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Parcian Final Conflicto Armados Contemporanes
Parcian Final Conflicto Armados Contemporanes
Por: Hume .
Introducción
Maras: Son entendidas como agrupaciones violentas, proclives a cometer todo tipo de
delitos, incluyendo extorsiones, homicidios, secuestros y tráfico de drogas
Sentido común: Término gramsciano que engloba la forma en que una sociedad entiende
su realidad. En el texto es utilizado para mencionar una forma de interacción política y de
expresión de identidad.
Mano Dura: Política aplicada en El Salvador desde el 2003 centrada en tener una respuesta
altamente represiva frente a las maras en el país.
Pero esta situación de jóvenes violentos no puede considerarse sin tener en cuenta el
contexto social y político del cual vienen. La violencia ha sido fundamental para asegurar la
hegemonía de los intereses de las elites. Las tasas de homicidios en el salvador son las
más altas al menos 80 homicidios por cada 100.000 habitantes, pero estas cifras aumentan
cuando se implementan las políticas de mano dura. Además, en los discursos siempre se
están diciendo que el 50% de los homicidios los causan las bandas criminales y que estos
son los responsables del desorden en las calles, pero hay poca evidencia frente a estas
estimaciones, en este sentido, se puede decir que la información está siendo manipulada
por la policía.
Las pandillas, la violencia y la reproducción de las prácticas hegemónicas.
Las bandas comúnmente están formadas por hombres jóvenes de bajos recursos. Hay dos
bandas principales: Maras salvatrucha (MS 13) y Mara 18 (MS 18). Se caracterizan por
hacerse visibles en las calles y en las comunidades y estudios afirman que los ven cómo
algo negativo porque generan temor al interior de las comunidades. La ubicación del
salvador hace que las bandas tengan mayores acciones criminales, pues están cerca de
las armas de fuego, el contrabando de drogas y la carretera internacional. Uno de los
factores asociados a la omnipresencia de la cultura de las bandas de América Central han
sido los movimientos de migraciones, en especial, el gran número de los deportados de
bandas estadounidenses, por lo tanto, se habla de una transnacionalización de estas
bandas y de una amenaza a la seguridad en la región. Sin embargo, hay autores que
argumentan que esta proliferación se ha dado por la búsqueda de las bandas de
condiciones materiales.
A pesar de que el período democrático generó nuevos espacios políticos, no logró abordar
las desigualdades estructurales, pues las oportunidades de educación y siguen siendo muy
limitadas, decir, los jóvenes siguen expuestos a altos niveles de violencia social, política,
económica y personal.
Desde el 9/11 se emplea una guerra contra el terrorismo liderada por EE.UU, sin embargo,
la definición de terrorismo es confusa porque abarca: crimen organizado, tráfico de drogas
y pandillas A los Maras se les acusa de tener vínculos con miembros del movimiento
terrorista Al Qaeda. Los medios de comunicación han sido claves en este fomento de
pánico.
Conclusión
El Salvador
Honduras
En los años ochenta “cobran notoriedad pandilla un poco más agresivas como las
de los Estompers o Sirypury, o más recientemente, las de los Poison y los Ponys,
las cuales pueden considerarse como antecedentes de las maras”. Influenciadas
por la llegada de los deportados
La llegada de las pandillas trasnacionales transformó la situación local en Honduras.
Las expresiones nuevas, con pinta de las grandes ciudades de los Estados Unidos
y el uso de la violencia para establecer presencia, controlar territorio, obtener poder
y dominio sobre las contrarias y los demás residentes en sus barrios
Guatemala
En esa lógica, los Estados Unidos culpan a los jóvenes centroamericanos y los deportan.
Los países centroamericanos muestran su desagrado con las deportaciones de pandilleros,
que llegan “a generar más violencia y problemas de maras”;16 y México se preocupa por el
flujo de migrantes indocumentados, entre los cuales se mezclan pandilleros.
Es una equivocación pensar que los pandilleros “formados” en las calles de las grandes
ciudades de los Estados Unidos llegaron a Centroamérica a sembrar en tierra virgen. En
todos los países donde se arraigaron las trasnacionales ya existían pandillas locales, y
encontraron sus nichos entre los jóvenes que vivían en situaciones de exclusión social en
las que la pobreza, marginación y ausencia de un futuro
Principalmente comparten esta idea: “nosotros siempre estamos unidos, siempre, hasta
que la muerte nos separe [...] nosotros tenemos que cuidarnos uno a otro”.
Lo que les permitió tener éxito en su expansión era que los hacían sentir que eran parte de
algo importante. Pertenecera una pandilla transnacional es para los jóvenes subordinarse
a una unión trascendente, que brinda hermandad, protege al individuo, da sentido a la vida,
establece con claridad la diferencia entre el ellos y el nosotros y que además otorga a cada
uno el importante papel de mantener esos linderos y aniquilar al contrario.La asimilación
del nuevo estilo pandilleril por parte de los jóvenes en la región forma parte del proceso
globalizador de las subculturas juveniles.
