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TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

EXP N.° Q1958-2015-PHC/TC


LIMA
VÍCTOR MARCIAL MOLINA TAPIA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 12 días del mes de julio de 2017 el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Miranda Canales, Ledesma
Narváez,
rviola Hani, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-
Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto
del magistrado
Espinosa-Saldaña Barrera que se agreg9. y el fundamento de voto del
magistrado Blume Fortini.
ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Víctor Marcial


Molina Tapia contra la resolución de fojas 381, de fecha 25 de noviembre de
2014, expedida por la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con
Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró improcedente
la demanda de habeas corpus de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 29 de noviembre de 2013, don Víctor Marcial Molina Tapia


interpone demanda de habeas corpus contra los jueces integrantes de la
Tercera Sala Penal Liquidadora Permanente de la Corte Superior de Arequipa,
señores Chávez Zapater, Luna Regal y Sahuanay Calsín, y los jueces
integrantes de la Sala Penal Transitoria de Corte Suprema de Justicia de la
República, señores Rodríguez Tineo, Barrios Alvarado, Barandiarán Dempwolf,
Neyra Flores y Santa María Morillo. Alega la vulneración de los derechos al
debido proceso, a la tutela procesal efectiva, a la motivación de las resoluciones
judiciales, de defensa, a probar, a la igualdad, a la libertad personal y del
principio acusatorio. Solicita que se declare la nulidad de la sentencia
condenatoria de fecha 15 de enero de 2010 y de la resolución suprema
confirmatoria de fecha 20 de octubre de 010, y que, consecuentemente, se
disponga su excarcelación y la realización
juicio oral.

1 respecto, refiere que, en forma voluntaria, aceptó su extradición (de la blica de


Ecuador al Estado peruano) solo por la comisión del delito de tráfico icito de
drogas tipificado en los artículos 296 y 297 del Código Penal. Asimismo, precisa
que, conforme a los cuadernillos de extradición, su entrega a las autoridades
peruanas fue para ser juzgado solo por los delitos de favorecimiento al tráfico
ilícito de drogas agravado y lavado de activos, receptación de dinero y bienes
provenientes del tráfico ilícito de drogas, y que los procesos penales seguidos
en su contra, recaídos en los Expedientes 2003-1331 (lavado de activos) y
2002-163-42 (tráfico ilícito de drogas),
fueron acumulados sin que se hubiese pedido autorización a la república
ecuatoriana.

Afirma que la Sala superior se desvinculó de manera arbitraria e


incongruente de la calificación efectuada por la Fiscalía respecto del concurso
real de delitos,
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4.

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sorpresivamente encuadró los hechos en la figura del concurso ideal de delitos,


subsumió la imputación de lavado de activos en la de tráfico ilícito de drogas y
sentenció al actor, a pesar de que no se notificó a su defensa ni se puso en
debate tal desvinculación. Asimismo, afirma que la Sala Suprema advirtió que el
caso trataba de un concurso real de delitos, pero que no corrigió dicho error con
el argumento de que, de hacerlo, incurriría en una reforma peyorativa, lo que
vulnera el principio acusatorio y de congruencia. Agrega que, respecto de la
arbitraria subsunción de la imputación de lavado de activos en la de tráfico ilícito
de drogas, no se pidió autorización a la república ecuatoriana.

Alega que la sentencia no conserva la congruencia que debe existir entre


la cusación y la sentencia, ya que se funda en pruebas (manifestaciones
policiales de
.P.A. y A.T.D.) que no debieron ser valoradas porque no fueron descritas
en la cusación, así como tampoco actuadas, analizadas, debatidas ni
confrontadas en el j icio oral, lo que vulnera los derechos a la motivación
de las resoluciones judiciales, a p obar y de defensa. Asimismo, alega
que de la narración de la sentencia no se aprecia ci mo los hechos
descritos configuran el delito de favorecimiento al tráfico ilícito de d e
gas, tampoco expone las razones por las que se restó credibilidad a la
declaración v rtida en el juicio oral respecto de las declaraciones
realizadas a nivel policial, y no ha resuelto de manera explícita y clara
(en su parte resolutiva) las imputaciones fiscales por el delito de lavado
de activos. Asevera que la manifestación policial de J.P.A. constituye una
prueba ilegal o prohibida, ya que se dio bajo promesa/amenaza de
cooperación para
que no se involucre en el caso al hermano de dicho manifestante.

Sostiene que la resolución suprema no ha expuesto de manera explícita


las razones objetivas que sustentan su vinculación con la colaboración y
participación en el hecho que se le atribuye, tampoco corrigió la sentencia en
cuanto al exceso de
infere
ue sobrepasan los hechos y circunstancias fijadas en la acusación y el
acto lento, en tanto que la acusación no explicita si la imputación contra el actor
ada como actos de promoción, favorecimiento o facilitación al tráfico ilícito de
as. Asimismo, de manera parcializada y subjetiva dio por probada y concedió
redibilidad a la especulación de la fiscalía sobre la afirmación de que en los
vehículos se habría enviado dinero suficiente. Además de ello, incrementó la
pena de 17 a 20 años de modo injustificado y con base en una cantidad errada
de la droga incautada, y dicha stancia suprema incurrió en incoherencia
narrativa, ya que en uno de sus considerandos señala que al actor se le imputa
haber realizado actos de colaboración,
pero luego resuelve que no hay nulidad en su condena como coautor del delito.
Alega que sobre el Acta de Reconocimiento de fojas 242 del expediente penal
xisten dos resoluciones de la Corte Suprema emitidas en el mismo proceso, una
para el caso del actor, en la que da valor a dicha acta, y otra, para el caso de su
coacusado, en la que desestima dicha acta, lo cual constituye un trato
discriminatorio que vulnera el principio de igualdad. Agrega que la resolución
suprema no motivó en cuanto a la falta
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de pronunciamiento de la sentencia sobre las objeciones realizadas a


las actas de econocimiento de fojas 240 y 242 (tachas), así como
tampoco consideró el 27 de febrero de 2003 como fecha de inicio de la
orden de su detención con fines de su xtradición al Perú a efectos del
descuento del cómputo de la pena, a diferencia de su
coprocesado.

Finalmente, señala que las actas de reconocimiento que obran a fojas


240 y 242 el expediente penal son irregulares y defectuosas, ya que la testigo
declaró que conoce 1 actor sin que previamente la autoridad le haya pedido que
describa sus características ísicas o haya tenido a la vista varias fotografías, tal
como lo establece el artículo 146 el Código de Procedimientos Penales.
Asimismo, expresa que existe manipulación en
elaboración de las mencionadas actas; lo que indica la testigo en el Acta de
econocimiento de fojas 242 es contradicho por lo señalado en la bitácora del
hotel, la al obra a fojas 555 del expediente penal; no se ha probado plenamente
que los ículos que estuvieron en el almacén de Ilo hayan servido para
transportar droga; no se ha demostrado que el "semi remolque refrigerado" (sic)
del actor hubiera contenido
di ero, transportado droga o haya sido comprado con dinero del narcotráfico; y
en el ca- • se ha dado una arbitraria valoración de las pruebas y una subjetiva
valoración de he hos ajenos al proceso.

