Está en la página 1de 13

DIRECCIÓN NACIONAL DE ESCUELAS

FACULTAD DE INVESTIGACIÓN CRIMINAL


ESCUELA DE INVESTIGACIÓN CRIMINAL

Toxicología: Minería

Presentado Por.
It. Rubén Alfonso Patiño
It. (R). Mario Valderrama Camargo
It. Mauricio Vargas

PREGRADO EN INVESTIGACIÓN CRIMINAL


QUÍMICA
2019
MINERÍA ILEGAL DEL ORO: LOS CRÁTERES QUE SE DEVORAN A

COLOMBIA

Lo que es interesante verdaderamente en el momento actual del sector de la minería y la

extracción, es conocer la procedencia y el valor de cada mineral a extraer. Aquí se dará una visión

a la explotación aurífera en Colombia, desde el ámbito legal y su cara inversa, la ilegalidad.

Al día de hoy, el oro se obtiene de tres tipos de rocas: ígneas, metamórficas y sedimentarias.

Este metal precioso se forma en filones hidrotermales, normalmente relacionados con cuarzo y

sulfuros. Aparece pues diseminado en las rocas ya mencionadas. Teniendo en cuenta que es

relativamente inerte, el oro se suele encontrar como metal, en ocasiones como pepitas grandes.

De todos modos, la mayoría de las veces está presente en la naturaleza en forma de pequeñas

inclusiones en algunos minerales. Por ejemplo, vetas de cuarzo, pizarra, rocas metamórficas y

depósitos aluviales como arenas y gravas.

Se extrae en las modalidades de cielo abierto, que, de acuerdo a lo consagrado en el Glosario

Minero, son las actividades y operaciones mineras que se realizan al aire libre, para sacar o extraer

los minerales que se encuentran a poca profundidad o en la superficie; por otra parte, se encuentra

la minería subterránea, que son las actividades y operaciones mineras desarrolladas bajo tierra o

subterráneamente.

Ahora bien, el proceso de extracción del oro tiene unas consideraciones importantes en

Colombia: muchas veces se hace para la subsistencia, y por lo tanto, se recurre a técnicas

ancestrales que generan de por si bajo impacto ambiental negativo, pero así mismo pequeñas

producciones del mineral; por otra parte, actividades de mayor capacidad de producción pueden o

no estar vinculadas a las autorizaciones respectivas que el Estado colombiano otorga (títulos
mineros y licencias ambientales), y usan métodos que les permiten remover mayores cantidades

de metal precioso, como son el bateo, la amalgamación con mercurio y la extracción con cianuro.

Por sus características fisicoquímicas, el oro se puede encontrar como parte de mezclas

heterogéneas con otras partículas minerales en los lechos de los ríos. Los buscadores de oro,

pequeños o artesanales, usan entonces un utensilio denominado batea, que permite mediante

movimientos circulares, separar los materiales de mayor peso, como el oro, de una matriz de arena

y agua del río, mientras que la arena superficial se retira con el agua por la misma densidad.

Por otra parte, la amalgamación con mercurio, aprovechando las propiedades químicas del oro,

mezclas de arenas finas ricas en oro se mezclan con mercurio, con lo cual se busca que este último

atrape el mineral en una masa moldeable que se denomina amalgama; posteriormente, esta

amalgama se somete a presión para retirar el exceso de mercurio (que en casos artesanales se

realiza con la mano y en casos de minería a gran escala se lleva a cabo con prensas); por último,

se procede a calentar la amalgama hasta el punto de ebullición del mercurio, con el objeto de

evaporarlo, aquel que aún se encuentra presente (Casallas & Martínez, 2014).