La socialización de la calle
La calle muchas veces funciona como lugar de encuentro para los jóvenes y la
pandilla
El “tener respeto” es el núcleo del “código de la calle”
Exigir “impuestos de guerra” a las tiendas y pequeños talleres establecidos en su
territorio, cobrar “renta” a las rutas de autobuses que lo crucen y a empresas
cercanas, cometer asaltos y robos en pequeña escala, etc.
1. Pandillas más allá de los jóvenes: Por el aumento de la represión policiaca y las
dinámicas internas, las pandillas están dejando de ser sólo un fenómeno juvenil. Por
razones cómo: Ser miembro de una trasnacional es de por vida, La sociedad no acepta
fácilmente a personas tatuadas, Las pandillas trasnacionales están perdiendo algo de su
atractivo entre los más jóvenes por la represión policiaca y por medios amarillistas.
2. Visibilidad del fenómeno: La policía muchas veces revisa a jóvenes reunidos en la calle
para ver si tienen tatuajes y así apresar a los supuestos pandilleros. Eso ha llevado a que
muchos dejen de vestirse según el estilo pandilleril para evitar que la policía los arreste. La
consecuencia puede ser que los pandilleros se vuelvan menos visibles, sin que disminuya
su número o sus actividades.
4. Trasformación pandilleril en México: México está recibiendo desde el sur una fuerte
influencia cultural por parte de las pandillas trasnacionales. Dejó de ser exclusivamente un
lugar de tránsito y reposo para los pandilleros centroamericanos; jóvenes mexicanos copian
sus expresiones por ser algo nuevo e interesante
Empezamos entendiendo que desde la relación colonial en la cual una idea de pensamiento
minoritaria pero dominante como la europea se establecía sobre una ideología mayoritaria
pero subordinada como la africana. Esta relación generó tensiones dentro del Africanismo
dificultando así el proceso de dominación europeo. Esto generó el fenómeno de un
africanismo Europeizado, lo que ha explicado también ciertos rasgos culturales y políticos
frente a la organización europea pero que también son evitados por la misma cultura
africana, como fue el caso de la tradición escrita vs la tradición oral. En el periodo post
colonial y una mayor “ausencia “del europeo, pero con una herencia profunda ya
establecida, generó dificultades en temas de gobernabilidad para los Estados nacientes.
Las tensiones empezaron a evolucionar y se empezó a hablar de las relaciones Etnia-
Estado-Sociedad como problemáticas esenciales del África Subsahariana. Para esto
los autores pretenden explicar desde 3 enfoques estas tensiones: el económico, el político
y el militar.
Por último, desde lo militar vemos que se ha presentado como la forma más violenta de
regulación estatal europea y “moderna” hacia la población. En principio pertenecer a las
Fuerzas Armadas era abandonar totalmente sus concepciones tradicionales y atenerse
totalmente a las normas de una corporación europea. Pero, por otro lado, en muchos casos,
y sobre todo para las etnias más desfavorecidas, entrar a las Fuerzas Militares era el único
mecanismo de ascenso social. La violencia en mayor parte se presentaba por el
reclutamiento de hombres. Para cada país este proceso podía ser distinto, pero
mecanismos como el secuestro, o el aprovechamiento de condiciones desfavorables o
simplemente la cantidad de hombres era razón suficiente para reclutar forzosamente a
cualquier hombre. Pero el armar cierta etnia, y usar este uso legítimo de la fuerza desde un
aspecto cultural y religioso creaba tensiones no solo entre etnia y Estado sino entre etnia y
etnia. La creación de grupos guerrilleros y de oposición entre otras manifestaciones eran
las consecuencias de muchos de estos actos a nivel estatal. Por último, aunque el afán de
regulación de los europeos era más profundo en estas instituciones, era imposible
desaparecer totalmente cualquier tradición y menos en etnias que tenían pasados
guerreros. El uso de amuletos, trajes especiales o el consumo de cualquier tipo de
sustancias era normal en estos ejércitos como parte de esa Europeización de lo tradicional,
de lo africano.
El texto evidencia de manera reiterativa que Daesh y los grupos islámicos radicales cuentan
con un amplio apoyo de ciudadanos de occidente, sobre todo europeos blancos y
educados. Es por ello que reducir el fenómeno de Daesh solamente a una cuestión de
educación es poco apropiado.