Realizada la investigación sumaria, el recurrente refiere que ha sido


sentenciado con pruebas que no han sido actuadas en el juicio oral ni forman
parte de la imputación y el proceso, tales como las manifestaciones policiales
de fojas 32 y 36 que no fueron actuadas. Alega que los emplazados
desvincularon el concurso real de delitos por el concurso ideal de delitos sin que
la defensa haya sido notificada; que debe tomarse en
cuenta que el actor fue extraditado al Perú por dos delitos independientes; que la
subsunció
n delito en el otro no fue consultada a la república ecuatoriana; que
la
ó una valoración indebida a las pruebas; y que la Sala Suprema
a pena con una apreciación equivocada de la cantidad de la droga,
pues
o 50 toneladas de droga en vez de las 6 toneladas que
aproximadamente fueron cautadas.

Por otra parte, los emplazados señalan que la sentencia declaró que los hechos
imputados al actor (lavado de activos, receptación de dinero y bienes
provenientes del Mico ilícito de drogas) se encuentran subsumidos en el delito
de tráfico ilícito de drogas en la modalidad de favorecimiento al tráfico ilícito de
drogas agravado — organización dedicada al tráfico ilícito de drogas nacional e
internacional; que discernir obre la alegada valoración debida de las pruebas no
le corresponde al juez onstitucional; que vía el presente proceso se pretende
que el juez constitucional
s brogue las funciones de los órganos judiciales emplazados en la
determinación de las responsabilidad penal; y que en el caso se cumplió con el
deber de motivación de conformidad con lo establecido en la Constitución.
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El Vigésimo Quinto Juzgado Penal de Lima, con fecha 23 de mayo de


2014, declaró improcedente la demanda por estimar que lo que pretende el
accionante es el reexamen de la valoración probatoria efectuada en el proceso
penal. Agrega que las resoluciones cuestionadas fueron expedidas dentro del
marco legal y por jueces competentes, con pleno respeto a los derechos y
garantías constitucionales, y que,
demás, dicho imputado hizo uso de todas las garantías previstas y en su
momento interpuso los recursos pertinentes. Finalmente, advierte que el
representante del Ministerio Público también interpuso recurso de nulidad, y que
por ello la Sala Suprema tuvo facultad para incrementar la pena.

La Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres


de la
Corte Superior de Justicia de Lima confirmó la resolución apelada por similares
ndamentos.

1UNDAMENTOS

elimitación del petitorio

L El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la sentencia de fecha


15 de enero de 2010 y de la resolución suprema confirmatoria de fecha 20
de octubre de 2010, a través de las cuales la Tercera Sala Penal Liquidadora
Permanente de la Corte Superior de Arequipa y la Sala Penal Transitoria de
Corte Suprema de Justicia de la República condenaron al recurrente por
incurrir en el delito de favorecimiento al tráfico de drogas agravado en forma
de organización dedicada al tráfico ilícito de drogas nacional e internacional
(Expediente 2002-163-42-Acumulado 2003-1331 / R. N. 721-2010). Al
respecto, se alega la vulneración de los derechos y principios
constitucionales invocados en la demanda.

onsideración previa

n resar al pronunciamiento del fondo de la demanda, es menester


que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso
1, habeas corpus procede cuando se vulnera o amenaza la libertad
personal o
s derechos constitucionales conexos. Ello implica que los hechos que se
consideran inconstitucionales —vía este proceso— necesariamente deben
conllevar una afectación negativa, directa y concreta al derecho a la libertad
personal. Asimismo, la controversia que generan los hechos denunciados no
deberá estar acionada con asuntos propios de la judicatura ordinaria, caso
contrario dicha demanda será rechazada en aplicación de la causal de
improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal
Constitucional, que establece: In» proceden los procesos constitucionales
cuando: (...) los hechos y el petitorio de la
demanda no están referidos en forma directa al contenido
constitucionalmente protegido del derecho invocado".
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En este sentido, en cuanto a la pretendida nulidad de las


resoluciones cuestionadas en autos, sustentada en los siguientes
alegatos: i) las actas de reconocimiento que obran a fojas 240 y 242
del expediente penal son irregulares y defectuosas porque la
declaración de la testigo se dio sin que previamente la autoridad le
haya pedido que describa las características físicas del actor o ella
haya tenido a la vista varias fotografías; ii) existe manipulación en la
elaboración de las mencionadas actas; iii) lo indicado por la testigo
en el Acta de Reconocimiento de fojas 242 es contradicho por lo
señalado en la bitácora del hotel, la cual obra en el expediente
penal; iv) que no se ha probado plenamente que los vehículos
(almacén de Ilo) hayan servido para transportar droga; v) no se ha
demostrado que el semirremolque refrigerado hubiera contenido
dinero, transportado droga o hubiese sido comprado con dinero
procedente del narcotráfico; y vi) se dio una arbitraria valoración a
las pruebas y una subjetiva valoración sobre hechos ajenos al
proceso, concierne a este Tribunal recisar que la determinación de la
responsabilidad penal del procesado, la preciación de los hechos
penales, así como la valoración de las pruebas penales y
suficiencia son asuntos que conciernen a la judicatura ordinaria (Expedientes
014-2012-PHC/TC, 02623-2012-PHC/TC y 03105-2013-PHC/TC). Por c
nsiguiente, en cuanto a estos extremos, la demanda debe ser rechazada en
licación de la causal de improcedencia contenida en el artículo 5, inciso 1,
del
Código Procesal Constitucional.

Derecho de defensa, principio acusatorio y principio de congruencia entre la


acusación y sentencia

4. El derecho de defensa reconocido en el artículo 139, inciso 14, de la Constitución


garantiza
los justiciables, en la protección de sus derechos y obligaciones,
sea su naturaleza (civil, penal, laboral, etc.), no queden en estado de El
contenido esencial del derecho de defensa queda afectado cuando, en
e un proceso judicial, cualquiera de las partes resulta impedida, por etos
actos de los órganos judiciales, de ejercer los medios necesarios, ficientes
y eficaces para defender sus derechos e intereses legítimos (Expediente
1230-2002-HC/TC).

