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Los sí futuro”

“Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, (…) que no
son aunque sean.

En ese sentido el maestro tiene la responsabilidad social de contribuir con su quehacer en las
transformaciones que tienen como fin cuestionar e interrumpir las políticas y dinámicas que
reproducen y establecen los destinos de los no-futuro con acciones pedagógicas como su
laboriosa presencia en donde el Estado se ha encargado de perpetuar ausencias ruidosas, con
la trasmisión de la cultura y las artes como bienes simbólicos insustituibles permitiendo la
apertura a otras realidades e incitando con estas a la incomodidad, a la indignación, a la
desobediencia de todo orden que conlleve a la sumisión, a la pasividad y a la inmovilidad.

El maestro se configura entonces como un referente de irreverencia y resistencia ante un


sistema segregacionista, impío, censurador, violentador de todo sueño que logre quebrantar
su prototipo, de todo destino que tuerza la única línea que propone, de todo grito que pretende
nombrarse distinto, de aquella palabra que no encaja en un poema y no pretende hacerlo, de
aquel obrero que mientras pinta bajo el sol inclemente en la ciudad más “innovadora” entona
con sus pares una canción rebelde opacando la voz de su patrón.

El maestro como vigía logra abrir aquel sello indeleble rompiendo la condena obligatoria de
esa etiqueta de no futuro para reescribir la historia de aquellos que innegablemente son dignos
del SI-futuro

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