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1548.

LA TAREA Y SU CUMPLIMIENTO
Filemón
Ésta es la más breve de todas las Epístolas de Pablo. Es el único ejemplo de la correspondencia privada del Apóstol que ha sido preservada.
Es conocida como «La Epístola Cortés». Su objeto era persuadir a Filemón a que no castigara, sino que restaurara a su esclavo huido,
llamado Onésimo, y por cuanto ahora se había convertido, tratarlo como hermano en el Señor.
I. La tarea.
Invariablemente, en aquellos días los esclavos huidos eran crucificados.
Pablo quería reconciliar al dueño–Filemón–sin humillar al siervo–Onésimo–; recomendar al arrepentido malhechor sin minimizar su culpa;
así, tenía que equilibrar las demandas de la justicia y de la misericordia.
II. Su solución.
1. Tocando el corazón de Filemón en varias ocasiones, mencionando que era preso por causa del Evangelio.
2. Reconociendo franca y plenamente el muy excelente carácter cristiano de Filemón, haciéndole con ello difícil que rehusara actuar
conforme a su reputación, y conduciéndole a tratar con gracia para con el ofensor.
3. Retrasando mencionar el nombre del arrepentido hasta haber abierto el camino.
4. Refiriéndose a Onésimo como su «hijo», estableciendo así el nuevo vínculo en Cristo.
5. Dando por supuesto, una vez hecha su petición, que Filemón haría como le había pedido (21).
6. Rehusando mandar con la autoridad de un apóstol, sino rogando como un hermano, como amigo entrañable. Véanse los vv. 8, 9, 20;
especialmente «Amado hermano» (v. 1).
7. Reconociendo con franqueza el mal hecho (11), y prometiendo compensar cualquier pérdida (18, 19).
8. Mediante una cuidadosa elección de las palabras, evitando irritar, como, por ejemplo, diciendo «se apartó» (15), en lugar de «huyó» o
«escapó», etc. etc.
9. Sintiendo que el esclavo no debe encontrarse a solas con su ultrajado amo, dispone que el amigo de Filemón, Tíquico, le acompañe para
actuar de mediador. Está claro, Tíquico entregó esta carta a Filemón junto con Onésimo (ver Col. 4:7-9).
10. Citando sus planes de visitar a Filemón (22); y ¿cómo podría encontrarse con él si hubiera rehusado cumplir su petición?
1.549. UNA COMUNIÓN CUÁDRUPLE
Filemón
I. Compañero en la fe. CONFIANZA (6).
1. «La participación de tu fe.» Esta fe que compartes con nosotros.
2. ¡Qué gloriosa es esta comunión de la fe! ¡Qué honra la de ser contado como miembro de la Familia de la Fe del Señor.
II. Compañero de milicia. LUCHA (2).
1. Apia es llamada «la amada hermana». ¿Sería la esposa o la hija de Filemón?
2. Generalmente, se acepta que Arquipo era hijo de Filemón.
3. Después de la confianza vienen las luchas. El joven creyente pronto descubre esto. Luchas fuera, sí, y luchas dentro: «El deseo de la carne
es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne» (Gá. 5:17).
Recordemos que fue inmediatamente después que Dios hubiera dado agua (tipo del Espíritu Santo) a Israel que Amalec (tipo de la carne)
luchó contra Israel. (Véase Éx. 17:1-8.) Obsérvese el sentido de
«Entonces» en el versículo 8. Pero en esta lucha, por mediación de nuestro Celestial Moisés en el monte –nuestro Señor Jesús como Sumo
Sacerdote–, somos más que vencedores.
III. Colaborador. OBRANDO (1).
1. Filemón no se menciona en la Epístola a los Colosenses, pero Arquipo, a quien Pablo asocia (en Fil. 2) con Filemón es citado de tal manera
que implica que ambos ostentaban cargos (Col. 4:17). Filemón era uno de los convertidos de Pablo.
2. J. N. Darby lo traduce de la siguiente forma: «Nuestro compañero de obra».
IV. Compañero de prisiones. SUFRIMIENTO (23).
1. Es la única Epístola en la que Pablo comienza llamándose simplemente «prisionero». Alude seis veces a esta condición (vv. 1, 9, 10, 13,
22, 23)
2. La Epístola comienza con Pablo encadenado, pero lleva a Pablo en oración.
3. Obsérvese, «prisionero de Jesucristo» (v. 1). No menciona esto con ningún espíritu de jactancia ni de orgulloso exhibicionismo, sino con
un propósito benigno.
4. Sufrir por el Señor cae de natural como la parte de todos los que han renacido. La concupiscencia de la carne, por ejemplo, causa
sufrimiento.
Además la gracia nos afina, haciéndonos más sensible al escarnio y a las burlas del mundo, y a las críticas agrias y carentes de amor de
hermanos en la fe.
5. Pero nunca nos olvidemos de que no somos los únicos que sufren, porque ésta es la parte común de todos los creyentes. «Compañero
de prisiones.»
6. Aquí se entiende en general que los hermanos principales se turnaban en compartir voluntariamente el encarcelamiento del Apóstol,
para servirle en estas circunstancias, «no avergonzándose de sus cadenas» (cf. 2 Ti.
