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Comentario Habermas

En contra de las tesis posmodernas que rechazan la razón como base para la estructura
social, y que sostienen la inconmensurabilidad de todas las culturas, esquemas de valores
y distintas posiciones, en base a que no tenemos la capacidad para establecer un orden
de prevalencia realmente justicable, para Habermas sí podemos establecer esquemas de
prevalencia, elementos peores o mejores para la vida humana en general y para la del
individuo. Para Habermas la razón tiene que ver con la capacidad humana de llevar a
cabo actividades en función de razones, habiendo razones de mayor peso y más
coherentes que otras.
El concepto de acción comunicativa es una de la bases que estableció el filósofo para
estructurar su crítica a las tesis de la inconmensurabilidad. Para Habermas, la acción
comunicativa es toda acción social orientada al entendimiento. El concepto de la acción
comunicativa se refiere a la interacción de como mínimo dos sujetos capaces de lenguaje
y de acción que entablan una relación interpersonal para llegar a un consenso de mínimos
mediante el lenguaje. Para que el diálogo ético sea válido deben darse una serie de
requisitos:
- Tienen que darse razones argumentadas mediante procedimientos racionales.
-Los diferentes actores tienen que participar en un plano de igualdad.
-Las pretensiones de validez deben poder ser criticadas.
-Todos los interlocutores deben ser válidos.
-Debe moverse la voluntad mediante la fuerza de convicción y no coactivamente.

Para poder llevar a cabo esta acción orientada al entendimiento, los diferentes agentes
deben aceptar y assumir que estan influenciados por un contexto y por un mundo
simbólico ( mundo vital).
El concepto de mundo vital fue creado por Edmund Husserl y Habermas utilizó,
posteriormente, este concepto en su teoría. Para éste, el mundo vital era el mundo de la
vida cotidiana, la esfera total de la experiencia de una persona, que incluye las
experiencias previas almacenadas; es la situación determinada por la biografía en la que
se ve inmerso el individuo, tanto si quiere como si no. Se trata del «mundo que se da por
descontado», en el que las personas intentan cumplir objetivos pragmáticos. Para
Habermas, el mundo vital es un horizonte de conciencia que incluye tanto la esfera
pública como la privada. Es la esfera de la formación de identidad y la acción
comunicativa. La comunicación es, para Habermas, el aspecto más importante de todas
las actividades en el mundo vital, porque es ahí donde, idealmente, las personas pueden
obtener el reconocimiento de la validez de sus expresiones, y es ahí también donde se
pueden modificar, en general, las estructuras del mundo vital.
Así pues, en la acción comunicativa el actor es dos cosas a la vez: el iniciador que domina
la acción y , al mismo tiempo, es producto de las tradiciones y las creencias del contexto y
los grupos a los cuáles a pertenecido a lo largo de su vida. Por lo tanto, durante la acción
el actor tiene que intentar solucionar mediante el consenso un problema que le presenta
un pedazo del mundo vital ( mundo objetivo) y, al mismo tiempo, es movido por otro
pedazo del mundo vital ( mundo subjetivo) que no solamente simboliza el contexto en el
cual a crecido , sino que también le aporta los recursos o instrumentos que necesita para
poder argumentar razonablemente en su discurso. De esta manera, el mundo vital en su
conjunto ( el mundo objetivo, el social y el subjetivo) ofrece a los diferentes actores que
participan en el acto comunicativo, diferentes elementos culturales que dependen del
contexto en el que haya nacido cada uno y que les sirven como medios para realizar sus
interpretaciones a la hora de intentar llegar a un consenso entre ellos ( acción orientada al
entendimiento). Esto en contraposición a la acción estratégica en la cual el actor que
domina la situación busca de forma egoísta los medios que necesita para llegar a un fin
mediante un cálculo de posibilidades de éxito.
En definitiva, el mundo de la vida e un espacio de encuentro en el que es posible la
comunicación sobre la base de conocimientos compartidos inspirados o tomados de la
tradición. Es un conjunto de recursos patrimoniales que provee de un marco interpretativo:
facilita los procesos de entendimiento y permite estipular las situaciones comunicativas
que salen al paso en la vida.
Estos supuestos de trasfondo, propios de la cultura, son solamente un elemento
componente del mundo vital. La cultura no se reduce únicamente a su papel de
proveedora de convicciones de fondo intersubjetivamente compartidas y validadas por el
colectivo, sino que también pone al alcance de los interlocutores de una comunidad
lingüística patrones de interpretación que les permite llegar a un acuerdo. La
comunicación se alimenta del saber cultural y reproduce a la vez las pertenencias del
colectivo y de la propia identidad (identidad individual). La comunicación preserva la
reproducción simbólica de la cultura y al mismo tiempo la cultura aporta contenidos al
diálogo sin los que las interacciones y el acceso a la cooperación y a las solidaridades de
los grupos serían inviables. Además, si entendemos que las tradiciones culturales han
nacido a partir de un consenso anterior, esto significa que las costumbres pueden ser
sometidas a un reinterpretación mediante el consenso por parte de una comunidad de
hablantes. Siempre y cuando, todos los hablantes de la comunidad sean capaces de
asumir las consecuencias de sus acciones , al mismo tiempo que tienen en cuenta si las
generaciones futuras también podrán asumir éstas. A la par, el mundo de la vida posee los
recursos indispensables para desarrollar “las competencias del individuo socializado” .
Así pues, el mundo de la vida está presente en tres dimensiones, en la base de procesos
como la reproducción cultural, la integración social y la cooperación de la acción, pero
también en la socialización del individuo.

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