Tribunal Constitucional ha señalado que la vigencia del principio acusatorio


imprime al sistema de enjuiciamiento determinadas características: a) no
puede existir juicio sin acusación, debiendo esta ser formulada por persona
ajena al órgano jurisdiccional sentenciador, de manera que si el fiscal no
formula acusación contra el imputado, el proceso debe ser sobreseído
necesariamente; b) no puede condenarse por hechos distintos de los
acusados ni a persona distinta de la acusada; c) no pueden atribuirse al
juzgador poderes de dirección material del proceso que cuestionen su
imparcialidad (Expediente 2005-2006-PHC/TC). De acuerdo con lo expuesto,
de conformidad con el segundo aspecto del principio acusatorio, sería
indebido condenar al procesado por hechos distintos a los acusados.
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En cuanto al principio de congruencia entre la acusación y la sentencia, este


Tribunal ha señalado que el principio de correlación o congruencia entre lo
acusado y lo condenado constituye un límite a la potestad de resolver por
parte del órgano jurisdiccional, toda vez que garantiza que la calificación
jurídica realizada en el marco de un proceso penal (tomando en cuenta lo
señalado por el Ministerio Público, en virtud de su competencia postulatoria)
sea respetada al momento de emitirse sentencia. Entonces, resultaría
vulneratorio del derecho de defensa si el procesado, ejerciendo su defensa
respecto de determinados cargos, termina condenado por otros no discutidos
que no pudieron ser objeto del contradictorio dentro del proceso penal.

7. Cabe precisar que el juzgador penal se encuentra premunido de la facultad


para poder apartarse de los términos de la acusación fiscal, en tanto respete
los hechos ue son objeto de acusación, sin que cambie el bien jurídico
tutelado por el delito cusado, así como que respete el derecho de defensa y
el principio contradictorio xpedientes 2179-2006-PHC/TC, 0402-2006-
PHC/TC y 02901-2007-PHC/TC). De
í que el juzgador penal puede dar al hecho imputado una distinta definición
jurídica sin que ello comporte per se la tutela de diferente bien jurídico
protegido por el ilícito imputado, pues la definición jurídica del hecho
imputado por un tipo penal que tutele otro bien jurídico, en principio,
implicaría una variación de la estrategia de la defensa, lo cual en ciertos
casos podría causar indefensión al procesado.

8. En el caso de autos, el recurrente considera que se afectaron sus derechos


porque los órganos judiciales emplazados se habrían desvinculado de la
acusación fiscal que
señala que en el caso se presenta el concurso real de delitos, pues se
habría subsumi s s el delito de lavado de activos (receptación de dinero y
bienes
pr
s del tráfico ilícito de drogas en forma de organización) en el delito de
cito de drogas agravado en forma de organización dedicada al tráfico ilícito
as nacional e internacional, y se habría resuelto el caso bajo la figura del
curso ideal de delitos.

Sin embargo, este Tribunal aprecia que en el caso no existe variación en los
hechos imputados ni variación del bien jurídico tutelado: salud pública, por lo
que no se manifiesta la vulneración del derecho y los principios invocados.
En efecto, la subsunción de un delito en otro y la consecuente determinación
de la pena con base e el concurso ideal de delitos (que imprime la
imposición del máximo de la pena más grave) no implican una condena por
hechos y delitos distintos a los acusados.

0. A mayor abundamiento, el recurrente asevera que su extradición ante las


autoridades peruanas fue a efectos de ser juzgado por los delitos de
favorecimiento al tráfico ilícito de drogas agravado y lavado de activos,
receptación de dinero y bienes provenientes del tráfico ilícito de drogas; que
del dictamen acusatorio complementario (folio 508) se aprecia que fue
acusado por los delitos de tráfico
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ilícito de drogas y lavado de activos previstos en los artículos 296, 296-A,


296-B y 297, inciso 7, del Código Penal; y que a través de la resoluciones
cuestionadas (folios 120 y 138) fue condenado por incurrir en el delito de
tráfico ilícito de drogas, en su modalidad de favorecimiento al tráfico de
drogas agravado - organización dedicada al tráfico ilícito de drogas nacional e
internacional, lo cual permite corroborar que en el caso no se configura el
agravio de los principios constitucionales invocados.

. Por consiguiente, este extremo de la demanda debe ser desestimado,


máxime si la cuestionada subsunción de delitos y la aplicación del concurso
ideal de delitos resultan menos gravosas para el actor, pues de haberse
aplicado el concurso real de delitos, las penas de dichos ilícitos se hubieran
sumado al considerarse aquellos como delitos independientes.

12. Finalmente, cabe advertir que la subsunción de los delitos materia de la


concesión de la extradición, la aplicación del concurso real o ideal sobre
dichos delitos, así como a acumulación de los procesos penales peruanos a
los delitos materia de extradición o requieren autorización o consentimiento
por parte de la república ecuatoriana, ni transgreden el tratado de extradición
celebrado entre la República del Perú y la
República del Ecuador (Res. Leg. 27582).

El derecho a la motivación de las resoluciones judiciales

13. El artículo 139, inciso 3, de la Constitución establece los principios y


derechos de la función jurisdiccional y la observancia del debido proceso y
de la tutela jurisdiccional; en consecuencia, cuando el órgano jurisdiccional
imparte justicia, está ob • o a observar los principios, derechos y garantías
que la Norma
al establece como límites del ejercicio de las funciones asignadas.

sentido, la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es


un cipio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo
tiempo, un erecho fundamental de los justiciables. Mediante la debida
motivación, por un lado, se garantiza que la impartición de justicia se lleve a
cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículo 138 de la
Constitución) y, por otro, que los
justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de defensa.

Al respecto, se debe indicar que este Tribunal ha señalado en su


jurisprudencia lo siguiente:

[L]a Constitución no garantiza una determinada extensión


de la motivación, por lo que su contenido esencial se
respeta siempre que exista fundamentación jurídica,
congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí misma,
exprese una suficiente justificación de la decisión
adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el
supuesto de motivación por remisión.
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Tampoco garantiza que, de manera pormenorizada, todas


las alegaciones que las partes puedan formular dentro del
proceso sean objeto de un pronunciamiento expreso y
detallado (...) (Expediente 1230-2002-HC/TC, fundamento
11).

Esto es así en tanto hay grados de motivación, pues la motivación ausente


resulta inconstitucional; sin embargo, la fundamentación jurídica que
presente una suficiente justificación que sustente lo resuelto no resulta
inconstitucional, lo que debe ser apreciado en el caso en particular
(Expediente 02004-2010-PHC/TC, fundamento 5). En la misma línea, este
Tribunal también ha dicho lo siguiente:

El derecho a la debida motivación de las resoluciones


judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no se
encuentren justificadas en el mero capricho de los
magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el
ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Sin
embargo, no todo ni cualquier error en el que
eventualmente incurra una resolución judicial constituye
automáticamente la violación del contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la motivación
de las resoluciones judiciales (Expediente 00728-2008-
PHC/TC, fundamento 7).