Al hablar de estatalidad, el autor muestra una tendencia a considerar a Daesh como un
verdadero Estado: “El Estado de derecho (…) hay que tener en cuenta que Daesh tiene
una serie de normas que rigen tanto a la población bajo su control, como a las instituciones
de administración”, “lo que no se puede negar es su control territorial y que tiene un gobierno
único y unificado”, “el monopolio de la fuerza es una realidad en el occidente de Irak y en el
oriente de Siria (…) impartiendo justicia, cobrando impuestos, administrando la polis y
consolidando su propuesta de Estado” (Currea-Lugo, 2016). Sin embargo, en este orden
de ideas, cualquier guerrilla, pandilla, grupo subversivo, etcétera podría ser considerada
como un Estado en cierta medida, y el autor comete un error allí. Para argumentar por qué
Daesh no es un Estado, debe recordarse que dicho grupo terrorista no es reconocido como
Estado por las Naciones Unidas ni por ningún otro país soberano
Asimismo, la Convención de Montevideo de 1933 establece que un Estado debe tener un
territorio definido, una población permanente, un gobierno y la capacidad de entablar
relaciones con otros Estados. Sin embargo, y como menciona Jessica Anderson (2018),
Daesh aún posee cierto territorio, pero la pérdida de control que ha sufrido desde 2015
evidencia la fuerte inestabilidad de sus fronteras. En cuanto a población, ciertamente
existen individuos que se consideran ciudadanos del tal llamado Estado Islámico, pero si
se considera que dicho grupo adquirió control sobre su población por medio de ocupación
forzada, invasión de territorios y subyugación de los pueblos que habitan allí, es posible
afirmar que no se cumplen los requisitos de una población permanente que afirme lazos
con dicho grupo. Finalmente, aunque su autoproclamación como califato evidencia la
existencia de un gobierno, la inestabilidad de su control territorial y poblacional no
garantizan una prestación permanente de servicios públicos ni de tributación. De este
modo, es más preciso hablar de Daesh como un grupo terrorista con pseudo gobierno, que
como un Estado
Boko Haram: Es una secta islámica que cree que los musulmanes corruptos y
falsos controlan el norte de Nigeria. El grupo desea remediar esta situación,
estableciendo un estado islámico en el norte con estricta adhesión a la Sharia (ley
islámica).
Corrupción: abuso del poder para un beneficio privado que desvía los recursos
necesarios para implementar programas y proyectos para una población que
requiere servicios como salud, educación, seguridad, equidad e igualdad.
Violencia Política: Representa al Estado como un actor que implementa una mala
gobernanza, corrupción y subdesarrollo, dando paso a una población pobre e
insatisfecha que no tiene los servicios para un mínimo de calidad de vida, que se
enfrenta a la inseguridad y la injusticia por culpa de un gobierno negligente
Estado Débil: Estados mal equipados para combatir a un grupo armado islamista
radical que aprovecha las quejas de gobernanza real, corrupción, impunidad y
subdesarrollo compartidas por la mayoría de las personas en la región.
El reporte realizado en el 2014 se centra en describir y analizar la insurgencia del grupo
islámico Boko Haram en la región Norte de Nigeria, lo que ha causado que el territorio
incremente su devastadora pobreza y resulte victima de incesantes ataques que han
destruido escuelas y edificaciones estatales que han cobrado la vida de más de cuatro mil
personas. El peligro de esta situación sobrepasa la inteligencia de seguridad del país, lo
que ha causado que el grupo y el conflicto invadan no solo gran parte del resto de Nigeria,
sino al igual Estados vecinos como Camerún, los cuales no tienen las capacidades para
vencer o combatir a este grupo radical que ha logrado inmiscuirse en la corrupción, el
terrorismo, la gobernanza y la estabilidad social de miles de individuos. Por lo anterior, es
que el reporte señala la importancia de realizar acciones federales y estatales a lo largo de
toda la región, que den paso a la construcción de planes y proyectos que respondan a la
inseguridad y las injusticias que se presentan a lo largo del territorio, ya que debido a esto
es que se desenvuelven la mayor parte de los malentendidos que resultan en el
fortalecimiento de Boko Haram y muchos otros grupos que se encuentran invadiendo el
suelo de África, de lo contrario la desestabilización de la región continuará creciendo y es
posible que la unión radical logre su cometido de construir un Estado Islámico que responda
a las leyes sagradas establecidas por ellos mismos.
Para entender el cometido del reporte, es igual de importante comprender la ideología que
rodea a Boko Haram y porqué razón este grupo ha llegado a realizar las acciones violentas
que continúan ejecutando hasta hoy en día. En este sentido, The International Crisis Group,
hace un acercamiento hacia el grupo islamista que se denomina como “la educación
occidental es prohibida” es decir Boko Haram, el cual es una secta islámica que cree
profundamente que el Norte de Nigeria esta siendo dirigido por musulmanes falsos y
corruptos, por lo cual es necesario remediar esta situación y de esta forma crear un Estado
Islámico que responda únicamente al Sharia, que es la ley islámica. De esta manera, el
documento realiza un recorrido desde los comienzos del grupo, donde entra a jugar un
papel muy importante Mohammed Yusuf, quien fue uno de los primeros lideres de esta
agrupación que intento alcanzar las finalidades por medios no violentos realizando alianzas
con actores políticos como Ali Modi Sheriff quien era candidato de la gobernación del estado
de Borno para los años 2000, quien prometió dar paso a la implementación de dicho Estado
Islámico a cambio del apoyo de los miles de jóvenes que acompañaban y seguían a Yusuf,
finalmente después de la victoria Sheriff negó dicho pacto y el cometido de Boko Haram no
alcanzo su finalidad.
