitos y dentro los límites que el propio
ordenamiento establece.
De la capacidad negocial:
Artículo 1595.- Serán hábiles para emitir una declaración negocial todas las
personas no exceptuadas por la ley.
Artículo 1596.- Los negocios jurídicos celebrados a nombre de otro por quien no
fuere su legítimo representante, serán nulos, a no ser que la persona a cuyo nombre
fueron celebrados, los ratifique antes de que se retracte la otra parte. La ratificación debe
ser hecha con las mismas formalidades que para el negocio exige la ley.
Si no se obtiene la ratificación, la otra parte tendrá derecho de exigir daños y
perjuicios a quien indebidamente pactó.
Del consentimiento
-En la creación de un acto jurídico, adhesión de una parte a la propuesta realizada por la
otra. El intercambio de los consentimientos determina el acuerdo de voluntades que
vincula a las partes.
-Para la validez del negocio jurídico se requiere el consentimiento
de las partes, éste puede ser expreso o tácito.
-El consentimiento será expreso cuando se manifieste verbalmente, por escrito o
por signos inequívocos. Tácito cuando resulte de hechos que lo presupongan o que
autoricen a presumirlo, salvo en los casos en que por ley o por convenio deba de
manifestarse expresamente.
-El silencio vale como declaración negocial cuando ese valor le haya sido atribuido
por la ley.