1:16). Con esta comunión de padecimientos deben haber dado refrigerio al corazón del Apóstol. Epafras es la forma abreviada o provinciana
de Epafrodito.
1.550. UNA ANALOGÍA DE NUESTRA SALVACIÓN
Filemón
I. Posición original. Dios creó al hombre perfecto, y el hombre era así propiedad de Él. Pero al pecar no solo se apartó de Dios, como había
hecho
Onésimo, sino que le había robado de sus derechos y de lo que le era debido.
II. Triste apuro. De igual modo en que Onésimo huyó a Roma, y se encontró en una posición peligrosa, así es con el hombre. Así como la
ley romana no daba derecho de asilo a ningún esclavo, tampoco la Ley de Dios le da al hombre ningún derecho de asilo, ningún lugar de
reposo, ninguna vía de escape. La Ley dice: «El alma que pecare, ésa morirá».
III. Dios tiene un compañero (17). Algunos creen que Filemón y el
Apóstol habían sido socios en alguna cuestión de negocios. En Jesús, Dios tiene un Asociado absoluta y totalmente uno con Él. Él intercede
por nosotros. Sabiendo de una manera plena cuánto hemos ofendido a Dios, y cuánto le debemos, Jesús dice: «Ponlo a mi cuenta». Toda
nuestra deuda es cargada a la cuenta de Cristo.
IV. Interviene la gracia. La ley romana permitía que un esclavo huyera a un amigo de su amo, que podría interceder por él. Onésimo halló
al amigo de su amo, el Apóstol Pablo, y nació de nuevo: «a quien engendré en mis prisiones» (10). Los pecadores huyen al Señor Jesucristo.
En Él y por medio de Él reciben el perdón, renacen como hijos, y encuentran un Salvador, un
Intercesor y un Padre. El pecador regresa a Dios, y es recibido no como un esclavo huido, sino como el mismo Cristo (v. 16).
1.551. RECIBE
Filemón
Ésta podría ser considerada como la palabra clave de la Epístola, y constituye tanto su núcleo como su centro de irradiación. Observemos
el énfasis acumulativo en su repetición de esta palabra, cómo va tañendo cada vez una nota más fuerte y en una clave más elevada.
I. El acto. ¿Qué debía hacer? Recibir (12).
II. La manera. ¿Cómo debía Filemón recibir a Onésimo?
1. COMO RECIBIRÍA AL MISMO PABLO (12, 17). «Como mi propia carne y sangre» (Conybeare). «Como si fuera mi propio corazón»
(RVR77). Como lo ha observado del doctor Scofield: «Recíbelo como a mí mismo» (atribúyele mis méritos). «Y si en algo te perjudicó, o te
debe, ponlo a mi cuenta» (atribúyeme a mí su demérito). Una notable ilustración de cómo Dios actúa en nuestra justificación.
2. COMO HERMANO AMADO EN EL SEÑOR (16). En la carne,
Filemón tiene a su hermano de humanidad como esclavo; en el Señor
Jesús tiene al esclavo como su hermano. Por la conversión, un pecador viene a ser hijo de Pablo y hermano de Filemón, su amo y señor.
III. El período. «Para que le recibieses para siempre» (15). «Porque quizá se apartó de ti por una hora (literalmente), para que le recibieses
para siempre». ¡Qué contraste tenemos aquí! Pablo sugiere el predominio de una amante Providencia.
1.552. EN CRISTO JESUS
Filemón 5-8
Hay once referencias por nombre al Señor Jesús en esta breve Epístola de sólo un capítulo. La frase de especial significación, «en Cristo
Jesús», aparece más frecuentemente que en el mismo número de versículos en cualquier otra parte de las Escrituras. El Señor Jesús es
mencionado en sus muchos oficios, de la siguiente manera:
I. Como objeto de la fe y del amor de su pueblo (5). «La fe que tienes hacia el Señor Jesús.»
II. El canal por medio del que la gracia y la paz de Dios vienen a ser nuestras (3, 25).
III. La fuente de toda cosa buena en nosotros (6).
IV. El poder transformador (16). En el versículo 11 tenemos dos descripciones de un hombre. Aquí tenemos un juego de palabras con el
significado del nombre de Onésimo, que es «⁄til». Llamado ⁄til de nombre, llegó a ser, por el pecado, inútil para su Amo, pero por la gracia
del Señor, y gracias al maravilloso poder transformador de Cristo, volvió a ser provechoso tanto para Pablo como para su amigo Filemón.
El Señor transforma pérdidas en ganancias. «En el Señor» (16), ésta es la explicación de la maravillosa transformación que tuvo lugar en
Onésimo.
V. Da libertad a sus siervos (8).
VI. Da satisfacción y refrigerio a sus obreros, impulsando a sus convertidos a acciones generosas y dignas de encomio (20).
VII. Da reposo en la conciencia de que Él lo sabe todo, y de que nada nos puede sobrevenir excepto por permisión divina (1, 9, 23).
Observemos que Pablo se llama a sí mismo no prisionero de las autoridades romanas, por cierto que ello fuera, sino de Jesucristo. Detrás
de Roma veía al Señor, y sabía que su encarcelamiento no hubiera podido tener lugar más que por permisión divina.