17.En1 cuanto a este extremo de la demanda, el actor alega que la sentencia no


explicita cómo los hechos configuran el delito de favorecimiento al delito de
tráfico ilícito de drogas, tampoco señala por qué se restó credibilidad a la
declaración vertida en el juicio oral respecto de las declaraciones realizadas
a nivel policial, ni su parte resolutiva argumenta respecto de las imputación
fiscales por el delito de lavado de activos. Asimismo, señala que la resolución
suprema no expone las razones
sustentan la vinculación del actor con la colaboración y
oo tiv participación
os, además de resultar incoherente que en sus considerandos
señale que
ta haber realizado actos de colaboración, pero luego resuelva que
no hay
en su condena como coautor del delito.

n el caso de autos, se cuestiona la sentencia condenatoria de fecha 15 de


enero de 2010, a través de la cual la Tercera Sala Penal Liquidadora
Permanente de la Corte Superior de Arequipa señala lo siguiente:
Arcenio Orestes Tapia Díaz (...) indicó que le presentaron a
Marcial Molina Tapia quien sería la persona que autorizaría
la compra y ver lo relacionado con la documentación del
camión. Del mismo modo, se le preguntó quienes formaban
la organización (...), asegurando que Marcial Molina Tapia
fue quien por encargo de Javier Saad, se encargó de
buscar y adquirir el camión de plaza XO-4436 (...). ACTA
DE RECONOCIMIENTO de fojas doscientos cuarenta, en
la que EL RECEPCIONISTA DEL HOTEL "LA CASCADA"
(...) reconoció a Víctor Marcial Molina Tapia porque visitó y
salió en tres o cuatro oportunidades con Javier Pinedo
Abad (...). Asimismo, reconoció a Arcenio Orestes Tapia
Díaz (...). Acta de Reconocimiento de fojas doscientos
cuarenta y dos, en la que la recepcionista del Hotel Star
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Apartments (. ..), Patricia Guadalupe Lostaunau Gavidia,


reconoció a Víctor Marcial Molina Tapia (...) quien se habría
hospedado (...) en compañía de Javier Saad (...). De la
versión glosada por el propio Molina Tapia y de la Boleta
Informativa [r]egistro número 124533-RPV de fojas
doscientos once, resulta fuera de toda discusión que el
remolque de placa número YI-2959 fue adquirido por Víctor
Marcial Molina Tapia por encargo de Javier Saad Garza
(...), también intervino en la compra del [cam]ión que no es
sino el de placa de rodaje número XO-4436 (...). Está
acreditado que ambos vehículos (...) fueron utilizados por
la organización para el tráfico de cocaína, ello se
desprende del acta de peritaje de adherencia de drogas
(...) realizada al vehículo de placa número YI-2959 (...) y el
acta de registro vehicular del camión de placa número XO-
4436 (...) donde finalmente se encontró los (...) paquetes
de barras que resultaron cocaína (...). En el plenario (...)
cuando se le preguntó al acusado Molina Tapia si sabía
que el señor Javier Saad pertenecía a una organización
criminal dedicada al tráfico de drogas, sostuvo que actuó
de buena fe y que fue utilizado en estos actos ilícitos. A
este respecto, Pinedo Abad y Tapia Díaz en los debates
orales (...) afirmaron que Javier Saad les indicó que no
dijeran al procesado Molina Tapia que el camión (...) era
para transportar droga; sin embargo, tales procesados en
sus manifestaciones policiales (...), respectivamente, al ser
preguntados qui[é]nes eran las personas que integraban la
organización que dirige el mejicano Javier Sadd,
aseguraron, sin hacer ninguna salvedad, que la
conformaba Marcial Molina Tapia encargado de buscar y
adquirir el camión volvo de placa número XO-4436. Esta
inicial versión resulta más creíble, no solo por la inmediatez
con los hechos, sino porque suscita fundada alarma que
Molina tapia intervenga, en la importación de un
thermoking (...). [E]l acta de reconocimiento de fojas
doscientos cuarenta y dos, da cuenta que Víctor Marcial
Molina Tapia, no solo tuvo una relación de negocios con
(...) Javier Saad, sino una relación mucho más estrecha a
punto de haberse hospedado acompañando en el mismo
hotel (...). [De] los hechos probados
se tiene el imputado Víctor marcial Molina Tapia [in]tervino
en la remolque (...) y del [cam]ión de placa de
rodaje número XO-ncargo de Javier Saad Garza,
y ambos vehículos, fueron utilizados
rganización para el tráfico (...) precisamente en el camión
(...) se portó (...) barras de cocaína (...), formó parte de la
organización que deraba Javier Saad Garza. La existencia
de una organización, se desprende de la planificación de
[la] comisión del hecho: se estableció un centro de acopio
de droga (...) paralelamente se constituyó una empresa de
fachada supuestamente dedicada al procesamiento y
comercialización de productos hidrobiológicos (...) la que
serviría juntamente con la embarcación Golden Fish para
exportar la droga (...). [S]e halla acreditado el alto grado
de
vinculación con la organización (...) como se anotó,
intervino en la importación de un thermoking, los primeros
meses del año dos mil [u]no; luego, a fines del mismo año,
nuevamente intervino en la compra de un camión; más
luego, a instancia de Pinedo, solucionó la entrega de las
placas del precitado camión (...). FALLAMOS: (...)
DECLARANDO: Que los hechos imputados (...) como
Tráfico Ilícito de Drogas en la modalidad de LAVADO DE
ACTIVOS, receptación de dinero y bienes provenientes del
tráfico ilícito de drogas en forma de organización (...), SE
ENCUENTRAN SUBSUMIDOS en el delito de TRÁFICO
ILÍCITO DE DROGASAGRAVADO-ORGANIZACIÓN
DEDICADA AL TRÁFICO ILÍCITOS DE DROGAS
NACIONAL E INTERNACIONAL (...).
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DECLARANDO: A VÍCTOR MARCIAL MOLINA TAPIA O


DOUGLAS JEFFERSON NARANJO TORRES (...) como
AUTOR del [precitado] delito (• • •).

u turno, la Sala Penal Transitoria de Corte Suprema de Justicia de la


República, diante resolución suprema de fecha 20 de octubre de 2010,
señala:

[C]onforme al dictamen acusatorio (...) se imputa a (...)