Otra manera de hacer la extracción del oro, es por una técnica conocida como cianuración, la

cual busca evitar el uso del mercurio; se viene implementando desde hace casi un siglo. La

cianuración por agitación, alcanza recuperaciones de oro de más del 90 y consiste en agregar

solución lixiviante que en algunos casos, se trata solo de cianuro concentrado, y en otros, de

cianuro y sales como cloruros y nitratos, que luego se pone en contacto con material que contiene

el oro que previamente ha sido molido hasta un nivel muy fino. Lo que se logra entonces, es que

el oro pueda entrar en solución con la fase acuosa, dejando de lado todo el resto de materiales

minerales, los cuales son retirados de la mezcla para seguir el trabajo con la solución, que a través
de una precipitación química permite recuperar el oro dejando la solución con cianuro y otros

subproductos que debe ser manejada de forma adecuada para evitar contaminación.

Colombia es abundante en recursos naturales, es uno de los países mega-diversos con cerca del

14% de la biodiversidad del planeta, uno de los más ricos en recursos hídricos y posee de las más

grandes reservas de carbón, oro y plata; sin embargo, es todavía un país con un alto índice de

pobreza (cerca del 46%). A través de los tiempos, la explotación de oro ha sido una actividad que

muchos campesinos han utilizado para la manutención de sus familias, y es en la actualidad un

tema complejo de discutir pues abarca políticas económicas, sociales y de salud, y está también

involucrado en el contexto del conflicto armado; lo que complica más su análisis y discusión dentro

de la problemática ambiental.

Conforme a un boletín de prensa emitido por la Contraloría General de la República y citado

por Casallas & Martínez (2014), se afirma que en Colombia hay 17 departamentos y 80 municipios

donde se llevan a cabo procesos de extracción artesanal, pequeña o industrial de oro y según la

UPME (Citado por Casallas & Martínez, 2014), Antioquía y Bolívar poseen la mayor cantidad de

minas del país y producen alrededor de 18.8 toneladas de oro anuales, si bien departamentos como

Chocó, Córdoba, Caldas y Tolima también tienen amplia presencia de la actividad extractiva del

metal. La actividad de extracción del oro en el país se podría nominar como atomizada, es decir,

existen múltiples actividades de extracción en diferentes zonas, la mayoría de las cuales no cuenta

con una legalidad o formalización en su actividad; según Casallas & Martínez (2014), tomando

datos oficiales, existen 4.133 unidades de minería que son equivalentes al 29% de la minería con

o sin título minero, de las cuales 3584 son ilegales. Esto representa el 40% del total de la ilegalidad

de minería en el país, lo cual indica que de cada cinco unidades ilegales dos pertenecen al oro.
Desde el espacio, a 702 kilómetros de altura, los satélites del sistema Landsat de la Nasa revelan

el crecimiento de un cáncer que, literalmente, se está comiendo la tierra y los ríos de al menos

nueve departamentos de Colombia. La herida más grande se extiende a lo largo de miles de

hectáreas, desde la ciénaga de Ayapel, en Córdoba, hasta mucho más allá del margen occidental

del río Nechí, en el bajo Cauca antioqueño.

Fuente. Torres Martínez, J. (16 de diciembre de 2015) Foto del sistema de satélites Landsat de la Nasa. El Tiempo.

Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16460299

Es el cáncer de la minería ilícita del oro, y la metástasis se ha disparado en los últimos cinco

años, de la mano de miles de dragas y retroexcavadoras que en cuestión de meses son capaces de

convertir en un desierto de arenas muertas y lagunas de mercurio áreas más grandes que cualquiera

de los centros urbanos de toda la región.

La magnitud del desastre ecológico apenas se está cuantificando. El Sistema de Monitoreo

Antinarcóticos de la Policía (Sima), que utiliza alta tecnología para ubicar las zonas con cultivos

ilícitos y minería clandestina, ha identificado en todo el país 6.330 puntos donde se saca oro de

aluvión. Sus reportes de inteligencia señalan que hay 95.000 hectáreas “con total afectación” por

efectos de la extracción sin control. Chocó (40.780 hectáreas), Antioquia (35.581 hectáreas),

Bolívar (8.629) y Córdoba (5.291) tienen los mayores niveles de daño.