1.553. RUEGO
Filemón 8-10
Obsérvese la intensidad de sentimientos evidente en el uso y repetición de esta intensa palabra «te ruego». Pero obsérvese también la
gran sabiduría del
Apóstol al renunciar a su autoridad para ordenar.
I. La autoridad de Pablo (8). «Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por
amor.» Pablo tenía autoridad para ordenar a Filemón que recibiera a Onésimo, porque
1. Era apóstol.
2. Era el padre espiritual de Filemón.
3. Filemón tenía un cargo subordinado a Pablo.
II. La sabiduría de Pablo (9). Pablo decidió sabiamente, en este caso, no ejercer su autoridad, sino apelar al amor mutuo entre ellos, y a su
condición anciana y de sufrimientos. Los hermanos ancianos y los líderes cristianos enlas iglesias harían bien en emular frecuentemente el
ejemplo de Pablo, y cuidarse de que su posición de responsabilidad no suscite un espíritu permanente, oficioso, dominante, autocrático y
dictatorial. Esto puede desarrollarse con mucha facilidad. Obsérvese con cuanta frecuencia en las
Epístolas Pastorales de Pablo él recomienda un espíritu «manso». Hay una enorme sabiduría en esta exhortación.
Filemón

Las epístolas (o cartas) del Nuevo Testamento, como ya hemos dicho al comienzo cuando estábamos estudiando la epístola a los Romanos,
fueron una nueva forma de revelación de parte de Dios. Antes de ellas, Dios utilizó la ley, la historia, la poesía, la profecía, y los documentos
llamados evangelios. Cuando Dios utilizó las epístolas adoptó un método más directo y personal. Y hay diferentes clases de epístolas.
Algunas fueron dirigidas a iglesias; otras fueron escritas a individuos y eran más íntimas.