Víctor Marcial Molina Tapia o Douglas Jefferson Naranjo
Torres (...) actos de colaboración a favor de la organización
criminal dedicada al tráfico ilícito de drogas, liderada por
los ciudadanos mexicanos Javier Saad Garza, Ignacio
Oseguera Orozaco (...) e integrada además por otros
ciudadanos de nacionalidad mexicana, colombiana,
ecuatoriana y peruana (...). Dicha organización planificó el
acopio de alcaloide de cocaína en nuestro país para
transportarla vía marítima al extranjero, donde se realizaría
su comercialización, estableciendo su centro de
operaciones para el acopio (...) en la ciudad de
Andahuaylas (...), adquirió armas de fuego (...), vehículos y
diversos accesorios y especies para la concreción de sus
actividades ilícitas, a la vez que alquilaron diversos
inmuebles para facilitar sus actividades ilícitas (...) la
organización compró el camión marca Volvo (...) en el cual
el día tres de enero de dos mil dos fueron intervenidos los
condenados Javier Pinedo Abad y Arsenio Orestes Tapia
Díaz transportando desde la ciudad de Andahuaylas (...)
pasta básica de cocaína, con un peso bruto de cinco mil
novecientos noventa y seis kilos con cincuenta y siete
gramos (...) con destino al Puerto de Ilo, desde donde la
droga iba ser transportada al extranjero en la embarcación
"Golden Fish" (...), para realizar dicha actividad (...) se
constituyó la Empresa Mar Azul (...) a fin de aparentar la
realización de diversas labores de pesca (...). Respecto al
encausado Víctor Marcial Molina Tapia, su colaboración y
participación se determina la haber adquirido en la ciudad
de México el tractor de placa número YI-cinco nueve dos
nueve, en el
cual se viado dinero suficiente para la compra de
droga, bienes uebles y vehículos necesarios que permitan
realizar la cita; asimismo, adquirió un semi remolque (...),
vehículos que
adquiridos con dinero producto del tráfico ilícito de drogas,
los que n utilizados para el transporte de droga, como es el
caso de la droga cautada (...). [L]as sindicaciones
realizadas por los sentenciados Javier Pinedo Abad y
Arsenio Orestes Tapia Díaz — manifestaciones policiales
(...) viene respaldada dicha imputación con el acta de
reconocimiento de fojas
dos cientos cuarenta y dos (...) donde se indica que en el
hotel PERÚ STAR APARTAMENT se hospedaron el
encausado Javier Saad (...) y el encausado Molina Tapia,
desde el treinta de noviembre al seis de diciembre de dos
mil uno (...). [E]l cambio de versión del coimputado no
necesariamente la habilita para su apreciación judicial, y
en la medida que el conjunto de declaraciones del mismo
coimputado se hayan sometido a debate y análisis, el
juzgador puede optar por la que considere adecuada;
situación que ha sucedido en este proceso, pues la Sala
Penal Superior prefirió las declaraciones realizadas por los
sentenciados Javier Pinedo Abad y Arsenio Orestes Tapia
Díaz a nivel policial y no las brindadas en el juicio oral, lo
cual resulta adecuado en el presente caso (...), las
primeras declaraciones brindadas y reconocimientos
fueron realizadas con las garantías debidas del

I
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proceso penal, es decir, con presencia del Ministerio


Público en las diligencias policiales y las del abogado
defensor (...).

0. De la motivación anteriormente descrita se aprecia que la Tercera Sala Penal


Liquidadora Permanente de la Corte Superior de Arequipa y la Sala Penal
Transitoria de Corte Suprema de Justicia de la República han cumplido con
la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones judiciales, al
expresar en los fundamentos de la sentencia de fecha 15 de enero de 2010 y
de la resolución suprema confirmatoria de fecha 20 de octubre de 2010
(folios 120 y 138) una suficiente argumentación objetiva y razonable a
efectos de condenar al recurrente por incurrir el delito de favorecimiento al
tráfico de drogas agravado en forma de organización dedicada al tráfico
ilícito de drogas nacional e internacional. En efecto, se observa que las
mencionadas resoluciones han motivado de manera suficiente los hechos y
los medios probatorios que sustentan la condena del actor, pues la 'udicatura
ordinaria dio por acreditado que el actor intervino en la compra de
ehículos (además de la entrega de placas) utilizados por la organización
criminal acional e internacional para el tráfico de drogas, en los que se
encontraron a herencias de droga y 5996.57 kilogramos de pasta básica de
cocaína, lo cual se detalla en los fundamentos 18 y 19 supra. Por
consiguiente, este extremo de la
d anda debe ser desestimado.

Sobre la supuesta vúlneración de los derechos a la prueba y a la presunción


(le inocencia

21. Este Tribunal tiene dicho que "cualquier denuncia de afectación a la


presunción de inocencia habilita a este Tribunal Constitucional para verificar
solamente si en el
proceso pena• tió o no actividad probatoria mínima que desvirtúe ese estado
de
ino nción objetiva de los medios de prueba). Y es que, más allá de dicha no
le corresponde a la jurisdicción constitucional efectuar una
nueva las mismas y, cual si fuera una tercera instancia, valorar
su significado
endencia, pues obrar de ese modo significa sustituir a los órganos
sdiccionales ordinarios" (Expediente 0728-2008-PHC/TC).

2. Por otra parte, este Tribunal ha señalado que el derecho a probar implica la
posibilidad de postular, dentro de los límites y alcances que la ley reconoce,
los medios probatorios necesarios para ' justificar los argumentos que el
justiciable esgrime a su favor. En este sentido, se vulnera el derecho a probar
cuando en el marco del proceso se ha dispuesto la actuación o la
incorporación de determinado medio probatorio, pero ello no es llevado a
cabo, o cuando la parte (y no la contraparte) solicita la actuación de algún
medio probatorio y dicha solicitud es rechazada de manera arbitraria.
,s551..ICA
O" <5.09

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3. El recurrente alega que la sentencia no debió fundarse en la manifestación


policial del sentenciado Arsenio Orestes Tapia Díaz (A.T.D.) porque esta no
fue descrita en la acusación ni actuada, debatida y confrontada en el juicio
oral. Al respecto, este Tribunal advierte que el sentenciado Arsenio Orestes
Tapia Díaz (autor de la cuestionada manifestación policial) estuvo sujeto al
juicio oral del recurrente, oportunidad en la que varió la versión que dio a
nivel policial. En la medida en que — en el marco juicio oral— dicho
sentenciado fue examinado en relación con los hechos que se atribuye al
recurrente y que, a su vez, fueron materia de la aludida manifestación
policial, entonces el juzgador penal válidamente puede optar por la versión
que considere adecuada a la resolución del caso, juicio valorativo propio de
la judicatura ordinaria que argumenta la resolución suprema de fecha 20 de
octubre de 2010. Por consiguiente, este extremo de la demanda debe ser
desestimado.

