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En la Exposición Ganadera, Agrícola e Industrial de Cali, en 1925, Carlos Durán fue expositor de

cultivos de algodón, alfalfa y maíz; además participó con Ciro Molina y otras personas en calidad
de jurado para otras modalidades. Este último expuso con su hermano equinos, vacunos y una
mantequilla llamada La Mariposa, elaborada en la hacienda El Hatico. Dicho evento constituye
para nuestra investigación la primera actividad realizada en común entre los personajes que nos
ocupan. En realidad sabemos poco, en concreto, de sus encuentros amistosos y laborales que
hayan realizado antes de este año, pero por las entrevistas concedidas por sus familiares y algunos
colaboradores podemos inferir que aquella amistad se fue fortaleciendo en la medida en que
trabajaban un tema de fundamental interés para ambos: el desarrollo agropecuario. Esto se
corrobora si observamos la forma como Ciro Molina, al ser nombrado en octubre de 1926 como
primer secretario de Industrias del Departamento del Valle del Cauca, recomienda al gobernador
contratar a Durán Castro teniendo en cuenta estos aspectos: Es conocida la labor realizada por el
joven agrónomo en el sentido de implantar los modernos métodos de cultivo y ninguno está tan
capacitado como él para apreciar la gravedad de los problemas que confronta el agricultor en el
Valle del Cauca. Sus esfuerzos se han visto coronados por el éxito en el cultivo del arroz y su
ensayo sobre el algodón es suficiente para hacernos palpar las ventajas de su explotación8. La
recién creada Secretaría de Industrias tenía por objeto el fomento de la agricultura, la ganadería y
la industria del departamento, y se constituyó en la segunda dependencia de este tipo creada en
Colombia, después de la de Antioquia. Al mando de esta Secretaría, Ciro Molina pudo iniciar su
labor gestora en pro del desarrollo moderno de la región, para lo cual diseñó, en compañía de
Carlos Durán, un plan general que incluía la realización de varios programas entre los cuales
destacamos el estudio del suelo y el subsuelo, servicio de meteorología, estadística agrícola,
propaganda y divulgación de métodos científicos en agricultura y ganadería, estudios de hidrología
y plan de irrigación, vigilancia de las hoyas de los ríos, establecimiento de laboratorio de higiene y
de suelos, fomento del cultivo de tabaco, café, cacao y arroz, creación de la Granja Experimental
Agrícola, apoyo oficial para las Cámaras de Agricultura y de Comercio, formación de la biblioteca
del ramo para consulta de los particulares, impulso al Banco Agrícola Hipotecario. En la época,
estos programas tuvieron especial significado si tenemos en cuenta que por primera vez el
departamento se ocupaba en serio y de manera racional del porvenir económico de la región.
Estas perspectivas las realizaba Ciro Molina “con miras a la transformación de su valle nativo del
Cauca, que era por entonces a manera de un gran potrero abandonado”, según las palabras de su
amigo y colaborador, el científico Víctor Manuel Patiño. Consciente de que su plan general
requería de una gran inversión en recursos humanos y capital, debió luchar para su consecución
ante la no poca apatía de la Asamblea Departamental y algunos círculos de dirigentes que veían
como desproporcionados y algo utópicos sus proyectos. Así lo dejó consignado en los bien
elaborados informes de su gestión. En el primero de ellos, el de 1927, podemos captar su carácter
visionario y sus coincidencias con los argumentos de Carlos Durán citado anteriormente. Veamos:
El eje del porvenir económico del Departamento del Valle girará sobre las industrias agrícola y
pecuaria, sillares básicos de nuestra riqueza pública y por eso han merecido atención preferente
[...] Las industrias fabriles contribuyen poderosamente al bienestar de nuestro pueblo, pero el
porvenir de éste dependerá preferentemente de la científica explotación de las industrias
extractivas9. Elaborado y presentado al gobernador el plan general, dedicó su labor a la búsqueda
del personal necesario para ponerlo en práctica. Debido a los pocos profesionales y técnicos
existentes en el país que requerían sus programas, contrató a varios extranjeros; pero reservó a
los colombianos los cargos fundamentales, además de prometer la calificación de ellos mediante
la consecución de fondos para enviarlos a estudiar en el exterior diversas especializaciones en sus
respectivas áreas. En esta primera gestión pública, su mano derecha en el diseño y ejecución de
sus programas fue Carlos Durán Castro, encargado de la Sección de Agricultura de la Secretaría de
Industrias y luego director de la Estación Experimental Agrícola de Palmira. El período que va de
1926 a 1930 constituyó para los amigos Molina y Durán los años de mayor productividad y gestión
pública, cuyo propósito fue el sentar las bases

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