Después de estos eventos, Boko Haram retornó en el 2010 realizando ataques a estaciones
policiales y militares buscando venganza por la matanza y el asesinato de Yusuf y exigir
justicia para el encarcelamiento de aquellos responsables, la liberación de los inocentes y
la reconstrucción de su lugar sagrado. Desde este momento, el grupo ha crecido
numerosamente y continua con los ataques a las fuerzas armadas y políticos, pero
expandió su repertorio de victimas asesinando a cristianos, clérigos, miembros de la ONU,
estudiantes y espacios sociales, por lo cual hoy es visto como un grupo terrorista que ataca
a quien sea que muestre apoyo al estado u otra religión. A forma de conclusión, el informe
afirma el poco orden de la agrupación, la cual tiene varios lideres a lo largo de la región
africana con diferentes funciones y victimas, por lo cual las soluciones viables se centran
implementar una reforma política para la mala gobernanza, la corrupción y la falta de
desarrollo, realmente la situación sobrepasa la inseguridad, ya que hay muchos territorios
del Estado en los cuales es imposible conseguir agua, establecimientos de salud,
electricidad, educación y justicia, lo que solo causa que Nigeria continúe siendo un estado
vulnerable y hostil con mayores amenazas de desestabilización.
la relación entre geografía y capacidad institucional es diferente en cada uno de los tres
países
1.1. La mirada del Estado: ¿Cuántos, quiénes y en dónde? claridad sobre la magnitud
del fenómeno
El crimen organizado y las economías criminales y los diferentes tipos de saboteadores,
implican retos al Acuerdo de Paz, en términos de competencia directa a la implementación
de los acuerdos, por su capacidad desestabilizadora.
En la actualidad, el Estado colombiano reconoce tres GAO: las AGC o Clan del Golfo, Los
Puntilleros y el EPL o Los Pelusos. Estos grupos han tenido un proceso de evolución o
cambio durante los últimos diez años con algún tipo de presencia en aproximadamente el
10% de los municipios del país. El año en que más concentraron integrantes fue el 2011
con 5.7114
Según cifras oficiales, en el 2006 había 33 grupos y en el 2007, 23. Hoy, el fenómeno está
reducido a tres. Si se tiene en cuenta que Los Puntilleros son dos estructuras, en realidad
se trataría de cuatro, lo que equivale a una reducción del 90% entre 2006 y 2016.
la FIP evidencian que esa disminución no necesariamente obedece a la desarticulación
total de estos grupos, sino a su debilitamiento progresivo, lo que los lleva a ser cooptados,
absorbidos o a establecer alianzas con otros más fuertes
→ muestra que pasaron de un proceso de desorden y competencia caracterizado por
múltiples expresiones, en 2006, a uno más contenido. Existe el posible escenario de que el
país entrará en un nuevo ciclo de múltiples expresiones armadas y en el mediano plazo
estas se reorganizarán en menos grupos y con una presencia igual o más limitada que la
actual.
No está claro si se puede considerar un solo grupo, pues diferentes fuentes señalan que
Los Puntilleros son en realidad dos –el Bloque Libertadores del Vichada y el Bloque Meta
que actúan por separado y en diferentes zonas de la región (presencia en 15 municipios de
Llanos Orientales).
Libertadores del Vichada se limita a ejercer control en puntos estratégicos de la vieja ruta
del narcotráfico que va desde la margen norte del departamento de Meta hasta la frontera
con Venezuela. En esta medida, este grupo opera más que todo como un puente y un
facilitador para dinamizar las economías criminales del narcotráfico con segmentos de
carácter transnacional.
Mientras que las AGC son un grupo criminal con capacidad de ejercer operaciones militares
sostenidas, control territorial, afectar poblaciones, ser un competidor directo para el Estado
y gozar de cierta legitimidad social en sus zonas de influencia histórica.
El Bloque Meta opera en dos departamentos (Meta y Guaviare) y siete municipios con
presencia histórica de esta organización (Villavicencio, Granada, Puerto Lleras, Puerto
Concordia, San Martín, San Carlos de Guaroa y San José del Guaviare). Por su parte, el
Bloque Libertadores del Vichada se encuentra en dos departamentos (Meta y Vichada) y
en ocho municipios, también históricos (Mapiripán, Puerto Gaitán, Puerto López,
Villavicencio, Cumari- bo, La Primavera, Puerto Carreño y Santa Rosalía).