Pero hay al menos otras 100.000 hectáreas impactadas en esos departamentos y en otros como

Nariño, Cauca, Valle, Caquetá y Guainía. Son casi 200.000 –más de 3 veces el desierto de La

Tatacoa, el más grande del país, y 40.000 hectáreas más que la extensión total de Bogotá– arrasadas

o seriamente deterioradas. Eso, sin contar las zonas amenazadas por la búsqueda de oro en socavón,

que tiene en jaque varios sistemas de páramo.

En Chocó, departamento que alberga uno de los ecosistemas más variados y, a la vez, más

frágiles del mundo, entre el tupido tapete de la selva hay cada vez más pedazos de tierras muertas.

Un documento del Ministerio de Ambiente calculaba, para el 2013, que había al menos 67.000

hectáreas de selva húmeda “fragmentada o transformada” en el distrito minero del río San Juan.

Allá el suelo se ve amarillo y blanco porque las palas mecánicas, y también el mercurio y el

cianuro que se usan para separar el oro de otros minerales, borran las capas superiores del suelo,

que son las que sustentan la vida vegetal. Las pozas de mercurio y cianuro se van filtrando poco a

poco hacia las fuentes hídricas subterráneas, cuando no van directamente a los imponentes ríos

chocoanos, hoy impotentes ante el avance de la nueva fiebre del Dorado.

El daño de los ríos no es menor. Aunque la presencia de dragas no es nueva, en los últimos años

empezaron a verse por todas las zonas mineras nuevas máquinas, llamadas ‘dragones brasileños’

–de Brasil llegan ilegalmente ‘garimpeiros’ que venden su experiencia en minería de aluvión y

‘empresarios’ dueños de las máquinas–, que potencian el daño gracias al poder de sus motores de

succión. Con esos ‘dragones’ los buzos artesanales barren el lecho de los ríos para llevar a las

tolvas instaladas en los planchones el material del fondo. Pero no solo succionan el suelo, sino

plantas, peces y ecosistemas subacuáticos claves para su reproducción.

Ahora es mejor ahondar en los impactos que se generan.


 Impactos por amalgama El uso del mercurio genera un sinnúmero de afectaciones en

diferentes compartimentos ambientales: La matriz aire se pude ver alterada por la

introducción del mercurio al momento de evaporar la amalgama, lo que desencadena que

el material se precipite con la lluvia y que tenga contacto tanto con el agua como con el

suelo. A nivel del suelo y del agua, se puede presentar la generación de sulfuros, fruto de

un sistema inapropiado de concentración gravimétrica, producción de sólidos gruesos y

finos como resultado de un almacenamiento inapropiado, así como la acidificación de

cuerpos de agua y contaminación con mercurio de sus sedimentos (Casallas & Martínez,

2014). A continuación, la hoja de seguridad del mercurio.


Fuente. Hoja de Seguridad del Mercurio. Recuperado de https://es.slideshare.net/JennyR333/ficha-seguridad-del-
mercurio
 Impactos por cianuración Por parte de la cianuración, se evidencia entre otros, los

siguientes impactos: producción de polvo, temblores y explosiones, luego de realizar

lavados con ácidos debido a que se pueden presentar dióxido de azufre si el terreno lo

posee. El polvillo fino, generado por la extracción, es muy volátil, nocivo y puede ser

fácilmente arrastrado por el viento; además es posible que llegue más lejos. También se

pueden dar filtraciones de cianuro, metales pesados, nitritos, dióxido de carbono etc., que

son depositados en diques para su contención; estos representan un alto riesgo, dado que
deben ser controlados hasta por 20 años y durante este tiempo pueden infiltrarse

contaminando suelos, aguas subterráneas e incluso aguas superficiales (Casallas &

Martínez, 2014).

Además del daño ambiental, es esa millonaria fuente de ingresos para los ilegales la que ha

convertido el combate contra la minería criminal en un asunto de seguridad nacional. Solo un 13

por ciento del oro que se saca cada año del país proviene de minas tituladas. El resto, que equivale

a unos 7 billones de pesos, se queda en la informalidad y en los bolsillos de las organizaciones

criminales.

