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Seamos testigos de la esperanza y la alegría.

La Esperanza es una virtud que se acrecienta cuando las promesas se cumplen y El anuncio
de la buena nueva produce alegría en el corazón; la esperanza y la alegría caminan juntas.
No se da la una sin la otra porque la esperanza nos hace vivir alegres en medio de las
dificultades, tristezas y temores de la vida.
Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la experiencia del
gran anuncio. Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor. No te
mutila, no te quita nada, sino que te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor manera

Abramos el corazón
La libertad es fruto de la compasión y la compasión es el fruto del amor, que nos ayuda a
reconocer que el otro no es un objeto de mi propiedad sino mi hermano.
¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás, poseyendo a
otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente te hará feliz.
¿Buscas intensidad? No la vivirás acumulando objetos, gastando dinero, corriendo
desesperado detrás de cosas de este mundo. Llegará de una forma mucho más bella y
satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo, pues, todo corazón que se ofrece al
Espíritu Santo cambia las ofensas, los rencores y las heridas por compasión.

Caminemos en verdad y justicia


Devolver la vista a los ciegos es ayudar a encontrar la verdad, es darla a conocer y la justicia
es la armonía entre las partes. Destapemos la venda que nos impide reconocer la verdad,
qué es el Cristo “yo soy el camino, la verdad y la vida”
¡Enamórate! de Jesús (o déjate enamorar), porque «nada puede importar más que
encontrarlo. Enamórate de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te
enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo.

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