La estructura de estos grupos . Pasó de tener una estructura de tipo piramidal o jerárquica
similar a la de los bloques paramilitares, a una estructura casi horizontal.
Los Libertadores del Vichada controlan el corredor de tráfico que va desde Puerto López
(Meta) hasta Puerto Carreño (Vichada) donde sale la droga hacia Venezuela. El Bloque
Meta controla corredores de los municipios del departamento que hacen parte de la ruta
que sale por el Sumapaz, para llevar la droga hacia el Pacífico y el noroccidente del país,
la cual también alimenta el mercado de Bogotá.
Hasta hace poco, las FARC controlaban las zonas de cultivo (Vistahermosa, La Macarena,
Puerto Rico y Mesetas) y transformaban la hoja en pasta base. Ahora lo hacen las
disidencias.
El estado organizacional de las disidencias no es aún del todo claro y es muy prematuro
afirmar si hay o no disposición para forjar alianzas bajo motivaciones únicamente
económicas.
Este grupo tiene su origen en el Frente Libardo Mora del EPL, disidencia de esa guerrilla
que no se desmovilizó en 1991. Actualmente tiene presencia en una región que abarca
zonas de 10 municipios del Catatumbo, en Norte de Santander
El EPL no se puede reducir a una organización criminal, pues es un grupo armado que
combina actividades criminales en el ámbito regional y local, conserva ascendencia social
en entornos micro-locales y pasa por un momento de fortalecimiento territorial, militar y
organizacional. Está tomando ventaja de la desactivación de las FARC y estaría actuando
en conjunto con el ELN, grupo que al mismo tiempo busca posicionarse militar, política y
socialmente
También hay que decir que aún conserva legitimidad social entre pobladores de zonas muy
reducidas de los municipios de Hacarí, El Tarra y San Calixto. Desde el punto de vista de
la “gobernanza criminal” y del “poder criminal”: control de entrada y salida, imposición de
horarios, tareas colectivas, ayudar con medicinas a la población e incluso con auxilios de
transporte, entre otras muestran que le ha generado efectos políticos entre la población.
La población los toma como protectores.
Cada vez más común de estrategias de control social, como toques de queda y restricciones
a la movilidad en Teorama y San Calixto, así como el reclutamiento de menores, una
práctica que estaría intensificándose desde hace por lo menos un año
El EPL es visto en el ámbito nacional como un grupo criminal, dedicado al narcotráfico, sin
embargo, en la región conserva cierta legitimidad
También están los grupos armados de menor envergadura, alcance territorial limitado y
marcados por disputas internas de poder, pero con capacidad para enfrentar o resistir la
acción del Estado.
Ejemplos de esto son disidencias, desertores, milicias de las FARC, grupos como Los
Rastrojos, registros sobre amenazas de Águilas Negras y redes de intermediarios del
narcotráfico, sobre las cuales no es aún claro si están en proceso de reorganización con
pequeños grupos armados o si al mismo tiempo se están apoyando en delincuencia común,
como ocurre, por ejemplo, en el pacífico caucano y nariñense.
Esto puede complicar las transiciones de la guerra a la paz y debilitar los esfuerzos de
construcción del Estado
la necesidad de hacer una lectura acorde al nexo entre crimen y conflicto no es únicamente
analítica, sino también acorde al desafío y el tipo de respuestas que suponen la variedad
de expresiones armadas, su carácter elusivo y fluido, y su indefinición en términos de las
trayectorias que van a seguir en el corto y mediano plazo. A lo que se suma que la
capacidad de ejercer violencia no sólo se limita a la armada, sino a la predatoria y coercitiva,
principalmente en los ámbitos locales –dimensión territorial sobre la que no se tiene
información y datos que permitan definir y delimitar de manera más puntual estos retos.
Es importante preguntarnos desde ya por las trayectorias que seguirán grupos conformados
por disidentes, milicias y delincuencia común en ámbitos rurales y urbanos. Y por el otro,
por la capacidad de aliarse con grupos preexistentes como el del caso del eje Llanos
Orientales-Orinoquia, en la que hay varias expresiones de crimen organizado y disidencias
de las FARC.
En su momento, las trayectorias del EPL y las AUC posteriores a sus respectivos procesos
de desmovilización y desarme fueron una gran incógnita y, de acuerdo con la visión oficial,
se redefinieron a expresiones criminales vaciadas de cualquier contenido político.
La fragmentación hace que cada vez menos reconocible y rastreable los grupos.
En esta medida, se puede decir que hay dos efectos. En primer lugar, un creciente recambio
al interior de estos grupos y, en segundo lugar, su adaptación a las acciones del Estado.
