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EL ARTE Y LA CULTURA EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA

El arte y la cultura han sido, desde siempre, objeto de numerosos estudios con distintos y variados
puntos de vista que van desde el filosófico, el social, incluso el de la salud o el económico;
podríamos así enfrascarnos sin problema en grandes debates, tan solo para definir los conceptos
mismos de “arte y cultura”.

La importancia que el arte y la cultura tienen para la humanidad, desde el punto de vista estético,
antropológico y social, es innegable, aunque muchos políticos (incluyendo a varios encargados de
la administración del arte y la cultura del país) no estén convencidos de ello y los vean como gastos
más que como inversiones, a pesar de todo esta importancia es algo que no está a discusión.

El reciente boom de la neurociencia nos ha abierto aún más posibilidades de investigación en este
sentido, permitiéndonos comprobar situaciones que antes solo intuíamos, como el que las artes,
específicamente la música, coadyuvan a la formación de sinapsis y células glía 1 aumentando con
ello la capacidad de aprendizaje, especialmente durante los primeros cinco años de vida,
fomentándose de esta manera el desarrollo de habilidades que de otra manera hubiera sido más
difícil adquirir, como el de las matemáticas 2, cimentando teorías otrora casi ocultistas como la del
famoso efecto Mozart que el otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis hiciera tan popular. 3

El caso es que muchos de estos temas ya están tan abordados que no creo poder aportar algo
distinto al respecto que antes no se hubiera dicho ya y con más atinada coherencia. Quisiera
entonces hablar un poco sobre la innegable conexión que el arte y la cultura tienen con la
sensibilidad, con el espíritu y del modo en que estas cualidades pueden ser aprovechadas por la
humanidad a través de los jóvenes especialmente en aquellos en formación universitaria.

Consumo o producción, ejecución.

Para lo que ahora nos incumbe, podemos abordar al arte y la cultura desde dos perspectivas: como
consumidores o como productores ó ejecutantes de los mismos, ambas perspectivas son
igualmente valiosas desde el punto de vista estético y/o antropológico, pero no tienen igual
importancia si a la experiencia humana que conllevan nos referimos.

1
Las células de la glía son los héroes no reconocidos del sistema nervioso y superan en número al de las neuronas en 10-
50 a 1. Aunque las células glía no participan directamente en la transmisión de señales eléctricas en distancias largas,
proporcionan un soporte físico y bioquímico importante a las neuronas. Los factores de crecimiento derivados de las glía y
los factores tróficos (nutritivos) ayudan a mantener a las neuronas y a guiarlas durante la reparación y el crecimiento.
Fuente: Fisiología humana, un enfoque integrado, 4ª edición, Editorial Médica Panamericana, España 2009, Pag. 250
2
Música y neurociencia: La musicoterapia, sus fundamentos, efectos y aplicaciones terapéuticas. Jauset Berrocal, Jordi A.,
Edit. UOC, España 2008., Pag. 73-74.

3
En la década de 1950 Alfred Tomatis, comenzó a estudiar los efectos de la música sobre el ser humano partiendo de la
hipótesis que las bajas frecuencias eran dañinas y las altas benéficas para el ser humano, llegó a la conclusión de que
éstas últimas estaban presentes en abundancia en la música de Mozart, por medio de un complicado sistema de filtros, en
buena parte de música de Mozart y canto gregoriano, se logra modificar la capacidad de comunicación, el lenguaje, la
escritura, la lectura y la concentración. Una mejoría de este tipo, puede conllevar otras menos perceptibles que aumenten el
bienestar general del individuo. Esta música filtrada actuaría como una suerte de reproducción de los sonidos que el feto
escucha en el útero, recreando así un efecto sonoro primigenio, el de aquel lugar donde todo puede repararse,
restableciendo las funciones dañadas que no permitían un desarrollo, una comunicación y un crecimiento adecuados.
Fuente: Un instrumento para cada niño, Beuvillard, Laurence, Ediciones, Barcelona, 2006, Pag. 190.
Siempre he sido de la idea de que el consumo de arte y cultura nos abre posibilidades
insospechadas y que especialmente a los niños y jóvenes debe exponérseles a este abanico de
posibilidades a sabiendas de que están en formación y que los hábitos que al respecto se les
generen permanecerán, en el mejor de los casos, en sus vidas adultas. Por ejemplo: queremos
adultos lectores, sin embargo no existen medidas eficaces para crear lectores en edades
tempranas, personalmente he visto como los jardines de niños se reduce la lectura a “libros de
cuentos” de Disney (debate aparte es que a esta edad se les enseñe a los preescolares a
decodificar signos y no a leer imágenes, secuencias y razonarlas, habilidades imprescindibles en los
lectores) y como en las escuelas primarias se busca formar lectores a partir de libros de autoayuda
y superación personal que lejos de cumplir con su objetivo, los “vacunan” contra la literatura.