Los efectos de la fiebre ya están golpeando el sistema de salud pública: en Segovia, nordeste

de Antioquia, donde la minería no es a cielo abierto sino en socavón, pero donde el uso de mercurio

es igual de irracional (en el 2009 la ONU calculó que, al año, en esa zona se liberaban al medio

ambiente 180 toneladas), investigadores médicos han hallado al menos medio centenar de personas

con daños en el sistema nervioso central, uno de los más sensibles al metal tóxico. Pérdida de

memoria, irritabilidad, insomnio y movimiento involuntario de las extremidades son algunos de

sus males. Allá también hay una tasa más alta de pacientes con daños renales que en las regiones

del país donde no hay minería de oro.

Frente a tantas consecuencias nefastas el gobierno, empieza a modificar la ley para evitar este

largo flagelo que es la ilegalidad. Con la ley 685 de 2011 –Código de Minas-, en su artículo 165

establece que los explotadores de minas de propiedad estatal sin título inscrito en el Registro

Minero Nacional, deberán solicitar en el término de 3 años contados a partir del 1 de enero de

2002, que las minas les sean otorgadas en concesión llenando para el efecto todos los requisitos de

fondo y de forma y siempre que el área solicitada se halle libre para contratar. Hasta que la solicitud
de legalización no sea decidida no podrán ejercerse las medidas previstas en los artículos 161 y

306, ni proseguir las acciones penales estipuladas en los artículos 159 y 160. El citado artículo 165

fue reglamentado por el Decreto 2390 de 2002 estableciendo las condiciones, metodologías y

tramites que se deben realizar para solicitar la legalización de la actividad minera de hecho. En

ella se exceptúan las actividades mineras ocasionales, el barequeo, los proyectos mineros

especiales y los desarrollos comunitarios.

En consecuencia, en el año 2018 la industria minera atravesó por múltiples retos para la

ejecución de sus proyectos, asociados a temas como la prohibición de actividades mediante

consultas populares, mayores exigencias medioambientales, la necesidad de adoptar estándares

internacionales para el desarrollo de la industria, oposición social, incremento de la explotación

ilícita de minerales, entre otros.

Estas circunstancias han generado, además, que el sector minero experimente un proceso de

maduración y reinvención que se traduce en su propia capacidad de transformación para afrontar

nuevos retos, como en efecto lo evidencian acciones desarrolladas en años anteriores como la

adopción de Planes de Gestión Social, las cadenas de suministro responsable, los convenios

dirigidos a la erradicación del mercurio, la estandarización de recursos y reservas mineras

(CRISCO), el control a la comercialización de minerales (RUCOM) y la coordinación

interinstitucional.

Ahora bien, para el año 2019 y 2020, se espera un crecimiento de la industria minera, basados

en aspectos como el aumento de la producción minera en títulos vigentes (donde se espera un

incremento de la producción del 20% al 40%), (Ortega 2019) las restricciones a las consultas

populares y a los acuerdos municipales como mecanismos para vetar la minería en los territorios,

el impulso a los procesos de formalización y de sus procesos de licenciamiento ambiental.


Respecto al aumento de la producción minera, en el año 2020 se espera que el complejo minero

subterráneo de Buriticá inicie su etapa de producción, como lo ha afirmado Continental Gold.

Según la empresa, la inversión del proyecto ha sido superior a los US$400 millones y se procesaran

3.000 toneladas por día. De esta manera, se espera que la producción de oro en 2020 sea superior

a 280.000 onzas anuales. (Monterrosa 2018).

En este orden de ideas, también se espera que en este 2019 se avance en aspectos como el

relacionamiento con los entes territoriales y las comunidades a partir de la expedición de la Ley

de coordinación y concurrencia, así como el fortalecimiento de los respectivos mecanismos

institucionales de relacionamiento con el territorio (ANM-ANH) y de participación ciudadana;

aspectos que sin duda dinamizaran los procesos de contratación minera y, consecuentemente, el

desarrollo de la actividad exploratoria y de explotación.