24. De otro lado, el demandante afirma que la manifestación policial de Javier


Pinedo bad (J.P.A.) constituye una prueba ilegal o prohibida ya que se dio
bajo
romesa/amenaza de cooperación propuesta por un efectivo policial. Al
respecto, a jas 160 de autos se aprecia la aludida manifestación, de la cual
se observa que en
1 parte final el declarante señala que no se encuentra conforme con su
declaración y n dicho acto— su abogado defensor dejó constancia de que
"(...) [lo] vertido en p e no es cierto y lo ha hecho bajo promesa que no se
involuc[re] a su hermano
(• • •)"•

25. Sobre el particular, este Tribunal considera que dicho medio probatorio
resulta inválido a efectos de sustentar la sentencia condenatoria, lo cual
debió ser advertido por la judicatura ordinaria. Sin embargo, ello no comporta
la nulidad de la sentencia confirmada como si los órganos judiciales
emplazados solo hubieran basado su decisión en la mencionada
manifestación policial, cuando lo cierto es que se
sustentan en otros medios probatorios, lo que, a juicio de este Tribunal, es
suficiente,
entre los
cabe citar la Boleta Informativa 124533-RPV, el acta de peritaje de e
drogas, el acta de registro vehicular, la manifestación policial de estes Tapia
Díaz, el Acta de reconocimiento de fojas 242 del expediente otro que se
detalla en la sentencia confirmada. Por consiguiente, este
o de la demanda también debe ser desestimado.

En relación con la pretendida nulidad del extremo de la resolución


suprema que incrementa la pena del actor de 17 a 20 años, con el
alegato de que la Sala Suprema incrementó la pena de modo
injustificado y con base en una cantidad (errada) que no orresponde
al peso de la droga que fue incautada, se advierte que dicho
pronunciamiento judicial contiene la siguiente argumentación:

(...)[L]a organización compró el camión marca Volvo (...) transportando


desde la ciudad de Andahuaylas cinco mil novecientos cuatro
paquetes rectangulares de pasta básica de cocaína, con un peso bruto
de cinco mil novecientos noventa y seis kilos con cincuenta y siete
gramos (...). [Q]ue la pena impuesta al encausado (...) fue establecida
respecto de la pena abstracta
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mínima de quince y máxima de veinticinco años de pena privativa de


la libertad, lo que no resulta acorde en el presente proceso, puesto
que no es proporcional al hecho realizado, no habiéndose tomado en
consideración la presencia de una organización criminal, la cantidad
del peso de la droga incautada — más de cincuenta toneladas y la
carencia de elementos atenuantes, por lo que debe revocarse este
extremo y aumentarse la pena impuesta (...); y, HABER NULIDAD en
el extremo que le impuso diecisiete años de pena privativa de la
libertad; y reformándola le impusieron veinte años de pena privativa de
la libertad (...).

. Al respecto, este Tribunal aprecia que el incremento de la pena del actor no


solo se basa en la cantidad de droga incautada, sino que se sustenta en
motivar que en el caso no se consideró la presencia de la organización
criminal ni la carencia de elementos atenuantes de la pena. Por consiguiente,
este extremo de la demanda debe ser desestimado, máxime si la referencia a
la cantidad de droga (más de cincuenta oneladas) que hace la Sala Suprema
se condice con un error material (llamada
antidad errada por el actor), pues de los fundamentos de la resolución
suprema se vierte la precisión que sustenta que la cantidad del peso de la
droga ha sido de
c co mil novecientos noventa y seis kilos con cincuenta y siete gramos.

28. P otra parte, el recurrente alega que la resolución suprema no ha motivado


en cuanto a la falta de pronunciamiento en la sentencia respecto de las
tachas efectuadas contra las actas de reconocimiento de fojas 240 y 242 del
expediente penal. Al respecto, de autos no se acredita que el actor o su
defensa hayan interpuesto las alegadas tachas u otros medios de defensa
contra los referidos medios probatorios y que aquellos no hayan sido
resueltos por el órgano judicial. Por consiguiente, este extremo de la
demanda debe ser declarado infundado.

29. Finalmente, en relación con el alegato que refiere que la resolución suprema
no habría corregido el supuesto exceso de inferencias contenidas en la
sentencia, cabe señalar que tanto la sentencia como la resolución suprema
confirmatoria contienen una suficiente motivación que valida su decisión. En
tal sentido, los supuestos excesos de inferencias que alega el actor no
comportan nulidad alguna.

erecho a la en la aplicación de la ley

a igualdad en la aplicación de la ley, reconocido en el artículo 2, inciso


onstitución, exige que un mismo órgano jurisdiccional, al aplicar una ley o
sposición de una ley, no lo haga de manera diferenciada o basándose en
adiciones personales o sociales de los justiciables. Se prohíbe, así, la
expedición por un mismo órgano de resoluciones que puedan considerarse
arbitrarias,
caprichosas y subjetivas; en suma, que carezcan de justificación que las
legitime.
Sin embargo,
1. per se, no se produce una afectación del referido derecho cada vez
que una norma jurídica es interpretada en forma diferente por los tribunales
de justicia. Su finalidad no es que la ley u otra norma jurídica sea objeto de
una misma
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interpretación por todos los órganos jurisdiccionales; es decir, que se


entienda en forma idéntica siempre y en todos los casos. La exigencia de
igualdad en la aplicación de la ley encierra únicamente la pretensión de que
nadie, en forma arbitraria, reciba de un mismo tribunal de justicia un
pronunciamiento diferente del que se aplica para otros que se encuentran en
una situación análoga o semejante.

. Tratándose de una objeción del derecho a la igualdad en el ámbito


jurisdiccional, ese término de comparación no puede ser otro que la existencia
de una o varias decisiones, previas o de la misma fecha, donde ante hechos
similares y frente a una norma aplicable, el caso se haya resuelto de una
manera contraria a la resolución judicial que se cuestiona. Asimismo, es
preciso que entre la resolución que se
'cuestiona y la resolución con la que se contrasta su tratamiento diferenciado,
exista:
a) identidad del órgano judicial que resolvió el caso; b) que el órgano judicial
tenga una composición semejante; c) que los supuestos de hecho sean
sustancialmente iguales; d) se haya producido una disparidad en la
respuesta jurisdiccional; y e) no
xista una motivación del cambio de criterio (Expediente 1211-2006-PA/TC).

33. ntonces, para que se genere una violación de este derecho, no solo debe
tratarse de un mismo órgano jurisdiccional que haya expedido las
resoluciones y que dicho órgano tenga la misma composición, sino se exige,
además, que exista una identidad sustancial entre los supuestos de hecho
resueltos por el órgano jurisdiccional. En este sentido, quien alegue la
vulneración a este derecho debe ofrecer un tertium comparationis que
evidencie el cuestionado pronunciamiento dispar sin que el órgano
jurisdiccional motive las razones de su cambio de criterio (cfr. Expedientes
4235-2010-PHC/TC, 1755-2006-PA/TC, 01172-2013-PHC/TC).