La exposición de niños y jóvenes al arte y la cultura debiera ser un asunto prioritario en los
programas de educación, pues no solo les brinda posibilidades nuevas de percepción sino que
además les permite tomar conciencia de la existencia de realidades distintas a las de su entorno y
con ello se les abre la posibilidad de acceso a otras formas de vivir y de pensar diferentes a lo que
los medios masivos de comunicación les tienen acostumbrados. Por lo tanto el consumo de
productos culturales y artísticos por parte de niños y jóvenes no solo es algo totalmente deseable
sino imprescindible.

Punto aparte es la ejecución, producción y generación de arte, porque provoca experiencias


distintas, a nivel cognitivo la producción es un proceso en el que intervienen factores como la
expresión, la creatividad, el razonamiento, la memorización y evidentemente la adquisición y
desarrollo de habilidades y técnicas, factores que por sí mismos ya generan beneficios tangibles.

La producción de arte no debe verse como la creación de cosas bonitas, sino más bien como un
proceso a través del cual podemos explorar sí nuestro entorno pero también lo más profundo de
nosotros mismos y en este sentido lo verdaderamente valioso no es el producto en sí, sino la
experiencia misma de la creación, es decir que importa más el fondo que la forma y el proceso más
que el producto mismo. Es de esta manera que se forman los artistas catalizadores del cambio
social (como los grafiteros o los músicos de protesta) o los terapeutas sociales (creadores de
imágenes que nos permiten soñar y huir de la realidad) 4.

El proceso

Vivimos en un país lleno de violencia, de abuso, en el que se pondera el bienestar propio por
encima del de los demás, en el que el respeto a nuestro entorno, al medio ambiente, no son
obstáculos para la generación de recursos materiales y el logro de nuestros ideales de bienestar. Es
por todos sabido que la solución a muchas de estas problemáticas sociales está en la generación
de valores dentro de la formación escolar (esto sin tomar en cuenta que los valores, idealmente,
debieran ser aprendidos en el seno familiar). Sin embargo a la práctica, la formación de valores
deja mucho que desear, pues se centra únicamente en la exposición de una larga lista de

4
Arte, educación y diversidad cultural, Graeme Chalmers, F., Editorial Paidós arte y educación, España 2003, Pag.81
conceptos que por sí mismos no les dicen mucho a los estudiantes, o peor aún se reduce al
célebre “tienes el valor o te vale”.

La educación formal se ha preocupado porque los estudiantes adquieran una serie de


conocimientos con la esperanza de que posteriormente los repliquen, dándole validez únicamente
al conocimiento adquirido a través de las escuelas, este sistema educativo nos permite mejor que
nunca un conocimiento profundo del mundo, pero a la vez ha dejado de lado las experiencias,
entre ellas las que generan precisamente los valores.

Las artes a diferencia de la ciencias, tiene en la experiencia una razón de ser y el proceso creativo
involucra las sensaciones más que los razonamientos. Es aquí que encontramos en las artes un
medio idóneo de generación de valores, pues éstos deben ser vivenciales. Por ejemplo, las artes
escénicas, el teatro, la actuación que nos brinda la posibilidad de vivir (en el escenario) la vida de
alguien más, de un personaje real o ficticio, tan distinto o tan similar a nosotros mismos y que para
su construcción-reconstrucción debimos hacer una introspección de nuestro propio
comportamiento y forma de pensar para después compararlas con las del personaje y su entorno.
Un ejemplo más: los ejecutantes de música deben hacer un esfuerzo primero por comprender la
intención del compositor para luego interpretarla con una ejecución cargada tanto de los
sentimientos del autor como el ejecutante mismo, así es como se logra la magia en las salas de
concierto.

Las artes en general no solo generan productos provenientes de fértiles imaginaciones, son frutos
de expresión, verdaderos catalizadores de sueños y sentimientos.

Es en el proceso de creación e interpretación que tenemos la oportunidad de la generación de


experiencias enriquecedoras, que provocan actitudes distintas en quienes las viven, les convierten
en seres más sensibles, espirituales y conscientes de su condición humana.

Los universitarios

Regresando a la idea de que la generación de valores coadyuva a la solución de problemas sociales


y que en su proceso las artes sirven como medio de obtención de experiencias que pueden hacer
de los valores algo vivencial; resulta imperativo dedicarle un espacio (más de importancia que
tamaño mismo) a este tipo de actividades en la vida escolar.