Creemos, francamente, que cuando el Apóstol Pablo estaba escribiendo esta carta a Filemón, no pensaba que iba a ser incluida en el Canon
de las Escrituras. Si hubiera sabido que la iba a leer tanta gente, quizás se habría sentido cohibido. Al leer esta carta nos imaginamos que
estamos leyéndola mirando sobre los hombros de Filemón, leyendo su correspondencia personal. Pablo le escribió a él personalmente.
Esta circunstancia no quita ningún mérito a la inspiración y valor de esta epístola. El Espíritu de Dios la incluyó en el Canon de las Escrituras
por una razón muy definida.

Ahora, detrás de esta carta hay, por supuesto, una historia. Filemón, vivía en un lugar llamado Colosas. Estaba ubicado en la zona de Frigia
en la sección de Anatolia, que corresponde a la Turquía de hoy. Sin embargo, no existe ninguna ciudad allí en la actualidad. Solamente se
encuentran ruinas. Pero en los días de Pablo ésta era una gran ciudad. Ya sabemos que una de las epístolas de Pablo fue escrita a los
creyentes de Colosas. No ha quedado ningún registro de que Pablo haya visitado Colosas, pero como imaginamos que hay muchos detalles
que desconocemos, suponemos que Pablo puede haber visitado esa ciudad.

La historia de esta epístola transcurre con el trasfondo de los oscuros antecedentes de la esclavitud. Había aproximadamente 60 millones
de esclavos en el Imperio Romano, en el cual la población total no excedía los 120 millones. Un esclavo era como un objeto. Era tratado
peor que un enemigo y estaba sujeto a los caprichos de su amo.

En Colosas había un hombre rico que se había salvado depositando su fe en Cristo. Aparentemente había llegado de Efeso, donde Pablo
había estado dos años enseñando, cada día, en la escuela de Tirano, y la gente acudía a escucharle desde todas las poblaciones de esa área.
Había millones de personas en Asia Menor, y Filemón era simplemente uno de los hombres que vino a conocer al Señor Jesús.

Ahora, Filemón tenía esclavos, y tenía uno llamado Onésimo. Onésimo trató de aprovechar una oportunidad un día, como hubiera hecho
cualquier otro esclavo, y huyó de la casa. Él hizo lo que aparentemente hacía la mayoría de los esclavos fugitivos en aquel día, se dirigió
directamente a una gran ciudad. Y este esclavo recorrió todo el camino hasta la ciudad de Roma. En medio de una población tan numerosa,
podía esconderse, pasar desapercibido, y nunca sería reconocido.

Ahora, cierto día, este hombre Onésimo, que había sido un esclavo, se dio cuenta de que había una esclavitud en la libertad, y que había
una libertad en la esclavitud. Cuando él era un esclavo, no se preocupaba sobre donde iba a dormir, o sobre qué iba a comer. Su amo tenía
que ocuparse de ello. Pero una vez libre y en Roma, tenía un verdadero problema. Podemos imaginarle caminando por una calle un día y
viendo a un grupo de personas reunidas escuchando a un hombre. Onésimo se infiltró en el grupo, se abrió paso hasta el frente y allí vio
que ese hombre estaba encadenado. Onésimo había huido de las cadenas y pensó que estaba libre, pero cuando escuchó a ese hombre,
que por cierto se llamaba Pablo, seguramente pensó: "Este hombre está libre y yo soy aun un esclavo, un esclavo del apetito; soy un esclavo
de la economía. Aun soy un esclavo, pero ese hombre, aunque esté encadenado, está libre".

Onésimo esperó a que se retirara toda la gente y entonces se acercó a Pablo. Quería saber más sobre lo que Pablo estaba predicando, y el
apóstol lo guió a Cristo; es decir, le presentó el evangelio, le habló de cómo Jesús había muerto por él, como había sido sepultado, pero
resucitó al tercer día. Le pidió a Onésimo que depositara su confianza en Cristo y él así lo hizo. Onésimo fue entonces una nueva creación
en Cristo Jesús.