4. El recurrente alega que existen dos resoluciones de la Corte Suprema de


Justica de la
República emitidas en el mismo proceso, una en la que le da valor al Acta de

Recono de fojas 242 (medio probatorio materia de condena del actor) y otra
sestima dicha acta para el caso de su coacusado (absuelto), lo
cual trato discriminatorio y vulneratorio del derecho de igualdad.

e puntualizar que la cláusula de igualdad contenida en el inciso 2 del


artículo 2 de la Constitución no contiene un mandato de trato igual a todos,
no importando las circunstancias en las que se encuentren, sino una
exigencia de trato igualitario si se encuentra en una situación análoga, y de
trato desigualitario si no se está en igualdad de condiciones, pues para que
un trato diferenciado no resulte lesivo de la cláusula de la igualdad es
preciso que este se sustente en razones objetivas y razonables donde quede
proscrito cualquier tratamiento diferenciado que solo se sustente en razones
subjetivas (cfr. 3360-2004-AAJTC).
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. En el presente caso, propiamente no se cuestiona decisiones judiciales


disímiles respecto de la aplicación de una misma norma, sino decisiones
judiciales dispares frente a procesados que, se supone, se encuentran en
situaciones análogas o semejantes. En otras palabras, se cuestiona un trato
jurisdiccional diferenciado entre justiciables que, se supone están en igual
situación en el proceso, presunta afectación del derecho a la igualdad que a
continuación se analiza.

A fojas 182 de autos se aprecia la resolución suprema de fecha 25


de julio de 2005, a través de la cual la Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República,
integrada por los jueces Gonzales Campos R. O., Balcázar Zelada,
Barrientos Peña, Vega Vega y Príncipe Trujillo, absolvió al
coacusado del recurrente or considerar que el reconocimiento de la
testigo recepcionista del hotel Star partments (reconocimiento
contenido en el Acta de Reconocimiento de fojas 242 el expediente
del actor) genera duda razonable en dicho colegiado. De otro lado,
se bserva la resolución suprema de fecha 20 de octubre de 2010,
mediante la cual la ala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, integrada por los jueces Rodríguez Tineo,
Barrios Alvarado, Barandiarán Dempwolf, Neyra Flores y Santa
María Morillo sustenta su decisión de confirmar la sentencia
condenatoria
del actor en la mencionada acta de reconocimiento, entre otros medios
probatorios.

38. De lo anterior expuesto se desprende que en el caso no se configura la


vulneración del invocado derecho de igualdad, toda vez que las resoluciones
materia de contrastación fueron emitidas por órganos jurisdiccionales con
una distinta composición, puesto que los pronunciamientos judiciales que se
reputan disímiles no fueron emitidos por los mismos jueces. Por
consiguiente, este extremo de la demanda debe ser desestimado.
39. P
recurrente alega que, a efectos del cómputo de la pena, no se
descuento del tiempo durante el cual estuvo detenido en la República de on
fines de su extradición al Perú, esto es, la prisión preventiva que sufrió
1 27 de febrero de 2003. Al respecto, se aprecia que la sentencia
condenatoria ala que el Parte 393-03 informa que el 27 de febrero de 2003 la
policía ecuatoriana intervino al actor en la ciudad de Guayaquil, y que luego
fue detenido y procesado por habérsele incautado armas y droga. Asimismo,
la sentencia precisa que la privación de la libertad del actor, como
consecuencia de la solicitud de extradición, se computa desde el 22 de
octubre de 2008, fecha en la que obtuvo beneficio penitenciario respecto de
la pena de ocho años que cumplía en la República del Ecuador. A ello cabe
agregar que a fojas 228 de autos obra la
7resolución de fecha 28 de julio de 2004, a través de la cual la presidencia de la Corte
Suprema de Justicia de la República de Ecuador, entre otras cosas, precisa
que el actor se encuentra con medida de prisión por la comisión de los
delitos de tenencia ilegal de armas y droga (bajo la orden del Juez Octavo en
lo Penal de Guayas) y de
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organización y gestión y financiamiento de actividades delictivas (bajo orden


del Juez Tercero en lo Penal de Guayas).

40. Conforme a lo anteriormente expuesto, corresponde desestimar este


extremo de la demanda, toda vez que se advierte que la detención del
recurrente, efectuada el 27 de febrero de 2003, no se dio a efectos de su
extradición. En efecto, se aprecia que la sentencia condenatoria es precisa
al señalar que su detención se computa desde el 22 de octubre de 2008,
fecha en la que obtuvo beneficio penitenciario respecto de los ocho años de
pena que cumplía en la República del Ecuador.

41. Por lo expuesto, este Tribunal declara que no se ha acreditado la vulneración


de los derechos y principios alegados, en conexidad con el derecho a la
libertad personal de
don Víctor Marcial Molina Tapia o don Douglas Jefferson Naranjo Torres, con
la emisión de la sentencia de fecha 15 de enero de 2010 y la resolución
suprema confirmatoria de fecha 20 de octubre de 2010.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda conforme a lo expuesto en los


fundamentos 2 y 3 supra.

2. Declarar INFUNDADA la demanda de habeas corpus al no haberse


acreditado la vulneración de los derechos y principios constitucionales
invocados, en conexidad con el derecho a la libertad personal de don Víctor
Marcial Molina Tapia o e • Douglas Jefferson Naranjo Torres.

Publíquese y notifíquese.

SS.

MIRANDA CANALES
LEDESMA NARVÁEZ
URVIOLA HANI
BLUME FORTINI
.RAMOS NÚÑEZ
IARDÓN DE TABOAD
SPINOSA -SALDAÑA BARRERA
o
bood
u2z
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FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO ERNESTO BLUME FORTINI

En el presente caso, si bien concuerdo con la parte resolutiva de la sentencia,


discrepo y me aparto de lo afirmado en algunos de sus fundamentos, por los
motivos que pasaré a explicar
a continuación.

1. En primer lugar, me aparto de lo afirmado en el fundamento 2 de la presente


sentencia ya que señala, literalmente, que:

"(...) la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1,


que el habeas corpus procede cuando se vulnera o amenaza la libertad
personal o sus derechos constitucionales conexos".

2. La razón de mi discrepancia se basa en que el artículo 200, inciso 1, de la


Constitución Política del Perú, preceptúa expresamente que el habeas
corpus:

"( ...) procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los
derechos constitucionales conexos" (negrita agregada).

3. En tal sentido, el fundamento 2 del que me aparto, señala algo totalmente


equivocado: que la Constitución hace referencia expresa a la libertad
personal cuando en realidad se refiere en todo momento a la libertad
individual.