Este recambio ha influido en su integración cada vez más horizontal. Autores comoc (2004)
han analizado cómo se forman vacantes o vacíos –“vacancy chains”– en las organizaciones
criminales como consecuencia no esperada de la acción del Estado.
Para Friman hay al menos tres estrategias que se emplean normalmente:
Amputación, que afecta los aspectos más visibles de una empresa criminal y sólo
logra efectos en el corto plazo.
Decapitación, que le apunta a remover el liderazgo y las cabezas de una
organización en el corto y el largo plazo, pero forja vacíos o vacantes dentro de la
organización
Eliminación, que busca destruir toda la organización criminal, estrategia que, en
teoría, no abriría nuevas vacantes dentro de la organización pero que en el largo
plazo dejaría vacíos en sectores de las economías criminales que serían llenados
por nuevos agentes
A pesar de las capturas (lo equivalente a una combinación de las estrategias de amputación
y decapitación), las economías criminales continúan evolucionando. A lo que no son ajenos
los grupos armados que las movilizan, pues son producto de un proceso de constante
evolución organizacional, en el que ha habido reemplazo de vacantes o vacíos con nuevos
integrantes, agentes y redes de subcontratación.
Una de las maneras tradicionales para visualizar la presencia de grupos armados ha sido
ubicarlos por departamento y municipio. Esto ocurre, principalmente, porque no hay acceso
a información más detallada sobre su accionar en corregimientos y veredas. La ausencia
del microdato influye directamente en la forma en que se dimensiona el fenómeno, ya que
es muy distinto ver un mapa destacando a todo un municipio, que los lugares específicos
donde se concentran y movilizan.
Hay que mejorar los microdatos
Necesidad de seguir sus trayectorias organizacionales y territoriales en un ámbito
más micro
El segundo reto tiene que ver con el tratamiento de la información. Hay que ser
precavidos con el uso que se da a las notas de prensa. Por un lado, la prensa tiene
un sobre registro importante respecto a las fuentes oficiales y, por el otro, los hechos
que reporta son situaciones puntuales que no determinan la presencia y dominio de
un grupo armado.
El tercer reto son los criterios para definir la presencia de estos grupos. Reducir la
presencia al proxy de violencia significa ignorar otras formas en las que los grupos
y demás expresiones armadas en formación actúan en determinadas zonas del
país.
→ Hoy, por ejemplo, no se sabe si el Clan del Golfo está en el Catatumbo. Esta falta de
certeza, sin embargo, la matizan pobladores de la región quienes reconocen que este grupo
no ha protagonizado hechos violentos, pero sí ha repartido panfletos en Tibú. Que no
recurran a la violencia extrema indica que no tienen un competidor o que han establecido
pactos y alianzas con otros grupos. Se suma que los objetivos que persiguen son tan
puntuales como acaparar ciertos segmentos de rentas por medio de redes de
subcontratación, que no necesitan controlar el terri- torio ni desplegar violencia
indiscriminada o a gran escala.
El cuarto reto tiene que ver con la falta de claridad que ha tenido el Estado
colombiano al intentar catalogar a estos grupos durante los últimos años.
Trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC
Tras la firma de un acuerdo de paz es poco común que la totalidad de un grupo armado,
haga su transición, se pueden dar fracturas que se traducen en disidencias y constituyen
un desafío para la implementación, en Colombia se está presentando este fenómeno. El
informe más reciente de inteligencia estima que hay 2.600 hombres armados que hacen
presencia en 17 departamentos.
Para analizar a las disidencias la FIP pone sobre la mesa algunas reflexiones para el
debate. En primera medida reconocen que las disidencias son un fenómeno común según
experiencias internacionales, que si bien se puede presentar en cualquier fase, suele
incrementar en medio de las negociaciones de paz y la transición, donde se genera
desconfianza, incertidumbre, rechazo o inconformismo que se puede traducir en
fragmentación. De igual manera hay que comprender que si bien los grupos en la mayoría
de los casos se comportan como un sólo cuerpo armado que persigue objetivos comunes,
están conformados por subjetividades portadoras de imaginarios, identidades e intereses
heterogéneos que causan fragmentación. Por otro lado, la FIP recuerda la distinción entre
la deserción y desmovilización individual, fenómenos que se presentaron durante el
conflicto armado y las disidencias que surgen tras la firma del acuerdo.
