Está en la página 1de 9

CAMPUS GUANAJUATO

DIVISION DE ARQUITECTURA, ARTE Y DISEÑO

Materia:
Producción artística experimental

Ensayo:
“Experimentación con signos y símbolos de la cultura de masas
en el arte mexicano contemporáneo “

Presenta:
Rocío Alondra Velázquez Amezcua

Guanajuato, Gto., septiembre de 2010.


Para comenzar a hablar sobre los diversos signos y símbolos que posee la cultura de masas, y en
particular dentro del arte mexicano contemporáneo, comenzaremos por una serie de definiciones acerca
de estos términos particulares para posteriormente situarnos en el contexto del artista mexicano actual y la
manera en que estos influyen en el proceso creativo para la ejecución de su obra.

La definición de signo que nos ofrece Marafioti (2004) haciendo referencia a Charles Sanders Peirce nos
menciona que "el signo es algo que está para alguien en lugar de otra cosa, su objeto, en algunos de sus
aspectos. Crea en la mente de esa persona un signo más desarrollado que es su interpretante" (Marafioti,
2004:149, en Peirce, 1883). De manera que comprendemos el signo como una representación mental a
través de la cual alguien puede conocer los objetos de la realidad. El signo se compone de 3 partes que
son:

• El objeto: es la parte de la realidad a la que se puede acceder a través del signo.


• El representante o signo: la representación de algo, Los seres humanos accedemos al mundo
"real" a través de un sistema simbólico.
• El interpretante: este sería otro signo que, ahora, es el signo que el representante produce en la
mente de la persona: por ejemplo, al escuchar la palabra "pájaro" todos comprendemos de qué se
está hablando, pero la variedad de pájaros que puedan representarse en cada persona resulta
diferente en cada caso. El interpretante se relaciona con los conocimientos y saberes comunes de
una cultura determinada (Marafioti, 2004:149).

De igual manera, y según la relación de los signos con el objeto, Peirce clasifica los signos de esta forma:

• Iconos: Tienen una relación de semejanza (se parecen al objeto que representan). La relación con
aquello a lo que se refieren es directa, por ejemplo: pinturas, retratos, dibujos figurativos, mapas,
etc.
• Índices: La relación con los objetos que representan es de continuidad con respecto a la realidad.
Por ejemplo, un rayo es un índice de tormenta, una huella es índice de alguien que pasó por ahí,
etc.
• Símbolos: La relación con el objeto es convencional, como por ejemplo palabras, logotipos,
escudos de armas, señales de tránsito, etc. (Marafioti, 2004:149).

Con una idea más clara en cuanto a lo que un signo se refiere, incluso situándolo en la categoría de
símbolo, procederemos a mencionar brevemente el origen y características básicas de lo que
denominamos como una masa, para entender la correlación existente entre el signo ó símbolo, y la
llamada cultura de masas.

“En su sentido ordinario, la palabra masa significa una reunión de individuos de cualquier nacionalidad,
profesión o sexo, sean cuales fueren las causas que los han juntado. Desde el punto de vista psicológico,
los sentimientos y las ideas de todas las personas aglomeradas adquieren la misma dirección y su
personalidad consciente se desvanece. Se forma una mente colectiva, que presenta características muy
claramente definidas” (Le Bon, Gustave, 2000:152).

Con esta definición podemos observar que la característica más importante que presenta una masa sería
que más allá de quienes sean los individuos que la componen, de las semejanzas y diferencias de sus
modos de vida, sus ocupaciones, etc, el hecho de haber sido catalogados como masa los hace poseedores
de una especie de mente colectiva, que los hace sentir, pensar y actuar de una manera distinta a la que lo
haría un individuo aislado. La masa se comporta como un ser que se forma de elementos que se
combinan y forman un solo ente.

En este sentido, Le Bon menciona que “una masa es guiada casi exclusivamente por motivos
inconscientes. Sus acciones están por lejos más bajo la influencia de la médula espinal que bajo la del
cerebro”(Le Bon, Gustave, 2000:152). Con esta definición podemos darnos cuenta que debido a que el
comportamiento de la masa no está dirigido por el cerebro, el individuo que la conforma tiene una
conducta que va de acuerdo a los estímulos o impulsos que recibe. Un individuo que se encuentra ajeno a
una masa puede recibir el mismo tipo de impulsos, pero debido a que su cerebro le muestra la negatividad
de los mismos tiene la capacidad de dominar sus actos, mientras que a la masa le resulta imposible hacer
esto.