Después Onésimo hizo lo que cualquier persona que se ha convertido hace. Pensó en su vida pasada y en las cosas que había hecho mal y
que quería corregir. Seguramente le dijo a Pablo: "Pablo, hay algo que debo confesarte. Soy un esclavo fugitivo". Pablo le preguntó de
dónde había llegado a Roma, y Onésimo le respondió que era de Asia Menor, de la ciudad de Colosas. Pablo entonces le dijo: "Allí hay una
iglesia. ¿Quién era tu amo?" A lo que Onésimo respondió: Mi amo era Filemón". Y Pablo le volvió a preguntar: "¿estás hablando de Filemón,
el que vive en la calle principal?" "Si, el mismo" respondió Onésimo. Y Pablo dijo entonces: "Bueno, él también es uno de mis convertidos,
y me debe mucho". Y Onésimo le preguntó: "Bueno, Pablo ¿debería yo regresar a él?" A lo cual Pablo contestó afirmativamente y le dijo
que al regresar se encontraría en una situación diferente, y que le enviaría a Filemón una carta por medio de él. Y esta es la carta que
tenemos ante nosotros, la carta de Pablo a Filemón.
En el corazón humano siempre ha existido un gran deseo de ser libres. Pero en la actualidad hay millones de personas que son esclavas del
alcohol o de las drogas. Otros son esclavos del dinero. No son libres, aunque lo parezcan. En nuestro tiempo las personas se enorgullecen
de ser libres. Piensan que están libres, pero el Señor Jesús dijo, en Juan 8:36, Si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. Nadie
encontrará argumentos a favor o en contra de la esclavitud en esta epístola. Lo que sí usted aprenderá es que hay una libertad que está
por encima de todas las esclavitudes del mundo. Es la libertad que cada uno de nosotros quiere tener. Examinemos ahora de cerca esta
carta a Filemón.

El tema de carta desarrolla la revelación del amor de Cristo por nosotros; es una demostración de cómo debería funcionar el amor fraternal.
El propósito principal de esta carta es revelar el amor de Cristo por nosotros en lo que hizo por nosotros al interceder a favor nuestro ante
Dios. Esta es una de las mejores ilustraciones de la sustitución. En el v. 18 leemos lo siguiente: Si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi
cuenta. Podemos escuchar a Cristo mostrando su acuerdo con ocupar nuestro lugar y en tener todo nuestro pecado imputado a Él. Jesús
ocupó nuestro lugar en la muerte, pero nos da Su lugar en la vida. Dice el v. 17 de esta carta, Así que, si me tienes por compañero, recíbelo
como a mí mismo. Tenemos la posición de Cristo ante Dios, o no tenemos ninguna posición en absoluto. Onésimo, un esclavo fugitivo poco
rentable, había de ser recibido como Pablo, el gran apóstol sería recibido en la casa de Filemón.

El propósito práctico de esta carta es enseñar el amor fraternal. Pablo habló de una nueva relación entre amo y siervo en las otras Epístolas
de la Prisión. Aquí demostró cómo debía funcionar dicha relación. Estos hombres, que pertenecían a dos diferentes clases del Imperio
Romano, que se odiaban y se perjudicaban mutuamente, eran entonces hermanos en Cristo, y tenían que actuar como tales. Y pensando
en nuestro tiempo, ésta es la única solución para una convivencia en paz en la economía, entre los que ejercen la autoridad y los que
obedecen. Leamos entonces el versículo uno de esta carta, que encabeza

Un cordial saludo a Filemón y a su familia

"Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro"

Pablo no mencionó aquí el hecho de que era un apóstol. Cuando él estaba escribiendo a las iglesias, usó su título oficial: un apóstol de
Jesucristo. Pero ésta era una carta personal, a un amigo personal. No necesitaba defender su apostolado. Su intención en esta ocasión fue
ser muy personal, y creemos que se habría sorprendido mucho si hubiera sabido que esta carta sería leída en todo el mundo.