4. Además de eso, cornete otro grave yerro: equipara libertad individual a


libertad personal, como si fueran términos equivalentes o análogos cuando
es la libertad individual, corno hemos visto, la protegida por el hábeas
corpus, además de los derechos constitucionales conexos, siendo la misma
un derecho continente, que engloba una serie de derechos de primer orden,
entre los que se encuentra por supuesto la libertad personal.

5. Asimismo, difiero de lo afirmado en el punto 21; específicamente, en cuanto


se remite al expediente 0728-2008-P1-IC/TC que dispone que: "(...) cualquier
denuncia de afectación a la presunción de inocencia habilita a este Tribunal
constitucional para verificar solamente si en el proceso penal existió o no
actividad probatoria mínima que desvirtúe ese estado de inocencia
(valoración objetiva de los medios de prueba). Y es que, más allá de dicha
constatación, no le corresponde a la jurisdicción constitucional efectuar una
nueva valoración de las mismas y, cual si fuera una tercera instancia,
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valorar su significado y trascendencia, pues obrar de ese modo significa


sustituir a los órganos jurisdiccionales ordinario".

6. Al respecto, si bien por regla general el habeas corpus no está previsto para
replantear controversias resueltas por la justicia ordinaria ni se suele ingresar
a evaluar en este la merituación probatoria realizada por las autoridades
judiciales en el ámbito penal, la justicia constitucional sí puede ingresar a
evaluar por excepción, por lo que no es una competencia exclusiva de los
órganos jurisdiccionales ordinarios.

7. En efecto, en materia probatoria, puede hacerlo en todos aquellos supuestos


en los que se detecte un proceder manifiestamente irrazonable o
inconstitucional, lo que a criterio del suscrito se presenta, entre otros casos,
cuando se da una actuación arbitraria de la prueba, sea al momento de
seleccionar los medios probatorios, prescindir antojadizamente de los
mismos u otorgar una valoración absolutamente incompatible con lo que de
aquellos se desprende.

8. Nuestra jurisprudencia, por lo demás, ha abordado este tipo de supuestos en


diversas oportunidades (como por ejemplo, lo hizo en los expedientes N°
0613-2003-AA/TC; N° 0917-2007-PA/TC, entre otros), por lo que mal haría
nuestro Colegiado en abandonar dicha orientación de suyo garantista y
tutelar.

9. Más aún, esa habilitación es propia y consustancial al Tribunal


Constitucional, si se tiene en cuenta que a él le corresponde garantizar la
vigencia efectiva de los derechos fundamentales y la primacía normativa de
la Constitución, como instancia final en la jurisdicción nacional.

10. Finalmente, discrepo rotundamente del fundamento 38 que a la letra señala:


"De lo anterior expuesto se desprende que en el caso no se configura la
vulneración del invocado derecho de igualdad, toda vez que las resoluciones
materia de contrastación fueron emitidas por órganos jurisdicciones con una
distinta composición, puesto que los pronunciamientos judiciales que se
reputan disimiles no fueron emitidos por los mismos jueces. Por
consiguiente, este extremo de la demanda debe ser desestimado"

Es decir, en tal fundamento se sostiene que no ha habido vulneración del


principio-derecho a la igualdad en razón a que las resoluciones materia de
contrastación fueron emitidas por órganos jurisdiccionales con una distinta
composición, como si hubieran dos o más justicias y estas dependieran de la
composición de las cortes; razonamiento que considero a todas luces
erróneo, pues lo que conlleva a resolver los casos similares
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de forma distinta son los hechos y el material probatorio que obre en relación
a estos y no las diversas conformaciones de las salas que resuelven.

11. A mi juicio, en el presente caso no ha habido violación del derecho a la


igualdad porque las circunstancias que han determinado la absolución de
un implicado y la condena del otro son diferentes y se sustentan en distintos
medios probatorios.

S.
BLUME FORTINI

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FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO ESPINOSA-


SALDAÑA BARRERA

Coincido con el sentido de lo decidido en este caso, pero considero oportuno


hacer las siguientes anotaciones:
1. Corresponde señalar que hay diferencias entre los conceptos de
afectación y violación. Como se plantea en el segundo fundamento de
esta resolución, para hablar de violación, tenemos que referirnos a una
afectación con incidencia negativa, directa, concreta, y añado, sin
justificación razonable, a un derecho fundamental.

2. Conviene anotar esto pues en esta resolución, luego de hacerse


(aunque de manera incompleta) esta necesaria distinción, dos
fundamentos más abajo, en el fundamento cuarto, se olvida esta
diferencia y se tratan los dos conceptos como sinónimos, en un
fundamento en donde además, por error, se habla de contenido esencial,
cuando en puridad debería hablarse de contenido constitucionalmente
protegido.

3. Esto no es un mero detalle técnico, sino una diferencia con evidentes


connotaciones prácticas. Afectaciones al contenido y al ejercicio de
algún derecho fundamental se dan todo el tiempo. Ello es precisamente
consecuencia de que los derechos se ejercen en un contexto social,
político o económico determinado, donde los mismos pueden confrontar
o parecer confrontar con otros derechos o con otros bienes jurídicos
constitucionalmente reconocidos. Referirse a violaciones (o a amenazas
de violaciones) ya implica otras consideraciones, de perjuicio a lo que
significa un Estado Constitucional y su elemento central: el
reconocimiento y pleno ejercicio de los diversos derechos
fundamentales. No puede ni debe confundirse lo habitualmente posible
con la patología.

4. Este mismo error de comprensión se da si revisamos lo recogido en el


fundamento treinta y uno de esta resolución, y convendría corregirlo en
siguientes pronunciamientos. Convendría además tener claro lo previsto
en el artículo 139 inciso 3 de la Carta de 1993, de cara a lo planteado en
el fundamento trece de esta resolución.

5. Me explico, en el fundamento trece se dice textualmente lo siguiente:


"[...] El artículo 139, inciso 3, de la Constitución establece los principios y
derechos de la función jurisdiccional y la observancia del debido proceso
y de la tutela

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jurisdiccional". Una rápida revisión de lo recogido en la Carta de 1993


demuestra que hay error en lo consignado en la resolución. Lo cierto es
que esa Carta, si bien es cierto que con poca rigurosidad técnica,
establece dentro de los derechos y principios de la función jurisdiccional
(en rigor debió decir principios de la función jurisdiccional y derechos de
las personas vinculados con las labores de impartir justicia) al debido
proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, detallando algunos de los
componentes de estos derechos a lo largo del ya mencionado artículo
139.

S.

ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Lo que certifico:

Flavio Reate tn. Apaza


Secretario Relator
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