Ahora, se reconoce que no es fenómeno unicausal, es decir que explicarlas sólo a partir de
las economías ilegales y la predacion es errado. Experiencias compradas demuestran que
puede existir una combinación de factores internos y externos que no son excluyentes. La
FIP identifica 5 factores explicativos para el surgimiento de las disidencias: El primero está
relacionado con incentivos económicos, asociados a recursos naturales que puedan ser
explotados y sean rentables como la minería y los cultivos ilícitos. Empero, la predación no
siempre es un fin para estos grupos, aunque si un medio que los sostiene, prolonga la
confrontación y ahonda vulnerabilidades de las regiones. Segundo, los cambios
generacionales y la competencia de liderazgos, puesto que al presentarse desacuerdos o
cambios hay líderes que pueden formar facciones. Tercero, las políticas contrainsurgentes
dirigidas a los principales líderes de las organizaciones e intervención militar extranjera
pueden generar temor en mandos medios y combatientes en general, provocando
fraccionamiento. Cuarto, las dinámicas de la sociedad circundante, según Kalyvas (2006),
las divisiones existentes en la sociedad pueden fomentar la fragmentación de grupos
armados. Esto se debe a que cada división civil rápida y cambiante puede tener sus propios
sectores de apoyo armado que se mueven con él las políticas de paz. Quinto, políticas de
paz, el inicio y desarrollo de un proceso de paz influye en la formación de disidencias porque
crea divergencias entre quienes lo apoyan y los que prefieren mantenerse en la guerra, en
relación con los procesos de paz se encuentra que otro posible factor externo estaría
relacionado con las dificultades, temores e incertidumbres sobre los avances de la
implementación, las medidas de reincorporación y las garantías de seguridad.
Como mencionábamos anteriormente la relación de las disidencias con las diversas
economías ilegales, no explica la naturaleza de los grupos porque de cualquier forma,
necesitan esos medios para subsistir sin importar sus reivindicaciones, se debe reconocer
que en ocasión es un medio más que un fin, por esto es fundamental no perder de vista
factores como la historia, el perfil de sus integrantes y el contexto en el que se dan las
disidencias, para entenderlas mejor. Así mismo hay que considerar que los grupos más
cohesionados también se fragmentan y que los liderazgos y las funciones desempeñadas
importan. Como se ve en los casos regionales de Colombia, los liderazgos más políticos y
con mando militar tienden a proyectar una imagen similar estando en disidencia. Tal sería
el caso de “Gentil Duarte”, en Meta y Guaviare. Mientras que los mandos más degradados,
cuyas funciones se limitaron a la consecución de recursos y manejo de finanzas tienden a
degradarse y criminalizarse como “Iván Mordisco”, en Guaviare y Vaupés o “John 40” en
Guainía y Venezuela.
Ahora otro punto es los riesgos que representa la persistencia del fenómeno y la respuesta
estatal. Este es un fenómeno que no solo persiste, sino que tiende a cualificarse con un
mayor nivel de organización, capacidad armada y coordinación, representando un riesgo al
convertirse en “spoilers” para la implementación del Acuerdo de paz porque comprometen
las garantías de seguridad de los ex integrantes de las FARC, sus familias y simpatizantes,
y se convierten en un riesgo para las comunidades principio básico y trasversal para que
dicho proceso avance y sea sostenible. La repuesta estatal ha hecho énfasis en los factores
armados, de mando y control, representados por sus líderes más visibles. En ese sentido,
no es claro cómo se están atacando los otros factores ni qué tipo de articulación institucional
hay para enfrentar esta amenaza de manera integral. Además, parece que no se están
considerando otros aspectos igualmente determinantes, relacionados con la historia de
estos grupos, las trayectorias que han seguido y la velocidad con la que van mutando y se
van adaptando a las circunstancias. Parece haber una lectura estática y poco flexible del
fenómeno.
Finalmente se reconocen las dificultades del conteo puesto que, ni el gobierno ni las FARC
sabían con exactitud cuántos integrantes tenían antes del pre-agrupamiento y las múltiples
trayectorias que tomaron excombatientes de las FARC no permiten hacer un conteo de
cuántos realmente están en disidencia
Las garantías de seguridad: Una mirada desde lo local”
Por: Juan Carlos Garzón Vergara
Resumen temático global: El presente informe de la Fundación Ideas para la Paz titulado
“Las Garantías de Seguridad: una mirada desde lo local” presenta un análisis de las
condiciones de seguridad en los departamentos de Arauca, Cauca y en las regiones del
Catatumbo y el Sur de Bolívar después de la firma del Acuerdo de Paz, durante el periodo
de junio del año 2017 y junio del año 2018. Dentro del informe se detalla una ventana de
oportunidades para el fortalecimiento del Estado en los territorios y de las garantías de
seguridad creadas a partir del Acuerdo de Paz, sin embargo se muestra que a partir del
inicio de la implementación del Acuerdo de Paz, el recrudecimiento de las diferentes
dinámicas de violencia (Homicidios, desplazamiento, entre otros) es un hecho y se
demuestra que las condiciones institucionales y de seguridad para las comunidades, para
los líderes sociales y para fortalecer el proceso de reincorporación de excombatientes no
han sido modificadas sustancialmente y por tanto no están produciendo los resultados
dentro de la debida protección del Estado a los territorios más afectados por el conflicto
armado contemplada en el Acuerdo de Paz. El presente informe de la Fundación ideas para
la paz fue realizado bajó un análisis cualitativo de alrededor de 200 entrevistas realizadas
a entidades públicas, organizaciones sociales, organizaciones humanitarias y a las
comunidades que trabajan en los departamentos y regiones anteriormente mencionados.