Él se presentó aquí como Pablo, prisionero de Jesucristo. Hemos observado que algunos comentarios tratan de cambiar el significado de
esta frase enseñando que Pablo realmente quiso decir que era un prisionero porque estaba predicando el evangelio de Jesucristo. Pero eso
no fue lo que Pablo dijo y él tenía la capacidad para expresar exactamente lo que tenía en su mente. Estaba utilizando el idioma griego,
que es muy flexible y versátil. Y él dijo que era un prisionero de Jesucristo.

Si hubiéramos podido hablar con él y le hubiéramos preguntado si los Romanos le habían colocado en la cárcel, nos habría dicho que no.
Después le habríamos preguntado si entonces no fueron los líderes religiosos los que por medio de una acusación le hicieron encarcelar; e
igualmente nos habría respondido que no. Y entonces, ante la pregunta de quién le había encarcelado, nos habría respondido que
Jesucristo. Entonces le habríamos preguntado sorprendidos: "¿entonces tu sirves a alguien que te ha puesto en la cárcel?" Y el apóstol nos
habría respondido: "Si, cuando Su voluntad sea que esté en la cárcel, estaré en la cárcel. Cuando Su voluntad sea que esté fuera de la cárcel,
entonces estaré en libertad. Cuando Su voluntad sea que esté enfermo, estaré enfermo. Yo le pertenezco a Él. Y como le pertenezco, he
aprendido a contentarme en cualquier estado o condición en que me encuentre. Así que todo va bien. No os preocupéis por mí."

Obviamente, la epístola a Filemón es una de las Epístolas de la Prisión, junto con Efesios, Filipenses y Colosenses.

Y dijo el apóstol después y el hermano Timoteo. Esto significa que él no solo era el hermano de Filemón y de Pablo, sino también el hermano
suyo, estimado oyente, si usted está unido a Cristo. Todos somos hermanos en Cristo.

Continuó diciendo y al amado Filemón. Parecía que estaba tratando de halagarlo. Pero él sentía cariño por este hombre, e iba a pedirle
algo. Y dice el versículo 2:

"A la amada hermana Apia, a Arquipo, nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa"

Apia era aparentemente la esposa de Filemón. Mientras que Filemón era un nombre griego, y él era ciudadano de Colosas, Apia era un
nombre frigio. Este detalle sugeriría que un hombre de negocios joven llamado Filemón viajó a nuevas tierras. No se dirigió hacia el
occidente, sino que fue hacia el oriente, hacia la misma frontera. Inició sus actividades comerciales en Colosas, y se convirtió en un hombre
de recursos. Allí conoció a una joven frigia llamada Apia y se casó con ella. Y ambos se convirtieron a Cristo.
Y continuó diciendo Pablo en el v. 2, A Arquipo, nuestro compañero de milicia. Suponemos que éste era el hijo del matrimonio. No era un
soldado del ejército romano, sino un soldado de Jesucristo. Pablo había escrito que todos tenemos que ser buenos soldados de Jesucristo.

Y dijo además aquí, y a la iglesia que está en tu casa. No solo se habían convertido sino que tenían una iglesia en su casa. Reflexionemos
por un momento. En algunos casos el edificio de la iglesia se ha convertido en algo tan sumamente importante para muchas personas, que
no tiene ninguna relación con el verdadero propósito de la iglesia local. La iglesia local en la época de Pablo no era un edificio separado,
pues no tenían ningún edificio. Había en aquellos tiempos grandes templos dedicados a los dioses paganos, pero la iglesia primitiva no
tenía edificios propios; se reunía en los hogares. Se ha calculado que por 200 años la iglesia se reunió en las casas. La idea de colocar un
énfasis exagerado en un edificio o en un proyecto de edificación, parece fuera de lugar ante el ejemplo de aquellas iglesias cristianas. Y
continuó diciendo Pablo en el versículo 3:

"Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo."