Existen diversos hilos conductores de las masas, uno de ellos es su cultura. Jean-Claude Passeron nos
menciona tres sentidos básicos del concepto de cultura: como estilo de vida, como comportamiento
declarativo y como corpus de obras valorizadas. (Bordeau y Passeron, 2009:216)

En el estilo de vida, la cultura incluye un conjunto de modelos que pueden orientar y regular la
organización de la vida social y sus formas de pensamiento dentro de un grupo, desde movimientos
corporales hasta rangos mentales que organizan el lenguaje, el juicio, gustos y acción socialmente
orientada. El comportamiento declarativo se refiere a la autodefinición que un grupo ofrece sobre su vida
simbólica. Todo grupo, además de ejercer su cultura, posee la capacidad de interpretarla y de expresarla;
ya sea como un mito, ideología, religión ó filosofía. El último punto se refiere al trato privilegiado que la
sociedad le da a una pequeña parte de sus comportamientos culturales donde los compara con los demás;
tenemos como ejemplo a los valores artísticos en nuestra sociedad, que actúan como símbolos de nuestra
cultura.

Bordeau nos menciona también un análisis de clase, donde hace incapié en su trilogía: cultura legítima ó
consagrada, cultura media ó pretenciosa y las culturas populares (Bordeau y Passeron, 2009:216).
También nos habla sobre la distinción entre culturas tradicionales, que son propias de las etnias o
sociedades agrarias, y la cultura moderna, que sería la unión de la cultura de masas y la cultura científica
dentro de un contexto urbano.

Tomando los anteriores parámetros como esquema para la clasificación y análisis de la cultura, podemos
ahora proceder a hacer un énfasis en la situación de la cultura de masas en México.

Actualmente en nuestro país tenemos estudios sobre danzas populares, danzas de conquista, sobre el arte
popular y la artesanía, de creencias populares en las comunidades, sobre el discurso popular, religión
popular, sobre cultura urbana de los barrios, etc. Y todo esto ha contribuido al redescubrimiento de la
situación cultural de nuestro país y a su reinterpretación histórico-social.

Carlos Monsiváis es considerado sin duda alguna como cronista excepcional de los diferentes modos de
vida en México, ya fuera vida cotidiana ó festiva, de la cultura popular urbana. Y como él existen varios
ejemplos, tales como Octavio Paz, José Agustín, Samuel Ramos, Carlos Fuentes, etc.

En cuanto a la cultura popular urbana en nuestro país, se han realizado estudios incluso sobre la
televisión, la cual es un factor determinante en esta “cultura de masas” en México; sus programas
televisivos sobre telenovelas y series, y su influencia tan importante sobre este determinado grupo.

Es importante también mencionar los efectos culturales que ejerce la globalización económica en México
a partir del TLC (tratado de libre comercio), que se cerraría con Estados Unidos en el año de 1992,
parteaguas importante para la situación cultural que conocemos hoy en día, pues más allá del intercambio
de índole económico que genera, es un agente de gran significado en el cambio de las imágenes que una
sociedad posee de las demás, y por consiguiente en las influencias recíprocas sobre sus estilos de vida; y
el arte no fue la excepción. Al respecto, García Canclini nos menciona: “es evidente que estos acuerdos
no sólo liberalizan el comercio, sino que conceden lugar a cuestiones culturales, que se acompañan con
un incremento del intercambio sociocultural multinacional y favorecen actividades que antes no existían o
eran débiles” (García Canclini, Néstor 1997).

Coincidentemente con este suceso, se presentaron grandes exposiciones internacionales de artistas


mexicanos. En 1990 se presenta una enorme muestra que iba desde arte precolombino hasta la
modernidad, París exhibe a Frida Kahlo y el Grand Palais lo mejor del arte maya y azteca. En 1980 la
pintura en México era de una técnica realista, que trataba de recuperar diversos símbolos autóctonos,
históricos y religiosos tradicionales y conformó una tendencia a la cual Teresa Conde le adjudicó el
término de neomexicanismo y menciona: “El nacionalismo de la Moderna Escuela Mexicana ha sido
remplazado por el neomexicanismo, un ligeramente surreal, de alguna forma kitsch y postmoderno punto
de vista en lo popular más que en la historia de la cultura mexicana” (Del Conde, Teresa, 1994:125)
Esta definición provocó el rechazo de un sector importante de una nueva generación de artistas
comenzaron a cuestionar el mercado del arte y su sistema establecido, y buscaron espacios alternativos
distintos a las galerías, analizando la verdadera función del arte rechazando tendencias globalizadoras
para proponer aspectos de importancia como la identidad y la memoria.

Claro que la razón de la postura radical de los jóvenes artistas no estaba meramente basada en el rechazo
de una corriente artística que estaba teniendo éxito. México era entonces una ciudad de dimensiones
gigantescas que cubría una superficie que rondaba el millón y medio de metros cuadrados, habitada por
dieciocho millones de personas. (De los reyes, Aurelio, 2006:361) Y como hasta la fecha sus
incoherencias eran enormes: las más grandes fortunas, que eran pocas, frente a miles de ciudadanos que
vivían en la pobreza; la arquitectura tan estilizada y moderna frente a barrios insalubres; automóviles de
lujo ocupados con un conductor frente al metro y los autobuses, siempre llenos, y todo esto sin dejar a
lado su índice de delictivo. Y todos estos fueron fuentes de inspiración para la creación de los artistas.