La elección de estos cuatro casos está determinada por criterios tales como: “1) la
intensidad de la confrontación armada, 2) la influencia que tuvo la guerrilla de las FARC, 3)
la priorización en el marco de la implementación de los Acuerdos de Paz, 4) su importancia
estratégica como corredores de diversas economías ilegales, 5) los procesos activos de
reincorporación de excombatientes y 6) la presencia del ELN” (Garzón et al., 2018, p.13).
Para iniciar el análisis se hace precisión en la continuidad dentro de las dinámicas de
continuidad de las conflictividades y la violencia, a partir de las cuales se establece que
dentro de estos territorios donde la presencia estatal ha sido históricamente débil, se han
instalado formas de control social y económico que muestran cómo los actores armados
han ejercido poder apoyados en las economías ilegales, las cuales son una parte de la
explicación de la continuidad y reordenamiento de los actores armados después del
Acuerdo de Paz, sin embargo las economías ilegales deben ser entendidas desde su
contexto para evitar explicaciones simplistas desde este abordaje conceptual. De igual
forma se identifican factores determinantes para la persistencia de dinámicas de violencia
y conflicto los cuales son: la falta de sustitución de cultivos en los municipios con PDET
(programas de desarrollo con enfoque territorial), asesinatos de líderes sociales, falta de
fortalecimiento en los procesos de reincorporación, falta de apoyo en el desarrollo rural,
homicidios de desmovilizados, desplazamiento forzado. Estos factores afectan la confianza
de las comunidades frente a los marcos institucionales planteados a raíz del Acuerdo de
Paz. Para la protección de las comunidades, se han establecido las garantías de seguridad,
las cuales están compuestas por distintos instrumentos legales y de cooperación
interinstitucional, los cuales han establecido mecanismos tales como: Sistema Integral de
Seguridad para el Ejercicio de la Política, la Unidad Especial de investigación y
desmantelamiento de organizaciones y conductas criminales, el Cuerpo Élite de la Policía
Nacional, la Subdirección especializada de seguridad y protección y el Cuerpo de Seguridad
y Protección de la Unidad Nacional de Protección, y el Programa Integral de Seguridad y
Protección para Comunidades y Organizaciones en los territorios. Sin embargo, estas
medidas están siendo implementadas sin la debida dirección hacia la prevención de
violencias y su intervención está reducida al ámbito judicial, policial y militar.
De esta forma se plantean seis bulletpoints, los cuales especifican los desafíos que enfrenta
el Estado en su obligación de proteger a las poblaciones, los líderes y los excombatientes:
“Primero, la inestable confluencia de grupos armados ilegales con procesos de disputa y
reacomodamiento”(Garzón et al., 2018);“Segundo, uno de los efectos del proceso de
negociación con las FARC y la implementación del Acuerdo de Paz ha sido que las
reivindicaciones sociales y demandas locales, que antes se encontraban silenciadas por la
confrontación armada, han empezado a emerger”(Garzón et al., 2018,p.8) “Tercero, la
vulnerabilidad de los liderazgos sociales, las tensiones intracomunitarias y el deterioro de
las condiciones de seguridad” “Cuarto, las fallas y rezagos en la implementación del
Acuerdo de Paz”(Garzón et al., 2018); “Quinto, las vulnerabilidades del proceso de
reincorporación y el papel de las FARC”(Garzón et al., 2018); “Sexto, las dificultades para
la implementación de las Garantías de Seguridad en el ámbito local”(Garzón et al., 2018).
A partir de estos desafíos se explica el reordenamiento de las estructuras criminales, el
sostenimiento de economías ilegales después de la salida de las FARC de los territorios, la
complejidad que hay para determinar la autoría de ataques contra las comunidades, las
disputas territoriales de los grupos armados (ELN,EPL,disidencias de las
FARC,Autodefensas gaitanistas), además de las diferentes formas de violencia en contra
de las comunidades en los departamentos analizados en el informe, entendiendo las
diferentes particularidades de cada caso. También se menciona un aspecto importante, el
cual es la aparición de conflictividades sociales y de las expresiones de las comunidades,
las cuales habían sido apartadas durante el conflicto armado y que actualmente implican
un desafío de protección para las comunidades dentro de la expresión de sus demandas.
Sin embargo, estos desafíos en términos de seguridad están conectados en torno a los
rezagos en la implementación del Acuerdo de Paz, lo cual limita el desarrollo en los
territorios rurales, así como la acción para la prevención de violencias en estos territorios y
en las ETCR y la aplicación de los diferentes programas de incorporación y sustitución de
cultivos.