Ese era el saludo acostumbrado que expresaba Pablo en todas sus cartas que fueran dirigidas a una persona o a una iglesia. Bien, veamos
entonces cómo continuó esta carta. En el versículo 4 comenzamos a leer algo sobre

La buena reputación de Filemón

"Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones"

Aquí tenemos un hombre por el cual Pablo oraba. Si usted está recopilando una lista de oración del apóstol Pablo asegúrese de incluir en
ella a Filemón. La idea aquí reflejada aquí es que cada vez que el nombre de Filemón era mencionado, Pablo oraba por él. Aparentemente
Filemón era una persona bastante importante. Ahora, en el versículo 5 leemos:

"Porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y para con todos los santos"

La vida de Filemón era un vivo testimonio de su fe. Pablo la describió de una manera hermosa. Este hombre mostró amor hacia el Señor
Jesús y hacia los otros creyentes. Su fe estaba dirigida hacia Jesús, y era fiel con los otros cristianos. Luego, en el versículo 6 continuó
diciendo:

"Y pido para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús"

Su fe era compartida. Y la frase todo el bien que está en vosotros era el resultado de lo que el mismo Pablo escribió en Filipenses 2:13,
afirmando que Dios es quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. Y dijo también
en el versículo 7:

"Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, hermano, han sido confortados los corazones de los santos."

Es decir, que Pablo experimentó un gran gozo y consuelo en el amor de Filemón por los otros creyentes y por él. Los corazones
confortados aquí implicaban a la totalidad de la naturaleza psicológica. Era la vida interior de los creyentes la que encontraba una gran
satisfacción en él. Filemón era la clase de persona que habría ofrecido hospitalidad en su casa a los predicadores y maestros que los
visitaban. Así también hay muchos que hoy constituyen una bendición para la iglesia por la forma en que practican la hospitalidad y el
compañerismo cristiano.

Leamos ahora los versículos 8 y 9 en los que Pablo efectuó

Una petición de compasión para Onésimo

"Por eso, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, prefiero rogártelo apelando a tu amor, siendo yo, Pablo,
ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo."

Pablo estaba llegando al propósito de su carta. Planteó el tema con diplomacia, con cautela y con amor. Iba a hacerle este pedido a favor
de Onésimo basado en 3 puntos: (1) Apeló a su amor. Este era el amor fraternal entre Pablo y Filemón como creyentes en Cristo Jesús. (2)
Tenemos la frase, siendo yo, Pablo, ya anciano. Pablo tendría alrededor de 60 años de edad, pero se consideraba un hombre anciano. Había
sufrido mucho, habiendo sido perseguido como misionero de Cristo. Esas experiencias le habían avejentado y en ese carácter apeló a
Filemón. (3) Pablo se presentó como prisionero de Jesucristo. Era evidente que no podía presentarse personalmente ante Filemón. Y dijo
en el versículo 10:
"Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones"

Pablo no estaba casado pero tenía muchos hijos. Llamó hijos a Timoteo y a Tito, y aquí a Onésimo. Estos eran sus hijos espirituales. Había
conducido a Onésimo al Señor aun cuando él mismo en ese tiempo era un prisionero. Y en el versículo 11 continuó diciendo:

"El cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil."

El significado de la palabra "Onésimo" es "útil". Así es que Pablo estaba haciendo un juego de palabras. Como esclavo, Onésimo no había
sido muy útil. No trabajaba porque deseara hacerlo y entonces no se concentraba en sus tareas. Y podemos comprender su situación como
esclavo. Pero vemos que Pablo lo estaba enviando de regreso a Filemón como un creyente y entonces le dijo: "Ahora te va a ser de utilidad.
Sin embargo, no quiero que lo recibas como a un esclavo". Y dicen los versículos 12 y 13:

"Te lo envío de nuevo. Tú, pues, recíbelo como a mí mismo. Yo quisiera retenerlo conmigo, para que en lugar tuyo me sirviera en mis
prisiones por causa del evangelio."