En línea con la anteriormente expuesto, en el “Plan Nacional de Desarrollo Minero con

Horizonte a 2025, Minería Responsable con el Territorio”, (UPME 2018), se han considerado

importantes pilares de la política minera, como la seguridad jurídica y la confianza legítima,

condiciones competitivas de infraestructura, información, conocimiento geológico,

institucionalidad minera fortalecida y contribución al desarrollo sostenible.

En suma, el sector minero colombiano debe demostrar su resilencia y encarar la necesidad de

un crecimiento real y significativo, como lo manifestó, en su momento, el Presidente de la

Asociación Colombiana de Minería (Angarita 2018), expresado en acciones y retos como duplicar

las exportaciones de carbón, la reforma al régimen de regalías, la mejoría en los sistemas de

información, la estructuración de un modelo fiscal que resulte competitivo en relación con otros

países, el fortalecimiento de la fiscalización, la implementación del sistema de cuadrícula, la


creación del procedimiento de servidumbre minera y, sin duda, hacer frente a la explotación ilícita

de minerales, uno de los principales desafíos que enfrenta el Estado Colombiano.

BIBLIOGRAFÍA

Angarita, Jenny Rocío. RCNRADIO. Sector minero apunta a producir 90 millones de toneladas
de carbón este año. (27 septiembre 2018). Disponible
en: https://www.rcnradio.com/colombia/antioquia/sector-minero-apunta-producir-90-
millones-de-toneladas-de-carbon-este-ano
Casallas, M. & Martínez, J. Panorama de la Minería del Oro en Colombia (marzo de 2015). P 22-
25. Disponible en file:///C:/Users/User/Downloads/1386-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
4492-1-10-20160315.pdf
Contraloría de Cundinamarca. Tipos de Explotaciones Mineras.Dispoible en
http://www.contraloriadecundinamarca.gov.co/attachment/002%20informes/008%20informe_
anual_del_estado_de_los_recursos_naturales_y_del_ambiente_del_departamento_de_cundina
marca/2017/tipos-de-explotaciones-mineras.html
Hoja de Seguridad del Mercurio. Recuperado de https://es.slideshare.net/JennyR333/ficha-
seguridad-del-mercurio
Monterrosa, Heidy. LA REPÚBLICA, “Buriticá duplica la producción de oro legal en el país”
presidente de Continental Gold. (7 mayo 2018). Disponible
en: https://www.larepublica.co/economia/buritica-duplica-la-produccion-de-oro-legal-en-el-
pais-2722987
Montoya, M. & Garzón, M. Fortalecimiento del Sector minero en el 2019. Revista Minergía
(febrero de 2019), Edición No. 6, (p. 32- 34). Disponible en
https://boletinmineroenergetico.uexternado.edu.co/fortalecimiento-del-sector-minero-en-el-
2019/
Ortega, Carlos. PORTAFOLIO. Al 2020, Colombia Duplicará su producción de oro: ANM. (4
febrero 2019). Disponible en: https://www.portafolio.co/economia/al-2020-colombia-
duplicara-su-produccion-de-oro-anm-525978
Procuraduría General de la Nación. Minería Ilegal en Colombia. Recuperado
https://www.procuraduria.gov.co/portal/media/file/MINERIA%20ILEGAL%20EN%20COL
OMBIA%20%20DOCUMENTO.pdf
Torres Martínez, J. Nuevos Desiertos Avanzan detrás de la Fiebre del Oro. (16 de diciembre de
2015). El Tiempo. Disponible en https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-
16460299
UPME. Plan Nacional de Desarrollo Minero con horizonte a 2025. Minería responsable con el
territorio. Disponible
en: http://www1.upme.gov.co/simco/PlaneacionSector/Documents/PNDM_Dic2017.pdf

También podría gustarte