Al respecto también son muchos los intentos que se han hecho, por ejemplo el reconocimiento de
la Secretaría de Educación Pública de la necesidad de incluir este rubro dentro de los planes de
estudio desde preescolar hasta la secundaria. Pero esto (como muchos otros temas en el país) se
ha quedado precisamente en intento y las buenas voluntades porque a la práctica pocos son los
maestros que por un lado verdaderamente entienden la importancia de estas actividades y por
otro son menos aún quienes cuentan con los conocimientos necesarios para llevarlas a cabo,
incluyendo a los profesores “especializados” en el área, como debieran ser los profesores de artes
de nivel secundaria, quienes con la puesta en marcha de los programas de artes 2006 (en los que
se dividió el área en: artes música, artes teatro, artes visuales y artes danza) se tropezaron con
programas pretenciosos y alejados de la realidad social y cultural del país, además de muchas
veces encontrarse incompetentes pues tradicionalmente muchos de estos profesores “cubrían” su
asignatura con manualidades o enseñado a los alumnos algunas melodías en flauta dulce.

Afortunadamente (sin deseo alguno de escucharme complaciente) nuestra Universidad Nacional


Autónoma de México no solo sabe y reconoce de las bondades del arte y la cultura en la formación
profesional, sino que brinda un sinnúmero de actividades al respecto.

Para los universitarios, el contacto con las actividades culturales y artísticas redunda en la
generación de un tipo distinto de profesionales, sensibles, creativos, que no solo ponderen la
generación de bienes materiales, sino que también vislumbren en su profesión un medio por el
cual se pueden lograr cambios sociales. Ni qué decir de algunas actitudes que tienen los artistas y
que son totalmente deseables en los profesionistas como la disciplina, el desarrollo de la capacidad
de superar la frustración, la autocrítica severa, pero sobre todo la pasión y entrega total hacia su
profesión.

Resumiendo, el arte y la cultura ofrecen un manejo distinto de las problemáticas sociales, no solo
son caricias para los sentidos, sino que verdaderamente tocan el alma haciendo de quienes están
cerca de ellos mejores personas actuando como medios para la catarsis, la expresión, como terapia
y como medio de comunicación, de introspección en la búsqueda de un sentido de vida y de
extroversión cuando ya se ha encontrado.

Finalmente creo que debemos entender al arte y la cultura más que como productos de la
humanidad como actitudes hacia la vida que nos permitan aprender precisamente el arte vivir.

FERNANDO ZÚÑIGA BAUTISTA


CUENTA: 090235788
ADMINISTRACIÓN

incluyendo a los profesores “especializados” en el área, como debieran ser los profesores de artes
de nivel secundaria, quienes con la puesta en marcha de los programas de artes 2006 (en los que
se dividió el área en: artes música, artes teatro, artes visuales y artes danza) se tropezaron con
programas pretenciosos y alejados de la realidad social y cultural del país, además de muchas
veces encontrarse incompetentes pues tradicionalmente muchos de estos profesores “cubrían” su
asignatura con manualidades o enseñado a los alumnos algunas melodías en flauta dulce.

Afortunadamente (sin deseo alguno de escucharme complaciente) nuestra Universidad Nacional


Autónoma de México no solo sabe y reconoce de las bondades del arte y la cultura en la formación
profesional, sino que brinda un sinnúmero de actividades al respecto.

Para los universitarios, el contacto con las actividades culturales y artísticas redunda en la
generación de un tipo distinto de profesionales, sensibles, creativos, que no solo ponderen la
generación de bienes materiales, sino que también vislumbren en su profesión un medio por el
cual se pueden lograr cambios sociales. Ni qué decir de algunas actitudes que tienen los artistas y
que son totalmente deseables en los profesionistas como la disciplina, el desarrollo de la capacidad
de superar la frustración, la autocrítica severa, pero sobre todo la pasión y entrega total hacia su
profesión.

Resumiendo, el arte y la cultura ofrecen un manejo distinto de las problemáticas sociales, no solo
son caricias para los sentidos, sino que verdaderamente tocan el alma haciendo de quienes están
cerca de ellos mejores personas actuando como medios para la catarsis, la expresión, como terapia
y como medio de comunicación, de introspección en la búsqueda de un sentido de vida y de
extroversión cuando ya se ha encontrado.

Finalmente creo que debemos entender al arte y la cultura más que como productos de la
humanidad como actitudes hacia la vida que nos permitan aprender precisamente el arte vivir.

CULTIVARTE

FERNANDO ZÚÑIGA BAUTISTA


CUENTA: 090235788
ADMINISTRACIÓN
SISTEMA DE UNIVERSIDAD A DISTANCIA
SUAYED
TELÉFONO: 58259383
CELULAR: 044 55 1820 2822

dice que se deben entregar dos copias del material impreso, en sobre
cerrado con seudónimo, mi seudónimo será CULTIVARTE con
mayúsculas el trabajo está con mi nombre pero imprime otros sin
nombre y con el seudónimo por si las moscas, el límite de entrega es
alas 19:00 Hrs. en EL dEPARTAMENTO DE ACTIVIDADES
SOCIOCULTURALES DE LA FACULTAD DE CONTADURIA Y ADMON.
CUBICULO 3 PLANTA BAJA EDIFICO E

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