Pablo le estaba pidiendo a Filemón que recibiera a Onésimo como si estuviera recibiendo al mismo Pablo. El apóstol admitió que le hubiera
gustado retener a Onésimo, porque necesitaba a alguien allí para servirle en la precaria situación en la que se encontraba en la cárcel. Pero
Pablo no podía actuar así. Y dijo en el versículo 14:

"Pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuera forzado, sino voluntario."

¿Envió Filemón a Onésimo para que estuviera con Pablo? No lo sabemos con seguridad pero creemos que sí. Y nos imaginamos que en el
primer barco de regreso a Roma allí se encontraba Onésimo, regresando a ver a Pablo, y con muchas cosas para el apóstol. Y dicen los
versículos 15 y 16:

"Quizá se apartó de ti por algún tiempo para que lo recibas para siempre, no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano
amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor."

Habiéndose convertido Onésimo en un creyente, el estatus y relación con Filemón eran diferentes. De acuerdo con la ley romana era aún
un esclavo, pero para Filemón sería más que eso. Sería un hermano. Y ahora veremos que el

Inocente sustituyó al culpable

Este versículo, junto con el siguiente, nos da una de las mejores ilustraciones de una sustitución plena y de la imputación. Detrás de la
súplica de Pablo estaba la súplica de Cristo al Padre a favor del pecador que confía en Cristo como su Salvador. El pecador es recibido a la
misma posición en que Cristo es recibido. En otras palabras, el pecador salvado tiene tanto derecho en el cielo como el que tiene Cristo,
porque él ha recibido el derecho de Cristo a estar allí. Como dijo Pablo en Efesios 1:6, Dios, en Su gracia nos aceptó en Cristo. Dijo Pablo en
el versículo 17 de esta carta a Filemón:

"Así que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo." Y ahora leamos el versículo 18, que contiene

Una hermosa ilustración de la imputación

"Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta."

Fue como si Pablo, al ser un creyente en Cristo, hubiera tenido una tarjera de crédito, y dijo: "Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a
mi cuenta."

Aquí tenemos una hermosa figura. Cuando yo vengo a Dios el Padre para recibir la salvación, puedo oír a Cristo decir: "Si este hombre en
algo te perjudicó, o te debe algo, ponlo a mi cuenta". Porque Cristo pagó el castigo por mis pecados en la cruz. Seguramente el Padre le
respondería: "este hombre no es apto para entrar al cielo". Entonces el Señor Jesús diría: "Si me tienes por compañero, recibe a este
hombre como a mí mismo". Esto es lo que significa estar en Cristo, aceptado por Dios en El. Por ello aquí tenemos una imagen de cómo
Dios el Padre y el Señor Jesucristo le aceptan a usted, y me aceptan a mí.

Y ahora leamos el versículo 19, que presenta

Asuntos generales, personales y pedidos


"Yo, Pablo, lo escribo de mi mano: yo lo pagaré (por no decirte que aun tú mismo te me debes también)."

El Señor Jesucristo dio Su vida y derramó Su sangre para pagar la totalidad de la deuda del pecado. Y aquí vemos que Pablo había guiado a
Filemón al Señor. ¿Cómo podría el corresponderle? Y en los versículos 20 y 21 leemos la súplica de Pablo a favor de Onésimo:

"Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor, conforta mi corazón en el Señor. Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo
que harás aún más de lo que te digo"

Una de las características de los verdaderos creyentes es que hacen más de lo que se les pide. Quizás la razón por la cual algunos pasan
necesidades es porque hemos sido tacaños con el Señor. El Señor es generoso, por lo tanto nosotros también deberíamos serlo. Y dijo
Pablo en el versículo 22:

"Prepárame también alojamiento, porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido."

Pablo esperaba ser puesto en libertad y pidió que oraran al respecto. Y ya que esta carta fue escrita probablemente durante la primera
reclusión del apóstol, en Roma, él fue después puesto en libertad y probablemente visitó a Filemón personalmente. Y así concluyó la carta
con saludos personales.

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