Puede resultar impensable que el trabajo de un artista sea totalmente ajeno a su entorno, y más en el caso
de los artistas mexicanos, siendo parte de un entorno tan excepcional; y conviviendo también con otro
aspecto de importancia artística: los artistas extranjeros y el intercambio con otros países y culturas.
Tomando este punto en cuenta comprendemos entonces que a los artistas mexicanos los una su
marginalidad, y su negatividad a ser parte de una práctica cultural nacionalista en extremo que se
orientaba al mercado, sin tomar en cuenta las diferentes subculturas que estaban emergiendo.

Tal es el ejemplo de Silvia Gruner, artista mexicana contemporánea de reconocimiento a nivel mundial,
quien en su obra alude al neomexicanismo y la construcción de valores de identidad cultural. Sus inicios
artísticos estuvieron marcados por una búsqueda que no sólo se abre hacia géneros como la fotografía, la
instalación, la escultura, el video y el performance, sino hacia un vocabulario centrado en la identidad
individual, donde intervienen lo físico, lo emocional y el cuestionamiento acerca del cuerpo femenino, el
deseo y la comunicación humana.

Silvia Gruner
La expulsión del paraíso. 1993
Jabones, tepalcates, azúcar, tela, madera y cabellos
200 x 160 cm
Otra artista que destaca su condición como artista contemporánea Mexicana es Betsabeé Romero, quién
con sus instalaciones alude a los medios de transporte, principalmente automóviles, y llantas, y los
interviene de manera que muestra aspectos icónicos de nuestra cultura.(Romero, Betsabeé, [en línea])

Betsabeé Romero
Festival Internacional
Cervantino

Betsabeé Romero
Llanta de Chicle de Fresa
Yolanda Gutiérrez trabaja a partir de elementos naturales, siendo la relación entre hombre y naturaleza el
tema central de su obra. Tiene como medio de creación principal la escultura y el arte objeto, utilizando
elementos como restos óseos de animales, plantas y objetos combinándolos con tierra, paja, piedras,
caracoles etc, adaptando sus proyectos la mayoría de veces al espacio de tal forma que sugiera que fueron
encontrados así en su entorno natural. (Gutiérrez Yolanda, [en línea])”

Yolanda Gutiérrez
Gotas Vírgenes
Esfera de vidrio de 60 cm diámetro
Xochimilco

Yolanda Gutiérrez
Santuario
Santuario hecho de canastos de carrizo y tule
para la anidación de las aves.
Xochimilco

Con estos pocos ejemplos lo que se pretende es mostrar la situación en la que estuvieron y siguen
trabajando los artistas mexicanos contemporáneos, y aunque cada uno tiene un tema o una preocupación
social (por así decirlo) distinta, ya sea el caso de Betsabeé y Yolanda, que mientras la primera habla de lo
cotidiano en la urbanidad, la segunda toma elementos característicos de nuestra cultura transformándolos
en una conciencia ecológica, todos estos elementos forman parte de una distinción particular, la cultura
del mexicano.
Esta propuesta artística mencionada con anterioridad y que se comenzó en los años ochentas, aunque que
en primera instancia fue marginada se encuentra actualmente en una situación de aportación y de
propuesta de reflexión sobre los desafíos y dilemas que posee el individualismo y la globalización,
nuestra cultura individual y nuestra cultura de masas. Actualmente el arte y los artistas mexicanos tratan
de mostrar un panorama que compone nuestras raíces y nuestra situación social contemporánea, dentro y
fuera de México.
BIBLIOGRAFÍA:

• Bordeau Pierre y Jean Claude Passeron,1977, 2009, Los herederos: Los estudiantes y la Cultura,
Buenos Aires, Editorial siglo XXI, 216p.
• Del Conde, Teresa y Enrique Fanco Calvo, 1994, Historia mínima del arte mexicano en el siglo
XX, México DF, ATTAME ediciones, 125p.
• De los Reyes, Aurelio, 2006, Historia de la vida cotidiana en México, Vol. 2: siglo XX: ¿La
imagen, espejo de la vida?, Editorial fondo de cultura económica de España, 361p.
• García Canclini, Néstor (consultada el 20 de septiembre de 2010), El malestar en los estudios
culturales, revista Fractal, [en línea] dirección URL: http://www.fractal.com.mx/F6cancli.html
• Gutiérrez, Yolanda. (consultada el 20 de septiembre de 2010), Yolanda Gutiérrez, Artista visual.
[en línea] dirección URL: www.yolandagutierrez.com
• Le Bon, Gustave, 1895, 2000, la psicología de las masas, Buenos Aires, Editorial Morata, 152p.
• Marafioti Roberto, 2004, Charles S. Pierce: El éxtasis de los signos, Buenos Aires, Editorial
Biblos, 149p
• Romero, Betsabeé (consultada el 19 de septiembre de 2010), Betsabeé Romero, [en línea]
dirección URL: arte-mexico.com/betsabee/

También podría gustarte